Reciente

martes, 4 de abril de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 84

Capítulo 84. Extraño Sueño (1)

La noche se había ido. Annette levantó sus párpados, que sentía más pesados que de costumbre. Entraba por la ventana la resplandeciente luz del sol. Parecía que se había despertado casi al mediodía. Lo cual no fue sorprendente. Cuando tenía relaciones s3xuales con Raphael, se le dificultaba levantarse temprano.

Annette se puso en pie. No, intentó hacerlo. Los robustos brazos de Raphael la rodeaban con fuerza. La línea de su mandíbula que tocaba su frente, se sentía un poco áspera. Era como si le hubiera crecido un poco la barba durante toda la noche. La expresión de Annette se llenó de desconcierto mientras miraba su rostro.

'¿Por qué demonios este hombre es así?'

Fue Raphael quien siempre mantuvo la distancia en sus dos relaciones. Probablemente no fue por afecto que se aferró a ella con tanta insistencia anoche. Seguro fue porque creía que otro hombre tenía interés en sus posesiones.

Sería desgastante para su corazón dejarse influenciar por este tipo de comportamiento. Lo mejor sería marcharse a Osland lo antes posible, antes de que desarrollara apego por Raphael en estas circunstancias. Para ello, debía deshacerse rápidamente de la falsa acusación, así que necesitaba encontrar al verdadero criminal.

Annette se levantó apartando sus extremidades. Raphael frunció el ceño, pero no se despertó. Annette se preguntó qué pasaría si Raphael se despertara. Salió de la cama donde permanecía todavía su temperatura corporal.

En el momento en que puso los pies en el suelo, su mirada se mareó extrañamente. Su aliento estaba caliente. Sentía un escozor en la garganta, como si tuviera un resfriado. Quizás se debía a que se durmió en el viento frío del balcón.

Por supuesto, también pudo influir la intensa actividad a la que fue sometida su cuerpo después. Se avergonzó cuando recordó los sucesos de anoche.

Annette se dirigió a la mesa. Afortunadamente, había una bata sobre la silla. Después de colocarse la gruesa bata, se dirigió al piso de abajo. Parecía que había llegado el momento de confiar en las capacidades de la doctora recién contratada.

Y como esperaba, la doctora era tan competente como recordaba.

"Estás resfriada."

Sus amígdalas sobre todo estaban hinchadas. Le dolía la garganta como si tuviera pequeños fragmentos de cristal en ella. La expresión de Eucaly se oscureció cuando midió la temperatura de Annette. La fiebre era mucho más alta de lo que esperaba.

"Te recetaré antipiréticos para bajar la fiebre. Por favor, mantente abrigada hoy y duerme temprano. Bebe tanta agua como sea posible."

"Gracias, Eucaly."

"Si te parece bien, puedo darte una medicina que ayude a restaurar tu energía. Si lo tomas constantemente, estarás mucho más fuerte."

"Te lo agradecería. Por favor, hazlo."

Cuando Eucaly se marchó para buscar la medicina, Annette se quedó sola en el sofá del salón. Se recostó con los ojos cerrados. Eucaly le dijo que se durmiera temprano, pero ahora Raphael está acostado en su habitación. Si se acostara a su lado ahora, su cuerpo estaría caliente, pero su corazón estaría frío.

Pero tampoco quería usar la habitación de Raphael aunque estuviera desocupada. Ella se preguntó a dónde debería ir a descansar. En el momento en que Annette se pasó la mano por el cabello preocupada, se asustó por la calentura de su frente. 

Tap-tap

En ese momento, una sirvienta se acercó a ella para decirle algo. Annette puso una cara de desconcierto al escuchar sus palabras.

"¿Un visitante? Pero no recibí ninguna notificación..."

Para visitar las residencias de otros nobles, habitualmente se enviaba una 'solicitud de visita' con antelación. Se indicaba que visitarían en determinado momento para algún asunto en concreto. La visita se llevaría a cabo si la cabeza de la familia respondía concediendo el permiso, de lo contrario no era posible. Este protocolo formaba parte de la etiqueta básica de visitas en la sociedad aristocrática de Deltium.

Por supuesto, si ellos tenían una relación cercana, no habría necesidad de tal protocolo. Pero pocas personas eran lo suficientemente cercanas a Annette como para obviarlo. ¿Quién demonios la visitaría de esta forma descortés? Annette preguntó ligeramente aturdida por la fiebre.

"Entonces, ¿Quién es el visitante?"

"Bueno... estoy segura que es alguien de la nobleza, pero no ha revelado a qué familia pertenece. Le gustaría tener una conversación privada contigo. Me dijo que probablemente… aceptarías si te mostraba esto."

Los ojos de Annette se agrandaron al mirar el artículo que la sirvienta sacó. Eran un par de guantes ordinarios que se podían vender en cualquier sitio. Lo único inusual eran las marcas en el guante, como si alguien lo hubiera mordido.