Reciente

jueves, 10 de agosto de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 164

Capítulo 164. Promesa de Niño

"Su Alteza, la última vez que te encontraste con mi esposo en el palacio real, ¿Le contaste sobre mi pasado?"

Ludwig cerró la boca ante su acusación. Cuando Raphael fue al palacio real a reunirse con el Rey, Ludwig se había interpuesto en su camino cuando se marchaba. Y en ese momento mencionó unas declaraciones pasadas de Annette.

Pobre Annette. Ella dijo que prefería entrar en un convento antes que casarse con un hombre así.

Ludwig, que recordó lo que le había dicho a Raphael, no tenía ninguna excusa. En aquel momento, Annette había dicho esas palabras para consolar a su prometido Ludwig. Fue para reforzar de algún modo su autoestima, porque él también tenía un complejo de inferioridad al compararse con su hermanastro, Raphael.

Ella en aquel momento no conocía a Raphael. Fue un acto despreciable él que se lo hubiera contado a Raphael. Sobre todo, que lo hubiera hecho por sus celos.

"... Fue muy torpe. Lo lamento sinceramente. Aunque no pude protegerte, te molesté bastante. Eso no volverá a suceder. Por favor, acepta mis sinceras disculpas."

Ludwig inclinó honestamente la cabeza. A pesar de que era el Príncipe Heredero, sus disculpas para Annette siempre fueron expresivas. Incluso en ocasiones hasta lloraba.

Todas las personas nacían con una disposición natural. Cuando se negaba esa naturaleza innata, la persona vivía sólo para encajar en una personalidad determinada, por lo que su vida se volvía dolorosa. Era como si metieran a esa persona en un marco fijo, y luego sus extremidades fueran cortadas porque sobresalían.

Por desgracia, el causante de esta crueldad fue el propio padre de Ludwig.

Un rey nunca debe mostrar emociones. Debe dedicar todo su tiempo a consolidar su posición política. ¡Pero sólo estás jugando con tu laúd! Esas son cosas ordinarias que sólo haría un hombre ocioso. No pierdas el tiempo con eso.

Raphael encajaba más en las expectativas del Rey Selgratis. Por otra parte, Ludwig parecía todo lo opuesto. Ludwig nunca se mostró seguro de sí mismo, nunca había sido autoritario, ni lastimado a alguien. No tenía disposición natural para ello.

La gente susurraba comentarios maliciosos a espaldas de Raphael, pero cuando estaban delante de él parecían ciervos congelados. Selgratis consideraba que Raphael tenía el carácter de un Rey natural. Y lamentó que Ludwig no causará la misma impresión.

El Rey deseaba que hubiera nacido como su hijo legítimo.

Ludwig, a quien su padre repudió su propia personalidad desde una edad temprana, siempre estuvo deprimido. Odiaba a Raphael porque lo hacía sentir miserable. En este frío mundo, todos se armaban hasta los dientes, sólo Ludwig no lo hacía.

La única persona que aceptaba todas sus debilidades era Annette. Ella fue la única que no cuestionó su personalidad, y que incluso lo apoyaba. Así que Ludwig sólo podía estar delante de ella como un hombre, no como el Príncipe Heredero de Deltium.

Por lo que ahora estaba terriblemente celoso de Raphael. Sus ojos reflejaron un poco de amargura cuando se disculpó. Annette decidió perdonar a su antiguo prometido, quien fue su amigo de la infancia. De todos modos, ella no había planeado esto para hablar tonterías.

"Gracias por decirlo, Su Alteza. Me alegro de que podamos reconciliarnos de forma sincera. Ahora tengo algo que decirle, así que le pido que por favor me escuche."

Annette lo miró con seriedad. Ahora comenzaba lo importante. Había otra razón por la que había convocado hoy a Ludwig a través de Celestine.

Tengo que saber qué piensa. ¿Su Alteza simpatiza con las ideas de Su Majestad o será un aliado? Porque todo cambia dependiendo del bando que él apoye.

Antes de preparar un contraataque, ella tenía que estar segura. 

Annette, que respiró hondo, le preguntó.

"¿Recuerda la promesa que me hiciste de niño? Alteza."

Al oír la pregunta de Annette, Ludwig cerró los ojos en silencio. Por supuesto que se acordaba. ¿Cómo podría olvidar una promesa que le había hecho a ella?

Ella fue el sostén de su alma. Su madre, que tenía que haber desempeñado ese papel, murió al darle a luz. Su padre le empujaba cada vez más al precipicio. La valoraba mucho porque ella permaneció a su lado. Por eso sostenía su mano como si fuera algo preciado.

Cuando me convierta en Rey. Definitivamente te protegeré Annette. Te lo prometo.