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martes, 23 de agosto de 2022

agosto 23, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 7

Capítulo 7. Una Extraña Satisfacción


Recordando aquel dolor, Annette se aferró a su cuello con más fuerza. Sus tiernos s3n0s rozaron su pecho, pero a ella no le importó. Su miedo era mayor que su vergüenza.

"No me harás daño, ¿Verdad?" Preguntó, haciendo con una voz suave. "¿Por favor?"

Raphael no respondió. La sensación de los brazos de ella rodeando su cuello lo hizo sentir extrañamente incómodo. Recordó sus manos suaves, que parecían que se iban a romper con la menor fuerza. Aunque estaba impaciente, trató de controlar su temperamento para no ser tan brusco. Incluso si abrazaba a alguien tan débil de forma imprudente, podría matarla.

"Haré lo que pueda", susurró con profundo deseo. Temblando, Annette le soltó el cuello y Raphael abrió sus piernas con tanto cuidado como si fueran las delicadas patas de un ciervo.

La textura de su piel bajo las puntas de sus dedos se sentía increíblemente suave.  Su cuerpo tembloroso, su pelo, todo olía tan increíblemente bien. No habría sido extraño que cualquier hombre se la quisiera comer. Y aunque había decidido ser suave, sus manos se negaban a obedecer.

Se había preocupado porque no sabía si podría tolerar a una Bavaria como esposa. Pero ahora no tenía que preocuparse por eso. Apretó su mandíbula mientras miraba su cuerpo desnudo. Su piel blanca parecía hecha de azúcar.

Si su p3ne no se levanta ante semejante vista, ¿Se puede considerar un hombre?

Agachando la cabeza, Raphael se llevó sus s3nos a la boca, chupando con avidez. Sus p3z0nes estaban inicialmente pálidos, pero se pusieron rápidamente rojos como cerezas ante la estimulación. Su lengua  lamió obsc3namente su rígido p3z0n. Suavemente, lo mordió, mordisqueando ligeramente.

"Ah, ha...haa..."

Annette gimió retorciendo su cuerpo. Temía que le mordiera con demasiada fuerza, pero eso le hacía sentir un extraño estremecimiento entre las piernas. La sensación de que él le lamiera y mordiera insistentemente los p3z0nes le producía un hormigueo de pl@cer en todo el cuerpo.

Después de probar sus s3n0s dulces como el pudín, Raphael se lamió los labios. Sus profundos ojos azules seguían siendo duros, pero también extrañamente cálidos. Lentamente, acercó su cara a las piernas de ella, saboreando la textura de su piel mientras le separaba las piernas.

"Es... un poco vergonzoso... ¡Raphael!" gritó Annette, tratando de cerrar las piernas. El dormitorio estaba iluminado, así que podía mirar cada detalle de su desnudez. Estaba tan avergonzada que sus ojos se enrojecieron con lágrimas. Pero Raphael sólo agarró sus muslos, abriéndolos más.

"Quédate quieta. ¿No me dijiste que lo comprobara yo mismo?"

Las palabras que salían de sus labios eran obscenas. Cuando recordó a Annette haciendo una propuesta tan atrevida con su cara inocente, le hizo sentir que iba a estallar. Su p3n3 se hinchó tanto que le dolió, instándole a meterlo entre las piernas de ella.

Annette no tenía ni idea de lo que él estaba pensando, pero instintivamente se sintió en peligro. Y aunque estaba preparada para seguir adelante con esto, la forma en que él la miraba era tan intensa que la asustaba. Ella se sentó rápidamente. Besó cuidadosamente sus mejillas y frente para calmarlo.

"...¿Qué estás haciendo? ¿Sigues fingiendo que tienes miedo?"

Raphael apretó los dientes cuando la volvió a acostar. Pero su voz era más suave. Con toda su paciencia, bajó la cabeza hasta la abertura entre sus piernas.

Los g3n!tales de Annette estaban tan limpios, sus labios v@g!nales tan tiernos, que él se preguntó si los aplastaría con su tacto. Al mirar más de cerca, su húmeda abertura temblaba de excitación, brillando con un color bonito. Era una vista tan exc!t@nte que no podía apartar los ojos.

Pero Annette no pudo soportar la vergüenza, así que giró la cabeza para enterrar la cara en la almohada. La sensación de su aliento contra la piel entre sus piernas, la hacía sentir muy avergonzada. ¿Y qué aspecto debía tener su cara, mientras miraba con tanta atención su lugar más secreto?

Su dedo índice se deslizó sobre sus pétalos, abriéndolos para revelar su entrada. Los ojos de Annette se cerraron, esperando que esto terminara lo antes posible. Pero entonces sintió su lengua deslizándose sobre su zona int!ma.

"¡Ahhh! Raphael."

Annette asustada levantó la cabeza para disuadirle. En su vida anterior, Raphael se había acercado a ella en su primera noche creyendo que era una mujer experimentada. No se había tomado el tiempo de acariciarla de esta manera, y debido a ese malentendido, Annette había estado confinada en la cama durante tres días después de su primera noche.

Pero este Raphael era un poco diferente. Aunque no lo admitiera abiertamente, estaba reconsiderando la verdad de las acusaciones que Annette negaba con tanta vehemencia. Si ella realmente era inocente, entonces él necesitaba prepararla para que lo recibiera. Raphael era un hombre grande. Naturalmente, su dotación también era destacable.

Ajena a sus pensamientos, Annette se limitó a cubrirse la cara de lágrimas. Se avergonzó mucho cuando él la lamió allí. Raphael al ver que se comportaba con tanta timidez, sólo le abrió más las piernas.

Su lengua la estaba estimulando de forma intensa. De repente la punta de su lengua rodeó su sensible cl!t0ris. Sus labios calientes empezaron a chupar.

"¡Ahhh...uhhhhh...hummmm...!"

Su lengua, que pen3tró en su estrecha abertura, lamió ferozmente sus entrañas. En todos los lugares que tocaba su lengua, se producía un estremecimiento de éxt@sis. Sentía que sus entrañas se derretían, mientras sus caderas se arqueaban con fuerza.

De repente, un dedo se introdujo en su estrecha entrada, haciendo que los delicados músculos se contrajeran. El grueso dedo se deslizó profundamente. Cada vez que entraba y salía de su húmeda abertura, separaba un poco más sus paredes internas. Sintió como si se hubiera incendiado.

Mientras Annette jadeaba, el número de dedos en su interior aumentó a tres.

"Uhhh...uhh, de, detente..."

Su entrada caliente se tragaba los dedos. Raphael los introdujo profundamente, frotando sus paredes internas de un lado a otro, como si estuviera buscando algo. Annette se estremeció mientras su cuerpo se retorcía en formas que no podía imaginar. Sollozaba mientras movía su cabeza de un lado a otro.

En el momento en que vio sus ojos húmedos, las comisuras de la boca de Raphael se levantaron. Sus dedos se movieron cada vez más rápido, golpeando sus puntos débiles. Cada vez que tocaba esos lugares, su cintura se estremecía por sí sola.

Jadeos de pl@cer salían de su boca. El cuerpo de ella se vio perturbado por un pl@cer casi insoportable. Moviéndose hacia atrás, chupó su cl!t0ris mientras sus dedos entraban y salían rápidamente de su v@g!na, frotando rápidamente su punt0 G.

Una extraña sensación comenzó a cocinarse a fuego lento. Los dedos de los pies de Annette se curvaron. Su cuerpo se arqueó cuando empezó a alcanzar el cl!m@x. Su cuerpo se sacudió con las intensas sensaciones una, hasta que se desplomó de nuevo sobre la cama.

"Uhh...huhhh, huhhhh..."

Las lágrimas, que se acumularon en sus ojos, corrieron por sus mejillas. Tenía los labios abiertos mientras jadeaba. Parecía aturdida como si no entendiera lo que acababa de sucederle. Mirando aquel rostro encantador, Raphael sintió una satisfacción que nunca había conocido.

Levantando la cabeza, lamió los flujos remanentes en sus dedos. Sabía a fruta ácida, pero sólo le abrió el apetito. Su p3n3 palpitaba de exc!tación. Odiaba admitirlo, pero esta mujer lo exc!taba. Y eso era lo más imperdonable de todo.

Acomodándose entre sus piernas, Raphael introdujo su duro gl@nd3 en su estrecha entrada, sintiendo que aún se estremecía por su 0rg@smo. Al sentir el calor de su gl@nd3 dentro de ella, la sobresaltada Annette se quedó absolutamente inmóvil, recordando vívidamente el dolor de su primera vez. Le había dolido mucho.

Tengo miedo.

Su asustada mirada se dirigió hacia Raphael. Aunque sabía que tenía que experimentar esto en esta vida, no pudo evitar sentirse aterrorizada ahora. Raphael frunció el ceño al notar el miedo en su rostro. Levantó la mano para cubrir su cara. Había algo en esos ojos que le hacía sentirse débil e inútil.

Su gran mano casi le cubrió toda la cara. Sólo se veía sus labios rojos.

Raphael agachó la cabeza para besarla todavía tapando sus ojos. Dus labios atraparon su lengua, explorando su boca. Su lengua le hizo cosquillas en su sensible paladar, enroscándose y tirando de la punta de su lengua.

Cuando ella se distrajo con su beso, él hundió su p3n3 dentro de ella. Aunque había alcanzado el cl!m@x una vez, seguía estando tan apretada en su interior que sólo pudo introducir la mitad de su longitud. Pero aún así, se sintió muy bien. Las cálidas paredes interiores de ella se apretaron con fuerza alrededor de su p3n3. Él sintió como si su razón se derritiera.

"Relájate, Annette", gruñó. "Estás demasiado apretada."

Fue cruel al reprenderla por esto. Pero Annette no sabía cómo relajarse y aliviar el dolor desgarrador de su interior. Lo intentó, pero el hormigueo de la agonía permaneció. Su cuerpo se estremeció mientras gemía. Al ver que se mordía los labios por el dolor, Raphael chasqueó la lengua, en señal de desaprobación. Bajó su mano para frotar suavemente su cl!t0ris hinchado con el pulgar.

"Ummm..."

Un pl@cer familiar se extendió por su cuerpo ante la caricia circular. El cuerpo rígido de Annette se relajó. Instintivamente, Raphael aprovechó el momento y deslizó toda su longitud dentro de ella.

lunes, 22 de agosto de 2022

agosto 22, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 420

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 420. Necesito Ir Allí (1)


'Pero, ¿por qué? ¿Por qué sospechó de inmediato del Emperador Heinley?'

Afortunadamente, eso también estaba registrado.

La razón número uno es que el decano de la academia mágica afirmó que el patrocinador que dio el collar a Evely era del Imperio Occidental.

'¿Quién es Evely?'

No importa... la razón número dos es que el collar de Evely era clave en la investigación del fenómeno de la disminución del maná, pero un pájaro lo robó antes de obtener los resultados.

'¿No hay otros países más famosos por sus pájaros?'

No obstante, de acuerdo con el informe, su futuro yo sospechó del Imperio Occidental en cuanto apareció ese pájaro.

La última razón es que el decano le confesó que el Emperador Heinley era un mago excepcional. Esto no era de conocimiento público.

"Es una locura..."

Sovieshu dejó el informe sobre el escritorio y se sumió en la ansiedad. La situación en el futuro era realmente desalentadora. 

Eso no es todo, Sovieshu se rió porque le pareció absurdo no que el Emperador Heinley fuera un mago, sino que la investigación se detuviera sin pruebas concluyentes.

"¿Me convertí en un tonto en el futuro?"

Los magos eran la fuerza y el motivo de que el Imperio Oriental se mantuviera como el país más poderoso. No importaba lo difícil que fuera, esta investigación debía continuar. ¿Cómo pudo detener la investigación aquí?

Una vez que Sovieshu volvió a meter en la bolsa el informe sobre el fenómeno de la disminución del maná, examinó sus otros libros de registros personales, y confirmó que aquí sólo había constancia de sus días después de ascender al trono.

Había perdido sus recuerdos a partir de los 19 años, pero los libros de registro de aquí sólo correspondían a los tres últimos años, por lo que los tres años del medio estaban en blanco.

'Esos libros de registro también deben estar en alguna parte...'

De momento, Sovieshu anotó resumidamente en el libro de este año lo que había descubierto hasta ahora. 

"También tengo que reunirme con Navier. Definitivamente."

Mientras estaba ocupado escribiendo, de repente empezó a quedarse dormido.

Se frotó los ojos en un intento de mantenerse despierto, pero el sueño que le invadió era difícil de resistir.

Incapaz de soportarlo, Sovieshu se levantó tambaleante de su escritorio.

Pero antes de que pudiera levantarse del todo, se sentó de nuevo en la silla y se quedó dormido sobre el escritorio.

***

Mientras tanto, el Marqués Karl se reunió con los demás secretarios para informarles de la condición de Sovieshu.

Todos los demás secretarios sabían que la memoria de Sovieshu había vuelto a sus días de príncipe heredero porque ayer había sido presenciado por muchas personas.

No obstante, sólo el Marqués Karl y el caballero que estuvo de guardia en el dormitorio de Sovieshu sabían que su memoria había vuelto a la normalidad por la noche. 

De eso es de lo que hablaría.

"... No sé si su memoria sólo volvió esa vez. No sé si Su Majestad recuerda los sucesos del día después de que recupera la memoria o si su personalidad original volverá siempre por la noche."

A continuación, el Marqués Karl transmitió adecuadamente a los secretarios las órdenes dadas por el Príncipe Heredero Sovieshu.

"Ah. Su Majestad pidió ver a todos mañana por la mañana. También quiere saber sobre los últimos seis años, así que cada uno de nosotros debe proporcionar un registro de los últimos seis años."

Una vez terminadas sus palabras, el Marqués Karl volvió a mirar a los secretarios y preguntó,

"¿Alguien tiene preguntas?"

Todos tenían muchas preguntas que querían hacer, pero como aún no habían visto a Sovieshu en persona, no tenían claro qué decir.

Aun así, el Conde Pirnu, que escuchó en silencio al Marqués Karl, preguntó.

"¿Qué pasará si Su Majestad tiene dos personalidades durante mucho tiempo?"

"Primero hay que confirmar que su personalidad original vuelve por la noche, en caso de ser así, hay que ser honesto con él para encontrar una salida."

"Estoy de acuerdo."

Al final de la conversación, el Marqués Karl añadió impotente,

"Por si acaso, le pediré a la Señorita Evely una vez que vuelva que use su magia curativa sobre Su Majestad. Aunque el médico del palacio dijo que no sufrió ninguna lesión importante en la cabeza..."

***

Después de esa discusión, el Marqués Karl volvió deliberadamente al Palacio del Este por la noche para confirmar si Sovieshu cambiaría a su personalidad original de emperador.

Sin embargo, Sovieshu no estaba en el Palacio del Este.

"¿Su Majestad aún no ha vuelto?"

"No, desde que salió con usted antes."

'¿Todavía está en la oficina?'

El Marqués Karl se dio la vuelta y se dirigió a la oficina del palacio principal.

Como esperaba, dos caballeros estaban delante de la puerta de la oficina. Cuando Karl llamó, escuchó una voz decir desde el interior,

"Adelante."

Cuando entró, la atmósfera alrededor de Sovieshu era diferente a la de antes. El Marqués Karl se sobresaltó. Se dio cuenta en cuanto lo vio.

Sovieshu, que ahora estaba sentado en su escritorio, tenía una mirada mucho más profunda y hundida que el príncipe heredero Sovieshu, a quien vio durante el día.

Aunque el Marqués Karl había entrado, Sovieshu sólo miraba con esa cara los papeles extendidos sobre el escritorio.

"¿Qué ocurre, Su Majestad?"

'Ha recuperado la memoria. Parece que realmente tiene dos personalidades.'

Convencido en su interior, el Marqués Karl habló como si no lo supiera. Sin embargo, la respuesta que recibió fue completamente inesperada.

"Karl."

"Sí, Su Majestad."

"El sol no sale."

"Su Majestad..."

"Mi mundo se ha vuelto oscuro."

"¿Eh?"

"¿Me he vuelto loco?"

Mientras el Marqués Karl tenía dificultades para responder, Sovieshu murmuró.

"Cuando me desperté la última vez, era de noche. ¿He dormido todo el día? Aunque haya dormido todo el día, ¿por qué llevo esta ropa y dónde me encuentro? Esta no es la oficina del Palacio del Este, sino la del Palacio Principal."

Mientras continuaba hablando, Sovieshu señaló con el dedo el escritorio.

Había todo tipo de papeles sobre el escritorio. Aunque no era visible desde la distancia del Marqués Karl, en uno de los papeles había una frase escrita hace unas horas por la personalidad del Príncipe Heredero Sovieshu, 

— ¿Me he vuelto loco en el futuro?

"Oh, eso es..."

El Marqués Karl entró en pánico, pero Sovieshu le instó a hablar,

"No importa, dime la verdad."

Al final, Karl confesó todo lo que sabía sobre la diferencia de su personalidad entre el día y la noche.

"¡Maldita sea!"

Sovieshu, que soltó una breve maldición, no pudo responder fácilmente. En cambio, pensó un poco antes de preguntar,

"¿Qué ocurrió con Navier? ¿Hay noticias de ella?"

"Sí, se despertó sana y salva. También se dice que la Señorita Evely fue de gran ayuda."

"... Gracias a Dios."

Sovieshu murmuró aliviado.

Desde que vio la ilusión de Rashta mirando a Navier desde arriba había estado preocupado. Por un momento pensó que Navier había muerto. Afortunadamente, ahora estaba bien.

domingo, 21 de agosto de 2022

agosto 21, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 6

Capítulo 6. Prueba de Inocencia


La primera decisión importante de su nueva vida sucedió rápidamente. Citó a un médico a la casa del Marqués Carnesis, un hombre de unos treinta años con un brillante cabello castaño. Cuando el hombre de cejas pobladas escuchó la extraña petición de Annette, al principio dudó de sus oídos.

"¿Qué?" Preguntó, tras un momento de silencio. "¿Qué... es lo que quieres?"

Sus ojos le rogaban que retirara inmediatamente su petición. Era algo muy embarazoso. Pero Annette estaba decidida. Ella repitió con calma.

"He... escuchado que hay médicos que pueden probar la inocencia de uno. En la parte ginecológica. ¿Podría referirme a alguien así en su círculo? Preferiría un médico femenino."

En la superficie ella estaba serena, pero por dentro temblaba de vergüenza. Sus manos se aferraron a los apoyabrazos de la silla con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Nada le hubiera gustado más que retractarse inmediatamente de lo que había dicho, pero sabía que esta era su única opción.

Raphael la odiaba tanto que nunca la creería aunque protestara todos los días. Ella no tenía más remedio que darle pruebas, con el testimonio de un médico. Si no intentaba limpiar los cargos contra ella, nadie más lo haría. Las puertas sólo se abren para los valientes que tocan para entrar.

Esa era la lección que Annette había aprendido en su última vida.

Annette se mordió los labios con fuerza, recordando los últimos cinco años que había sufrido. Mejor soportar unos momentos de vergüenza que repetir aquella desgracia.

"Bien. Si insiste...." El médico entendió que Annette no iba a retirar su petición. Le entró un sudor frío. Cuando Annette se inclinó hacia delante para escuchar lo que fuera a decirle, la puerta del salón se abrió abruptamente.

¡¡¡Bang!!!

"¡OH!"

Sorprendido por el fuerte ruido, el médico soltó un grito. Su expresión profesional había desaparecido, fue reemplazada por una de miedo. Annette estaba igual de sorprendida. Sus ojos se abrieron de agrandaron al ver al intruso.

"¿Raphael? ¿Qué estás haciendo aquí?"

No debe haber pasado mucho tiempo desde que se despertó; Raphael entró vestido con una simple camisa blanca y pantalones. Sus músculos bien entrenados eran evidentes bajo la fina tela. Con su musculosa complexión, resultaba amenazante.

Sus ojos azules brillaron con rabia mientras mientras alternaba la mirada entre ambos.

"¿Ya se ha hecho la prueba?" Gruñó.

"¿Sí? ¿Qué, qué tipo de prueba?"

El médico estaba tan aterrorizado que no sabía qué empezó a tartamudear. La cara de Raphael se contorsionó de rabia.

"¡Maldito cabrón! ¿La has hecho o no?" Preguntó apretando los dientes al descubierto.

"¡No! ¡No la hice, Su Alteza, lo juro por Dios! No he tocado a su esposa en absoluto."

Sólo entonces el hombre se dio cuenta de lo que Raphael quería decir. Comenzó a temblar tanto que casi se mordió la lengua. Por un momento, a Annette le preocupó que hubiera una pelea. Pero afortunadamente, Raphael reconoció que el hombre estaba diciendo la verdad por su rostro asustado.  Se acercó a él para sacarlo agarrado. Toda la mansión pareció vibrar cuando cerró con fuerza la puerta detrás de él.

Raphael tenía realmente un carácter salvaje.

Fue una suerte que la mansión no se derrumbara, con todos los portazos. Aunque, ahora que lo recordaba, ayer había roto la puerta de la habitación. Acostumbrada a la forma de ser de su grosero esposo, Annete suspiró en su interior al verlo acercarse.

"¿Qué ha pasado, Raphael?"

En lugar de responder, Raphael apoyó las manos en los reposabrazos de su silla, para que ella no pudiera levantarse ni huir. Parecía sentirse mejor si bloqueaba todas sus vías de escape antes de interrogarla.

Aquel rostro apuesto que se cernía sobre ella se veía aterrador. La miró fríamente.

"¿Qué intentas hacer al llamar a un médico?" Le preguntó de repente, todavía enfadado. "¿Planeabas falsificar un certificado médico? Es una jugada astuta, pero no es tan fácil convercerme."

Si hubiera sido la anterior Annette, se habría sentido humillada por esto. Y le habría devuelto el ataque, tratando de infligir ese mismo sufrimiento. Pero ella ya no era así.

"No es así, Raphael", dijo con calma. "Como dije ayer, puedo demostrar mi inocencia. Si te preocupa que falsifique un certificado, puedes llamar a un médico de tu confianza."

"¿De verdad te someterías a una prueba así? ¿Una persona como tú, una flor de Baviera criada en un invernadero, aceptaría un examen tan vergonzoso? ¿Abrir las piernas a otro hombre?" Espetó. "Ni un perro  cree esa mierda."

Su sarcasmo resultaba frustrante. Entonces, ¿Qué demonios se suponía que debía hacer ella? Él no creería su palabra, e incluso cuando ella propuso una prueba, él siguió pensando que lo engañaría. Annette sabía que Raphael era un hombre con serios problemas de confianza, pero este tipo de comportamiento rozaba la locura.

Pero... él debió pensar que ella quería consultarse con un médico varón. Raphael no toleraría ni siquiera la idea de que abriera las piernas delante de otro hombre. Por eso se había apresurado a detenerla. Sabiendo que tenía problemas para controlar su ira, Annette se esforzó por comprenderlo. Ella no sabía si alegrarse de sus celos o no.

Raphael era una bestia, pero nunca la había herido intencionadamente. Al menos, no físicamente. Tal vez por eso nunca pudo odiarlo o temerle realmente. No era tan malo.

Pero ya que iban a revivir esta relación, ella no quería repetir sus viejos patrones. Seguramente estaría bien tratar de domesticarlo.

"Raphael", dijo en voz baja. Mirándolo a los ojos, rodeó lentamente su cuello con sus brazos. Él no se apartó. Se limitó a observarla con desconfianza, preguntándose cuál sería su próximo truco. Annette parpadeó con una pequeña sonrisa en su rostro.

Susurró una tímida pregunta.

"Si no quieres que vea a un médico... ¿Quieres comprobarlo tu mismo?"

Se quedó con la boca abierta. El calor furioso de sus ojos se desvaneció, que se agrandaron por la sorpresa. Por un momento se quedó boquiabierto sin poder creer lo que acababa de escuchar.

Annette se sintió un poco sorprendida por su propio atrevimiento. Siempre había sido una mujer conservadora, pero no le parecía tan mal si conseguía que Raphael se viera tan avergonzado.

"Ahora estamos casados, ¿No?" Susurró ella, levantando sus ojos hacia los de él. "Así que puedes subirme la falda y yo te abriré las piernas para que veas con tus propios ojos..."

Ella no llegó a terminar esa frase. Raphael la levantó. Su habitación estaba a sólo unos pasos. Abrió la puerta de una patada, dirigiéndose directamente a la cama.

"¡Ahhh!"

Annette, tendida en la cama, lo miró con los ojos muy abiertos. Pero Raphael no la miraba. Se estaba despojando rápidamente de su ropa, arrancando la camisa y quitándose los pantalones. En cuanto se quitó los pantalones, su p3n3 se sacudió hacia arriba, duro en todo su esplendor.

Raphael se acercó. Ella se asustó mientras su enorme sombra se cernía sobre ella. Ya podía adivinar lo que iba a suceder. La primera vez en su vida anterior había sido tan terrible que le aterrorizaba fuera igual.

Sin mirarla a los ojos, Raphael comenzó a desnudarla inmediatamente. Al principio, trató de ser cuidadoso, pero rápidamente se impacientó con su ropa. Con un fuerte ruido de desgarro, las costuras de su ropa cedieron. Annette gritó aferrándose a su cuello.

"Raphael..."

"¿Qué? ¿No me pediste que lo comprobara por mí mismo? No me vas a pedir que me detenga ahora, ¿Verdad?" Decía mientras le quitaba las br@gas. Estaba completamente d3snuda. A este paso parecía que sería tan horrible como la última vez.
agosto 21, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 5

Capítulo 5. Acusaciones Falsas


Era natural que se preocupara. Su nueva esposa era tan pequeña. Sus manos parecían delicadas como los de una muñeca, al igual que su delicado rostro blanco. Por mucho que intentara controlar su fuerza, su agarre entrenado con la espada era lo suficientemente fuerte como para lastimarla. No tuvo más remedio que soltarla, a pesar de sus dudas.

Annette, que se zafó de su agarre, se levantó de su asiento. Ella no quería perder esta oportunidad. En voz baja, le dio las buenas noches, haciendo lo posible para que no pareciera que estaba huyendo de él.

"Hoy volveré a mi habitación, Raphael. Creo que has bebido demasiado. Si tienes alguna pregunta para mí, hablemos mañana cuando estés sobrio. Entonces, ya me voy."

Annette se sintió muy orgullosa de sí misma, de terminar sus palabras con tanta fluidez. Fue capaz de concluir un argumento racionalmente en una situación como esta.

¿Por qué no pude hacer eso en mi vida anterior?

Por esa razón, ella siempre había peleado con Rafael.

Realmente nos peleamos mucho en ese entonces.

Al darse la vuelta, se sintió un poco triste. Si lo hubiera manejado tan bien entonces como ahora, se habrían hecho menos daño. Pero fue imprudente al bajar la guardia con Raphael detrás de ella. No era un hombre ingenuo que la dejaría marchar tan fácilmente. En el momento en que su mano tocó el pomo de la puerta, todos sus nervios se erizaron de repente, como una advertencia de peligro inminente. Parecía el instinto de un herbívoro cuando siente que se acerca un depredador.

Annette giró la cabeza sorprendida. O mejor dicho, intentó girarse. Pero no pudo, porque su cuerpo quedó atrapado entre él y la puerta. Raphael la aplastó, inmovilizándola. Sentir su aliento caliente en sus orejas la hizo estremecerse.

"Te lo dije, Annette. Esta es la primera noche de nuestra luna de miel. No vas a huir de mí."

Su voz profunda sonaba como el rugido grave de una bestia. Y después de hablar, le lamió el redondo lóbulo de la oreja. El pánico la invadió, Annette intentó huir.

"¿A dónde vas?"

Los brazos que la aprisionaban por detrás no tenían intención de dejarla marchar. Annette estaba atrapada. Antes de que ella se diera cuenta de lo que había sucedido, una mano agarró la parte trasera de su fino camisón. Su aterrador agarre fue tan fuerte que la tela se rasgó por la mitad, dejando al descubierto su espalda.

"¡Ah...!"

Rápidamente, Annette sostuvo la parte delantera de su camisón, que estaba a punto de deslizarse. De alguna manera, se las arregló para no exponer su torso, pero no pudo hacer nada con su espalda.

Raphael quedó deslumbrado por la blanca piel que se revelaba en su espalda. Inclinando la cabeza, mordió su cuello como si fuera una bestia a un conejo. Annette casi dejó de respirar. Su áspero aliento acarició su cuello, provocando que su cuerpo se estremeciera. Se le puso la piel de gallina.

Las manos de Raphael presionaron sus hombros para que no pudiera moverse. Apretando su pequeño cuerpo contra la puerta, le besó fervientemente la espalda. La sensación de las puntas de sus dedos sobre sus omóplatos expuestos se sentía vívida.

"Shh... te vas a quedar quieta, ¿No? Ahora que eres mi esposa, Annette."

Raphael le mordió suavemente los lóbulos de las orejas, haciendo todo lo posible por no hacerle daño. Los húmedos sonidos, además de la sensación de su lengua recorriendo el interior de su oreja, eran demasiado para ella. Se retorció, aferrándose a su camisón. No entendía por qué lo hacía. Siempre la había mirado con un odio tan frío en sus ojos, pero luego la acariciaba tan apasionadamente, como si la deseara de verdad.

¿Y si realmente quería tener la primera noche?

Annette estaba aterrorizada. La primera noche de su vida anterior había sido horriblemente dolorosa. Ella había esperado que él satisficiera rápidamente cualquier capricho que tuviera, pero los besos que se derramaban sobre su cuello no hacían más que aumentar la pasión del momento.

"Annette... Annette, mi noble esposa..." Raphael presionó sus labios contra ella, un gemido de excitación se le escapó a ella mientras la interrogaba. "Por favor, dime directamente con esa boca. ¿Has entregado ya tu cuerpo al Príncipe Heredero? ¿Hmm?"

Todavía parecía que creía firmemente en aquellas terribles acusaciones. La habían acusado falsamente de lanzarse sobre Ludwig porque quería ser Princesa Heredera. Incluso aseguraban que incluso había llegado a perjudicar a sus rivales.

El absurdo malentendido resultaba muy embarazoso. Annette apretó los dientes. ¿Por qué no podía haber regresado antes de que ocurriera el incidente? Si lo hubiera hecho, podría haber evitado esta trampa maliciosa, por lo que su futuro habría sido muy diferente.

Pero Dios la había enviado de vuelta justo después. En este punto, no había nada que ella pudiera hacer. Mientras su bestial marido la mordía, ella se estremeció, apelando de nuevo a su inocencia.

"Nunca he hecho eso, Raphael. No hice nada con Ludwig, y... y esta es mi primera vez..."

Al pronunciar esas palabras se le calentaron los oídos. Deseaba poder ignorar este ridículo interrogatorio. Pero si Raphael pretendía llevar a cabo su primera noche de esta manera, ella no podía quedarse callada. Había pagado un precio terrible por su estúpido silencio en su vida anterior. Su primera vez entonces no había sido más que dolor, por lo que no quería experimentar lo mismo.

Pero Raphael ignoró su confesión. Sus profundos ojos azules brillaron con maldad.

"Como esperaba, la familia Bavaria tienen fama de expertos mentirosas", se burló. "¿Tu familia te educó en el engaño? Eres bastante bueno."

Le clavó los dientes en su delicada piel enfadado. Fue lo suficientemente fuerte como para dejarle una marca. Sobresaltada, giró la cabeza para mirarlo.

"Créeme, Raphael. Realmente..."

"¿Quién te ha dicho que me mires?"

Le obligó a volver la cabeza hacia la puerta, un gesto que dejaba claro que no quería ni mirarla. Frente a la fría puerta, Annette se mordió los labios, desesperada. Quería cambiar las cosas en esta vida, pero ¿Cómo iba a hacerlo si Raphael  la odiaba tanto?"

Annette respiró profundamente, tratando de recuperar la compostura. No lograría nada desesperada. Se devanó los sesos tratando de pensar en una forma de salir de esto. Finalmente, le llegó la inspiración.

"No estoy mintiendo", dijo, con voz suave, para no provocar a la bestia que tenía detrás. "Nunca me he lanzado sobre Ludwig."

Raphael se congeló. Ella sintió que su agarre se aflojaba. Tal vez había una esperanza de que le creyera. Ella trató de persuadirlo hablando con seriedad.

"De verdad, Raphael, lo juro. ¿Lo comprobamos? Mañana por la mañana, llama a un médico de confianza para que lo verifique. Yo cooperaré. ¿Me creerías si lo hago?"

Annette hizo esa sugerencia en voz baja, ocultando su resentimiento. Incluso ahora, después de haber sido enviada al pasado, todavía tenía que sufrir estas falsas acusaciones. No era justo que tuviera que llegar a tales extremos para demostrar su inocencia. Al menos las prácticas médicas de Deltium eran excelentes, suficientes para demostrarlo de forma concluyente. Esta era la mejor manera.

Si tan sólo hubiera pensado en hacer lo mismo en su vida anterior. Pero Annette no se habría atrevido. Debido a este malentendido, su primera noche había sido horrible. Había sangrado tanto que Raphael se detuvo en medio del acto y salió corriendo a buscar un médico.

No dejaré que eso se repita.

Annette se mordió los labios con determinación. Afortunadamente, algo de su seguridad debió de calar en Raphael. Lentamente, él despegó sus labios de la suave espalda de ella. Aunque no podía devolverle la mirada, podía sentir sus ojos azules mirándola fijamente.

Armándose de valor, miró hacia atrás. Esta vez no se iba a rendir. Aunque Raphael volviera a poner su cara contra la puerta, ella lo volvería a intentar, aunque hiciera falta cien o mil veces. Ella tenía derecho a hablar, él no podía detenerla.

"¿Raphael?"

Su rostro estaba frío cuando ella lo miró. Sombreado por su cabello negro como el carbón, aquel rostro tenía una forma tan perfecta como la de una estatua. Sólo los labios rojos bajo su afilada nariz demostraban que estaba vivo. De repente un fuerte sonido estalló junto a su oído.

¡Bang!

"¡Agghhhhhh!"

Annette se agachó instintivamente gritando. Algo cayó al suelo junto a ella, y cuando miró hacia abajo, eran restos de la puerta. El furioso Raphael la había destrozado con su puño.

Raphael miró la cara asustada de Annette con una sonrisa cruel.

"Como se esperaba de una Bavaria. ¡Tan inteligente y astuta! Realmente te cabrea ver que mientes tan bien con esa cara de inocente."

Las crueles palabras golpearon su corazón. Había creído que esta vez lo estaba manejando bien, pero se había equivocado. Raphael siempre había sido un hombre obstinado. Nunca la creería tan fácilmente. Cuando vio que su rostro palidecía, Raphael sonrió con frialdad.

"Muy bien, digamos que hoy has ganado. A la mierda la primera noche, vete a cualquier sitio. No quiero mirar más esa cara."

Quitando la mano de la puerta rota, se dio la vuelta despiadadamente. Annette, que se había acostumbrado a ver esa espalda rígida, suspiró para sus adentros. Su carácter seguía siendo el mismo, pero ella no tenía ganas de llorar. Tal vez se había acostumbrado a él.

Algún día demostraré que soy inocente.

Y entonces recibiría una disculpa de Raphael, por estar tan empeñado en malinterpretarla.

Aunque caminaba descalza por un largo y oscuro pasillo, se sentía bien No iba a hacer nada como en su vida anterior. No iba a morir como una mujer débil que no podía hacer nada por sí misma. Armándose de valor, Annette levantó la cabeza, llena de determinación.
agosto 21, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 4

Capítulo 4. No Más Ira


¿Cuándo va a venir Raphael?

Annette se frotó los ojos con sueño. Estaba muy cansada. Había tenido que levantarse temprano por la mañana. Además, se había pasado el día preocupada por cómo afrontar con éxito su boda. Todo aquello le había pasado factura, por lo que no pudo evitar que el sueño la invadiera. Finalmente, se apoyó en el cabecero de la cama medio dormida.

¿Cuánto tiempo ha pasado?

De repente, escuchó que la puerta se abría. Raphael entró en el dormitorio, llevando sólo una túnica sobre su gran cuerpo. Su cabello negro y su pecho firme brillaban con gotas de agua a la luz. Sus profundos ojos azules se centraron en ella como un depredador que ha localizado a su presa.

"Todavía no te has dormido."

Raphael era tan alto y poderoso que su simple entrada en el dormitorio hizo que éste se sintiera de repente estrecho. Su cuerpo la intimidaba como una pantera negra gigante. Annette se levantó de la cama, sintiendo una repentina sensación de peligro inminente.

"Sí. Te estaba esperando."

Sus ojos se agudizaron ante su respuesta extrañamente ingenua. Aunque fue una respuesta simple, fue extrañamente excitante. El ambiente del lugar se volvió tenso por la expectación. Y afortunadamente Raphael rompió el silencio primero.

"Tomemos una copa."

Tras parpadear ante la inesperada sugerencia, Annette se dirigió a él inmediatamente. Sus acciones eran tan diferentes hoy, quizás porque su boda había salido muy bien. En su vida anterior, él no le había ofrecido compartir unos tragos. En cambio, apareció borracho, abalanzándose hacia ella con locura...

...No. No había necesidad de pensar en esos dolorosos momentos.

Annette se sentó frente a él con calma. Raphael inclinó la botella, llenando su copa de vino. El líquido dorado era fragante, un vino caro que él prefería. Cuando la mitad de su copa estaba llena, la miró de repente de forma interrogativa.

"Sabes beber, ¿no?"

A diferencia de Raphael, a Annette no le gustaba mucho el alcohol. Pero era la primera vez que Raphael se mostraba tan amable con ella, así que no quería arruinar el ambiente. Alentada por él, tomó la copa de vino. Cuando comenzó a beberse el alcohol, sintió como si su esófago se hubiera incendiado.

Habiendo vaciado su propia copa, Raphael la miró con determinación. Sus profundos ojos azules recorrieron su pequeño rostro, sus ojos suaves, sus mejillas sonrojadas, y se detuvieron en sus labios, tan seductores como un pequeño capullo floreciendo.

Pero en ese momento, la frente de Raphael se arrugó con desagrado. Fue molesto que sintiera algún tipo de atracción sexual por ella. No podía creer que estuviera deseando a una mujer de la familia Bavaria, que tanto lo despreciaba por su ilegitimidad.

Los ojos azules de Raphael se volvieron fríos.

Annette, que aún no se había dado cuenta de este cambio de humor, dejó su copa y se tocó las calientes mejillas. Cuando levantó la vista hacia él, se sobresaltó.

"¿Por qué me miras así?"

Habiendo estado casada con él, se dio cuenta rápidamente de que algo iba mal. Ella no sabía por qué, pero su rostro se torció. Y en cuanto sus ojos se encontraron, él sonrió sardónicamente.

"Vamos, ahora que has bebido, dime la verdad."

"¿De qué hablas...?" De repente, Annette tuvo un mal presentimiento. Intentó preguntar con calma, pero Raphael se inclinó más cerca de ella, susurrando con maldad.

"¿Sigues creyendo que puedes ser la Princesa Heredera?"

El ambiente se enfrió en un instante. Se trataba de un malentendido que había atormentado a Annette durante toda su vida anterior. La acusación de que había hecho algo indecoroso para eliminar la posible competencia para ser la Princesa Heredera.

Incluso en su vida anterior, Raphael lo había creído. Su luna de miel terminó en discusiones.

Cuando en realidad, ahora casi ni lo recordaba.

Habiendo regresado de su propia muerte, a Annette no le importaba su matrimonio con Ludwig que había sido cancelado más de cinco años atrás. El rostro del Príncipe Heredero Ludwig, con el que una vez creyó que se casaría, era ahora un recuerdo borroso. Y ahora que lo pensaba, se alegraba de no haberse convertido en la Princesa Heredera.

Habiendo regresado de su propia muerte, a Annette no le importaba su matrimonio con Ludwig que había sido cancelado más de cinco años atrás. El rostro del Príncipe Heredero Ludwig, con el que una vez creyó que se casaría, era ahora un recuerdo borroso. Y ahora que lo pensaba, se alegraba de no haberse convertido en Princesa Heredera.

Pero una cosa que siempre le había parecido muy injusta era que, hasta el día de su muerte, nunca había podido librarse de aquellas falsas acusaciones. Aunque ahora no tenía ningún interés en ser la Princesa Heredera, Annette quería desmentir las acusaciones contra ella. Su vida anterior había sido miserable porque nunca había tomado ninguna iniciativa.

Los ojos azules de Raphael brillaban con frialdad. Annette suspiró interiormente. Había intentado defenderse cientos de veces en su vida anterior, así que sabía que era inútil.

"Eso es un malentendido, Raphael", dijo. "Nunca hice nada de eso. Alguien me tendió una trampa."

"¿Quién? El testimonio fue muy claro. Alguien que esperaba ser Princesa Heredera debe sentirse terriblemente decepcionada de casarse con alguien como yo."

Sus protestas no fueron escuchadas. Sus ojos estaban llenos de malicia y la miraba con total desprecio. Sin duda, había creído los rumores que había escuchado, al igual que en su vida anterior.

"Si no me crees, entonces no tengo nada más que decirte", dijo ella. "Hoy es tarde. Descansemos y volvamos a hablar mañana."

Estaba cansada. No tenía ganas de volver a repetir la misma discusión. Se levantó para irse como solía hacer cuando Raphael se portaba mal. No tenía sentido hablar con él cuando estaba de este modo. Por el contrario, cuanto más se prolongara la conversación, más fea sería la discusión. Lo mejor era evitarlo antes de que la discusión comenzara.

Pero Raphael era un recién casado, no pensaba dejarla ir tan fácilmente. Antes de que ella lo viera venir, una gran mano le agarró la muñeca y tiró de ella hacia atrás, tal como había hecho en la boda.

"¿Adónde vas en nuestra primera noche? No me hagas molestar, Annette."

La pequeña y delgada Annette no era rival para el fornido Raphael. Al caer hacia atrás por su fuerte agarre, el largo cabello rubio que las criadas habían cepillado con tanto cuidado se despeinó. Raphael alargó una mano para cepillarlo con ternura. Annette se estremeció ante la repentina muestra de afecto.

Sentía una cálida sensación cuando su gran mano acariciaba su cabello. Inconscientemente, giró la cabeza para evitar su contacto. Entonces Raphael le agarró bruscamente la cara, volviéndola hacia él.

"Shhh. Crees que soy un mal tipo, así que sigues evitándome. ¿Por qué? ¿Es porque no soy el Príncipe Heredero? Seguro una mujer noble de la familia Baviera como tú, se siente asqueada sólo por mirar a un bastardo de poca importancia como yo. ¿Hmm?"

Su voz era escalofriantemente dulce, pero las palabras que pronunciaba eran cada vez más hirientes. Estaba decidido a discutir con ella. A veces se acercaba a ella con esa furia hirviente.

Y si fuera igual como en su vida anterior, Annette se habría defendido ferozmente. Habrían acabado discutiendo hasta que no les quedaran palabras para herirse mutuamente.

Pero Annette no tenía más ira en ella. Esas peleas inútiles la habían agotado en su vida anterior. Aunque sus palabras la herían, era igualmente doloroso devolverle el daño. Quería intentar ser un poco más sabia.

Necesitaba encontrar una mejor manera de tratar con él.

"Raphael, por favor, suéltame."

En lugar de enfadarse, tomó suavemente la mano que le agarraba la mejilla. Y con voz tranquila, le pidió que la soltara. Era incómodo que él la sujetara con tanta fuerza. Era un antiguo Lord General. Su agarre era inusualmente fuerte.

Por supuesto, no la dejaría ir fácilmente. Raphael a su hermanastro, el Príncipe Heredero Ludwig. El hecho de que Annette hubiera recurrido a medios tan despreciables para intentar casarse con él sólo hizo que la aborreciera más. Sus ojos se llenaron de un odio tan frío, que parecían como agujas que atravesaban su piel.

Pero Annette no le tenía miedo. En los cinco años de su anterior matrimonio, él nunca le había levantado la mano. Esta vez ella sería más inteligente. Tenía una pequeña idea de cómo manejarlo.

"Suéltame, Raphael, me duele mucho", susurró débilmente con sus labios temblorosos. A él le pareció que realmente le dolía, por lo que se sintió angustiado. Sobresaltado, Raphael retiró rápidamente su mano de la cara de ella.

"¿Realmente te duele?"

Seguía dudando de su astucia de zorra. Su mirada examinó su rostro.

sábado, 20 de agosto de 2022

agosto 20, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 3

Capítulo 3. El Beso de los Novios


Annette estaba tan nerviosa que tragó saliva mientras miraba a Raphael. Pensar en besarlo hizo que sus labios se sintieran repentinamente secos. Pero no quería vivir una vida pasiva como la anterior. Haría cualquier cosa para mejorar esta vida. Incluso si era un poco loco.

Y por su actuación en el camino hacia el altar, los invitados pensaban que estaba encaprichada con él. Nadie la culparía si la novia besara primero al novio. No, simplemente se reirían y dirían que parecía que su matrimonio había comenzado bien.

Hagámoslo.

Raphael no podía ofenderse tanto por un rápido beso en los labios. Confiada por este pensamiento, Annette miró a Raphael, con su bonito rostro tenso por la determinación. Raphael frunció el ceño mientras la veía. Parecía que se estaba preparando para algo. Fuera lo que fuera, tenía una seria expresión.

Annette le agarró por el cuello de la camisa y tiró de él hacia abajo con toda la fuerza que pudo.

Sus labios se encontraron. Sus pestañas doradas temblaron. Los ojos azules de Raphael, que nunca antes habían mostrado ninguna emoción, se abrieron de golpe.

"......!"

Annette apretó los labios y cerró los ojos. No tuvo el valor de mirarlo a los ojos. Ella podía sentir el calor de su boca. Raphael nunca habría soñado que Annette se le acercara así. Pero ella lo estaba besando. Definitivamente lo estaba besando.

¡Lo hice!

Todo el cuerpo de Annette se estremeció de ansiedad. Rápidamente, separó sus labios de los de él. El corazón le latía tan rápido que su visión se le nubló. Jadeando, Annette levantó la vista hacia su rostro.

Raphael seguía mirándola de forma inexpresiva, pero ella podía notar la conmoción en sus ojos. En el momento en que vio esos ojos azules, Annette retiró rápidamente las manos de su cuello. Cerrando los ojos, se preparó para su ira. Estaba segura de que se enfadaría.

Raphael siempre había sido un hombre orgulloso con un temperamento feroz. Se ofendía rápidamente y era implacable cuando se le ofendía.

Los hombros de Annette se encorvaron automáticamente. Pero en ese momento, una gran mano le cogió la barbilla para levantar su rostro. Antes de que se diera cuenta, el hermoso rostro de Raphael estaba ante ella, sus ojos ardiendo mientras se acercaba.

"No puedes empezar cuando quieras y terminar cuando quieras", susurró en voz baja.

Annette parpadeó. ¿Qué demonios significaba eso? Pero su hermosa boca se curvó en una sonrisa burlona, un cinismo amargo que ella conocía demasiado bien. Su rostro era tan frío, pero sus labios eran tan sensuales.

Raphael presionó sus labios contra los suyos. Annette tembló de sorpresa. Ya habían completado el beso formal para la ceremonia, así que ella no tenía idea de por qué él estaba haciendo esto.

"......!!!"

Su beso se sintió como una venganza. Annette enrojeció a medida que su beso continuaba, ignorando por completo todos los ojos que la observaban. Su lengua caliente presionó los labios de ella para abrirlos, entonces se introdujo en su boca. Su lengua se movió por su interior con brusquedad, saboreando cada parte.

La sensación de la punta de su lengua rozando su sensible paladar le ocasionó escalofríos. Annette trató de retroceder, pero el otro brazo de Raphael rodeó con fuerza su cintura, atrayéndola más cerca.

Ya no había escapatoria.

El cuerpo de Annette se inclinó hacia atrás mientras Raphael la besaba con fiereza. No le dio espacio para respirar. El profundo beso la mareó, como si fuera a ser devorada viva por él.

"Ra, Raphael....."

Annette jadeó sin aliento. Asustada por el beso agarró sus hombros para apartarlo, pero se contuvo controlando el impulso. No podía rechazarlo delante de toda esta gente. Raphael tenía un enorme orgullo, así que se sentiría muy herido.

Afortunadamente, los invitados no sabían nada. Ambos parecían una pareja enamorada, besándose con tanta pasión. Observando esta minuciosa demostración de amor, los invitados se miraron de reojo.

"¡Dios mío! ¿No se supone que esto es un matrimonio político? No lo parece, ¡nunca he visto una boda tan romántica en mi vida!"

"¡Cielos, qué sorpresa! ¿Realmente hay algo entre ellos?"

Al menos sus reacciones fueron favorables. Aplaudieron aunque se sonrojaron ante el intenso beso entre los novios. Habían venido con la esperanza de sacar algún chisme de este inesperado matrimonio, pero se les mostró algo aún más increíble. Ese beso en el altar era lo único que recordarían después de volver a casa.

Annette estaba tan mareada por el beso que no escuchó nada. Pero fue diferente para Raphael, el Lord General más prometedor de todo el Reino de Deltium. Sonrió finamente cuando sus agudos oídos captaron los susurros. Si alguien le hubiera dicho que así sería su despreciable matrimonio, se habría reído. Estaba tan sorprendido por este giro de los acontecimientos como cualquier otro.

Supongo que no es tan malo como esperaba.

Al igual que Annette, Raphael era reacio al matrimonio. Su única debilidad radicaba en su linaje, y se había visto obligado a casarse con Annette Bavaria para compensarlo. Su padre el Rey no le había dado otra opción que casarse con esta mujer malvada.

Raphael había esperado que la boda fuera terrible.

Estaba harto de que la gente chismeara sobre él. Estaba harto de que la gente chismeara sobre él. Además, Annette sería usada como mártir en este matrimonio. Era una mujer que debería haber sido la Princesa Heredera, pero en su lugar se casaba con el hijo bastardo del Rey. Ella debía sentirse como si el mundo se hubiera acabado.

Habría sido terrible que ella lo demostrara delante de los invitados a la boda. Raphael estaba decidido a ser paciente, pero eso le habría enfurecido. Pero Annette había sonreído como si este matrimonio fuera el deseo más querido de su corazón. Ella fue tan buena manejando su expresión, que él casi se la cree. Por un momento, había parecido que le gustaba de verdad.

¿En qué está pensando esta mujer?

Pero los agudos ojos de Raphael se dieron cuenta de que cuanto más sonreía, más apretaba su ramo. Se rió en su interior. Era cierto. ¿Cómo podría Annette Bavaria amar a un bastardo como él? No era más que una actuación para todos los espectadores.

A Raphael no le gustaba.

Hubo un momento en que le pareció que ella dudaba. ¿Realmente seguía aferrada a sus remordimientos por no haberse convertido en Reina? Fue bueno que ella tuviera el sentido común de cooperar, y que él no tuviera que arrastrarla. Después de eso, la ignoró.

"Ahora, el novio puede besar a la novia."

Cuando el pastor dijo esas palabras, hizo que Raphael volviera a sus cabales. Había olvidado este último paso de la ceremonia.

Casualmente, miró el rostro de Annette, revelado al retirar su velo. Era una mujer bonita, con una cara de muñeca y un llamativo cabello rubio. Pero no tenía ningún deseo de besarla.

Mejor dicho, se negaba a besar a esta mujer Bavaria con aspecto de serpiente. Pero en ese momento Annette le agarró del cuello de la camisa y lo besó.

La textura de la tela del velo le hizo cosquillas en la cara. Un maravilloso aroma floral embriagó todos sus sentidos. Al sentir sus labios temblorosos presionando contra los suyos, Raphael se puso rígido.

Ahora... ¿qué... qué está haciendo?

Fue un beso breve. En un parpadeo, Annette se apartó, mirándole con ojos temblorosos. Casi pareció arrepentirse de su impulso. Aunque antes lo miraba fijamente, ahora bajó los ojos.

En cuanto vio esa cara, Raphael sintió un extraño cosquilleo en el pecho. No podía dejarse llevar por una mujer Bavaria. Así que contraatacó. La besó ferozmente. Lamió sus suaves labios, los engulló, sin dejar ni siquiera una pizca de su dulce aroma. Y rápidamente se arrepintió de esa decisión.

Besar a Annette era algo tan bueno. La textura de su tímida lengua contra la suya, tentadoramente suave. Mientras chupaba su lengua, sintió un tembloroso aliento escapar de sus labios.

Era muy divertido verla fingir su inocencia. Pero en ese momento, ella lo conmovió. Tenía que alejarse de esos labios, que sabían a miel.

"Ha..."

Un hilo plateado brilló entre sus labios separados antes de desvanecerse. La cara de Annette mostraba desconcierto, como si estuviera completamente perdida. Siempre había sido tranquila, pero ahora estaba congelada como un conejo asustado.

La visión de esa cara le hizo reírse. Esta mujer le parecía malvada hasta la médula, pero parecía que tenía un lado bonito. Y su inesperado beso había tenido un profundo impacto en la parte inferior de su cuerpo, que casi nunca reaccionaba con tanto entusiasmo.

De alguna manera, estaba deseando pasar su primera noche con ella.

Su risa fue lo suficientemente cerca como para que el aire le hiciera cosquillas en la frente. Sólo entonces sus ojos rosados se concentraron en su alrededor.

Ah.

La cara de Annette se volvió carmesí. ¿Qué había hecho delante de tantos invitados?

Al menos Raphael no se había negado a besarla.

Annette estaba felizmente ignorante de las expectativas de Raphael para la noche.

Intentó calmarse. Sólo pensar en ese profundo beso hacía que le ardiera la cara. Pero cuanto más lo intentaba, más caliente se le ponía la cara. Y cuando Raphael empezó a reírse, se sintió tan avergonzada que no pudo soportarlo. Annette se rindió y escondió la cara en su ramo.

Viendo el comportamiento de Annette, Raphael pensó que ese movimiento desesperado era realmente muy bonito. Como un conejo corriendo hacia su madriguera. Había pensado que era una chica tranquila, una muñeca, pero al verla así le hizo pensar que era un poco diferente.

Y cuando vio que sus orejas se volvían rojas a través de los elegantes mechones de su cabello rubio, no pudo evitar que su risa se intensificara. Abrazándola por los hombros, sonrió ampliamente, fingiendo amabilidad. Ella se había esforzado mucho en su actuación, así que él cumpliría con su parte, para no defraudar a todos esos ojos observadores.

Su sonrisa hizo que su corazón se agitara. Annette se sintió tan avergonzada que no pudo mostrar su rostro. Caminó detrás de él, dejando que la guiara fuera de la sala.

El ambiente de la boda, hasta entonces gélido, se había calentado considerablemente, después de un beso tan apasionado. A diferencia de su vida anterior, todos los invitados los alababan, coincidiendo en que ambos eran una pareja perfecta.

Era increíble cómo el mismo evento podía tener un resultado tan diferente.

Y por eso, la ceremonia transcurrió de forma mucho más amistosa. Su segunda boda terminó de forma mucho más agradable que la primera. Su padre seguía disgustado, pero al menos no criticaba ni culpaba a Raphael en voz alta.

Todo había ido... muy, muy bien.

Sin embargo, aún quedaba un evento importante.

La primera noche de los novios.
agosto 20, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 2

Capítulo 2. Segunda Boda


Hoy era su segundo día de boda.

Todos los demás podían pensar que era la primera, pero para Annette era la misma boda de nuevo porque había vuelto al pasado.  Tocando su ramo de calas blancas sonrió suavemente.

Nunca pensé que me casaría dos veces con el mismo hombre.

Y de todas las personas, ese hombre era Raphael. Parecía una broma de mal gusto.

Annette había muerto de una enfermedad, luego había regresado cinco años antes. Al principio había estado convencida de que era sólo un sueño, pero ya no había duda de que todo aquello era real.

Vestida con su traje de novia blanco, entró lentamente en la sala de la ceremonia. Los pétalos rosas esparcidos por el suelo, el ligero aroma a jazmín que llenaba el aire, incluso los curiosos murmullos de los asistentes eran exactamente los mismos que cinco años antes.

Annette había vuelto a la mañana del día de su boda. No había forma posible de negarse a casarse con Raphael. En su lugar, tuvo que sostener su mano mientras él la miraba fríamente, caminando hacia el altar tal como lo habían hecho en el pasado.

Esta vez será diferente, se dijo a sí misma. No tendré otro matrimonio miserable.

Una mirada de determinación apareció en su bonita cara de muñeca. Annette había vivido antes de forma muy pasiva. Nacida en la familia más prestigiosa de Deltium, había recibido una estricta educación en etiqueta. Era una flor de invernadero, demasiado frágil para cualquier aspereza. Debido al estrés de su anterior matrimonio, se había enfermado rápidamente. Estuvo postrada en su lecho hasta que murió miserablemente.

Ella no quería volver a morir así.

Annette iba a cambiar todo. Empezando ahora, con su segundo matrimonio. Afortunadamente, tenía todos los recuerdos de su vida anterior, lo que facilitaría mucho esta boda. De hecho, las cosas probablemente no podrían haber salido mejor.

La primera vez que se casó con Raphael, Annette había estado muy disgustada el día de la boda. Se había casado como si la hubieran echado de su familia. Además, su nuevo esposo era terriblemente frío con ella. Todos los rumores malignos sobre él habían llegado a sus oídos, así que le habían dejado una terrible cicatriz. Joven, inmadura y muerta de miedo, Annette no había podido ocultar su ansiedad. Había llorado durante toda la boda.

Por supuesto, eso sólo había hecho que la cara de Raphael fuera más sombría. Pensó que ella lloraba porque no quería casarse con él, por lo que la humillación que sentía sólo le hizo odiarla más. La mayor inseguridad de Raphael provenía de su origen ilegítimo. Las lágrimas de Annette habían creado una escena terrible.

Los invitados se habían emocionado ante su infelicidad al mirar sus lágrimas. La reacción de Annette sólo lo hizo más grande el problema. Los rumores de su desgraciada boda se extendieron por todas partes. Raphael había sido avergonzado durante toda su luna de miel.

Annette suspiró mientras lo recordaba.

No haré eso de nuevo.

Así que esta vez, Annette sonrió felizmente. Se sonrojó tímidamente al tomar el brazo de Raphael. No perdió su sonrisa de dama. Levantando la cabeza con orgullo, sólo miró al pasillo que tenía delante, ignorando todos aquellos susurros malignos. Poco a poco, esas voces se desvanecieron en el silencio.

"¿Pensé que habías dicho que era un matrimonio político? La novia parece realmente feliz. ¿Ya conocía al novio?"

"De alguna manera, pensé que la familia Bavaria se había visto obligada a renunciar a su preciosa hija. ¿Estás seguro de que no rogó para casarse con el Marqués de Carnesis en su lugar? Después de todo, es muy guapo. Y mira esas túnicas, Dios mío..."

"Bueno, la familia Baviera es muy poderosa. Pero el Marqués Carnesis también es un buen prospecto de matrimonio. He escuchado rumores de que pronto se convertirá en Maestro de Espadas. ¿Y no has escuchado que le han dado una gran recompensa por sus victorias en la guerra? ¡Minas de hierro y diamantes! ¡Si yo fuera ella, también me enamoraría de él!"

"¡Shh! El Duque de Baviera está mirando. Tengamos cuidado."

Todos los invitados que cotilleaban entre ellos se callaron de inmediato cuando el padre de Annette los miró. El Duque Allemand Bavaria era un hombre poderoso, y la familia Bavaria tenía fama de ser la más noble de la capital, después de la familia real. La riqueza y el prestigio que habían acumulado durante cientos de años eran incalculables. Nadie se atrevía a enfrentarse a ellos. Los envidiosos los llamaban a veces esos Bavaria de sangre fría, debido a sus gélidos comportamientos.

Por lo tanto, para el padre de Annette, esta boda fue una increíble desgracia. Nunca habría permitido que Annette se casara con un bastardo de bajo nivel como Rapael si no fuera por el evento al que sólo se refería como el incidente.

Pero en su vida anterior, Annette se había casado inevitablemente con Raphael de todas formas. Durante toda su vida de casada, había luchado por mediar entre su padre y su esposo.

Por supuesto, nunca pudo satisfacer a ambos. Fue tan estúpida.

Annette se rió en su interior, pensando en lo ingenua e inmadura que había sido. Pero no importaba cuál fuera la razón de este matrimonio, ahora tenía que interpretar el papel de una novia feliz. Con paso firme, dio un paso tras otro, manteniendo su tímida sonrisa. Esta orgullosa marcha por el pasillo fue suficiente para que los murmullos se desvanecieran hasta que finalmente llegó donde el sacerdote.

La vista la hizo vacilar.

Ah.

Vaciló brevemente. Pero en el momento en que vio aquel púlpito, Annette confirmó de nuevo que todo era real. Los recuerdos de su miserable vida se precipitaron en su mente.

¿Volverá a ser terrible mi matrimonio? ¿Moriré de nuevo después de enfermarme?

Annette se detuvo. Ella sentía como si se precipitara hacia un precipicio, sabiendo que lo tenía delante. El recuerdo de todo ese dolor la inmovilizó. Pero de repente, sintió una fuerte fuerza que tiraba de sus manos, impulsándola hacia adelante. Era Raphael.

"¿Raphael...? ¿Por qué, de repente?"

La sorprendida Annette giró la cabeza para mirarlo. Detrás de su fino velo podía mirar a un hombre apuesto de cabello negro. Por otra parte, Raphael miraba al frente con obstinación. Los sensuales labios rojos bajo su nariz perfilada eran hipnotizantes. Ella escuchó una voz baja.

"Sigue sonriendo y no te detengas de nuevo. No hay ningún sitio al que huir."

Annette se rió amargamente en su interior ante el tono despectivo. Tenía razón. Y con este frío recordatorio, pudo caminar cómodamente por el resto del pasillo sin mucho esfuerzo. Tal vez pensando que se había mareado, él la sostenía con mucha más firmeza. Annette miró hacia delante con el corazón más estable, hasta que vio a su padre delante, perfecto como siempre.

La madre de Annette había muerto, y su hermano no había podido asistir a su boda, ya que se encontraba en otro país. Su padre era el único miembro de su familia que estaba presente. Allamand Bavaria, con su rostro elegante y su llamativo cabello rubio platino, parecía increíblemente joven. Resultaba difícil creer que era padre de dos hijos adultos.

Su expresión era tan tranquila que nadie habría adivinado lo que pasaba por su mente. Eso dio a los invitados espacio para especular libremente.

"Bueno, mira la cara del Duque. Debe estar triste, con su hija casándose. Es tan bonita, ¿Quién no se sentiría triste al separarse de ella?"

"Y mira a Annette, floreciendo como una flor. Tal vez la joven novia está enamorada de su novio, ¿No es linda? Viéndolos así, se ven mucho mejor juntos de lo que esperaba."

Esta vez sus ignorantes cotilleos jugaron a su favor. Aunque todos hablaran de la tonta que se había enamorado de Raphael, el Marqués de Carnesis, eso no era tan malo. Él también escuchó todos los susurros mientras caminaban juntos. La expresión de Raphael se suavizó. Ella podía hacer que esta boda fuera un éxito simplemente no avergonzándolo.

Mientras escuchaba las oraciones del pastor, Annette echó una mirada furtiva a los invitados. Gracias a Dios, el príncipe y su nueva prometida no estaban allí. El príncipe tampoco había asistido a su boda en su última vida. Era un alivio. Habría hecho que toda la ceremonia fuera terriblemente incómoda. Fue una suerte que los invitados no supieran nada de esto.

El Duque Baviera se había asegurado de silenciar el asunto.

Si las cosas seguían así, podría terminar la boda sin ningún problema. Si tan sólo el último rito de la ceremonia también saliera bien.

"Ahora, el novio puede besar a la novia", dijo el pastor.

Esas palabras le sonaron a Annette como una sentencia de muerte. Estaba tan nerviosa que apretó su ramo. No sabía si Raphael la besaría esta vez. En su última vida, Raphael había estado... muy, muy enfadado.

Y en cierto modo fue culpa suya.

En su última vida, cuando el pastor dijo esas palabras, Annette había estallado en sollozos. Este era un matrimonio que ninguno de los dos quería, pero Annette no pudo controlar sus expresiones faciales. Raphael se había puesto furioso.

No seas ridículo. Sólo termina la ceremonia. 

Había dicho cuando el pastor pidió que la besara.

Su boda se había convertido en una burla. Annette era la primera novia de Deltium cuyo novio se había negado a besarla. Eso había enfurecido a su padre.

Por supuesto, eso no era porque su padre la amaba. La negativa de Raphael era un insulto al estatus de Baviera, una demostración pública de falta de respeto por parte de un hijo ilegítimo. Naturalmente, el enfadado Allamand se vio obligado a reprender a Raphael en la recepción de la boda, y la pelea resultante dejó a Annette -la causante de todo el malestar- tan avergonzada que quiso morir.

No... dejaré que esta vez termine así.

Annette se mordió los labios, esperando nerviosa el siguiente movimiento de Raphael. Pronto, el ligero velo que cubría su cabeza se levantó y el rostro de Raphael apareció ante sus ojos.

Era un hombre muy atractivo. Pero sus ojos azul oscuro eran frígidos. Y aunque había endurecido su rostro para ocultar sus propias emociones, Annette pudo notar su renuencia. No quería besarla. En cuanto vio esa expresión, sintió un presentimiento.

Oh. Esta vez tampoco me besará. Annette bajó su mirada para ocultar su decepción. ¿Cómo iba a evitar que su padre culpara a Raphael y se peleara con él en la recepción? 

Pero entonces una idea loca pasó por su mente.

Espera... ¿Es necesario esperar a que el novio bese a la novia? ¿No es lo mismo si lo hago primero?