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miércoles, 12 de mayo de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 63

Capítulo 63. ¿Es Un Huevo? ¿Es Una Roca? ¡No! Esto.. 


"Le pido perdón por mi atrevimiento, pero lo hago sólo porque hay algo que deseo que Su Majestad vea por sí mismo."

"¿Verlo por mí mismo?"

"Efectivamente. Es lo que encontramos en la mazmorra". El hombre abrió la gran caja de madera que traía y sacó con cuidado lo que había dentro.

"¿Qué es?"

"Yo tampoco estoy seguro... pero tiene una forma peculiar."

"¿Peculiar, dices? Yo diría que parece un huevo de algún ave, ¿No?"

"¿Qué estás diciendo? Cualquiera puede darse cuenta que es un trozo de roca."

"Un momento, ustedes dos. ¿Están hablando de esa fruta llena de protuberancias?"

Cada uno de los funcionarios presentes observó el objeto levantado por el emisario y terminaron asombrados. El hombre definitivamente estaba sosteniendo un solo objeto, sin embargo, éste parecía diferente para todos los demás.

"¿Qué está pasando?"

Mientras los demás comenzaban a sorprenderse, el hombre dio un paso adelante con una sonrisa. "Su Majestad. Si puedo preguntar, ¿Qué le parece esto?"

"...¿Qué es eso?" Preguntó el Emperador.

"Eso tampoco lo sabemos. Lo único que sabemos es la frase escrita en la losa de piedra que descubrimos junto a este objeto; Despertará al toque del más fuerte de todos". El hombre se acercó un paso más y tendió el objeto ante Estian. "Por eso deseamos ofrecer esto a Su Majestad."

Los ojos del hombre brillaron de expectación mientras decía, "No importa cuánto lo piense, usted es el único que puede despertar este objeto, Su Majestad, así que por favor, acepte esto."

Cecile y los funcionarios que observaban el desarrollo de los acontecimientos pensaron lo siguiente, '¿Quién diablos estaría tan loco como para tomar algo tan sospechoso?'

Pero mientras todos miraban al emisario que sostenía un objeto evidentemente sospechoso, se producía una conmoción en una puerta del palacio interior.

***

"¡Muévanse, apártense todos!"

Los soldados que custodiaban la puerta giraron asombrados la cabeza al escuchar una explosión y poco después la voz de una mujer.

"¿Quién es ella?"

"¿Parece una sirvienta?"

Vieron a una mujer que corría hacia ellos desde el final del largo pasillo en el que se encontraban. Llevando el uniforme de una sirvienta, la mujer se abalanzó salvajemente como un jabalí hambriento que había encontrado una presa. 

Sus ropas hicieron que los soldados la identificaran fácilmente como una forastera. Después de todo, las sirvientas del palacio no llevaban uniformes con tantos adornos hasta el punto de parecer excesivos. En cualquier caso, los guardias chasquearon la lengua y le hicieron una advertencia a la visitante no autorizada. "Deténgase, jovencita. No puede entrar."

El guardia hizo un gesto para que la mujer se detuviera, suponiendo que se trataba de una sirvienta que se había perdido, pero ella no redujo la velocidad a pesar de su advertencia.

Cuando los guardias comenzaron a alarmarse, la sirvienta que se abalanzaba gritó, "¡Santa...!"

"¡......!"

Por un momento, los guardias dudaron de sus propios ojos.

El puño de la sirvienta se impregnó claramente de una luz azul, que emanaba un poder que podían sentirlo literalmente desde lejos. En muy raras ocasiones, los comandantes de cada grupo de caballeros imperiales se enfrentaban sin restricciones, durante las cuales los espectadores podían sentir su poder comprimido hasta el extremo, durante momentos fugaces... Y ahora mismo, la mano de la sirvienta estaba cargada de ese tipo de poder.

"¡Un ata...!"

"¡...Mierda!"

Incluso antes de que los guardias pudieran alertar, el puño de la sirvienta se precipitó hacia ellos. Con un tremendo golpe, el reluciente suelo de mármol del pasillo se hizo añicos en un instante y ellos salieron volando con los escombros. Después de hacer desaparecer a los guardias de un solo golpe, la santa gritó, "¡No vuelvo a escribir un truco como éste! ¡Al diablo con que la técnica de la santa se llame 'Santa Mierda!' Ni siquiera los idiotas harían un chiste como éste."

La santa miró su puño. No era de extrañar que la barrera del reino sagrado se rompiera con su puñetazo. Se había olvidado de que había detallado esto. La santa miró hacia atrás, hacia el camino que había recorrido. Aunque no era claramente visible desde esta parte del pasillo, la puerta al final del mismo estaba realmente destruida...

Había abatido a todos los guardias que se encontraban en el camino. Todos ellos habían caído incluso antes de poder distinguir a la santa. Si alguien sólo se fijara en su capacidad de combate, sería más un caballero comandante.

'Cierto. Yo puse estas configuraciones en la santa porque estaba bloqueada en el desarrollo de la trama en ese momento, pero...'

En primer lugar, la santa era un personaje improvisado para ayudar a los protagonistas a superar su crisis en la última parte de la historia, por lo que acabó escribiendo este personaje sin ninguna consideración de verosimilitud. Además, le otorgó una habilidad estúpidamente poderosa, pensando que nadie pondría objeciones a la configuración de un personaje secundario como éste, una habilidad que respondía al nombre de, ¡Santa Mierda!

"Oh, qué humillante...", se lamentó.

La santa juró no volver a insertar humor de internet tan inútil en sus escritos y comenzó a correr de nuevo por el palacio interior. Tenía que estar para lo que sucedería a partir pronto.