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martes, 20 de septiembre de 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 20

Capítulo 20. Habilidad Especial


Los asistentes que trabajaban en el palacio real estaban rigurosamente entrenados. Siempre se mantenían precavidos en todo lo que hacían. Sin embargo, no sólo uno, sino cuatro de ellos se habían quedado dormidos al mismo tiempo estando de servicio. Era inconcebible.

Annette sacudió a uno de ellos para que se despertara y, al igual que Ludwig, el hombre comenzó a despertarse desconcertado. ¡No podía creer que se hubiera quedado dormido mientras servía a un distinguido invitado del Príncipe Heredero! No podía ofrecer ninguna excusa aunque lo fuesen a golpear por su falta de disciplina.

"¡No! ¡Qué falta de respeto! Lo siento mucho, Marquesa Carnesis, ¡le ofrezco mis más sinceras disculpas por mi comportamiento!"

El asistente se disculpó con Annette, mientras daba fuertes patadas a sus compañeros para despertarlos. Pronto, todos se pusieron en pie e inclinaron la cabeza en señal de disculpa. Observando que se tambaleaban por el sueño, Annette agitó la mano en señal de aceptación.

Los ojos de los asistentes se convirtieron en estrellas mientras la miraban. La Dama Annette, que no se enfadó con ellos, que mostró piedad tan amablemente, debía ser un ángel bajado del cielo. Era una pena que esta amable mujer no fuera la Princesa Heredera.

Los pensamientos de Annette eran un poco diferentes. En cuanto se dio la vuelta, su sonrisa desapareció, sustituida por una expresión grave. Sólo había un pensamiento en su mente.

Ese libro. Decía claramente que los regresores tenían una habilidad especial que no tenían antes. ¿La mía es dormir a la gente cantando?

Una extraña emoción la recorrió al darse cuenta. Ya una vez había dormido a Raphael cuando andaba sonámbulo por sus pesadillas. En ese momento, sólo pensó que se trataba del efecto de una buena canción de cuna, pero ¿había utilizado su habilidad para dormirlo?

Todavía no estaba segura de nada. Se marchó decidida a probar primero la teoría.

Aunque no era una habilidad espectacular como la de los espíritus, podría ser útil.

Ella sintió que se le ponía la piel de gallina. Finalmente se sintió segura de que realmente había regresado al pasado. Estaba viviendo una nueva vida. Finalmente estaba segura de que realmente había regresado al pasado.

***

El día había pasado rápidamente, el sol ya se había puesto. Había oscurecido antes de que Annette se diera cuenta, por lo que el carruaje iba más lento que de costumbre de regreso a casa. Pero en sus pensamientos, Annette no se dio cuenta de nada de esto. Ya se estaba preguntando cómo poner a prueba su nueva habilidad. Ni siquiera se dio cuenta cuando llegaron a casa.

"Ya hemos llegado", afirmó el cochero. Annette se bajó del carruaje distraída. Antes de que sus pies tocaran el suelo, de repente su cuerpo fue arrastrado por el aire.

"¡Ahhh!"

La sensación de flotar de repente la sobresaltó, sobre todo cuando había estado tan profundamente perdida en su propio mundo. Instintivamente, tiró de cualquier cosa que pudiera alcanzar para sujetarse. Desgraciadamente eso fue el cabello negro como el carbón de Raphael.

Raphael no parecía satisfecho. Un gruñido se escapó entre sus labios. Annette se quedó quieta.

"¡Oh, Dios! Lo siento, estaba tan sorprendida, que..."

Rápidamente, le soltó el cabello mientras se disculpaba. 

Se había sobresaltado tanto que su corazón estaba acelerado. Todavía respiraba entre pequeños jadeos. Aunque había estado a punto de lanzar un insulto, Raphael apretó los dientes, respirando profundamente. Tenía un aspecto feroz, como si se estuviera conteniendo mucho.

¿Por qué está tan enfadado?

La visión hizo que la ansiedad la invadiera. No estaba enfadado porque ella le hubiera tirado del cabello. Llevaba tiempo esperándola de mal humor, ella podía sentirlo por el frío del cuello que sentía a través de sus dedos, helados por el aire nocturno. Annette se mordió el labio. No tenía ni idea de por qué lo hacía, pero su temperamento caprichoso siempre había sido un misterio difícil para ella.

"¿Con quién te has encontrado hoy en el palacio real?" Preguntó Raphael con el rostro rígido.

"¿Qué? Fui a ver a mi cuñada. ¿No has visto la carta que te he dejado?"

Annette respondió automáticamente, pero luego cuando se dio cuenta de lo que estaba mal, se lamentó de su estupidez. No podía imaginar cómo, pero parecía que Raphael sabía que ella había visto al Príncipe Ludwig. Eso explicaba por qué estaba furioso, y ella no podía culparlo. Su esposa había fingido encontrarse con alguien, sólo para encontrarse a escondidas con su antiguo prometido.

Mirando la cara avergonzada de Annette, Raphael sólo se volvió más frío. 

"Tu carta decía que volverías pronto. ¿Estabas disfrutando tanto que no te diste cuenta del tiempo que había pasado? ¿Él te trató bien?"

Esos profundos ojos azules eran más fríos que el hielo del Mar del Norte. Incluso después de volver de la muerte, le seguía doliendo recibir ese odio. Ella bajó su mirada dócilmente.

"No es así, Raphael. Me lo encontré cuando volvía de reunirme con Claire. Nuestro compromiso se rompió tan repentinamente que nunca nos despedimos como es debido. Sólo quería terminar bien la relación. Ahora no tengo que volver a encarar a Su Alteza, lo prometo."

Levantando la cabeza, ella lo miró con ojos serios. Raphael no dijo nada, mantuvo una expresión vacía. El rostro de Annette era tan inocente que cualquiera caería en sus mentiras.

Pero Raphael no se dejó engañar. Estaba de mal humor. Había ido al palacio real después de leer su carta, aunque había sido por asuntos propios, más que para recogerla. Tenía la intención de reunirse con su padre para hacerle algunas preguntas sobre Annette, porque los rumores que el Rey le había contado antes de su boda no eran del todo ciertos. Raphael había querido averiguar de dónde demonios habían salido todos esos rumores.

Pero Selgratis se había negado a reunirse con él. En público, el Rey actuaba como si se preocupara por Raphael, pero en privado no le daba ni la hora. Todo era una actuación.

Así que había regresado con las manos vacías del palacio real. Se sintió lo suficientemente mal por ello. Quiso buscar a Annette, para llevarla a casa.

Aparentemente eso había sido un error de su parte.

"¿Qué demonios estabas haciendo en el palacio del Príncipe Heredero?", exigió.

Estaba furioso cuando descubrió dónde estaba ella. Había querido constatar con sus propios ojos lo que hacían los dos amantes, pero nadie podía entrar en ese palacio sin el permiso del Príncipe Heredero. Ni siquiera Raphael.

Al salir del palacio, se había sentido peor que antes de llegar. Una vez en casa, Raphael apretó los dientes esperando a que regresara. Antes, no le había importado dónde estaba ella o qué hacía, pero Raphael ni siquiera se dio cuenta de la contradicción. Traducción ReinoWuxia

Y ahora que la miraba inmovilizada en sus brazos, sintió una rabia que no podía entender.

"Raphael, te digo que no ha pasado nada con Su Alteza, lo único que hicimos fue despedirnos. Puedes preguntar a los asistentes de su palacio, ellos te dirán la verdad", suplicó Annette, con los ojos abatidos.

Pero la suerte no estaba hoy de su lado. El cochero había estado revisando el carruaje, y volvió hacia ella con algo en la mano.

"Dama, ha dejado esto."

Cuando Annette vio la caja que tenía en la mano, se rindió. Se le escapó una risa desesperada. Dios había decidido abandonarla este día.

Dejándola en el suelo, Raphael le quitó la caja y la abrió. Él también se rió cuando vio su contenido. La gargantilla de cuero se balanceaba en el aire entre sus dedos mientras la mostraba frente a ella.

"Sí, estoy seguro de que obtendría una respuesta muy interesante, si le preguntara a los asistentes del palacio real", soltó con frialdad.

"¡No! Raphael, Claire... espera un momento..."

Sintiéndose humillada por el malentendido, Annette se apresuró a agarrar la caja de regalo, buscando en su interior. Claire era de las que suelen adjuntar cartas a sus regalos, por lo que Annette sólo podía esperar que hubiera una nota dentro para explicar este malentendido.

Afortunadamente, encontró un sobre dentro de la caja. Rápidamente, se lo dio a Raphael sin siquiera leerlo.

"Mira, es un regalo de mi cuñada. Realmente no tengo nada que ver con el Príncipe Heredero."

Frunciendo el ceño, Raphael leyó la nota. Sus profundos ojos azules la recorrieron lentamente de un lado a otro. Sólo tardó unos segundos, pero a Annette le pareció una eternidad. Y con una sonrisa maliciosa, giró la nota frente a ella. Allí con la nítida letra de Claire, estaba escrito.

[Espero que pases una noche excitante con él. Átalo bien y haz que te llame por tu nombre.

Con mucho cariño, Claire]

Oh, Claire.

En silencio, Annette se cubrió la cara con ambas manos, derrotada. La carta dejaba claro que era un regalo de Claire, pero su contenido era desastrosamente confuso.

Entre la nota de Claire y la gargantilla de cuero que colgaba entre los varoniles dedos de Raphael, Annette estaba más que avergonzada. Rezó para desaparecer del mundo para siempre. Ahora. Por favor.

De nuevo, su deseo no se hizo realidad.

"Muy bien. Debe haber sido una visita estimulante el palacio del Príncipe Heredero", dijo Raphael, con una sonrisa cruel que mostraba todos sus dientes. "Veamos lo emocionante que fue para ti."

La agarró del brazo.