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martes, 4 de abril de 2023

abril 04, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 84

Capítulo 84. Extraño Sueño (1)

La noche se había ido. Annette levantó sus párpados, que sentía más pesados que de costumbre. Entraba por la ventana la resplandeciente luz del sol. Parecía que se había despertado casi al mediodía. Lo cual no fue sorprendente. Cuando tenía relaciones s3xuales con Raphael, se le dificultaba levantarse temprano.

Annette se puso en pie. No, intentó hacerlo. Los robustos brazos de Raphael la rodeaban con fuerza. La línea de su mandíbula que tocaba su frente, se sentía un poco áspera. Era como si le hubiera crecido un poco la barba durante toda la noche. La expresión de Annette se llenó de desconcierto mientras miraba su rostro.

'¿Por qué demonios este hombre es así?'

Fue Raphael quien siempre mantuvo la distancia en sus dos relaciones. Probablemente no fue por afecto que se aferró a ella con tanta insistencia anoche. Seguro fue porque creía que otro hombre tenía interés en sus posesiones.

Sería desgastante para su corazón dejarse influenciar por este tipo de comportamiento. Lo mejor sería marcharse a Osland lo antes posible, antes de que desarrollara apego por Raphael en estas circunstancias. Para ello, debía deshacerse rápidamente de la falsa acusación, así que necesitaba encontrar al verdadero criminal.

Annette se levantó apartando sus extremidades. Raphael frunció el ceño, pero no se despertó. Annette se preguntó qué pasaría si Raphael se despertara. Salió de la cama donde permanecía todavía su temperatura corporal.

En el momento en que puso los pies en el suelo, su mirada se mareó extrañamente. Su aliento estaba caliente. Sentía un escozor en la garganta, como si tuviera un resfriado. Quizás se debía a que se durmió en el viento frío del balcón.

Por supuesto, también pudo influir la intensa actividad a la que fue sometida su cuerpo después. Se avergonzó cuando recordó los sucesos de anoche.

Annette se dirigió a la mesa. Afortunadamente, había una bata sobre la silla. Después de colocarse la gruesa bata, se dirigió al piso de abajo. Parecía que había llegado el momento de confiar en las capacidades de la doctora recién contratada.

Y como esperaba, la doctora era tan competente como recordaba.

"Estás resfriada."

Sus amígdalas sobre todo estaban hinchadas. Le dolía la garganta como si tuviera pequeños fragmentos de cristal en ella. La expresión de Eucaly se oscureció cuando midió la temperatura de Annette. La fiebre era mucho más alta de lo que esperaba.

"Te recetaré antipiréticos para bajar la fiebre. Por favor, mantente abrigada hoy y duerme temprano. Bebe tanta agua como sea posible."

"Gracias, Eucaly."

"Si te parece bien, puedo darte una medicina que ayude a restaurar tu energía. Si lo tomas constantemente, estarás mucho más fuerte."

"Te lo agradecería. Por favor, hazlo."

Cuando Eucaly se marchó para buscar la medicina, Annette se quedó sola en el sofá del salón. Se recostó con los ojos cerrados. Eucaly le dijo que se durmiera temprano, pero ahora Raphael está acostado en su habitación. Si se acostara a su lado ahora, su cuerpo estaría caliente, pero su corazón estaría frío.

Pero tampoco quería usar la habitación de Raphael aunque estuviera desocupada. Ella se preguntó a dónde debería ir a descansar. En el momento en que Annette se pasó la mano por el cabello preocupada, se asustó por la calentura de su frente. 

Tap-tap

En ese momento, una sirvienta se acercó a ella para decirle algo. Annette puso una cara de desconcierto al escuchar sus palabras.

"¿Un visitante? Pero no recibí ninguna notificación..."

Para visitar las residencias de otros nobles, habitualmente se enviaba una 'solicitud de visita' con antelación. Se indicaba que visitarían en determinado momento para algún asunto en concreto. La visita se llevaría a cabo si la cabeza de la familia respondía concediendo el permiso, de lo contrario no era posible. Este protocolo formaba parte de la etiqueta básica de visitas en la sociedad aristocrática de Deltium.

Por supuesto, si ellos tenían una relación cercana, no habría necesidad de tal protocolo. Pero pocas personas eran lo suficientemente cercanas a Annette como para obviarlo. ¿Quién demonios la visitaría de esta forma descortés? Annette preguntó ligeramente aturdida por la fiebre.

"Entonces, ¿Quién es el visitante?"

"Bueno... estoy segura que es alguien de la nobleza, pero no ha revelado a qué familia pertenece. Le gustaría tener una conversación privada contigo. Me dijo que probablemente… aceptarías si te mostraba esto."

Los ojos de Annette se agrandaron al mirar el artículo que la sirvienta sacó. Eran un par de guantes ordinarios que se podían vender en cualquier sitio. Lo único inusual eran las marcas en el guante, como si alguien lo hubiera mordido.
abril 04, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 83

Capítulo 83. Nuestro Deber (3)

Ahora estaban cara a cara. Annette lo abrazó por reflejo. Después de colocarla encima de su cuerpo, Raphael volvió a introducir su virilidad en su agujero. Annette se estremeció. Sintió que su virilidad llegó aún más profundo probablemente debido a su posición. Fue como si la pen3traran verticalmente con una enorme estaca.

"¡Ah... está muy dura...!"

"¿Qué pasa? No debería dolerte. Te estimulé bastante para que se expandiera."

Después de decir eso, Raphael la amenazó diciéndole que se aseguraría de que no volviera a pensar en ningún otro hombre. En el momento en que escuchó esas palabras posesivas, un escalofrío se produjo a lo largo de la columna vertebral. Entonces su cuerpo comenzó a balancearse salvajemente hacia arriba y hacia abajo.

Parecía que su virilidad partiría su cuerpo. Como estaban en posición vertical, su virilidad frotaba hasta los más profundo de su interior, provocándole una sensación enloquecedora.

Annette se aferraba a sus hombros sollozando. Ni siquiera tenías fuerzas suficientes para gritar. Temía que su entrepierna se convirtiera en papilla.

Pero cuanto más Annette se aferraba a Raphael, eso sólo alimentaba su excitación. Raphael agarró su cintura y la empujó hacia abajo. Fue un movimiento bastante lujurioso. Parecía que incluso quería meter sus dos bolas ardientes dentro de Annette.

"Incluso estabas cubierta por el aroma de otro hombre. ¿Eh? No le has mostrado esta cara c@chonda a nadie más, ¿Verdad?"

Las grandes manos de Raphael agarraron su cara para levantarla. Annette respiraba con dificultad mientras lo miraba con su rostro enrojecido. Su rostro exc!tado se reveló bajo la luz, pero no pudo evitarlo. Su rostro con los ojos humedecidos, era tan excitante que sentía que iba a ey@cular sólo con mirarlo.

"¿Se siente bien? Estás moviendo la cintura."

Metió su mano a través de su vientre para frotar el cl!toris de Annette. Ella no podía soportar el intenso pl@cer que se extendió por su cuerpo. Pero no había escapatoria ahora que ella estaba encima de su cuerpo.

Siguió pen3trándola sin piedad, aumentando la sensación de pl@cer. Resonaban los golpes que se producían cada vez que sus pieles chocaban. En ocasiones cuando ella experimentaba un leve orgasmo, sus ojos se quedaban en blanco.

"Tus entrañas aprietan mi virilidad. Qué bien. Annette."

Sus gemidos ahogados, que  entraron en su oído, sacudieron su mente. Raphael agarró su s3no con fuerza, sus dedos callosos pellizcaron su suave p3zón. Su tacto se sentía áspero. Pero su cuerpo caliente aceptó incluso eso como pl@centero. Raphael se metió el s3no a su boca. Su lengua estimuló su p3zon de forma obsc3na.

"Tu s3no sabe muy bien."

Raphael se lamió sus labios húmedos. Ella odio sus labios porque solo dijeron palabras lascivas. Annette bajó la cabeza llorando. Lo besó para sellar sus labios. En el momento en que se besaron, su virilidad se agrandó aún más en su interior.

Apretó con tanta fuerza su tr@sero, que le dejó las marcas de sus manos. También aumentó la fuerza de la pen3tración.  En ese momento, ella experimentó un cl!max tan intenso, que sintió como si su cuerpo flotara.

"¡Ahh!"

Annette gimió con lágrimas en los ojos. Raphael se tragó las lágrimas que fluyeron hacia su boca. Sus estrechas paredes v@ginales apretaron la virilidad de Raphael.

'Quiero estar con ella para siempre'.

Raphael la besó en la frente, las comisuras de los ojos y las mejillas. Sus ojos brillaban con intensa pasión y obsesión. Todavía le disgustaba el sutil aroma de otro hombre que permanecía detrás de los hombros de ella.

Pero Annette era una mujer virtuosa que no le abriría las piernas a otro hombre. Raphael confiaba más en Annette de lo que ella pensaba. Sin embargo, se sentía disgustado. Porque otro hombre estuvo tan cerca de ella como para impregnarle su aroma.

Raphael no creía las palabras de Annette sobre que estaba probando nuevos perfumes. Pero realmente no importaba. Porque pretendía cubrir el perfume o lo que fuera, con su propio olor corporal. Eyacularía en su interior hasta que supiera que le pertenecía.

No sabía a qué se debía esta intensa posesividad que sentía ahora. Se enfadaba cada vez que Annette intentaba apartarlo con sus hermosas manos. Como ella había dicho, él quería un matrimonio formal donde ambos cumplieran sus obligaciones. Pero, ¿por qué su corazón se desplomó en el momento en que Annette dijo eso?

Raphael la acostó en la cama. Y se acomodó entre las piernas blancas aún temblorosos. La noche acababa de empezar. 

sábado, 1 de abril de 2023

abril 01, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 470

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 470. Aunque Sólo Crucemos Miradas (1)


"¡Su Majestad, Su Majestad! ¿Lo ha oído?"

Después de que mi padre y mi madre se marcharon al Imperio Oriental, yo intentaba en vano calentar mi corazón roto llenándome de comida caliente. Mastas irrumpió en mi habitación, radiante.

"¿Recuerda que la santa dijo que el Emperador Heinley debía inclinarse ante Su Majestad en agradecimiento tres veces al día? Bueno, ¡la historia se está extendiendo!"

"Eso no es del todo correcto."

"Los rumores siempre cambian un poco. De todos modos, es de lo que se habla en la ciudad. Anoté todo lo que oí cuando venía hacia aquí. Le leeré lo más impresionante."

Mastas sacó una nota del bolsillo de su abrigo.

"¡Alguien tan respetable en el Imperio Oriental como Su Majestad Navier jamás traería aquí un baño de sangre de la nada! Cuando alguien cambia de repente, ¡hay que culpar a su nuevo entorno!"

Aunque la leyó como un niño a su profesor de etiqueta, el contenido era vergonzoso.

"Para que lo sepa, fue un guardia de la muralla oeste quien dijo esto. Lo iba a reportar porque estaba holgazaneando, pero después de oír esto, lo dejé en paz."

No me reuní con la santa para iniciar rumores como este. Lo hice porque pensé que las personas se molestarían si no lo hacía.

Aun así, me sentí agradecida que se extendieran rumores inesperadamente buenos. Sin embargo, me preguntaba si eso daría a Heinley una reputación extraña. Comí una galleta para disimular mi malestar.

Las cosas seguían siendo incómodas. Pero algo en la expresión de Mastas, tan radiante como el sol, le pareció inusual a la Condesa Jubel.

"Mastas, ¿hay más rumores aparte de ese?"

"¿Qué?"

Los ojos de Mastas se abrieron como platos. La Condesa se puso la mano en la barbilla y la miró fijamente.

"Esa no es la cara de alguien feliz por un simple rumor, ¿verdad?"

"Lo es."

"¿En serio?"

La Condesa Jubel levantó una ceja, pero Mastas lo negó. Sin embargo, después de que la Condesa se marchó, Mastas me confesó inmediatamente.

"Um, ¿Su Majestad? En realidad, Lord Koshar me dio una nueva respuesta."

Debió gustarle lo que decía. Por eso su cara estaba resplandeciente. Tenía algo que decirle sobre ese tema, así que me sentí aliviada de que ella lo hubiera mencionado primero.

"Debo pedirte disculpas. Me di cuenta demasiado tarde de que había intercambiado las notas."

"No pasa nada."

Mastas se rascó la oreja, esbozando una mueca avergonzada.

"Me gustó bastante la nueva respuesta... Lord Koshar dijo que escribió la primera respuesta porque la carta que recibió originalmente era muy vergonzosa. Está arrepentido y quiere invitarme a comer."

"Eso es genial."

Mantuve una sonrisa superficial todo el tiempo, pero en cuanto Mastas se marchó, me cubrí la cara y me tumbé en el sofá. Mis piernas perdieron fuerza y el corazón me latía con fuerza.

Ayer, a duras penas había conseguido reprimir la ansiedad que se había disparado tras ver la reacción de Koshar.

Ahora se había reavivado. ¿La carta original era vergonzosa? ¿Qué decía exactamente? ¿Quién la escribió? Tenía curiosidad, pero al mismo tiempo no quería saberlo.

***

Como le había dicho su padre, el Duque Elgy salió para reunirse con el Rey. El Rey, al que hacía tiempo que no veía, parecía furioso. Por supuesto, el Rey solía estar enfadado con él.

"¿Qué demonios has estado haciendo?"

Gritó en cuanto el Duque Elgy se acercó.

Elgy no tuvo tiempo de saludar ni de dar explicaciones.

"¡Esto ha ido demasiado lejos! ¡Tú y yo sabemos que no lo has hecho por amor!"

El Rey se levantó como un rayo, incapaz de contener su rabia.

"Esta vez sí que te has pasado de la raya. Si no paras, Elgy, no tendré más remedio que cortarte el grifo. A ti y a tu padre también."

Elgy ni siquiera pestañeó.

"Si está preparado para derribar a su oponente, debería prepararse para caer usted también."

"¡Mocoso...!"

El rostro del rey se tornó rojo de ira. Se agarró la nuca. Desde el fondo de su corazón, el rey quería empujar a Elgy por un precipicio.

No obstante, Elgy se limitó a permanecer de pie con una sonrisa despreciable, echando una mirada a un rincón de la sala de reuniones. Uno de los secretarios del Emperador Sovieshu estaba allí, mirándole fríamente. Sus miradas se cruzaron, pero ninguno de los dos se saludó.

Una vez que el rey consiguió calmarse a duras penas, volvió a sentarse en su trono.

"Duque Elgy, informe inmediatamente a la alianza que renunciará al puerto."

Elgy se quedó mirándole en silencio.

"Este no es momento de actuar con terquedad. Se reveló que la Emperatriz Rashta nació como esclava, por lo que su ascenso a la posición de emperatriz será anulado. Cualquier acuerdo que haya hecho como emperatriz también será anulado. ¿Por qué no lo dejas pasar?"

Al ver que Elgy no reaccionaba, el rey se levantó y se le acercó.

"No hagas nada que perjudique al país. Haz lo que quieras para deshonrar tu propio honor o arruinar tu propia vida, pero no dañes al país."

El rey levantó la mano y palmeó a Elgy en la mejilla.

"La razón por la que puedes pasearte con tanta arrogancia por otros países es porque este país es próspero. No seas tan tonto como para destruir el suelo que pisas."

Tras su breve visita al rey, la Princesa Sirim siguió al Duque Elgy fuera del palacio. Había estado esperando a propósito en el vestíbulo para acercarse a él.

"¿Todavía con lo mismo?"

Preguntó la Princesa Sirim al alcanzarle.

"¿Quién se beneficiará de tu venganza? Nadie gana aquí. Ni siquiera tú. ¿Cuánto tiempo crees que hará la vista gorda a tus hazañas?"

El Duque Elgy siguió caminando en silencio, pero la Princesa Sirim se mantuvo a su lado.

"No molestamos a los que ya llevan vidas problemáticas, mientras no nos hagan daño. Por favor, deja de hacerte daño. Piensa en tu labor."

Los pasos del duque se detuvieron de repente. La princesa hizo lo mismo.

"Mi querida hermana..."

El Duque Elgy sonrió levemente mientras miraba a la Princesa Sirim.

Ella sonrió en respuesta. Pero antes de que pudiera abrir la boca, se acercó un hombre vestido con uniforme blanco.

"Vaya. ¿Estás ocupado?"

Preguntó el hombre. Era Ángel, el comandante con cara de zorro de la 4ª División de los Caballeros Transnacionales.

"Hablemos luego."

La Princesa Sirim dio unas palmaditas al Duque Elgy en la espalda, y acto seguido se retiró.

"Oh, ¿le interrumpí? Soy Ángel, Comandante de la 4ª División de los Caballeros Transnacionales de la Alianza del Continente Wol."

El Duque Elgy le aseguró que no había interrumpido y le preguntó el motivo de su visita. Ángel echó un vistazo a la espalda de la Princesa Sirim, que se marchaba, luego sonrió.

"Encontré divertida la queja que presentó a la Alianza del Continente Wol. Estoy aquí para investigar algunas cosas relacionadas con usted."

El Duque Elgy frunció el ceño.

"¿Qué cosas?"

"El contrato que enviaste no mencionaba nada sobre cómo pagaste el puerto. ¿Qué diste a cambio?"

"Mi cuerpo."

"Ah... Tu cuerpo."

Ángel parpadeó.

viernes, 31 de marzo de 2023

marzo 31, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 82

Capítulo 82. Nuestro Deber (2)

"Hmm... No frotes ahí... ¡Ahh!"

Los movimientos de sus dedos fueron contundentes. Cada vez que introducía sus dedos o frotaba su cl!t0ris, sus paredes v@g!nales se contraían. Sentir los gruesos nudillos de sus dedos en su interior, le provocaba un cosquilleo. El calor de su cuerpo aumentó. Sus p3zones se pusieron rígidos. Se estaba quedando sin aliento.

Raphael se lamió los labios al sentir que sus paredes v@ginales se contraían. El interior de Annette estaba caliente, pero sobre todo, se pegaba a sus dedos. Quería meter su virilidad en ese hambriento agujero de inmediato. Pero aún no era el momento. 

"Tu cintura está temblando. Todavía tengo más trabajo que hacer, así que quédate quieta."

Le dijo un poco disgustado. Los ojos de Annette se enrojecieron de vergüenza ante sus vulgares palabras. Las lágrimas que brotaron de sus ojos, comenzaron a fluir por sus mejillas. Raphael se movió para lamer sus lágrimas. Lo hizo con tanta intensidad que parecía que se comería su rostro.

Hubiera sido bueno que su saliva fuera venenosa. En ese caso, cegaría sus hermosos ojos para que no pudiera mirar a ningún otro hombre.

Annette estaba tan nerviosa que no se dio cuenta de la mirada posesiva de Raphael. Pero ella apartó la cara, algo temerosa de que su lengua le lamiera los ojos. Entonces, Raphael retiró abruptamente sus dedos e introdujo su virilidad en su estrecho agujero. Annette gritó.

"Ahh! Des, despacio..."

"Eso es lo que dice tu boca, pero tu interior se contrae. Estás empapada."

Raphael empujó su virilidad hasta el fondo con una sonrisa. Su estómago le dolía debido a que su gran virilidad. Annette se acarició el bajo vientre. Tenía miedo que su cuerpo fuera a explotar si la situación se prolongaba. Raphael apretó los dientes al ver su acción.

"Te he dicho que no me provocaras".

"¡¡Ahh!! ¡¡Hmm!!"

Su virilidad entraba como si estuviera golpeando su interior, luego se deslizaba hacia afuera rozando sus paredes v@g!nales. Una oleada de placer se apoderó de ella, encendiendo su lujuria en la sangre. Annette abrió las piernas de par en par mientras jadeaba.

De inmediato los movimientos de Raphael se volvieron bruscos, provocando que ella se meciera como una ola. Una sensación de hormigueo se extendió por su cuerpo. La respiración de ella se entrecortaba con cada pen3tración.

"Estás impregnada del aroma de otro hombre… Parece que no estás satisfecha."

El hombre la acusó mientras la pen3traba. Annette negó con la cabeza entre lágrimas. Fue un gesto patético, pero sólo provocó más a la bestia.

Raphael frotó sus mejillas contra su cuello. Después lo lamió de forma insistente. Fue como si quisiera cubrir el aroma del otro hombre con su propio olor corporal.

Cuando bajó la cabeza, se volvió más intensa la sensación de pen3tración. Ella se estaba sofocando. Annette echó su cadera hacia atrás ante el ataque incesante de su virilidad.

Raphael gruñó inmediatamente. Agarró fuertemente su tr@sero e introdujo su virilidad hasta lo más profundo. Fue un movimiento agresivo, como si la castigara por retroceder un poco.

"¡¡Ahh!!"

Los ojos llorosos de Annette se agrandaron. Entonces Raphael bajó la cabeza para comerse sus labios. Su lengua caliente recorrió su boca, saboreando cada centímetro de la misma. Tanto arriba como abajo, ella se sentía siendo conquistada por él.

Raphael, que separó sus labios, comenzó a mover su cintura con ímpetu. La pen3tración se volvió aún más brusca. Ahora su virilidad se introducía con la fuerza de un martillazo. 

La estimulación que sentía fue impresionante. Le pareció que su interior estaba ardiendo debido al frote de su gl@nde. Pronto algo explotó. Su emocionante hormigueante orgasmo se extendió por sus temblorosas paredes v@g!nales.

"¡Hmm! ¡¡¡Ahhh...!!!"

Lágrimas fluyeron entre las pestañas de Annette que cerró los ojos con fuerza. Raphael, que besó su frente sudorosa, apretó los dientes para contener su ey@culación. Se sintió cautivado por su hermoso rostro que rebosaba de pl@cer. Annette temblaba impotente bajo sus ojos que parecían devorarla por completo.

Raphael apoyó su espalda en el respaldo de la cama, luego puso sobre él, el cuerpo de Annette todavía ligeramente espástico. Introdujo sin vacilar su virilidad en su cavidad.

"Todavía no he terminado."
marzo 31, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 81

Capítulo 81. Nuestro Deber (1)

Annette no respondió. Intentó devolverle la mirada, pero no pudo porque Raphael la tenía estrechamente abrazada. Cuando levantó la mirada apenas pudo mirar su barbilla. Sus labios rojos situados más arriba de su mandíbula desprendían un atractivo varonil. 

Raphael besó la cabeza de Annette, luego le mordió el lóbulo de su oreja. Por un momento sus labios se torcieron como si estuviera a punto de llorar.

"¿Qué voy a hacer contigo, Annette?"

Un suspiro caliente se escapó entre sus labios, causándole cosquillas en la frente. Su voz parecía triste, pero probablemente era sólo su imaginación. Ella bajó la mirada. Entonces habló con una sonrisa tan superficial como si estuviera interactuando en un evento social.

"¿Por qué de repente actúas de esta manera? De todos modos, ni siquiera te gusto. Tenemos una relación donde solo debemos cumplir con nuestros deberes. ¿No es esta la vida matrimonial que quieres?"

La hermosa voz de Annette sólo recitó frías palabras. Raphael, que escuchó en silencio, la abrazó un poco más fuerte. Sentía como si ella estuviera demasiado lejos, aunque estaba en su pecho. Había una sensación de distanciamiento. Raphael bajó la cabeza para besar su pálido cuello. Su acción tenía una clara intención.

"Tienes razón. Cumplamos nuestro deber el uno con el otro."

Annette apartó por el hombro a Raphael con el ceño fruncido. Pero Raphael agarró su delgada muñeca y extendió su otra mano para agarrarle la barbilla. Sus brillantes ojos azules, que estaban enrojecidos debido al alcohol, contenían tristeza en lugar de lujuria.

"No me apartes así. Cada vez que lo haces... siento que realmente me volveré loco."

La voz de Raphael para sus oídos sonó como el grito de un animal herido. En el momento en que escuchó sus palabras, los brazos de Annette se relajaron. El hecho de que Raphael pareciera un poco afligido, suavizó su actitud.

Entonces, la levantó por la cintura, para dirigirse a la habitación. Tan pronto como puso su cuerpo en la cama, sus labios se abalanzaron hacia Annette como una atadura. Fue un beso apasionado del que no pudo resistirse.

Annette quiso empujarlo varias veces, pero finalmente cerró los ojos entre sus brazos. Ella no entendía como podía hacer esto si no le gustaba. Pero no tenía sentido preguntarle de nuevo en este momento.

Raphael le quitó el camisón. El aire frío de la noche acarició su cuerpo d3snudo. Abrió sus piernas bruscamente. Annette se mordió el labio con vergüenza, porque su zona ínt!ma quedó expuesta claramente por la luz de la lámpara de aceite. Pero Raphael no tuvo piedad. Metió sus dedos entre sus piernas.

"¡Ahh!"

Un breve gemido de dolor salió de la boca de Annette. Sus paredes v@g!nales aún no húmedas mordieron sus dedos. El impaciente Raphael retiró sus dedos. Cuando se inclinó hacia su entrepierna, ella pudo sentir su aliento en su punto sensible. Pronto sus labios cubrieron su cl!t0ris. Ella se sobresaltaba cada vez que la punta flexible de su lengua le lamía el cl!t0ris. Habló con sus ojos siendo consumidos por el pl@cer.

"¡Ahh! No me gusta. No lo hagas."

Annette agarró su cabeza mientras sus piernas temblaban. Sus dedos blancos se entrelazaron en el cabello negro tan oscuro como la noche. A diferencia de su mente cerrada, su cuerpo reaccionó con franqueza al pl@cer. Raphael devoró su v@g!na llena de néctar como un animal salvaje.

Sus suaves labios rozaron sus labios como pétalos hasta que introdujo su lengua en su cavidad. Un sonido húmedo resonaba en la habitación cada vez que su lengua entraba y salía. Toda su entrepierna estaba mojada. Su mente comenzó a tambalearse.

Como la entrada estaba húmeda, Raphael introdujo dos dedos. Annette contuvo sus gemidos, mientras intentaba las sensaciones pl@centeras que estaba experimentando. Sus paredes v@g!nales estaban tan apretadas que al principio fue un poco difícil introducirlos, pero poco a poco se fue suavizando. Sus dedos también frotaron su punto débil.

Annette sintió que el calor se extendía en su interior como si hubiera bebido alcohol. Había llegado el momento de hacer arder la llama del deseo.

jueves, 30 de marzo de 2023

marzo 30, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 469

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 469. Fuiste Tú (2)



"Ha sido genial que papá se quedara aquí con nosotros. Es una pena que tenga que volver a casa."

Expresó mi hermano, a lo que mi madre suspiró,

"Ha estado ausente mucho tiempo. Es probable que nuestra gente esté preocupada, preguntándose dónde está el Duque." 

"Eso es porque padre es un buen gobernante."

Yo respondí. Siempre que comíamos juntos, papá hablaba de su territorio. Mi padre quería a su gente tanto como a mí. Cada vez que se ausentaba por un largo período de tiempo, se preocupaba. 

Sabiendo esto, sólo unas pocas veces expresé mi tristeza por su partida. Ya estaba enormemente agradecida con mis padres por haber permanecido tanto tiempo en el Imperio Occidental.

"¿Te quedarás, madre?"

"Tengo que ocuparme de unos asuntos, así que yo también me iré, Navier."

Me esforcé por disimular mi desilusión.

 "Ah... Ya veo."

Mi madre me miró la barriga y sonrió con dulzura. Ya se me notaba, pero normalmente no era visible, dado que llevaba una falda holgada. Aun así, mi madre miró como si pudiera imaginarse mi vientre abultado e incluso el bebé que llevaba dentro.

"Es mejor que nos vayamos ahora para poder volver antes de que nazca nuestro nieto."

"Lo sé." 

"¿No es difícil?"

Mi madre murmuró con voz preocupada. Colocó cuidadosamente su mano sobre mi barriga.

"Creo que sobresale más que la mía en esta etapa..."

"A menudo tengo las manos y los pies entumecidos."

A veces, Heinley me masajeaba las manos, los pies y las piernas. Pero la mayoría de las veces se iba a recuperar piedras de maná. 

Preocupada, mi madre me dio algunos consejos con expresión seria. Pero mientras mi madre y yo hablábamos, oímos la voz de mi padre. 

"¿Estás enfermo, Koshar?"

Detuvimos nuestra conversación y nos quedamos mirando a Koshar. Me di cuenta de que realmente no tenía buen semblante. 

"No." 

Sacudió la cabeza, pero era evidente que mentía. Me imaginaba la verdadera razón de su mal semblante.

No estaba enfermo. ¿Qué decía la carta? Estaba bien antes, mientras me esperaba fuera. Mi sospecha después de la cena terminó.

"¿No tienes una respuesta para la Señorita Mastas?"

Koshar se enderezó de inmediato y me miró fijamente, como si hubiera dicho algo fuera de lugar.

 "No."

¿De verdad Mastas había enviado una nota tan preocupante? 

Después de la cena, fui a mi oficina. Mi hermano, que había dicho que no tenía respuesta, vino a darme una carta pulcramente doblada.

"Dale esto a la Señorita Mastas de mi parte."

Mi sospecha era cierta. 

"Dijiste que no tenías una respuesta."

"Pensé que sería lo mejor en ese momento. Podría haber habido un malentendido."

"¿Un malentendido? ¿Cómo?"

"No puedo decírtelo. Podría ser descortés con la Señorita Mastas."

¿Dijo algo tan malo? Su reacción me hizo sentir aún más curiosidad por lo que decía la carta. Pero entregué su respuesta directamente a Mastas. 

Mastas era un manojo de nervios mientras la aceptaba. Parecía muy ansiosa. Incluso le temblaban las manos. 

Contuve mi curiosidad. Si ella quería que yo supiera lo que decía su respuesta, me lo diría. Es verdad. No debería estar pensando en cartas entre Mastas y Koshar. Debería estar concentrándome en la forma de recuperar las piedras de maná sin levantar las sospechas de la 4ª División.

Pero antes de que pudiera dejar de lado mi curiosidad, Mastas terminó de leer la carta. Su cabeza se inclinó y su expresión se volvió sombría. 

"¿Mastas? ¿Qué ocurre?"

Me le acerqué preocupada, pero Mastas se frotó los ojos, murmuró que estaba bien y huyó rápidamente. 

En ese momento, Laura apareció con galletas que Rivetti y ella habían horneado. Sus ojos se abrieron bruscamente cuando Mastas pasó corriendo a su lado.

"¿Qué le pasa, Su Majestad?"

"No lo sé." 

***

Mastas no volvió, ni siquiera mientras comíamos las galletas. Apareció horas más tarde, pero tenía los párpados hinchados. 

Ni siquiera la entusiasta Condesa Jubel especuló sobre lo que podría haber pasado. El día transcurrió como de costumbre, a pesar de nuestro desconcierto. Volví a mi habitación para darme un baño y quitarme la ropa. 

De repente, oí a Rose exclamar mientras sostenía mi capa, 

"¿Ah? Su Majestad, esto estaba en su bolsillo."

Me entregó una nota rosa claro.

Esta nota... Mis ojos se abrieron de par en par. ¿No era esta la nota que Mastas me dio para Koshar? Parece la misma, pero estaba segura de que se la había dado. Incluso él escribió una respuesta. Entonces, ¿qué es esto? 

"¿Su Majestad?"

"Está bien, gracias."

Me apresuré a entrar en el baño, llevándome la nota. Le dije a Rose que me diera quince minutos antes de dejar entrar a las sirvientas y cerré la puerta. Sentada en el borde de la bañera, desdoblé la nota. Apareció una pulcra caligrafía. 

— Cada vez que paso a su lado me preocupa que se derrumbe, Lord Koshar. Si alguna vez necesita fuerzas, llámeme. Si alguna vez tiene miedo de ir a algún sitio, no dude en pedirme que le acompañe. Yo le protegeré. Estoy tan preocupada de que te caigas por las escaleras que no puedo concentrarme. 

"Oh Dios mío..."

No podía creer que a Mastas le preocupara que Koshar se cayera. ¿No que hiciera caer a otros? 

No, eso no era lo importante. Lo que importaba era que esta carta era para Koshar. ¿Y qué le di? ¿Qué respondió? ¿Algo que yo escribí? No recordaba haber escrito ninguna nota ni haber guardado nada en mi bolsillo. 

En cualquier caso, había cometido un error. Tenía que corregirlo de inmediato. Salí del baño sin quitarme la bata. 

"¡Oh! ¿No va a tomar un baño?"

Rose preguntó, sobresaltada. Después de pedirle que llamara a mi hermano, pedí a la Condesa Jubel que me ayudara a vestir. Poco después, Koshar apareció con una expresión desconcertada.

"¿Me buscabas, Navier?"

Pedí a las damas de compañía que se marcharan, luego le extendí la verdadera carta de Mastas. 

"Toma."

"¿Qué es?"

"Debo haberme equivocado. Esto es lo que la Señorita Mastas me pidió que le entregara. La nota que te di anteriormente era... otra cosa."

Koshar parpadeó varias veces. Por alguna razón, su rostro palideció aún más. Su boca se entreabrió. Me miró fijamente, aturdido, luego se puso las dos manos en las mejillas. 

"¿Koshar? ¿Qué te pasa?"

"Entonces eso significa que tu palmeaste..." 

¿De qué está hablando?  Le miré con el ceño fruncido.

Rápidamente se recompuso y sacudió la cabeza. Eso me hizo sospechar más, pero de momento mantuve la mano extendida.

"Toma esta carta y escribe una nueva respuesta a Mastas. Por mi parte... me disculparé con ella. Es culpa mía. También devuélveme la otra nota. Debe ser mía."

 "Tiré esa nota, Navier." 

"¿La botaste?" 

"La perdí."

¿La perdió...? Algo no está bien. ¿Qué le pasa? ¿Qué decía exactamente? Hablé con el ceño fruncido, 

"Entonces dime qué decía. Lo recuerdas, ¿cierto?" 

"Lo olvidé. No me acuerdo."

Mintió escandalosamente. Luego salió corriendo, gritando que escribiría otra respuesta a Mastas y se la entregaría él mismo. No sólo corrió. Saltó por encima del sofá como si fuera una barrera enemiga. 

La puerta se cerró de golpe. Ahora sí que me inquieté. ¿Qué demonios decía?

***

miércoles, 29 de marzo de 2023

marzo 29, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 80

Capítulo 80. Perfume (2)


Annette esperó un momento. Creía que Railin iba a salir diciendo, 'Oh, te has dado cuenta'. Sin embargo, Railin nunca apareció. Parecía que se había marchado porque ella estaba durmiendo. En cualquier caso, fue una intrusión indebida. Pero ni siquiera podía preguntarle sobre los motivos de su visita porque no estaba aquí.

Ella observó avergonzada su abrigo. Parecía una prenda costosa, por lo que sería mejor lavarlo antes de devolverlo. Se estaba acostumbrado a hacer tratos con el fiable Railin. Era más competente de lo que ella había pensado. Por lo tanto, estaba considerando contarle sobre la incriminación falsa, para solicitar su ayuda. Parecía que sería lo mejor.

'No, no puedo precipitarme. Debo pensarlo más detenidamente'

Ella entró en la habitación, después de tranquilizar su mente. Se puso un cálido chal, que la hacía sentir mucho más a gusto. Era tarde para cenar, pero tenía bastante hambre. Se había quedado demasiado tiempo dormida en el balcón.

Annette bajó las escaleras con la intención de comer algo rápido. Pero no fue un buen momento. Fue porque cuando estaba cerca de la puerta principal, se topó con Raphael que acababa de regresar a casa. Annette sintió una punzada de dolor al recordar la última conversación que tuvo con él.

 —¿Te gusto al menos un poco?

Raphael se fue sin responder esa pregunta. La soledad que experimentó en ese momento fue tan terriblemente amarga. Así que Annette decidió pasar por delante de él. Ella pudo sentir su respiración tocando el lado de su cara.

'Huele a alcohol'.

Parecía que Raphael había vuelto a salir para beber en alguna parte. En su vida anterior bebía casi todos los días como si fuera un alcohólico. Era porque no podía dormir de otra manera. Pero en esta vida bebía poco porque Annette lo dormía con su habilidad. Excepto en los días como hoy.

Sin embargo, Annette no pudo continuar su camino. De repente Raphael la haló por el brazo. Los fríos ojos de Raphael se estrecharon con ira.

"Estás impregnada del olor de otro hombre."

Ella se giró hacia él mientras le agarraba el brazo. Raphael se acercó a ella, agarró sus hombros e inclinó la cabeza. Pasó su nariz por el cabello de Annette, detrás de sus orejas, su cuello, su clavícula… olía algo desconocido. Ella podía oler su fuerte aliento a whisky.

Annette intentó retroceder por reflejo. De todos modos, se sentía agobiante estar tan cerca de él, porque estaban emocionalmente distantes. Pero debido al firme agarre de Raphael, fue imposible alejarse de él. Raphael levantó su barbilla con una mano. 

Finalmente le preguntó con ojos feroces.

"¿Quién fue? ¿Quién te ha tocado? ¡Dime!"

"Nadie. Por favor, suéltame."

Ella respondió en voz baja. Al principió pensó que Raphael estaba armando un escándalo porque estaba borracho. Pero un pensamiento pasó rápidamente por su mente. El abrigo con el que Railin la había cubierto cuando dormía en el balcón. El perfume del abrigo debía haberse impregnado en ella mientras dormía. 

Aún así eso no significaba que podía decirle la verdad a Raphael. No podía revelar la existencia de Railin para mantener oculta su relación con el gremio Secreto. Annette tomó con cuidado la mano de Raphael en su hombro. Le respondió tratando de no molestarlo.

"Estaba probando nuevos perfumes para comprar. Tal vez alguno se me impregnó en ese momento. ¿Quién más que tú podría tocarme? Además, ni siquiera he salido de la mansión. Así que por favor suéltame, Raphael. Me duele."

Raphael siempre ha sido vulnerable cuando ella mencionaba el dolor. Sus manos se relajaron de inmediato cuando esa palabra salió de su boca. Ella aprovechó la oportunidad para escaparse. Cuando consideró que estaba a una distancia segura, giró la cabeza hacia atrás para despedirse brevemente.

"Creo que estás borracho, así que deberías descansar. Buenas noches, Raphael."

Eso fue todo. Ella volvió a caminar rápidamente para que no pudiera detenerla. Pero antes de que diera tres pasos, una mano la haló desde atrás. Raphael la puso entre su pecho.

"¿Raphael?"

"Mentirosa. Siempre me mientes."