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martes, 4 de abril de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 83

Capítulo 83. Nuestro Deber (3)

Ahora estaban cara a cara. Annette lo abrazó por reflejo. Después de colocarla encima de su cuerpo, Raphael volvió a introducir su virilidad en su agujero. Annette se estremeció. Sintió que su virilidad llegó aún más profundo probablemente debido a su posición. Fue como si la pen3traran verticalmente con una enorme estaca.

"¡Ah... está muy dura...!"

"¿Qué pasa? No debería dolerte. Te estimulé bastante para que se expandiera."

Después de decir eso, Raphael la amenazó diciéndole que se aseguraría de que no volviera a pensar en ningún otro hombre. En el momento en que escuchó esas palabras posesivas, un escalofrío se produjo a lo largo de la columna vertebral. Entonces su cuerpo comenzó a balancearse salvajemente hacia arriba y hacia abajo.

Parecía que su virilidad partiría su cuerpo. Como estaban en posición vertical, su virilidad frotaba hasta los más profundo de su interior, provocándole una sensación enloquecedora.

Annette se aferraba a sus hombros sollozando. Ni siquiera tenías fuerzas suficientes para gritar. Temía que su entrepierna se convirtiera en papilla.

Pero cuanto más Annette se aferraba a Raphael, eso sólo alimentaba su excitación. Raphael agarró su cintura y la empujó hacia abajo. Fue un movimiento bastante lujurioso. Parecía que incluso quería meter sus dos bolas ardientes dentro de Annette.

"Incluso estabas cubierta por el aroma de otro hombre. ¿Eh? No le has mostrado esta cara c@chonda a nadie más, ¿Verdad?"

Las grandes manos de Raphael agarraron su cara para levantarla. Annette respiraba con dificultad mientras lo miraba con su rostro enrojecido. Su rostro exc!tado se reveló bajo la luz, pero no pudo evitarlo. Su rostro con los ojos humedecidos, era tan excitante que sentía que iba a ey@cular sólo con mirarlo.

"¿Se siente bien? Estás moviendo la cintura."

Metió su mano a través de su vientre para frotar el cl!toris de Annette. Ella no podía soportar el intenso pl@cer que se extendió por su cuerpo. Pero no había escapatoria ahora que ella estaba encima de su cuerpo.

Siguió pen3trándola sin piedad, aumentando la sensación de pl@cer. Resonaban los golpes que se producían cada vez que sus pieles chocaban. En ocasiones cuando ella experimentaba un leve orgasmo, sus ojos se quedaban en blanco.

"Tus entrañas aprietan mi virilidad. Qué bien. Annette."

Sus gemidos ahogados, que  entraron en su oído, sacudieron su mente. Raphael agarró su s3no con fuerza, sus dedos callosos pellizcaron su suave p3zón. Su tacto se sentía áspero. Pero su cuerpo caliente aceptó incluso eso como pl@centero. Raphael se metió el s3no a su boca. Su lengua estimuló su p3zon de forma obsc3na.

"Tu s3no sabe muy bien."

Raphael se lamió sus labios húmedos. Ella odio sus labios porque solo dijeron palabras lascivas. Annette bajó la cabeza llorando. Lo besó para sellar sus labios. En el momento en que se besaron, su virilidad se agrandó aún más en su interior.

Apretó con tanta fuerza su tr@sero, que le dejó las marcas de sus manos. También aumentó la fuerza de la pen3tración.  En ese momento, ella experimentó un cl!max tan intenso, que sintió como si su cuerpo flotara.

"¡Ahh!"

Annette gimió con lágrimas en los ojos. Raphael se tragó las lágrimas que fluyeron hacia su boca. Sus estrechas paredes v@ginales apretaron la virilidad de Raphael.

'Quiero estar con ella para siempre'.

Raphael la besó en la frente, las comisuras de los ojos y las mejillas. Sus ojos brillaban con intensa pasión y obsesión. Todavía le disgustaba el sutil aroma de otro hombre que permanecía detrás de los hombros de ella.

Pero Annette era una mujer virtuosa que no le abriría las piernas a otro hombre. Raphael confiaba más en Annette de lo que ella pensaba. Sin embargo, se sentía disgustado. Porque otro hombre estuvo tan cerca de ella como para impregnarle su aroma.

Raphael no creía las palabras de Annette sobre que estaba probando nuevos perfumes. Pero realmente no importaba. Porque pretendía cubrir el perfume o lo que fuera, con su propio olor corporal. Eyacularía en su interior hasta que supiera que le pertenecía.

No sabía a qué se debía esta intensa posesividad que sentía ahora. Se enfadaba cada vez que Annette intentaba apartarlo con sus hermosas manos. Como ella había dicho, él quería un matrimonio formal donde ambos cumplieran sus obligaciones. Pero, ¿por qué su corazón se desplomó en el momento en que Annette dijo eso?

Raphael la acostó en la cama. Y se acomodó entre las piernas blancas aún temblorosos. La noche acababa de empezar.