Reciente

sábado, 20 de agosto de 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 3

Capítulo 3. El Beso de los Novios


Annette estaba tan nerviosa que tragó saliva mientras miraba a Raphael. Pensar en besarlo hizo que sus labios se sintieran repentinamente secos. Pero no quería vivir una vida pasiva como la anterior. Haría cualquier cosa para mejorar esta vida. Incluso si era un poco loco.

Y por su actuación en el camino hacia el altar, los invitados pensaban que estaba encaprichada con él. Nadie la culparía si la novia besara primero al novio. No, simplemente se reirían y dirían que parecía que su matrimonio había comenzado bien.

Hagámoslo.

Raphael no podía ofenderse tanto por un rápido beso en los labios. Confiada por este pensamiento, Annette miró a Raphael, con su bonito rostro tenso por la determinación. Raphael frunció el ceño mientras la veía. Parecía que se estaba preparando para algo. Fuera lo que fuera, tenía una seria expresión.

Annette le agarró por el cuello de la camisa y tiró de él hacia abajo con toda la fuerza que pudo.

Sus labios se encontraron. Sus pestañas doradas temblaron. Los ojos azules de Raphael, que nunca antes habían mostrado ninguna emoción, se abrieron de golpe.

"......!"

Annette apretó los labios y cerró los ojos. No tuvo el valor de mirarlo a los ojos. Ella podía sentir el calor de su boca. Raphael nunca habría soñado que Annette se le acercara así. Pero ella lo estaba besando. Definitivamente lo estaba besando.

¡Lo hice!

Todo el cuerpo de Annette se estremeció de ansiedad. Rápidamente, separó sus labios de los de él. El corazón le latía tan rápido que su visión se le nubló. Jadeando, Annette levantó la vista hacia su rostro.

Raphael seguía mirándola de forma inexpresiva, pero ella podía notar la conmoción en sus ojos. En el momento en que vio esos ojos azules, Annette retiró rápidamente las manos de su cuello. Cerrando los ojos, se preparó para su ira. Estaba segura de que se enfadaría.

Raphael siempre había sido un hombre orgulloso con un temperamento feroz. Se ofendía rápidamente y era implacable cuando se le ofendía.

Los hombros de Annette se encorvaron automáticamente. Pero en ese momento, una gran mano le cogió la barbilla para levantar su rostro. Antes de que se diera cuenta, el hermoso rostro de Raphael estaba ante ella, sus ojos ardiendo mientras se acercaba.

"No puedes empezar cuando quieras y terminar cuando quieras", susurró en voz baja.

Annette parpadeó. ¿Qué demonios significaba eso? Pero su hermosa boca se curvó en una sonrisa burlona, un cinismo amargo que ella conocía demasiado bien. Su rostro era tan frío, pero sus labios eran tan sensuales.

Raphael presionó sus labios contra los suyos. Annette tembló de sorpresa. Ya habían completado el beso formal para la ceremonia, así que ella no tenía idea de por qué él estaba haciendo esto.

"......!!!"

Su beso se sintió como una venganza. Annette enrojeció a medida que su beso continuaba, ignorando por completo todos los ojos que la observaban. Su lengua caliente presionó los labios de ella para abrirlos, entonces se introdujo en su boca. Su lengua se movió por su interior con brusquedad, saboreando cada parte.

La sensación de la punta de su lengua rozando su sensible paladar le ocasionó escalofríos. Annette trató de retroceder, pero el otro brazo de Raphael rodeó con fuerza su cintura, atrayéndola más cerca.

Ya no había escapatoria.

El cuerpo de Annette se inclinó hacia atrás mientras Raphael la besaba con fiereza. No le dio espacio para respirar. El profundo beso la mareó, como si fuera a ser devorada viva por él.

"Ra, Raphael....."

Annette jadeó sin aliento. Asustada por el beso agarró sus hombros para apartarlo, pero se contuvo controlando el impulso. No podía rechazarlo delante de toda esta gente. Raphael tenía un enorme orgullo, así que se sentiría muy herido.

Afortunadamente, los invitados no sabían nada. Ambos parecían una pareja enamorada, besándose con tanta pasión. Observando esta minuciosa demostración de amor, los invitados se miraron de reojo.

"¡Dios mío! ¿No se supone que esto es un matrimonio político? No lo parece, ¡nunca he visto una boda tan romántica en mi vida!"

"¡Cielos, qué sorpresa! ¿Realmente hay algo entre ellos?"

Al menos sus reacciones fueron favorables. Aplaudieron aunque se sonrojaron ante el intenso beso entre los novios. Habían venido con la esperanza de sacar algún chisme de este inesperado matrimonio, pero se les mostró algo aún más increíble. Ese beso en el altar era lo único que recordarían después de volver a casa.

Annette estaba tan mareada por el beso que no escuchó nada. Pero fue diferente para Raphael, el Lord General más prometedor de todo el Reino de Deltium. Sonrió finamente cuando sus agudos oídos captaron los susurros. Si alguien le hubiera dicho que así sería su despreciable matrimonio, se habría reído. Estaba tan sorprendido por este giro de los acontecimientos como cualquier otro.

Supongo que no es tan malo como esperaba.

Al igual que Annette, Raphael era reacio al matrimonio. Su única debilidad radicaba en su linaje, y se había visto obligado a casarse con Annette Bavaria para compensarlo. Su padre el Rey no le había dado otra opción que casarse con esta mujer malvada.

Raphael había esperado que la boda fuera terrible.

Estaba harto de que la gente chismeara sobre él. Estaba harto de que la gente chismeara sobre él. Además, Annette sería usada como mártir en este matrimonio. Era una mujer que debería haber sido la Princesa Heredera, pero en su lugar se casaba con el hijo bastardo del Rey. Ella debía sentirse como si el mundo se hubiera acabado.

Habría sido terrible que ella lo demostrara delante de los invitados a la boda. Raphael estaba decidido a ser paciente, pero eso le habría enfurecido. Pero Annette había sonreído como si este matrimonio fuera el deseo más querido de su corazón. Ella fue tan buena manejando su expresión, que él casi se la cree. Por un momento, había parecido que le gustaba de verdad.

¿En qué está pensando esta mujer?

Pero los agudos ojos de Raphael se dieron cuenta de que cuanto más sonreía, más apretaba su ramo. Se rió en su interior. Era cierto. ¿Cómo podría Annette Bavaria amar a un bastardo como él? No era más que una actuación para todos los espectadores.

A Raphael no le gustaba.

Hubo un momento en que le pareció que ella dudaba. ¿Realmente seguía aferrada a sus remordimientos por no haberse convertido en Reina? Fue bueno que ella tuviera el sentido común de cooperar, y que él no tuviera que arrastrarla. Después de eso, la ignoró.

"Ahora, el novio puede besar a la novia."

Cuando el pastor dijo esas palabras, hizo que Raphael volviera a sus cabales. Había olvidado este último paso de la ceremonia.

Casualmente, miró el rostro de Annette, revelado al retirar su velo. Era una mujer bonita, con una cara de muñeca y un llamativo cabello rubio. Pero no tenía ningún deseo de besarla.

Mejor dicho, se negaba a besar a esta mujer Bavaria con aspecto de serpiente. Pero en ese momento Annette le agarró del cuello de la camisa y lo besó.

La textura de la tela del velo le hizo cosquillas en la cara. Un maravilloso aroma floral embriagó todos sus sentidos. Al sentir sus labios temblorosos presionando contra los suyos, Raphael se puso rígido.

Ahora... ¿qué... qué está haciendo?

Fue un beso breve. En un parpadeo, Annette se apartó, mirándole con ojos temblorosos. Casi pareció arrepentirse de su impulso. Aunque antes lo miraba fijamente, ahora bajó los ojos.

En cuanto vio esa cara, Raphael sintió un extraño cosquilleo en el pecho. No podía dejarse llevar por una mujer Bavaria. Así que contraatacó. La besó ferozmente. Lamió sus suaves labios, los engulló, sin dejar ni siquiera una pizca de su dulce aroma. Y rápidamente se arrepintió de esa decisión.

Besar a Annette era algo tan bueno. La textura de su tímida lengua contra la suya, tentadoramente suave. Mientras chupaba su lengua, sintió un tembloroso aliento escapar de sus labios.

Era muy divertido verla fingir su inocencia. Pero en ese momento, ella lo conmovió. Tenía que alejarse de esos labios, que sabían a miel.

"Ha..."

Un hilo plateado brilló entre sus labios separados antes de desvanecerse. La cara de Annette mostraba desconcierto, como si estuviera completamente perdida. Siempre había sido tranquila, pero ahora estaba congelada como un conejo asustado.

La visión de esa cara le hizo reírse. Esta mujer le parecía malvada hasta la médula, pero parecía que tenía un lado bonito. Y su inesperado beso había tenido un profundo impacto en la parte inferior de su cuerpo, que casi nunca reaccionaba con tanto entusiasmo.

De alguna manera, estaba deseando pasar su primera noche con ella.

Su risa fue lo suficientemente cerca como para que el aire le hiciera cosquillas en la frente. Sólo entonces sus ojos rosados se concentraron en su alrededor.

Ah.

La cara de Annette se volvió carmesí. ¿Qué había hecho delante de tantos invitados?

Al menos Raphael no se había negado a besarla.

Annette estaba felizmente ignorante de las expectativas de Raphael para la noche.

Intentó calmarse. Sólo pensar en ese profundo beso hacía que le ardiera la cara. Pero cuanto más lo intentaba, más caliente se le ponía la cara. Y cuando Raphael empezó a reírse, se sintió tan avergonzada que no pudo soportarlo. Annette se rindió y escondió la cara en su ramo.

Viendo el comportamiento de Annette, Raphael pensó que ese movimiento desesperado era realmente muy bonito. Como un conejo corriendo hacia su madriguera. Había pensado que era una chica tranquila, una muñeca, pero al verla así le hizo pensar que era un poco diferente.

Y cuando vio que sus orejas se volvían rojas a través de los elegantes mechones de su cabello rubio, no pudo evitar que su risa se intensificara. Abrazándola por los hombros, sonrió ampliamente, fingiendo amabilidad. Ella se había esforzado mucho en su actuación, así que él cumpliría con su parte, para no defraudar a todos esos ojos observadores.

Su sonrisa hizo que su corazón se agitara. Annette se sintió tan avergonzada que no pudo mostrar su rostro. Caminó detrás de él, dejando que la guiara fuera de la sala.

El ambiente de la boda, hasta entonces gélido, se había calentado considerablemente, después de un beso tan apasionado. A diferencia de su vida anterior, todos los invitados los alababan, coincidiendo en que ambos eran una pareja perfecta.

Era increíble cómo el mismo evento podía tener un resultado tan diferente.

Y por eso, la ceremonia transcurrió de forma mucho más amistosa. Su segunda boda terminó de forma mucho más agradable que la primera. Su padre seguía disgustado, pero al menos no criticaba ni culpaba a Raphael en voz alta.

Todo había ido... muy, muy bien.

Sin embargo, aún quedaba un evento importante.

La primera noche de los novios.