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lunes, 3 de octubre de 2022

octubre 03, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 28

Capítulo 28. ¿Por qué hago esto?


Recostado en una silla junto a la cama, Raphael se acarició la barbilla con inquietud. El médico casi había sido arrastrado a la mansión por sus empleados, por lo que estaba temblando mientras examinaba a Annette. Era el mismo hombre que ella había convocado antes, para probar su... inocencia.

Ante Raphael, el joven treintañero estaba tan nervioso como una rata ante una serpiente. Bajo su mirada feroz, el nervioso médico se echó atrás para expresar su opinión.

"La fiebre es por la inflamación de la fractura. La fractura ha sido inmovilizada, así que si la dama toma el antiinflamatorio que le he recetado y descansa, mejorará rápidamente."

El médico garabateó una receta, mirando a Raphael como si tuviera algo más en mente. Raphael le devolvió la mirada con fiereza.

"¿Qué estás mirando?" gruñó.

Esperaba que el hombre dijera algo como, ¿está seguro de que no ha golpeado a su esposa? Por supuesto, eso era sólo la imaginación culpable de Raphael, pero se sintió muy desagradable de todos modos. Porque existía la posibilidad...

Todo lo que Annette sostenía en esa pequeña mano eran libros. Seguramente ninguno de ellos era lo suficientemente peligroso como para romperle los dedos. Y considerando el hecho de que ella había estado bien ayer por la tarde, el culpable era probablemente él.

Los ojos de Raphael se volvieron sombríos.

En realidad, a pesar de las sospechas de Raphael, el médico no dudaba de él en absoluto. Aunque se sentía intimidado por Raphael, aún así le tendió algo con manos temblorosas. Era una carta de presentación.

"Hay una médico muy capaz cerca. Parece que la dama tiene una constitución débil, así que ¿no sería mejor para ella ser atendida por otra mujer? Si no te importa, organizaré la reunión."

A pesar de su miedo, recomendó encarecidamente a su colega, luego salió rápidamente de la mansión como si estuviera huyendo. Mirando su espalda, que se desvanecía rápidamente, parecía poco probable que volviera a poner los pies en ella. Su recomendación había sido probablemente un intento para ofrecer un chivo expiatorio para que sufriera en su lugar.

Frunciendo el ceño, Raphael estaba renuente a aceptar la carta de presentación. Como había dicho el hombre, Annette era muy pequeña y delicada. No era mala idea contratar a una mujer como médico jefe de la familia Carnesis. La mayoría de las familias nobles tenían sus propios médicos, pero Carnesis fue un título recién adquirido que se otorgó únicamente por las habilidades de Raphael, así que él fue el primer Marqués Carnesis en Deltium. Esta mansión había sido construida hacía pocos años, por lo que aún olía como una casa nueva. No había tenido tiempo de contratar un médico para ella.

Chasqueando la lengua, él puso la carta a un lado. Cuando Annette se despertara, le preguntaría qué pensaba. No se dio cuenta, pero era la primera vez que quería la opinión de ella.

***

Annette estaba confundida.

Al principio, era por por su mano rota, pero el choque de la muerte, la regresión, el matrimonio y Raphael, habían acumulado una montaña de fatiga en ella. Tras el esfuerzo de planear su salida del país, todo había explotado. Ya delicada por naturaleza, Annette se puso enferma.

Raphael se sentó en una estrecha silla junto a su cama, frunciendo el ceño. Habían pasado dos días desde que comenzó la fiebre. Todos los muebles de su habitación eran pequeños, para su comodidad, pero un hombre grande como Raphael tenía que replegarse para sentarse en ellos. Incómodo en muchos sentidos, Raphael  la miró con ironía.

Su mano derecha, fuera de la manta, estaba densamente vendada. No le gustó, así que la metió bajo la manta para no verla. Automáticamente, alargó la mano para tomarle la temperatura.

"Ese maldito charlatán", murmuró con ferocidad. "Dijo que mejoraría pronto."

La fiebre no bajaba fácilmente aunque ella tomaba la medicina prescrita. Raphael nunca había cuidado a nadie antes, pero le resultaba extrañamente familiar cuidar a Annette. Con cuidado, la despertaba, le daba su medicina y luego le limpiaba la cara con una toalla húmeda. Lo hizo todo con destreza, como si tuviera mucha práctica.

Las manos que antes sólo habían sostenido armas eran sorprendentemente hábiles para atender a alguien. Annette finalmente se estabilizó bastante. Pero había un problema...

¿Por qué estoy haciendo esto?

Era una pregunta que se había repetido innumerables veces. Si hubiera querido, podría haber hecho rotar a una nueva sirvienta cada hora, para asegurarse de que Annette recibía los cuidados más minuciosos posibles.

¿Por qué no puedo dejarla? ¿Por qué la cuido?

Con esta pregunta en mente, se encerró en su habitación y trató de beber, pero incluso en esas circunstancias, se encontró tambaleándose borracho de vuelta a su habitación. Se sentía ansioso siempre que estaba lejos de ella.  No podía explicárselo, pero no soportaba dejarla, como si ella fuera a dejar de respirar si él no estaba allí.

No sabía qué demonios le pasaba. Mirando a la enferma Baviera, que seguía teniendo un aspecto tan encantador, se preguntó si estaba perdiendo la cabeza.

Bueno, es realmente muy hermosa.

Sus profundos ojos azules recorrieron su rostro. A pesar de que no se había lavado en dos días, estaba tan guapa que le daba pena. Antes de casarse con él, había sido considerada una de las mejores candidatas a novia del Reino. Sabía que era digno de ella.

Todo era debido a esa malvada cara. Era tan ridículamente bonita, que debía ser un error que hubiera terminado con un bastardo como él.

Apretó los dientes mientras la miraba con los ojos inyectados en sangre. Ella debió percibirlo, porque frunció el ceño dormida, arrugando la frente. Un suave gemido de dolor se le escapó.

"Eh..."

Sus labios se separaron un poco, demasiado rojos para su rostro blanco. Lo hizo sentirse incómodo e irritado al verla dormir cómodamente, ajena a sus problemas. Frunciendo el ceño, se acercó para rozar esos deliciosos labios con el dedo.

Los labios de ella se cerraron, chupando suavemente la punta de su dedo. Debía de estar soñando que comía algo. Esos labios suaves como pétalos rodeaban su dedo, su húmeda lengua se movía como si estuviera chupando un caramelo. La sensación de su lengua en la punta de su dedo fue tan caliente, que sintió que se volvía loco.

Raphael se puso rígido mientras miraba esa cara inocente con sus labios envueltos alrededor de su dedo. Al ver sus labios devorándolo, quiso poner algo más entre ellos.

De repente, se le puso dura. Raphael se sacudió como si se hubiese quemado y retiró rápidamente el dedo. Salió de inmediato de su dormitorio, maldiciéndose a sí mismo sin entender su repentina ira. Tenía claro que un día Annette Bavaria iba a colarse en su corazón para quemarlo todo.

Annette, que tenía la cabeza en blanco,se despertó con la sensación de haber comido algo delicioso. Levantó los pesados párpados soltando un pequeño gemido. La brillante luz del sol de la tarde era cegadora, así que parpadeó algunas veces.

Lo primero que vio fue su habitación, con pequeñas partículas de polvo flotando en el aire. Su oído, que se retrasó respecto a su visión, escuchó un sonido extraño.

Ese...

Era un sonido metálico, un tintineo repetido al golpear repetidamente una superficie dura. 

Annette, que giró la cabeza en esa dirección, encontró a Raphael sentado con un aspecto frío. Tenía una expresión de insatisfacción. Parecía un poco incómodo en la silla color crema que le quedaba demasiado pequeña. Annette lo miró sin comprender su comportamiento.

Estaba provocando el ruido con algo en la mano .Un movimiento sin sentido. Cuando desplazó los ojos para ver qué era,  se sobresaltó.

¡Ese anillo...!

El anillo del Gremio Secreto que había aceptado de Railin. Estaba segura de que lo había escondido en un cajón, ¿cómo lo había encontrado Raphael? Se sentó automáticamente sorprendida. Raphael giró la cabeza.

"Bien. Por fin te has despertado."

Con un rostro inescrutable, se levantó de su silla.

domingo, 2 de octubre de 2022

octubre 02, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 27

Capítulo 27. Fractura


La mayoría de las aficiones de Annette requerían sus manos. Estaría en problemas si realmente se hubiera roto. Sólo se había golpeado un poco...

Mirando sus dedos hinchados, Annette se sintió profundamente agraviada. De repente, recordó las palabras de uno de sus médicos en su vida anterior, que decía que Annette tenía los huesos delgados como las aves, así que se podían dañar fácilmente.

Al parecer, tenía razón.

No podría llamar a un médico hasta mañana. Annette apartó la mirada de su mano hinchada hacia Raphael. Estaba encorvado en su cama, con los ojos cerrados y el sudor recorriendo su cuerpo. Mirando su expresión agonizante, sintió lástima porque las guerras que había luchado todavía le atormentaran tanto.

"Está bien, Raphael", dijo ella. "No eres malo. No has hecho nada malo."

Extendió la otra mano para acariciarle suavemente el cabello negro. Su cálida mano le acarició la cara, apartándole el cabello revuelto detrás de las orejas. Suavemente, le tocó la frente. Su respiración agitada comenzó a ralentizarse.

Con sus rasgos marcados, era un hombre muy guapo y masculino. Ese rostro se vería increíble si alguna vez sonriera, pero Raphael sólo fruncía el ceño cuando veía a Annette.

"Deltium está a salvo porque has luchado con valentía", susurró dulcemente, con los ojos tristes. "Ahora nada puede hacerte daño. Yo te cuidaré. No te preocupes, ahora puedes dormir bien."

Los suaves susurros fueron casi una canción. La mandíbula de Raphael había estado apretada por la pesadilla, pero ahora que se relajó, sus labios se separaron. Annette se acercó para acariciar sus fríos hombros desnudos, luego comenzó a cantar suavemente una canción de cuna.

Buenas noches, preciosa niña
Cuando las prímulas del atardecer están en plena floración
Cuando el anillo de plata en la ventana brilla cálido en el sol
Dormirás profundamente...

Parecía que se estaba volviendo buena en el uso de su habilidad. Raphael se quedó dormido, con el rostro relajado. Annette le tapó el torso musculoso con una manta. Era un demonio cuando estaba despierto, que sólo decía palabras de odio, pero parecía un ángel cuando estaba dormido. Mirando su cara, casi suspiró.

¿Llegaría el día en que ese rostro se desvaneciera en su memoria, de modo que ni siquiera pudiera recordarlo?

Annette sacudió la cabeza. No había forma de que pudiera olvidar esa cara. Con una sonrisa amarga, se acercó a tocar su nariz con la suya. Estaba tan profundamente dormido que no se inmutó cuando hizo contacto. Tan diferente del habitualmente vigilante Raphael.

Su habilidad parecía funcionar mejor con la gente cansada. Duraba menos de cinco minutos en alguien que no tuviera sueño, o que estuviera animado, como lo había estado Gerard.

"Buenas noches, Raphael."

Annette, que se estiró tranquilamente a su lado, cerró los ojos. Podía escuchar su tranquila respiración mientras dormía. En su última vida, nunca había dormido a su lado, pero no le pareció tan malo. Era otro recuerdo que llevarse consigo, cuando dejara Deltium.

Su mano herida palpitaba. Pensó que podría soportarlo hasta que llamara a un médico en cuanto se despertara por la mañana. Por primera vez en su vida, no se sintió sola.

A la mañana siguiente, Raphael abrió lánguidamente los ojos.

Antes incluso de levantarse de la cama, pudo sentir que estaba en excelentes condiciones. Debía haber dormido bien. Este era el mejor día para practicar con la espada, cuando podía concentrarse en fortalecer sus habilidades. Tal vez hoy podría finalmente abrirse paso hasta Maestro de Espada.

Pero pronto Raphael se congeló por la sorpresa.

¿Annette?

Estaba dormida frente a él, los delicados rasgos de su rostro blanco del tamaño de la palma de la mano parecían los de una muñeca. Sólo el radiante rubor de sus mejillas demostraba que estaba viva.

Lentamente, sus ojos se deslizaron por su rostro dormido. Su larga melena rubia y los pálidos hombros expuestos por su holgado camisón brillaban a la luz del sol. La visión le hizo sentirse incómodo, así que apartó la mirada. Cada vez que veía a Annette estos días, sentía una desagradable opresión en el pecho.

Sentándose, miró alrededor de la habitación, frotándose la frente inexplicablemente dolorida. La habitación olía a hierbas aromáticas y estaba decorada con muebles blancos. Mirando las acogedoras cortinas del color de las flores de cerezo que ondeaban junto a las ventanas, era obvio que estaba en el dormitorio de Annette.

¿Por qué me he dormido aquí?

Las cejas de Raphael bajaron sombríamente. Debió haber estado caminando dormido hasta llegar hasta su dormitorio. Hasta ahora, nunca había salido de su dormitorio, por muy mal que se pusiera. Esto no lo esperaba para nada.

Ella no lo vio, ¿verdad?

No tenía ni idea de lo que hacía cuando estaba sonámbulo. Sólo podía adivinar. A veces se despertaba con los ojos doloridos, con las manos lastimadas, y con la garganta ronca. Fuera lo que fuera lo que hacía, debía ser horrible. Fue aterradora la idea de que saliera en esa condición de su habitación. ¡Si Annette llegara a ver eso...!

Apretó los dientes.

"Despierta, Annette", dijo ferozmente sacudiéndola. Tenía la intención de preguntarle si había visto su vergonzoso comportamiento de anoche. Pero ella estaba tan profundamente dormida que no se despertó al instante ni siquiera cuando él la sacudió.

"¿Raphael?" Murmuró, pero sus largas pestañas no se abrieron. Raphael gruñó, su corto temperamento se encendió mientras tomaba su pequeño cuerpo para sacudirla.

"¡Annette, despierta ahora mismo!"

Algo estaba mal. Sorprendido, dejó de sacudirla.

"¿Qué sucede? ¡Vamos!"

Sus ojos no se abrieron. Parecía frágil e indefensa. Su corazón se hundió. Sólo entonces se dio cuenta de que ella no estaba bien.

"¿Por qué haces esto ahora?" Su enfado se convirtió instantáneamente en desconcierto. Nervioso, la examinó rápidamente. Había pensado que estaba caliente porque estaba dormida, pero ahora se dio cuenta de que estaba inusualmente caliente y sus mejillas estaban enrojecidas por la fiebre.

No sabía qué hacer. De nuevo, intentó despertarla, con más cuidado. Cuando se despertara, podría preguntarle qué le pasaba. Pero en el momento en que su mano tocó su brazo, ella lo retiró con un grito.

"¡Ah!"

Sus ojos se dirigieron a la mano de ella, tan hinchada que se preguntó cómo no se había dado cuenta antes. Al tener experiencia con las heridas, supo lo que ocurría.

"Está rota."

La fiebre podía ser un efecto secundario de una fractura. Frunciendo el ceño, le tomó la mano con cuidado para examinarla. Su pequeña mano era tan delicada que sólo se necesitaría un poco de fuerza para romperla. No parecía una rotura grave, pero su cuerpo era tan delicado que incluso esta lesión era suficiente para hacerla sufrir intensamente.

"Abre los ojos, Annette. ¿Estás muy enferma?" Agarrando sus mejillas, la sacudió ansiosamente. Las pestañas de Annette se levantaron y las lágrimas descendieron de sus ojos rosados. El dolor en su rostro hizo que su corazón se sintiera extrañamente caliente.

"Raphael..." Ella susurró. "No... me siento bien..."

Apretó los dientes. Las lágrimas que corrían por las mejillas de ella sobre su mano se sentían tan calientes como si lo estuvieran quemando. Era ridículo, que las lágrimas de otra persona le pudieran doler. Raphael se levantó de inmediato, sin saber qué estaba haciendo.

"Espera aquí un minuto, Annette."

Saliendo a toda prisa del dormitorio, bajó de un salto las escaleras y agarró a la sirvienta más cercana, rugiendo.

"¡Médico, llama a un médico ahora!"

sábado, 1 de octubre de 2022

octubre 01, 2022

El Retorno Del Gran Mago Después De 4000 Años - Capítulo 180

 Capítulo 180. Decisión y Despertar (6)



Sufrió una horrible derrota.

Desde el principio, no pudo hacer nada. Acabó con todos los huesos de su cuerpo rotos, y sus músculos desgarrados.

'Es un monstruo'.

Después de su corta batalla con Riki, se dio cuenta una vez más de este hecho. Su oponente era un monstruo entre los monstruos.

Era el único Demigod que podía amenazar a Lord. El auténtico número dos entre los Demigods.

Era fuerte más allá de lo razonable.

Frey no podía encontrar ninguna debilidad.

Desde el momento en que Riki sacó su espada, se volvió literalmente invencible.

Podía cortar cualquier cosa. Absoluto, el rayo de Indra, e incluso su poder mágico divino.

Frente a él, Frey no pudo evitar sentir que todos sus medios se secaban. Se convirtieron en hojas caídas, flotando débilmente en el viento.

"Necesito algo de tiempo para pensar".

Esta era la primera vez que Frey mencionaba algo así.

Era diferente de cuando luchó contra Indra y Milled. En aquel momento, confiaba en que podría derrotar a los dos siempre que aprendiera a utilizar correctamente su poder mágico divino.

Sin embargo, aún no se le había ocurrido la forma de vencer a Riki. Primero tenía que pensar en cómo iba a luchar contra él.

Riki bajó su espada y asintió.

Frey se sentó y comenzó a reflexionar.

¿Es mi única oportunidad antes de que saque su espada?

No era que tuviera defectos o debilidades. La fuerza de Riki sin su espada no era algo que pudiera despreciarse.

Sin embargo, comparado con cuando Riki sacaba su espada, era definitivamente más débil.

El problema era que la velocidad con la que Riki sacaba su espada era demasiado rápida. No había indicios ni presagios.

Hubo momentos en los que la espada fue desenvainada antes de que Frey supiera lo que estaba sucediendo, a pesar de que la mano de Riki no había estado en la espada antes de ser desenvainada.

Al menos en su nivel actual, no había forma de que apuntara a ese hueco.

Mientras Frey se preguntaba si se había encontrado en un callejón sin salida, Riki habló.

"Piensa en cómo derrotaste a Indra".

¿Era una indirecta?

La expresión de Frey se volvió seria.

Esa era probablemente la mejor pista que Riki podía dar. Normalmente, este tipo de iluminación era inútil si no la alcanzabas tú mismo.

'...la razón por la que fui capaz de derrotar a Indra'.

Había muchos factores, pero el factor decisivo era la diferencia de voluntad. Indra estaba cansado de Frey, que se hacía más y más fuerte a medida que lo pisaba.

Se vio sacudido a medida que Frey se volvía más y más hábil en el poder mágico divino. Su concentración se redujo, e incluso empezó a sentir miedo al final.

El espíritu de Frey había abrumado a Indra.

'¿Es posible hacerle eso a Riki?'

¿Era posible?

No era exagerado decir que el espíritu de Riki era increíblemente firme. Sería imposible someter la voluntad de una persona así.

Indra y Milled tenían suficientes agujeros como para conseguir un agarre para tirar, pero Riki no tenía ni siquiera una grieta.

"..."

Lo pensó durante mucho tiempo, pero aún no era capaz de sacar ninguna conclusión.

Luchó. Pensó. Luchó. Pensó. Esto se repitió innumerables veces.

Pasaron muchos días aburridos y dolorosos, pero seguía sin conseguir una respuesta. La pista que le dio Riki anidaba en el borde de su conciencia, pero era incapaz de captarla.

El tiempo pasó lento pero seguro.

La pelea con Riki seguía siendo un gran muro para Frey.

A diferencia de las peleas anteriores, no sentía que avanzara en absoluto. Habían pasado al menos unas décadas desde su primera pelea con Riki y no había habido ninguna mejora en ese tiempo.

Seguía perdiendo incondicionalmente.

Ni siquiera tenía una forma de luchar adecuadamente, y mucho menos de ganar.

Esto no era un hecho fácil de aceptar.

No estaba siendo engreído, pero Frey había sido capaz de abrumar a dos Demigods al mismo tiempo. Además, el Riki que tenía delante no era más que un pensamiento residual que ni siquiera era tan fuerte como el verdadero Riki.

Si incluso un Riki debilitado es tan fuerte, entonces Lord...

Frey sacudió la cabeza.

Decidió no pensar negativamente. No cambiaría su determinación de destruir a Lord algún día.

Nunca más se desesperaría. Y su voluntad nunca se debilitaría.

'...'

'...¿no se vería afectada?'

La expresión de Frey cambió.

Era más débil que Riki en todos los sentidos. Ataque, defensa, velocidad, conocimiento de la situación y velocidad de reacción.

Sin embargo, había un área en la que no perdería.

"Fe".

La voluntad arraigada de que no perdería, ni siquiera ante Riki.

"Correcto, eso es".

Todo comienza con la propia voluntad. No importaba si era maná, poder divino o poder mágico divino.

Se sintió como un tonto por haber tardado tanto en darse cuenta de esto. Se movería según su voluntad y se haría más fuerte.

"Así que es así".

Ahora entendía por qué el poder de Riki era tan fuerte. Esto se debía a que su fe era más fuerte que la de los demás.

Su espíritu, que había sido perfeccionado hasta el límite, había tomado la forma de una espada afilada.

"Ja, ja".

Frey estalló en carcajadas. Su aliento atascado por fin podía fluir libremente.

Por fin había encontrado un camino para subir la montaña que creía insuperable. Era imposible determinar la altura de esta montaña que era tan alta que atravesaba las nubes.

Pero había encontrado la forma de escalarla. Sabía por dónde ir.

Eso era suficiente por ahora.

Ahora, todo lo que quedaba era hacerlo.

* * *

Luchó.

Luchó desesperadamente.

Mientras tenía aliento, movía su cuerpo.

No le importaba si le cortaban los miembros, si sus intestinos se derramaban o si le cortaban la garganta. Para Frey, ganar o perder no era el problema.

En algún momento, el pensamiento de hacer que Riki se sometiera y obtener su poder desapareció. En su lugar, sólo quería demostrar que su fe era más fuerte.

Como hombre, no quería retroceder. Quería que Riki le reconociera como un oponente.

"..."

Dejaba escapar constantemente gritos violentos. Sus emociones ardían como llamas eternas.

Incluso olvidó el flujo del tiempo.

No era inmersión, era impulso.

Olvidó su propósito, olvidó a su oponente, e incluso se olvidó de sí mismo.

....

....

En algún momento, la espada de Riki se rompió antes de que el cuerpo de Frey se resquebrajara.

"..."

Riki miró su espada rota antes de bajar repentinamente las manos.

"Es mi derrota".

"..."

Una sola palabra.

¿Cuánto tiempo había querido escuchar esta palabra?

Era la palabra que más deseaba escuchar en el mundo, pero sorprendentemente, sus emociones no estallaron.

En su lugar, estaba bastante calmado.

"Todavía puedes luchar".

Eso fue lo que dijo.

Sólo se rompió una espada. No había heridas importantes en su cuerpo.

En cambio, Frey estaba gravemente herido.

Pero Riki sacudió la cabeza con firmeza.

"No lo entiendes. Este lugar es diferente a la realidad. En este mundo, la espada es el soporte de mi creencia. Entonces, ¿qué significa que esté rota?"

"..."

"Tu voluntad ha roto mi fe".

Riki sonrió suavemente.

"Así que por fin has conseguido todo lo que querías".

En el momento en que escuchó eso, Frey se dio cuenta.

El hecho de que su largo entrenamiento finalmente había llegado a su fin. Y el hecho de que había llegado el momento de dejar este mundo.

"No olvides los recuerdos aquí".

El cuerpo de Riki comenzó a desvanecerse. Al igual que Indra y Milled, él también sería absorbido por Frey.

Riki miró a Frey y sacudió ligeramente la cabeza.

"No hay necesidad de sentir compasión".

"...¿lo he demostrado?"

"No. Pero puedo sentirlo".

Sí. Podía sentirlo. Porque este era un mundo así.

"No voy a desaparecer, Frey... no, Lucas. Quiero ser de ayuda para ti, aunque sea un poco. Como Indra y Milled".

"...gracias".

Murmuró Frey, había mucho que quería decir.

"Sin ti, nunca habría podido lograr todo esto".

Lo decía en serio.

Riki negó con la cabeza.

"Déjate de tanta torpeza".

"Cierto, yo tampoco estoy acostumbrado a esas cosas".

Entonces, tras un breve silencio, ambos comenzaron a reírse.

Esto no era una separación. Su pensamiento residual podría haber desaparecido de este lugar, pero seguirían conectados.

Se rieron porque lo sabían.

Riki era casi completamente transparente, y su voz sonaba distante.

"Cuando te despiertes, tendrás que darte prisa".

"¿...?"

Ni siquiera tuvo tiempo de preguntar qué quería decir.

La conciencia de Frey comenzó a despertar.

Krrr....

El mundo mental comenzó a derrumbarse, y las cosas que había experimentado allí empezaron a parpadear frente a sus ojos como un caleidoscopio.

Fue entonces cuando Frey se dio cuenta de cuánto tiempo había estado en este espacio.

Sólo había sido un segundo en la realidad, pero después de pasar 832 años en su mundo mental, Frey abrió los ojos.

Y entonces se dio cuenta de lo que quería decir Riki cuando dijo que tenía que darse prisa.

viernes, 30 de septiembre de 2022

septiembre 30, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 430

 La Emperatriz Divorciada - Capítulo 430.  ¿Se Ha Vuelto Loco? (1)



Mientras tanto, Heinley estaba decaído en la silla de su escritorio.

Se había separado del Emperador Sovieshu tras una breve charla de bienvenida, no era de extrañar que estuviera molesto. El mal humor también había mermado su motivación, por lo que ahora no quería hacer nada.

Afortunadamente, el propio Sovieshu había dicho que no podía hablar mucho porque no se sentía bien, pero...

"Tenía buen aspecto."

Por supuesto, que Sovieshu pareciera estar bien por el uso de la magia curativa de Evely no implicaba que se hubiera recuperado del todo, pero tenía mucho mejor aspecto del que esperaba.

El problema es que...

"Fue extraño, me molestó un poco hablar con él. ¿Qué piensas, McKenna?"

"Su Majestad se molesta cada vez que ve al Emperador Sovieshu."

"Es cierto. ¿Pero no te pareció especialmente extraño hoy?"

"No soy cercano al Emperador Sovieshu como para afirmar que, 'hoy estaba especialmente extraño'."

"Eso también es cierto."

Heinley solo asintió. Normalmente discutiría con McKenna, pero hoy no estaba de humor para hacerlo. 

Bienvenido al Imperio Occidental. Es un placer estar aquí. Gracias por prestarnos al grupo de magos. Me complace poder ayudar. La conversación fue intrascendente, pero...

"Sus ojos estaban un poco raros."

"Se veían puros y brillantes."

"Exactamente. Antes no tenía ese brillo en los ojos."

Heinley se puso más serio y se frotó la barbilla.

"En su situación actual, no debería haber motivos para que sus ojos brillen."

El estado de Sovieshu era realmente dudoso. Heinley ni siquiera se dio cuenta de que McKenna había descrito hermosamente los ojos de Sovieshu para molestarlo.

Debido a esto, McKenna comenzó a pensar seriamente en cómo había visto a Sovieshu hace un rato. Él estuvo presente cuando Heinley dio la bienvenida a Sovieshu.

Pero mientras lo recordaba, no encontró nada inusual. 

'El Marqués Karl parecía cuidar especialmente al Emperador Sovieshu, pero... tal vez se debía a que no se había recuperado del todo.'

En ese momento, llamaron a la puerta.

"Adelante."

La persona que entró inesperadamente fue Mastas. Además, sostenía una pintura cubierta con una tela.

"¿Mastas? ¿Qué es eso?"

"Este es un regalo de la Emperatriz para Su Majestad."

"¿Un regalo?"

Mastas se acercó rápidamente y extendió la pintura. McKenna la recibió y la colocó sobre el escritorio de Heinley.

Heinley parecía desconcertado, pero levantó la tela con cierta expectación. Pero menos de dos segundos después, volvió a cubrir la pintura y preguntó a Mastas.

"¿Este es un regalo? ¿Estás segura?"

"Sí, la Emperatriz lo pintó ella misma para Su Majestad."

Una vez que Mastas se inclinó y se marchó, Heinley preguntó a McKenna mientras volvía a levantar la tela que cubría la pintura.

"¿Qué crees que significa esto, McKenna?"

McKenna examinó seriamente la pintura.


La pintura se centraba en una lápida, en la cual la tierra alrededor había sido excavada por la mitad y se podía ver una tumba a medias. Sobre la tumba había dos anillos de boda entrelazados y el fondo era un cementerio. Todo representado de forma realista.

"El Emperador Sovieshu está aquí, así que compórtate correctamente. Si no lo haces, te enterraré en una tumba. Esa tumba es para ti... No, ya sé. Es más como, 'Si no te comportas correctamente, nuestro matrimonio será enterrado en una tumba'."

A Heinley le pareció tan absurdo que lo negó rotundamente, "No, definitivamente no es eso."

El canciller, que escuchaba la conversación desde la distancia, se acercó con cuidado.

"Estoy bien versado en las artes, particularmente en la pintura, Su Majestad. Si el regalo es una pintura, puedo interpretarla para usted."

Cuando Heinley le mostró la pintura, el canciller la examinó meticulosamente de arriba abajo varias veces. Poco después, asintió con la cabeza como si lo hubiera comprendido.

"¿Qué significa?"

En cuanto Heinley preguntó sin demasiadas expectativas, el canciller explicó convencido.

"Los dos anillos de boda simbolizan una pareja, mientras que la tumba simboliza una mente cansada. En otras palabras, Su Majestad está ahora insatisfecha con el matrimonio."

"¡¿Qué?!"

"La Emperatriz quiere decir con esta pintura, 'Hazme feliz'."

Heinley consideró absurdas ambas interpretaciones, por lo que ordenó indignado a McKenna y al Canciller que se retiraran.

Sin embargo, estaba un poco nervioso. Navier no era del tipo de personas que envían un regalo con un significado negativo sin motivo...

"Aun así, tenía curiosidad. ¿Hice algo que no le gustó? ¿Intentó expresarlo en una pintura porque le resultaba difícil decirlo directamente? ¿Será porque me burlé demasiado cuando se hizo pasar por una plebeya?"

***

¿Qué dirá Heinley cuando me reúna con él para cenar? ¿Me pedirá disculpas por haberse burlado antes de mis habilidades artísticas? ¿Se mostrará conmovido por el significado de mi pintura? ¿Ahora no estará decaído?

No me importa lo que diga. Sólo espero que Heinley vuelva pronto y esté mejor.

Sin embargo, alrededor de las 6 p.m., uno de mis ayudantes vino antes de que Heinley volviera y dijo,

"Su Majestad. La inundación podría ocurrir en cualquier momento, así que debemos enviar a los magos a Yorne lo antes posible. El Emperador Sovieshu dice que la ayuda de Su Majestad también es necesaria en este asunto."

Por supuesto que era una excusa. ¿Por qué se necesitaría mi ayuda para enviar a los magos a Yorne?

Si se entra en cuestiones concretas sobre cómo se construirá la represa temporal, no había espacio para que yo interviniera. En este sentido, tampoco había espacio para que Heinley interviniera. Era una cuestión que debía discutirse con los expertos.

¿Pero quiere que esté presente a pesar de que no soy la persona al mando ni experta en la materia?

Era evidentemente un capricho de Sovieshu.

"¿Por qué es necesaria mi presencia?"

"El Emperador Sovieshu escuchó que Su Majestad fue quien ideó este plan."

¿Es porque se me ocurrió a mí? Es una buena excusa.

Aunque no quería hacerlo... no podría evitarlo durante 15 días.

"¿Dónde está Su Majestad Heinley?"

"Está en el Salón Nocturno con el Emperador Sovieshu."

Asentí, me acomodé el vestido y salí.

Mi asistente me dijo que Sovieshu y Heinley estaban en el 'Salón Nocturno', que se utilizaba para celebrar pequeñas reuniones, así que fui directamente allí.

Mientras caminaba, traté de mantener mi expresión lo más fría posible.

No iba como su ex-esposa, sino como la emperatriz de un país vecino. Debía trazar esa línea tanto como fuera posible.

Aunque después le agradezca por enviar a Evely, por el momento tenía que mostrar una actitud dura y poco amistosa.

Eventualmente, llegué frente a la sala de reuniones.

Mientras los caballeros abrían las puertas, respiré hondo y moví los hombros para mantener la calma.

Pronto las dos puertas se abrieron por completo, revelando el impecable espacio interior.

Sovieshu y Heinley estaban sentados uno frente al otro con una mesa en medio. Cuando entré, ambos se levantaron de la mesa y se giraron hacia mí.

Tras saludar cortésmente a Heinley, me volteé hacia Sovieshu. Iba a saludarlo como es debido antes de volver a centrar mi atención en Heinley.

Pero en el momento en que nuestras miradas se encontraron. Lo que vi no fue al Sovieshu que sufría frente a la mansión de mis padres aquella noche, tampoco al Sovieshu enojado por su orgullo herido en la Corte Suprema, ni al Sovieshu que me miró como pidiendo ayuda al pasar por delante suyo en el carruaje.

Una persona hipnotizada.

Tenía la mirada de una persona completamente hipnotizada después de ver algo sorprendente.
septiembre 30, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 26

Capítulo 26. Sonambulismo


Railin Mosley era un hombre imponente de edad desconocida. Uno de los grandes apoyos de Deltium, dirigía el Gremio Secreto, que no sólo se limitaba al contrabando. Dirigía diversas organizaciones que se ocupaban de actividades ilícitas, incluidos los gremios de la información.

Estaba acostumbrado a caminar por la cuerda floja. A pesar de su fina apariencia, era una persona audaz. Podía concluir gran parte del carácter de una persona sólo por su forma de hablar. Pero en su opinión, Annette no resultaba fácil de comprender.

Su porte elegante no mostraba ninguna emoción al hablar del contrabando. Era como una persona que ya había visto las desgracias del mundo y buscaba una salida. Pero no parecía una decisión descuidada de una joven mimada, decidida a huir.

Parecía una dama de familia noble, ¿por qué querría hacerlo?

Railin estaba muy intrigado por ella. Aunque estaba inmerso en los bajos mundos, tenía unos gustos muy particulares. Le gustaban las cosas elegantes, como a la dama sentada ante él. Su postura, los movimientos de sus manos, incluso su forma de respirar estaban llenos de gracia.

Annette había pagado una gran cantidad por adelantado a cambio de no revelar su identidad. Estaba segura de que Railin podría encontrar un buen trabajo para ella. Pero Railin no quería que su relación terminara ahí. Su negocio se ocupaba de una gran variedad de cosas; si tenía suerte, podría hacer que siguieran conociéndose.

"Entiendo", dijo, dando por concluida la reunión sin satisfacer su curiosidad. "Te enviaré información sobre algunas de las ciudades y trabajos más agradables de Osland con todos los detalles que pueda conseguir. Si cambias de opinión, o tienes más preguntas, puedes usar este anillo para ponerte en contacto conmigo."

Con una sonrisa brillante, le ofreció el anillo. Tenía una gran amatista, grabada con el logotipo de una S en oro. Era el símbolo de su gremio secreto.

Annette lo aceptó con alegría. Si iba a escapar de Deltium, tendría que sentar algunas bases. En Deltium, Annette Bavaria Carnesis tenía que desaparecer, o mejor aún, sufrir algún accidente. Así no habría persecución.

No creo que tenga que preocuparme de que nadie me busque.

Bajo el velo, ella sonrió con amargura. No había razón para creer que la familia que la había abandonado se preguntara mucho sobre su vida o su muerte. No tenía sentido pensar en ello. Arjen y Claire no se preocuparían; de alguna manera, ella se lo haría saber por separado.

Y Raphael...

Le había roto el corazón. Pensó en él anoche, que repetía borracho que la odiaba. Él era tan infeliz. Tal vez todo se debía a que se había casado con ella. Había muchas cosas que lamentaba, así como muchas cosas que había querido intentar mejorar en su relación. Había intentado llevarse bien con él, pero las cosas imposibles eran... imposibles. Traducción ReinoWuxia

Annette se mordió los labios, apretando el anillo en su mano. Si Raphael realmente la odiaba tanto, lo más bondadoso que podía hacer era desaparecer. No podría dormir por la noche, pero al menos la fuente de sus preocupaciones desaparecería.

***

Incluso después de volver a casa, Annette no podía dormir. Sus dedos recorrían la lámina de oro de su lujosa cama. Nacida en el seno de la familia Bavaria, daba por sentado estos hermosos objetos. Tenía miedo de quedarse sola, cosa que iba a ocurrir pronto.

Pensó en ir al Imperio Chapelle, donde vivían Arjen y Claire, pero si se descubría su huida, estarían en peligro. Ambos ocupaban altos cargos en el gobierno. No quería que ninguno de ellos saliera perjudicado por su culpa. Entonces, sería Osland.

Pensativa, miró por la ventana, repasando los detalles de sus planes para el futuro. Se sorprendió al notar lo alta que estaba la luna.

Debería estar durmiendo.

Acostumbrada a su rutina habitual, Annette se acostó en la cama, pero no pudo dormir. Había demasiados pensamientos dando vueltas en su mente. Tendría que pasar al menos unos meses preparando su salida de Deltium.

La noche era tan tranquila que podía escuchar el latido de su propio corazón. Annette, que estaba aturdida, de repente aguzó el oído. Parecía que algo se acercaba, justo fuera de su habitación.

¿Pasos?

El sonido de unos misteriosos pasos se extendía desde su dormitorio hasta los pasillos adyacentes. Acercándose cautelosamente a su puerta, Annette apretó el oído contra ella y cerró los ojos. No lo estaba imaginando. Había pasos fuera.

Dios mío, no es un fantasma, ¿verdad?

Annette temblaba de miedo. Por un momento se preguntó si sería una sirvienta, pero ninguna sirvienta perturbaría el sueño de su ama a estas horas, haciendo tareas fuera de su dormitorio. Y los pasos eran demasiado fuertes para una mujer.

"¿Quién está ahí?" preguntó Annette, tratando de calmar su miedo.

Por supuesto, nadie respondió. Los pasos se detuvieron en un silencio inquietante. No podía respirar. Le aterrorizaba que lo que fuera que estaba al otro lado de la puerta irrumpiera. Pero justo cuando estaba a punto de gritar, escuchó un murmullo al otro lado de la puerta.

"No... no quería dejarte... era la única manera..."

Los murmullos sonaban confusos, pero Annette reconoció inmediatamente aquella voz grave.

¿Raphael?

Su miedo se evaporó, sustituido por la preocupación. Por supuesto, seguía dolida y enfadada por el trato que le había dado, pero también estaba terriblemente preocupada por él. Parecía estar sonámbulo de nuevo, perdido en otra horrible pesadilla.

Con cuidado, empujó la puerta. El tenue resplandor de la lámpara se iluminó en su escultural rostro. Estaba semidesnudo, con el pantalón colgando de las caderas. Debía de venir de la cama. Tenía los ojos cerrados y el sudor le corría por la cara.

"Robert, quise salvarte... pero el enemigo estaba allí... no debí hacerlo, te abandoné, lo siento..."

Las palabras tormentosas surgieron entre respiraciones entrecortadas. Luego desaparecieron, como si estuvieran enterradas en la oscura quietud de la noche. Se culpaba a sí mismo.

"Raphael, ¿estás bien?" Rápidamente, se acercó a él, hablando en voz baja. Pero no había señales de que la hubiera escuchado. Raphael seguía atrapado en su pesadilla, apoyado en la pared del frío pasillo, con el ceño fruncido. De repente, se golpeó la frente contra la pared.

"Cobarde. Debilucho. Muere. Deberías haber muerto..."

Se golpeó la cabeza con más fuerza. Lo que estaba viendo era tan terrible, pero ni siquiera los golpes contra su frente pudieron despertarlo. Iba a terminar gravemente dañado si seguía haciendo esto.

"¡Raphael! ¿Qué pasa? ¡Detente!" Annette se abalanzó hacia delante, tratando de atrapar su cabeza con la mano para amortiguar el impacto, pero en lugar de eso su mano se estrelló entre su dura cabeza y la pared. Annette reprimió un grito.

Se dejó caer en sus brazos y ella pudo sentir su torso d3snudo helado. Debía de llevar algún tiempo sonámbulo. Compadeciéndose de él, hizo todo lo posible por ayudarlo.

"Ven aquí, Raphael. Hace mucho frío y está muy oscuro aquí fuera."

Rápidamente, ella lo llevó a su habitación antes de que pudiera hacerse daño de nuevo. Su habitación estaba suavemente iluminada con lámparas y llena del aroma de hierbas, para ayudarlo a dormir bien. Quizás lo percibió incluso cuando estaba inconsciente. Su expresión retorcida se relajó.

Annette lo acomodó en su cama, luego miró su mano. Al principio, pensaba que no era grave. Pero ahora tenía los dedos entumecidos. Incluso tenía dos dedos hinchados.

Esperaba que no estuvieran rotos. Annette miró con ansiedad mientras Raphael volvía a quejarse, aún atrapado en su confusa pesadilla.

"Quería... salvarte, Robert..."

Habría estado bien que le hubiera salvado los dedos.

miércoles, 28 de septiembre de 2022

septiembre 28, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 25

Capítulo 25. Nuevo Camino


Raphael tenía verdadera curiosidad por saber qué pasaba por su cabeza. Era tan pequeña que no pudo evitar mirarla, frunciendo el ceño. Pero su rostro sólo le provocaba ansiedad a ella. Tal vez no había dormido bien la noche anterior.

"Si quieres, ¿por qué no tomas una taza de té conmigo?" Sugirió, con toda la calma que pudo, aunque sabía que él probablemente se negaría fríamente. "Es un té de hierbas, es bueno para los dolores de cabeza y la fatiga..."

Como esperaba, Raphael se encogió de hombros en silencio y se alejó. Los hombros de ella se hundieron.

"¿Qué estás haciendo?" Preguntó con dureza, sin mirar atrás. "Vamos a tomar el té."

Sus ojos se agrandaron. Se quedó mirando por un momento su ancha espalda mientras Raphael se acercaba al sofá donde ella había estado sentada.

¿Por qué estoy haciendo esto? se preguntó Raphael , confundido por sus propios impulsos. Era la hija del hombre que odiaba. No podía entender por qué se sentía culpable por haber llegado a casa borracho y haber herido sus sentimientos. Tomaría el té con ella, como un deber de esposo, luego se iría tan pronto como pudiera.

Ajena al conflicto interno de Raphael, Annette le sirvió té animada. Se alegraba de poder pasar un rato con él sin discutir. Con suerte, preguntarle si sabía lo que su padre quería de él.

Un té aromático brotaba de la boquilla de una bonita tetera antigua, su aroma a hierbas hizo que Raphael se sintiera renovado. Relajado, disfrutó del té caliente y miró despreocupadamente a Annette mientras ella sostenía su libro.

"Parece que te gusta leer", dijo, recordando cuando la había visto leyendo en el jardín antes.

"Sí. Bueno, no me gusta tanto... es que no hay muchas cosas que pueda hacer dentro de casa", dijo ella, con una suave sonrisa. "Sabes que las damas se supone que tienen la piel blanca en Deltium, ¿verdad? Por eso no salgo mucho al sol desde joven. Cada vez que salía a la calle, todo el mundo se preocupaba de que mi piel se bronceara, o de que me cayera. Hacían tanto escándalo que no podía salir mucho."

Los ojos de Raphael la recorrieron suavemente. Sus extremidades delgadas, su piel blanca como la nieve y su rostro delicado la hacían parecer una lujosa muñeca de porcelana hecha por un maestro. Pero cuando hablaba de su infancia con un rostro tan triste, se notaba claramente que era una persona viva.

Debe ser agotador, tratar de estar a la altura de las expectativas de la familia Bavaria, pensó Raphael, luego endureció su expresión. No importaba cómo había sido su vida en la mansión Bavaria, ella nunca habría sabido lo que era pasar hambre o congelarse en el frío. Pensar en su propio pasado y en toda su miseria le hizo apretar la mandíbula. Esas eran las cosas que había sufrido a causa de su baja cuna, pero el orgulloso Raphael nunca admitiría el daño, aunque muriera.

El Rey Selgratis había hecho todo lo posible por ocultar los orígenes de Raphael, así que al menos no se sabía nada de su madre. Si eso se hiciera público, todos los nobles que lo despreciaban habrían aprovechado la oportunidad para destrozarlo.

Sus dientes se apretaron, agudizando los ángulos de su mandíbula.

"No me gusta la piel blanca. Parece enfermiza", escupió, atacándola para sacudirse esa sensación de desdicha.

"Oh... ¿en serio?" dijo Annette, bajando sus ojos gentiles. Su cabeza se inclinó hacia abajo, mirando disimuladamente sus pálidos brazos. Raphael sintió una punzada.

¿Por qué seguía diciendo cosas así? De alguna manera, siempre empeoraba las cosas. Enfadado consigo mismo, Raphael chasqueó la lengua y apartó la mirada. Mirar su rostro infeliz le hizo sentirse culpable.

"Entonces, si me pongo un poco morena..." La mano de Annette se dirigió a él para llamar su atención. Sus ojos eran tímidos e inseguros. "...¿Entonces te gustaría? ¿Un poco?"

Aquellos ojos rosados lo miraron, densamente bordeados de pestañas doradas. Su corazón se aceleró ante la inocente pregunta.

"Deja de decir tonterías."

Al no recordar lo que había dicho anoche, no tenía ni idea de lo mucho que le molestaba su 'te odio'. O de que ella había reunido todo su valor para enfrentarse a él de nuevo, aun sabiendo que sólo conseguiría salir herida otra vez. Traducción ReinoWuxia

Pero la visión de sus ojos temblorosos le hizo sentir un escalofrío en el corazón. Odiaba admitirlo, pero sentía miedo. Tuvo un extraño presentimiento de que un día caería a los pies de esta pequeña mujer.

"Ya he tomado suficiente té, me voy", dijo levantándose de su asiento, dándole la espalda como si estuviera deseando escapar.

Aunque ella lo esperaba, le dolió. Al quedarse sola en la habitación vacía, Annette bajó los ojos con desánimo. Su pálida mano, que colgaba en el aire, se desplomó en su silla.

El vapor seguía saliendo de su taza de té, como si se burlara de ella. Finalmente, aceptó la dolorosa realidad.

"Supongo que no podemos... Raphael... me odia."

Lo lamentó por él. No tuvo más remedio que casarse con ella para compensar su sangre, luego se vio envuelto en todas las especulaciones sobre por qué ella no se convirtió en Princesa Heredera. Desde su punto de vista, también debió ser un matrimonio miserable. Su propia familia política lo despreciaba. Debe ser por eso que la miraba con tanto odio.

Si hubiera sido un mal hombre, ella podría haberlo odiado, tanto como cuando no sabía nada. Su reflejo en la taza de té vaciló, sonriendo y llorando al mismo tiempo. Su naturaleza no era tan mala. La dureza del mundo lo había convertido en una bestia.

Pero podía recordar haber estado postrada en la cama, con sólo Raphael a su lado hasta que murió. Puede que no la amara, pero le había sido fiel hasta el final.

No, él no era el problema. El problema eran los enemigos que le atormentaban constantemente, provocando su mal genio. Nadie creía en él, muchos de ellos utilizaban a Annette como arma contra él.

Sería más feliz sin ella.

Después de pensar en silencio durante mucho tiempo, se levantó lentamente de su asiento. Le costaría mucho trabajo, pero tendría que abrirse un nuevo camino.

***

La belleza de melena púrpura que caía en cascada por su espalda golpeó la mesa con la punta de los dedos. Su piel blanca, sus provocativos ojos felinos y un pequeño lunar junto a la boca eran encantadores. Pero la belleza no era una mujer, sino un hombre.

Sus ojos rojos como el rubí se movieron suavemente sobre Annette mientras se sentaba frente a él. Aunque se había cubierto la cara con un velo, no podía engañarle. Supo al instante que era una persona muy valiosa.

"Hmm..." Railin, el jefe del Gremio Secreto, una organización de contrabandistas, se aclaró la garganta con un par de toses educadas. "¿Buscas un trabajo de confianza en el extranjero?" Preguntó en voz baja. "¿Has pensado a qué reino quieres ir?"

"Sí. El Reino de Oslandia sería bueno, si es posible. He oído que es un lugar agradable para vivir", respondió Annette con calma. Osland tenía fama de ser seguro, con un sistema legal fiable. Todavía no se había decidido del todo, pero no estaba de más investigar. Annette era una persona minuciosa. Le gustaba estar preparada.

"Osland... es un buen lugar, aunque el cruce de la frontera es complicado, pero no imposible. ¿Qué se puede hacer?" preguntó Railin, sus ojos se curvaron con una hermosa sonrisa. "Necesitaré conocer tus habilidades para encontrarte un empleo."

Era una pregunta ofensiva para una aristócrata, que implicaba que no había pruebas de que pudiera hacer algo sin ese estatus. Pero Annette no se mostró ofendida.

"Sé leer y escribir cuatro idiomas", dijo con calma. "Deltium, la lengua oficial continental, la lengua imperial de Chapelle y la lengua oslandiana. Podría hacer traducciones."

Annette ofreció esto con valentía, sin tener en cuenta su caligrafía. No era bonita, pero no era engorrosa de leer. Annette estaba firmemente convencida de que su letra era legible. Pero tal vez era mejor comenzar con sus puntos fuertes.

"También se me da bien el bordado, puedo hacer bordado plano, tridimensional, Hardanger, cutwork y smocking. He escuchado que las modas de Osland son de alto nivel, ¿no? Y también estoy familiarizada con la gestión y la contabilidad. Estaría bien empezar en un nivel superior, si alguien estuviera dispuesto a contratarme allí, por supuesto."

"Huh". Railin la miró fijamente, levantando la barbilla. No podía ver el rostro tras el velo, pero aquella misteriosa mujer le resultaba muy atractiva. A diferencia de la mayoría de las mujeres extravagantes de la nobleza, pensó que podría ser bastante inteligente.

lunes, 26 de septiembre de 2022

septiembre 26, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 429

  La Emperatriz Divorciada - Capítulo 429. Impresionada (2)



"Los magos de hielo que conozco están asociados al Imperio Oriental, el resto no sé quiénes son porque los magos suelen ocultar qué tipo de magia tienen."

Especialmente, he oído que la mayoría de los magos que no están asociados a ninguna fuerza ocultan su tipo de magia como arma secreta para defenderse.

"Como ahora cuento con este poder, debo aprender a utilizarlo bien..."

Mientras hablaba, me llamó la atención la expresión de Heinley.

"¿Estás preocupado?"

Tal vez temía que fuera atacada. Aunque me haría pasar por plebeya, llevaría guardias conmigo, pero Heinley podría estar preocupado de todos modos.

"No."

Sin embargo, Heinley sacudió la cabeza.

"Por supuesto que no me preocupa porque los guardias podrán acompañarte. Además, es una persona que te presentará el Gran Duque Kapmen, así que puedo estar tranquilo."

Heinley, que hizo una pausa, mostró una sonrisa llena de confianza hacia el Gran Duque Kapmen.

Desde que me salvó, la confianza de Heinley en el Gran Duque Kapmen parecía haber aumentado enormemente.

"¿Entonces?"

"Creo que cualquiera te descubriría si te haces pasar por plebeya, Reina."

¿Soy tan mala?

Cuando fruncí el ceño, Heinley me agarró por la cintura y abrió la boca,

"¿Qué te parece si lo hacemos de la siguiente manera? Reina—"

"¡Su Majestad, Su Majestad!"

Heinley no pudo terminar su idea porque un caballero se acercó a toda prisa. El caballero, que venía corriendo por el camino de ladrillos a través de los arbustos, tenía una expresión de urgencia.

El caballero se detuvo frente a nosotros sin aliento, así que habló mientras jadeaba,

"Ha llegado. ¡El Emperador del Imperio Oriental está aquí!"

El ambiente agradable y sereno cambió en un instante.

La pieza de ajedrez en la mano de la Condesa Jubel cayó al suelo. Mastas se mordió los labios con las manos entrelazadas. La sonrisa de Heinley desapareció por completo, apretó los labios y se puso serio.

La mirada del Gran Duque Kapmen se movía rápidamente de un lado a otro mientras escuchaba los pensamientos de todos.

Pero pronto, una sonrisa tranquila apareció en el rostro de Heinley.

"Ya que nuestro invitado ha llegado, deberíamos ir a recibirlo."

Entonces su mirada se volvió hacia mí. Como si quisiera que lo acompañara.

Pero... no era una sonrisa tranquila, sino una sonrisa que 'parecía' tranquila. Podía notar que por dentro era todo lo contrario.

"No me siento bien, necesito descansar."

Así que decidí mentir.

"Creo que me esforcé demasiado con la práctica de magia."

Me froté el cuello y también las muñecas. Era un malestar fingido, pero todos aceptarían la excusa de mi malestar.

"Entonces, Reina. ¿Quieres entrar a descansar?"

Especialmente Heinley.

***

Cuando entré al salón, mis damas de compañía me bombardearon con preguntas.

"¿Realmente no se siente bien?"

"¿Se excedió en el uso de la magia?"

"¿No debería llamar al médico del palacio?"

Todos sabían que fingí sentirme mal para no encontrarme con Sovieshu. Aun así, mis damas de compañía parecían preocupadas de que pudiera ser cierto.

"Estoy bien."

Sus miradas de preocupación se aliviaron un poco cuando sacudí la mano en señal de que estaba bien, y me senté en el sillón.

"¿Puedes traerme un vaso de leche caliente?"

Después de pedirle eso a Mastas, me recliné completamente en el sillón.

Era mentira que me sentía mal por esforzarme demasiado, pero en realidad sí estaba mentalmente agotada.

Lo evité en este momento, pero no podía evitar a Sovieshu durante 15 días.

No sólo sería descortés hacia el Emperador del Imperio Oriental, sino también desagradecida con Sovieshu, que envió a Evely inmediatamente cuando mi estado de salud era delicado. Ahora incluso nos prestó a un grupo de magos. Definitivamente tenía que agradecerle personalmente.

En el momento en que Sovieshu se lastimó, Evely estaba aquí, por lo que no pudo ser tratado con su magia de inmediato. Teniendo en cuenta que vino hasta aquí con el pretexto de recuperarse, parece que no se lastimó gravemente.

Pero lo que más me preocupaba era Heinley. Por mucho que le decía que era mi esposo y el único hombre al que amaba, Heinley estaba decaído.

Después de pensarlo, decidí preparar un regalo especial para Heinley.

"Señorita Rose, ¿puede conseguir un caballete, un lienzo y materiales para pintar?"

Nota: El caballete es el soporte sobre el que se coloca el lienzo.

"¿Oh? ¿Quiere pintar?"

Ya le había regalado a Heinley algo parecido a una pintura. Pero en aquella ocasión, la pintura en sí no era el objetivo, sólo quería ejemplificar el 'baile', así que sólo hice una representación sencilla. Debido a esto, Heinley se burló completamente de mí.

Esta vez intentaré borrar la impresión que se llevó de mi arte aquel día con esta pintura que le enviaré como regalo.

Al cabo de un rato, Rose volvió con un sirviente que traía un caballete y una silla. El sirviente se marchó tras dejar el caballete con el lienzo y la silla. Los materiales para pintar fueron traídos por Rose, quien los colocó a un lado.

Cuando me senté en la silla frente al caballete y tomé un pincel, Laura acercó una pequeña silla, se sentó a mi lado y preguntó.

"¿Qué piensa pintar?"

Mastas y Rose también se acercaron y se pusieron detrás de mí. Todas querían ver.

"Creo que Heinley se siente herido por la llegada de Sovieshu, así que quiero regalarle una pintura para calmar sus temores."

"Increíble. Suena fantástico sólo con escucharlo."

"¿Tiene una idea de qué hacer?"

"Por supuesto. El título será 'A Tu Lado Hasta La Muerte'."

"¡Maravilloso!"

"¡Qué romántico!"

"¡Qué apasionado!"

Las voces de mis damas de compañía estaban llenas de expectativas. Al oír los cumplidos, pinté una tumba en el lienzo y posteriormente dos anillos entrelazados.

Después de pintar el fondo claro, moví un poco el caballete para que todas pudieran apreciar bien el resultado. Rose y la Condesa Jubel aplaudieron al ver lo hermoso que había quedado.

"¡Es como el título que pensó Su Majestad!"

"El Emperador Heinley se sentirá mejor cuando lo vea."

Sólo hice un boceto porque no tenía mucho tiempo, así que los cumplidos de mis damas de compañía fueron un poco exagerados.

Pero eso me hizo feliz, así que me levanté rápidamente.

"No parecería una pintura hecha con cariño si se la diera así, por lo que tendré que ponerle un marco. A Heinley le encantan las joyas, sería bueno que el marco esté cubierto de joyas."

"Elijámoslo juntas, Su Majestad."

"Por supuesto."

***

Navier se fue a otra habitación para terminar el detalle del marco con la Condesa Jubel y Rose.

Mastas, que no siguió a las tres sino que se quedó en el salón, señaló la pintura en el caballete y preguntó a Laura.

"Como sabes, Laura. No sé mucho de arte. ¿Acaso soy la única que ve ese cuadro como "te mataré'?"

Laura sacudió la cabeza rápidamente después de asegurarse de que Navier todavía no volvería.

"No hasta ese punto, pero la pintura también me da un poco de miedo."

"¿Verdad? ¿Por qué pintó una tumba con tanto realismo? ¿Se supone que el arte es así?"

"Tampoco lo sé. Puede que sólo la Emperatriz y el Emperador lo entiendan."

***