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lunes, 12 de septiembre de 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 425

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 425. El Baño (2)



La reacción del Canciller, de McKenna y del Ministro de Finanzas ante la idea de Navier transmitida por Heinley no difirió mucho.

Se quedaron con la boca abierta, medio sorprendidos y aterrados.

"Es evidente que era la Emperatriz del Imperio Oriental. La dimensión de sus pensamientos es increíble."

"Cubrir toda la represa con joyas..."

"Dios mío, ¿eso no sería demasiado dinero...?"

Era una idea sencilla, pensarlo no era complicado.

Todo el mundo sabía que a los dragones les obsesionaban las joyas.

Incluso en los libros para niños se solían contar historias de dragones obsesionados con las joyas.

No obstante, ¿quién plantearía construir una represa cubierta de joyas?

Era una idea que uno podría pensar, pero nadie se atrevería a intentar llevarla a cabo. Sin embargo, la emperatriz lo propuso como si no fuera gran cosa.

Los tres nobles del Imperio Occidental chasquearon la lengua, envueltos en un extraño estado de ánimo.

En soluciones como ésta, la expresión 'el límite es el cielo', característica del Imperio Oriental, encajaba perfectamente. La idea de que 'nada es imposible' era evidente en esto.

Tal vez esa manera de pensar se debía a que el Imperio Oriental ha sido durante mucho tiempo el país más poderoso.

Pero una vez superada la sorpresa, todos pensaron que tenía razón.

"La codicia de los dragones por las joyas es bien conocida."

"El dragón de agua no es diferente. Se estableció en un río cercano a una mina de joyas. "

"Es probable que si construimos la represa de joyas, el dragón de agua la reclame como suya..."

"¿Qué importa? En el momento en que las joyas sean incrustadas en la represa, no podrán ser extraídas de ninguna manera. Da lo mismo que el dragón reclame la represa como suya o no, sólo nos interesa que no la destruya."

Parecía demasiado dinero para llevarlo a cabo, pero ésta era la mejor manera de lidiar con la especie de los dragones.

Un dragón al que se le ofrece una enorme cantidad de joyas para suplicarle perdón es capaz de detener voluntariamente el fuego que emana de sus fosas nasales y de llevarse las joyas felizmente, por más furioso que estuviera. Así que si uno construye una represa de joyas, lo más probable es que un dragón normal se quede absorto admirándola debido a su naturaleza.

Después de eso, cuidará la represa en vez de destruirla. Incluso podría lanzar al río a cualquiera que intente tocar la represa bruscamente.

Se necesitaría destinar una cantidad tan enorme de joyas que a cualquiera se le saldrían los ojos, pero sin duda sería beneficioso a largo plazo. Mucho mejor que construir una nueva represa cada año.

Además, este pueblo minero concentraba un número importante de las joyas extraídas en el país, así que no importaba la cantidad de joyas que tuvieran que utilizarse, había que construir una represa capaz de proteger este pueblo.

Heinley asintió y concluyó.

"Lo haremos."

***

Evitar que el dragón de agua destruyera la represa era una medida para hacer frente a la próxima inundación.

No era un plan de defensa para esta ocasión.

La represa de joyas tenía que ser construida con más cuidado que una represa normal, por lo que ni siquiera sería fácil terminarla para el próximo año.

Pero no faltaba mucho para la inundación.

¿Realmente no había solución?

Después de proponer la construcción de una represa de joyas, me quedé pensando en esto durante unos días, pero todavía no tenía una respuesta.

Mientras caminaba distraídamente por el palacio, alguien tomó suavemente mi paraguas.

Cuando miré hacia un lado sorprendida, vi a Heinley de pie con una mano en la espalda mientras sostenía el paraguas para mí con la otra.

"¿En qué piensas tanto que ni siquiera te diste cuenta cuando me acerqué?"

En el momento en que nuestras miradas se encontraron, las esquinas de sus ojos se curvaron.

Tal vez había sido sorprendido por la lluvia en el camino. Su cabello, su cuerpo e incluso sus labios estaban mojados.

Si no hubiera nadie alrededor, me habría puesto de puntillas y habría besado sus cautivadores labios húmedos.

Para ocultar mi pesar, me mostré indiferente y dije.

"Me preguntaba si habría una manera de construir una represa en poco tiempo."

Heinley se rió mucho.

"No es posible hacer eso, Reina."

"Lo sé. El desastre sería mayor si se construye precipitadamente una represa que no es capaz de resistir."

Heinley asintió de acuerdo con mis palabras y caminó lentamente con el paraguas en la mano.

Mientras caminaba a su lado, los pensamientos complicados que tenía antes se desvanecieron y me sentí más tranquila.

Tal vez sea porque me gustaba escuchar nuestros pasos al mismo ritmo.

¿Cuánto tiempo llevamos caminando así?

"En realidad, me siento un poco inferior al Imperio Oriental."

Heinley confesó con vacilación.

¿De qué está hablando?

Cuando lo miré desconcertada, había una sonrisa de insatisfacción en sus labios.

"¿Heinley?"

"No sé cómo me sentiría si la brecha fuera demasiado amplia. Aunque la brecha no sea mucha, estar siempre detrás de otro me hace sentir mal. En este caso del Imperio Oriental."

No lo entendía, pero... lo primero que hice fue tomar su mano.

Heinley me apretó la mano, la levantó en esa posición, besó el dorso de la misma y juró,

"Como emperador, me aseguraré de sentar las bases para que las próximas generaciones no sientan lo mismo."

"¿Qué pasó?"

"Se puede notar la brecha con el Imperio Oriental por la dimensión de las ideas de Reina."

¿Por mí?

De repente, recordé que se había estado preparando para una guerra con el Imperio Oriental. Y que incluso renunció a esa guerra por mí.

¿Heinley estaba pensando en eso?

No pude evitar sentirme triste y culpable, así que sostuve su mano aún más fuerte. A decir verdad, no sabía cuán profundo era su deseo de conquistar el Imperio Oriental.

Pero si siempre piensa en la brecha entre el Imperio Oriental y el Imperio Occidental... puede que se sienta inferior, como ha dicho.

Perdí la confianza por un momento.

Heinley me ama mucho ahora, pero temo que un día se arrepienta. Temo que se arrepienta de haber renunciado a la guerra para la que se había preparado durante muchos años por mí.

Si su arrepentimiento crece demasiado, me da miedo que sus sentimientos por mí se desvanezcan.

En ese momento, el viento sopló con mucha fuerza y la lluvia arreció. A pesar del paraguas, mi cabello se mojó por la lluvia y me cubrió la cara.

Mientras me apartaba el cabello, Heinley tiró de mí hacia sus brazos para resguardarme de la lluvia.

Sentí el calor en los brazos Heinley. Cuando me incliné en su pecho, Heinley me abrazó más fuerte con un brazo.

Pasó un buen tiempo antes de que Heinley me soltara. A diferencia de mí, Heinley estaba más mojado que antes.

Gotas de agua se deslizaban por su cara, lo que hacía parecer que había llorado.

En cuanto el calor desapareció, sentí escalofríos.

Mientras temblaba con los brazos envueltos alrededor de mi cuerpo, Heinley puso su mano en mi mejilla y sonrió levemente.

Entonces el calor comenzó a extenderse por mi cuerpo de nuevo.

Me sentía tan cálida que cerré los ojos y él aprovechó para besarme los párpados varias veces seguidas.

***

Cuando volví a mi habitación, el agua caliente estaba lista. Estaba a punto de entrar en el baño, pero me volteé para mirar a Heinley.

También debe haber agua caliente lista en la habitación de Heinley, pero él se quedó en mi habitación en vez de irse a la suya.

Cuando nuestras miradas se encontraron, Heinley dijo con una linda sonrisa en su cara.

"Ve a báñate primero, Reina."

"¿No vas a ir a bañarte?"

"Quiero quedarme aquí un rato. Cerca de ti."

Laura se sonrojó y entró corriendo al baño.

La Condesa Jubel fingió no escuchar nada, pero las comisuras de sus labios se elevaron con picardía.

Rose tarareaba una melodía mientras preparaba el té para beber en el baño, pero se detuvo sorprendida.

Heinley se quedó mirándome con su linda sonrisa. Al ver esa cara, una propuesta inesperada salió de mi boca involuntariamente.

"¿Quieres bañarte conmigo?"

En el momento en que dije eso, la cara sonriente de Heinley se desdibujó.

Heinley me miró con la cara rígida y la boca un poco abierta, como si hubiera escuchado algo completamente impensado.

Desvié la mirada mientras me tocaba torpemente el cabello.

Dudé un momento, pero al final entré al baño sin esperar una respuesta.

Hablé impulsivamente, fue una propuesta realmente estúpida.

Todo es por la lluvia. Sí, es por culpa de la lluvia. En medio de la lluvia me mostró su lado más débil. Al mostrarme su lado más débil, me hizo darme cuenta otra vez de lo que había renunciado por mí. Y sobre todo, debido a las gotas de lluvia que se deslizaban por su cara, que hacían parecer que había llorado.

"Cielos, me tomó por sorpresa lo de hace un momento. El Emperador es realmente dulce con Su Majestad."

Laura, que fue la primera en entrar en el baño, se acercó rápidamente para ayudarme a quitarme la ropa tan pronto como entré.

Pero en el momento en que Heinley entró de repente, Laura retiró apresuradamente sus manos y lo saludó,

"Es un placer ver al Emperador."

Ya lo había saludado. Tal vez Laura se sorprendió tanto de que Heinley entrara al baño que actuó como si lo hubiera olvidado.

Laura no sabía de la propuesta que le había hecho a Heinley. Cuando Heinley le indicó a Laura que saliera con la mirada, ella me miró con cara de desconcierto.

Una vez que asentí levemente, Laura salió sonrojada hasta las orejas.

La Condesa Jubel también salió junto con Rose, que dejó la taza de té en la pequeña mesa cerca de la bañera.

Cuando se cerró la puerta del baño, Heinley se quitó el abrigo, lo colgó en la percha y preguntó mientras se quitaba la camisa con una mano.

"¿De verdad quieres que me bañe contigo, Reina?"

"Esa es una pregunta que debiste hacer antes de comenzar a quitarte la ropa."

"Eso quiere decir que cambiaste de opinión."

"Lo estoy pensando."

Heinley se quitó rápidamente la camisa y la tiró a un lado antes de que pudiera terminar de pensarlo. Sus abdominales marcados y su piel impecable se revelaron ante mis ojos.

Como se había mojado mucho con la lluvia... su piel parecía especialmente húmeda hoy.

Mis pensamientos de que sería mejor que nos bañáramos por separado, cambiaron de dirección cuando vi la parte superior de su cuerpo desnuda.

"Estamos casados, ¿qué tiene de malo bañarnos juntos?"

Mientras luchaba con el demonio en mi interior que me persuadía a hacerlo, Heinley se me acercó por detrás, me mordisqueó suavemente las orejas y me susurró.

"¿Todavía lo estás pensando?"

Sacudí la cabeza por reflejo. Entonces, escuché una leve risa, seguida de una serie de besos en mis orejas, mejillas y cuello.

"Navier."

"Heinley..."

"Jamás me arrepentiré."

"¡!"

Su mano derecha se deslizó por mi brazo derecho, alcanzando mi mano y entrelazando nuestros dedos.

Mientras me besaba en el cuello, me susurró suavemente,

"Jamás me arrepentiré de esto. Así que quita esa expresión."

"¿Qué expresión?"

"Esa expresión ansiosa."

Con una mano sostuvo firmemente mi mano derecha y con la otra me ayudó a quitarme la ropa.

'¿Por qué dijo que tenía una expresión ansiosa?'

Reprimí el impulso de discutir y simplemente recosté mi cabeza en su pecho.

Como tenía la oreja pegada a su pecho, podía oír los latidos de su corazón.

Su corazón latía muy rápido y su pecho era muy cálido.


Mientras movía levemente la cabeza, Heinley estalló en risas como si le estuvieran haciendo cosquillas.

***