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domingo, 12 de marzo de 2023

marzo 12, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 463

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 463. Crecimiento (2)



Miré sorprendida a Rivetti. Lo último que recordaba era que odiaba al niño nacido entre Rashta y su hermano. Pero para mi sorpresa, vino a pedirme que la ayudara a encontrarlo. La última vez que visité el Imperio Oriental, me enteré de la sentencia del niño. Fue vendido como esclavo, ya que sus padres eran criminales.

"Sé que es extraño, Su Majestad. Todavía le odio."

Cuando me quedé sin palabras, Rivetti inclinó la cabeza y juntó las manos.

"Sin embargo... es el único hijo de mi hermano. Aunque le odio, mi hermano se preocupaba por él."

"¿Lo vas a cuidar?"

"No siento que pueda hacerlo. No puedo quererle. Pero no quiero que le pase nada malo."

Sus hombros pequeños y redondeados se veían lamentables. No podía imaginar cuánto dolor había experimentado para cambiar tanto de parecer...

"Lo encontraré. Te lo prometo."

Fui incapaz de negarme. Rivetti hizo varias reverencias antes de marcharse.

'Qué buena chica.'

Después de que se fue, volví sola a mi dormitorio. Para aliviar mi mente abrumada, abrí un diccionario para leer. Estudié detenidamente cada palabra. Cuando llegué a 'nacionalidad', finalmente me di cuenta de una cosa y cerré el libro.

Para encontrar al sobrino de Rivetti, ¿no se necesitaría la cooperación del Imperio Oriental?

Si fue vendido como esclavo, entonces era probable que su paradero estuviera en los registros judiciales del Imperio Oriental. No había forma de que lo averiguara desde el Imperio Occidental. Si preguntaba, se me negaría. Rivetti tampoco podría consultar el registro. No había forma de que se lo enseñaran a una débil 'señora' de un pequeño territorio, sobre todo si estaba relacionado con su familia.

¿Qué debía hacer? Volví a dejar el diccionario en la estantería y me puse a dar vueltas. De repente, recordé la carta que había recibido ayer de Sovieshu.

Enfadada, la había metido en mi caja de cosas inútiles y luego la había puesto en un rincón. Como no pensaba responder, no me molesté en leerla. Ahora la necesitaba. Podría usar mi respuesta para pedir ayuda para encontrar al sobrino de Rivetti.

Tomé la caja y volví a mi habitación. Quité la tapa y saqué la carta, con su letra familiar.

— El Cuarto Comandante me prometió que la Alianza del Continente Wol se pondría de parte del Imperio Oriental en el caso del puerto si le daba pistas sobre la disminución del maná. Me negué. Dime que lo hice bien. ¿Gané algunos puntos?

P. S. Mi diario mencionaba a un hombre llamado Duque Elgy. ¿Tiene algún tipo de rencor enorme contra mí? ¿Por qué me tiene como objetivo?

Pero... ¿qué es esto? Su carta tenía un contenido sorprendentemente importante. La parte sobre el Cuarto Comandante fue especialmente impactante. No podía creer que fue donde Sovieshu y trató de hacer un trato para obtener pruebas.

"¿Mi Reina?"

Heinley abrió la puerta del dormitorio matrimonial y me llamó. Estaba pensando en enseñarle la carta, así que le había llamado.

"¿Se ha ido la joven Rivetti o como se llame?"

"Se ha ido. Pero mira esto."

Heinley se acercó a mí con una manta envuelta a su alrededor.

"¿Qué es?"

En cuanto vio la carta, su expresión se tensó. Luego miró mi cara y puso una expresión inocente. No obstante, sabía que el simple hecho de que recibiera una carta de Sovieshu era suficiente para alterarle.

"Lee la parte de arriba."

Señalé la parte sobre el Cuarto Comandante, a lo que Heinley murmuró cuidadosamente,

"En realidad, cuando fui a recuperar la piedra de maná, encontré a dos Caballeros de la 4ª División escondidos allí."

"¿Han descubierto algo?"

"Pensé que podrían haberlo hecho, pero ahora que he visto esta carta, tal vez no. Probablemente fueron enviados a investigar, a raíz del incidente en el que un mago perdió su maná en la zona."

"El Cuarto Comandante anteriormente me pidió prestada a la 5ª División."

Ya veo que a ese comandante se le da bien engañar a los demás con una sonrisa tan angelical como su nombre sugiere.

"Lo cierto es que no es bueno ni para mí ni para el Emperador Sovieshu."

"¿También te parece un problema para Sovieshu?"

"El rechazo probablemente hirió el orgullo del comandante. Las personas que trabajan entre bastidores como él suelen tener un alto concepto de sí mismas."

Heinley dejó la carta con seriedad, luego me dedicó una sonrisa radiante.

"Pero todo estará bien. Por mucho que investiguen, me desharé de todas las pruebas. Entonces no tendrán otra opción que concluir que fue sólo un fenómeno natural."

Mi preocupación no disminuyó, así que le agarré la mano. Él apretó la mía a su vez.

"Por cierto, Mi Reina. ¿Puedo romper esta carta?"

¡Ah! Rivetti.

"Escríbele una respuesta."

"¿Es una broma...?"

"Rivetti me pidió un favor antes..."

***

Heinley escribió una respuesta a Sovieshu por mí. Al día siguiente, se fue a buscar otra piedra de maná.

Por alguna razón, el Gran Duque Kapmen y Dolshi vinieron a verme. Kapmen dijo que Dolshi quería probarme antes de enseñarme a dominar mi magia, pero...

"Aquí tiene."

Era sólo una excusa. Me di cuenta en cuanto Dolshi llegó con varias páginas de dibujos. Los dibujos eran representaciones impecables de un muro, así que obviamente no era obra de Dolshi. Cuando tomé los dibujos, me guiñó un ojo, como si me hubiera dado un soborno.

Si va a guiñarme el ojo y sobornarme, ¿no debería traer algo que me guste a mí y no algo que le guste a él? Me quedé atónita, aunque no me atreví a devolvérselos por su probable identidad. Lo único que pude hacer fue aceptar los dibujos y guardarlos en un cajón.

No obstante, como si tuviera un poco de conciencia, Dolshi sonrió,

"Echaré un vistazo a tu magia. ¿No tienes algún lugar abierto?"

"Afuera—"

"No, afuera no. No puede haber más nadie."

Los llevé a él y al Gran Duque Kapmen a una habitación vacía del primer piso. Estaba reservada como sala de conferencias, sin más muebles que una mesa pequeña y una silla.

"¿Qué tal aquí?"

"Servirá."

Tomó asiento con una expresión seria. Al parecer, había decidido que, ya que iba a echar un vistazo, mejor hacerlo bien.

"Primero comprobaré cuánta destreza tienes. Saca toda la fuerza y el maná que puedas."

En el momento en que asentí y tomé una pequeña campana para ordenarle a un sirviente que me trajera un balde de agua, Dolshi extendió su mano para detenerme.

"Espere, dama de nombre gracioso. ¿Qué intenta hacer?"

"Iba a pedir un balde de agua."

"¿Vas a pasarte la vida congelando sólo agua? ¿Sólo quieres aprender a poner hielo en las bebidas frías? Eso es útil, pero si piensas detenerte en ese punto, déjalo ahora."

Siempre había practicado así. ¿De qué otra manera podría hacerlo? Cuando me quedé mirándolo, confundida, levantó la barbilla.

"Solo inténtalo."

Al principio, me sentí nerviosa y poco acostumbrada. Pero ahora que lo pienso, las veces que usé mi magia de hielo instintivamente, lo hice sobre mi alrededor. Cuando desvié la caída del Duque Zemensia, por ejemplo...

Asentí, levanté la mano y la apunté al aire. Con la mano levantada, me sentí como una especie de mago excéntrico. Aun así, me concentré. Aparecieron cosas finas, parecidas al hielo, y cayeron al suelo.

¿Eso era bueno? Miré de reojo a Dolshi.

"Eres débil."

Después de que bajé mi mano molesta, Kapmen no tardó en ponerse de mi lado.

"¿Por qué? ¿No fue increíble?"

"¿Por qué le mientes?"

El Gran Duque Kapmen evitó hacer contacto visual cuando le dirigí una mirada de, '¿En serio?'

Esto me molesto aún más. El Gran Duque Kapmen también pensaba que mi destreza era pésima. No obstante, tenía sentido. Se graduó como el mejor de su clase...

"Dama de nombre gracioso, ¿sabe quién se alegraría de que usara su magia así?"

"¿El enemigo?"

"Correcto."

Luego señaló al aire.

"Inténtalo de nuevo."

No puedo. Por eso le pedí que me ayudara...

***

sábado, 11 de marzo de 2023

marzo 11, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 462

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 462. Crecimiento (1)


Mientras uno se marcha, otro llega.
 
Dos días después de que Heinley partiera por lo que llamó un 'asunto urgente', llegó un mensaje del subordinado del Vizconde Langdel: Rivetti ha sido traído a la capital. En cuanto recibí la noticia a través del Vizconde, las damas de compañía y yo salimos al jardín. Queríamos recibir a Rivetti nosotras mismas.

Después de esperar un rato, finalmente vimos un carruaje entrar por la puerta principal. Avanzaba a paso de tortuga. Las damas de compañía, que bostezaban de aburrimiento, bajaron las manos al ver el carruaje. El carruaje se detuvo a poca distancia de nosotras. En cuanto lo hizo, sonó la puerta del carruaje. Luego se abrió de golpe y Rivetti salió de un salto.

"¡Su Majestad!"

Rivetti echó un rápido vistazo a su alrededor y corrió hacia mí.

El Vizconde Langdel se estremeció ante su falta de modales y se preguntó si debía detenerla o no. Antes de que pudiera hacerlo, me adelanté y recibí el abrazo de Rivetti.

"¡Rivetti!"

El Vizconde dio un paso atrás. En cuanto la abracé, Rivetti rompió a llorar.


"Su Majestad, la he extrañado. Le he echado mucho de menos."

Cuando le toqué la espalda y sentí lo flaca que se había puesto, imaginé cuánto dolor debió haber sufrido. La acaricié unas cuantas veces más, mientras sus palabras se entrecortaban en sollozos. Esperé a que liberara sus emociones. Finalmente, cuando sus lágrimas empezaron a disminuir, envolví mi brazo alrededor de sus hombros y la conduje al interior del palacio.

"Vamos dentro, Rivetti."

***

Rivetti siguió sollozando, incluso después de que entráramos.

"Rose, trae chocolate caliente, por favor."

Rose no tardó en volver con una tasa llena de chocolate caliente. La agarré para dársela a Rivetti.

Después de unos sorbos, Rivetti se calmó un poco y tuvo un ataque de hipo.

"Lo siento. No quería llorar. De camino aquí, no dejaba de pensar, 'No voy a llorar. No voy a...'"

"No pasa nada."

Fue todo lo que dije para tranquilizarla. Su cara se retorció, como si fuera a volver a llorar. Pero contuvo las lágrimas y bebió el chocolate caliente. Me preocupaba que llorara más si le preguntaba cómo había estado, así que me limité a sentarme a su lado y acariciarle la espalda. Al cabo de un rato, me aclaré la garganta.

"Rivetti. ¿Te gustaría quedarte en el Imperio Occidental?"

Rivetti había estado sollozando en silencio. Sus ojos se abrieron abruptamente ante mi sugerencia.

"¿Perdón?"

"Si quieres, puedes quedarte aquí conmigo."

Tomé sus manos, las puse sobre mis rodillas y las apreté. Sus ojos se humedecieron como si fuera a romper a llorar,

"Su Majestad..."

"¿Qué te parece?"

Se lo volví a preguntar con cuidado. Era una oferta sincera que había tenido en mente de antemano. A Rivetti se le llenaron los ojos de lágrimas.

"Estoy muy agradecida, pero... descuide. He venido porque quería verle, Su Majestad. Pero no puedo quedarme."

Laura, que nos escuchaba, se quedó boquiabierta,

"¿Por qué? ¡Ven a quedarte conmigo! Deja a un lado tus malos recuerdos. Quédate aquí a divertirte conmigo."

Sin embargo, Rivetti sacudió la cabeza con tristeza.

"Yo también quisiera eso, pero... no puedo. Mi padre me dejó el territorio. Me convertí en su sucesora. Puede que sea pequeño, pero debo guiar a las personas de allí. Además... Mi madre también está allí."

Eso era difícil de discutir, así que Laura no insistió más. Bajó los hombros. Yo tampoco le insistí. Sólo sorbí mi té sin decir una palabra.

A pesar de sus razones para quedarse en casa, Rivetti se había quedado en un pueblo cercano, en vez de volver al territorio de su padre. Dicho esto, debía de tener otros planes. Pero eso no era importante por ahora.

"Haz lo que desees, Rivetti."

Con las manos alrededor de la taza aún caliente, Rivetti respondió en voz baja,

"Sí, Su Majestad."

Después de charlar un poco más, Laura llevó a Rivetti a la habitación que habíamos preparado para ella. Las demás damas de compañía volvieron a sus habitaciones una a una, pero la Condesa Jubel fue la última en marcharse. Chasqueó la lengua.

"Una chica brillante, ya se ve tan sombría. Aún así, es admirable. Debe tener muchas preocupaciones en su interior."

Una vez que la Condesa se marchó, me senté en mi sillón y tarareé una canción de cuna para el bienestar prenatal. Pero no podía concentrarme en ello, porque no dejaba de pensar en lo increíble que era Rivetti. Yo también había sufrido varios acontecimientos dolorosos, pero no se podía comparar con Rivetti. Ella había perdido a dos miembros de su familia de forma totalmente abrupta.

De repente sentí curiosidad. ¿Sovieshu sentía lo mismo? Para mí, el Sovieshu sin sus recuerdos continuaba siendo Sovieshu. Así que cuando se me acercaba descaradamente, me enojaba.

Pero pensándolo ahora, Sovieshu se había despertado y se había encontrado en una situación similar de la noche a la mañana. Su padre, su madre y su esposa habían desaparecido repentinamente. Del mismo modo que Rivetti, que había perdido a su padre y a su hermano de repente...

Pensarlo de esa manera me hizo sentir incómoda.

***

Al día siguiente, me quedé mirando al cielo, preguntándome si Heinley se habría hecho daño mientras recuperaba las piedras de maná. ¿Iban bien las cosas? ¿O estaba disgustado y solo en alguna parte?

Perdida en mis pensamientos, divisé a lo lejos un pájaro dorado que me resultaba familiar y que se dirigía hacia mí. Sorprendida, abrí la ventana. El precioso pájaro entró volando y dio una vuelta alrededor de la habitación.

"¡Reina!"

Era Heinley. Cuando lo llamé por su nombre, volvió a transformarse en humano con los brazos abiertos. Me abrazó.

"¿Cómo has estado?"

Debería decirle que he estado bien, pero antes me surgieron preguntas.

"¿Qué hay de tu misión? ¿Salió bien?"

"Sí, recuperé otra. Aunque quedan muchas más."

"¿Fue peligroso?"

Antes de que pudiera responder, alguien llamó a la puerta. Una voz desde fuera de la puerta dijo,

"Su Majestad, la Señorita Rivetti está aquí."

Heinley se apresuró a entrar en el dormitorio matrimonial, ya que no llevaba ropa. Yo entré en el salón. Rivetti estaba allí de pie con una expresión decidida. A diferencia de ayer, cuando apenas podía apenas podía hablar entre sollozos. Se había vuelto firme y tranquila en apenas un día.

"Su Majestad, ¿puedo... pedirle un favor? En realidad, ¿dos favores?"

"Adelante."

Le pedí que se sentara y le pregunté qué pasaba.

"¡Su Majestad! Me gustaría aprender a gobernar un territorio."

"Es mucha responsabilidad..."

"Sí. Nunca me han enseñado nada."

"Está bien. Haré todo lo posible para ayudarte."

Rivetti se levantó de un salto, me dio las gracias y se inclinó. Le hice un gesto para que se sentara. Aunque se sentó enseguida, empezó a llorar otra vez.

"¿Tenías otro favor que pedirme?"

"Sí."

"¿De qué se trata?"

"Me había imaginado que me pediría ayuda para gobernar su territorio, pero era difícil adivinar cuál podría ser su segunda petición."

Rivetti dudó un momento y estudió mi expresión. Después de un momento, preguntó con cautela,

"¿Me... ayudaría a encontrar a Ahn?"

"¿Ahn?"

"El hijo de mi hermano..."

viernes, 10 de marzo de 2023

marzo 10, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 63

Capítulo 63. Cementerio Oeste

Afortunadamente, la tardanza de Annette no pareció tener ningún efecto adverso en las ganas de trabajar de Eucaly. Ella comenzó a contar su experiencia laboral sacando unos documentos de sus brazos. 

"He completado un curso de nueve años de academia médica en el Reino Provatte. También he traído una carta de recomendación de mi supervisor del antiguo Hospital Real. Me he especializado en el campo de las enfermedades crónicas y las enfermedades relacionadas con las mujeres..."

El tono de voz Eucaly tenía acento de Provatte. Su autopresentación hizo que Annette se sintiera como si un profesor estuviera dando una conferencia a la alumna. Annette, que ya sabía de todo aquello, escuchó mientras fingía tener interés en la carrera de Eucaly. No quería que se notara que lo sabía todo porque había retrocedido en el tiempo. Pronto Eucaly terminó su autopresentación sin problemas. 

"Lo he escuchado bien. Creo que usted es muy competente."

Annette sonrió. Recordó al otro médico que sugirió a Eucaly porque temía a Raphael. Él no quería que nunca más lo llamaran a la Mansión Carnesis. ¡Señora, debe contratar a Eucaly! Annette sonrió al recordar las palabras desesperadas del médico para que contratara a Eucaly.

"Entonces dama. Piensa contratarme o no..."

Al ver que Annette guardaba silencio por un momento, la expresión de Eucaly se ensombreció un poco. Le preocupaba haber dado una mala impresión a Annette. Pero a ella le gustaba el aspecto tan torpe de Eucaly. Sus torpes acciones torpes hacían que Annette quisiera cuidar de ella aunque ella fuera mayor. 

Me cuidó muy bien en mi vida pasada.

Annette en su vida anterior se volvió muy sensible debido a su larga enfermedad. Tener un cuerpo débil daba miedo. Incluso las personas más tranquilas se vuelven locas si tienen que estar tumbadas en una cama de hospital todos los días. Annette lloraba, vomitaba y se aferraba desesperadamente a Eucaly cada vez que se sentía muy mal. Ahora que lo pensaba, sentía lástima por ella. 

Ella estaba muy sola en su vida anterior. Su padre la había abandonado y su hermano Arjen estaban en un Imperio demasiado lejano. Además, tenía una mala relación con su esposo Raphael. Así que la única persona en la que podía confiar era Eucaly. Tal vez fuera una situación bastante agobiante para Eucaly.

Sin embargo, Eucaly la atendió con paciencia. Gracias a ello, el estado de Annette también se estabilizó un poco. También pudo reconciliarse con Raphael, que vino a ver cómo estaba. 

Fue entonces cuando ella empezó a cuidarme.

Al principio, Raphael la dejó completamente al cuidado de Eucaly, porque su relación era muy mala. 

Pero un día, cuando ella estaba al borde de la muerte, Raphael vino a comprobar el estado de Annette por primera vez en mucho tiempo, se quedó muy sorprendido. Pensaba que el tratamiento iba bien, pero el estado de Annette era mucho peor de lo que él pensaba. 

Después de eso Raphael siempre se quedó a su lado. Más tarde, se ocupó de todas las necesidades de Annette en nombre de Eucaly y gestionó su tratamiento. A pesar de que siempre peleaba con ella, parecía que le preocupaba su salud. Gracias a él, no tuvo que molestar a Eucaly hasta su muerte. 

Raphael parece violento, pero en realidad es dulce.

Annette se rió al recordar la figura dormida de Raphael tumbado en su cama como un león perezoso. Para no desperdiciar su segunda vida como antes, la prioridad de Annette ahora era cuidar de su salud. Para ello, ella intentaba estresarse lo menos posible. También por eso había contratado a un médico para que cuidara de su salud. 

Annette, que se había decidido, sonrió cálidamente a Eucaly.

"Bienvenida a la familia Carnesis, señorita Cayun."

Al escuchar esas palabras, Eucaly levantó la cabeza nuevamente.  La expresión oscura de su rostro se había iluminado ligeramente. Eucaly respiró hondo.

"Gracias. Por favor, llámame Eucaly."

"De acuerdo, Eucaly. Espero su amable colaboración."

Annette sonrió al ver que la cara de Eucaly tenía mucho mejor aspecto que antes. Ella necesitaba desesperadamente un trabajo porque estaba lejos de su ciudad natal. Ahora que la habían contratado como médico de una familia noble, no era de extrañar que se sintiera tan aliviada.

Annette iba a marcharse después de librarse de sus falsas acusaciones. Sin embargo, incluso después de eso, Eucaly podría seguir trabajando aquí. Las familias de la nobleza rara vez echaban a un médico una vez que había sido contratado. Además, debido a la personalidad de Raphael y a su excelente salud, él ni siquiera recordaría que tenía un médico en su mansión. Annette estaba encantada de poder ayudar a Eucaly de esta manera. Le debía mucho a ella en su vida pasada.

Pero en esta vida, intentaré estar menos en deuda con Eucaly.

No sólo con Eucaly, sino que también quería hacer lo mismo con Raphael. No creía que él tuviera que atenderla en esta vida,  pero ella no podía decirlo con seguridad. En su vida anterior, ella estaba realmente asombrada de verlo cuidarla a pesar de que tenía un temperamento terrible. 

Por supuesto, los cuidados de Raphael no siempre fueron sin problemas. Mientras la cuidaba, él se enfadaba a menudo por las respuestas nerviosas de Annette y salía corriendo de la habitación en un ataque de ira. Pero siempre volvía con Annette al cabo de medio día. 

Entonces la alimentaba. También cambiaba las sábanas y ayudaba a Annette a levantarse, ya que su estado no le permitía ni siquiera levantarse. Incluso en el último momento de su muerte... 

¿Lloró por mí? No me acuerdo muy bien.

Annette recordaba el momento en que la muerte se cernió sobre su cuerpo. Al principio, su visión se volvió oscura y luego dejó de oír. Ella comenzó a sentir pánico. Intentó mover las manos, pero sus extremidades estaban paralizadas. Y un frío entumecimiento, como el que se siente cuando se presiona la piel contra el hielo durante mucho tiempo, se apoderó poco a poco de todo su cuerpo. 

Su vista fue lo primero que desapareció, así que Annette no pudo ver la cara de Raphael en ese momento. Sin embargo, recordó ver su cara contorsionada en su visión borrosa como si fuera a llorar. Ella no quería que ver a Raphael de nuevo así. Por eso, era evidente lo que ella tenía que hacer. 

"Entonces, Eucaly, ¿quieres que comamos juntos para celebrar tu contratación?"

Annette, que se había despertado tarde, no había comido nada. Su tono al preguntarle fue increíblemente dulce. Por supuesto, Eucaly estuvo de acuerdo. 

***

Por fin había llegado el día tan esperado. El festival de la cosecha de otoño organizado por el templo de Odessa había comenzado. No era más que un ritual, pero en el templo se celebraba como un festival. Ese día, todo el mundo, independientemente de su edad o sexo, visitaba el templo para saborear el delicioso queso de leche de oveja y el vino.

Gracias a ello, todos los nobles que vivían cerca de la capital de Deltium, los burgueses y los plebeyos, se dirigían al templo de Odessa.  Incluso Celestine , que pronto se convertiría en la Princesa Heredera, también asistiría. Annette también iba a hacer lo mismo, pero de una forma un poco diferente. 

"La Tumba está probablemente por aquí..."

Annette se dirigió al cementerio del templo de Odessa, revisando el mapa que Railin le había enviado con antelación. Tuvo que trepar un poco por una montaña para evitar las miradas ajenas, pero estuvo bien, porque no se lastimó. Ella pudo entrar en el cementerio sin ser vista por nadie. 

Nadie prestaba atención al cementerio en un día festivo. La gente era instintivamente reacia a visitar un cementerio en un día alegre, por miedo a atraer la mala suerte. Gracias a ello, Annette pudo echar un vistazo con calma al cementerio, donde no se veía ni una hormiga. 

El lugar donde había prometido reunirse con Railin en el lado oeste, pero no era fácil encontrar el camino porque el cementerio era muy grande. Annette, que se esforzaba por encontrar el camino, levantó las orejas. Podía escuchar las fuertes voces procedentes del lejano templo. Todos parecían borrachos después de haber bebido mucho del vino que se hacía en el templo. Nadie se fijaría en Annette en un ambiente tan ajetreado. 

Como esperaba, Railin es asombroso. Creo que hoy nos infiltraremos con éxito en el templo.

Annette se sintió un poco aliviada. Estaba muy nerviosa ante el gran acontecimiento. Desde que regresó en el tiempo, ella se había enfrentado continuamente a enormes desafíos que antes ni siquiera podía imaginar. Ella estaba asombrada de sí misma. Nunca pensó que pudiera cambiar tanto para sobrevivir. 

Afortunadamente, Annette pronto pudo encontrar el lugar acordado. Al principio, pensó que las cosas habían salido mal porque se había equivocado cuando llegó a la cripta del este. Se asustó al no ver ni a Railin, ni a las ropas de sacerdote que ella debía usar. Fue una suerte que los sacerdotes hubieran tenido la amabilidad de grabar la palabra 'Este' en el suelo del cementerio. 

Los que están más cerca de Dios, son bastante considerados.

Annette quedó profundamente impresionada. Aunque acudía por primera vez a este templo por Celestine, decidió creer en la diosa Odessa esta vez. De todos modos, después de encontrar el camino correcto, Annette miró a su alrededor y entró con cuidado en la parte oeste del cementerio. 

"...¿Es este el lugar correcto?"

Cuando abrió la pesada puerta de piedra para entrar, pudo ver la marca Oeste grabada en el suelo. 

He llegado al lugar correcto.

Una ligera brisa procedente del polvoriento cementerio le rozó la punta de la nariz. Incluso a plena luz del día, la cripta estaba bastante oscura, lo que desprendía una atmósfera lúgubre. El único sonido que se escuchaba dentro de la cripta construida para los muertos era el de los pasos de Annette. 

Annette miró a su alrededor, pero no encontró a Railin. En cambio, la estatua que se erguía en el centro de la cripta parecía mirarla fijamente. Tal vez porque estaba oscuro y no podía verle bien el rostro, la estatua le pareció aún más lúgubre. 

Sabiendo que estaba haciendo 'algo indebido', Annette tembló sin darse cuenta. Juntó las manos para rezar ante la estatua con los ojos cerrados. 

Lo siento, Diosa Odessa. Me iré inmediatamente después de reunirme con Celestine Keers.

Justo en ese momento, la estatua que estaba frente a los ojos de Annette extendió repentinamente la mano y la agarró del hombro.

jueves, 9 de marzo de 2023

marzo 09, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 62

Capítulo 62. Médico de Cabecera


El amanecer se asomaba por la ventana. La cálida luz del sol se colaba en la habitación. Sentado rígidamente en un diván, Raphael giró la cabeza. Entonces vio el hermoso rostro de Annette que estaba durmiendo en la cama. Era un rostro encantador, suficiente para hacer suspirar a la gente. 

Raphael, tras levantarse silenciosamente de su asiento, comenzó a mirar el joyero en un cajón. En contraste con su gran físico, sus movimientos eran bastante silenciosos, como los de las fieras salvajes. Cuando encontró lo que buscaba, Raphael lo cogió con cuidado sin despertar a Annette. 

El objeto era tal cual como lo recordaba. El anillo hecho de la más fina amatista brillaba incluso en la tenue luz de la madrugada. El letra  'S' grabada con lámina de oro en la superficie le llamó especialmente la atención. Raphael no conocía antes su significado, pero ahora sí. Significaba que Annette era cliente de un gremio de información especial.

El Gremio Secreto.

Incluso Harold Evans, su único conocido, también tenía el anillo. Él en el pasado estuvo en posición de hacer recados secretos para el Rey. Pero, Annette parecía una mujer corriente que disfrutaba de una apacible vida cotidiana haciendo bordados con sus finas manos o leyendo libros. Sin embargo, también era una mujer que escondía en secreto el anillo del Gremio Secreto en lo más profundo de su cajón. 

Raphael miró el anillo que tenía en la palma de la mano con rostro inexpresivo. A simple vista, se podía notar que el tamaño del anillo era demasiado grande para caber en los dedos de Annette. Eso implicaba que no era un anillo que estuviera destinado a ser usado. De repente, las palabras de Harold aparecieron en la mente de Raphael. 

"Es un gremio que se dedica a todo menos al asesinato; como intercambio de información, venta de varios artículos ilegales como veneno, dr0g@s menores, secuestro de personas, negocios de préstamos privados, entre otros... ¡Ah! He escuchado que recientemente también se han aventurado en el contrabando y también sacan a gente del reino. Es un servicio bastante caro, pero si quieres huir de tu realidad, no estarás tirando tu dinero por el desagüe."

La mano de Raphael, que agarraba el anillo, se tensó sin darse cuenta. Annette podría haber ido allí sólo para intercambiar información porque no era de las que se metían en delitos ilegales. Y en cuanto al contrabando fuera del reino... no estaba seguro.  El rostro de Raphael mostró signos de angustia. 

No era razonable romper las posesiones de Annette. Raphael apretó los dientes y volvió a colocar el anillo en su sitio. Pero en el momento en que cerró el cajón, sus emociones se dispararon un poco. ¡Tak! El sonido resonó en la habitación. La aguda intuición de Raphael percibió un movimiento en la cama.

"¿Umm... Raphael?"

De hecho, Annette levantó sus párpados pesados por el sueño. Sus confusos ojos rosados recorrieron su rostro con una mirada preocupada. Le acarició la mejilla con cuidado. Como acababa de despertarse, su temperatura corporal estaba más alta, ella se sentía más cálida.

"¿Has tenido otra pesadilla? Ven aquí."

Annette levantó una esquina lo tiró suavemente del cuello. Los ojos azules de Raphael  que la miraban se oscurecieron un poco. No había forma de que pudiera resistirse a esta tentación. Se tumbó suavemente a su lado mientras ella lo  guiaba. Entonces Annette, que extendió los brazos y abrazó la cabeza de Raphael, lo apaciguó cariñosamente. 

"No pasa nada, Raphael . Eres una buena persona. Yo... te protegeré. Así que relájate. "

Se sintió bien al escuchar la delicada voz de Annette, que se había vuelto un poco ronca a causa del sueño. Su manera elegante de hablar era demasiado bonita. Sentía como si alguien le estuviera echando al oído toda una botella de dulce jarabe de arce. 

Raphael cerró los ojos lentamente. Le gustaba la sensación de estar entre sus delicados brazos. Annette olía a flores. Ella se quedó dormida antes de darse cuenta. 

Después de ser tan amable conmigo, no me dejará atrás, ¿verdad?

Raphael levantó lentamente el torso para que Annette no se despertara. Luego encerró su cuerpo dormido entre sus brazos. Raphael, que inclinó la cabeza, le susurró suavemente al oído de Annette. 
 
"No irás a ninguna parte, Annette."

El cabello suelto de Raphael cubrió la pequeña cara de Annette. Sin querer, su figura parecía la de una pobre prisionera atrapada en una reja. Satisfecho con esto, Raphael la abrazó un poco más fuerte. Annette gimió en señal de protesta al sentirse sofocada.  

Raphael besó en silencio el ceño fruncido de su frente. Le daba pena, pero no tenía ganas de soltarla de los brazos. Si ella sentía que este cautiverio era demasiado, entonces mejor tendría que acostumbrarse. No pensaba soltarla nunca. 

......
......

Annette, que se había despertado alterada, consultó su reloj por reflejo. Su cuerpo parecía hoy más perezoso que de costumbre, se había quedado dormida dos horas más. Como ella tenía muchas cosas de las que ocuparse estos días, parecía que se estaba cansando mentalmente.

Ella retiró con cuidado los brazos de Raphael que la abrazaban por la cintura. Iba a dejarlo dormir un poco más. Annette siempre sintió pena por Raphael porque había sufrido durante mucho tiempo un trastorno del sueño. Así que no quería perturbar su sueño. 

¿Qué hará cuando me vaya?

A Annette le dolió la cabeza debido a esta preocupación. Raphael había empezado a dormir bien, pero si ella desaparecía, su trastorno del sueño podría volver a su estado original. Annette miró con nostalgia el rostro dormido de Raphael. 

Su rostro a través de su despeinado cabello negro, era tan hermoso como el de un antiguo dios masculino. Era asombroso ver que su piel no se bronceaba a pesar de que practicaba su habilidad con la espada todos los días. Annette pasó lentamente los dedos por la frente recta, la nariz alta y los labios sensuales de Raphael. Luego, se levantó de la cama. 

"Hah...."

Sus problemas aún no habían terminado, pero tenía que empezar el nuevo día. Annette salió de la habitación llevando una bata. Era bastante tarde para desayunar, así que planeaba comer algo un poco pesado. Pero el plan no salió como ella quería. Se topó con una sirvienta, que tenía una cara de vergüenza.

"Señora, le ruego me disculpe, pero hay un visitante que lleva dos horas esperándola."

"¿Visitante? ¿Qué...? ¡Dios mío! ¡¡Debo estar loca!!"

Annette recordó tardíamente la promesa. Hoy tenía previsto reunirse con Eucaly para hacerle una breve entrevista. También en esta vida, Annette volvía a encontrarse con ella bajo una misteriosa conexión. Annette no quería causar una primera mala impresión. Como ella se dirigió al salón con prisa, la sirvienta se mostró arrepentida.

"Debería haberte despertado, pero como el señor estaba dentro... no quería entrar. Lo siento mucho."

"No, no pasa nada. ¿Pero puedes ayudarme a vestirme lo más rápido posible?"

La cara de la sirvienta se iluminó un poco tras recibir el perdón de Annette. Podría enmendar su error ayudando a Annette a alistarse lo más rápido posible. Gracias a ello, Annette pudo bajar las escaleras con un aspecto decente en apenas quince minutos. 

Cuando abrió la puerta del salón, vio a Eucaly sentada en el sofá. 

Eucaly era una médica bastante experimentada. Sin embargo, debido a su rostro inexpresivo, parecía un poco sombría. Pero a nadie le importaba la apariencia en la profesión de médico.

"Siento llegar tarde. ¿Has esperado mucho tiempo?"

Annette se disculpó cortésmente ante Eucaly, que se levantó de su asiento al verla. No eran palabras vacías; su rostro reflejaba su sinceridad. A pesar de su estatus se disculpó con ella. Eucaly, que carecía de habilidades sociales, negó con la cabeza.

"No se preocupe. Encantada de conocerla. Soy Eucaly Cayun."

"También estoy encantada de conocerte, Eucaly Cayun. Lo olvidé porque ayer tuve mucho trabajo. Lo siento mucho."

Annette casi llamó a Eucaly de forma confianzuda como en su vida anterior. Annette sonrió avergonzada al pronunciar el apellido de Eucaly. Annette se sentó con cara de remordimiento porque había olvidado este compromiso. Entonces levantó su mirada.

Afortunadamente, había té y galletas delante de Eucaly. Ella notó que salía vapor del té incluso después de dos horas de espera, así que la sirvienta debió de prestar mucha atención. Annette sonrió dulcemente, comprometiéndose interiormente a aumentar el sueldo de la sirvienta e hizo una pregunta. 

"Entonces, señorita Cayun. ¿Quiere ser el médico de cabecera de nuestra familia?"
marzo 09, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 461

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 461. Encontrar La Debilidad (2)



Sovieshu frunció el ceño ante la oferta del Cuarto Comandante. El Comandante sonrió con confianza, como si estuviera seguro de que Sovieshu aceptaría.

"Me niego."

Sovieshu respondió inmediatamente.

"¿Te niegas?"

El comandante parpadeó sorprendido.

"¿Está seguro?"

Una sonrisa llena de desprecio cruzó los labios de Sovieshu.

"Prefiero no dispararme en el pie."

Aún no tenía pruebas concluyentes, pero aunque las tuviera, no se las habría dicho a los Caballeros Transnacionales. Los magos eran la fuerza del Imperio Oriental. Si los Caballeros Transnacionales encontraban pruebas fehacientes de la disminución del maná, primero las utilizarían para arrinconar al Imperio Occidental. ¿Y después? Sovieshu estaba seguro de que las flechas volarían hacia el Imperio Oriental.

El puerto era precioso, por supuesto. Pero había muchas maneras de recuperarlo. Mientras tuviera magos, por la fuerza o por la política, podría retomarlo. Lo mismo no se aplicaba a sus magos. No entregaría la mayor debilidad del Imperio Occidental a alguien, sólo para jugarles una mala pasada temporal.

Los ojos del comandante, ya estrechos de por sí, se entrecerraron aún más.

"Ya veo. Es una pena, Su Majestad."

El Cuarto Comandante se despidió cortésmente y abandonó el Palacio Imperial. Su asistente, que le esperaba afuera, se apresuró a acercarse en cuanto salió.

"¿Cómo le fue, Comandante?"

"No cayó en la trampa."

Respondió con decepción.

"Pensé que se uniría a nosotros enseguida, ya que perder el puerto sería malo para su imagen."

"Probablemente sabe que los magos son más importantes que el puerto."

"No es cierto. Ambos son importantes. Además, era posible mantener ambos."

"¿Cómo?"

El Comandante se rascó la barbilla,

"Si fuera yo, entregaría la información y mantendría la posesión del puerto. Luego mataría a todos antes de que perdiéramos a los magos."

Su asistente se frotó los brazos. Las aterradoras palabras del Comandante le pusieron la piel de gallina,

"Bueno, eso da un poco de miedo. ¿Cree que el Emperador Sovieshu podría cambiar de opinión, Comandante?"

"Es más rígido de lo que esperaba, así que probablemente no."

"¿En serio?"

"Más bien..."

'Más bien, es el Emperador Heinley quien piensa más como yo.'

Sólo terminó la frase en su mente, por lo que su asistente preguntó desconcertado,

"¿Comandante? Más bien, ¿qué?"

Angel ignoró a su asistente.

"Vamos a Bohean Azul. Desafortunadamente, no es posible cumplir ambas misiones al mismo tiempo. No queda más remedio que resolver una a la vez."

"Sí, señor."

"Oh, una cosa más."

El Cuarto Comandante había dado varios pasos, pero se detuvo de repente y se dio la vuelta. Sobresaltado, su asistente enderezó los hombros.

"¿Qué ocurre, señor?"

En los ojos del Cuarto Comandante se dibujó una sonrisa de satisfacción. Él dio una orden más.

Mientras tanto, Sovieshu llamó al Marqués Karl. Para cuando llegó el Marqués, Sovieshu tenía ante sí un informe sobre el Duque Elgy y Rashta.

Después de esperar un rato en silencio, el Marqués Karl preguntó con cautela,

"¿Me mandó a llamar, Su Majestad?"

Aunque la mirada de Sovieshu seguía fija en el informe, finalmente dio una orden,

"Dile al Rey de Bohean Azul que piense en lo que debe hacerse ahora, por el bien de la amistad entre nuestros dos países."

***

Mientras Sovieshu trabajaba para proteger su puerto y el Cuarto Comandante estaba ocupado cumpliendo con sus dos obligaciones, Heinley también estaba ocupado ocultando pruebas de sus preparativos para la guerra. Tras despedirse de Navier y transformarse en pájaro, voló hasta otro lugar donde había ocultado hábilmente piedras de maná.

Dado que Navier estaba embarazada, quería permanecer a su lado el mayor tiempo posible. Pero para evitar que el Imperio Oriental descubriera su plan, tenía que actuar con rapidez. Heinley no quería que nadie más descubriera cómo acelerar la pérdida de maná.

Si bien no había tenido más remedio que renunciar a la guerra, pensó que al menos podría transmitir el conocimiento de este método a sus hijos.

'Mientras recupere las piedras de maná, nadie podrá culparme, aunque sospechen de mí.'

Voló diligentemente durante un tiempo hasta que finalmente divisó su destino, un templo. El hermoso templo había sido construido sin muros, sólo con pilares. Heinley había incrustado una piedra de maná en uno de los pilares. Estaba tan bien escondida que había tenido que venir él mismo para localizarla. Pero justo cuando estaba a punto de aterrizar sobre el pilar, vio las cabezas de algunas personas en las inmediaciones. Desconfiado, siguió volando.

'¿Quiénes son?'

Aunque iban disfrazados de comerciantes y turistas, no podían serlo. Los comerciantes y los turistas no tenían por qué moverse sigilosamente cerca de un templo.

'¿Han descubierto que aquí hay una piedra de maná? ¿Son secuaces de Sovieshu?'

Heinley dio vueltas por el cielo, lleno de preguntas. Cuando uno de ellos se adentró en el bosque, voló rápidamente en esa dirección. Descendió vertiginosamente y, justo antes de tocar el suelo, se convirtió en humano y abordó al hombre por detrás mientras estaba distraído.

"¡Ack!"

Gritó el hombre disfrazado de turista al caer al suelo. Heinley le agarró por el cabello y tiró con fuerza.

"¿Quién eres?"

"¿Q-Qué?"

"He dicho, ¿quién eres? ¿Qué haces aquí?"

El hombre intentó sacar un arma oculta, pero Heinley se lo impidió de inmediato. El hombre intentó morderse la lengua para suicidarse, pero Heinley le apretó la mandíbula, forzándole a abrir la boca de nuevo. Como seguía negándose a responder, Heinley le propinó una paliza.

Finalmente, el cautivo confesó entre sollozos.

"La Alianza... Estoy con la Alianza. A todos los de la Alianza nos dijeron que investigáramos esta zona."

"¿Qué parte de la alianza? Hay muchos grupos implicados. Dime exactamente."

El hombre se estremeció.

"Soy de la 4ª. ¡La 4ª División de los Caballeros Transnacionales!"

Heinley chasqueó la lengua y soltó la mandíbula del hombre. Recordó que el Comandante de la 4ª División había pedido a Navier prestada la 5ª División.

'Supongo que no sólo están investigando el asunto del puerto.'

Se había preguntado por qué estaba tan escaso de personal como para necesitar el apoyo de otra división. Era porque se estaba ocupando de dos casos a la vez. El Cuarto Comandante había enviado a todos sus caballeros a investigar cualquier pista sobre el fenómeno de la disminución del maná. Era un método aburrido pero eficaz. También iba directamente en contra de los planes de Heinley.

Justo entonces, oyó un gemido. El Caballero de la 4ª División que había capturado le miraba aterrorizado. El hombre había sucumbido a la tortura y había revelado su misión. No fue hasta ahora que se dio cuenta, al ver la expresión del Emperador Heinley, de que no saldría con vida.

Un momento después, Heinley se deshizo de otro caballero de la 4ª División que merodeaba cerca. Luego recuperó la piedra de maná y se marchó. A pesar de haber completado su misión con éxito, se sentía intranquilo.

'Debo recuperarlas más rápido.'

***

martes, 7 de marzo de 2023

marzo 07, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 61

Capítulo 61. Despedida de Gerard


Annette entrecerró los ojos mientras miraba la cara del hombre que estaba bajo el paraguas.  Se preguntó por qué tenía una expresión tan sombría. Railin sonrió en cuanto sus miradas se cruzaron. Su rostro se iluminó de inmediato, como de costumbre.

No parecía muy contento. ¿He visto mal?'

Annette ladeó la cabeza. Railin se acercó a ella mientras jugueteaba con su paraguas. Con una ventana en medio de ambos, se detuvo y la saludó de una forma ligeramente distinta a la habitual. 

"Dame la gracia de la diosa, oh siervo de la fiel diosa."

El saludo que Railin acababa de decir sólo se utilizaba para saludar a los sacerdotes que servían a la diosa Odessa. Annette, que entendió su broma, respondió de la misma manera.

"El aliento de la diosa siempre estará contigo, oh cordero devoto de la diosa."

Railin asintió satisfactoriamente y entró en la cafetería. A pesar de la lluvia, no había rastro de salpicaduras de agua en el pantalón gris de Railin. Annette preguntó mirándolo con curiosidad. 

"¿Hay que saber usar magia para convertirse en Maestro del Gremio Secreto? Como caminar sobre el agua o algo así."

"No lo sé. Después de todo, una belleza encantadora como yo necesita tener algunos secretos."

Dijo con una sonrisa misteriosa. Railin tenía un encanto único pero a ella no le desagradaba.  Sin embargo, Annette no había venido aquí a gastarle bromas a Railin. 

"Entonces, ¿Hay fecha para la infiltración?"

"Por supuesto. Dentro de una semana, será el segundo día del festival de la cosecha. Nos reuniremos en la Tumba Sepulcral del Oeste, un poco lejos del templo de Odessa Louis. Muy poca gente acude allí."

Ella  asintió con la cabeza. El período de la cosecha que se avecinaba se celebraba igual que un carnaval. En un día tan bueno, no habría muchos dolientes deambulando por las tumbas. Ella le preguntó a Railin para asegurarse. 

"¿Estás seguro de que Celestine Keers vendrá al templo ese día?"

"¿Alguna vez se ha equivocado mi información?"

Le respondió Railin con una sonrisa. Sus ojos se curvaron bajo las largas pestañas. Annette asintió ante la respuesta bastante fiable. Ella acarició el borde de la taza de té caliente y murmuró.

"Últimamente, Celestine rara vez socializa. He escuchado que, debido a ello, la gente duda de su cualificación para ser Princesa Heredera."

"Bueno, sí. Después de todo, su familia no tiene tanto poder como para respaldarla. Corre el rumor de que últimamente muestra signos de fobia social. Gracias a esto, parece que está generando mucho resentimiento. A todo el mundo le parece que ha cambiado después de haber ascendido.."

Railin explicó. Annette frunció el ceño. Ahora que lo pensaba, Celestine también había cancelado repentinamente su asistencia a la fiesta del jardín del Marqués Eloque. Algo no cuadraba. 

¿Por qué ahora Celestine actúa de forma tan descuidada?

Annette, que sospechaba que Celestine era la verdadera culpable, estaba perpleja. Celestine había conseguido por fin el puesto de Princesa Heredera que tanto deseaba. Sin embargo, ahora con su objetivo tan cerca, Annette no entendía por qué de repente mostraba un comportamiento inadecuado.

Bueno, no importaba. De todos modos, acabaría sabiendo todo esto cuando la encarara. El persistente deseo de limpiar todas las falsas acusaciones era la única razón que mantenía aquí a Annette. Si tenía suerte, podría obtener la respuesta de inmediato de su encuentro con Celestine. Y después de eso...

Annette sonrió al recordar los planes que tenía preparados para el futuro. A diferencia de su amargo humor, su voz fluyó suavemente como de costumbre. 

"Señor Railin, si no le importa, ¿podría preparar mi traslado a Osland? Me gustaría visitar el lugar, una vez que todo esto termine. Tengo que comprobarlo ya que viviré allí a partir de ahora."

Los ojos rojo rubí de Railin centellearon de alegría.

Después de terminar su conversación con Railin, Annette se dirigió al carruaje sin pensarlo mucho. tenía que volver a la mansión. Era un día lluvioso, y si se demoraba más, Raphael se preocuparía. Annette se rió de sí misma por hacerse ilusiones de que Raphael se preocuparía por ella.

Annette finalmente llegó a la parte delantera del carruaje. Estaba lloviendo, así que las botas de cuero que llevaba se habían empapado. La humedad que se le metía entre los dedos de los pies le resultaba desagradable. Justo cuando estaba a punto de subir al carruaje, alguien la llamó desde atrás. 

"Dama... No, Marquesa."

La voz estaba mezclada con un acento extranjero. Después de esperarla un buen rato, el hombre estaba completamente empapado por la lluvia. Annette se sorprendió al ver de quién se trataba. Ella no esperaba encontrarse a este joven cuyo cabello rubio pulcramente peinado se pegaba a su pálida frente.

"¿Gerard? Vaya, ¿no tienes paraguas? Está lloviendo a cántaros, ¿Qué estás haciendo?"

Era Gerard, el mayordomo de la familia Baviera, que la estaba esperando. Annette, sorprendida por el lamentable aspecto de ratón mojado de Gerard, lo agarró de la mano. Gerard tenía las manos frías de tanto tiempo bajo la lluvia. Ella quería que entrara en el carruaje para calentarse antes de que su temperatura bajara aún más, pero Gerard se negó. 

"Arruinará las fundas de cuero. Está bien, así que sólo..."

"¡Qué tonterías dices! ¿Te parece que no puedo comprar fundas de cuero nuevas? Vamos, entra. "

Ella tiró de su mano con determinación. Él tuvo que sentarse dentro del carruaje. Gerard era el mayordomo de confianza de su padre, así que la cuidó durante mucho tiempo. Aunque ahora ella estaba un poco distanciada de él, siempre lo había considerado como un primo lejano. Así que dejar a Gerard bajo la lluvia, mientras hablaba con él cómodamente sentada en el carruaje, la parecía despiadado. 

De repente, el hecho de que Annette tirara de él hacia el interior del carruaje hizo que Gerard se echara a reír. Podía sentir como las finas fundas de cuero se mojaban bajo su ropa. Hacía un poco de frío bajo la lluvia, pero su corazón se calentó por la amabilidad de ella. Su joven era tan dulce como solía ser. 

"¿Qué pasa, Gerard? Has venido hasta aquí. ¿Mi padre te obligó a hacerlo?"

Preguntó Annette mientras cubría el cuerpo de Gerard con una manta. Su corazón latía con fuerza, preguntándose si su padre, le había enviado otras palabras de advertencia. Pero Gerard negó con la cabeza y miró atentamente a Annette. Una pequeña sombra cubrió su agraciado rostro. 

"Mi dama, no... Marquesa."

"Llámame como quieras. ¿Qué ocurre?"

"Lo siento, pero me he enterado por casualidad. La... la mina de hierro de su esposo. He escuchado que ha echado al gerente de la mina. "

El corazón de Annette empezó a latir con fuerza. La noticia de que se había deshecho de Thomas Bradley había llegado a sus oídos. Ella lo  esperaba, pero nunca pensó que ocurriría tan rápido. 

Annette se preguntaba hasta qué punto podía confiar en Gerard, que también era subordinado de su padre. Sin duda, él nunca le haría daño, ya que la había cuidado desde que era una niña. Pero pensaba que no sería igual si se trataba de su esposo Raphael. Annette le preguntó a Gerard con recelo.

"Aah cierto. ¿Te preguntas por qué lo hizo? Thomas llevaba un doble libro de contabilidad e desviaba los beneficios del negocio. Desde el punto de vista de un empresario, es natural despedir a gente así."

"No es sólo por eso.  Usted es una persona inteligente, así que ya debe de haberlo adivinado todo."

Gerard sonrió con amargura. Él sabía la verdadera razón por la que Annette había echado a Thomas. Ella se quedó mirando fijamente a la cara de Gerard, sin saber qué diría. Entonces Gerard suspiró profundamente y se arrodilló en el suelo del carruaje. 

"Hoy no estoy aquí para hacerte daño ni a ti, ni a tu esposo. En realidad, mañana dejaré este trabajo y volveré a mi ciudad natal. Quería despedirme de ti, así que te pido disculpas por venir aquí de repente." 

"¿Te vas a casa? ¿Por qué?"

"Mi vida en Deltium fue genial, pero ahora parece que ha llegado el momento de volver a mi ciudad natal. Mi hermano, que acaba de quedar a cargo de la propiedad, también necesita ayuda."

Gerard no dio sus verdaderas razones para marcharse. Quizá fuera porque tenía una sensación de crisi debido a que sus problemas se habían hecho demasiado grande, o quizá le incomodaba estar en una situación en la que tenía que seguir enfrentándose a ella. Por supuesto, también cabía la posibilidad de que fuera una mentira para que Annette bajara la guardia. Sin embargo, su rostro parecía sincero. 

Al igual que él conocía bien a Annette, ella también lo conocía muy bien a él. Aunque tuvieron algunos conflictos, pasó mucho tiempo con Gerard. Incluso se podría exagerar diciendo que el tiempo pasado con Gerard era mucho más largo que el que ella pasó con su padre. Durante esos tiempos, Gerard había sido siempre un buen mayordomo. Ahora que él se iba, ella no podía seguir tratándolo con frialdad. 

"Ya veo. Por favor, ten cuidado en tu camino. Espero que volvamos a vernos, Gerard."

Annette se despidió en un tono suave. Pero la visita de Gerard no era sólo para despedirse. De repente él miró a su alrededor. Luego cerró la ventanilla del carruaje entreabierta. A continuación, Gerard bajó la voz y susurró con mucho cuidado. 

"Dama, aunque no lo sé todo... pero me enterado de una cosa."

"¿Qué? ¿De qué hablas de repente, Gerard?"

"De la mina. No es sólo es su padre, sino que hay otras personas que le están ayudando. Es una conspiración mucho más grande de lo que piensa." 

Los ojos de Annette se agrandaron ante las inesperadas palabras. El Duque Bavaria por sí solo, representaba un gran poder. No necesitaba la ayuda de nadie. No podía creer que Allamand contara con la ayuda de alguien para planear algo. Era totalmente inesperado. 

"¿Te importaría contarme más sobre esto, Gerard? Te lo agradezco mucho, pero si él te descubre..." 

Annette estaba muy preocupada por Gerard.  Aunque sólo intentaba proteger a Raphael, lamentaba haber sido demasiado dura con él. Gerard sonrió tristemente.

"Bueno, ¿Qué puede hacer contra alguien que se ha ido? Hay algo más que quiero decirte. "

Gerard, arrodillado en el suelo del carruaje, inclinó la cabeza. Luego besó sin vacilar las botas empapadas de lluvia de Annette. Ante su actitud reverente, los ojos de Annette se agrandaron de la sorpresa. Levantó la vista hacia Annette, todavía de rodillas.

"Le pido sinceras disculpas por haber insultado a su esposo el otro día. Aquel día me sentí como si me hubieran robado a mi preciosa joven a la que había educado. Estoy realmente avergonzado de mi comportamiento. No debí hacerlo..." 

"Está bien, Gerard. Ya le pediste perdón a mi esposo. Todo quedó en el pasado."

Gerard volvió a inclinarse ante las palabras de Annette. La cara del esposo de Annette, Raphael destelló ante sus ojos oscuros. Gerard esperaba que ese hombre pronto se diera cuenta del gran privilegio que era estar al lado de Annette. Por ser sólo un mayordomo, ni siquiera tenía esa oportunidad. Gerard reprimió sus persistentes sentimientos. Se despidió deliberadamente con un tono brillante. 

"El tiempo que le serví será siempre el recuerdo más preciado de mi vida.  Aunque regrese a mi ciudad natal, siempre pensaré en usted. Por favor, sea feliz."

Cuando Gerard terminó de hablar, sonrió con cara alegre. Ya se le habían acumulado algunas lágrimas alrededor de los ojos. Ya sin nada más que decirle a Annette, Gerard salió del carruaje. Luego caminó hasta que desapareció en la oscuridad. 

"Gerard..."

Annette suspiró mientras miraba con tristeza la espalda de Gerard desde la ventanilla. Estaba preocupada porque estuviera a salvo el camino de vuelta a casa. Pero había llegado el momento de regresar a casa. Annette, mirando por la oscura ventanilla, dio orden de arrancar el carruaje.

lunes, 6 de marzo de 2023

marzo 06, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 460

 La Emperatriz Divorciada - Capítulo 460. Encontrar La Debilidad (1)



¿Dónde debería alojarse Rivetti cuando llegue? ¿Debería usar una habitación de invitados distinguidos o una habitación de las damas de compañía? ¿O tal vez una habitación vacía cerca de la mía? No lo sabía.

"Si su habitación está demasiado cerca de Su Majestad, podría sentirse incómoda."

"No lo creo, Señorita Rose. Rivetti no es esa clase de chica. Es de las que están más contentas cuanto más cerca tienen a Su Majestad."

"Laura, la Señorita Rose puede que tenga razón. Es una chica brillante, pero aún así... ha pasado por muchas cosas malas. Podemos animarla, pero también podría necesitar tiempo a solas."

 Mastas se mostró de acuerdo con la Condesa Jubel,

"Así es. Ya que no fue capturada en su propio territorio, sino en un pueblo cercano, puede que quiera estar sola. Bueno, no la capturaron exactamente."

Cada dama de compañía ofreció una opinión diferente. A medida que discutían, sus opiniones cambiaron repetidamente. No sería una decisión fácil.

Dado que no se ponían de acuerdo entre ellas, me presionaron para que fuera donde Heinley. Pensaron que debería escuchar su opinión. 

Por supuesto, la verdadera razón por la que querían que hablara con él era para que pasara más tiempo a su lado. Aun así, como extrañaba a Heinley, les seguí el juego.

Inmediatamente fui a buscarle. Pero aunque fui a su oficina, al campo de entrenamiento, al jardín e incluso a su precioso nido, no había rastros de él. 

¿Podría estar herido? ¿Le habrá alcanzado una flecha mientras volaba? ¿Se habrá perdido? ¿Podría haberse desmayado? ¿Y si se despistó mientras volaba, chocó contra un árbol y se fracturó un ala?

Me horroricé al no poder encontrarlo. Mi temor empeoró cuando ni siquiera McKenna sabía dónde estaba. 

"Podría estar en un árbol tomando el sol. Lo hace a menudo. Por favor, no se preocupe."

Aunque McKenna habló con calma, cómo podría no estar preocupada.

"Un pájaro pequeño y bonito como Heinley llama mucho la atención, McKenna."

"¿Qué? ¿Un pájaro pequeño y bonito? ¿Te refieres a mí?"

"No, me refiero a Heinley. Por supuesto, tus plumas azules también son muy bonitas."

"Lo siento, Su Majestad. Con todo respeto, no puedo estar de acuerdo con que el Emperador Heinley sea bonito o pequeño. Es una cuestión de conciencia y orgullo."

McKenna sacudió la cabeza en un intento de borrar de su mente lo que le había dicho. 

Tras comprobar que no había nadie a la vista, se transformó en un pájaro azul y dio una vuelta alrededor de la habitación. Poco después, arrastró su ropa detrás de un biombo y desapareció. Regresó un momento después. 

"¿Me comprende? Yo soy un pájaro pequeño y bonito. Su Majestad Heinley es un pájaro enorme."

Para mí, las plumas doradas de Heinley eran las más bonitas. Eso también se debía a que me gustaba el dorado. Por supuesto, en términos de tamaño, McKenna era más pequeño, pero Heinley no era enorme. Tenía el tamaño perfecto para abrazarlo.

"Seguiré buscándolo."

Dado que McKenna no había sido de mucha ayuda, volví a preguntar por los alrededores. 
´
De repente, pensé en la fuente donde había descubierto que Heinley era Reina. Aquella fuente, que quedaba en el palacio abandonado, me había deparado varias sorpresas. 

¿Podría estar allí? En cuanto lo pensé, sentí una curiosa certeza de que así sería. Me apresuré en esa dirección. Entré por la puerta principal, parcialmente derruida, y caminé por el sendero de grava lleno de baches. Cuando pasé por un pasillo desierto, vi la fuente. 

Lo sabía.

Heinley estaba sentado en la fuente, mirando al cielo con los ojos cerrados mientras cantaba. A juzgar por la ropa esparcida cerca, acababa de regresar a su forma humana.


Su voz grave resonaba en el aire de la mañana. Apoyé la cabeza en una columna mientras escuchaba. Tan pronto como notó mi presencia, dejó de cantar y se volteó hacia mí. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sus cejas se alzaron.

"Mi Reina."

Con una amplia sonrisa, se acercó a mi lado y susurró a mi estómago,

"Cierra los ojos, mi bebé."

Luego me dio un beso en el dorso de la mano. Se enderezó y me besó en los labios. 

Con suavidad, me mordisqueó la nuca y los lóbulos de las orejas. Luego me susurró al oído, cerró los ojos y se apartó. Se metió en la fuente de modo que sólo se veía la parte superior de su cuerpo, por lo que me sonrió torpemente. 

"No tienes por qué avergonzarte, Heinley. De todas formas, todo me pertenece."

Era demasiado adorable. 

"¿A qué te refieres, Mi Reina?"

"Ya que has tocado mi estómago y le has hablado, yo también te tocaré. Eso es todo." 

Me puse en cuclillas y extendí una mano. 

"Pero Reina, ese no es mi estómago..."

Acaricié su cuerpo desde la parte baja de su pecho hasta los labios. Sonrojado, Heinley me mordió los dedos y sonrió.

Jugueteamos un rato, luego me levanté la falda hasta las rodillas y me senté junto a Heinley, con las piernas dentro del agua. 

"El agua está fría. ¿Estarás bien?" 

Heinley se mostró preocupado, pero estaba bien porque hacía calor. Me quité los zapatos y los puse a mi lado. 

"Puedes abrazarme para que no sienta frío." 

"Es verdad."

Extendió las manos y me abrazó. 

Pegada a él, sentí una sorprendente calidez. No en un sentido extraño, sino una sensación cálida real. Después de que pasó un rato y mi cuerpo se calentó más, recordé la razón por la que había venido a buscarlo en primer lugar. Además de lo preocupada que estaba mientras lo buscaba. 

"Me asusté porque no podía encontrarte, Heinley."

Me quejé mientras le daba una palmada en el muslo. Sólo de pensarlo me molestaba. Heinley se estremeció y luego se disculpó. 

"Necesitaba ordenar mis pensamientos."

"¿Te ayuda venir aquí?" 

"Venir aquí... me hace sentir que mis problemas no son tan graves."

"¿Por qué? ¿Este lugar tiene un significado especial?" 

Lo tenía para mí, pero en aquella ocasión, yo había visto a Heinley, no al revés. Si este lugar era especial para él, no tendría necesariamente nada que ver conmigo. Me preguntaba qué podría ser. Cuando se trataba de Heinley, sentía curiosidad por todo. 

"Hmm. Cuando era joven, no era realmente algo bueno, pero... hubo un accidente."

Heinley frunció el ceño, pero no explicó qué fue ese accidente. 

Probablemente, no era nada serio. Dudé entre indagar más o dejarlo pasar. ¿No debería indagar más si queríamos que nuestra relación progresara? Sin embargo... no quería sacar a la luz una herida de la que él no quería hablar, sólo para satisfacer mi curiosidad. Al final, decidí abordar el tema de Rivetti. 

"Rivetti llegará pronto."

"¿Rivetti?"

Heinley ladeó la cabeza, como si no supiera quién era ella. Ahora que lo pienso, no sé si Heinley y ella se habían conocido en persona. 

"Es la hija del Vizconde Roteschu..."

Cuando ahondé en más detalles, su expresión se tornó de mayor comprensión. El Vizconde Roteschu había estado del lado de Rashta y había sido mi enemigo mientras estuve en el Imperio Oriental. Por eso a Heinley le pareció extraño que su hija viniera a verme aquí. Cuando le expliqué que Rivetti era una joven que me apreciaba mucho, finalmente soltó un "Ah" de entendimiento. 

"Por lo que ocurrió con su padre y su hermano, estoy segura de que tiene demasiadas cosas en la cabeza. Le pedí que se quedara conmigo por el momento..." 

"Está bien. Haz lo que desees, mi reina. ¿No eres la dueña de este palacio?"

"No sé en qué habitación alojarla."

Después de comentarle las opiniones de mis damas de compañía, Heinley me contestó inmediatamente,

"Has dicho que esa chica te adora, ¿cierto? ¿Qué ha coleccionado todos tus retratos? Entonces sólo hay una opción: alojarla lo más lejos posible de ti."

"¿Por qué?"

"Porque realmente le gustas. Debería bastar con que se quede en el palacio."

"¡!"

"Esa es mi opinión, mi reina."

"Rivetti es una mujer, Heinley."

"Las únicas personas de las que no desconfío son tus padres, tu hermano y nuestro pajarito, mi reina."

***

Cuando el Gran Duque Lilteang llegó a la capital, tras un agónico viaje al Imperio Oriental, su enfermedad empeoró. Sovieshu llamó al médico del palacio a la mansión del Gran Duque, pero fue inútil. El Gran Duque estaba débil por la falta de alimentación y por los traumas que sufrió. Su salud se había deteriorado por completo después de que pasó todo un día bajo un aguacero.

Cuando Evely lo trató con magia curativa, sus heridas externas sanaron. Pero la enfermedad persistía, ya que su fiebre subía y bajaba repetidamente. Esto continuó durante cuatro días. Surgieron opiniones. Algunos decían que su hijo, el heredero al trono, debía ser llevado al palacio imperial, por si acaso.

El Cuarto Comandante de los Caballeros Transnacionales también hizo una visita. Los funcionarios estaban nerviosos, pero como habían previsto esto, no se sorprendieron tanto.

La noche anterior al encuentro, Sovieshu había hecho algunos preparativos para que incluso su yo del día pudiera actuar con dignidad frente al Cuarto Comandante de los Caballeros Transnacionales. Sin embargo, el tema que planteó el Comandante cuando se reunieron por primera vez en persona superó las expectativas de ambas personalidades de Sovieshu.

"He oído hablar del caso del puerto. El Imperio Oriental realmente está en un aprieto. Así que... el líder de la alianza tiene una sugerencia."

"¿Una sugerencia?"

"¿Es cierto que el Imperio Oriental tiene sospechas de que el Imperio Occidental está involucrado en el fenómeno de la disminución del maná y ha comenzado a investigar al respecto?" 

Sovieshu no respondió. 

"El líder dice que si comparte algunas pistas con nosotros, se pondrá del lado de Su Majestad en el caso del puerto."