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lunes, 12 de abril de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 59

Capítulo 59. Llega la Delegación de Stoan


Estian se dirigió a la sala de audiencias. Cecile, que había llegado primero y estaba esperando, se levantó para recibirlo. Tras conseguir que las asistentes se marcharan, se acercó a Cecile. "¿Por qué tienes ese aspecto?"

"Me siento nerviosa."

Cuando pensó en ello, Estian recordó que Cecile temblaba de esa manera antes de reunirse con sus funcionarios por primera vez... aunque estaba bien después de entrar en la sala, como si nunca hubiera estado tensa.

"Pero pareces más nerviosa que antes."

"Son emisarios extranjeros. La última vez fueron funcionarios de la nación al menos, así que pensé que se controlarían de alguna manera, pero si algo sale mal esta vez, llevará a un problema internacional..." Cecile dijo.

"¿Qué, te preocupa algo así?"

"¡Tengo sentido común!"

Una risa salió de los labios de Estian. ¿Por qué ella se sentía nerviosa por algo como eso, pero no sentía nada de eso hacia él? 

Kane llevaba tanto tiempo al lado de Estian que se había acostumbrado a su presencia, mientras que Irene no sentía ningún temor debido a la sangre que compartían y por eso ella podía hablar todo lo que quisiera. Cecile, sin embargo, no entraba en ninguno de los dos casos, por lo que le resultaba curioso que actuara con tanta normalidad hacia él.

Estian levantó a Cecile por la cintura antes de sentarse en una silla y colocarla en su regazo. Estaban tan cerca que el calor de sus cuerpos podía sentirse a través de la gruesa ropa que llevaban. Pero cuando Estian la acercó aún más hacia él, sintiéndose satisfecho, Cecile estalló alarmada. "¡El vestido se va a arrugar!"

"¿No deberías sentirte sorprendida y confundida, en momentos como éste?"

"Porque ya me he acostumbrado a que Su Majestad haga esto... así que en realidad no."

Resultaba comprensible, puesto que Cecile sabía mejor que nadie lo mucho que Estian se había aferrado a ella en el Palacio de la Emperatriz durante la semana siguiente a su boda.

"Entonces, ¿Hago algo a lo que estés menos acostumbrada?"

"¿Qué vas a hacer?" Preguntó ella con cautela.

Las manos de él subieron sin dudarlo por su cuerpo y, sobresaltada, las apartó de un manotazo con una fuerza considerable. "¡No puedes! Si quieres hacerlo, ten paciencia hasta la noche."

"......"

Por su vida, Estian no podía entender por qué ella se veía aún más guapa en momentos como este. Si otra persona le hubiera abofeteado las manos de esa manera, ya habría perdido la muñeca. En primer lugar, ni siquiera les habría puesto las manos encima. Cuanto más pensaba en ello, más extraño se sentía, pero a pesar de todo se sentía complacido. "¿Qué pensabas que iba a hacer?"

"¡Bueno, por supuesto...!" Cecile se detuvo y su cara se puso roja en un instante. No se atrevía a continuar, no a plena luz del día. Estian aprovechó su vacilación para volver a tocar sus caderas con las manos. Se alegró de que esta vez ella no las apartara de un manotazo.

"¿Y por qué tengo que ser paciente?"

A Cecile le pareció ridícula su pregunta, pero aun así le respondió. "Porque la audiencia con la delegación comenzará pronto."

"¿Y? ¿Y qué? Ni siquiera es un problema posponer la audiencia una o dos horas. Podría aplazarla hasta mañana o el mes que viene si lo quisiera."

"Tienes razón, pero..."

"¿Debo hacer eso? La verdad es que no quiero verlos. También podría decir que el Emperador quiere pasar más tiempo con la Emperatriz y enviarlos de regreso."

"Pero entonces seré odiada de nuevo", se quejó ella.

"¿Y qué? ¿No es eso lo que habíamos planeado? Es incluso mejor si puedes ganar algo de notoriedad sin tener que hacer nada molesto."

Efectivamente, era como Estian decía. Cuando Cecile lanzó la Esmeralda de Aled frente a los funcionarios, sintió que también lanzaba su corazón.

Era una oportunidad de ganar fácilmente algo de infamia sin hacer nada de eso, pero... ¿Por qué lo sentía tan injusto? Cecile miró el papel que aún tenía en la mano. Supuso que estaba disgustada por todo el trabajo que había realizado para memorizar su contenido.

'No sólo yo. Tania también'. También recordó cómo Tania leía una y otra vez un papel hasta el punto de ponerse pálida. Tania también se había esforzado mucho, por lo que no podía desechar todos sus esfuerzos en un instante.

"¡Su Majestad!"

Fue entonces cuando la puerta de la sala de audiencias se abrió bruscamente sin ni siquiera tocar primero. Sobresaltada por la llegada de alguien más, Cecile empujó el pecho de Estian con toda la fuerza que pudo, pero no se cayó de sus piernas porque la sostuvo firmemente con sus brazos.

"Me has sorprendido. ¿En qué estabas pensando?"

"Perdóneme, Su Majestad. El asunto es urgente". Kane se apresuró a hacer una reverencia en señal de disculpa ante las palabras de reproche de Estian, entonces éste se volteó hacia él.

"Ah, Kane. No estaba hablando contigo, así que no te preocupes. ¿Estás bien, Cecile? No deberías haberme empujado". dijo Estian, que apenas había podido contener a Cecile. Luego dirigió su atención a Kane. "No te perdonaré si el asunto no tiene importancia."

"Siento mucho haber interrumpido tu buen momento, sin embargo..."

Normalmente, Kane habría algo como 'te lo contaré más tarde' y se habría marchado, pero esta vez ni siquiera dudo. Además, miraba a Cecile, no a Estian. 

Al darse cuenta de que lo que Kane tenía que decir era mucho más importante de lo que pensaba y de que Cecile estaba preocupada, Estian la soltó con cara de descontento.

"Entonces, ¿Qué has venido a decir?"