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miércoles, 1 de febrero de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 55

Capítulo 55. Altercado (2)


Raphael sabía que había hecho muchas cosas mal hasta ahora. El perfil lateral de la cara de Annette, que miró mientras contemplaba, era absolutamente hermoso. Una frente redonda con una nariz perfilada, pestañas largas y labios rojos. No podía evitar seguir mirándola.

Sintió una sensación de crisis. Si ahora no decía lo que tenía que decir, Annette podría alejarse para siempre. Y seguramente, se olvidaría de un mal tipo como él. Y conocería a otro hombre con el que viviría bien. Después de un breve período de silencio, Raphael finalmente la llamó por su nombre.

"Annette..."

Justo entonces, la cabeza de Annette se apoyó en su pecho. Se veía demasiado indefensa en su regazo. Raphael al final no pudo decir lo que quería. Sus pálidos párpados estaban completamente cerrados, y lentas respiraciones rítmicas escapaban de sus labios.

"...¿Estás durmiendo?"

Por supuesto, Annette no respondió. Parecía haberse quedado dormida mientras Raphael pensaba si era el momento adecuado para disculparse con ella. Bueno, ahora que lo pensaba, Annette normalmente se quedaba dormida en cuanto su cabeza tocaba una superficie blanda. 

"Jajaja."

Una risa vacía se escapó de sus labios. Annette durmió como un bebé sin conocer su angustia. Raphael, que suspiró, abrazó con más fuerza el cuerpo de Annette. Quería proteger el sueño de esta ingenua mujer dormida, que dejaba su cuerpo indefenso ante una bestia terrible.

***

Cuando la luz del sol matutino golpeó sus finos párpados, su sueño fue perturbado. Annette se acurrucó instintivamente  entre un par de cálidos brazos. Un cuerpo, lo bastante grande como para cubrirla, la abrazó con fuerza. Se sintió un poco sofocada al sentir sus pechos apretados contra el cuerpo duro.

"Uh..."

Cuando Annette gimió somnolienta, los brazos se aflojaron un poco. Sí, así está mucho mejor. El antebrazo, que estaba envuelto alrededor de su cuerpo, era un poco pesado como si nunca fuera a dejarla ir. Pero extrañamente no le desagradaba la sensación.

Annette frotó la mejilla contra la piel firme que tenía delante. Los latidos del corazón y el calor que irradiaba el otro cuerpo le resultaron agradables. Sin darse cuenta, se pegó un poco más a la piel. Entonces, un gemido masculino sonó sobre su cabeza.

"Annette.... si te me pegas así... maldita sea."

La piel contra la que frotó sus mejillas se calentó un poco más. Era como un hogar que irradiaba calor cuanto más se cuidaba. El sonido de los latidos también se hizo más fuerte. Annette finalmente levantó sus pesados párpados ante el fuerte ruido.

Lo primero que vio fue un pecho musculoso. Los ojos medio dormidos de Annette se encontraron con unos hombros anchos, un cuello sensual y un hermoso rostro. Era un rostro hermoso y frío, como una escultura, y los ojos azules que había en él la miraban intensamente como si fueran a estallar en llamas. 

"…Raphael?"

Annette tardaba en reaccionar por las mañana. Después de despertar su mente confusa, pudo reconocer a la persona de buen aspecto que yacía delante de ella. Raphael sonrió sensualmente al escuchar su nombre. Sus profundos ojos azules tenían un brillo peligroso que, sin saberlo, hipnotizó a Annette.

"Qué bien que te hayas levantado. Así no tengo que aguantarlo más".

En cuanto terminaron las palabras de Raphael, la visión de Annette dio un vuelco repentino y se encontró mirando al techo. Raphael, que le separó las piernas, se inclinó sobre ella como una bestia hambrienta. Antes de que ella pudiera reaccionar, sus labios cubrieron su núcleo.

"¡Oh, hmm!"

La lengua caliente lamió su sensible cl!toris. En respuesta, la cintura de Annette se estremeció hacia arriba. Sus piernas se agitaron, incapaces de permanecer quietas debido a su implacable ataque. Molesto con esto, Raphael agarró sus muslos para evitar que se movieran. Siguió lamiendo el lugar como si miel fluyera entre las piernas de Annette. Sus labios calientes estimulaban su cl!toris vigorosamente, haciendo que sus ojos brillaran y sus piernas temblaran. 

"¡Eh, Raphael! Es raro... No.... ."

Las lágrimas caían de los ojos de Annette. Él le lamió las piernas con tanta tenacidad que ella temió que se le derritieran. De repente, sus largos dedos gruesos se introdujeron lentamente por la estrecha abertura. Cada vez que los gruesos dedos entraban en el agujero, un tentador pl@cer se extendía por todo su cuerpo. A medida que la velocidad de sus dedos aumentaba, su visión empezó a nublarse y pudo escuchar los sonidos húmedos que provenían de allí abajo. 

"¡Oh, heung.. aak.. heung.. ah, ah!"

Annette llegó al cl!m@x. Raphael, tras levantarse, mordió violentamente su cuello. La bestia la intimidaba pero también exc!taba profundamente sus deseos.

"Acabo de usar mis dedos para pen3trarte. ¿Te ha gustado tanto? Estás empapada."

Su virilidad, que estaba er3cta, se frotó sobre su v@g!na. Fue terriblemente intimidante, como si quisiera metérselo adentro de inmediato. Sin embargo, sus paredes internas, que recordaban el sabor del hombre, se contraían con anticipación. Raphael susurró en ese momento.

"No me digas, ¿estás apretando las entrañas? ¿Tienes tantas ganas de que te la meta?"

Las mejillas de Annette se pusieron rojas de vergüenza. Al verla morderse los labios, Raphael permaneció inmóvil como si estuviera congelado. Justo cuando ella se preguntaba por su extraño comportamiento, repentinamente un gran p3n3 se introdujo en ella.

"¡Oh...!"

Raphael, que agarró la mano de Annette, la puso en su mejilla. La sensación de sus húmedas paredes interiores casi lo volvían loco. Sus paredes interiores apretaban cada vez que sacaba a su virilidad, se sentía realmente bien. Incapaz de contenerse más, continuó embistiéndola con ferocidad.

"Estás tan apretada, Annette. Te estás aferrando a mí tan fuerte."

"¡Ah... ah... Raphael... ah...!"

Raphael la pen3traba mientras nalgue@ba su tr@sero. Estaba tan dentro de ella que casi se sentía asfixiada. Su pene grande rozaba sus estrechas paredes. A pesar de su voluntad, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras su cuerpo se entregó al terrible placer. Annette suplicaba a Raphael porque casi podía sentir que su cerebro se derretía debido al calor. 

"Cálmate un poco, ah..."

"¿Cómo lo hago si me estás apretando de esa manera? ¿Es realmente lo que quieres?"

Raphael volvió a darle la vuelta. Sus grandes manos levantaron sus rodillas y la hicieron posar como si fuera un perro. Raphael empezó a pen3trarla desde atrás en esa postura. La p3netró más profundamente, golpeando todos sus puntos sensibles. Ella gritó ante el dolor placentero que recorrió su cuerpo.

"¡Ah! Esta postura... ¡no! ¡Oh!

La postura de perro en celo aumentaba la vergüenza de Annette. Cada vez que era apuñalada por la gran virilidad desde atrás, Annette se sentía entumecida de pl@cer. Sus piernas acabaron resbalando sobre las sábanas. Raphael, que sólo levantó sus caderas, la embistió cruelmente.

"¿No te gusta? Estás succionándome... Ohh, estás tan apretada."

Raphael empujó su virilidad hasta el fondo, luego la sacó lentamente. Ella pudo sentir claramente como su grueso gl@nde frotaba sus entrañas. Tal como él había dicho, ella sintió cómo su cálido interior succionaba su p3ne. La avergonzada Annette trató de zafarse de su agarre. 

Pero Raphael no era de los que dejaban huir a la presa. Tiró de los brazos de Annette hacia atrás y se sumergió más profundamente en sus calientes entrañas. La obsesión que sintió al agarrar su delgada muñeca fue escalofriante, pero también aumentó su apetito s3xu@l. Su virilidad que se movía en su interior, hurgaba brutalmente en sus puntos sensibles.

"¡Ah, sí, ang! ¡Ah!"

Mientras las chispas calientes de la pasión estallaban en cada centímetro de su cuerpo, ella apretaba las sábanas con desesperación. Aunque le suplicaba que se detuviera, su cuerpo se estremecía de pl@cer. Annette alcanzó el cl!m@x. Los temblores sacudieron su cuerpo mientras se dejaba llevar. 

Raphael siguió empujando cada vez con más fuerza, atravesando sus convulsas paredes. Blancos destellos de pasión la cegaron mientras era estimulada de nuevo durante su apogeo. El pl@cer de ser fuertemente estimulada en los lugares sensibles casi se sentía desgarrador.

Annette seguía llorando mientras la familiar sensación de hormigueo se acumulaba de nuevo en su interior. Al escuchar sus gritos, Raphael se inclinó para lamerle el cuello. Annette se tensó por reflejo, haciendo que Raphael la penetrara aún más fuerte. Fue tan intenso que casi sintió que el grosor y la forma de su p3ne iban a quedarse grabadas en sus paredes internas.

"Te he dicho que no te aprietes, Annette. ¿Quieres más?"

"¡Ah! No... ah......ngh!"

Temía que si lo hacían varias veces, no podría cerrar las piernas. Mientras abrazaba el cuerpo lloroso de Annette, Raphael enterró su furiosa virilidad dentro de ella. El p3ne, enterrado en sus estrechas paredes, derramó fluidos calientes. Esa fue la última sensación que ella sintió antes de perder el conocimiento.