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jueves, 30 de marzo de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 469

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 469. Fuiste Tú (2)



"Ha sido genial que papá se quedara aquí con nosotros. Es una pena que tenga que volver a casa."

Expresó mi hermano, a lo que mi madre suspiró,

"Ha estado ausente mucho tiempo. Es probable que nuestra gente esté preocupada, preguntándose dónde está el Duque." 

"Eso es porque padre es un buen gobernante."

Yo respondí. Siempre que comíamos juntos, papá hablaba de su territorio. Mi padre quería a su gente tanto como a mí. Cada vez que se ausentaba por un largo período de tiempo, se preocupaba. 

Sabiendo esto, sólo unas pocas veces expresé mi tristeza por su partida. Ya estaba enormemente agradecida con mis padres por haber permanecido tanto tiempo en el Imperio Occidental.

"¿Te quedarás, madre?"

"Tengo que ocuparme de unos asuntos, así que yo también me iré, Navier."

Me esforcé por disimular mi desilusión.

 "Ah... Ya veo."

Mi madre me miró la barriga y sonrió con dulzura. Ya se me notaba, pero normalmente no era visible, dado que llevaba una falda holgada. Aun así, mi madre miró como si pudiera imaginarse mi vientre abultado e incluso el bebé que llevaba dentro.

"Es mejor que nos vayamos ahora para poder volver antes de que nazca nuestro nieto."

"Lo sé." 

"¿No es difícil?"

Mi madre murmuró con voz preocupada. Colocó cuidadosamente su mano sobre mi barriga.

"Creo que sobresale más que la mía en esta etapa..."

"A menudo tengo las manos y los pies entumecidos."

A veces, Heinley me masajeaba las manos, los pies y las piernas. Pero la mayoría de las veces se iba a recuperar piedras de maná. 

Preocupada, mi madre me dio algunos consejos con expresión seria. Pero mientras mi madre y yo hablábamos, oímos la voz de mi padre. 

"¿Estás enfermo, Koshar?"

Detuvimos nuestra conversación y nos quedamos mirando a Koshar. Me di cuenta de que realmente no tenía buen semblante. 

"No." 

Sacudió la cabeza, pero era evidente que mentía. Me imaginaba la verdadera razón de su mal semblante.

No estaba enfermo. ¿Qué decía la carta? Estaba bien antes, mientras me esperaba fuera. Mi sospecha después de la cena terminó.

"¿No tienes una respuesta para la Señorita Mastas?"

Koshar se enderezó de inmediato y me miró fijamente, como si hubiera dicho algo fuera de lugar.

 "No."

¿De verdad Mastas había enviado una nota tan preocupante? 

Después de la cena, fui a mi oficina. Mi hermano, que había dicho que no tenía respuesta, vino a darme una carta pulcramente doblada.

"Dale esto a la Señorita Mastas de mi parte."

Mi sospecha era cierta. 

"Dijiste que no tenías una respuesta."

"Pensé que sería lo mejor en ese momento. Podría haber habido un malentendido."

"¿Un malentendido? ¿Cómo?"

"No puedo decírtelo. Podría ser descortés con la Señorita Mastas."

¿Dijo algo tan malo? Su reacción me hizo sentir aún más curiosidad por lo que decía la carta. Pero entregué su respuesta directamente a Mastas. 

Mastas era un manojo de nervios mientras la aceptaba. Parecía muy ansiosa. Incluso le temblaban las manos. 

Contuve mi curiosidad. Si ella quería que yo supiera lo que decía su respuesta, me lo diría. Es verdad. No debería estar pensando en cartas entre Mastas y Koshar. Debería estar concentrándome en la forma de recuperar las piedras de maná sin levantar las sospechas de la 4ª División.

Pero antes de que pudiera dejar de lado mi curiosidad, Mastas terminó de leer la carta. Su cabeza se inclinó y su expresión se volvió sombría. 

"¿Mastas? ¿Qué ocurre?"

Me le acerqué preocupada, pero Mastas se frotó los ojos, murmuró que estaba bien y huyó rápidamente. 

En ese momento, Laura apareció con galletas que Rivetti y ella habían horneado. Sus ojos se abrieron bruscamente cuando Mastas pasó corriendo a su lado.

"¿Qué le pasa, Su Majestad?"

"No lo sé." 

***

Mastas no volvió, ni siquiera mientras comíamos las galletas. Apareció horas más tarde, pero tenía los párpados hinchados. 

Ni siquiera la entusiasta Condesa Jubel especuló sobre lo que podría haber pasado. El día transcurrió como de costumbre, a pesar de nuestro desconcierto. Volví a mi habitación para darme un baño y quitarme la ropa. 

De repente, oí a Rose exclamar mientras sostenía mi capa, 

"¿Ah? Su Majestad, esto estaba en su bolsillo."

Me entregó una nota rosa claro.

Esta nota... Mis ojos se abrieron de par en par. ¿No era esta la nota que Mastas me dio para Koshar? Parece la misma, pero estaba segura de que se la había dado. Incluso él escribió una respuesta. Entonces, ¿qué es esto? 

"¿Su Majestad?"

"Está bien, gracias."

Me apresuré a entrar en el baño, llevándome la nota. Le dije a Rose que me diera quince minutos antes de dejar entrar a las sirvientas y cerré la puerta. Sentada en el borde de la bañera, desdoblé la nota. Apareció una pulcra caligrafía. 

— Cada vez que paso a su lado me preocupa que se derrumbe, Lord Koshar. Si alguna vez necesita fuerzas, llámeme. Si alguna vez tiene miedo de ir a algún sitio, no dude en pedirme que le acompañe. Yo le protegeré. Estoy tan preocupada de que te caigas por las escaleras que no puedo concentrarme. 

"Oh Dios mío..."

No podía creer que a Mastas le preocupara que Koshar se cayera. ¿No que hiciera caer a otros? 

No, eso no era lo importante. Lo que importaba era que esta carta era para Koshar. ¿Y qué le di? ¿Qué respondió? ¿Algo que yo escribí? No recordaba haber escrito ninguna nota ni haber guardado nada en mi bolsillo. 

En cualquier caso, había cometido un error. Tenía que corregirlo de inmediato. Salí del baño sin quitarme la bata. 

"¡Oh! ¿No va a tomar un baño?"

Rose preguntó, sobresaltada. Después de pedirle que llamara a mi hermano, pedí a la Condesa Jubel que me ayudara a vestir. Poco después, Koshar apareció con una expresión desconcertada.

"¿Me buscabas, Navier?"

Pedí a las damas de compañía que se marcharan, luego le extendí la verdadera carta de Mastas. 

"Toma."

"¿Qué es?"

"Debo haberme equivocado. Esto es lo que la Señorita Mastas me pidió que le entregara. La nota que te di anteriormente era... otra cosa."

Koshar parpadeó varias veces. Por alguna razón, su rostro palideció aún más. Su boca se entreabrió. Me miró fijamente, aturdido, luego se puso las dos manos en las mejillas. 

"¿Koshar? ¿Qué te pasa?"

"Entonces eso significa que tu palmeaste..." 

¿De qué está hablando?  Le miré con el ceño fruncido.

Rápidamente se recompuso y sacudió la cabeza. Eso me hizo sospechar más, pero de momento mantuve la mano extendida.

"Toma esta carta y escribe una nueva respuesta a Mastas. Por mi parte... me disculparé con ella. Es culpa mía. También devuélveme la otra nota. Debe ser mía."

 "Tiré esa nota, Navier." 

"¿La botaste?" 

"La perdí."

¿La perdió...? Algo no está bien. ¿Qué le pasa? ¿Qué decía exactamente? Hablé con el ceño fruncido, 

"Entonces dime qué decía. Lo recuerdas, ¿cierto?" 

"Lo olvidé. No me acuerdo."

Mintió escandalosamente. Luego salió corriendo, gritando que escribiría otra respuesta a Mastas y se la entregaría él mismo. No sólo corrió. Saltó por encima del sofá como si fuera una barrera enemiga. 

La puerta se cerró de golpe. Ahora sí que me inquieté. ¿Qué demonios decía?

***