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lunes, 4 de septiembre de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 174

Capítulo 174. De Hombre a Hombre (1)

Raphael había heredado los ojos azul profundo del Rey Selgratis. Sin embargo, había otro hombre en el palacio real con ojos similares a los suyos.

Además, como ese hombre tenía el cabello plateado tan claro como el hielo, parecía haber nacido del aliento del invierno. Sus labios rojos, que demostraban que circulaba sangre en él, se movieron de forma desafiante.

"Hablemos un poco. De hombre a hombre."

Raphael chasqueó su lengua al igual que la última vez. Annette le había dicho que Ludwig tenía la disposición de un artista, pero carecía de originalidad para comenzar una discusión. Sería realmente lamentable si esas fueran las limitaciones del Príncipe Heredero.

En cualquier caso, Raphael lo siguió tranquilamente. Ludwig lo condujo a un salón privado del palacio del Príncipe Heredero. Ludwig, que se sentó en una silla ornamentada, miró fijamente a Raphael con sus ojos azules. Raphael se mantuvo de pie. Porque no podía sentarse a menos que el Príncipe Heredero se lo permitiera.

"...Siéntate."

Ludwig le permitió tomar asiento. Cuando Raphael se sentó en la silla de enfrente, no pudo evitar fruncir el ceño. Afortunadamente, no tendría que mantenerse de pie durante la conversación, pero que tuviera que esperar para sentarse lo hizo sentir peor. 

Raphael miró a Ludwig sin relajarse. Él miró a Raphael en silencio durante un rato. Finalmente los labios de Ludwig pronunciaron algo.

"Te odio."

¿Qué quiere que haga? A Raphael no le importaba. Esperaba que no lo hubiera traído aquí para hablar de eso. Sólo quería regresar pronto a casa para ver a Annette.

Pero el rostro de Ludwig parecía renovado después de decir esas palabras triviales, así que su belleza ahora brillaba. La tensión en sus hombros desapareció. Y apoyó su espalda en el respaldo. Parecía un príncipe salido de un cuento de hadas.

Ludwig, que no sabía los pensamientos de Raphael, abrió la boca con una sonrisa.

"Te lo he dicho directamente, así que me siento aliviado. Estoy seguro de que necesitaba hacerlo. He estado intentando engañarme a mí mismo. Me reprimí al vivir como los demás quieren que viva. Tampoco puedo ser tú. ¿Por qué no me di cuenta antes?"

Ludwig, que no dudó en admitir su complejo de inferioridad respecto a Raphael, soltó una carcajada. El confundido Raphael frunció el ceño ante la actitud de Ludwig. Ludwig murmuró mirando una cara con un encanto varonil a diferencia de la suya.

"Eres como una espina bajo mi uña. ¿Debería decir que tu presencia es un molesto recordatorio de lo que a mí me falta? Cada vez que te veo me siento incómodo. Y tú fuiste quien me quitó todo lo que quería."

Raphael tenía literalmente todo lo que Ludwig quería. Un talento para el manejo de la espada, la mujer a la que amaba e incluso el reconocimiento de su padre. Por supuesto, el reconocimiento de su padre se malinterpretaba por el contexto.

Pero Ludwig todavía lo envidiaba a muerte. En particular, el hecho de que la esposa de Raphael fuera Annette Bavaria le dolía demasiado. Ludwig, que cerró los ojos brevemente para intentar librarse de sus oscuros celos, abrió la boca con tranquilidad.

"Pero tú no tienes la culpa de haber nacido con tantos talentos. Como tampoco es culpa mía haber nacido así. ¿No?"

"...Lo siento."

Raphael no estaba seguro de qué respuesta sería apropiada en esta situación. No entendía porque él estaba diciendo tantas tonterías. No sabía cómo debía tratar a Ludwig.

Aunque Annette intentó persuadirlo, Ludwig todavía estaba pensándolo. En otras palabras, significaba que no se sabía si era enemigo o un aliado. Y ahora que se había reunido a solas con Ludwig, debía hablar con cuidado. Eso le produjo un terrible dolor de cabeza.

Ludwig se encogió de hombros ante la expresión precavida de Raphael. En el pasado a Ludwig le parecía que él no le prestaba atención a sus palabras. Pero ahora que había expresado su oscuro complejo de inferioridad, Raphael no parecía tan despreocupado como antes. Eso hizo que felicitarlo fuera más fácil de lo que pensaba.

"He escuchado que te has convertido en un Maestro de Espadas. Enhorabuena."

"Gracias."

"Es una gran bendición tener a una persona con tanto talento en Deltium. Entonces, ¿hay algún secreto para lograr esa asombrosa hazaña? Tengo curiosidad."

"...Tener a alguien a quien proteger."

Raphael respondió sin dudarlo con un rostro inexpresivo. Pero bajo sus cejas le brillaron los ojos. Era como si sus ojos le enviaran una advertencia tácita a Ludwig. Ludwig, que se dio cuenta de ello, esbozó una amarga sonrisa.

"Sí, supongo que sí. Probablemente podrás hacerlo. Porque eres diferente a mí. "

Annette debería estar a salvo. Porque este hombre parecido a una pantera negra siempre la protegería de alguna manera. Pero protegerla no bastaba. Porque Annette siempre estaría nerviosa mientras la causa del peligro aún persistía. De ese modo, su tierno corazón se iría desgastando poco a poco.