Reciente

domingo, 4 de junio de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 491

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 491. El Molde (2)


Al día siguiente, seguíamos sin recibir noticias de Heinley. En su lugar, recibimos una noticia inesperada. Ocurrió después de que la Princesa Charlotte preguntara si podía asistir a la reunión del consejo.

"Hace unos días, Lord Koshar me propuso matrimonio y acepté, Su Majestad. Ahora que estamos comprometidos, por favor formalice nuestro matrimonio internacional."

Ayer, estuvo en el orden del día del consejo que la alianza apuntaba al Imperio Occidental. Esta noticia de la Princesa Charlotte alegró y calmó las preocupaciones de todos.

Pero me resultaba difícil sentirme realmente complacida. Hace tan sólo unos días, presencié con mis propios ojos cómo mi hermano y Mastas confesaban lo que sentían el uno por el otro. ¿Qué había pasado desde entonces? ¿Por qué se iba a casar Koshar con la Princesa Charlotte? ¿Y qué hay de Mastas?

Además, la expresión de la princesa ahora parecía diferente a la del día en que se declaró a Koshar. Todavía lucía aquella sonrisa segura y decidida, pero parecía más sutil.

Aun así, como se presentó formalmente en persona, no podía rechazarla ni pedirle que se lo pensara otra vez. ¿Podría ser...? Recordé cuando Koshar me preguntó si el Imperio Occidental se encontraba en una mala situación. Después de aquella conversación, se llevó a Mastas a alguna parte.

¿Fue entonces cuando rompieron? Oh, Mastas...

Aunque mi matrimonio con Sovieshu fue de conveniencia, pasé mi infancia con él. Y mi matrimonio con Heinley no se sintió como un sacrificio, porque estaba desesperada y le propuse matrimonio a él primero. Pero las cosas fueron diferentes para Koshar. Amaba a una mujer, y ella le correspondía. Sin embargo, prefirió un matrimonio de conveniencia sobre el amor, por el bien del país.

¿No es una decisión perjudicial para Koshar, Mastas y la Princesa Charlotte? No podía deshacerme de mis preocupaciones, incluso después de que terminara la reunión. Con Heinley y la Princesa Charlotte en mi mente, acabé sintiéndome mareada. Al final, aunque sentía el cuerpo pesado, decidí dar un paseo para ordenar mis pensamientos.

Mientras deambulaba cerca del palacio principal, vi otra vez al Gran Duque Kapmen. Como ya nos habíamos cruzado aquí varias veces, supuse que el Gran Duque debía de pasearse habitualmente por el jardín a estas horas. La última vez, sólo se acercó a mí al percatarse por mis pensamientos de la ausencia de Heinley. Hoy no había nada en mi mente que le interesara. Probablemente pasaría de largo.

Inesperadamente, el Gran Duque Kapmen se me acercó una vez más. No tenía ni idea a qué se debía. Era poco probable que la noticia de la situación de Koshar y la Princesa Charlotte le sorprendiera.

Estaba desconcertada, pero el Gran Duque no habló de mi hermano. Vaciló y tartamudeó un par de veces antes de sacar el tema de Rwibt,

"Ya es hora de que los equipos de comercio vuelvan de Rwibt."

Eso fue un alivio. No quería hablar de Koshar y Mastas con el Gran Duque Kapmen. Tampoco era asunto mío, y discutirlo con otra persona era... ya sabes. 

"¿Han avisado?"

"Según la última paloma mensajera, el comercio fue exitoso. Teniendo en cuenta los tiempos de los que nos hablaron en la última carta, deberían llegar pronto."

Kapmen cerró la boca, pero se quedó pensativo, como si tuviera más cosas que decir.  ¿Qué pasa?

Después de que le observé un momento, pregunté,

"¿Gran Duque? ¿Hay algo más que quiera decirme?"

"No."

Luego se despidió secamente y se marchó a toda prisa. Me quedé un rato mirando su espalda sin comprender antes de seguir mi camino.

***

Heinley seguía desaparecido. Pasaron los días, pero no recibimos ningún contacto suyo. Todos los días me despertaba hecha un manojo de nervios. Heinley, ¿dónde diablos estás?

Los bebés también parecían echar de menos a su padre. Aún más cuando se convertían en pájaros. Al principio, lloraban por salir del nido. Pero últimamente pasaban el tiempo como pájaros abrazándose y gimiendo. Estaba segura de que añoraban su calidez.

Yo también lo extrañaba. Sus manos, sus ojos, su cabello y su alegre voz. Lo echaba de menos todo. Por primera vez en mi vida, el miedo a que la persona a la que amaba estuviera en peligro me consumía.

Lo peor era no saber si estaba vivo o muerto. Hasta ahora, el mayor miedo al que me había enfrentado fue cuando perdí mi puesto de emperatriz. Siempre había pensado que pasaría toda mi vida como emperatriz, así que perder eso fue como perder mi propia vida. Como si mi propia existencia estuviera siendo negada.

Pero en ese momento, Heinley estaba conmigo. Me abrazó y me dio fuerzas para enfrentarme a mi miedo. Me ayudó.

Ahora, Heinley había desaparecido. Yo seguía siendo emperatriz, por supuesto, pero el miedo que sentía de perderle me recordaba cómo me había sentido en ese entonces. Sólo que ahora me daba cuenta de que podía sentir el mismo miedo por otras cosas.

Y ahora estaba sola. No había nadie cerca que me ayudara a mantener la calma. Mis padres me habrían ayudado, pero no podía divulgar los detalles. Los subordinados de Heinley sabían lo que pasaba, pero era gente a la que yo debía dirigir, no pedir ayuda.

Así que no tenía más remedio que soportarlo sola. Necesitaba salir del molde de emperatriz.

La protección del pueblo, la paz del país, la prosperidad y el bienestar, la ayuda a quienes lo necesitaban, los asuntos internos y las relaciones con los nobles, todo eso era importante. Me habían educado para manejarlo. Pero necesitaba alejarme de todo por un momento y aclarar mis pensamientos.

¿Cómo podía rescatar a Heinley? ¿Cómo podía llevar a este país a buen puerto, después de haber sido golpeado por el tifón de su ausencia?

'No puedo bajar los brazos; hay demasiado que hacer.'

***