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sábado, 3 de junio de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 125

Capítulo 125. Adivina (1)

Era increíble como una alucinación mágica puede doblegar a una persona. En los labios de Railin se dibujó una ligera sonrisa despectiva. Ben gritó en un ataque de rabia.

"¿Quieres decir que estoy mintiendo? ¡Por supuesto que una bestia no muerde a su amo! Pero a mí me ha mordido, ¡mira este moretón en mi pantorrilla! ¿Eh? ¿Cómo puedes compensar esto?"

Railin guardó silencio por un momento. Tenía una inusual mirada, Ben no pudo evitar sentir un cosquilleo. ¿Se estaba metiendo con la persona equivocada? En primer lugar, podría ser alguien tan importante como para poder estar sin preocuparse en este peligroso casino ilegal con un atuendo tan costoso.

Ben se preguntaba ahora si debía abandonar su magnífica actuación. Railin abrió lentamente la boca para ofrecer una nueva alternativa.

"Lo siento. No he comenzado el negocio hoy, así que no tengo dinero efectivo. Pero como una disculpa... mi mujer es una adivina muy competente. Permite que te diga tu fortuna gratis. ¿Qué te parece? Algunos clientes se han vuelto ricos gracias a sus consejos."

La boca de Ben se había movido rápido para rechazarlo, pero se detuvo cuando escuchó que podría volverse rico. Los apostadores confiaban más que nadie en la superstición, pero no mucho en la adivinación. Solo apostaban hasta encontrar la fortuna.

Normalmente, lo habría mandado a la mierda. Pero había algo misterioso en el hombre que tenía delante. Esa vestimenta costosa, ese cerdo dorado en sus brazos. ¿Toda esa riqueza se la dio su esposa? En ese caso, tal vez podría valer la pena que le diga su fortuna.

El hombre lanzó el último cebo al conflictivo Ben.

"Has escuchado el rumor, ¿no? Se trata del valiente cliente que se volvió rico después de apostar todo su dinero en un juego. Debido a ello, uno de los casinos más rentables se fue a la ruina de la noche a la mañana."

Por supuesto que era una mentira. Railin solo mencionó rumores que suelen circular en lugares de apuestas. Todo apostador había escuchado al menos alguna vez un rumor similar. ¡Un jugador legendario que arrasó con un casino!

Ben, que también había escuchado el rumor, quería confiar en el hombre porque parecía que tenía dinero. Estaba considerando si morder el anzuelo. Después de haber sido engañado por traficantes de dr0g@s muchas veces, sospechaba.

De repente hubo una pregunta que apareció rápidamente en la mente de Ben. Le preguntó al hombre cruzándose de brazos.

"¿Cómo es que una adivino tan extraordinaria viene a este lugar? Ella podría trabajar en mejores casinos. ¿Acaso no piensas estafarme? ¡¿Eh?!"

Los ojos de Railin se estremecieron un poco. En su mente podrida por las apuestas, parecía quedar un atisbo de razón. Pero tenía un método secreto para atravesar cualquier dificultad. Y se trataba de magia.

"Mi esposa es una mujer que puede mirar el futuro. Dijo que hoy estaba destinada a conocer a un importante cliente aquí. También añadió que todavía no había demostrado su habilidad, pero que pronto dominará el mundo de las apuestas. Quizás tú seas el cliente..."

Railin miró a Ben de pies a cabeza con determinación. Ben tragó saliva, comprensiblemente nervioso bajo su mirada. Railin dio un paso más, mirando al cerdo dorado que sostenía en su pecho, terminó su discurso.

"Me pareció extraño desde el principio. No puedo creer que este chico le haya mordido la pierna a alguien... Es muy tímido. Tal vez entró primero al cliente importante."

"¡Oink!"

El cerdo dorado entre sus brazos gritó en respuesta a las palabras de Railin. Lógicamente, esto fue el resultado de una manipulación con magia alucinógena. Pero Ben, que no sabía nada, se quedó mirando al cerdo. En ese momento, los ojos del cerdito brillaron.

'¿Qué demonios?'

Ben, que frunció el ceño, miró con más atención. Entonces, la imagen de un tesoro de oro surgió en los ojos del cerdo. Era como si insinuara la enorme fortuna que pronto adquiriría.

Él se frotó los párpados, dudando de sus ojos. Sin embargo, la imagen que aparecía en los ojos del cerdo seguía siendo la misma. El reluciente tesoro brillaba como si lo tentara. Se sintió confundido por esta misteriosa situación, que las palabras no podían explicar.

"¿Qué significa esto...?"

"¿Qué quieres hacer? ¿Quieres saber tu futuro?"

Railin lo animó justo a tiempo. No podía rechazar una oferta tan atractiva. Ben, que no podía apartar los ojos del cerdo, asintió como si estuviera poseído. De alguna manera, todo esto se sintió de repente como si estuviera destinado a suceder.

Estaba harto de ser la marioneta de otro, de trabajar duro, de vivir escondido con poco dinero para vivir. Había llegado el momento de que su estropeada vida por fin floreciera. Ben siguió a Railin como una polilla a la llama.

"Entra aquí. Te lo advierto de antemano, no mientas a la adivina, tampoco hagas nada incorrecto. De lo contrario, puedes recibir la ira de los cielos."

Railin sonrió mientras levantaba la entrada de la tienda. Aunque era un hombre, su sonrisa era preciosa como una flor. Ben entró en la tienda a tientas como si fuera ciego. Cuando un aroma exótico llegó a su nariz, le adormeció el sentido del olfato.

El interior estaba tan oscuro como la noche, excepto por la brillante luz de la mesa. Gracias a esto, Ben pudo ver a la adivina sentada al otro lado de la mesa.