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martes, 5 de septiembre de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 532

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 532. Felicidad (2)



Justo antes de la cena, Rivetti me visitó con una noticia inesperada.

"¿Te vas?"

Pregunté, sorprendida. Sabía que acabaría marchándose, pero me pareció demasiado pronto. 

"Pensé que terminarías tu formación antes de marcharte."

Los ojos de Laura también se abrieron por completo,

"Mastas acaba de dejarnos, ¿y ahora tú también te vas?"

Rivetti vaciló, luego se aclaró la garganta,

"He... he oído rumores de que el Duque Elgy guarda algún tipo de rencor."

Apretó los puños. La sola mención del duque pareció enfurecerla,

"Su Majestad, lo vi durante el corto tiempo que estuvo aquí en Año Nuevo. Parecía miserable."

Mis cejas se alzaron.

"No es que no quiera vengarme. El Duque Elgy me hizo daño, y merezco venganza. Pero... no me arruinaré en el proceso."

Sus grandes ojos se encontraron con los míos. Parecía decidida,

"Valgo mucho más que alguien como él."

"Rivetti..."

"La venganza no se convertirá en el propósito de mi vida. Mi objetivo es convertirme en una digna sucesora de mi padre y vivir feliz. Dejaré la venganza para más adelante si es que todavía la anhelo. Después de que sea feliz y esté asentada."

Laura murmuró,

"Un buen pensamiento, pero ¿qué tiene que ver con que te vayas?"

Sonaba triste. Rivetti y ella también se habían vuelto cercanas.

Rivetti le dedicó una sonrisa de disculpa,

"Lo siento, Laura. Y mis disculpas, Su Majestad. Después de toda la ayuda que me ofreció, lamento irme. Pero si me quedo... no podré ignorar mi odio hacia él, ya que el Emperador Heinley es amigo del Duque Elgy."

Laura agachó la cabeza. Rivetti se acercó y tomó su mano,

"Es por eso que me gustaría volver al Territorio Rimwell ahora, Su Majestad, antes de lo planeado."

***

Koshar se había ido, Mastas se había ido, y ahora Rivetti también se había ido. Se sentía extraño. Miré de un lado a otro a mis hijos, que lloriqueaban en sus cunas. Cuando estaba en el Imperio Oriental, me había costado despedirme de todas mis amistades a la vez. Aún recordaba vívidamente la pérdida que sentí.

Pensé que después de venir aquí, todo volvería a la normalidad. Pero estaba equivocada. Todos buscaban su camino en la vida, tal como yo había buscado desesperadamente el mío.

"Laurie, Kai. Mis preciosos hijos."

Observé cómo se quedaban dormidos. Luego acaricié sus mejillas rellenitas, sintiéndome triste de repente,

"¿Ustedes dos también me dejarán algún día?"

Me di cuenta de lo increíbles que eran mis padres. Con un hijo que deambulaba por las afueras del país luchando contra bandidos, y una hija que se marchó de su lado para convertirse en emperatriz, ¿cuán afectados debieron haber estado? ¿Cómo es que no revelaron sus sentimientos ni una sola vez?

- ¡Gu!

Justo entonces, oí el llamado de mi amado Heinley convertido en Reina. Cuando me di la vuelta, estaba posado en el alféizar de la ventana. En cuanto abrí la ventana, Reina voló hacia una de las cunas y se posó en ella.

Kai parpadeó antes de abrir los ojos. Reconoció de inmediato a su padre y se puso feliz. Laurie siguió durmiendo, abrazada a su muñeco con forma de insecto.

Reina miró a los dos bebés y emitió un arrullo de satisfacción. Una vez que Kai volvió a quedarse dormido, Heinley parecía listo para bailar, pero cambió de opinión y se transformó en humano. Entonces me abrazó por detrás. 

"Mi Reina."

Sus manos se deslizaron por mi cintura.

Me estrechó contra él y yo me incliné hacia atrás sobre su pecho, colocando mis brazos alrededor de los suyos. Heinley me besó la frente y susurró,

"No te sientas sola. Incluso después de que nuestros hijos crezcan y abandonen el nido, yo me quedaré a tu lado. Para siempre."

" ¿Lo escuchaste todo?"

"Fue adorable."

'Siempre escucha mis tontos murmullos.'

Cuando lo miré a los ojos, Heinley me besó el ceño fruncido, los párpados y, por último, los labios. Cerré los ojos y saboreé la suavidad de sus labios, mientras sonreía.

***

"Cuando era más joven, mi hermano me parecía tan frustrante."

Heinley me acarició el cabello mientras yacía, exhausta, en la cama. Le escuché hablar, con la cabeza recostada en su regazo.

"En mi opinión, no sabía hacer nada. Manejo de la espada, magia, montar a caballo, bailar... nada de eso."

"¿Estás presumiendo?"

Él se rió entre dientes.

"Yo era un poco engreído. Aun así, quería a mi hermano mayor. Así que decidí ayudarlo. Después de todo, era el príncipe heredero. Por el bien del país, él debía ser más fuerte."

De repente, bajó la voz,

"Pero fallé, y... mi hermano perdió la mayor parte de su maná."

Sorprendida, abrí los ojos. Miré fijamente a Heinley. En vez de mirarme a mí, él miraba hacia el vacío como si viera el pasado.

"Así que la disminución del maná..."

"Mi hermano fue el primer sujeto de pruebas accidental".

Mis ojos se abrieron por completo.

"Heinley..."

"Después de eso, no soportaba verlo. Ni a él, ni a mi padre, ni a mi madre. Nadie me culpaba, lo que lo hacía peor. Sólo unas pocas personas sabían lo que realmente había pasado. Mi familia enterró el secreto. Pero la culpa era insoportable. Empecé a vagar por otros lugares. Fue entonces cuando conocí a Elgy."

Me senté y lo miré directamente a los ojos. Parecía que estaba llorando, pero no era así. Su expresión tampoco era triste. Sólo resignada.

"Cuando lo conocí, me di cuenta de que no era la única que pasaba por eso."

Heinley apoyó la frente en mi hombro. La frotó de un lado a otro y luego se inclinó para besar mi mejilla, acercándome a él. 

"Mi Reina. Mi esposa. Navier."

Me recosté completamente sobre su cuerpo. Él suspiró satisfecho.

"Desde que estás aquí conmigo, soy feliz. He aprendido lo que es la verdadera felicidad, y no una satisfacción pasajera."

"Yo también soy feliz ahora que estoy contigo, Heinley."

"Serías feliz incluso sin mí, Mi Reina."

"¿Por qué piensas eso?"

"Porque... siempre avanzas. Eres hielo, pero brillas como el mismo sol. Por mi parte, aunque soy calor, parezco la oscuridad de la noche."

"Heinley..."

"Me hace feliz que me hayas encontrado. Cuanto más brillas, más se desvanece mi oscuridad. Estoy agradecido de recorrer este camino contigo."

En ese momento, sus ojos púrpuras resplandecieron como joyas.

'A Heinley le encantan las joyas, pero ¿sabe que sus ojos son los más hermosos de todos?'

Extendí la mano y toqué su mejilla. Una sola lágrima se acumuló bajo su iris púrpura. Cuando salió, la atrapé con la punta de mi dedo. Me dolió el corazón y me incliné para besarle, justo entonces el chillido de unos pajaritos nos interrumpió.

Nos pusimos la ropa a toda prisa y salimos del dormitorio. Laurie y Kai estaban en su nido, peleándose por una rama. 

'¿De dónde ha salido eso?'

"¿Qué está pasando aquí?"

Heinley chasqueó la lengua y levantó a Laurie mientras yo levantaba a Kai.

Ambos soltaron la rama, la cual cayó al suelo.

"Han sido así desde que estaban en tu vientre."

Dijo Heinley, haciéndose el molesto. 

"No quieren ver a papá y mamá amándose."

Le dio unas palmaditas en la espalda a Laurie. Al verlo, me eché a reír. Después llevamos a los bebés a nuestra habitación y los pusimos en nuestro regazo, apoyando nuestros hombros el uno contra el otro. Los pajaritos ahora dormían como angelitos, por supuesto.

Mientras observaba cómo subían y bajaban sus barrigas regordetas, eché un vistazo a Heinley. Quería ver si todavía estaba llorando.

Pero no. Cantaba una canción de cuna con una voz tan baja que apenas se oía. Cuando percibió mi mirada, me guiñó un ojo y sonrió.

Verlo hacía que mi corazón se llenara de alegría. Me pasaba lo mismo que a Heinley, su presencia me llenaba de felicidad. 


Fin.
***



Hemos concluido la historia principal. A partir de mañana, comenzaremos a publicar las historias secundarias donde conoceremos más sobre el futuro de los hijos de Navier, el destino del Imperio Oriental, el desenlace de la relación Mastas-Koshar, el pasado del Duque Elgy, y mucho más.

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