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jueves, 6 de octubre de 2022

octubre 06, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 30

Capítulo 30. Larga Noche


Los ojos brillantes de Raphael se estrecharon al acercarse a ella. A Annette se le secó la boca al ver el hambre en esos ojos, como si fuera un herbívoro ante un peligroso depredador, a punto de ser devorado vivo. Ella se lamió los labios nerviosa.

"Dime, Annette", dijo él, pasándole el pulgar lentamente por el labio inferior. "Si te digo que lo que quiero, ¿qué harás? Sabiendo lo que es, ¿estarás dispuesta?"

Su voz era profunda, enroscándose alrededor de ella como una serpiente, haciéndole cosquillas en los oídos. Presintiendo el peligro, ella trató de zafarse de su agarre, pero Raphael le quitó el vestido de los hombros y sus s3n0s blancos se escaparon por encima del escote. Bajó la cabeza para lamerlos.

"Ah, Raphael......."

Su intención era clara al frotar sus suaves s3n0s. Con avidez, chupó sus puntas rosadas, excitánd0la al lamer sus p3z0nes con la lengua. Cuando aplastó las sensibles puntas bajo la punta de su lengua, un pl@cer doloroso la recorrió. Era demasiado brusco, la estimulación era excesiva. Sin embargo, extrañamente, a ella le habría gustado que le doliera un poco más.

"No te retuerzas así, Annette. Te vas a hacer daño en la mano."

Una de sus manos, que agarró su mano derecha vendada, la inmovilizó contra la pared. La otra mano le subió la falda y se metió en las br@gas. Cuando sus dedos tocaron la abertura oculta entre sus pétalos, levantó la cabeza con una sonrisa malvada en su boca.

"Estás mojada", le susurró al oído. "¿Estás así de mojada sólo porque te chupo los p3z0nes?"

"Oh, no. No es así..." Intentó protestar, con la cara teñida de vergüenza, pero entonces los labios de él besaron los suyos, interrumpiéndola. Su lengua se introdujo en su boca, arañando su sensible paladar, forzando un suave grito de ella. Ella se sintió mareada. Sus rodillas se debilitaron.

La mano entre sus piernas tocó su núcl3o, y un grueso dedo se deslizó fácilmente dentro de ella, ayudado por su humedad. Luego dos dedos, luego tres, se introdujeron en su húmeda abertura, acariciando sus p@redes int3rnas. Cada vez que esos gruesos dedos se hundían en su interior, enviaban oleadas de sensaciones que palpitaban por todo su cuerpo.

Annette estaba embelesada. Un intenso pl@c3r recorrió su cuerpo de arriba abajo, y pudo escuchar los obsc3nos sonidos de sus caricias mientras cálidas lágrimas brotaban de sus rosados ojos.

"Annette, haaa..." Raphael le lamió las lágrimas, luego la cargó para llevarla directamente a la cama. Ella pensó que la acostaría, pero no lo hizo. Sentándola en su regazo, se quitó la toalla revelando su er3cción.

"Levanta el tr@ser0, Annette". Le mordió ligeramente las orejas, con una voz cargada de deseo. Annette vaciló. Pero antes de que pudiera hacer algo, las grandes manos de él la agarraron por la cintura para levantarla. Introdujo su p3n3 en su abertura, dejando que se hundiera lentamente. La estrecha entrada de ella se estiró a su alrededor mientras su grueso gl@nde.

"Es demasiado pequeño, maldita sea", refunfuñó él, empujando con avidez su gran p3n3 dentro de ella. Su posición sentada lo hizo sentir más profundo que de costumbre. Ella se sintió llena de él. Se tocó el vientre con la mano.

La visión le hizo cerrar los ojos y apretar los dientes, como si estuviera luchando por contenerse. Su virilidad se hinchó, tanto que Annette sintió que iba a reventar.

"Me estás volviendo loco", dijo Raphael, y una serie de palabrotas escaparon de su boca maligna mientras empezaba a pen3trarla salvajemente. Su grueso p3n3 se sintió aterrador al llegar hasta la raíz, su deseo se clavó profundamente en ella, llenando con fuerza su estrecho canal. La visión de Annette vaciló cuando un pl@cer familiar surgió de su interior.

"¡Ah... sí... ummmmmm...!"

Cada vez que empujaba su grueso p3n3 dentro de ella, su carne húmeda recibía empujones, provocando dulces escalofríos en su cuerpo. Su duro gl@nd3 se introdujo profundamente dentro de ella, provocando que chispas blancas brillaran en sus ojos. El pl@cer era tan abrumador que Annette no podía ni siquiera emitir un sonido. Las lágrimas seguían resbalando por sus mejillas.

"Annette, mira esto", le susurró Raphael al oído, levantando las comisuras de su boca en una sonrisa diabólica. "Mira cómo me succionas con tanta hambre."

Bajo su mirada lujuriosa, ella negó con la cabeza, escapándosele un pequeño gemido.

"Mentirosa", susurró él con maldad, luego la agarró por el tr@sero y la penetró más rápido.

Cada vez que su cuerpo se sacudía de arriba hacia abajo, la base de su grueso p3n3 le acariciaba el cl!t0ris. Las piernas le temblaban. Sus entrañas se apretaron con avidez, aferrándose a él, sin permitirle salir de ella mientras él empujaba violentamente, haciéndola g3mir entrecortadamente.

"¡Ahhh...uhh, uhhh, nngh...ahhhh!"

Su cabeza cayó hacia atrás mientras ella se venía, un terrible org@smo sacudió su cuerpo, con electricidad que se extendía desde sus piernas hasta la parte superior de su cabeza. Incluso mientras alcanzaba el cl!m@x, su p3n3 hinchado seguía introduciéndose en ella, presionando su interior. Su tierna carne interior se vio sacudida por el dolor y el pl@cer mientras él la p3n3traba con fuerza. Le gustaba tanto que se sentía como si flotara, como si fuera a caer. Más lágrimas corrieron por sus mejillas mientras resistía impotente, asustada por estas sensaciones, y lo único de lo que podía depender era del hombre que tenía delante.

"¡Raphael, Raphael...!"

Desesperadamente, trató de rodear su cuello con los brazos. Sintiendo su angustia, Raphael inclinó la cabeza para ayudarla a que lo alcanzara. Se sintió tan bien viendo sus delgados brazos alrededor de él.

Annette se sacudió de arriba hacia abajo, jadeando para respirar. El movimiento de su p3n3 dentro de ella, empujando sin piedad, la llenaba de un terrible pl@c3r. Se sentía tan bien que pensó que iba a perder la cabeza.

Cara a cara, Raphael agarró su tr@s3ro, separando para hacer que sus labios v@g!nales se separaran, profundizando la sensibilidad de sus paredes internas. ]Su polla se hundió aún más con fuerza.

"Estás apretada por dentro otra vez, Annette. ¿Te gusta tanto?"

"No... sí... ¡ahh! Ah, ummmmm...!"

Sus piernas temblaban, tensadas por el pl@cer asfixiante. Su segundo org@smo fue tan intenso que se le curvaron los dedos de los pies. Estaba tan caliente por dentro que él casi se fundía en ella. Pero Raphael la giró cuando ella terminó de venirse. Le gustaba estar de cara a ella, pero ver sus bonitos ojos llenos de lágrimas le hacía sentir una punzada en el corazón.

De espaldas a él, Raphael la volvió a p3netrar con fuerza. Las caderas de ella se levantaron, tratando de escapar de la abrumadora estimulación, pero él la agarró por la cintura.

"¡Huh, ah, uh...uh, uh!" Ella gritó ante el pl@cer impulsivo, gritos lastimeros que sacudieron su cuerpo. La cabeza de Raphael se inclinó, lamiendo su cuello y hombros, como un lobo que tranquiliza a su compañera. Toda su piel sensible se estremeció. Las caricias de su p3n3 en todas sus zonas de pl@cer la marearon.

Los dedos de Raphael frotaron su hinchado cl!t0ris rojo, oculto en su vello púbico, mojado con sus fluidos y su s3m3n. Por reflejo, ella se apretó su interior. Cada vez que sus dedos rodeaban su cl!tris, ella gritaba con fuerza. Sentía como si se estuviera derritiendo por dentro debido a la estimulación.

"Oh, maldición, maldición, está caliente... me estás volviendo loco, Annette."

miércoles, 5 de octubre de 2022

octubre 05, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 29

Capítulo 29. Gracias

Inesperadamente, no dijo nada. Tras asegurarse de que ella estaba despierta, se marchó al instante. Dejó el anillo en un estante al azar al salir, como si no significara nada para él. A juzgar por su indiferencia, no tenía ni idea de lo que era..

¿Dónde lo ha encontrado?

El corazón de Annette latía con fuerza. Probablemente lo había encontrado por accidente y luego se había puesto a jugar con él por aburrimiento, pero ese pequeño acto casi le había parado el corazón.

Ahora que él se había ido, se levantó con las piernas temblorosas para recuperar el anillo, y se fijó por primera vez en el vendaje de su mano. Al mirarlo detenidamente, recordó el dolor en su mano la otra noche.

Oh, no. Supongo que me la he roto de verdad.

Annette suspiró, recordando que había presumido ante Railin de poder bordar, traducir o ser escritora fantasma. Con la mano así herida, se sintió desanimada. Si la lesión persistía, le resultaría difícil hacer cualquier trabajo.

Pero tardaría al menos unos meses en prepararse para su partida. Annette recogió el anillo con la otra mano, esperando que sus dedos se curaran antes, luego lo escondió en lo más profundo de su joyero.

Llamaron a la puerta. La asustada Annette escondió rápidamente el joyero, asustada.

"¿Quién es?" Preguntó.

"Señora, es Ellie, he escuchado que estaba despierta. ¿Necesita... ayuda?"

Era la voz cautelosa de una sirvienta. Annette no estaba segura de cuánto tiempo había estado inconsciente, pero le parecía más de un día.

Las sirvientas de Carnesis la examinaron rápidamente, luego fue a prepararle un baño, recomendándole que comiera algo sencillo para que el agua caliente no la mareara. Mientras esperaba a que se calentara el baño, Annette consumió una sopa ligera acompañada de un zumo de frutas.

"¿Cuánto tiempo he estado enferma?"

"Dos días y medio, dama."

"Oh, no."

Había estado inconsciente mucho más tiempo del que esperaba. Su cuerpo, que había pasado tanto tiempo postrado en la cama en su última vida, ya le había fallado en ésta. Fue algo deprimente. ¿Y si volvía a ocurrir lo mismo?

Annette se esforzó en calmarse, removiendo en silencio su sopa con la cuchara. Pero las sirvientas se lo tomaron de otra manera, intercambiando miradas significativas. Al notar el desconcierto de Annette, la sirvienta bajó la voz para susurrar.

"Cuando la dama estuvo enferma, el señor se quedó a tu lado todo el tiempo para cuidarte. No se movió de tu lado en dos días. Tienes mucha suerte de tener un esposo así."

La cuchara de Annette se quedó congelada. Las sirvientas se taparon la boca y rieron con gusto ante su expresión incrédula. Mirar la buena relación entre los dos recién casados hizo que las jóvenes sirvientas se emocionaran.

Annette sólo estaba mareada, perdida en sus recuerdos. Ciertamente cuando finalmente se despertó, la primera persona que vio fue Raphael, pero se había encogido de hombros como si fuera una coincidencia. Pensó que pasaba por su habitación para ver cómo estaba, no esperaba que se sentara con ella durante dos días y medio.

¿Por qué lo haría?

Annette siempre había pensado que la había cuidado en su última vida porque le tenía cierto afecto. Por mucho que la odiara, se habían mezclado sus cuerpos durante cinco años, así que era natural que tuviera algún sentimiento por ella. Tenía una personalidad áspera, pero no era un mal hombre. Había sido un esposo leal hasta el final. Traducción ReinoWuxia

Pero fue lo mismo incluso ahora, cuando no había habido tiempo para construir esa relación. La odiaba. Se lo había dicho hace sólo unos días. No había habido mucha intimidad, ni afecto en absoluto, pero aun así, se había ocupado de ella.

Sólo podía significar una cosa.

Supongo que Raphael simplemente... se compadeció de mí.

Annette se hundió en la bañera, suspirando por dentro. Las sirvientas la ayudaron a bañarse, teniendo cuidado de que su mano vendada no tocara el agua. Era cierto que su mano rota y la fiebre resultante habían sido causadas por Raphael, pero ella no podía culparlo por ello; no había sido intencional, él no sabía nada al respecto.

¿Qué podía hacer? Sólo podía fingir que estaba agradecida por sus cuidados. Cuando pensó en encontrarse con esos ojos azules brillantes, su corazón se hundió. Annette se sumergió en el agua tibia aromática hasta que se le pusieron los dedos blancos. Le costó salir del agua.

***

Toc toc.

"Raphael, ¿estás ahí?" Preguntó Annette con cuidado. "Si no te importa, me gustaría hablar contigo."

Tenía la costumbre de retorcer sus manos cuando estaba nerviosa, pero su vendaje la detuvo. Mirando al suelo, ella esperó su respuesta. Al cabo de un rato, escuchó una voz muy grave a través de la puerta.

"Pasa."

Annette respiró profundamente antes de abrir la puerta, preparando su corazón para ser herido de nuevo. Ella entró aparentemente serena.

No fue difícil encontrarlo, incluso en la gran habitación. Parecía que acababa de salir del baño, porque sólo llevaba una toalla enrollada en la parte inferior del cuerpo. Se desplomó en el sofá como una gran pantera negra.

Sus ojos bajo las gruesas pestañas negras eran fieros, el azul profundo la escudriñaba minuciosamente.

"Ahora tienes mejor aspecto. Supongo que vivirás, ¿no?"

Habló con sarcasmo. Pero sabiendo que él la había cuidado, Annette no se molestó. Cautelosamente, se acercó mientras él se estiraba en el sofá.

"Supe que me cuidaste mientras estaba enferma. Gracias, Raphael."

Conociéndolo bien, ella sabía que no debía agradecerle directamente lo que había hecho. A Raphael no le gustaba que lo descubrieran siendo amable. Aunque siempre tergiversaba sus palabras, Annette estaba mejorando en la comunicación con él. Con el rostro apacible, Annette expresó por fin toda la gratitud que no había podido transmitir en su última vida.

"Muchas gracias."

Raphael no dijo nada. Sus ojos se posaron en el vendaje que envolvía su mano. Aparte de esa cosa irritante, tenía mucho mejor aspecto. Después de una comida y un baño, su rostro pálido parecía mucho más animado. Sintió un capricho perverso, después de todo su sufrimiento mientras la cuidaba. Había pasado gran parte del tiempo sintiéndose como un idiota, mientras ella dormía plácidamente para luego levantarse brillante. Raphael levantó la cabeza.

"¿Estás realmente agradecido?" Preguntó lánguidamente.

"¿Qué? Claro que lo estoy..."

Annette ladeó la cabeza confundida. Él la miraba como si estuviera pensando en engullirla.

"Te he atendido bien", dijo él, con la voz baja. "¿Crees que es suficiente con dar las gracias?"

Annette se quedó en silencio, tratando de adivinar qué podría querer.

"Yo... podría agradecértelo con un regalo", dijo con cautela. "Si quieres."

"¿Un regalo? ¿Qué me regalarías? Ya tengo un montón de tesoros escondidos."

Había adquirido un importante botín en la guerra. La riqueza no le interesaba. Mostró sus dientes blancos mientras reía de forma depredadora. Su rostro sugería que quería otro tipo de regalo.

"Entonces, en agradecimiento a tu amabilidad, te daré lo que quieras", dijo nerviosa, con los dedos retorciéndose. "Si está dentro de mis posibilidades."

Ya se sentía en deuda con él por lo de su padre, y culpable por sus planes de dejarlo, aunque él no tenía ni idea de lo que pretendía hacer. Cualquier cosa que le pidiera, ella trataría de concederla, como regalo de despedida antes de dejarlo.

En el momento en que ella dijo esas palabras, él se levantó lentamente, acercándose a ella. Los músculo de su torso, proyectaban tal poder que era casi asfixiante. Automáticamente, ella retrocedió.

"¿Ra, Raphael?"

Su espalda chocó contra la pared. Ella lo miró, con los ojos temblorosos. Lentamente, él la arrinconó, poniendo sus manos a cada lado de ella para atraparla. Raphael inclinó la cabeza para que sus rostros estuvieran al mismo nivel.

"¿Me concederás un favor?" Preguntó sedosamente. "¿Qué crees que quiero?"

martes, 4 de octubre de 2022

octubre 04, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 431

 La Emperatriz Divorciada - Capítulo 431.  ¿Se Ha Vuelto Loco? (2)



¿Por qué está completamente hipnotizado?

No entendía su expresión petrificada. Lo miré con el ceño fruncido, pero la expresión de Sovieshu no cambió. Era como si la única manera de sacarlo de su aturdimiento fuera aplaudir frente a su cara.

"Su Majestad Sovieshu."

No podía soportarlo, así que lo llamé con voz firme. Sovieshu finalmente levantó las cejas y dijo, "Ah", como si se hubiera dado cuenta de algo.

¿De qué podría haberse dado cuenta?

"Ya veo."

¿Qué? En cuanto me lo pregunté, las comisuras de sus ojos se curvaron.

"Has crecido. Realmente te has convertido en una mujer maravillosa."

"¿Su Majestad?"

¿Me está hablando a mí? Si bien su mirada estaba puesta en mí, ¿cómo podría hablarme de esa manera?

"Incluso tu mirada se ha vuelto más determinada. Tus hermosos ojos irradian confianza. Te ves maravillosa."

... ¿Se ha vuelto loco?


Claramente me estaba hablando a mí.

No había pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos como para que utilizara la expresión 'has crecido'.

¿Es una broma? No, no parece que esté bromeando.

Heinley, que estaba frente a Sovieshu, lo miraba con la boca abierta como si no entendiera lo que estaba pasando.

Todos miraban a Sovieshu con expresiones similares en sus rostros, así que la pregunta sería si había alguien en este salón que no estuviera mirando a Sovieshu de esa manera.

Poco después, Heinley me examinó de reojo.

Cuando Sovieshu me dijo seriamente, 'Has crecido', me pareció una 'tontería', pero lentamente la duda surgió en mí, '¿Realmente he crecido?'

En cualquier caso, no debo dejar que influya en mí desde el principio.

"Sentémonos."

En cuanto hablé con voz fría, Sovieshu se sentó y me sonrió.

La última vez que nos vimos lo estaba pasando muy mal. ¿Alcanzó la iluminación durante ese tiempo? ¿Cómo que la vida es vacía, o cómo que sólo se vive una vez, por lo que se debe vivir con optimismo?

De cualquier manera, me senté al lado de Heinley y cuidé mi expresión.

La expresión de Sovieshu se torció por un momento cuando me senté al lado de Heinley, pero no perdió la sonrisa.

"Retomemos la reunión."

McKenna, que había estado observando en silencio, exclamó. La reunión se reanudó finalmente en una atmósfera incómoda esta vez.

¿En qué punto se encuentra la discusión? El préstamo de los magos había sido acordado de antemano, por lo que no debería haber problemas en ese sentido.

"Como se acordó de antemano, el Imperio Oriental sin duda les prestará los magos. Pero eso es sólo desde la posición del Imperio Oriental. Los magos merecen recibir una remuneración por su labor, naturalmente es el prestatario quien debe asumir el pago. Si no quieres hacerlo, sería muy mezquino por tu parte."

Por lo visto, sí había un problema con el préstamo de los magos. Parecía que Sovieshu le había dicho a Heinley que le prestaría los magos, pero que tenía que pagarles.

"¿No crees que el monto de la remuneración es demasiado alto?"

Esto debía tenerse en cuenta.

"¿El Reino Occidental... oh, lo siento. Todavía no me acostumbro.  ¿El Imperio Oriental, que presume de su riqueza, no tiene la capacidad de pagarlo?"

"Por supuesto que sí. Pero no pensé que el Imperio Oriental estuviera escaso de dinero. Oh, lo había olvidado. No tienen dinero para pagar a sus hombres porque la anterior emperatriz dejó una enorme deuda, e hizo muchas cosas que costarán más dinero en el futuro."

"Es estupendo que conozca bien nuestra situación. Entonces puedo subir el precio un poco más, ya que entiende al detalle la situación en la que nos encontramos."

"..."

Es extraño. Sovieshu actúa de forma diferente.

¿No es su razonamiento actual un poco... sarcástico?

Cuando escucho lo que dice, me parece irracional y pienso, 'no es así', pero cada vez que intento refutarlo, no encuentro las palabras para hacerlo, lo que lo hace más irritante.

Este no era el estilo habitual de Sovieshu.

Sovieshu era el tipo de persona que hablaba lo menos posible en las reuniones y hacía oídos sordos a las provocaciones de los demás.

Sólo en sus días de príncipe heredero solía hablar sarcásticamente para molestar a la otra parte.

Mientras analizaba con los ojos entrecerrados qué ocurría hoy con Sovieshu, éste desvió su mirada hacia mí.

En ese momento, nuestros ojos se encontraron antes de que tuviera tiempo de apartar la mirada. 

Con sus ojos puestos en mí, Sovieshu cambió sus palabras sin pestañear.

"... Pero entre nuestros dos países no hay necesidad de ser inflexibles con los cálculos."

Era evidente que había cambiado de opinión por mí. Tal vez debido al mismo pensamiento, las miradas de los presentes en el salón se posaron naturalmente sobre mí.

***

Tan pronto como terminó la reunión, rodeé deliberadamente con mis brazos la cintura de Heinley y le pregunté con voz dulce.

"Hace un rato te sentías mal del estómago. ¿Ya estás mejor?"

"¿Qué? Ah, sí. Me sentía mal del estómago."

Heinley comprendió rápidamente mis intenciones, frunció un poco el ceño e inclinó su cabeza sobre mi hombro.

"Pero en los brazos de Reina, me sentiré mejor pronto."

Me parecía un poco infantil actuar como dos tortolitos delante de otras personas. Sólo lo hacía porque estaba Sovieshu.

Me tragué la vergüenza y traté de hablar con más cariño que de costumbre mientras acariciaba los hombros de Heinley.

"Si volvemos a nuestro dormitorio, te acariciaré el estómago para que te mejores rápido."

"Podemos ir ahora. De todos modos, no tengo nada más que hacer."

"Está bien. También podemos aprovechar para hablar de la pintura."

"Ahora que lo pienso, hay un asunto que debo atender con urgencia..."

¿Por qué dejó de seguirme la corriente? Cuando clavé mis uñas en su brazo sin mucha fuerza, Heinley rectificó con poca confianza, "En realidad, puede esperar..."

Le agarré la mano rápidamente y caminé en dirección a nuestro dormitorio.

Sé que como emperatriz, este no es el comportamiento que debía tener frente a mis subordinados, pero sí frente a mi ex-esposo. Especialmente para marcar distancia.

En el momento en que estaba a punto de subir las escaleras tomada de la mano de Heinley, una voz suave me detuvo desde atrás.

"Emperatriz Navier."

Era la voz de Sovieshu.

Cuando me di la vuelta, noté que se había acercado. Parecía más hipnotizado que antes, su comportamiento todavía era inusual.

"Su Majestad Sovieshu."

Una vez que asentí con calma para indicar que lo había oído, Sovieshu propuso casualmente.

"Hay un mensaje que necesito transmitir a la Emperatriz del Imperio Occidental, ¿podría darme unos minutos de su tiempo?"

lunes, 3 de octubre de 2022

octubre 03, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 28

Capítulo 28. ¿Por qué hago esto?


Recostado en una silla junto a la cama, Raphael se acarició la barbilla con inquietud. El médico casi había sido arrastrado a la mansión por sus empleados, por lo que estaba temblando mientras examinaba a Annette. Era el mismo hombre que ella había convocado antes, para probar su... inocencia.

Ante Raphael, el joven treintañero estaba tan nervioso como una rata ante una serpiente. Bajo su mirada feroz, el nervioso médico se echó atrás para expresar su opinión.

"La fiebre es por la inflamación de la fractura. La fractura ha sido inmovilizada, así que si la dama toma el antiinflamatorio que le he recetado y descansa, mejorará rápidamente."

El médico garabateó una receta, mirando a Raphael como si tuviera algo más en mente. Raphael le devolvió la mirada con fiereza.

"¿Qué estás mirando?" gruñó.

Esperaba que el hombre dijera algo como, ¿está seguro de que no ha golpeado a su esposa? Por supuesto, eso era sólo la imaginación culpable de Raphael, pero se sintió muy desagradable de todos modos. Porque existía la posibilidad...

Todo lo que Annette sostenía en esa pequeña mano eran libros. Seguramente ninguno de ellos era lo suficientemente peligroso como para romperle los dedos. Y considerando el hecho de que ella había estado bien ayer por la tarde, el culpable era probablemente él.

Los ojos de Raphael se volvieron sombríos.

En realidad, a pesar de las sospechas de Raphael, el médico no dudaba de él en absoluto. Aunque se sentía intimidado por Raphael, aún así le tendió algo con manos temblorosas. Era una carta de presentación.

"Hay una médico muy capaz cerca. Parece que la dama tiene una constitución débil, así que ¿no sería mejor para ella ser atendida por otra mujer? Si no te importa, organizaré la reunión."

A pesar de su miedo, recomendó encarecidamente a su colega, luego salió rápidamente de la mansión como si estuviera huyendo. Mirando su espalda, que se desvanecía rápidamente, parecía poco probable que volviera a poner los pies en ella. Su recomendación había sido probablemente un intento para ofrecer un chivo expiatorio para que sufriera en su lugar.

Frunciendo el ceño, Raphael estaba renuente a aceptar la carta de presentación. Como había dicho el hombre, Annette era muy pequeña y delicada. No era mala idea contratar a una mujer como médico jefe de la familia Carnesis. La mayoría de las familias nobles tenían sus propios médicos, pero Carnesis fue un título recién adquirido que se otorgó únicamente por las habilidades de Raphael, así que él fue el primer Marqués Carnesis en Deltium. Esta mansión había sido construida hacía pocos años, por lo que aún olía como una casa nueva. No había tenido tiempo de contratar un médico para ella.

Chasqueando la lengua, él puso la carta a un lado. Cuando Annette se despertara, le preguntaría qué pensaba. No se dio cuenta, pero era la primera vez que quería la opinión de ella.

***

Annette estaba confundida.

Al principio, era por por su mano rota, pero el choque de la muerte, la regresión, el matrimonio y Raphael, habían acumulado una montaña de fatiga en ella. Tras el esfuerzo de planear su salida del país, todo había explotado. Ya delicada por naturaleza, Annette se puso enferma.

Raphael se sentó en una estrecha silla junto a su cama, frunciendo el ceño. Habían pasado dos días desde que comenzó la fiebre. Todos los muebles de su habitación eran pequeños, para su comodidad, pero un hombre grande como Raphael tenía que replegarse para sentarse en ellos. Incómodo en muchos sentidos, Raphael  la miró con ironía.

Su mano derecha, fuera de la manta, estaba densamente vendada. No le gustó, así que la metió bajo la manta para no verla. Automáticamente, alargó la mano para tomarle la temperatura.

"Ese maldito charlatán", murmuró con ferocidad. "Dijo que mejoraría pronto."

La fiebre no bajaba fácilmente aunque ella tomaba la medicina prescrita. Raphael nunca había cuidado a nadie antes, pero le resultaba extrañamente familiar cuidar a Annette. Con cuidado, la despertaba, le daba su medicina y luego le limpiaba la cara con una toalla húmeda. Lo hizo todo con destreza, como si tuviera mucha práctica.

Las manos que antes sólo habían sostenido armas eran sorprendentemente hábiles para atender a alguien. Annette finalmente se estabilizó bastante. Pero había un problema...

¿Por qué estoy haciendo esto?

Era una pregunta que se había repetido innumerables veces. Si hubiera querido, podría haber hecho rotar a una nueva sirvienta cada hora, para asegurarse de que Annette recibía los cuidados más minuciosos posibles.

¿Por qué no puedo dejarla? ¿Por qué la cuido?

Con esta pregunta en mente, se encerró en su habitación y trató de beber, pero incluso en esas circunstancias, se encontró tambaleándose borracho de vuelta a su habitación. Se sentía ansioso siempre que estaba lejos de ella.  No podía explicárselo, pero no soportaba dejarla, como si ella fuera a dejar de respirar si él no estaba allí.

No sabía qué demonios le pasaba. Mirando a la enferma Baviera, que seguía teniendo un aspecto tan encantador, se preguntó si estaba perdiendo la cabeza.

Bueno, es realmente muy hermosa.

Sus profundos ojos azules recorrieron su rostro. A pesar de que no se había lavado en dos días, estaba tan guapa que le daba pena. Antes de casarse con él, había sido considerada una de las mejores candidatas a novia del Reino. Sabía que era digno de ella.

Todo era debido a esa malvada cara. Era tan ridículamente bonita, que debía ser un error que hubiera terminado con un bastardo como él.

Apretó los dientes mientras la miraba con los ojos inyectados en sangre. Ella debió percibirlo, porque frunció el ceño dormida, arrugando la frente. Un suave gemido de dolor se le escapó.

"Eh..."

Sus labios se separaron un poco, demasiado rojos para su rostro blanco. Lo hizo sentirse incómodo e irritado al verla dormir cómodamente, ajena a sus problemas. Frunciendo el ceño, se acercó para rozar esos deliciosos labios con el dedo.

Los labios de ella se cerraron, chupando suavemente la punta de su dedo. Debía de estar soñando que comía algo. Esos labios suaves como pétalos rodeaban su dedo, su húmeda lengua se movía como si estuviera chupando un caramelo. La sensación de su lengua en la punta de su dedo fue tan caliente, que sintió que se volvía loco.

Raphael se puso rígido mientras miraba esa cara inocente con sus labios envueltos alrededor de su dedo. Al ver sus labios devorándolo, quiso poner algo más entre ellos.

De repente, se le puso dura. Raphael se sacudió como si se hubiese quemado y retiró rápidamente el dedo. Salió de inmediato de su dormitorio, maldiciéndose a sí mismo sin entender su repentina ira. Tenía claro que un día Annette Bavaria iba a colarse en su corazón para quemarlo todo.

Annette, que tenía la cabeza en blanco,se despertó con la sensación de haber comido algo delicioso. Levantó los pesados párpados soltando un pequeño gemido. La brillante luz del sol de la tarde era cegadora, así que parpadeó algunas veces.

Lo primero que vio fue su habitación, con pequeñas partículas de polvo flotando en el aire. Su oído, que se retrasó respecto a su visión, escuchó un sonido extraño.

Ese...

Era un sonido metálico, un tintineo repetido al golpear repetidamente una superficie dura. 

Annette, que giró la cabeza en esa dirección, encontró a Raphael sentado con un aspecto frío. Tenía una expresión de insatisfacción. Parecía un poco incómodo en la silla color crema que le quedaba demasiado pequeña. Annette lo miró sin comprender su comportamiento.

Estaba provocando el ruido con algo en la mano .Un movimiento sin sentido. Cuando desplazó los ojos para ver qué era,  se sobresaltó.

¡Ese anillo...!

El anillo del Gremio Secreto que había aceptado de Railin. Estaba segura de que lo había escondido en un cajón, ¿cómo lo había encontrado Raphael? Se sentó automáticamente sorprendida. Raphael giró la cabeza.

"Bien. Por fin te has despertado."

Con un rostro inescrutable, se levantó de su silla.

domingo, 2 de octubre de 2022

octubre 02, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 27

Capítulo 27. Fractura


La mayoría de las aficiones de Annette requerían sus manos. Estaría en problemas si realmente se hubiera roto. Sólo se había golpeado un poco...

Mirando sus dedos hinchados, Annette se sintió profundamente agraviada. De repente, recordó las palabras de uno de sus médicos en su vida anterior, que decía que Annette tenía los huesos delgados como las aves, así que se podían dañar fácilmente.

Al parecer, tenía razón.

No podría llamar a un médico hasta mañana. Annette apartó la mirada de su mano hinchada hacia Raphael. Estaba encorvado en su cama, con los ojos cerrados y el sudor recorriendo su cuerpo. Mirando su expresión agonizante, sintió lástima porque las guerras que había luchado todavía le atormentaran tanto.

"Está bien, Raphael", dijo ella. "No eres malo. No has hecho nada malo."

Extendió la otra mano para acariciarle suavemente el cabello negro. Su cálida mano le acarició la cara, apartándole el cabello revuelto detrás de las orejas. Suavemente, le tocó la frente. Su respiración agitada comenzó a ralentizarse.

Con sus rasgos marcados, era un hombre muy guapo y masculino. Ese rostro se vería increíble si alguna vez sonriera, pero Raphael sólo fruncía el ceño cuando veía a Annette.

"Deltium está a salvo porque has luchado con valentía", susurró dulcemente, con los ojos tristes. "Ahora nada puede hacerte daño. Yo te cuidaré. No te preocupes, ahora puedes dormir bien."

Los suaves susurros fueron casi una canción. La mandíbula de Raphael había estado apretada por la pesadilla, pero ahora que se relajó, sus labios se separaron. Annette se acercó para acariciar sus fríos hombros desnudos, luego comenzó a cantar suavemente una canción de cuna.

Buenas noches, preciosa niña
Cuando las prímulas del atardecer están en plena floración
Cuando el anillo de plata en la ventana brilla cálido en el sol
Dormirás profundamente...

Parecía que se estaba volviendo buena en el uso de su habilidad. Raphael se quedó dormido, con el rostro relajado. Annette le tapó el torso musculoso con una manta. Era un demonio cuando estaba despierto, que sólo decía palabras de odio, pero parecía un ángel cuando estaba dormido. Mirando su cara, casi suspiró.

¿Llegaría el día en que ese rostro se desvaneciera en su memoria, de modo que ni siquiera pudiera recordarlo?

Annette sacudió la cabeza. No había forma de que pudiera olvidar esa cara. Con una sonrisa amarga, se acercó a tocar su nariz con la suya. Estaba tan profundamente dormido que no se inmutó cuando hizo contacto. Tan diferente del habitualmente vigilante Raphael.

Su habilidad parecía funcionar mejor con la gente cansada. Duraba menos de cinco minutos en alguien que no tuviera sueño, o que estuviera animado, como lo había estado Gerard.

"Buenas noches, Raphael."

Annette, que se estiró tranquilamente a su lado, cerró los ojos. Podía escuchar su tranquila respiración mientras dormía. En su última vida, nunca había dormido a su lado, pero no le pareció tan malo. Era otro recuerdo que llevarse consigo, cuando dejara Deltium.

Su mano herida palpitaba. Pensó que podría soportarlo hasta que llamara a un médico en cuanto se despertara por la mañana. Por primera vez en su vida, no se sintió sola.

A la mañana siguiente, Raphael abrió lánguidamente los ojos.

Antes incluso de levantarse de la cama, pudo sentir que estaba en excelentes condiciones. Debía haber dormido bien. Este era el mejor día para practicar con la espada, cuando podía concentrarse en fortalecer sus habilidades. Tal vez hoy podría finalmente abrirse paso hasta Maestro de Espada.

Pero pronto Raphael se congeló por la sorpresa.

¿Annette?

Estaba dormida frente a él, los delicados rasgos de su rostro blanco del tamaño de la palma de la mano parecían los de una muñeca. Sólo el radiante rubor de sus mejillas demostraba que estaba viva.

Lentamente, sus ojos se deslizaron por su rostro dormido. Su larga melena rubia y los pálidos hombros expuestos por su holgado camisón brillaban a la luz del sol. La visión le hizo sentirse incómodo, así que apartó la mirada. Cada vez que veía a Annette estos días, sentía una desagradable opresión en el pecho.

Sentándose, miró alrededor de la habitación, frotándose la frente inexplicablemente dolorida. La habitación olía a hierbas aromáticas y estaba decorada con muebles blancos. Mirando las acogedoras cortinas del color de las flores de cerezo que ondeaban junto a las ventanas, era obvio que estaba en el dormitorio de Annette.

¿Por qué me he dormido aquí?

Las cejas de Raphael bajaron sombríamente. Debió haber estado caminando dormido hasta llegar hasta su dormitorio. Hasta ahora, nunca había salido de su dormitorio, por muy mal que se pusiera. Esto no lo esperaba para nada.

Ella no lo vio, ¿verdad?

No tenía ni idea de lo que hacía cuando estaba sonámbulo. Sólo podía adivinar. A veces se despertaba con los ojos doloridos, con las manos lastimadas, y con la garganta ronca. Fuera lo que fuera lo que hacía, debía ser horrible. Fue aterradora la idea de que saliera en esa condición de su habitación. ¡Si Annette llegara a ver eso...!

Apretó los dientes.

"Despierta, Annette", dijo ferozmente sacudiéndola. Tenía la intención de preguntarle si había visto su vergonzoso comportamiento de anoche. Pero ella estaba tan profundamente dormida que no se despertó al instante ni siquiera cuando él la sacudió.

"¿Raphael?" Murmuró, pero sus largas pestañas no se abrieron. Raphael gruñó, su corto temperamento se encendió mientras tomaba su pequeño cuerpo para sacudirla.

"¡Annette, despierta ahora mismo!"

Algo estaba mal. Sorprendido, dejó de sacudirla.

"¿Qué sucede? ¡Vamos!"

Sus ojos no se abrieron. Parecía frágil e indefensa. Su corazón se hundió. Sólo entonces se dio cuenta de que ella no estaba bien.

"¿Por qué haces esto ahora?" Su enfado se convirtió instantáneamente en desconcierto. Nervioso, la examinó rápidamente. Había pensado que estaba caliente porque estaba dormida, pero ahora se dio cuenta de que estaba inusualmente caliente y sus mejillas estaban enrojecidas por la fiebre.

No sabía qué hacer. De nuevo, intentó despertarla, con más cuidado. Cuando se despertara, podría preguntarle qué le pasaba. Pero en el momento en que su mano tocó su brazo, ella lo retiró con un grito.

"¡Ah!"

Sus ojos se dirigieron a la mano de ella, tan hinchada que se preguntó cómo no se había dado cuenta antes. Al tener experiencia con las heridas, supo lo que ocurría.

"Está rota."

La fiebre podía ser un efecto secundario de una fractura. Frunciendo el ceño, le tomó la mano con cuidado para examinarla. Su pequeña mano era tan delicada que sólo se necesitaría un poco de fuerza para romperla. No parecía una rotura grave, pero su cuerpo era tan delicado que incluso esta lesión era suficiente para hacerla sufrir intensamente.

"Abre los ojos, Annette. ¿Estás muy enferma?" Agarrando sus mejillas, la sacudió ansiosamente. Las pestañas de Annette se levantaron y las lágrimas descendieron de sus ojos rosados. El dolor en su rostro hizo que su corazón se sintiera extrañamente caliente.

"Raphael..." Ella susurró. "No... me siento bien..."

Apretó los dientes. Las lágrimas que corrían por las mejillas de ella sobre su mano se sentían tan calientes como si lo estuvieran quemando. Era ridículo, que las lágrimas de otra persona le pudieran doler. Raphael se levantó de inmediato, sin saber qué estaba haciendo.

"Espera aquí un minuto, Annette."

Saliendo a toda prisa del dormitorio, bajó de un salto las escaleras y agarró a la sirvienta más cercana, rugiendo.

"¡Médico, llama a un médico ahora!"

sábado, 1 de octubre de 2022

octubre 01, 2022

El Retorno Del Gran Mago Después De 4000 Años - Capítulo 180

 Capítulo 180. Decisión y Despertar (6)



Sufrió una horrible derrota.

Desde el principio, no pudo hacer nada. Acabó con todos los huesos de su cuerpo rotos, y sus músculos desgarrados.

'Es un monstruo'.

Después de su corta batalla con Riki, se dio cuenta una vez más de este hecho. Su oponente era un monstruo entre los monstruos.

Era el único Demigod que podía amenazar a Lord. El auténtico número dos entre los Demigods.

Era fuerte más allá de lo razonable.

Frey no podía encontrar ninguna debilidad.

Desde el momento en que Riki sacó su espada, se volvió literalmente invencible.

Podía cortar cualquier cosa. Absoluto, el rayo de Indra, e incluso su poder mágico divino.

Frente a él, Frey no pudo evitar sentir que todos sus medios se secaban. Se convirtieron en hojas caídas, flotando débilmente en el viento.

"Necesito algo de tiempo para pensar".

Esta era la primera vez que Frey mencionaba algo así.

Era diferente de cuando luchó contra Indra y Milled. En aquel momento, confiaba en que podría derrotar a los dos siempre que aprendiera a utilizar correctamente su poder mágico divino.

Sin embargo, aún no se le había ocurrido la forma de vencer a Riki. Primero tenía que pensar en cómo iba a luchar contra él.

Riki bajó su espada y asintió.

Frey se sentó y comenzó a reflexionar.

¿Es mi única oportunidad antes de que saque su espada?

No era que tuviera defectos o debilidades. La fuerza de Riki sin su espada no era algo que pudiera despreciarse.

Sin embargo, comparado con cuando Riki sacaba su espada, era definitivamente más débil.

El problema era que la velocidad con la que Riki sacaba su espada era demasiado rápida. No había indicios ni presagios.

Hubo momentos en los que la espada fue desenvainada antes de que Frey supiera lo que estaba sucediendo, a pesar de que la mano de Riki no había estado en la espada antes de ser desenvainada.

Al menos en su nivel actual, no había forma de que apuntara a ese hueco.

Mientras Frey se preguntaba si se había encontrado en un callejón sin salida, Riki habló.

"Piensa en cómo derrotaste a Indra".

¿Era una indirecta?

La expresión de Frey se volvió seria.

Esa era probablemente la mejor pista que Riki podía dar. Normalmente, este tipo de iluminación era inútil si no la alcanzabas tú mismo.

'...la razón por la que fui capaz de derrotar a Indra'.

Había muchos factores, pero el factor decisivo era la diferencia de voluntad. Indra estaba cansado de Frey, que se hacía más y más fuerte a medida que lo pisaba.

Se vio sacudido a medida que Frey se volvía más y más hábil en el poder mágico divino. Su concentración se redujo, e incluso empezó a sentir miedo al final.

El espíritu de Frey había abrumado a Indra.

'¿Es posible hacerle eso a Riki?'

¿Era posible?

No era exagerado decir que el espíritu de Riki era increíblemente firme. Sería imposible someter la voluntad de una persona así.

Indra y Milled tenían suficientes agujeros como para conseguir un agarre para tirar, pero Riki no tenía ni siquiera una grieta.

"..."

Lo pensó durante mucho tiempo, pero aún no era capaz de sacar ninguna conclusión.

Luchó. Pensó. Luchó. Pensó. Esto se repitió innumerables veces.

Pasaron muchos días aburridos y dolorosos, pero seguía sin conseguir una respuesta. La pista que le dio Riki anidaba en el borde de su conciencia, pero era incapaz de captarla.

El tiempo pasó lento pero seguro.

La pelea con Riki seguía siendo un gran muro para Frey.

A diferencia de las peleas anteriores, no sentía que avanzara en absoluto. Habían pasado al menos unas décadas desde su primera pelea con Riki y no había habido ninguna mejora en ese tiempo.

Seguía perdiendo incondicionalmente.

Ni siquiera tenía una forma de luchar adecuadamente, y mucho menos de ganar.

Esto no era un hecho fácil de aceptar.

No estaba siendo engreído, pero Frey había sido capaz de abrumar a dos Demigods al mismo tiempo. Además, el Riki que tenía delante no era más que un pensamiento residual que ni siquiera era tan fuerte como el verdadero Riki.

Si incluso un Riki debilitado es tan fuerte, entonces Lord...

Frey sacudió la cabeza.

Decidió no pensar negativamente. No cambiaría su determinación de destruir a Lord algún día.

Nunca más se desesperaría. Y su voluntad nunca se debilitaría.

'...'

'...¿no se vería afectada?'

La expresión de Frey cambió.

Era más débil que Riki en todos los sentidos. Ataque, defensa, velocidad, conocimiento de la situación y velocidad de reacción.

Sin embargo, había un área en la que no perdería.

"Fe".

La voluntad arraigada de que no perdería, ni siquiera ante Riki.

"Correcto, eso es".

Todo comienza con la propia voluntad. No importaba si era maná, poder divino o poder mágico divino.

Se sintió como un tonto por haber tardado tanto en darse cuenta de esto. Se movería según su voluntad y se haría más fuerte.

"Así que es así".

Ahora entendía por qué el poder de Riki era tan fuerte. Esto se debía a que su fe era más fuerte que la de los demás.

Su espíritu, que había sido perfeccionado hasta el límite, había tomado la forma de una espada afilada.

"Ja, ja".

Frey estalló en carcajadas. Su aliento atascado por fin podía fluir libremente.

Por fin había encontrado un camino para subir la montaña que creía insuperable. Era imposible determinar la altura de esta montaña que era tan alta que atravesaba las nubes.

Pero había encontrado la forma de escalarla. Sabía por dónde ir.

Eso era suficiente por ahora.

Ahora, todo lo que quedaba era hacerlo.

* * *

Luchó.

Luchó desesperadamente.

Mientras tenía aliento, movía su cuerpo.

No le importaba si le cortaban los miembros, si sus intestinos se derramaban o si le cortaban la garganta. Para Frey, ganar o perder no era el problema.

En algún momento, el pensamiento de hacer que Riki se sometiera y obtener su poder desapareció. En su lugar, sólo quería demostrar que su fe era más fuerte.

Como hombre, no quería retroceder. Quería que Riki le reconociera como un oponente.

"..."

Dejaba escapar constantemente gritos violentos. Sus emociones ardían como llamas eternas.

Incluso olvidó el flujo del tiempo.

No era inmersión, era impulso.

Olvidó su propósito, olvidó a su oponente, e incluso se olvidó de sí mismo.

....

....

En algún momento, la espada de Riki se rompió antes de que el cuerpo de Frey se resquebrajara.

"..."

Riki miró su espada rota antes de bajar repentinamente las manos.

"Es mi derrota".

"..."

Una sola palabra.

¿Cuánto tiempo había querido escuchar esta palabra?

Era la palabra que más deseaba escuchar en el mundo, pero sorprendentemente, sus emociones no estallaron.

En su lugar, estaba bastante calmado.

"Todavía puedes luchar".

Eso fue lo que dijo.

Sólo se rompió una espada. No había heridas importantes en su cuerpo.

En cambio, Frey estaba gravemente herido.

Pero Riki sacudió la cabeza con firmeza.

"No lo entiendes. Este lugar es diferente a la realidad. En este mundo, la espada es el soporte de mi creencia. Entonces, ¿qué significa que esté rota?"

"..."

"Tu voluntad ha roto mi fe".

Riki sonrió suavemente.

"Así que por fin has conseguido todo lo que querías".

En el momento en que escuchó eso, Frey se dio cuenta.

El hecho de que su largo entrenamiento finalmente había llegado a su fin. Y el hecho de que había llegado el momento de dejar este mundo.

"No olvides los recuerdos aquí".

El cuerpo de Riki comenzó a desvanecerse. Al igual que Indra y Milled, él también sería absorbido por Frey.

Riki miró a Frey y sacudió ligeramente la cabeza.

"No hay necesidad de sentir compasión".

"...¿lo he demostrado?"

"No. Pero puedo sentirlo".

Sí. Podía sentirlo. Porque este era un mundo así.

"No voy a desaparecer, Frey... no, Lucas. Quiero ser de ayuda para ti, aunque sea un poco. Como Indra y Milled".

"...gracias".

Murmuró Frey, había mucho que quería decir.

"Sin ti, nunca habría podido lograr todo esto".

Lo decía en serio.

Riki negó con la cabeza.

"Déjate de tanta torpeza".

"Cierto, yo tampoco estoy acostumbrado a esas cosas".

Entonces, tras un breve silencio, ambos comenzaron a reírse.

Esto no era una separación. Su pensamiento residual podría haber desaparecido de este lugar, pero seguirían conectados.

Se rieron porque lo sabían.

Riki era casi completamente transparente, y su voz sonaba distante.

"Cuando te despiertes, tendrás que darte prisa".

"¿...?"

Ni siquiera tuvo tiempo de preguntar qué quería decir.

La conciencia de Frey comenzó a despertar.

Krrr....

El mundo mental comenzó a derrumbarse, y las cosas que había experimentado allí empezaron a parpadear frente a sus ojos como un caleidoscopio.

Fue entonces cuando Frey se dio cuenta de cuánto tiempo había estado en este espacio.

Sólo había sido un segundo en la realidad, pero después de pasar 832 años en su mundo mental, Frey abrió los ojos.

Y entonces se dio cuenta de lo que quería decir Riki cuando dijo que tenía que darse prisa.

viernes, 30 de septiembre de 2022

septiembre 30, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 430

 La Emperatriz Divorciada - Capítulo 430.  ¿Se Ha Vuelto Loco? (1)



Mientras tanto, Heinley estaba decaído en la silla de su escritorio.

Se había separado del Emperador Sovieshu tras una breve charla de bienvenida, no era de extrañar que estuviera molesto. El mal humor también había mermado su motivación, por lo que ahora no quería hacer nada.

Afortunadamente, el propio Sovieshu había dicho que no podía hablar mucho porque no se sentía bien, pero...

"Tenía buen aspecto."

Por supuesto, que Sovieshu pareciera estar bien por el uso de la magia curativa de Evely no implicaba que se hubiera recuperado del todo, pero tenía mucho mejor aspecto del que esperaba.

El problema es que...

"Fue extraño, me molestó un poco hablar con él. ¿Qué piensas, McKenna?"

"Su Majestad se molesta cada vez que ve al Emperador Sovieshu."

"Es cierto. ¿Pero no te pareció especialmente extraño hoy?"

"No soy cercano al Emperador Sovieshu como para afirmar que, 'hoy estaba especialmente extraño'."

"Eso también es cierto."

Heinley solo asintió. Normalmente discutiría con McKenna, pero hoy no estaba de humor para hacerlo. 

Bienvenido al Imperio Occidental. Es un placer estar aquí. Gracias por prestarnos al grupo de magos. Me complace poder ayudar. La conversación fue intrascendente, pero...

"Sus ojos estaban un poco raros."

"Se veían puros y brillantes."

"Exactamente. Antes no tenía ese brillo en los ojos."

Heinley se puso más serio y se frotó la barbilla.

"En su situación actual, no debería haber motivos para que sus ojos brillen."

El estado de Sovieshu era realmente dudoso. Heinley ni siquiera se dio cuenta de que McKenna había descrito hermosamente los ojos de Sovieshu para molestarlo.

Debido a esto, McKenna comenzó a pensar seriamente en cómo había visto a Sovieshu hace un rato. Él estuvo presente cuando Heinley dio la bienvenida a Sovieshu.

Pero mientras lo recordaba, no encontró nada inusual. 

'El Marqués Karl parecía cuidar especialmente al Emperador Sovieshu, pero... tal vez se debía a que no se había recuperado del todo.'

En ese momento, llamaron a la puerta.

"Adelante."

La persona que entró inesperadamente fue Mastas. Además, sostenía una pintura cubierta con una tela.

"¿Mastas? ¿Qué es eso?"

"Este es un regalo de la Emperatriz para Su Majestad."

"¿Un regalo?"

Mastas se acercó rápidamente y extendió la pintura. McKenna la recibió y la colocó sobre el escritorio de Heinley.

Heinley parecía desconcertado, pero levantó la tela con cierta expectación. Pero menos de dos segundos después, volvió a cubrir la pintura y preguntó a Mastas.

"¿Este es un regalo? ¿Estás segura?"

"Sí, la Emperatriz lo pintó ella misma para Su Majestad."

Una vez que Mastas se inclinó y se marchó, Heinley preguntó a McKenna mientras volvía a levantar la tela que cubría la pintura.

"¿Qué crees que significa esto, McKenna?"

McKenna examinó seriamente la pintura.


La pintura se centraba en una lápida, en la cual la tierra alrededor había sido excavada por la mitad y se podía ver una tumba a medias. Sobre la tumba había dos anillos de boda entrelazados y el fondo era un cementerio. Todo representado de forma realista.

"El Emperador Sovieshu está aquí, así que compórtate correctamente. Si no lo haces, te enterraré en una tumba. Esa tumba es para ti... No, ya sé. Es más como, 'Si no te comportas correctamente, nuestro matrimonio será enterrado en una tumba'."

A Heinley le pareció tan absurdo que lo negó rotundamente, "No, definitivamente no es eso."

El canciller, que escuchaba la conversación desde la distancia, se acercó con cuidado.

"Estoy bien versado en las artes, particularmente en la pintura, Su Majestad. Si el regalo es una pintura, puedo interpretarla para usted."

Cuando Heinley le mostró la pintura, el canciller la examinó meticulosamente de arriba abajo varias veces. Poco después, asintió con la cabeza como si lo hubiera comprendido.

"¿Qué significa?"

En cuanto Heinley preguntó sin demasiadas expectativas, el canciller explicó convencido.

"Los dos anillos de boda simbolizan una pareja, mientras que la tumba simboliza una mente cansada. En otras palabras, Su Majestad está ahora insatisfecha con el matrimonio."

"¡¿Qué?!"

"La Emperatriz quiere decir con esta pintura, 'Hazme feliz'."

Heinley consideró absurdas ambas interpretaciones, por lo que ordenó indignado a McKenna y al Canciller que se retiraran.

Sin embargo, estaba un poco nervioso. Navier no era del tipo de personas que envían un regalo con un significado negativo sin motivo...

"Aun así, tenía curiosidad. ¿Hice algo que no le gustó? ¿Intentó expresarlo en una pintura porque le resultaba difícil decirlo directamente? ¿Será porque me burlé demasiado cuando se hizo pasar por una plebeya?"

***

¿Qué dirá Heinley cuando me reúna con él para cenar? ¿Me pedirá disculpas por haberse burlado antes de mis habilidades artísticas? ¿Se mostrará conmovido por el significado de mi pintura? ¿Ahora no estará decaído?

No me importa lo que diga. Sólo espero que Heinley vuelva pronto y esté mejor.

Sin embargo, alrededor de las 6 p.m., uno de mis ayudantes vino antes de que Heinley volviera y dijo,

"Su Majestad. La inundación podría ocurrir en cualquier momento, así que debemos enviar a los magos a Yorne lo antes posible. El Emperador Sovieshu dice que la ayuda de Su Majestad también es necesaria en este asunto."

Por supuesto que era una excusa. ¿Por qué se necesitaría mi ayuda para enviar a los magos a Yorne?

Si se entra en cuestiones concretas sobre cómo se construirá la represa temporal, no había espacio para que yo interviniera. En este sentido, tampoco había espacio para que Heinley interviniera. Era una cuestión que debía discutirse con los expertos.

¿Pero quiere que esté presente a pesar de que no soy la persona al mando ni experta en la materia?

Era evidentemente un capricho de Sovieshu.

"¿Por qué es necesaria mi presencia?"

"El Emperador Sovieshu escuchó que Su Majestad fue quien ideó este plan."

¿Es porque se me ocurrió a mí? Es una buena excusa.

Aunque no quería hacerlo... no podría evitarlo durante 15 días.

"¿Dónde está Su Majestad Heinley?"

"Está en el Salón Nocturno con el Emperador Sovieshu."

Asentí, me acomodé el vestido y salí.

Mi asistente me dijo que Sovieshu y Heinley estaban en el 'Salón Nocturno', que se utilizaba para celebrar pequeñas reuniones, así que fui directamente allí.

Mientras caminaba, traté de mantener mi expresión lo más fría posible.

No iba como su ex-esposa, sino como la emperatriz de un país vecino. Debía trazar esa línea tanto como fuera posible.

Aunque después le agradezca por enviar a Evely, por el momento tenía que mostrar una actitud dura y poco amistosa.

Eventualmente, llegué frente a la sala de reuniones.

Mientras los caballeros abrían las puertas, respiré hondo y moví los hombros para mantener la calma.

Pronto las dos puertas se abrieron por completo, revelando el impecable espacio interior.

Sovieshu y Heinley estaban sentados uno frente al otro con una mesa en medio. Cuando entré, ambos se levantaron de la mesa y se giraron hacia mí.

Tras saludar cortésmente a Heinley, me volteé hacia Sovieshu. Iba a saludarlo como es debido antes de volver a centrar mi atención en Heinley.

Pero en el momento en que nuestras miradas se encontraron. Lo que vi no fue al Sovieshu que sufría frente a la mansión de mis padres aquella noche, tampoco al Sovieshu enojado por su orgullo herido en la Corte Suprema, ni al Sovieshu que me miró como pidiendo ayuda al pasar por delante suyo en el carruaje.

Una persona hipnotizada.

Tenía la mirada de una persona completamente hipnotizada después de ver algo sorprendente.