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jueves, 9 de marzo de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 461

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 461. Encontrar La Debilidad (2)



Sovieshu frunció el ceño ante la oferta del Cuarto Comandante. El Comandante sonrió con confianza, como si estuviera seguro de que Sovieshu aceptaría.

"Me niego."

Sovieshu respondió inmediatamente.

"¿Te niegas?"

El comandante parpadeó sorprendido.

"¿Está seguro?"

Una sonrisa llena de desprecio cruzó los labios de Sovieshu.

"Prefiero no dispararme en el pie."

Aún no tenía pruebas concluyentes, pero aunque las tuviera, no se las habría dicho a los Caballeros Transnacionales. Los magos eran la fuerza del Imperio Oriental. Si los Caballeros Transnacionales encontraban pruebas fehacientes de la disminución del maná, primero las utilizarían para arrinconar al Imperio Occidental. ¿Y después? Sovieshu estaba seguro de que las flechas volarían hacia el Imperio Oriental.

El puerto era precioso, por supuesto. Pero había muchas maneras de recuperarlo. Mientras tuviera magos, por la fuerza o por la política, podría retomarlo. Lo mismo no se aplicaba a sus magos. No entregaría la mayor debilidad del Imperio Occidental a alguien, sólo para jugarles una mala pasada temporal.

Los ojos del comandante, ya estrechos de por sí, se entrecerraron aún más.

"Ya veo. Es una pena, Su Majestad."

El Cuarto Comandante se despidió cortésmente y abandonó el Palacio Imperial. Su asistente, que le esperaba afuera, se apresuró a acercarse en cuanto salió.

"¿Cómo le fue, Comandante?"

"No cayó en la trampa."

Respondió con decepción.

"Pensé que se uniría a nosotros enseguida, ya que perder el puerto sería malo para su imagen."

"Probablemente sabe que los magos son más importantes que el puerto."

"No es cierto. Ambos son importantes. Además, era posible mantener ambos."

"¿Cómo?"

El Comandante se rascó la barbilla,

"Si fuera yo, entregaría la información y mantendría la posesión del puerto. Luego mataría a todos antes de que perdiéramos a los magos."

Su asistente se frotó los brazos. Las aterradoras palabras del Comandante le pusieron la piel de gallina,

"Bueno, eso da un poco de miedo. ¿Cree que el Emperador Sovieshu podría cambiar de opinión, Comandante?"

"Es más rígido de lo que esperaba, así que probablemente no."

"¿En serio?"

"Más bien..."

'Más bien, es el Emperador Heinley quien piensa más como yo.'

Sólo terminó la frase en su mente, por lo que su asistente preguntó desconcertado,

"¿Comandante? Más bien, ¿qué?"

Angel ignoró a su asistente.

"Vamos a Bohean Azul. Desafortunadamente, no es posible cumplir ambas misiones al mismo tiempo. No queda más remedio que resolver una a la vez."

"Sí, señor."

"Oh, una cosa más."

El Cuarto Comandante había dado varios pasos, pero se detuvo de repente y se dio la vuelta. Sobresaltado, su asistente enderezó los hombros.

"¿Qué ocurre, señor?"

En los ojos del Cuarto Comandante se dibujó una sonrisa de satisfacción. Él dio una orden más.

Mientras tanto, Sovieshu llamó al Marqués Karl. Para cuando llegó el Marqués, Sovieshu tenía ante sí un informe sobre el Duque Elgy y Rashta.

Después de esperar un rato en silencio, el Marqués Karl preguntó con cautela,

"¿Me mandó a llamar, Su Majestad?"

Aunque la mirada de Sovieshu seguía fija en el informe, finalmente dio una orden,

"Dile al Rey de Bohean Azul que piense en lo que debe hacerse ahora, por el bien de la amistad entre nuestros dos países."

***

Mientras Sovieshu trabajaba para proteger su puerto y el Cuarto Comandante estaba ocupado cumpliendo con sus dos obligaciones, Heinley también estaba ocupado ocultando pruebas de sus preparativos para la guerra. Tras despedirse de Navier y transformarse en pájaro, voló hasta otro lugar donde había ocultado hábilmente piedras de maná.

Dado que Navier estaba embarazada, quería permanecer a su lado el mayor tiempo posible. Pero para evitar que el Imperio Oriental descubriera su plan, tenía que actuar con rapidez. Heinley no quería que nadie más descubriera cómo acelerar la pérdida de maná.

Si bien no había tenido más remedio que renunciar a la guerra, pensó que al menos podría transmitir el conocimiento de este método a sus hijos.

'Mientras recupere las piedras de maná, nadie podrá culparme, aunque sospechen de mí.'

Voló diligentemente durante un tiempo hasta que finalmente divisó su destino, un templo. El hermoso templo había sido construido sin muros, sólo con pilares. Heinley había incrustado una piedra de maná en uno de los pilares. Estaba tan bien escondida que había tenido que venir él mismo para localizarla. Pero justo cuando estaba a punto de aterrizar sobre el pilar, vio las cabezas de algunas personas en las inmediaciones. Desconfiado, siguió volando.

'¿Quiénes son?'

Aunque iban disfrazados de comerciantes y turistas, no podían serlo. Los comerciantes y los turistas no tenían por qué moverse sigilosamente cerca de un templo.

'¿Han descubierto que aquí hay una piedra de maná? ¿Son secuaces de Sovieshu?'

Heinley dio vueltas por el cielo, lleno de preguntas. Cuando uno de ellos se adentró en el bosque, voló rápidamente en esa dirección. Descendió vertiginosamente y, justo antes de tocar el suelo, se convirtió en humano y abordó al hombre por detrás mientras estaba distraído.

"¡Ack!"

Gritó el hombre disfrazado de turista al caer al suelo. Heinley le agarró por el cabello y tiró con fuerza.

"¿Quién eres?"

"¿Q-Qué?"

"He dicho, ¿quién eres? ¿Qué haces aquí?"

El hombre intentó sacar un arma oculta, pero Heinley se lo impidió de inmediato. El hombre intentó morderse la lengua para suicidarse, pero Heinley le apretó la mandíbula, forzándole a abrir la boca de nuevo. Como seguía negándose a responder, Heinley le propinó una paliza.

Finalmente, el cautivo confesó entre sollozos.

"La Alianza... Estoy con la Alianza. A todos los de la Alianza nos dijeron que investigáramos esta zona."

"¿Qué parte de la alianza? Hay muchos grupos implicados. Dime exactamente."

El hombre se estremeció.

"Soy de la 4ª. ¡La 4ª División de los Caballeros Transnacionales!"

Heinley chasqueó la lengua y soltó la mandíbula del hombre. Recordó que el Comandante de la 4ª División había pedido a Navier prestada la 5ª División.

'Supongo que no sólo están investigando el asunto del puerto.'

Se había preguntado por qué estaba tan escaso de personal como para necesitar el apoyo de otra división. Era porque se estaba ocupando de dos casos a la vez. El Cuarto Comandante había enviado a todos sus caballeros a investigar cualquier pista sobre el fenómeno de la disminución del maná. Era un método aburrido pero eficaz. También iba directamente en contra de los planes de Heinley.

Justo entonces, oyó un gemido. El Caballero de la 4ª División que había capturado le miraba aterrorizado. El hombre había sucumbido a la tortura y había revelado su misión. No fue hasta ahora que se dio cuenta, al ver la expresión del Emperador Heinley, de que no saldría con vida.

Un momento después, Heinley se deshizo de otro caballero de la 4ª División que merodeaba cerca. Luego recuperó la piedra de maná y se marchó. A pesar de haber completado su misión con éxito, se sentía intranquilo.

'Debo recuperarlas más rápido.'

***