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martes, 4 de octubre de 2022

octubre 04, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 431

 La Emperatriz Divorciada - Capítulo 431.  ¿Se Ha Vuelto Loco? (2)



¿Por qué está completamente hipnotizado?

No entendía su expresión petrificada. Lo miré con el ceño fruncido, pero la expresión de Sovieshu no cambió. Era como si la única manera de sacarlo de su aturdimiento fuera aplaudir frente a su cara.

"Su Majestad Sovieshu."

No podía soportarlo, así que lo llamé con voz firme. Sovieshu finalmente levantó las cejas y dijo, "Ah", como si se hubiera dado cuenta de algo.

¿De qué podría haberse dado cuenta?

"Ya veo."

¿Qué? En cuanto me lo pregunté, las comisuras de sus ojos se curvaron.

"Has crecido. Realmente te has convertido en una mujer maravillosa."

"¿Su Majestad?"

¿Me está hablando a mí? Si bien su mirada estaba puesta en mí, ¿cómo podría hablarme de esa manera?

"Incluso tu mirada se ha vuelto más determinada. Tus hermosos ojos irradian confianza. Te ves maravillosa."

... ¿Se ha vuelto loco?


Claramente me estaba hablando a mí.

No había pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos como para que utilizara la expresión 'has crecido'.

¿Es una broma? No, no parece que esté bromeando.

Heinley, que estaba frente a Sovieshu, lo miraba con la boca abierta como si no entendiera lo que estaba pasando.

Todos miraban a Sovieshu con expresiones similares en sus rostros, así que la pregunta sería si había alguien en este salón que no estuviera mirando a Sovieshu de esa manera.

Poco después, Heinley me examinó de reojo.

Cuando Sovieshu me dijo seriamente, 'Has crecido', me pareció una 'tontería', pero lentamente la duda surgió en mí, '¿Realmente he crecido?'

En cualquier caso, no debo dejar que influya en mí desde el principio.

"Sentémonos."

En cuanto hablé con voz fría, Sovieshu se sentó y me sonrió.

La última vez que nos vimos lo estaba pasando muy mal. ¿Alcanzó la iluminación durante ese tiempo? ¿Cómo que la vida es vacía, o cómo que sólo se vive una vez, por lo que se debe vivir con optimismo?

De cualquier manera, me senté al lado de Heinley y cuidé mi expresión.

La expresión de Sovieshu se torció por un momento cuando me senté al lado de Heinley, pero no perdió la sonrisa.

"Retomemos la reunión."

McKenna, que había estado observando en silencio, exclamó. La reunión se reanudó finalmente en una atmósfera incómoda esta vez.

¿En qué punto se encuentra la discusión? El préstamo de los magos había sido acordado de antemano, por lo que no debería haber problemas en ese sentido.

"Como se acordó de antemano, el Imperio Oriental sin duda les prestará los magos. Pero eso es sólo desde la posición del Imperio Oriental. Los magos merecen recibir una remuneración por su labor, naturalmente es el prestatario quien debe asumir el pago. Si no quieres hacerlo, sería muy mezquino por tu parte."

Por lo visto, sí había un problema con el préstamo de los magos. Parecía que Sovieshu le había dicho a Heinley que le prestaría los magos, pero que tenía que pagarles.

"¿No crees que el monto de la remuneración es demasiado alto?"

Esto debía tenerse en cuenta.

"¿El Reino Occidental... oh, lo siento. Todavía no me acostumbro.  ¿El Imperio Oriental, que presume de su riqueza, no tiene la capacidad de pagarlo?"

"Por supuesto que sí. Pero no pensé que el Imperio Oriental estuviera escaso de dinero. Oh, lo había olvidado. No tienen dinero para pagar a sus hombres porque la anterior emperatriz dejó una enorme deuda, e hizo muchas cosas que costarán más dinero en el futuro."

"Es estupendo que conozca bien nuestra situación. Entonces puedo subir el precio un poco más, ya que entiende al detalle la situación en la que nos encontramos."

"..."

Es extraño. Sovieshu actúa de forma diferente.

¿No es su razonamiento actual un poco... sarcástico?

Cuando escucho lo que dice, me parece irracional y pienso, 'no es así', pero cada vez que intento refutarlo, no encuentro las palabras para hacerlo, lo que lo hace más irritante.

Este no era el estilo habitual de Sovieshu.

Sovieshu era el tipo de persona que hablaba lo menos posible en las reuniones y hacía oídos sordos a las provocaciones de los demás.

Sólo en sus días de príncipe heredero solía hablar sarcásticamente para molestar a la otra parte.

Mientras analizaba con los ojos entrecerrados qué ocurría hoy con Sovieshu, éste desvió su mirada hacia mí.

En ese momento, nuestros ojos se encontraron antes de que tuviera tiempo de apartar la mirada. 

Con sus ojos puestos en mí, Sovieshu cambió sus palabras sin pestañear.

"... Pero entre nuestros dos países no hay necesidad de ser inflexibles con los cálculos."

Era evidente que había cambiado de opinión por mí. Tal vez debido al mismo pensamiento, las miradas de los presentes en el salón se posaron naturalmente sobre mí.

***

Tan pronto como terminó la reunión, rodeé deliberadamente con mis brazos la cintura de Heinley y le pregunté con voz dulce.

"Hace un rato te sentías mal del estómago. ¿Ya estás mejor?"

"¿Qué? Ah, sí. Me sentía mal del estómago."

Heinley comprendió rápidamente mis intenciones, frunció un poco el ceño e inclinó su cabeza sobre mi hombro.

"Pero en los brazos de Reina, me sentiré mejor pronto."

Me parecía un poco infantil actuar como dos tortolitos delante de otras personas. Sólo lo hacía porque estaba Sovieshu.

Me tragué la vergüenza y traté de hablar con más cariño que de costumbre mientras acariciaba los hombros de Heinley.

"Si volvemos a nuestro dormitorio, te acariciaré el estómago para que te mejores rápido."

"Podemos ir ahora. De todos modos, no tengo nada más que hacer."

"Está bien. También podemos aprovechar para hablar de la pintura."

"Ahora que lo pienso, hay un asunto que debo atender con urgencia..."

¿Por qué dejó de seguirme la corriente? Cuando clavé mis uñas en su brazo sin mucha fuerza, Heinley rectificó con poca confianza, "En realidad, puede esperar..."

Le agarré la mano rápidamente y caminé en dirección a nuestro dormitorio.

Sé que como emperatriz, este no es el comportamiento que debía tener frente a mis subordinados, pero sí frente a mi ex-esposo. Especialmente para marcar distancia.

En el momento en que estaba a punto de subir las escaleras tomada de la mano de Heinley, una voz suave me detuvo desde atrás.

"Emperatriz Navier."

Era la voz de Sovieshu.

Cuando me di la vuelta, noté que se había acercado. Parecía más hipnotizado que antes, su comportamiento todavía era inusual.

"Su Majestad Sovieshu."

Una vez que asentí con calma para indicar que lo había oído, Sovieshu propuso casualmente.

"Hay un mensaje que necesito transmitir a la Emperatriz del Imperio Occidental, ¿podría darme unos minutos de su tiempo?"

viernes, 30 de septiembre de 2022

septiembre 30, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 430

 La Emperatriz Divorciada - Capítulo 430.  ¿Se Ha Vuelto Loco? (1)



Mientras tanto, Heinley estaba decaído en la silla de su escritorio.

Se había separado del Emperador Sovieshu tras una breve charla de bienvenida, no era de extrañar que estuviera molesto. El mal humor también había mermado su motivación, por lo que ahora no quería hacer nada.

Afortunadamente, el propio Sovieshu había dicho que no podía hablar mucho porque no se sentía bien, pero...

"Tenía buen aspecto."

Por supuesto, que Sovieshu pareciera estar bien por el uso de la magia curativa de Evely no implicaba que se hubiera recuperado del todo, pero tenía mucho mejor aspecto del que esperaba.

El problema es que...

"Fue extraño, me molestó un poco hablar con él. ¿Qué piensas, McKenna?"

"Su Majestad se molesta cada vez que ve al Emperador Sovieshu."

"Es cierto. ¿Pero no te pareció especialmente extraño hoy?"

"No soy cercano al Emperador Sovieshu como para afirmar que, 'hoy estaba especialmente extraño'."

"Eso también es cierto."

Heinley solo asintió. Normalmente discutiría con McKenna, pero hoy no estaba de humor para hacerlo. 

Bienvenido al Imperio Occidental. Es un placer estar aquí. Gracias por prestarnos al grupo de magos. Me complace poder ayudar. La conversación fue intrascendente, pero...

"Sus ojos estaban un poco raros."

"Se veían puros y brillantes."

"Exactamente. Antes no tenía ese brillo en los ojos."

Heinley se puso más serio y se frotó la barbilla.

"En su situación actual, no debería haber motivos para que sus ojos brillen."

El estado de Sovieshu era realmente dudoso. Heinley ni siquiera se dio cuenta de que McKenna había descrito hermosamente los ojos de Sovieshu para molestarlo.

Debido a esto, McKenna comenzó a pensar seriamente en cómo había visto a Sovieshu hace un rato. Él estuvo presente cuando Heinley dio la bienvenida a Sovieshu.

Pero mientras lo recordaba, no encontró nada inusual. 

'El Marqués Karl parecía cuidar especialmente al Emperador Sovieshu, pero... tal vez se debía a que no se había recuperado del todo.'

En ese momento, llamaron a la puerta.

"Adelante."

La persona que entró inesperadamente fue Mastas. Además, sostenía una pintura cubierta con una tela.

"¿Mastas? ¿Qué es eso?"

"Este es un regalo de la Emperatriz para Su Majestad."

"¿Un regalo?"

Mastas se acercó rápidamente y extendió la pintura. McKenna la recibió y la colocó sobre el escritorio de Heinley.

Heinley parecía desconcertado, pero levantó la tela con cierta expectación. Pero menos de dos segundos después, volvió a cubrir la pintura y preguntó a Mastas.

"¿Este es un regalo? ¿Estás segura?"

"Sí, la Emperatriz lo pintó ella misma para Su Majestad."

Una vez que Mastas se inclinó y se marchó, Heinley preguntó a McKenna mientras volvía a levantar la tela que cubría la pintura.

"¿Qué crees que significa esto, McKenna?"

McKenna examinó seriamente la pintura.


La pintura se centraba en una lápida, en la cual la tierra alrededor había sido excavada por la mitad y se podía ver una tumba a medias. Sobre la tumba había dos anillos de boda entrelazados y el fondo era un cementerio. Todo representado de forma realista.

"El Emperador Sovieshu está aquí, así que compórtate correctamente. Si no lo haces, te enterraré en una tumba. Esa tumba es para ti... No, ya sé. Es más como, 'Si no te comportas correctamente, nuestro matrimonio será enterrado en una tumba'."

A Heinley le pareció tan absurdo que lo negó rotundamente, "No, definitivamente no es eso."

El canciller, que escuchaba la conversación desde la distancia, se acercó con cuidado.

"Estoy bien versado en las artes, particularmente en la pintura, Su Majestad. Si el regalo es una pintura, puedo interpretarla para usted."

Cuando Heinley le mostró la pintura, el canciller la examinó meticulosamente de arriba abajo varias veces. Poco después, asintió con la cabeza como si lo hubiera comprendido.

"¿Qué significa?"

En cuanto Heinley preguntó sin demasiadas expectativas, el canciller explicó convencido.

"Los dos anillos de boda simbolizan una pareja, mientras que la tumba simboliza una mente cansada. En otras palabras, Su Majestad está ahora insatisfecha con el matrimonio."

"¡¿Qué?!"

"La Emperatriz quiere decir con esta pintura, 'Hazme feliz'."

Heinley consideró absurdas ambas interpretaciones, por lo que ordenó indignado a McKenna y al Canciller que se retiraran.

Sin embargo, estaba un poco nervioso. Navier no era del tipo de personas que envían un regalo con un significado negativo sin motivo...

"Aun así, tenía curiosidad. ¿Hice algo que no le gustó? ¿Intentó expresarlo en una pintura porque le resultaba difícil decirlo directamente? ¿Será porque me burlé demasiado cuando se hizo pasar por una plebeya?"

***

¿Qué dirá Heinley cuando me reúna con él para cenar? ¿Me pedirá disculpas por haberse burlado antes de mis habilidades artísticas? ¿Se mostrará conmovido por el significado de mi pintura? ¿Ahora no estará decaído?

No me importa lo que diga. Sólo espero que Heinley vuelva pronto y esté mejor.

Sin embargo, alrededor de las 6 p.m., uno de mis ayudantes vino antes de que Heinley volviera y dijo,

"Su Majestad. La inundación podría ocurrir en cualquier momento, así que debemos enviar a los magos a Yorne lo antes posible. El Emperador Sovieshu dice que la ayuda de Su Majestad también es necesaria en este asunto."

Por supuesto que era una excusa. ¿Por qué se necesitaría mi ayuda para enviar a los magos a Yorne?

Si se entra en cuestiones concretas sobre cómo se construirá la represa temporal, no había espacio para que yo interviniera. En este sentido, tampoco había espacio para que Heinley interviniera. Era una cuestión que debía discutirse con los expertos.

¿Pero quiere que esté presente a pesar de que no soy la persona al mando ni experta en la materia?

Era evidentemente un capricho de Sovieshu.

"¿Por qué es necesaria mi presencia?"

"El Emperador Sovieshu escuchó que Su Majestad fue quien ideó este plan."

¿Es porque se me ocurrió a mí? Es una buena excusa.

Aunque no quería hacerlo... no podría evitarlo durante 15 días.

"¿Dónde está Su Majestad Heinley?"

"Está en el Salón Nocturno con el Emperador Sovieshu."

Asentí, me acomodé el vestido y salí.

Mi asistente me dijo que Sovieshu y Heinley estaban en el 'Salón Nocturno', que se utilizaba para celebrar pequeñas reuniones, así que fui directamente allí.

Mientras caminaba, traté de mantener mi expresión lo más fría posible.

No iba como su ex-esposa, sino como la emperatriz de un país vecino. Debía trazar esa línea tanto como fuera posible.

Aunque después le agradezca por enviar a Evely, por el momento tenía que mostrar una actitud dura y poco amistosa.

Eventualmente, llegué frente a la sala de reuniones.

Mientras los caballeros abrían las puertas, respiré hondo y moví los hombros para mantener la calma.

Pronto las dos puertas se abrieron por completo, revelando el impecable espacio interior.

Sovieshu y Heinley estaban sentados uno frente al otro con una mesa en medio. Cuando entré, ambos se levantaron de la mesa y se giraron hacia mí.

Tras saludar cortésmente a Heinley, me volteé hacia Sovieshu. Iba a saludarlo como es debido antes de volver a centrar mi atención en Heinley.

Pero en el momento en que nuestras miradas se encontraron. Lo que vi no fue al Sovieshu que sufría frente a la mansión de mis padres aquella noche, tampoco al Sovieshu enojado por su orgullo herido en la Corte Suprema, ni al Sovieshu que me miró como pidiendo ayuda al pasar por delante suyo en el carruaje.

Una persona hipnotizada.

Tenía la mirada de una persona completamente hipnotizada después de ver algo sorprendente.

lunes, 26 de septiembre de 2022

septiembre 26, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 429

  La Emperatriz Divorciada - Capítulo 429. Impresionada (2)



"Los magos de hielo que conozco están asociados al Imperio Oriental, el resto no sé quiénes son porque los magos suelen ocultar qué tipo de magia tienen."

Especialmente, he oído que la mayoría de los magos que no están asociados a ninguna fuerza ocultan su tipo de magia como arma secreta para defenderse.

"Como ahora cuento con este poder, debo aprender a utilizarlo bien..."

Mientras hablaba, me llamó la atención la expresión de Heinley.

"¿Estás preocupado?"

Tal vez temía que fuera atacada. Aunque me haría pasar por plebeya, llevaría guardias conmigo, pero Heinley podría estar preocupado de todos modos.

"No."

Sin embargo, Heinley sacudió la cabeza.

"Por supuesto que no me preocupa porque los guardias podrán acompañarte. Además, es una persona que te presentará el Gran Duque Kapmen, así que puedo estar tranquilo."

Heinley, que hizo una pausa, mostró una sonrisa llena de confianza hacia el Gran Duque Kapmen.

Desde que me salvó, la confianza de Heinley en el Gran Duque Kapmen parecía haber aumentado enormemente.

"¿Entonces?"

"Creo que cualquiera te descubriría si te haces pasar por plebeya, Reina."

¿Soy tan mala?

Cuando fruncí el ceño, Heinley me agarró por la cintura y abrió la boca,

"¿Qué te parece si lo hacemos de la siguiente manera? Reina—"

"¡Su Majestad, Su Majestad!"

Heinley no pudo terminar su idea porque un caballero se acercó a toda prisa. El caballero, que venía corriendo por el camino de ladrillos a través de los arbustos, tenía una expresión de urgencia.

El caballero se detuvo frente a nosotros sin aliento, así que habló mientras jadeaba,

"Ha llegado. ¡El Emperador del Imperio Oriental está aquí!"

El ambiente agradable y sereno cambió en un instante.

La pieza de ajedrez en la mano de la Condesa Jubel cayó al suelo. Mastas se mordió los labios con las manos entrelazadas. La sonrisa de Heinley desapareció por completo, apretó los labios y se puso serio.

La mirada del Gran Duque Kapmen se movía rápidamente de un lado a otro mientras escuchaba los pensamientos de todos.

Pero pronto, una sonrisa tranquila apareció en el rostro de Heinley.

"Ya que nuestro invitado ha llegado, deberíamos ir a recibirlo."

Entonces su mirada se volvió hacia mí. Como si quisiera que lo acompañara.

Pero... no era una sonrisa tranquila, sino una sonrisa que 'parecía' tranquila. Podía notar que por dentro era todo lo contrario.

"No me siento bien, necesito descansar."

Así que decidí mentir.

"Creo que me esforcé demasiado con la práctica de magia."

Me froté el cuello y también las muñecas. Era un malestar fingido, pero todos aceptarían la excusa de mi malestar.

"Entonces, Reina. ¿Quieres entrar a descansar?"

Especialmente Heinley.

***

Cuando entré al salón, mis damas de compañía me bombardearon con preguntas.

"¿Realmente no se siente bien?"

"¿Se excedió en el uso de la magia?"

"¿No debería llamar al médico del palacio?"

Todos sabían que fingí sentirme mal para no encontrarme con Sovieshu. Aun así, mis damas de compañía parecían preocupadas de que pudiera ser cierto.

"Estoy bien."

Sus miradas de preocupación se aliviaron un poco cuando sacudí la mano en señal de que estaba bien, y me senté en el sillón.

"¿Puedes traerme un vaso de leche caliente?"

Después de pedirle eso a Mastas, me recliné completamente en el sillón.

Era mentira que me sentía mal por esforzarme demasiado, pero en realidad sí estaba mentalmente agotada.

Lo evité en este momento, pero no podía evitar a Sovieshu durante 15 días.

No sólo sería descortés hacia el Emperador del Imperio Oriental, sino también desagradecida con Sovieshu, que envió a Evely inmediatamente cuando mi estado de salud era delicado. Ahora incluso nos prestó a un grupo de magos. Definitivamente tenía que agradecerle personalmente.

En el momento en que Sovieshu se lastimó, Evely estaba aquí, por lo que no pudo ser tratado con su magia de inmediato. Teniendo en cuenta que vino hasta aquí con el pretexto de recuperarse, parece que no se lastimó gravemente.

Pero lo que más me preocupaba era Heinley. Por mucho que le decía que era mi esposo y el único hombre al que amaba, Heinley estaba decaído.

Después de pensarlo, decidí preparar un regalo especial para Heinley.

"Señorita Rose, ¿puede conseguir un caballete, un lienzo y materiales para pintar?"

Nota: El caballete es el soporte sobre el que se coloca el lienzo.

"¿Oh? ¿Quiere pintar?"

Ya le había regalado a Heinley algo parecido a una pintura. Pero en aquella ocasión, la pintura en sí no era el objetivo, sólo quería ejemplificar el 'baile', así que sólo hice una representación sencilla. Debido a esto, Heinley se burló completamente de mí.

Esta vez intentaré borrar la impresión que se llevó de mi arte aquel día con esta pintura que le enviaré como regalo.

Al cabo de un rato, Rose volvió con un sirviente que traía un caballete y una silla. El sirviente se marchó tras dejar el caballete con el lienzo y la silla. Los materiales para pintar fueron traídos por Rose, quien los colocó a un lado.

Cuando me senté en la silla frente al caballete y tomé un pincel, Laura acercó una pequeña silla, se sentó a mi lado y preguntó.

"¿Qué piensa pintar?"

Mastas y Rose también se acercaron y se pusieron detrás de mí. Todas querían ver.

"Creo que Heinley se siente herido por la llegada de Sovieshu, así que quiero regalarle una pintura para calmar sus temores."

"Increíble. Suena fantástico sólo con escucharlo."

"¿Tiene una idea de qué hacer?"

"Por supuesto. El título será 'A Tu Lado Hasta La Muerte'."

"¡Maravilloso!"

"¡Qué romántico!"

"¡Qué apasionado!"

Las voces de mis damas de compañía estaban llenas de expectativas. Al oír los cumplidos, pinté una tumba en el lienzo y posteriormente dos anillos entrelazados.

Después de pintar el fondo claro, moví un poco el caballete para que todas pudieran apreciar bien el resultado. Rose y la Condesa Jubel aplaudieron al ver lo hermoso que había quedado.

"¡Es como el título que pensó Su Majestad!"

"El Emperador Heinley se sentirá mejor cuando lo vea."

Sólo hice un boceto porque no tenía mucho tiempo, así que los cumplidos de mis damas de compañía fueron un poco exagerados.

Pero eso me hizo feliz, así que me levanté rápidamente.

"No parecería una pintura hecha con cariño si se la diera así, por lo que tendré que ponerle un marco. A Heinley le encantan las joyas, sería bueno que el marco esté cubierto de joyas."

"Elijámoslo juntas, Su Majestad."

"Por supuesto."

***

Navier se fue a otra habitación para terminar el detalle del marco con la Condesa Jubel y Rose.

Mastas, que no siguió a las tres sino que se quedó en el salón, señaló la pintura en el caballete y preguntó a Laura.

"Como sabes, Laura. No sé mucho de arte. ¿Acaso soy la única que ve ese cuadro como "te mataré'?"

Laura sacudió la cabeza rápidamente después de asegurarse de que Navier todavía no volvería.

"No hasta ese punto, pero la pintura también me da un poco de miedo."

"¿Verdad? ¿Por qué pintó una tumba con tanto realismo? ¿Se supone que el arte es así?"

"Tampoco lo sé. Puede que sólo la Emperatriz y el Emperador lo entiendan."

***

jueves, 22 de septiembre de 2022

septiembre 22, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 428

 La Emperatriz Divorciada - Capítulo 428. Impresionada (1)



El Gran Duque Kapmen ya no estaba bajo los efectos de la poción de amor, así que ahora no se sentirá atraído por mí.

Me gustaría que me ayudara con esto, ya que fue uno de los mejores graduados de la academia mágica, y quien me ayudó a controlar el maná.

Sin embargo, el Gran Duque Kapmen escuchó con atención mis pensamientos e inmediatamente sacudió la cabeza.

"No."

"¿No puedes?"

"Así es. Cada persona idea su propio método, el que considera más adecuado para dominar su magia. Si nuestras habilidades fueran similares, podría ayudarte un poco, pero como nuestras habilidades son diferentes, no puedo ayudarte..."

El Gran Duque Kapmen se detuvo abruptamente mientras hablaba.  ¿En qué está pensando? ¡¿Acaso se le ocurrió una idea?! ¡Debe haber una manera de ayudarme!

¿Qué sucede?"

Ante mi rápida pregunta, el Gran Duque Kapmen vaciló. Por su expresión rígida, parecía que no sabía si podía decirlo.

"¿Qué sucede?"

Ante mi insistencia, el Gran Duque Kapmen habló a regañadientes, 

"En realidad... un amigo mío vendrá aquí pronto."

'¡Oh!'

"¿Tu amigo es un mago de hielo?"

"Sí."

'¡Genial!'

"Entonces, ¿podría tu amigo ayudarme un poco?"

Sin embargo, el Gran Duque Kapmen parecía completamente incómodo, a pesar de que fue él mismo quien lo mencionó.

"¿No es posible?"

Cuando le pregunté si habría algún problema, el Gran Duque Kapmen confesó con dificultad.

"Mi amigo odia profundamente a la nobleza."

"¿Es un plebeyo?"

"Sí. Sus padres son esclavos liberados."

"Oh."

"Su Majestad es incluso un miembro de la Familia Imperial, por lo que su odio es mayor... probablemente no querrá ayudarla."

"Entonces, ¿cómo te hiciste amigo suyo?"

"Soy una excepción porque vengo del Continente Hwa."

Ya veo. Después de que asentí en comprensión, el Gran Duque Kapmen me pidió.

"Por favor, olvida lo que he dicho."

Luego se dio la vuelta y se alejó. Mientras miraba su espalda con pesar, Mastas me aconsejó como si fuera sencillo.

"Entonces, ¿Su Majestad puede aprender si oculta que es la Emperatriz?"

Cuando la miré, Mastas sonrió y dijo,

"Esa es la especialidad de Su Majestad."

"¿Aprender?"

"Ocultar."

Si oculto mi identidad como Emperatriz podré aprender a dominar mi magia... eso suena bastante bien.

Ambos somos amigos de Kapmen, así que no creo que mi identidad sea un problema. Hay muchos plebeyos ricos, así que no será extraño que lleve escolta. Además, estará cerca de aquí porque viene a la capital.

Hmm. Creo que funcionará.

Una vez que me convencí a mí misma, Kapmen se detuvo y de repente comenzó a correr. Estaba claro que quería huir porque había escuchado mis pensamientos.

"Gran Duque."

Pero cuando lo llamé con un tono de voz un poco más alto, ralentizó sus pasos hasta detenerse, se dio la vuelta indefenso, me miró fijamente y se acercó a mí resignado.

Luego dijo en voz baja para disuadirme, "No es una buena idea."

"¿No es suficiente con que no sepa que soy de la nobleza?"

"Así es. Sería una buena idea si es otra persona la que se hace pasar por plebeyo. El problema es que Su Majestad es de la nobleza incluso a los ojos de quienes no lo saben."

"¿Eso crees?"

"Su Majestad parece de la nobleza a simple vista, incluso si alguien se cruza con usted montando a caballo se daría cuenta."

"¿De qué estás hablando? Puedo imitar a una plebeya."

"¿Cómo lo harías?"

Antes de darme cuenta, mis damas de compañía dejaron de hacer lo que estaban haciendo y me miraron. Parecían haber escuchado nuestra conversación.

Me sentí avergonzada por tener de repente todas las miradas puestas en mí, pero cuando me hiciera pasar por plebeya, tendría que actuar frente a más personas. No podía titubear ante estas miradas.

Aclaré mi garganta y agité una mano con mucha brusquedad.

"¡Oye! ¡Oye! ¡Aquí a tu lado! Joven apuesto, ¿tienes tiempo libre? Tengo mucho dinero y tiempo disponible, ¿te gustaría pasar un rato conmigo en un lugar agradable?"

"¡!"

"¿Qué te pareció?"

La mandíbula de Kapmen cayó como si se le hubiera roto. Su respuesta fue reemplazada por la fuerte risa de Heinley desde atrás.

Cuando me volteé incómodamente, vi a Heinley agarrarse el estómago mientras se reía. Ni siquiera podía enderezar su cuerpo, estaba inclinado hacia delante y le temblaban las rodillas.

Heinley... si no deja de reírse ahora mismo, no lo dejaré librarse fácilmente.

Lo miré ferozmente, pero Heinley ni siquiera se dio cuenta de que lo estaba mirando.

"¿Fue tan extraño?"

Cuando le pregunté al Gran Duque Kapmen, desvió la mirada.

'Ya veo. Fue extraño.'

Ante mi suspiro, Mastas se cruzó de brazos y dio su opinión seriamente.

"Su Majestad, no todos los plebeyos hablan como pandilleros."

"Ah, sí... lo sé."

Por supuesto que lo sabía. Me solía reunir con los plebeyos en la sala de audiencias todos los días y escuchaba sus historias, así que ¿cómo podría no saberlo?

También es cierto que la mayoría de los plebeyos que acuden a la sala de audiencias hablan de forma un poco extraña, por lo que es evidente que no es su manera habitual de hablar. Aun así, sé que la mayoría de los plebeyos no hablan como acabo de hacerlo. No debí hablar de esa manera.

"Pensé que me vería como una noble a primera vista si hablaba como solía hacerlo, como dijo el Gran Duque Kapmen."

Mis damas de compañía asintieron con un "Ahhh". Nadie comentó nada más sobre por qué había hablado como un pandillero.

Sin embargo, había un águila traviesa que todavía se agarraba el estómago y se reía a pesar de mi explicación.

Me le acerqué y aplasté la piedra que estaba cerca de sus pies. Heinley estaba inclinado, así que no se daría cuenta de mi enfado a menos que hiciera esto.

Como esperaba. Heinley finalmente dejó de reírse, enderezó su espalda y preguntó con una expresión seria.

"Por cierto, Reina, ¿qué fue lo que te dijiste? ¿Le pediste al Gran Duque Kapmen que te acompañara a pasar un rato en un lugar agradable?"

"No. Me hacía pasar por una plebeya ruda."

"¿Una plebeya ruda? ¿Por qué?"

Se había burlado de mí hace un momento, así que me gustaría hacerlo sufrir de la curiosidad. 

Sin embargo, si realmente quería hacerme pasar por plebeya para aprender a dominar mi magia, necesitaba que Heinley lo comprendiera.

Tuve que contarle sobre el mago de hielo del que me había hablado el Gran Duque Kapmen.

Cuando le expliqué la situación, la expresión de Heinley se volvió tensa.

"¿No hay otra alternativa?"

lunes, 19 de septiembre de 2022

septiembre 19, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 427

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 427. Entusiasmada (2)



Pero Sovieshu tenía un sabor un poco amargo en la boca, como al comer una fruta sin madurar, a pesar de su sonrisa de felicidad.

Sovieshu dobló la carta y se la entregó al Marqués Karl. Luego se levantó de su asiento y caminó hacia la ventana con las manos en la espalda.

El Marqués Karl y el Comandante de la Guardia Imperial, traumatizados por su anterior caída por la ventana, se acercaron rápidamente a Sovieshu.

"No voy a saltar, así que aléjense."

"Tampoco tenías la intención de saltar por la ventana la vez que lo hiciste."

"Dijiste que estaba borracho esa vez. Ahora estoy sobrio."

"Lo siento, Su Majestad. Espero que entienda cómo se sienten las personas que se preocupan por usted."

Sovieshu chasqueó la lengua, pero no los echó. En cambio, murmuró mientras miraba por la ventana.

"Me resulta muy familiar el paisaje que se ve desde aquí, pero se siente solo porque la persona que mejor me conoce no está."

"Su Majestad..."

"Pensé que no habría nada más aterrador que Navier balanceando una almohada, pero ahora sé que estaba equivocado."

"Su Majestad no debió haberla depuesto."

"Lo sé. No pensé que mi estúpida cabeza sería lo más aterrador."

Sovieshu rechinó los dientes.

"Todo se debe a los golpes que mi padre me dio en la cabeza. Las secuelas aparecieron con el tiempo."

"..."

"¿O acaso Navier puso melocotones en su almohada para golpearme?"


Como el Marqués Karl no respondió, Sovieshu preguntó sorprendido,

"¿Fue así?"

"No, definitivamente no fueron melocotones."

"Si no fueron melocotones, ¿con qué me golpeó en la cabeza?"

"Eso..."

"Dime la verdad. Han pasado seis años de todos modos."

"Por lo que recuerdo de ese día, sólo..."

"¿Sólo?"

"En realidad, no lo sé. Excepto que los melocotones que Su Majestad dejó caer golpearon a Navier en la cabeza, lo que le provocó un chichón. Cuando Su Majestad fue a su habitación a disculparse, salió con un chichón similar en la frente."

'Entonces sí puso algo en la almohada para golpearme...'

Sovieshu suspiró mientras miraba al Marqués Karl con la boca un poco abierta.

'¿De qué sirve hablar de eso? Pasó hace seis años.'

Sovieshu se quedó atrapado en un punto de su memoria de hace seis años, por lo que había mucho más sobre Navier que no podía recordar.

El asunto de los melocotones carecía de importancia en este momento en el que tenía que recuperar a su esposa, que se había convertido en la esposa de otro hombre.

"Marqués Karl."

"Sí, Su Majestad."

"¿Cuánto ha crecido Navier?"

"Ha crecido mucho en estos años."

"¿Sí?"

"Se ha convertido en una emperatriz muy distinguida."

"Distinguida... eh."

Sovieshu, que estaba lleno de añoranza, se mordió los labios y respiró hondo para controlar sus emociones. No debería reírse en estas circunstancias, pero le resultaba difícil imaginar a la distinguida Navier.

"Es en serio. Tanto Su Majestad como Navier se convirtieron en un emperador y una emperatriz que todo el mundo admiraba."

"Marqués Karl."

"Sí, Su Majestad."

"Me dijiste que por la noche vuelvo al yo que conserva los recuerdos de los últimos seis años, ¿cierto?"

"Sí, Su Majestad."

"Agárrame por el cuello y dame un puñetazo en la cara."

"¡¿Qué?! ¡Su... Su Majestad!"

El Marqués Karl se sobresaltó, pero Sovieshu volvió a mirar por la ventana con una cara de tristeza. Al ver el dolor en su cara, el Marqués Karl recordó la conversación que tuvo con los otros secretarios.

Fue una conversación sobre cuándo y cómo contar a Sovieshu sobre la Princesa Glorym y el embarazo de Navier.

Gracias a las medidas adoptadas para que todos mantuvieran la boca cerrada, muy pocas personas conocían actualmente la condición exacta de Sovieshu.

Cuando Sovieshu despertó tras la caída, varios cortesanos evidenciaron síntomas de que había perdido la memoria. Sin embargo, a todos se les informó de que el Emperador sólo había sufrido una pérdida de memoria temporal, y que ahora estaba bien.

Gracias a esto, Sovieshu aún no había oído hablar de la Princesa Glorym ni del embarazo de Navier. Sin embargo, ahora que Sovieshu irá al Imperio Occidental, tenía que contarle sobre el embarazo de Navier. Todavía no era necesario contarle sobre la Princesa Glorym.

"Marqués Karl. Parece que tienes algo que decirme. Solo di lo que tengas que decir."

Sovieshu habló sin apartar la mirada de la ventana.

'¿Se dio cuenta de mi inquietud?'

El Marqués Karl murmuró en su interior y confesó,

"Hay algo que debe saber antes de ir al Imperio Occidental, Su Majestad."

"¿Quieres que sea cuidadoso porque Navier es ahora la esposa de otro hombre?"

"Además de eso..."

"¿Hay algo más?"

"Navier está embarazada."

Sovieshu giró la cabeza y miró al Marqués Karl.

El Marqués Karl cerró los ojos con fuerza y luego los abrió levemente.
.
Para su sorpresa, Sovieshu no parecía enojado ni desesperanzado.

Su expresión no era fácil de describir. Incluso había sutiles rasgos de alegría en su cara.

"¿Su Majestad?"

Cuando el Marqués Karl lo llamó con cuidado porque estaba confundido, Sovieshu exclamó, "Ah" y las comisuras de sus labios volvieron a la normalidad,

"Sí, lo entiendo. Navier está embarazada. Lo entiendo..."

'Embarazada de otro hombre.'

Sovieshu murmuró esto último para sí mismo con el ceño fruncido, pero rápidamente se dio la vuelta con una expresión ambigua.

'¿Su Majestad sospechaba que Navier era infértil incluso hace seis años?'

El Marqués Karl se preguntó en su interior más confundido.

Aunque Sovieshu y Navier estaban casados en ese entonces, nunca habían dormido juntos. Su reacción fue un poco extraña.

En cualquier caso, el Marqués Karl se sintió aliviado de que su conmoción fuera menor de lo que esperaba.

"Su Majestad. Le diré esto por si acaso, Navier y Su Majestad terminaron mal. Navier no sabe de la condición de Su Majestad, no, incluso si lo supiera, podría tratarlo con frialdad."

"Está bien."

"... Puede que ahora trate a Su Majestad como si fuera un desconocido."

"Lo entiendo."

Sovieshu respondió con calma.

"Aun así, tengo que ir."

"Su Majestad..."

"Tengo que ir a ver a Navier."

Sovieshu murmuró y añadió brevemente,

"Por el bien del país."

***

"Realmente me gustaría ser lo suficientemente poderosa como para congelar todo el río..."

Al oír mi murmullo, el sirviente que traía agua para llenar las cubetas me miró asustado.

Por su cara, pareció pensar, '¿cuántas veces más tendré que ir a buscar agua?'

Rose, que estaba sentada en un banco abanicándose mientras me observaba, se rió al escuchar mis palabras.

"Su Majestad ya es realmente extraordinaria. No necesita dominar su magia."

La Condesa Jubel también intervino mientras movía una pieza de ajedrez.

"Así es. Su Majestad puede contratar magos, no tiene que convertirse en uno."

Laura, que estaba sentada frente a la Condesa Jubel jugando al ajedrez, no participó en la conversación porque estaba concentrada en la partida de ajedrez.

Mastas también estaba ocupada dando consejos a Laura y a la Condesa Jubel en la partida de ajedrez. 

"No, esa no. ¿Por qué mueves esa pieza ahí...?"

Suspiré y miré las quince cubetas alineadas en el jardín del Palacio Imperial.

Las cubetas estaban llenas de agua por la mitad, con trozos de hielo flotando en su interior como glaciares rotos.

Fue el resultado de los intentos fallidos de congelar toda el agua de las cubetas.

A pesar de que intentaba entrenar por mi cuenta... no veía ninguna mejoría.

Esta vez pudimos aprovechar inteligentemente la visita de Sovieshu para tomar prestados a los magos del Imperio Oriental, pero nunca se sabe lo que pasará en el futuro, así que quería dominar mi magia.

Fue frustrante que no funcionara tan bien como esperaba.

Es ciertamente curioso que me enfoque tanto en esto, ya que en un principio no era una maga, pero como es una habilidad que tengo ahora, ¿no sería bueno que pudiera usarla adecuadamente?

Cuantas más cosas pueda dominar, mejor.

De hecho, el mejor lugar para aprender era la academia, pero en la academia no querrán enseñarme.

Heinley ya no estaba envuelto en el fenómeno de la disminución del maná, pero aún no había conseguido disipar las sospechas en su contra.... ¿Oh? ¡El Gran Duque Kapmen!

‘¿No podría ayudarme el Gran Duque Kapmen?’

Tan pronto como lo pensé, el Gran Duque Kapmen apareció. Parecía haber escuchado mis pensamientos.

Mientras miraba sorprendido las cubetas, me acerqué rápidamente y le pregunté.

"Gran Duque Kapmen. ¿Podría ayudarme a dominar mi magia?"

jueves, 15 de septiembre de 2022

septiembre 15, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 426

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 426. Entusiasmada (1)



Mientras nos bañábamos, Heinley se arrepintió exactamente 39 veces, "No debería haber aceptado tomar un baño contigo".

Parecía que había sido una tortura psicológica para él...

Pero yo me sentí muy satisfecha. Satisfecha de sentir el calor de su cuerpo desnudo por primera vez en mucho tiempo.

Si bien Heinley actuaba como si fuera una tortura, su rostro sonrojado decía lo contrario. Parecía feliz y complacido.

En fin, después de que tomamos un baño caliente, bromeamos y nos reímos mientras nos miramos, acostados uno al lado del otro en la cama de mi habitación.

Tal vez porque tenía sueño... el simple hecho de hablar de tonterías mientras miraba sus ojos púrpura me hacía sentir como si estuviera en una nube. La risa fluía naturalmente de mí como si estuviera ebria.

En el proceso, el sueño me venció y mis ojos comenzaron a cerrarse.

"Su Majestad. Su Majestad. ¿Todavía está despierto?"

Oí a McKenna llamar desde el otro lado de la puerta.

Heinley frunció el ceño, pero se levantó en silencio de la cama y se dirigió a la puerta.

Heinley no tardó en abrir la puerta y le oí decir,

"¿Qué pasa?"

Envuelta en las sábanas, observé a Heinley de costado.

La expresión de Heinley se volvió rápidamente rígida, seguida pronto de una sonrisa fría. ¿Qué noticia ha traído el Marqués Karl?

No podía oír sus voces, así que era imposible saber a qué se debía.

Momentos después de que McKenna se fuera, Heinley volvió a la cama.

Pero en vez de acostarse a mi lado, sólo se sentó en una esquina de la cama con cara de preocupación.

"¿Qué sucedió?"

Cuando le pregunté con inquietud, Heinley bajó la mirada con impotencia.

"¿Heinley?"

"El Emperador Sovieshu quiere quedarse aquí durante 15 días para recuperarse."

"¿Sovieshu? ¿Aquí?"

"Sí."

La cara de Heinley se contrajo como masa de pan mal amasada.

Aunque mantuvo la boca cerrada, sus malas palabras resonaban como una alucinación auditiva en mi oído.

No quería verlo decaído, así que extendí mi mano y froté su cara para devolverle su brillo original, sólo entonces su expresión mejoró un poco.

Heinley apoyó su cara en mi palma y suspiró.

"No sé por qué tiene que venir aquí a recuperarse, su país es más grande y tiene muchas villas."

Le di unas palmaditas en el hombro sin decir nada. ¿Qué se supone que debo decir en esta situación?

"Uff."

Sin embargo, Heinley todavía suspiraba pesadamente...

Sovieshu envió recientemente a Evely para que nos tratara al Gran Duque Kapmen y a mí, a pesar de que no tenía la obligación de hacerlo. Ahora decía que quería quedarse aquí durante 15 días. Era más difícil negarse debido a la ayuda que recibimos hace poco. Pero incluso si no hubiera enviado a Evely, no habríamos podido decirle que no viniera.

Esa era la razón por la cual Heinley no dejaba de suspirar.

"¿Podría ser que el Emperador Sovieshu aún tiene sentimientos por ti? Estoy nervioso, Reina."

"Mi esposo eres tú, Heinley."

"Aun así..."

Heinley se mordió los labios, bajó la mirada y poco después su cuerpo empezó a encogerse.

En un parpadeo, se convirtió en 'Reina', se acercó a mí y me abrazó.

"Heinley."

Pobrecito.

Cuando extendí mis manos y lo abracé con fuerza, meneó la cabeza.

"Heinley."

— Gu...

"No sería conveniente negarse, así que prefiero que pidamos prestado un grupo de magos a cambio."

— Gu...

"Si pedimos prestado un grupo de magos de tierra, al menos podremos construir una represa temporal."

— Gu...

Heinley asintió cuidadosamente en medio de su tristeza, tal vez también había pensado en eso. Froté su pequeña cabeza y lo abracé más fuerte.

No creo que deba estar nervioso. Pero si la situación fuera al revés, yo también estaría nerviosa. Estaría nerviosa y enojada si una ex-novia de Heinley viniera a 'recuperarse'.

Era inevitable que Heinley se sintiera así. Estaba bien, sólo tenía que hacer que se sintiera tranquilo.

***

— Su Majestad es bienvenido en el Imperio Occidental para su recuperación. El Imperio Occidental es un excelente destino para recuperarse por su aire fresco y sus hermosos paisajes, por lo que ayudará al Emperador Sovieshu... Puede quedarse el tiempo que desee, no sólo 15 días. Por supuesto, sé que sería difícil debido a su apretada agenda.... Si no le importa, quisiéramos pedir prestado el poder de los magos de tierra del Imperio Oriental. Necesitamos construir una represa temporal lo antes posible, así que nos gustaría que Su Majestad nos ayudara con eso... Esperamos verle de nuevo...

En la oficina del Emperador del Imperio Oriental, la voz del enviado que leía la carta resonaba claramente en el lugar.

Sovieshu asentía mientras escuchaba atentamente la carta recitada palabra por palabra. Una vez que el enviado se marchó después de leer la carta, Sovieshu murmuró hoscamente.

"El Imperio Occidental es un destino excelente, deduzco que con eso quiso decir, 'qué necesidad tienes de venir a nuestro país'. En realidad, no quiere que me quede más de 15 días, esas son palabras vacías. El 'si no le importa' que utilizó para pedir prestado a los magos de tierra suena como una amenaza, a que mi estancia allí no será placentera si no le presto a los magos de tierra, ¿cierto?"

El Marqués Karl tosió y asintió levemente.

"Su Majestad lo ha interpretado con demasiada dureza, pero creo que probablemente es lo que quiso decir."

Sovieshu resopló.

"¿Qué tiene de fresco el aire de un país lleno de minas? Si realmente quisiera presumir de su país, no sería de eso."

Sus palabras sonaban un poco despectivas hacia el Imperio Occidental, pero en realidad era cierto. En términos de clima, aire y paisajes, el Imperio Oriental era mejor.

Sin embargo, una sonrisa apareció en los labios de Sovieshu mientras se quejaba.

'Ya ha pasado un tiempo desde la última vez que vi a mi esposa, quien siempre estuvo a mi lado.'

Saber que pronto volvería a ver a Navier le hizo sonreír.

lunes, 12 de septiembre de 2022

septiembre 12, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 425

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 425. El Baño (2)



La reacción del Canciller, de McKenna y del Ministro de Finanzas ante la idea de Navier transmitida por Heinley no difirió mucho.

Se quedaron con la boca abierta, medio sorprendidos y aterrados.

"Es evidente que era la Emperatriz del Imperio Oriental. La dimensión de sus pensamientos es increíble."

"Cubrir toda la represa con joyas..."

"Dios mío, ¿eso no sería demasiado dinero...?"

Era una idea sencilla, pensarlo no era complicado.

Todo el mundo sabía que a los dragones les obsesionaban las joyas.

Incluso en los libros para niños se solían contar historias de dragones obsesionados con las joyas.

No obstante, ¿quién plantearía construir una represa cubierta de joyas?

Era una idea que uno podría pensar, pero nadie se atrevería a intentar llevarla a cabo. Sin embargo, la emperatriz lo propuso como si no fuera gran cosa.

Los tres nobles del Imperio Occidental chasquearon la lengua, envueltos en un extraño estado de ánimo.

En soluciones como ésta, la expresión 'el límite es el cielo', característica del Imperio Oriental, encajaba perfectamente. La idea de que 'nada es imposible' era evidente en esto.

Tal vez esa manera de pensar se debía a que el Imperio Oriental ha sido durante mucho tiempo el país más poderoso.

Pero una vez superada la sorpresa, todos pensaron que tenía razón.

"La codicia de los dragones por las joyas es bien conocida."

"El dragón de agua no es diferente. Se estableció en un río cercano a una mina de joyas. "

"Es probable que si construimos la represa de joyas, el dragón de agua la reclame como suya..."

"¿Qué importa? En el momento en que las joyas sean incrustadas en la represa, no podrán ser extraídas de ninguna manera. Da lo mismo que el dragón reclame la represa como suya o no, sólo nos interesa que no la destruya."

Parecía demasiado dinero para llevarlo a cabo, pero ésta era la mejor manera de lidiar con la especie de los dragones.

Un dragón al que se le ofrece una enorme cantidad de joyas para suplicarle perdón es capaz de detener voluntariamente el fuego que emana de sus fosas nasales y de llevarse las joyas felizmente, por más furioso que estuviera. Así que si uno construye una represa de joyas, lo más probable es que un dragón normal se quede absorto admirándola debido a su naturaleza.

Después de eso, cuidará la represa en vez de destruirla. Incluso podría lanzar al río a cualquiera que intente tocar la represa bruscamente.

Se necesitaría destinar una cantidad tan enorme de joyas que a cualquiera se le saldrían los ojos, pero sin duda sería beneficioso a largo plazo. Mucho mejor que construir una nueva represa cada año.

Además, este pueblo minero concentraba un número importante de las joyas extraídas en el país, así que no importaba la cantidad de joyas que tuvieran que utilizarse, había que construir una represa capaz de proteger este pueblo.

Heinley asintió y concluyó.

"Lo haremos."

***

Evitar que el dragón de agua destruyera la represa era una medida para hacer frente a la próxima inundación.

No era un plan de defensa para esta ocasión.

La represa de joyas tenía que ser construida con más cuidado que una represa normal, por lo que ni siquiera sería fácil terminarla para el próximo año.

Pero no faltaba mucho para la inundación.

¿Realmente no había solución?

Después de proponer la construcción de una represa de joyas, me quedé pensando en esto durante unos días, pero todavía no tenía una respuesta.

Mientras caminaba distraídamente por el palacio, alguien tomó suavemente mi paraguas.

Cuando miré hacia un lado sorprendida, vi a Heinley de pie con una mano en la espalda mientras sostenía el paraguas para mí con la otra.

"¿En qué piensas tanto que ni siquiera te diste cuenta cuando me acerqué?"

En el momento en que nuestras miradas se encontraron, las esquinas de sus ojos se curvaron.

Tal vez había sido sorprendido por la lluvia en el camino. Su cabello, su cuerpo e incluso sus labios estaban mojados.

Si no hubiera nadie alrededor, me habría puesto de puntillas y habría besado sus cautivadores labios húmedos.

Para ocultar mi pesar, me mostré indiferente y dije.

"Me preguntaba si habría una manera de construir una represa en poco tiempo."

Heinley se rió mucho.

"No es posible hacer eso, Reina."

"Lo sé. El desastre sería mayor si se construye precipitadamente una represa que no es capaz de resistir."

Heinley asintió de acuerdo con mis palabras y caminó lentamente con el paraguas en la mano.

Mientras caminaba a su lado, los pensamientos complicados que tenía antes se desvanecieron y me sentí más tranquila.

Tal vez sea porque me gustaba escuchar nuestros pasos al mismo ritmo.

¿Cuánto tiempo llevamos caminando así?

"En realidad, me siento un poco inferior al Imperio Oriental."

Heinley confesó con vacilación.

¿De qué está hablando?

Cuando lo miré desconcertada, había una sonrisa de insatisfacción en sus labios.

"¿Heinley?"

"No sé cómo me sentiría si la brecha fuera demasiado amplia. Aunque la brecha no sea mucha, estar siempre detrás de otro me hace sentir mal. En este caso del Imperio Oriental."

No lo entendía, pero... lo primero que hice fue tomar su mano.

Heinley me apretó la mano, la levantó en esa posición, besó el dorso de la misma y juró,

"Como emperador, me aseguraré de sentar las bases para que las próximas generaciones no sientan lo mismo."

"¿Qué pasó?"

"Se puede notar la brecha con el Imperio Oriental por la dimensión de las ideas de Reina."

¿Por mí?

De repente, recordé que se había estado preparando para una guerra con el Imperio Oriental. Y que incluso renunció a esa guerra por mí.

¿Heinley estaba pensando en eso?

No pude evitar sentirme triste y culpable, así que sostuve su mano aún más fuerte. A decir verdad, no sabía cuán profundo era su deseo de conquistar el Imperio Oriental.

Pero si siempre piensa en la brecha entre el Imperio Oriental y el Imperio Occidental... puede que se sienta inferior, como ha dicho.

Perdí la confianza por un momento.

Heinley me ama mucho ahora, pero temo que un día se arrepienta. Temo que se arrepienta de haber renunciado a la guerra para la que se había preparado durante muchos años por mí.

Si su arrepentimiento crece demasiado, me da miedo que sus sentimientos por mí se desvanezcan.

En ese momento, el viento sopló con mucha fuerza y la lluvia arreció. A pesar del paraguas, mi cabello se mojó por la lluvia y me cubrió la cara.

Mientras me apartaba el cabello, Heinley tiró de mí hacia sus brazos para resguardarme de la lluvia.

Sentí el calor en los brazos Heinley. Cuando me incliné en su pecho, Heinley me abrazó más fuerte con un brazo.

Pasó un buen tiempo antes de que Heinley me soltara. A diferencia de mí, Heinley estaba más mojado que antes.

Gotas de agua se deslizaban por su cara, lo que hacía parecer que había llorado.

En cuanto el calor desapareció, sentí escalofríos.

Mientras temblaba con los brazos envueltos alrededor de mi cuerpo, Heinley puso su mano en mi mejilla y sonrió levemente.

Entonces el calor comenzó a extenderse por mi cuerpo de nuevo.

Me sentía tan cálida que cerré los ojos y él aprovechó para besarme los párpados varias veces seguidas.

***

Cuando volví a mi habitación, el agua caliente estaba lista. Estaba a punto de entrar en el baño, pero me volteé para mirar a Heinley.

También debe haber agua caliente lista en la habitación de Heinley, pero él se quedó en mi habitación en vez de irse a la suya.

Cuando nuestras miradas se encontraron, Heinley dijo con una linda sonrisa en su cara.

"Ve a báñate primero, Reina."

"¿No vas a ir a bañarte?"

"Quiero quedarme aquí un rato. Cerca de ti."

Laura se sonrojó y entró corriendo al baño.

La Condesa Jubel fingió no escuchar nada, pero las comisuras de sus labios se elevaron con picardía.

Rose tarareaba una melodía mientras preparaba el té para beber en el baño, pero se detuvo sorprendida.

Heinley se quedó mirándome con su linda sonrisa. Al ver esa cara, una propuesta inesperada salió de mi boca involuntariamente.

"¿Quieres bañarte conmigo?"

En el momento en que dije eso, la cara sonriente de Heinley se desdibujó.

Heinley me miró con la cara rígida y la boca un poco abierta, como si hubiera escuchado algo completamente impensado.

Desvié la mirada mientras me tocaba torpemente el cabello.

Dudé un momento, pero al final entré al baño sin esperar una respuesta.

Hablé impulsivamente, fue una propuesta realmente estúpida.

Todo es por la lluvia. Sí, es por culpa de la lluvia. En medio de la lluvia me mostró su lado más débil. Al mostrarme su lado más débil, me hizo darme cuenta otra vez de lo que había renunciado por mí. Y sobre todo, debido a las gotas de lluvia que se deslizaban por su cara, que hacían parecer que había llorado.

"Cielos, me tomó por sorpresa lo de hace un momento. El Emperador es realmente dulce con Su Majestad."

Laura, que fue la primera en entrar en el baño, se acercó rápidamente para ayudarme a quitarme la ropa tan pronto como entré.

Pero en el momento en que Heinley entró de repente, Laura retiró apresuradamente sus manos y lo saludó,

"Es un placer ver al Emperador."

Ya lo había saludado. Tal vez Laura se sorprendió tanto de que Heinley entrara al baño que actuó como si lo hubiera olvidado.

Laura no sabía de la propuesta que le había hecho a Heinley. Cuando Heinley le indicó a Laura que saliera con la mirada, ella me miró con cara de desconcierto.

Una vez que asentí levemente, Laura salió sonrojada hasta las orejas.

La Condesa Jubel también salió junto con Rose, que dejó la taza de té en la pequeña mesa cerca de la bañera.

Cuando se cerró la puerta del baño, Heinley se quitó el abrigo, lo colgó en la percha y preguntó mientras se quitaba la camisa con una mano.

"¿De verdad quieres que me bañe contigo, Reina?"

"Esa es una pregunta que debiste hacer antes de comenzar a quitarte la ropa."

"Eso quiere decir que cambiaste de opinión."

"Lo estoy pensando."

Heinley se quitó rápidamente la camisa y la tiró a un lado antes de que pudiera terminar de pensarlo. Sus abdominales marcados y su piel impecable se revelaron ante mis ojos.

Como se había mojado mucho con la lluvia... su piel parecía especialmente húmeda hoy.

Mis pensamientos de que sería mejor que nos bañáramos por separado, cambiaron de dirección cuando vi la parte superior de su cuerpo desnuda.

"Estamos casados, ¿qué tiene de malo bañarnos juntos?"

Mientras luchaba con el demonio en mi interior que me persuadía a hacerlo, Heinley se me acercó por detrás, me mordisqueó suavemente las orejas y me susurró.

"¿Todavía lo estás pensando?"

Sacudí la cabeza por reflejo. Entonces, escuché una leve risa, seguida de una serie de besos en mis orejas, mejillas y cuello.

"Navier."

"Heinley..."

"Jamás me arrepentiré."

"¡!"

Su mano derecha se deslizó por mi brazo derecho, alcanzando mi mano y entrelazando nuestros dedos.

Mientras me besaba en el cuello, me susurró suavemente,

"Jamás me arrepentiré de esto. Así que quita esa expresión."

"¿Qué expresión?"

"Esa expresión ansiosa."

Con una mano sostuvo firmemente mi mano derecha y con la otra me ayudó a quitarme la ropa.

'¿Por qué dijo que tenía una expresión ansiosa?'

Reprimí el impulso de discutir y simplemente recosté mi cabeza en su pecho.

Como tenía la oreja pegada a su pecho, podía oír los latidos de su corazón.

Su corazón latía muy rápido y su pecho era muy cálido.


Mientras movía levemente la cabeza, Heinley estalló en risas como si le estuvieran haciendo cosquillas.

***

miércoles, 7 de septiembre de 2022

septiembre 07, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 424

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 424. El Baño (1)




Mientras tanto, en el Imperio Oriental, Sovieshu recibía la magia curativa de Evely.

En principio, Evely debería haber llegado unos días antes, pero nada más salir del Imperio Occidental, cayeron fuertes lluvias en el camino que la retrasaron. Ahora es que finalmente pudo usar su magia curativa en Sovieshu.

"... ¿Cómo se encuentra?"

Cuando Evely exhaló y bajó las manos al terminar de usar su magia curativa, el Marqués Karl, que había observado con nerviosismo toda la escena, se apresuró a preguntar.

"¿Crees que Su Majestad se recuperará?"

"No sé la respuesta a esa pregunta. Nunca he estudiado medicina, Marqués. Solo vertí mi mana sobre su cuerpo. Sus hombros, brazos y piernas están definitivamente curados."

"Ah, es cierto."

El Marqués Karl le acercó personalmente una silla a Evely para que descansara y miró al Emperador Sovieshu con las manos fuertemente entrelazadas.

Sovieshu, que ahora tenía los recuerdos del Príncipe Heredero, estaba sentado en la cama con los ojos cerrados.

"¿Su Majestad...?"

El Marqués Karl llamó cuidadosamente a Sovieshu.

El médico del palacio había dicho que la doble personalidad de Sovieshu tal vez se debía a un problema mental.

A simple vista, Sovieshu no había sufrido ningún golpe serio en la cabeza, por lo que el Marqués Karl coincidía con el médico del palacio. Aun así, todavía tenía una pequeña esperanza.

Eventualmente, Sovieshu abrió sus ojos. Incluso Evely, que se abanicaba con una mano en la silla, miró a Sovieshu con curiosidad.

"Es inútil."

Pero las palabras que salieron de la boca de Sovieshu fueron rotundas.

Los hombros del Marqués de Karl, levantados por la expectativa, volvieron a decaer.

Sovieshu se encogió de hombros y tomó con calma un sorbo del café que tenía a su lado.

"Es un problema mental."

Sovieshu, que admitió sin vacilar que había enloquecido, preguntó al médico del palacio que estaba cerca,

"Médico del palacio, mi mente sólo estará mejor cuando vea a Navier. Es lo más probable, ¿cierto?"

El Marqués Karl y Evely lo miraron al mismo tiempo. El médico del palacio sacudió la cabeza con una expresión reacia.

"Nunca dije que fuera lo más probable..."

"¿Médico del palacio?"

"... Pero para resolver el problema de Su Majestad, lo ideal sería ver a las personas que le causaron mayor conmoción."

'Quienes causaron mayor conmoción a Su Majestad fueron Glorym y Navier.'

Ese pensamiento vino a la mente del Marqués Karl.

No había forma de encontrar a Glorym. Así que... no había otra opción que pedir ayuda a la Emperatriz Navier a pesar de lo vergonzoso que sería.

***

Heinley parpadeó un par de veces y preguntó,

"¿Es fácil?"

Ya había hecho esa pregunta tres veces.

"Sí."

Y la he respondido tres veces.

No obstante, Heinley todavía tenía una expresión de desconcierto. Parecía pensar, '¿realmente hay una manera de resolverlo?'

Sí, hay una manera. Pero primero...

"Necesito que me aclares algunas cosas."

"Dime, Reina."

"¿Sabes por qué el dragón de agua siempre destruye la represa?"

Heinley sacudió la cabeza con impotencia.

"Si lo supiera, habría buscado la manera de resolverlo, pero no lo sé."

Después de terminar de hablar, Heinley preguntó inmediatamente como si se hubiera llegado a una comprensión.

"Oh, ¿sabes cuál es el motivo?"

"Sin duda sería bueno saberlo, pero no cambia nada no saberlo."

"¿Qué?"

Los ojos de Heinley se movían de un lado a otro. Parecía no entender mis palabras. Sin embargo, se lo explicaré más adelante. Todavía tenía otras preguntas que hacer.

Los dragones tenían una inteligencia extraordinaria. Eran capaces de comunicarse perfectamente. No sé por qué este dragón se comportaba de forma tan violenta.

Bueno. Para que la otra parte esté dispuesta a hablar, uno debe mostrarse generoso.

"¿Alguna vez has pedido al dragón de agua que no destruya la represa?"

"Por supuesto."

Heinley respondió con una sonrisa amarga.

"Incluso construí un altar y le supliqué que no lo hiciera. También le ofrecí bastantes joyas de las que les gustan a los dragones."

"¿No funcionó?"
.
"No. Sólo salió del agua convertido en persona para llevarse las joyas, y después volvió a derrumbar la represa."

"Para empezar, está claro que el dragón de agua está enojado. Sólo espera a que la represa esté terminada para destruirla. Incluso si le piden hablar, derrumba la represa."

"Sí. No sé si su nido se estrecha a causa de la represa, si odia la represa por lo ruidosa que es su construcción, o si simplemente no quiere ver la represa."

"Entonces, básicamente el problema es que al dragón de agua no le gusta la represa."

"Exactamente."

"Entonces haremos que le guste la represa."

"¿Qué?"

Creo que Heinley ha dicho, '¿Qué?' muchas veces. Luego, Heinley preguntó confundido.

"¿Hay alguna manera de hacerlo?"

... Realmente la hay y es muy fácil. Con esta solución, ese pueblo no tendrá que preocuparse más por las inundaciones.

"La próxima vez que construyamos la represa, la cubriremos completamente de joyas."

"... ¿Qué?"

Quisiera saber el número de veces que Heinley ha dicho, '¿Qué?'

Por su expresión mortalmente pálida, parecía encontrarlo una idea descabellada.

¿Sonaban tan absurdas mis palabras? Mi razonamiento no era nada extraño.

"Heinley. A los dragones les encantan las joyas, ¿cierto?"

"Así es."

"Puede que algunos dragones sean diferentes, pero el dragón de agua en cuestión no es un dragón inusual, ya que se llevó todas las joyas incluso enojado. Así que también le encantará la Represa de Joyas. Si construimos una represa que le guste, no la destruirá."

"Tienes razón, Reina. ¿Pero no sería demasiado costoso?"

"Costará mucho menos que construir una nueva represa cada año durante décadas."

Nadie sabe con exactitud el tiempo de vida de los dragones, pero se dice que es de al menos miles de años.

Eso quiere decir que, si el conflicto de la represa continúa, serán las personas quienes no lo soportarán.

Heinley abrió la boca, me miró aturdido y murmuró, "Represa de Joyas..."

***

sábado, 3 de septiembre de 2022

septiembre 03, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 423

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 423. Es Una Tarea Fácil (2)



Heinley movió los ojos de un lado a otro. Parecía alguien que se equivocó al hablar e intentaba encontrar las palabras para solucionarlo... pero no parecía tener ni idea de qué decir.

"Bueno, si se tiene en cuenta el poco tiempo que ha pasado desde que te convertiste en maga, has crecido rápido... ¿cierto?"

'¿Por qué me lo pregunta? ¿Por qué parece tan poco convencido?'

Cuando tiré de sus mejillas, Heinley se rió y me miró a los ojos. Luego, me levantó en sus brazos con naturalidad, salió del baño y me puso sobre la cama.

"Lo siento, estaba bromeando. Realmente has mejorado mucho en el dominio de la magia. Ni siquiera ha pasado un año todavía."

"Aun así, es decepcionante."

"Reina, incluso si fueras capaz de congelar todo el mar, no sólo el río, no puedes ir allí y someterte a un esfuerzo excesivo en tu estado actual."

"..."

"La magia curativa perderá su eficacia si pierdes mucha fuerza, Reina. Además, nuestro pequeño águila depende completamente de Reina. No es bueno que te esfuerces demasiado."

Nuestro pequeño águila...

Me puse las manos en el vientre.

Así es, siempre he puesto por delante de mí el cumplir con mis deberes. Heinley tenía razón. Incluso si tuviera la capacidad de evitar la inundación en este momento, sería duro ir hasta ese pueblo minero y usar mi magia a una escala tan grande.

"Reina... Navier... Hey."

Mientras estaba perdida en mis pensamientos, la voz de Heinley me devolvió a la realidad.

Heinley estaba inclinado en el suelo mientras sonreía con la barbilla apoyada en la cama.

"¿Qué ocurre?"

Cuando hice la pregunta, se veía tan lindo que mi mano se movió por sí sola hacia su cabello.

Mientras echaba suavemente su cabello hacia atrás, Heinley cerró los ojos para disfrutar de mis caricias. Cuando estaba a punto de retirar mi mano, Heinley la tomó y besó el dorso de la misma.


Sentía cosquillas cada vez que sus labios pasaban por mi mano, así que no pude evitar reírme. Posteriormente, Heinley mordió repetidamente mis dedos con dulzura.

Cada vez que su lengua rozaba mis dedos, me estremecía.

'¿Será que siente lo mismo que yo?'

Heinley me miró mientras me mordía los dedos con dulzura. Su mirada profunda y cautivadora me hacía sentir un calor inexplicable.

Mientras movía suavemente los dedos en su boca, Heinley soltó una leve exclamación de deleite con los ojos entrecerrados.

"Reina... esto me gusta."

Sin embargo, eso fue sólo temporal. La expresión de Heinley pronto se volvió sombría, dio un paso atrás y se metió en el baño.

Cuando se fue, el calor de antes había desaparecido.

"Los cubitos de hielo fueron de mucha ayuda... había perdido la cabeza, Reina."

Heinley murmuró y suspiró, luego se metió en las sábanas con una sonrisa impotente.

***

'¿Cómo construir una represa en poco tiempo...?'

Al día siguiente, salí del dormitorio antes que Heinley y me dirigí a mi oficina apenas terminé de desayunar.

Tenía la intención de pedir a mis ayudantes que buscaran información sobre las represas, pero aún no había llegado ninguno. ¿O es que no vendrán a trabajar?

No podía quedarme esperándolos sin hacer nada, así que aproveché para ir a la biblioteca a revisar los registros relacionados con este tema.

'Poco tiempo... Poco tiempo... Poco tiempo...'

Sin embargo, no encontré una manera de construir una represa en poco tiempo.

Para cuando la mayoría de los funcionarios habían llegado al palacio imperial para desempeñar sus funciones, salí de la biblioteca y llamé a un ingeniero de obras para conocer su opinión, pero obtuve la misma respuesta.

"Su Majestad, no se trata de lo rápido que se pueda construir. Se trata de lo resistente que sea la represa."

"Lo sé. Pero en este caso se necesita construir en poco tiempo."

"Ya es bastante rápido el construir una represa en poco menos de un año."

La respuesta que obtuve fue la misma incluso de otros ingenieros de obras.

Al final, después de indicar a mis ayudantes que investigaran 'cómo construir una represa en poco tiempo', me encerré de nuevo en la biblioteca.

***

"No debí acompañarla en su idea de trabajar..."

Mientras Heinley murmuraba débilmente, McKenna le recriminaba con dureza a su lado.

"Debiste decirle que tenía que descansar un poco más. La Emperatriz siempre está dispuesta a ponerse al frente de los problemas, ¿por qué la animaste tú mismo?"

"¡No pensé que se involucraría tanto!"

Heinley respondió con pesar.

"¡Me prometió que no trabajaría demasiado!"

Habían pasado tres días desde que en la reunión se habló de la inundación, la represa y el dragón de agua.

Navier estuvo ocupada todo el tiempo en estos días, ya sea encerrada en la biblioteca o conversando con sus ayudantes.

Buscó en los registros del pasado sobre represas en este y otros países para encontrar una manera de resolver este problema.

Excepto en las horas en que comía y dormía, no se tomaba un descanso. Ni siquiera quería dar un pequeño paseo por los alrededores, así que los dos no podían evitar estar preocupados.

McKenna dejó escapar un profundo suspiro y sacudió la cabeza.

"No puedo creer que con lo mucho que está trabajando, mi trabajo no haya disminuido en absoluto. No sé a qué se debe."

"McKenna, no pareces lamentar lo mismo que yo."

"De ninguna manera, Su Majestad. Lo que quería decir es que todo es culpa de Lord Yorne."

"¿En serio?"

"También del Canciller, Su Majestad."

"Puede que tengas razón."

Todos sabían que Lord Yorne realmente se preocupaba por su pueblo, pero McKenna necesitaba culpar a alguien, así que lo utilizó.

El médico del palacio, quien era responsable de la salud de Navier, también se lamentaba en un sentido diferente.

'No debí decirle que podía hacer trabajos sencillos, debí decirle que siempre pensara en comer y divertirse como si fuera un trabajo.'

Al cuarto día, Heinley finalmente no pudo soportarlo más y fue a visitar a Navier, que estaba encerrada en la biblioteca.

Si esto continuara, podría colapsar por exceso de trabajo después de que sobrevivió al ataque. Tenía que encontrar la manera de que se tomara un descanso.

No tenía sentido preocuparse tanto sin hacer nada.

***

Las veces que se necesitó construir una represa urgente en el Imperio Oriental, se movilizó rápidamente a un gran número de magos de tipo tierra... fue fácil.

Sin embargo, la situación fue diferente en el Imperio Occidental.

Busqué en todos los registros de la biblioteca, pero no había nada sobre cómo construir una represa en poco tiempo. Lo que sí había eran historias de represas que se construyeron rápidamente pero se derrumbaron poco después, anécdotas que ponían de manifiesto los riesgos de una mala construcción.

Cuando Heinley vino a verme a la biblioteca y me pidió que dejara de trabajar, fue también cuando decidí cambiar de dirección.

"¿Qué quieres decir con cambiar de dirección?"

Heinley preguntó desconcertado por mis palabras después de salir encantada a su lado de la biblioteca ante sus súplicas.

"Creo que sería mejor resolver la causa primero."

"¿La causa?"

"Incluso si resolvemos el problema de la inundación en este momento, si no resolvemos el problema de la destrucción de la represa, volverá a ocurrir lo mismo en otros años. Pienso resolver la causa. De ese modo, aunque no resolvamos el problema de la inundación en esta ocasión, las personas tendrán la tranquilidad de saber que no ocurrirá una próxima vez."

Este escenario se presenta cada pocos años, así que están preparados para evacuar...

Heinley asintió.

"Sí, lo mejor sería resolver la causa del problema. Pero, Reina, ¿cómo podemos evitar que el dragón de agua rompa la represa cada vez que le apetezca?"

"Es fácil."

"¿Qué?"

"Es una tarea fácil."

"¿Qué?"

***

miércoles, 31 de agosto de 2022

agosto 31, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 422

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 422. Es Una Tarea Fácil (1)



"Entonces Heinley..."

"Dime, Reina."

"Me gustaría trabajar."

"... ¿Lo que quieres hacer es trabajar?"

"Sí, no me presionaré demasiado."

La expresión de Heinley se volvió confusa. Una expresión teñida de tristeza y dolor.

"¿Heinley?"

Acaricié las comisuras de sus ojos con mi mano, él presionó mi mano en su mejilla, entrecerró los ojos y murmuró,

"Estaría muy feliz si McKenna dice que quiere trabajar más en vez de holgazanear. No sé por qué me duele tanto oírlo de Reina."

Eso es un poco gracioso... pero al menos Heinley me entendió.

Pareció darse cuenta de que forzarme a descansar no me ayudaría a recuperar.

Al día siguiente, Heinley llamó al médico del palacio y a McKenna. Los cuatro pasamos dos horas determinando la cantidad de trabajo que podía hacer sin demasiado esfuerzo.

Esa tarde, pude participar en una reunión después de mucho tiempo.

Fue sin duda una medicina eficaz. Al contrario de dar un paseo o sentarme en una silla sin razón.

Mientras los asistentes expresaban sus opiniones, discutían con las venas de sus cuellos marcadas y movían papeles afanosamente de un lado a otro, yo tachaba en un papel los puntos del orden del día que habían sido tratados y anotaba las conclusiones.

Pero, de repente, el canciller encargado de dirigir la reunión frunció el ceño cuando estaba a punto de decir el último punto del orden del día.

"¿Qué ocurre?"

Ante la pregunta de Heinley, el canciller levantó las cejas y rápidamente me miró.

'¿Por qué me mira a mí?'

"¿Canciller?"

Heinley lo volvió a llamar, como si la actitud del canciller le pareciera cuestionable.

"Oh, lo siento."

El canciller se disculpó después de toser un par de veces.

"Hemos recibido una petición del pueblo minero de Yorne. Cada año se produce una inundación en esta época..."

'¿Una inundación? ¿Por qué el canciller se detuvo?'

El canciller volvió a mirarme.

'¿Por qué a mí? ¿Acaso pretende culparme de la inundación?'

Mientras lo miraba más desconcertada, Heinley tosió brevemente y golpeó los reposabrazos del trono.

El canciller se sobresaltó y se apresuró a continuar,

"Han oído que Su Majestad es una gran maga de hielo, así que han pedido que Su Majestad los ayude con su magia."

¿Una Gran... Maga de Hielo? ¿Yo?

Oí unos sonidos reprimidos salir de la boca de Heinley a mi lado. Cuando volteé la cabeza, lo vi mordiéndose los labios.

¿Le hizo tanta gracia escuchar que soy una gran maga? Imagino que es porque sabe que mi control del maná no es tan bueno. Aun así, ¿no se está riendo demasiado?

Lo fulminé con la mirada, pero Heinley no parecía capaz de mirarme a la cara mientras intentaba reprimir su risa.

Así que suspiré y volví a centrar mi atención en el canciller.

Bueno, ¿qué puedo hacer? El hecho de que se me considere una gran maga es el resultado de no haber aclarado del todo ese asunto.

Ahora que Heinley no parece ser capaz de hablar, dejaré que luche contra su risa mientras averiguo sobre la situación.

"Canciller."

"Sí, Su Majestad."

El canciller, que me había mirado hasta el punto de resultar un poco incómodo, respondió inmediatamente con un leve movimiento de su cuerpo hacia mí.

"Puede preguntarme lo que desee, Su Majestad. Le responderé con honestidad."

No sabía que tuviera una personalidad tan amable. Al menos, no solía ser así conmigo.

Los funcionarios que me rodeaban intercambiaron susurros,

"He visto a otros actuar así."

"¿No es eso una falsa amabilidad?"

En cualquier caso, el canciller me miró con las manos entrelazadas y una sonrisa amplia.

Es un poco molesto... lo que parece bueno no siempre es bueno.

"Dado que es una zona donde todos los años se produce una inundación, ¿nunca ha habido una barrera?"

"Siempre cuenta con una barrera. Cada año se construye una represa."

'¿Se construye una represa cada año? ¡¿Cada año?! ¡¿Una represa?!'

El canciller continuó con un tono serio, como si supiera lo que yo estaba pensando.

"La represa es destruida cada año."

Nunca he oído que las técnicas de construcción del Imperio Occidental fueran tan malas.

"¿A qué se debe?"

No creo que esa sea la razón.

"Es por el dragón de agua que vive en el fondo del río."

Sabía que había otra razón. Pero, ¿a qué se refiere con un dragón de agua?

"¿Quieres decir que el dragón de agua siempre destruye la represa?"

"Sí."

El canciller suspiró pesadamente.

"El problema es que nadie sabe cuándo la destruirá porque parece que lo hace cuando le apetece. Es un alivio cuando la destruye después de la inundación, pero a veces la destruye antes de que ocurra la inundación... ahora estamos en este último escenario."

"¿El dragón de agua no destruye la represa cuando está siendo construida?"

"No, siempre espera a que la represa esté completamente construida para destruirla."

El canciller volvió a suspirar, pareció haber envejecido 25 años de repente.

"Además, destruye la represa sin importar cómo se construya, por esa razón la represa no es construida tan resistente. Si se hace demasiado resistente, la frustración y los daños materiales serán mayores al ser destruida."

"Entonces esta no es la primera vez que ocurre este incidente, ¿verdad?"

"Así es. Cuando la inundación coincide con la rotura de la represa, se suele evacuar sólo lo importante. También hay una pequeña aldea cercana que sirve de refugio. Pero los pueblerinos parecen esperar que esta vez sea diferente después de escuchar sobre la gran habilidad de Su Majestad."

Lo sabía, este hombre parecía querer hacerme quedar mal. También pude escuchar a los funcionarios intercambiar susurros entre sí de nuevo.

Heinley, que había conseguido ganar la dura batalla contra la risa, volvió a morderse los labios.

Intenté ocultar mi expresión de vergüenza y confesé con franqueza.

"Lo siento, pero mi magia no es suficiente para congelar toda el agua desbordada de una inundación."

Esto había sucedido por querer engañarlos, así que esta vez tuve que ser sincera.

"Bien, lo comunicaré."

El canciller se mostró un poco decepcionado, pero se resignó y dijo que lo entendía.

Tal vez sea porque no tenía muchas expectativas.

Uno de los apodos que recibí fue el de Emperatriz de Hielo, es increíble que en realidad sea una maga de hielo, lo normal sería pensar que eso es todo.

El número de magos en sí es bastante reducido, y la habilidad de cada uno es diferente. Incluso los magos con habilidades similares son fáciles de diferenciar porque el maná y la manera de emplear la habilidad varía mucho de un mago a otro.

Aunque el hecho de ser un mago era de por sí extraordinario, existía un puñado de magos poderosos, y la mayoría de ese puñado pertenecía al Imperio Oriental.

Al canciller le habría parecido más extraño que fuera incluso una gran maga.

Este asunto se dejó poco después y no se volvió a tocar.

"Ocurre cada año..."

Seguí pensando en eso incluso después de que la reunión terminó.

"Reina, no es tu deber utilizar magia para lidiar con la inundación. No te culpes."

Aunque Heinley dijo esto, no me culpaba a mí misma. Sólo me preocupaba.

'¿Será porque habían pedido mi ayuda para resolverlo?'

En cualquier caso, esa noche cuando terminé de bañarme, utilicé el agua de la bañera para ver si podría detener la inundación.

'... No funcionará.'

Ni siquiera pude congelar el agua de la bañera. Sería muy difícil congelar el río crecido con mi habilidad.

"Reina, ¿qué haces? ¿Puedo entrar?"

Mientras observaba unos cubitos de hielo flotar en la bañera, Heinley me llamó desde afuera. Cuando abrí la puerta, Heinley entró con cara de preocupación y preguntó,

"¿Estás bien? Escuché ruidos extraños."

"Estoy bien. Sólo estaba practicando magia."

"¿Magia?"

Al señalar la bañera con el dedo, los ojos de Heinley se abrieron mucho y mostró su admiración.

"¿Intentaste hacer cubitos de hielo? Veo que has mejorado en cómo emplear tu habilidad, Reina."

"... Quería congelar toda el agua."

"Aaah."