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jueves, 27 de abril de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 99

Capítulo 99. Tatuaje (3)

"Entonces, ¿Por qué te hiciste un tatuaje en la cara? Podrías haberte hecho ese tatuaje en cualquier otro lugar de tu cuerpo." Raphael preguntó con una mirada contrariada. 

Arjen respondió mientras se frotaba la pálida sombra morada bajo sus ojos.

"A pesar de todo estoy en una situación complicada porque soy extranjero. Por lo que tenía que demostrar mi voluntad a las personas arrogantes del Imperio Chapelle de la forma más impresionante posible. De hecho, incluso pensé en tatuarme una serpiente, pero escuché que la araña negra daba más miedo."

La expresión de Arjen parecía cansada. Raphael conocía bien esos ojos. El rostro de un soldado rodeado de enemigos en las ruinas de una guerra interminable. Su mano fatigada debía seguir blandiendo la espada para mantenerse con vida. Debía haber más carga en los hombros de Arjen de lo que parecía.

"El tatuaje funcionó bastante bien, ¿No? ¿Hermano?"

Annette comentó sonriendo amablemente al darse cuenta de que el ambiente se había vuelto pesado. Arjen también sonrió ante la sonrisa de su hermana.

"Ha funcionado excelente. Esos viejos supersticiosos ni siquiera me miran a los ojos. De hecho, han disminuido las reacciones negativas sobre mi por ser extranjero. Su mito más antiguo está tatuado en mi cara."

Arjen se tocó suavemente con los dedos el lado izquierdo de su pálido rostro. Claire entonces tomó su mano entre las suyas y le dio un beso en el dorso de su mano. Una expresión de determinación apareció en su rostro.

"No te preocupes mi amor. Cualquiera que sea el obstáculo que se interponga en el camino, sólo hay que romperlo para superarlo. Siempre seré la espada más afilada para protegerte."

"...De las innumerables cosas que he obtenido en el Imperio, tú eres mi verdadero tesoro."

Arjen atrajo a su esposa hacia él para darle un ligero beso. Raphael pensó para sí mismo, 'esa es una enfermedad contagiosa'. Cansado del comportamiento de la pareja, Raphael se apresuró a llevar a Arjen a la habitación. Luego cerró la puerta tras salir, para que ellos pudieran aliviar su nostalgia todo lo que quisieran. Annette se rió en su interior al notar el sutil ceño fruncido de Raphael.

"Has mostrado una gran hospitalidad. Gracias Su Excelencia."

"No tienes que agradecerme por eso."

Las traviesas palabras de Annette provocaron por primera vez que las comisuras de los labios de Raphael se levantaran. Raphael la levantó entre sus brazos.

"Pero debo recibir un premio por el trabajo bien hecho. Todavía hay tiempo hasta la noche. Así que vamos a hacer lo que solo las parejas pueden hacer."

***

Una vez terminado el encuentro s3xual, sólo quedaron las secuelas del pl@cer y una ligera sensación de vacío. Annette reprimió la soledad que la invadió a medida que se enfriaba el calor que había llenado su cuerpo. Ella se levantó de la cama con las piernas un poco temblorosas. Debía cenar con Arjen porque la visitó a pesar de su ocupada agenda.

Annette se sentó frente a su tocador. Miró atentamente su rostro en el espejo. No estaba acostumbrada a su cabello desordenado, sus mejillas blancas ruborizadas, ni que su lápiz labial estuviera ligeramente corrido de su boca. Sobre todo porque había vivido con la exigencia de que debía tener pulcritud. Pero estaba mucho mejor ahora que cuando la habían educado para convertirse en la Princesa Heredera.

En ese momento, unas grandes manos agarraron su barbilla desde atrás. Cuando ella inclinó su cabeza hacia atrás, miró la cara de Raphael desde abajo. No pudo encontrar ningún defecto en sus rasgos aunque estaba mirándolo al revés. Raphael besó su frente.  Entonces hizo una acusación contundente.

"Te levantaste en cuanto se terminó. Tienes el corazón frío."

Los ojos de Annette se estremecieron al escuchar las palabras de Raphael. Al menos solía expresarse de inmediato cuando no estaba satisfecho con algo. Los nobles acostumbraban a hablar de una forma ambigua impertinente, por lo que a menudo le parecía refrescante su forma directa de hablar. Sin embargo, en este momento no quería seguir escuchando las quejas de Raphael. Ya tenía que aceptar que no confiaba en ella.

"Cenarás con nosotros, ¿No? Entonces debes prepararte. Vístete. Raphael."

Annette le aconsejó gentilmente. Comenzó a cepillarse su cabello enmarañado cabello rubia. Entonces Raphael se puso los pantalones, aunque parecía insatisfecho. Y mientras agarraba su camisa, sonrió de repente.

"Ahora me estás regañando. Al principio temblabas de lo nerviosa que estabas."