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jueves, 22 de septiembre de 2022

septiembre 22, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 21

Capítulo 21. Látigo y Gargantilla


El cuerpo de Annette estaba d3snudo. Cruzando los brazos, trató de cubrir sus pechos expuestos, pero en ese momento, algo golpeó su trasero.

"¡Ah!"

Annette se sacudió sorprendida. El látigo que Claire le había regalado estaba hecho con el cuero más suave, así que en realidad no le dolió mucho. Pero no pudo evitar sobresaltarse cuando golpeó su piel. Miró a Raphael con ojos lastimeros, pero él los ignoró.

"No te cubras", le ordenó fríamente. "Baja las manos."

Sus ojos rosados temblaron al escuchar estas palabras. Al observar su expresión de dolor, le levantó la barbilla con el mango del látigo.

"¿Aún quieres hacerte la inocente?"

Sus pen3trantes ojos le recordaron a una bestia de caza. Impotente, Annette bajó los brazos, sintiéndose como un conejo capturado. Raphael se movió lentamente a su alrededor, estudiando su cuerpo d3snudo con ojos feroces. Mientras su mirada recorría ferozmente su cuerpo, sentía como si el fuego le lamiera la piel.

Mientras inspeccionaba su delicioso cuerpo, la rodeó por la cintura con sus brazos desde atrás. Ella sintió su gran mano acariciando su s3nos. Sus manos eran tan grandes que ambas habrían abarcado fácilmente sus costillas. Inclinando la cabeza, le mordió el lóbulo de la oreja por detrás.

"Dime", susurró. "¿Alguna vez dejaste que el Príncipe Heredero chupara estos bonitos pechos?"

"¿Qué? ¿Qué demonios estás...? ¡Ahhh!"

Justo cuando estaba a punto de negarlo, gritó de sorpresa. Sus cálidas manos le agarraron con fuerza los s3nos. Sintió una sensación emocionante mientras fr0t4ba sus p3z0nes.

"Oh, Raphael..."

De repente, una de las manos de él se sumergió en sus br@g4s, rápida como una serpiente que ataca, mientras se apretaba entre sus muslos y se frotaba contra su núcleo. Instintivamente, ella intentó cruzar las piernas, pero no pudo escapar de la decidida caricia.

Lentamente, los dedos de él se deslizaron desde el perineo hasta su abertura y luego hasta su cl!t0ris, que estaba hinchando. Sus labios rojos se curvaron en una fría mueca.

"Ya estás mojada."

Annette sollozó de vergüenza. El hecho de verla así le excitó, por lo que Raphael acercó su cuerpo, acariciando con más fuerza entre sus piernas. Cada vez que sus dedos tocaban su entrada, la fuerza de sus piernas se disolvía, como si se hubiera derretido. Se retorció hacia delante y hacia atrás, pero no pudo escapar de su agarre.

De repente, sintió algo duro entre sus muslos. La parte inferior del cuerpo de Raphael estaba presionada contra ella, rozando su furiosa longitud contra ella. Annette se mordió los labios sin poder evitarlo. No sabía qué hacer con tanta estimulación por todos lados, pero cada vez estaba más mojada.

"Oh, Raphael, uh, uh..."

Cada vez que sus dedos se movían, ella podía escuchar los sonidos húmedos. Sus callosos dedos entrenados en el uso de la espada, enviaban increíbles sensaciones a través de ella cuando frotaban su cl!t0ris. Cuando él separaba sus pétalos para frotar su pequeño agujero, Annette apretaba instintivamente su interior. Su cuerpo había aprendido el pl@cer que podía ofrecer un hombre. Ahora se sentía inquieta.

Se estaba tambaleando, apenas podía mantenerse en pie. Tuvo que sostenerse en sus manos, pero aquellos dedos tenaces sólo la frotaban cada vez más rápido. El líquido resbaladizo que fluía de ella sólo facilitaba la caricia lasciva. Cuando él empezó a acariciar en circulo furiosamente su cl!t0ris, ella no pudo aguantar más. Se corrió.

"¡Ha...huh...!"

Sus piernas se desplomaron. Raphael abrazó a la esbelta mujer por detrás mientras ella se colgaba lentamente en su brazo.

En ese momento, algo se enroscó alrededor de su esbelto cuello con un chasquido. Annette tocó rápidamente el objeto que rodeaba su cuello, sintiendo el suave cuero y el metal con sus dedos. Era la gargantilla que le había regalado Claire.

Las mejillas de Annette ardían como si estuvieran en llamas. Automáticamente, le pidió ayuda.

"Ra, Raphael... quítame esto."

Él la miró sin decir su palabra. Sus ojos estaban llenos de vívida lujuria, admirando su piel blanca, sus p3z0nes duros, y la gargantilla negra alrededor de su esbelto cuello. Era una visión increíblemente exc!tante.

Raphael apretó la mandíbula y la empujó contra la pared, colocándola con los brazos contra la pared. Annette no tenía ni idea de lo que él quería, así que obedeció, mirándolo con ojos ansiosos.

"¿Raphael? ¡OHHH!"

El látigo azotó de nuevo su tr@sero. No le dolió, pero todo el cuerpo de Annette se estremeció de vergüenza. Este era el tipo de cosas que se hacen para castigar a los niños pequeños. Era humillante que ella, una mujer adulta, fuera azotada en su tr@sero mientras estaba completamente d3snuda.

Annette miró a Raphael con desesperación. Entendía que estaba enfadado, pero quería que parara este vergonzoso castigo. Pero en el momento en que él vio sus grandes ojos, brillando con lágrimas, la agarró con fuerza de las caderas.

"Joder, no me mires así. Sabes cómo provocar a un hombre, ¿no?" Le increpó molesto. Como si quisiera castigarla, le separó los muslos y la pen3tró por detrás. La abertura de ella ya estaba húmeda, por lo que lo recibió sin vacilar. Sus gl@nde hinchado rozó su interior húmedo hasta adentrarse en lo más profundo.

Estaba tan excitado que enseguida agitó su cintura, acariciando sus sensibles paredes interiores con su cálida virilidad. Annette aceptó el ataque jadeando, apoyándose en la pared. Cada vez que la pen3traba por detrás, la ponía de puntillas debido a la diferencia de altura.

"¡Huh, Raphael, ah, huhhh!"

La pen3traba con tanta fuerza que parecía que su cuerpo se iba a romper, y aun así, se sentía tan bien. Le gustaba tanto que sus piernas seguían cediendo. Cada vez que sucedía, la hacía sentir que estaba en peligro de caerse, y automáticamente se aferraba a él. Detrás de ella, Raphael gimió.

"Annette, ¿te gusta tanto que te castiguen?". Reprendiéndola, le azotó el tr@sero con la palma de la mano. Hacía tiempo que había tirado el látigo. Al principio, sólo lo había hecho para avergonzarla, pero la sensación de su suave tr@sero contra su palma era increíble. Deliberadamente, la azotó unas cuantas veces más, controlando su fuerza para no lastimarla.

"Cada vez que te azoto, me aprietas. ¿Lo estás disfrutando?"

Las orejas de Annette se pusieron rojas ante su sarcasmo. Cada vez que él la azotaba, ella podía sentir cómo su virilidad se endurecía adentro, haciendo que la fricción de sus caricias fuera aún más intensa. Sus piernas se tambaleaban cuando él empujaba con fuerza contra sus puntos débiles.

"Huh, ah, Raphael, ah...!!"

Ella no podía soportarlo. La forma bestial en que él la había montado la avergonzaba mucho. Echó la cabeza hacia atrás mientras sus paredes inter!ores sufrían un violento org@smo, pero su virilidad seguía empujando dentro de ella sin pausa, provocando su pl@cer. Su rudo cl!max fue tan abrumador que las lágrimas corrieron por sus mejillas.

"¡Raphael, basta, ahh, hhhh, ahhh! Para, para, por favor."

"¿Parar? ¿Dices eso cuando me estás apretando tan fuerte allá abajo? Me parece que quieres más". Su gran mano frotó vigorosamente contra su cl!t0ris, causando un ruido húmedo entre sus piernas. Annette se mordió los labios, sintiendo su propia humedad mojando sus muslos. No pudo soportarlo. Se avergonzaba de ser tan lasciva, pero su cuerpo había aprendido el pl@cer de estas actividades carnales y sólo se calentaba, queriendo más.

Sus dedos estaban mojados mientras estimulaba su cl!toris resbaladizo. Seguía metiéndole la virilidad salvajemente. Cada vez que sacudía la cintura, su virilidad hacía que sus paredes interiores se derritieran de pl@cer.

Esa rígida virilidad nunca estaba satisfecha. Se introdujo en Annette hasta dejarla exhausta.

"¿Lo sientes, Annette? ¿Tu pequeño agujero apretando tan fuerte?"

Annette ya no podía ni siquiera gemir correctamente. No sabía si él tenía razón. Lloró ante el intenso pl@cer, mientras él pellizcaba su cl!t0ris con los dedos. Sus húmedas paredes temblaron de pl@cer y se apretaron alrededor de él.

Annette, que volvió a correrse, se desplomó exhausta.

martes, 20 de septiembre de 2022

septiembre 20, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 20

Capítulo 20. Habilidad Especial


Los asistentes que trabajaban en el palacio real estaban rigurosamente entrenados. Siempre se mantenían precavidos en todo lo que hacían. Sin embargo, no sólo uno, sino cuatro de ellos se habían quedado dormidos al mismo tiempo estando de servicio. Era inconcebible.

Annette sacudió a uno de ellos para que se despertara y, al igual que Ludwig, el hombre comenzó a despertarse desconcertado. ¡No podía creer que se hubiera quedado dormido mientras servía a un distinguido invitado del Príncipe Heredero! No podía ofrecer ninguna excusa aunque lo fuesen a golpear por su falta de disciplina.

"¡No! ¡Qué falta de respeto! Lo siento mucho, Marquesa Carnesis, ¡le ofrezco mis más sinceras disculpas por mi comportamiento!"

El asistente se disculpó con Annette, mientras daba fuertes patadas a sus compañeros para despertarlos. Pronto, todos se pusieron en pie e inclinaron la cabeza en señal de disculpa. Observando que se tambaleaban por el sueño, Annette agitó la mano en señal de aceptación.

Los ojos de los asistentes se convirtieron en estrellas mientras la miraban. La Dama Annette, que no se enfadó con ellos, que mostró piedad tan amablemente, debía ser un ángel bajado del cielo. Era una pena que esta amable mujer no fuera la Princesa Heredera.

Los pensamientos de Annette eran un poco diferentes. En cuanto se dio la vuelta, su sonrisa desapareció, sustituida por una expresión grave. Sólo había un pensamiento en su mente.

Ese libro. Decía claramente que los regresores tenían una habilidad especial que no tenían antes. ¿La mía es dormir a la gente cantando?

Una extraña emoción la recorrió al darse cuenta. Ya una vez había dormido a Raphael cuando andaba sonámbulo por sus pesadillas. En ese momento, sólo pensó que se trataba del efecto de una buena canción de cuna, pero ¿había utilizado su habilidad para dormirlo?

Todavía no estaba segura de nada. Se marchó decidida a probar primero la teoría.

Aunque no era una habilidad espectacular como la de los espíritus, podría ser útil.

Ella sintió que se le ponía la piel de gallina. Finalmente se sintió segura de que realmente había regresado al pasado. Estaba viviendo una nueva vida. Finalmente estaba segura de que realmente había regresado al pasado.

***

El día había pasado rápidamente, el sol ya se había puesto. Había oscurecido antes de que Annette se diera cuenta, por lo que el carruaje iba más lento que de costumbre de regreso a casa. Pero en sus pensamientos, Annette no se dio cuenta de nada de esto. Ya se estaba preguntando cómo poner a prueba su nueva habilidad. Ni siquiera se dio cuenta cuando llegaron a casa.

"Ya hemos llegado", afirmó el cochero. Annette se bajó del carruaje distraída. Antes de que sus pies tocaran el suelo, de repente su cuerpo fue arrastrado por el aire.

"¡Ahhh!"

La sensación de flotar de repente la sobresaltó, sobre todo cuando había estado tan profundamente perdida en su propio mundo. Instintivamente, tiró de cualquier cosa que pudiera alcanzar para sujetarse. Desgraciadamente eso fue el cabello negro como el carbón de Raphael.

Raphael no parecía satisfecho. Un gruñido se escapó entre sus labios. Annette se quedó quieta.

"¡Oh, Dios! Lo siento, estaba tan sorprendida, que..."

Rápidamente, le soltó el cabello mientras se disculpaba. 

Se había sobresaltado tanto que su corazón estaba acelerado. Todavía respiraba entre pequeños jadeos. Aunque había estado a punto de lanzar un insulto, Raphael apretó los dientes, respirando profundamente. Tenía un aspecto feroz, como si se estuviera conteniendo mucho.

¿Por qué está tan enfadado?

La visión hizo que la ansiedad la invadiera. No estaba enfadado porque ella le hubiera tirado del cabello. Llevaba tiempo esperándola de mal humor, ella podía sentirlo por el frío del cuello que sentía a través de sus dedos, helados por el aire nocturno. Annette se mordió el labio. No tenía ni idea de por qué lo hacía, pero su temperamento caprichoso siempre había sido un misterio difícil para ella.

"¿Con quién te has encontrado hoy en el palacio real?" Preguntó Raphael con el rostro rígido.

"¿Qué? Fui a ver a mi cuñada. ¿No has visto la carta que te he dejado?"

Annette respondió automáticamente, pero luego cuando se dio cuenta de lo que estaba mal, se lamentó de su estupidez. No podía imaginar cómo, pero parecía que Raphael sabía que ella había visto al Príncipe Ludwig. Eso explicaba por qué estaba furioso, y ella no podía culparlo. Su esposa había fingido encontrarse con alguien, sólo para encontrarse a escondidas con su antiguo prometido.

Mirando la cara avergonzada de Annette, Raphael sólo se volvió más frío. 

"Tu carta decía que volverías pronto. ¿Estabas disfrutando tanto que no te diste cuenta del tiempo que había pasado? ¿Él te trató bien?"

Esos profundos ojos azules eran más fríos que el hielo del Mar del Norte. Incluso después de volver de la muerte, le seguía doliendo recibir ese odio. Ella bajó su mirada dócilmente.

"No es así, Raphael. Me lo encontré cuando volvía de reunirme con Claire. Nuestro compromiso se rompió tan repentinamente que nunca nos despedimos como es debido. Sólo quería terminar bien la relación. Ahora no tengo que volver a encarar a Su Alteza, lo prometo."

Levantando la cabeza, ella lo miró con ojos serios. Raphael no dijo nada, mantuvo una expresión vacía. El rostro de Annette era tan inocente que cualquiera caería en sus mentiras.

Pero Raphael no se dejó engañar. Estaba de mal humor. Había ido al palacio real después de leer su carta, aunque había sido por asuntos propios, más que para recogerla. Tenía la intención de reunirse con su padre para hacerle algunas preguntas sobre Annette, porque los rumores que el Rey le había contado antes de su boda no eran del todo ciertos. Raphael había querido averiguar de dónde demonios habían salido todos esos rumores.

Pero Selgratis se había negado a reunirse con él. En público, el Rey actuaba como si se preocupara por Raphael, pero en privado no le daba ni la hora. Todo era una actuación.

Así que había regresado con las manos vacías del palacio real. Se sintió lo suficientemente mal por ello. Quiso buscar a Annette, para llevarla a casa.

Aparentemente eso había sido un error de su parte.

"¿Qué demonios estabas haciendo en el palacio del Príncipe Heredero?", exigió.

Estaba furioso cuando descubrió dónde estaba ella. Había querido constatar con sus propios ojos lo que hacían los dos amantes, pero nadie podía entrar en ese palacio sin el permiso del Príncipe Heredero. Ni siquiera Raphael.

Al salir del palacio, se había sentido peor que antes de llegar. Una vez en casa, Raphael apretó los dientes esperando a que regresara. Antes, no le había importado dónde estaba ella o qué hacía, pero Raphael ni siquiera se dio cuenta de la contradicción. Traducción ReinoWuxia

Y ahora que la miraba inmovilizada en sus brazos, sintió una rabia que no podía entender.

"Raphael, te digo que no ha pasado nada con Su Alteza, lo único que hicimos fue despedirnos. Puedes preguntar a los asistentes de su palacio, ellos te dirán la verdad", suplicó Annette, con los ojos abatidos.

Pero la suerte no estaba hoy de su lado. El cochero había estado revisando el carruaje, y volvió hacia ella con algo en la mano.

"Dama, ha dejado esto."

Cuando Annette vio la caja que tenía en la mano, se rindió. Se le escapó una risa desesperada. Dios había decidido abandonarla este día.

Dejándola en el suelo, Raphael le quitó la caja y la abrió. Él también se rió cuando vio su contenido. La gargantilla de cuero se balanceaba en el aire entre sus dedos mientras la mostraba frente a ella.

"Sí, estoy seguro de que obtendría una respuesta muy interesante, si le preguntara a los asistentes del palacio real", soltó con frialdad.

"¡No! Raphael, Claire... espera un momento..."

Sintiéndose humillada por el malentendido, Annette se apresuró a agarrar la caja de regalo, buscando en su interior. Claire era de las que suelen adjuntar cartas a sus regalos, por lo que Annette sólo podía esperar que hubiera una nota dentro para explicar este malentendido.

Afortunadamente, encontró un sobre dentro de la caja. Rápidamente, se lo dio a Raphael sin siquiera leerlo.

"Mira, es un regalo de mi cuñada. Realmente no tengo nada que ver con el Príncipe Heredero."

Frunciendo el ceño, Raphael leyó la nota. Sus profundos ojos azules la recorrieron lentamente de un lado a otro. Sólo tardó unos segundos, pero a Annette le pareció una eternidad. Y con una sonrisa maliciosa, giró la nota frente a ella. Allí con la nítida letra de Claire, estaba escrito.

[Espero que pases una noche excitante con él. Átalo bien y haz que te llame por tu nombre.

Con mucho cariño, Claire]

Oh, Claire.

En silencio, Annette se cubrió la cara con ambas manos, derrotada. La carta dejaba claro que era un regalo de Claire, pero su contenido era desastrosamente confuso.

Entre la nota de Claire y la gargantilla de cuero que colgaba entre los varoniles dedos de Raphael, Annette estaba más que avergonzada. Rezó para desaparecer del mundo para siempre. Ahora. Por favor.

De nuevo, su deseo no se hizo realidad.

"Muy bien. Debe haber sido una visita estimulante el palacio del Príncipe Heredero", dijo Raphael, con una sonrisa cruel que mostraba todos sus dientes. "Veamos lo emocionante que fue para ti."

La agarró del brazo.

lunes, 19 de septiembre de 2022

septiembre 19, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 427

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 427. Entusiasmada (2)



Pero Sovieshu tenía un sabor un poco amargo en la boca, como al comer una fruta sin madurar, a pesar de su sonrisa de felicidad.

Sovieshu dobló la carta y se la entregó al Marqués Karl. Luego se levantó de su asiento y caminó hacia la ventana con las manos en la espalda.

El Marqués Karl y el Comandante de la Guardia Imperial, traumatizados por su anterior caída por la ventana, se acercaron rápidamente a Sovieshu.

"No voy a saltar, así que aléjense."

"Tampoco tenías la intención de saltar por la ventana la vez que lo hiciste."

"Dijiste que estaba borracho esa vez. Ahora estoy sobrio."

"Lo siento, Su Majestad. Espero que entienda cómo se sienten las personas que se preocupan por usted."

Sovieshu chasqueó la lengua, pero no los echó. En cambio, murmuró mientras miraba por la ventana.

"Me resulta muy familiar el paisaje que se ve desde aquí, pero se siente solo porque la persona que mejor me conoce no está."

"Su Majestad..."

"Pensé que no habría nada más aterrador que Navier balanceando una almohada, pero ahora sé que estaba equivocado."

"Su Majestad no debió haberla depuesto."

"Lo sé. No pensé que mi estúpida cabeza sería lo más aterrador."

Sovieshu rechinó los dientes.

"Todo se debe a los golpes que mi padre me dio en la cabeza. Las secuelas aparecieron con el tiempo."

"..."

"¿O acaso Navier puso melocotones en su almohada para golpearme?"


Como el Marqués Karl no respondió, Sovieshu preguntó sorprendido,

"¿Fue así?"

"No, definitivamente no fueron melocotones."

"Si no fueron melocotones, ¿con qué me golpeó en la cabeza?"

"Eso..."

"Dime la verdad. Han pasado seis años de todos modos."

"Por lo que recuerdo de ese día, sólo..."

"¿Sólo?"

"En realidad, no lo sé. Excepto que los melocotones que Su Majestad dejó caer golpearon a Navier en la cabeza, lo que le provocó un chichón. Cuando Su Majestad fue a su habitación a disculparse, salió con un chichón similar en la frente."

'Entonces sí puso algo en la almohada para golpearme...'

Sovieshu suspiró mientras miraba al Marqués Karl con la boca un poco abierta.

'¿De qué sirve hablar de eso? Pasó hace seis años.'

Sovieshu se quedó atrapado en un punto de su memoria de hace seis años, por lo que había mucho más sobre Navier que no podía recordar.

El asunto de los melocotones carecía de importancia en este momento en el que tenía que recuperar a su esposa, que se había convertido en la esposa de otro hombre.

"Marqués Karl."

"Sí, Su Majestad."

"¿Cuánto ha crecido Navier?"

"Ha crecido mucho en estos años."

"¿Sí?"

"Se ha convertido en una emperatriz muy distinguida."

"Distinguida... eh."

Sovieshu, que estaba lleno de añoranza, se mordió los labios y respiró hondo para controlar sus emociones. No debería reírse en estas circunstancias, pero le resultaba difícil imaginar a la distinguida Navier.

"Es en serio. Tanto Su Majestad como Navier se convirtieron en un emperador y una emperatriz que todo el mundo admiraba."

"Marqués Karl."

"Sí, Su Majestad."

"Me dijiste que por la noche vuelvo al yo que conserva los recuerdos de los últimos seis años, ¿cierto?"

"Sí, Su Majestad."

"Agárrame por el cuello y dame un puñetazo en la cara."

"¡¿Qué?! ¡Su... Su Majestad!"

El Marqués Karl se sobresaltó, pero Sovieshu volvió a mirar por la ventana con una cara de tristeza. Al ver el dolor en su cara, el Marqués Karl recordó la conversación que tuvo con los otros secretarios.

Fue una conversación sobre cuándo y cómo contar a Sovieshu sobre la Princesa Glorym y el embarazo de Navier.

Gracias a las medidas adoptadas para que todos mantuvieran la boca cerrada, muy pocas personas conocían actualmente la condición exacta de Sovieshu.

Cuando Sovieshu despertó tras la caída, varios cortesanos evidenciaron síntomas de que había perdido la memoria. Sin embargo, a todos se les informó de que el Emperador sólo había sufrido una pérdida de memoria temporal, y que ahora estaba bien.

Gracias a esto, Sovieshu aún no había oído hablar de la Princesa Glorym ni del embarazo de Navier. Sin embargo, ahora que Sovieshu irá al Imperio Occidental, tenía que contarle sobre el embarazo de Navier. Todavía no era necesario contarle sobre la Princesa Glorym.

"Marqués Karl. Parece que tienes algo que decirme. Solo di lo que tengas que decir."

Sovieshu habló sin apartar la mirada de la ventana.

'¿Se dio cuenta de mi inquietud?'

El Marqués Karl murmuró en su interior y confesó,

"Hay algo que debe saber antes de ir al Imperio Occidental, Su Majestad."

"¿Quieres que sea cuidadoso porque Navier es ahora la esposa de otro hombre?"

"Además de eso..."

"¿Hay algo más?"

"Navier está embarazada."

Sovieshu giró la cabeza y miró al Marqués Karl.

El Marqués Karl cerró los ojos con fuerza y luego los abrió levemente.
.
Para su sorpresa, Sovieshu no parecía enojado ni desesperanzado.

Su expresión no era fácil de describir. Incluso había sutiles rasgos de alegría en su cara.

"¿Su Majestad?"

Cuando el Marqués Karl lo llamó con cuidado porque estaba confundido, Sovieshu exclamó, "Ah" y las comisuras de sus labios volvieron a la normalidad,

"Sí, lo entiendo. Navier está embarazada. Lo entiendo..."

'Embarazada de otro hombre.'

Sovieshu murmuró esto último para sí mismo con el ceño fruncido, pero rápidamente se dio la vuelta con una expresión ambigua.

'¿Su Majestad sospechaba que Navier era infértil incluso hace seis años?'

El Marqués Karl se preguntó en su interior más confundido.

Aunque Sovieshu y Navier estaban casados en ese entonces, nunca habían dormido juntos. Su reacción fue un poco extraña.

En cualquier caso, el Marqués Karl se sintió aliviado de que su conmoción fuera menor de lo que esperaba.

"Su Majestad. Le diré esto por si acaso, Navier y Su Majestad terminaron mal. Navier no sabe de la condición de Su Majestad, no, incluso si lo supiera, podría tratarlo con frialdad."

"Está bien."

"... Puede que ahora trate a Su Majestad como si fuera un desconocido."

"Lo entiendo."

Sovieshu respondió con calma.

"Aun así, tengo que ir."

"Su Majestad..."

"Tengo que ir a ver a Navier."

Sovieshu murmuró y añadió brevemente,

"Por el bien del país."

***

"Realmente me gustaría ser lo suficientemente poderosa como para congelar todo el río..."

Al oír mi murmullo, el sirviente que traía agua para llenar las cubetas me miró asustado.

Por su cara, pareció pensar, '¿cuántas veces más tendré que ir a buscar agua?'

Rose, que estaba sentada en un banco abanicándose mientras me observaba, se rió al escuchar mis palabras.

"Su Majestad ya es realmente extraordinaria. No necesita dominar su magia."

La Condesa Jubel también intervino mientras movía una pieza de ajedrez.

"Así es. Su Majestad puede contratar magos, no tiene que convertirse en uno."

Laura, que estaba sentada frente a la Condesa Jubel jugando al ajedrez, no participó en la conversación porque estaba concentrada en la partida de ajedrez.

Mastas también estaba ocupada dando consejos a Laura y a la Condesa Jubel en la partida de ajedrez. 

"No, esa no. ¿Por qué mueves esa pieza ahí...?"

Suspiré y miré las quince cubetas alineadas en el jardín del Palacio Imperial.

Las cubetas estaban llenas de agua por la mitad, con trozos de hielo flotando en su interior como glaciares rotos.

Fue el resultado de los intentos fallidos de congelar toda el agua de las cubetas.

A pesar de que intentaba entrenar por mi cuenta... no veía ninguna mejoría.

Esta vez pudimos aprovechar inteligentemente la visita de Sovieshu para tomar prestados a los magos del Imperio Oriental, pero nunca se sabe lo que pasará en el futuro, así que quería dominar mi magia.

Fue frustrante que no funcionara tan bien como esperaba.

Es ciertamente curioso que me enfoque tanto en esto, ya que en un principio no era una maga, pero como es una habilidad que tengo ahora, ¿no sería bueno que pudiera usarla adecuadamente?

Cuantas más cosas pueda dominar, mejor.

De hecho, el mejor lugar para aprender era la academia, pero en la academia no querrán enseñarme.

Heinley ya no estaba envuelto en el fenómeno de la disminución del maná, pero aún no había conseguido disipar las sospechas en su contra.... ¿Oh? ¡El Gran Duque Kapmen!

‘¿No podría ayudarme el Gran Duque Kapmen?’

Tan pronto como lo pensé, el Gran Duque Kapmen apareció. Parecía haber escuchado mis pensamientos.

Mientras miraba sorprendido las cubetas, me acerqué rápidamente y le pregunté.

"Gran Duque Kapmen. ¿Podría ayudarme a dominar mi magia?"

domingo, 18 de septiembre de 2022

septiembre 18, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 19

Capítulo 19. Cantando Juntos


Ante el repentino silencio de Annette, los ojos de Ludwig siguieron los suyos hacia la caja vacía.

"¿No es tu regalo? ¿Se ha roto la tapa? No te preocupes... mis asistentes..."

El rostro de Ludwig se endureció cuando vio tardíamente lo que contenía la caja. El ambiente antes tierno se evaporó en un silencio muy pesado.

Annette cerró los ojos. Hubiera sido mejor si fuera un afrodisíaco ilegal. Al menos entonces, podría haber inventado alguna excusa, alegando que era un perfume o una loción. No podía explicar una gargantilla y un látigo.

Uno de los asistentes de Ludwig se acercó en silencio con gran profesionalidad, recogió la caja y su contenido, lo volvió a armar para colocarlo de nuevo en el banco. Regresó a su posición original como si no hubiera pasado absolutamente nada.

Annette sólo pudo cerrar los ojos y rezar para que el mundo explotara de alguna manera inmediatamente. Pero, por supuesto, no lo hizo. Antes de que pudiera ofrecer una explicación, Ludwig se levantó del suelo y la miró con ojos temblorosos.

"Tú... tu... de ninguna manera", tartamudeó. "¿Raphael... te hace ese tipo de cosas?"

"No. ¡No, absolutamente no!" La voz de Annette chirrió de miedo. La sensación de crisis inminente le hizo escupir cualquier excusa que se le ocurrió, la primera vez en su prudente vida que sus palabras se imponían a su mente. "¡Te-tenemos un perro muy grande! Es casi del tamaño de una casa, estoy segura de que ni siquiera Su Alteza ha visto nunca un perro tan grande, y quería métodos para entrenar a un perro tan feroz, así que hice un pedido especial... es un perro muy, muy grande."

Cuanto más hablaba, más incómoda se sentía. Obviamente se trataba de una excusa inventada, pero de alguna manera sentía que estaba insultando a Raphael. Annette cerró los ojos sintiéndose culpable. Al final de esta larga y excelente excusa, Ludwig la aceptó con una mirada dudosa, como si se viera obligado a llegar a esa conclusión.

"Ya veo."

"...Sí". Annette respondió débilmente. Seguía esperando que el mundo explotara, pero desgraciadamente no tenía poder para hacer que eso ocurriera. De hecho, se preguntaba si tenía alguna habilidad para algo.

Se produjo otro silencio incómodo. Ludwig, de pie e inseguro, no tardó en devolverla a su asiento.

"Sentémonos, por ahora... hablemos". Tartamudeó sus palabras. Annette se sentó en el banco en silencio, deseando morir. Quería salir corriendo con la caja, pero marcharse sin permiso en presencia de la realeza suponía un insulto y se castigaba como uno.

Afortunadamente, Ludwig tampoco tenía ganas de hablar del tema. Parecía desesperadamente preocupado por otra cosa.

"Estaba componiendo una nueva canción para mi laúd cuando hablamos por última vez, ¿recuerdas? La terminé hace unos días. ¿Le gustaría escucharla?"

"Sí, Su Alteza."

Fuera lo que fuera, estaba bien. Si tan sólo pudiera escapar de este mortificante lugar. Annette asintió desalmadamente.

Ludwig hizo una seña y uno de sus asistentes se apresuró a traer su laúd. Ludwig a menudo intentaba calmar su mente tocando el laúd, e incluso en esta situación, su desempeño era notablemente bueno. Annette cerró los ojos para escuchar, tratando de tranquilizarse.

De sus delicados dedos, una hermosa melodía llenó el lugar, como una canción celestial. Una vez terminada, habló con una expresión mucho más relajada.

"Me recuerda a los viejos tiempos, cuando yo tocaba y tú venías a sentarte a mi lado para escuchar. ¿Te acuerdas?"

"Por supuesto, me acuerdo."

La música tenía un efecto milagroso para cambiar el estado de ánimo. Annette se sintió un poco nostálgica. Al rememorar aquellos recuerdos, sus pestañas bajaron y su bello rostro se mostró conmovido por la contemplación. Ludwig la miró con admiración.

"Annette, tengo una petición. ¿Me la concedes?"

Al levantar la vista hacia él, ella no aceptó inmediatamente. Oh, por favor, no me digas que va a decir algo más terrible, como que soy su única reina. Annette estaba nerviosa por lo que pudiera salir de su boca, pero afortunadamente Ludwig no fue tan atrevido.

"Si no te importa, ¿Podrías cantar como solías hacerlo?" Sus ojos azules, tan parecidos a los de Raphael, brillaban con fuerza. Era una petición inesperada, pero no difícil. Annette aceptó rápidamente.

Ludwig tenía mucho miedo de su padre. El Rey Selgratis odiaba ver a Ludwig tocando el laúd. Ludwig solía utilizar a Annette como excusa, para poder pasar el tiempo tocando su laúd favorito. Con la puerta y las ventanas bien cerradas bajo el pretexto de una conversación privada, podía tocar música sin que su padre lo supiera.

Probablemente así fue como comenzaron los rumores de que Annette se había acostado con él para convertirse en Princesa Heredera. Era un malentendido evidente, si un hombre y una mujer adultos se encerraban en una habitación durante horas. La mayoría de la gente asumiría que tenían ese tipo de relación.

Annette chasqueó la lengua y añadió una condición a su petición.

"Por supuesto. Como sólo será una canción, la tocaremos aquí. Pero luego debo irme, ya es muy tarde."

"Entiendo", dijo Ludwig, mirándola con ojos apenados. "Gracias por acceder a mi petición."

Cuando esta canción terminara, ella volvería a casa, donde estaba su esposo Raphael. Después de esto, Ludwig y Annette serían extraños para siempre.

Ludwig se mordió los labios. Había estado seguro de que sería el esposo de Annette, y todavía quería serlo. Ludwig debería haber sido su esposo, pero parecía que Annette ya había aceptado a Raphael.

Se sintió indescriptiblemente amargado.

Ese hombre no sólo ha robado el afecto de papá, sino también el de Annette. Me ha quitado todo.

Una sombra pasó por sus ojos azules. Pero ahora tenía que centrarse en ella. Recuperando la serenidad, comenzó a tocar como en los tiempos cuando soñaba con colocar con sus propias manos la corona de la Princesa Heredera sobre el cabello rubio de Annette.

Annette cerró los ojos, tarareando suavemente la melodía que había cantado antes muchas veces. Al principio no era más que una tenue melodía, pero luego se convirtió en una canción.

La punta de tu espada es del color del frío invierno
El rugido del campo de batalla es del color de la lava roja
Como las hojas de los árboles perenne es la lealtad a la realeza,
Cuando el mundo gire y gire y todos estos colores sean uno
Estamparé mis pies para marchar libremente...

A Annette le gustaba cantar. Era sólo un pasatiempo, pero su voz era agradable de escuchar. 

Cuando solía visitar el palacio real, a menudo se unía a Ludwig de esta manera. Y aunque su canto no era tan bueno como antes, era divertido hacerlo, después de tanto tiempo. Así que Annette no se dio cuenta al principio, cuando Ludwig dejó de tocar.

En la última estrofa de la canción, abrió los ojos y se sobresaltó cuando vio a Ludwig tumbado en su banco con los ojos cerrados.

Espera, ¿Se ha desmayado de verdad? ¿Tan terrible fue mi canto?

Asustada, se levantó apresuradamente y fue a sacudirlo. Le preocupaba que se hubiera desmayado de nuevo en otro episodio, o que se hubiera golpeado de alguna manera en la cabeza con su propio laúd. Era posible. Ludwig era así de torpe.

"¡Alteza! ¡Alteza! ¿Se ha hecho daño? ¿Está usted enfermo?"

"Hmm... ¿Annette?"

Afortunadamente, abrió los ojos rápidamente. Ella no tenía ni idea de si se había desmayado o simplemente se había quedado dormido, pero no parecía haber nada malo en su cuerpo. Ludwig parpadeó un par de veces y bostezó somnoliento.

"Supongo que estaba tan cansado que me he quedado dormido. Lo siento, Annette. ¿Por qué tengo tanto sueño? Es extraño... supongo que no me siento bien. Me da vergüenza quedarme dormido después de haberte retenido para hablar contigo. Vete a casa. Por favor, ten cuidado en tu camino..."

Se despidió con los ojos semicerrados mientras murmuraba. Sus delicados párpados estaban arrugados como si estuviera en un sueño profundo. Annette estaba desconcertada, pero no iba a cuestionarlo. Rápidamente, se despidió. Fue extraño.

Annette ladeó la cabeza, observando cómo él se marchaba. Con su temperamento sensible, Ludwig no dormía mucho, pero aún así había conseguido dormirse mientras tocaba su laúd, que era lo que más le gustaba hacer. No era propio de él.

Más sorprendente aún, Annette se dio la vuelta y encontró a los cuatro asistentes que ella había solicitado a poca distancia. Hacía unos instantes, habían estado erguidos, pero ahora estaban desplomados el uno contra el otro, durmiendo igual que Ludwig.

¿Qué diablos está pasando?

Annette se quedó helada, con la boca abierta por la sorpresa.

viernes, 16 de septiembre de 2022

septiembre 16, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 18

Capítulo 18. Mi Princesa Sólo Eres Tú


Por un momento, ella se preguntó por qué se disculpaba. Para Ludwig, todas estas cosas habían ocurrido sólo unas semanas atrás, pero para ella habían pasado años. Tal vez por eso ahora podía mirarlo con dulzura, como si todo aquello le hubiera ocurrido a otra persona.

"Annette... lo siento tanto. No pude enviarte... un regalo de bodas."

"Está bien, Su Alteza."

Realmente estaba bien. Si Ludwig, su ex prometido, le hubiera enviado un regalo de bodas, habría sido desastroso. Pero incluso teniendo en cuenta esa situación, lo mejor que pudo decir fue: Siento no haber podido hacerte un regalo de boda.

A diferencia del pasado, Annette pensó que su debilidad resultaba patética.

Se mordió los labios cuando vio la evidente reprobación en sus ojos rosados. Dudó un largo rato, buscando algo que decir antes de finalmente enterrar su cara entre las manos. Lo confesó todo, dejando que todo brotara de su corazón.

"No, en realidad no lo siento. No quise enviar un regalo para felicitarte por tu boda. No envié uno a propósito. Sé que debería disculparme, pero sinceramente, no me arrepiento. Tenía muchas ganas de verte. Yo... siempre me he arrepentido de todo, Annette."

No sonaba arrepentido mientras enterraba su cara más profundamente en sus manos.  Y en este punto, era difícil saber de qué se arrepentía. Todo lo que ella podía apreciar eran las puntas enrojecidas de sus orejas asomando a través de su largo cabello plateado.

"¿Qué demonios debo hacer?" Susurró amargamente. "Para mí, mi única princesa eres tú, Annette."

"Su Alteza..." Annette bajó los ojos en silencio ante esta confesión. Sentía como si algo caliente hirviera en su garganta, pero no era porque estuviera conmovida. Estaba luchando por contener su furia.

No hizo nada cuando me acusaron.

Por ello, había sido apartada de la contienda por la Princesa de la Corona, y Celestine se convirtió en su nueva prometida. Por supuesto, Ludwig se había mostrado incómodo durante todo el proceso, e incluso había apelado diciendo que Annette era la persona a la que amaba, pero ese fue todo su esfuerzo. Nunca había sido capaz de enfrentarse al Rey Selgratis, y bajo la presión de su padre, Ludwig solo observó cómo la casaban con Raphael.

Ahora fingía arrepentirse, afirmando que su única princesa era ella.

Annette se quedó sin palabras. Si no hubieran pasado cinco años, podría haberlo sacudido por el cuello de la camisa, cegada por la rabia. Aunque, por supuesto, si hubiera hecho eso, la habrían llevado a la celda 503 del calabozo de Palacio, por el delito de agredir el cuerpo de un miembro de la realeza.

Annette se tragó la rabia que llevaba tiempo sintiendo. Con una dulce sonrisa, mencionó un punto doloroso.

"Oh, Alteza, no diga eso. Ahora tiene a la Dama Keers, ¿No? Ella se pondría muy triste si escuchara eso cuando le gustas tanto."

A Celestine sí le gustaba Ludwig, hasta el punto de que había hundido alegremente a Annette en el barro para convertirse en Princesa Heredera. Y la falsa alegría de Annette hizo que sus orejas se volvieran rojas. Ni siquiera pudo levantar la cabeza, que tenía su cara enterrada en sus manos.

"Lo siento..." Dijo, entre dolorosos sollozos. "Lo siento mucho, Annette. Pero no puedo amar realmente a la Dama Keers."

"Pero ahora es tu prometida. Tienes que aprender a llevarte bien con ella."

"Pero la Dama Keers... es muy diferente a ti. Es tan nerviosa y sensible que no puedo imaginar un futuro con ella. Sólo estar con ella me cansa."

Sus palabras fueron desconcertantes. ¿La Dama Keers era tan sensible? Annette se había encontrado con ella a menudo como las dos candidatas, ella había parecido relativamente tranquila, y siempre se había mostrado bastante cariñosa con Ludwig. No podía creer que se pusiera nerviosa con él.

Pero entonces, tal vez Annette no conocía tan bien a la Dama Keers. Si Celestine fue la que incriminó a Annette con sus propias artimañas, no sería extraño que su verdadero carácter empezara a emerger tras su victoria. Si era capaz de conspirar así contra Annette, podría ser realmente una mujer malvada.

"Lo siento. Lo siento, por ser... este tipo de hombre, lo siento mucho por ti."

Con la cara escondida entre las manos, ella podía escuchar su respiración áspera, más dura y más rápida. Estaba jadeando entre sollozos, demasiado débil para tanto estrés.

Annette estaba acostumbrada a estos episodios. Cuando tenía un episodio, sólo echaba leña al fuego si las personas cercanas reaccionaban con molestia.

"Alteza, no pasa nada", respondió ella, con una voz suave. "Todo está en el pasado. Nunca le he guardado rencor. Ambos hemos hecho todo lo que podíamos, así que lo único que queda es aceptar las cosas y sacar lo mejor de ellas. Así que, por favor, no te preocupes."

Esta respuesta podía parecer sencilla, pero este tipo de tranquilidad era una de las mejores maneras de convencerlo. Su respiración se calmó lentamente mientras la escuchaba hablar, y cuando ella vio que funcionaba, Annette cambió de tema con mucho tacto.

"¿Hablamos de algo más agradable? He escuchado que en el Imperio Chapelle hay enormes extensiones de campos de trigo, sin fin a la vista. Si hace viento en verano, dicen que los campos parecen ondas. Cuando los granos se frotan unos contra otros, hay un olor fresco como a hierba que llena el aire. Un día me gustaría ir allí a tomar una siesta y escuchar el canto de las alondras. ¿Crees que su música es tan hermosa como las canciones que toca Su Alteza con el laúd?"

Su voz fue dulce, un tono tranquilo que resultaba muy agradable. El ruido de sus jadeos disminuyó mientras escuchaba.

Pacientemente, Annette esperó a que se calmara. Aunque Ludwig era el Príncipe Heredero de Deltium, su naturaleza se inclinaba más hacia un artista que hacia un autócrata. Su camino estaba decidido desde su nacimiento, pero era un destino doloroso, completamente inadecuado para sus aptitudes. Eso más que nada era la razón de sus episodios ocasionales.

Pobre hombre.

A Ludwig le gustaba especialmente tocar el laúd. Podía tocar muy bien, pero rara vez se le permitía hacerlo. El Rey Selgratis desaprobaba este pasatiempo. El Rey esperaba que su único hijo legítimo fuera más ambicioso, más como... Raphael. El Rey Selgratis era un padre severo que a menudo presionaba a Ludwig hasta sus límites. No dudaba en comparar abiertamente a Ludwig con Raphael.

Raphael inquietaba mucho a Ludwig.

Sabiendo todo esto, Annette miró a Ludwig con lástima cuando éste levantó la cabeza, mostrando los ojos enrojecidos.

"Aparte de ti, ¿Quién más me entiende? Y ahora debo casarme con otra mujer, que no eres tú... yo no quiero. No creo que pueda soportarlo."

Sus ojos miraron fijamente a Annette.

"Siempre pensé que la tiara de la Princesa Heredera le quedaría bien a tu cabello rubio. Hay un rubí rojo muy bonito en la parte delantera, habría brillado tanto con tu cabello. Ese rubí habría acentuado tus ojos... Había esperado tanto el día en que yo mismo pudiera ponerte esa corona en la cabeza."

Sonrió con nostalgia. Las puntas de sus dedos flotaron en el aire, como si hubiera estado a punto de tocar su cabello. Pero no tenía derecho a tocarla ahora. Ella era la esposa de otro hombre, y ese hombre era su hermanastro, Raphael.

Annette lo miró en silencio. Se compadecía de él. Estaba seguro  porque era Príncipe Heredero, pero era infeliz por ello. Era un hombre que debería haber sido un cuarto o quinto príncipe, con una vida relajada lejos de los problemas del trono.

"Annette". Ludwig se levantó de su asiento para arrodillarse ante ella, inclinando la cabeza mientras levantaba el dobladillo de su falda y lo apretaba contra sus labios. Sus pestañas plateadas estaban mojadas por las lágrimas. "Lo siento. Aunque creía en tu inocencia, no podía ir contra la voluntad de mi padre. Sé que fui un cobarde, pero... no puedo vivir sin ti. Sólo tú, Annette Bavaria. Sólo tú."

"Annette". Ludwig se levantó de su asiento para arrodillarse ante ella. Sus pestañas plateadas estaban mojadas por las lágrimas. "Lo siento. Aunque creía en tu inocencia, no podía ir contra la voluntad de mi padre. Sé que fui un cobarde, pero... no puedo vivir sin ti. Sólo tú, Annette Bavaria. Sólo tú."

Susurró las palabras, mirándola de forma suplicante. Ella se quedó tan sorprendida que se levantó de su asiento. La única razón por la que había aceptado su petición de hablar era para tener una última despedida, pero esto sólo estaba empeorando las cosas.

"Su Alteza, por favor, no haga esto. Soy la esposa de Raphael", luego se quedó rígida. Sus ojos se posaron en la caja de regalo que había caído al suelo junto a Ludwig. Debió de caerse cuando ella se levantó.

El contenido se salió como si fuera una manifestación. El horrible regalo que podía hacer que incluso un hombre homosexual deseara a su esposa era...

Una gargantilla de cuero y un látigo.
septiembre 16, 2022

El Retorno Del Gran Mago Después De 4000 Años - Capítulo 179

 Capítulo 179. Decisión y Despertar (5)



Ya hacía algún tiempo que Frey solo perdía el 10% de las batallas.

Indra se había dado cuenta de que Frey ya dominaba su nuevo poder perfectamente.

Incluso había dominado sus preciadas técnicas secretas.

“No puedo seguir llamándote humano…”

Frey miró a Indra.

Indra parecía haber perdido su deseo de luchar en algún punto o quizás había surgido en él un profundo sentimiento de futilidad.

Frey lo entendía.

Pero al mismo tiempo se sentía confundido, ya que nunca pensó que llegaría el día en el que entendería a un Demigod.

Pronto se dio cuenta de que esto no era de extrañar.

Debido a que este era un espacio virtual creado por el espíritu de Frey. Estar aquí significaba que tanto Indra como Milled podían saber lo que Frey estaba sintiendo, al igual que podían ver sus recuerdos.

Pero esto no era algo unilateral, ya que Frey también podía ver sus recuerdos.

“Indra” -dijo Milled-.

Riki ya no lo eliminaba desde que sintió un cambio en sus emociones.

“Revisé los recuerdos de Riki y estoy seguro de que tú también lo hiciste”.

“Tienes razón”.

“Entonces, ¿qué piensas?”

Milled decidió continuar al ver que Indra no respondía.

“Estoy confundido. Lo llamamos Lord, ya que pensamos que estaba cumpliendo con un rol que solo él podía llenar. En primer lugar, todos somos seres individuales que no podemos estar agrupados en el mismo lugar, pero bajo el título de Demigods pudimos amarnos los unos a los otros al ser de la misma raza”.

“Esto fue posible, porque Lord estaba ahí. Era justo y no discriminaba. Siempre nos guiaba hacía el camino correcto… Era un líder”.

Era por eso que no podían creerlo.

No podían creer que Lord le ofreciera a Riki el echarle la culpa a otro Demigod.

Cuando Milled vio esto, toda la confianza que tenía en Lord, la cual estaba profundamente afianzada en su corazón, fue destruida.

Frey miró a Indra por un momento antes de voltearse hacía Riki.

“¿Cuánto tiempo ha pasado?”

Riki miró a Frey.

Esta era la primera vez que había hecho mención del tiempo desde que había llegado aquí.

“Cerca de 90 años”.

Frey se dio la vuelta hacía Indra.

“Aproximadamente 100 años han pasado”.

“¿Qué tiene eso que ver?”

“Sientes que nos estamos asimilando los unos a los otros, ¿cierto? Milled vio los recuerdos de Riki y estoy seguro de que tú también lo hiciste. Lo más probable es que no solo fueron los recuerdos de Riki, sino que también los míos. Yo también lo hice, pero… realmente no entendía cómo pensaban los Demigods”.

“...”

“¿Qué hay de ustedes? ¿Siguen pensando que los humanos están equivocados? ¿Siguen pensando que deberíamos ser dominados por ustedes y que deberíamos rendirnos?”

Esta era una pregunta muy importante para Frey.

Frey miraba fijamente los labios de Indra. La verdad era que no era muy difícil para Frey el borrar por completo sus existencias.

Después de todo este era su espacio. De cierta forma este era su mundo, así que solo tenía que desearlo.

Esa es la razón por la cual Indra y Milled esperaron a que Frey estuviera debilitado para aparecer.

“...”

Indra sacudió la cabeza con expresión confundida.

Era como había dicho Frey.

Indra había visto los recuerdos de Riki y había sentido las emociones de Frey. Su orgullo como Demigod, el cual era tan inamovible como una fortaleza, se había derrumbado.

Estaba siendo influenciado gradualmente por Frey.

Sintió vergüenza y humillación cuando se dio cuenta de esto, pero no duró mucho.

Podía sentir cómo estaba cambiando. Comenzó a entender cómo se sentían los débiles y desarrolló empatía.

Arrepentimiento.

Cuando esta palabra apareció en su mente, Indra no pudo aguantarlo más y entonces dijo:

“¿Qué estás tratando de decir?”

Esto lo había dicho en lo que se podría haber considerado como el tono de voz más suave que había usado en más de 100 años.

Milled no lo detuvo.

Entonces, Frey abrió la boca para decir:

“Se podría decir que ustedes son pensamientos residuales creados por poder divino”.

“Eso es correcto…”

“Entonces, si los destruyera, mis propios poderes se debilitarían”.

“Ahora que creaste ese nuevo poder ya no quieres perder tu poder divino, ya que se ha vuelto parte de tu energía”.

“No es solo eso… También espero poder hacerlos cambiar de idea”.

Frey dijo estas palabras con dificultad.

Los ojos de Indra y Milled se abrieron de par en par.

Esta reacción era natural, porque ellos nunca hubiera adivinado que Frey pensaba eso, si no lo hubieran escuchado de él mismo.

Quizás esto era mucho más chocante para él mismo Frey.

Cambiar Demigods.

Si hubiera sido el Lucas de hace 4000 años, nunca hubiera pensado en algo como esto, pero ahora era diferente.

Había conocido a Riki y a Elliah…

“¿Esperas que ruegue por perdón?”

La voz de Indra estaba llena de ira.

Pero Frey solo sacudió la cabeza.

“Tú ya estás muerto. No quiero escuchar eso de un pensamiento residual”.

La muerte era completa destrucción para los Demigods, ya que sus cuerpos eran sus almas.

Era por esto que estas formas eran llamadas pensamientos residuales, ya que sus cuerpos estaban muertos.

Era lo mismo con Riki.

“...”

Indra no era capaz de tomar una decisión.

Frey lo miró y dijo:

“Tómate tu tiempo para pensarlo. No te estoy presionando para que elijas de inmediato. Todavía hay mucho tiempo”.

“¿Todavía no te irás de aquí?”

Frey asintió con tranquilidad ante la pregunta de Indra.

“Odio admitirlo, pero has abrumado por completo a Indra. ¿No entiendes lo que eso significa? Significa que tu fortaleza mental ya ha superado a la de los Demigods y realmente has entrado al reino de los trascendentales”.

“Lo sé”.

“También conoces cómo usar mis poderes apropiadamente y ese extraño poder… ¿Hay algo más que tengas que hacer aquí para cambiar entre maná y poder divino libremente?”

Todavía no era perfecto.

“Exacto” -respondió Frey-.

El humano frente a ellos ya había superado los límites mortales hacía mucho tiempo y sin embargo, todavía quería ser más fuerte.

No estaba seguro si era arrogancia o ambición.

Nunca había sentido pensamientos turbios en la mente de Frey.

“Porque todavía no es suficiente” -murmuró Frey-.

“¿Qué?”

“Esto sigue sin ser suficiente para derrotar a Lord”.

“...”

Indra se quedó sin palabras.

¿Derrotar a Lord?

¿Acaso estaba cuerdo?

Indra quería preguntar para estar seguro y si no hubieran estado en su espacio mental, quizás lo hubiera hecho.

Pero podía sentir las emociones de Frey directamente. Sabía que este hombre quería derrotar a Lord desde el fondo de su corazón.

 ***

Frey comenzó a pelear contra Indra y Milled al mismo tiempo desde entonces.

Era increíblemente difícil derrotar a dos Demigods, incluso aunque antes estaba abrumando a Indra.

Al principio, ellos peleaban sin coordinación. Esto era natural, ya que los Demigods eran conocidos por sus tendencias individualistas, lo que hacía difícil seguir el paso de sus movimientos y ataques.

Pero fue luego de que se acostumbraron el uno al otro que la pesadilla realmente comenzó.

Las batallas que vinieron después fueron las más difíciles y sangrientas que Frey había tenido hasta la fecha.

No fue algo tan simple como que sus poderes se habían duplicado.

Indra y Milled reforzaron sus puntos débiles y presionaron a Frey. Los Demigods eran criaturas aterradoras cuando sus fortalezas se combinaban.

La primera docena de veces Frey fue incapaz de contraatacar y era constantemente presionado hasta que era destrozado. Ni siquiera podía ser llamada batalla.

Fue como si hubiera regresado a sus primeros días en el mundo mental.

Luego de que su número de muertes alcanzara las 100 finalmente encontró la primera pista.

‘No tiene sentido usarlos por separado’.

Tenía que usar su maná y poder divino al mismo tiempo.

Esto era realmente difícil. No era lo mismo que agregar rayo al poder del Absoluto.

Era una tarea mucho más difícil que pintar con una mano mientras se resolvía una compleja ecuación con la otra y esto no era una exageración.

Pero no importaba que tan difícil fuera.

***

¿Cuánto tiempo había pasado? No lo sabía.

“Él realmente es increíble” -murmuró Indra-.

Milled estuvo de acuerdo.

Sus ojos estaban fijos en Frey. No lucía bien, pero tampoco parecía estar herido.

Era claro que Frey había ganado esta batalla.

“Lo admito. Ahora eres más fuerte que nosotros dos”.

Indra y Milled inclinaron sus cabezas ante Frey.

“...”

Frey se sintió extraño.

No se podía evitar, ya que una vista increíble estaba frente a él.

Incluso aunque fueran pensamientos residuales, seguían teniendo la conciencia de que eran Demigods. Seres trascendentales llenos de orgullo y arrogancia.

Dichos seres estaban inclinando la cabeza.

***

Los cuerpos de ambos Demigods se rompieron en pequeños pedazos antes de fluir hacía el cuerpo de Frey. Él los aceptó sin dudar.

Frey se dio cuenta de que eran estas partículas. Era el poder divino que formaba los cuerpos de Indra y Milled.

Frey había absorbido los fundamentos de sus existencias como Demigods.

No fue forzosamente. En mejores palabras, los recuerdos de estos Demigods que se dividieron adrede fluyeron dentro de Frey.

No hubo efectos secundarios. Después de todo, ya no eran hostiles con Frey.

Si fuera una persona normal, estos recuerdos lo hubieran vuelto loco y no hubiera sido capaz de aceptarlos, pero no era un problema para Frey. Su mente era más que capaz de digerir los recuerdos de dos Demigods por completo.

“...”

Frey fue capaz de obtener un entendimiento mayor de sus poderes al aceptar estas partículas. Ahora se sentían como si los hubiera tenido desde el principio.

Su cuerpo se sintió absolutamente satisfecho, pero era demasiado temprano para eso.

Una montaña seguía en pie y era la montaña más alta de todas.

Mientras desenvainaba su espada, Riki dijo:

“No serás capaz de vencer a Lord solo con ese poder. Eso solo es una pista”.

Frey supo a qué se refería Riki con eso.

“¿Sabías acerca del poder mágico divino?”

“No, pero entiendo que clase de poder es”.

Frey asintió.

Riki había sido testigo de todo su entrenamiento. Esto naturalmente hizo que fuera capaz de observar el poder mágico divino por mucho tiempo.

Incluso aunque no pudiera identificar su esencia, aun así sería capaz de entender algunas de sus características.

Riki también era la persona con el mayor entendimiento acerca de la autoridad de Lord. Por ende, él sería capaz de saber si Frey llegaba a ese nivel o no.

“Entonces, ¿qué debería hacer?”

Cuando Frey le hizo esta pregunta, Riki respondió honestamente:

“Sométeme”.

“...”

“Con mi poder serías lo suficientemente fuerte para amenazar a Lord”.

“¿Te refieres a la autoridad de la espada?”

Frey sabía que la autoridad de Riki era impresionante, pero no sería indicada para él, ya que no tenía talento en ese campo.

Riki sacudió la cabeza como si pudiera ver a través de las dudas de Frey.

“No estás equivocado, pero para ser más precisos: es la autoridad para cortarlo todo. Incluso el espacio que Lord crea”.

Riki miró hacia donde Milled e Indra estaban antes.

“Ellos decidieron ayudarte. Sus pensamientos residuales no aparecerán de nuevo en el futuro y tendrás que aprender cómo controlar por completo la autoridad de Milled y el rayo de Indra”.

“¿La autoridad de Milled?”

“Clarividencia”.

“Será difícil entenderlo de inmediato, pero definitivamente será útil durante la batalla. No tienes nada que perder por dominarlo perfectamente”.

Las palabras de Riki tenían sentido.

Tenía que hacer suyas las autoridades de los dos Demigods.

No tenía que pensarlo mucho. Solo tenía que aumentar su familiaridad con ellos paso a paso.

No había problema si tomaba tiempo, ya que de eso tenía bastante.

Porque, por supuesto, no tenía ni idea de cuánto tiempo tomaría vencer al hombre parado frente a él.



Aquí Tiger. Volveré a traerles esta novela de ahora en adelante. Lamentablemente será semanal, debido a que mi vida diaria se ha vuelto mucho más ocupada, pero me aseguraré de traerles calidad en cada capítulo. Muchas gracias a todos los que siguieron esperando por el regreso de esta historia. Ojalá lo disfruten.

jueves, 15 de septiembre de 2022

septiembre 15, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 426

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 426. Entusiasmada (1)



Mientras nos bañábamos, Heinley se arrepintió exactamente 39 veces, "No debería haber aceptado tomar un baño contigo".

Parecía que había sido una tortura psicológica para él...

Pero yo me sentí muy satisfecha. Satisfecha de sentir el calor de su cuerpo desnudo por primera vez en mucho tiempo.

Si bien Heinley actuaba como si fuera una tortura, su rostro sonrojado decía lo contrario. Parecía feliz y complacido.

En fin, después de que tomamos un baño caliente, bromeamos y nos reímos mientras nos miramos, acostados uno al lado del otro en la cama de mi habitación.

Tal vez porque tenía sueño... el simple hecho de hablar de tonterías mientras miraba sus ojos púrpura me hacía sentir como si estuviera en una nube. La risa fluía naturalmente de mí como si estuviera ebria.

En el proceso, el sueño me venció y mis ojos comenzaron a cerrarse.

"Su Majestad. Su Majestad. ¿Todavía está despierto?"

Oí a McKenna llamar desde el otro lado de la puerta.

Heinley frunció el ceño, pero se levantó en silencio de la cama y se dirigió a la puerta.

Heinley no tardó en abrir la puerta y le oí decir,

"¿Qué pasa?"

Envuelta en las sábanas, observé a Heinley de costado.

La expresión de Heinley se volvió rápidamente rígida, seguida pronto de una sonrisa fría. ¿Qué noticia ha traído el Marqués Karl?

No podía oír sus voces, así que era imposible saber a qué se debía.

Momentos después de que McKenna se fuera, Heinley volvió a la cama.

Pero en vez de acostarse a mi lado, sólo se sentó en una esquina de la cama con cara de preocupación.

"¿Qué sucedió?"

Cuando le pregunté con inquietud, Heinley bajó la mirada con impotencia.

"¿Heinley?"

"El Emperador Sovieshu quiere quedarse aquí durante 15 días para recuperarse."

"¿Sovieshu? ¿Aquí?"

"Sí."

La cara de Heinley se contrajo como masa de pan mal amasada.

Aunque mantuvo la boca cerrada, sus malas palabras resonaban como una alucinación auditiva en mi oído.

No quería verlo decaído, así que extendí mi mano y froté su cara para devolverle su brillo original, sólo entonces su expresión mejoró un poco.

Heinley apoyó su cara en mi palma y suspiró.

"No sé por qué tiene que venir aquí a recuperarse, su país es más grande y tiene muchas villas."

Le di unas palmaditas en el hombro sin decir nada. ¿Qué se supone que debo decir en esta situación?

"Uff."

Sin embargo, Heinley todavía suspiraba pesadamente...

Sovieshu envió recientemente a Evely para que nos tratara al Gran Duque Kapmen y a mí, a pesar de que no tenía la obligación de hacerlo. Ahora decía que quería quedarse aquí durante 15 días. Era más difícil negarse debido a la ayuda que recibimos hace poco. Pero incluso si no hubiera enviado a Evely, no habríamos podido decirle que no viniera.

Esa era la razón por la cual Heinley no dejaba de suspirar.

"¿Podría ser que el Emperador Sovieshu aún tiene sentimientos por ti? Estoy nervioso, Reina."

"Mi esposo eres tú, Heinley."

"Aun así..."

Heinley se mordió los labios, bajó la mirada y poco después su cuerpo empezó a encogerse.

En un parpadeo, se convirtió en 'Reina', se acercó a mí y me abrazó.

"Heinley."

Pobrecito.

Cuando extendí mis manos y lo abracé con fuerza, meneó la cabeza.

"Heinley."

— Gu...

"No sería conveniente negarse, así que prefiero que pidamos prestado un grupo de magos a cambio."

— Gu...

"Si pedimos prestado un grupo de magos de tierra, al menos podremos construir una represa temporal."

— Gu...

Heinley asintió cuidadosamente en medio de su tristeza, tal vez también había pensado en eso. Froté su pequeña cabeza y lo abracé más fuerte.

No creo que deba estar nervioso. Pero si la situación fuera al revés, yo también estaría nerviosa. Estaría nerviosa y enojada si una ex-novia de Heinley viniera a 'recuperarse'.

Era inevitable que Heinley se sintiera así. Estaba bien, sólo tenía que hacer que se sintiera tranquilo.

***

— Su Majestad es bienvenido en el Imperio Occidental para su recuperación. El Imperio Occidental es un excelente destino para recuperarse por su aire fresco y sus hermosos paisajes, por lo que ayudará al Emperador Sovieshu... Puede quedarse el tiempo que desee, no sólo 15 días. Por supuesto, sé que sería difícil debido a su apretada agenda.... Si no le importa, quisiéramos pedir prestado el poder de los magos de tierra del Imperio Oriental. Necesitamos construir una represa temporal lo antes posible, así que nos gustaría que Su Majestad nos ayudara con eso... Esperamos verle de nuevo...

En la oficina del Emperador del Imperio Oriental, la voz del enviado que leía la carta resonaba claramente en el lugar.

Sovieshu asentía mientras escuchaba atentamente la carta recitada palabra por palabra. Una vez que el enviado se marchó después de leer la carta, Sovieshu murmuró hoscamente.

"El Imperio Occidental es un destino excelente, deduzco que con eso quiso decir, 'qué necesidad tienes de venir a nuestro país'. En realidad, no quiere que me quede más de 15 días, esas son palabras vacías. El 'si no le importa' que utilizó para pedir prestado a los magos de tierra suena como una amenaza, a que mi estancia allí no será placentera si no le presto a los magos de tierra, ¿cierto?"

El Marqués Karl tosió y asintió levemente.

"Su Majestad lo ha interpretado con demasiada dureza, pero creo que probablemente es lo que quiso decir."

Sovieshu resopló.

"¿Qué tiene de fresco el aire de un país lleno de minas? Si realmente quisiera presumir de su país, no sería de eso."

Sus palabras sonaban un poco despectivas hacia el Imperio Occidental, pero en realidad era cierto. En términos de clima, aire y paisajes, el Imperio Oriental era mejor.

Sin embargo, una sonrisa apareció en los labios de Sovieshu mientras se quejaba.

'Ya ha pasado un tiempo desde la última vez que vi a mi esposa, quien siempre estuvo a mi lado.'

Saber que pronto volvería a ver a Navier le hizo sonreír.