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viernes, 12 de marzo de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 46

Capítulo 46. Tania y la Bolsa Secreta


Incapaz de ocultar su exasperación, Estian habló con una voz que hostil, pero Irene parecía completamente indiferente a ello mientras sonreía alegremente. "Oh, ese es el Emperador que conozco. Siempre tuviste esa mirada cuando eras joven."

Las demás personas que se encontraban alrededor sudaban ante el aire peligroso de Estian. Viendo que Irene permanecía despreocupada frente a Estian, murmuraron entre ellos, '¿Será porque son amigos después de todo?', y otras cosas relacionadas. Sin embargo, no era porque fueran amigos. Su paciencia se basaba simplemente en el hecho de que él compartía la sangre de Irene e Irene también la suya... aunque ella no lo supiera. Estian apenas consiguió frenar su hirviente frustración mientras habló. "Irene. Di todo lo que quieres decir, así como por qué has venido, aquí y ahora."

No quería expresar su irritación por segunda vez, así que pensaba escuchar su explicación y decirle a Kane que tratara el asunto por su cuenta. Su grado de tolerancia hacia Irene no se debía al cariño, sino únicamente al Conde Levnen, que se había esforzado por devolverle su humanidad en el pasado.

Cuando Estian terminó de hablar, Irene sonrió al responder, sabiendo que la escucharía. "Quiero reunirme con Su Majestad la Emperatriz."

Y a eso, Estian respondió también con una sonrisa. "Sácala."

***

Tania observó su entorno. Resultaba fácil perderse en el amplio palacio de la Emperatriz, pero ella fijaba en su memoria el camino que estaba recorriendo. Después de todo, era el camino hacia la habitación de la Emperatriz. 

Cuando llegó, la asistente que estaba fuera la reconoció y anunció su llegada. Tania se aferró con fuerza al objeto que llevaba en los brazos y esperó a que la llamaran desde el interior. Poco después, escuchó el sonido de una puerta que abriéndose.

"¡Tania!"

"¡Su Majestad!" Esperaba que una asistente abriera la puerta, pero en su lugar salió la Emperatriz.

"No sabes cuánto te he esperado desde la mañana. Entra. Oh, el resto de ustedes puede regresar ahora. Quiero un tiempo para nosotras solas."

"Pero Su Majestad..."

"¿No lo dejé claro el otro día? No perturben mi tiempo con Tania."

Las asistentes se vieron obligadas a retirarse al escuchar el tono de voz de la Emperatriz, más duro que nunca. Cuando las asistentes estaban a punto de marcharse, una de ellas vio la gran bolsa que llevaba Tania en los brazos. "Dama Tania, todo lo que se lleve a la habitación de Su Majestad debe inspeccionarse."

Pero en ese momento, mientras la asistente extendía la mano para agarrar la bolsa, una voz aguda irrumpió.

"¡No!"

"¿Su Majestad?"

"Es algo que le pedí especialmente que trajera. Todas ustedes, retírense rápidamente."

"Sin embargo..."

"¡Rápido, he dicho!"

Viendo que la Emperatriz gritaba con la cara enrojecida, todos las asistentes se apresuraron a marcharse. Sin embargo, mientras las asistentes se marchaban, sus ojos se detuvieron brevemente en la bolsa de Tania. Parecía contener algo bastante grande y pesado. Tania lo abrazaba con fuerza como si fuera lo más preciado del mundo.

'¿Qué contiene?', se preguntaban.

Se decía que esta dama de compañía del campo había llamado la atención de la Emperatriz gracias a que llevaba una gran joya durante la elección. Siendo ese el caso, ¿Podría ser que la bolsa contuviera...?

'Pobrecita. ¿Le ordenó Su Majestad que trajera el resto de sus joyas?'

Al llegar a ese punto de pensamiento, todo cobró sentido para los asistentes. ¿Cómo pudo una chica sencilla de los campos conseguir convertirse en dama de compañía? La respuesta estaba en el soborno. Esa bolsa seguramente contenía todas las joyas que tenía esa joven.

'¡Qué villana, qué villana!'

Y así siguieron amontonándose los malentendidos.