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martes, 24 de mayo de 2022

mayo 24, 2022

Bajo El Roble - Capítulo 126

Capítulo 126. La envidia de Riftan (1)


Max le dirigió una mirada de desconcierto.

"Crees que salí porque odiaba la Torre del Mundo, ¿no?" Él fue capaz de discernir sus pensamientos.

"No me gustaba la disciplina que tenían, pero no la odiaba. De hecho, no hay otro lugar en el mundo donde cientos de grandes magos puedan reunirse para perfeccionar sus habilidades como en ese lugar", dijo con una débil voz de añoranza.

La curiosidad de Max se había despertado. Nornui era una isla desconocida con acceso muy limitado a los forasteros. Solo los magos podían entrar y salir de la torre, mientras que los mercaderes del sur y del oeste estaban ocupados en el puerto. Para entrar y salir había que pasar por los canales adecuados.

Sin duda, este lugar prohibido desprendía un aura misteriosa. Innumerables juglares habían difundido canciones sobre el misterioso Nornui por todo el continente, fascinados y encantados por su secreto.

No es de extrañar que la Señora Calipse se sintiera cautivada por el cuento del mago fugitivo. Desde que escuchó los cuentos hábilmente cantados por los juglares, se había perdido en extraños sueños sobre la Torre del Mundo durante mucho tiempo. Y ahora que estaba en compañía de alguien que mejor la conocía decidió aprender todo lo que pudiera.

"¿T-todos los magos e-estudian en la-la Torre del Mundo?" Sus ojos brillaron de curiosidad cuando preguntó.

"¿Qué quieres decir? ¿Quieres estudiar magia ahí?" Ruth sacudió la cabeza como si le dijera que no hiciera preguntas estúpidas.

"Para dominar las propiedades de la magia, debes ir a la Torre del Mundo y entrenar. Sin embargo, no tienes que ir muy lejos para aprender la magia universal que quieres aprender. La mayoría de los magos errantes del Cuerpo de Mercenarios son magos no afiliados".

Ruth se rascó la nuca mientras ladeaba la cabeza ante las palabras desconocidas, preguntándose si ya lo había explicado.

"Como se mencionó en la introducción a la hechicería, el maná es viento, agua, tierra, fuego, luz y oscuridad. Hay un total de 6 atributos. El maná tiene estos seis tipos de energía en perfecto equilibrio. El maná puro se acumula en el cuerpo extrayendo así un atributo que se llama maná de velocidad, y la ventaja de este maná puro es el "atributo mágico". En cambio, la "magia universal" que queremos aprender ahora no es un atributo del maná, sino un atributo de varios atributos que acumulamos y utilizamos en nuestro cuerpo."

"¿N-no sería mej-jor los dive-versos elementos? Cr-creo que es mejor acumular t-todos los element-tos en la misma cantid-dad", continuó.

"No, cuanto más inestable es tu maná, más poderoso se vuelve. El maná que se concentra en un solo atributo tiene 10 veces más poder que el maná normal. Digamos que tienes 6 ladrillos aquí. ¿No es difícil repartirlos uniformemente en el suelo? Eso es seguro. Sin embargo, puedes simplemente derribarlos apilando ladrillos. Como dije antes, la magia crea estas disonancias en la naturaleza. Es la magia la que rompe el equilibrio y afecta a un desorden bien calculado".

Max asintió y recordó la explicación de la diferencia entre "hechizo" y "maná" que había escuchado la última vez. Los hechizos iban en contra de las leyes de la naturaleza, pero el maná las seguía.

"En el pasado, se pensaba que si el maná acumulado en el cuerpo se inclinaba hacia un determinado rasgo, el poder mágico también sería mayor". Ruth reveló el interior de su muñeca remangándose.

Sonrió ampliamente como si se sintiera feliz de entender. En la piel blanca con venas, estaba inscrito un pequeño encantamiento, dibujado con tinta roja.

"Para dominar los atributos de la magia, es necesario que la Torre del Mundo te conceda esto. Yo... A través de esta magia, estoy acumulando maná de viento puro en mi cuerpo".

"Bueno, y-yo no creo que sea a-así..." Dijo Max, mirando su muñeca con un toque de anticipación. "¿No s-sería más fácil aprender ma-magia si la g-grabaras en tu c-cuerpo?"

"Los únicos que pueden grabar esta magia son los magos mayores que viven en lo alto de la Torre del Mundo, y para que se les conceda el atributo mágico, tienen que vivir y ser educados en la Torre del Mundo durante al menos cuatro años. No pueden salir de Nornui durante ese tiempo".

Max bajó los hombros con una mirada de decepción. Ruth chasqueó la lengua como si quisiera reírse mientras la miraba.

"¿Qué significan estos atributos para una chica nueva que acaba de empezar a estudiar la teoría de la magia? Te preocupa aprender lo básico, ¿no?"

"B-bueno, es que... ¡ah! Solam-mente he hecho una pregunt-ta". Max refunfuñó ocultando su cara de vergüenza en el libro.

Ruth sonrió y movió unos cuantos libros al lado de Max antes de levantarse de su asiento para encender el fuego. El cielo estaba nublado y una tenue sombra se cernía sobre la biblioteca, a pesar de que aún era temprano.

Con unas pinzas, sacó pequeñas brasas del horno y las encendió en un candelabro y una lámpara. Max se frotó los ojos cansados y siguió leyendo antes de levantarse justo a tiempo; ya era de noche.

"¿Vas a ir al comedor a cenar?" Al ver sus libros y pergaminos empaquetados, Ruth preguntó con picardía.

Max negó con la cabeza. No podía enfrentarse a los caballeros porque estaba demasiado humillada por su comportamiento anterior.

"Y-yo voy a c-comer en mi habitación. Q-quiero quedarme a-allí releyendo todos estos libros".

"Tranquila, Max. No has hecho nada malo. Creo que nunca has visto a un borracho de verdad, y mucho menos has oído las tonterías que dicen". Ruth, que enseguida vio a través de su excusa, dijo. Luego pasó a sugerir.

"¿Por qué no aprovechas esta oportunidad para entablar amistad con los caballeros? Parece que a todos les pareció gracioso…"

"B-bueno... Y-yo no quiero ser g-graciosa".
mayo 24, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 394

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 394. La Desesperación De Rashta (2)



"No importa cuán enojado esté el Duque Tuania, no le hará daño frente al Barón Lant."

"Aún así... ¿no habría sido mejor enviar al Conde Pirnu?"

"El Duque Tuania es un tonto."

"¿Qué?"

'Tan tonto como yo.' Sovieshu sólo respondió en su interior.

El templo nunca anularía su matrimonio con Rashta. Incluso si lo anulara, sería imposible deshacer el divorcio con Navier.

Navier se convirtió en la Emperatriz del Imperio Occidental y llevaba en su vientre al sucesor de ese país. Parecía que no había forma de que Navier volviera a su lado.

Por mucho que la extrañara, por mucho que le importara, por mucho que llorara y suplicara, o incluso si Navier cambiara de opinión, ya no podría ser su esposa.

El hecho de que la Emperatriz Navier volviera a casarse tan pronto como se divorció asombró a todo el mundo, pero si dejara a su segundo esposo para volver con el primero dañaría completamente su reputación.

Más aún ahora con el sucesor del Imperio Occidental en su vientre.

No quería que Navier sufriera el escarnio público por volver a su lado.

Aunque a veces deseaba que Navier volviera sin importar las consecuencias, sabía que era una falsa ilusión.

El Duque Tuania se parecía mucho a él. Perdió a su amada esposa por tonterías.

Sovieshu se enojaba cada vez que veía al Duque Tuania porque se veía reflejado en él.

Dejó en sus manos traer de vuelta a Rashta para sentirse un poco mejor. No había otra razón.

***

Mientras tanto, Delise caminaba con alegría después de salir del palacio imperial por primera vez en mucho tiempo.

Estaba realmente feliz de ser libre de nuevo.

La torre tenía ventanas, por lo que siempre podía ver el cielo de cerca. Sin embargo, ahora el cielo se veía mucho más hermoso.

Además, en la salida del palacio imperial recibió un documento del Marqués Farang que le causó un extraño placer.

Mientras caminaba, escuchó voces airadas en la calle principal.

Delise detuvo sus pasos. '¿Qué ocurre?' 

Era un enorme revuelo.

'¿Acaso es una pelea de pandillas?' Delise ladeó la cabeza mientras pensaba en ir por otro camino si ese era el caso.

"Encierren a la Emperatriz en la prisión!"

"¿Qué emperatriz? Intentó huir después de que se descubriera que había engañado a Su Majestad. ¡¿Cómo puede ser llamada Emperatriz?!"

"¡Miren su miserable rostro!"

"¡La supuesta esperanza de los plebeyos resultó ser una estafadora!"

Cuando escuchó con atención, pudo distinguir algunos de los gritos. En cuanto Delise escuchó la palabra 'Emperatriz', le vinieron a la mente los rostros de dos mujeres.

El revuelo se fue acercando en la dirección de Evely. Unos caballeros sujetaban a una persona por los brazos, mientras que los plebeyos los rodeaban como si estuvieran observando a esa persona. Al mismo tiempo, la maldecían y acusaban sin piedad.

Cuando la curiosa procesión se acercó bastante, Delise vio a una de las emperatrices que tenía en mente. Era la segunda emperatriz.

Una emperatriz muy hermosa con un rostro angelical, cabello plateado puro y ojos negros brillantes llenos de desolación.

La emperatriz que en el pasado quiso y admiró...

Entre la multitud de personas, los ojos de Rashta se posaron increíblemente rápido en Delise. En medio de todo el revuelo, las dos pudieron reconocerse claramente.

Rashta no estaba atada, pero no podía moverse libremente porque los caballeros la sujetaban con fuerza, incluso si consiguiera librarse de los caballeros estaba rodeada de plebeyos que querían agredirla. No tenía escapatoria. 

Sin embargo, el orgullo de Rashta pareció herido cuando vio a Delise. Se quedó mirando a Delise con los labios apretados.

Delise se acercó a Rashta paso a paso. Había demasiadas personas alrededor de Rashta que le resultaba imposible acercarse por completo, pero aun así se acercó lo más que pudo.

Cuando se sintió lo suficientemente cerca. Delise sonrió ampliamente y sacó la lengua.

Su lengua cortada por la mitad apenas estaba unida y sobresalía como si fuera a desprenderse.

***

"¿Rashta fue traída desmayada?"

Sovieshu, que se encontraba trabajando, levantó una ceja ante el informe del Conde Pirnu.

"¿Fue herida por la gente? No. Puede que le sorprendiera que los plebeyos, que siempre la recibían con vítores, la insultaran."

El Conde Pirnu ladeó la cabeza y respondió,

"No parecía eso."

El Conde Pirnu recordó lo que Rashta murmuraba con el rostro pálido mientras estaba inconsciente, "Pégatela. Lo siento. Tienes que pegártela. No, no te la arranques". Estaba claro que había visto algo horrible.

En ese momento, Sovieshu pensó en Delise. '¿Tal vez se encontró con ella?'

Cuando Sovieshu se enteró de que Rashta había ordenado que le cortaran la lengua a Delise, envió rápidamente a alguien a donde estaba encerrada para impedirlo. Pero la mitad de la lengua de Delise ya había sido cortada.

Incluso le pidió a Evely que tratara de curarla cuando supo que tenía magia curativa, pero no pudo unir la mitad de la lengua caída.

"Su Majestad."

El Conde Pirnu preguntó al pensativo Sovieshu,

"Cada vez que Rashta parece recuperar la conciencia, dice el nombre de Su Majestad... ¿qué piensa hacer?"

Al principio, Sovieshu se mostró inflexible, "Olvídalo". No quería ver la cara de Rashta.

Sovieshu se compadecía de Rashta incluso cuando sonreía. Debido a su lamentable vida desde que nació, cada vez que le suplicaba a solas entre lágrimas, Sovieshu sentía una inexplicable presión en su pecho.

Sólo cuando no la veía a la cara o estaba con un grupo de personas podía evaluar sus crímenes con frialdad.

"Sólo infórmame cuando se recupere."

Pero en menos de un minuto, Sovieshu cambió de opinión.

"No. Iré a verla personalmente."

De todos modos, tenía que hablar con ella en algún momento. Todavía quedaba un poco de tiempo antes de que comenzara el juicio, así que sería mejor hablar ahora.

***

La habitación de Rashta estaba decorada con una armoniosa combinación de color crema suave, un púrpura cálido y un dorado espléndido.

Parecía un lugar de cuento de hadas, por lo que todo niño creería que aquí vivía un príncipe o una princesa.

Sin embargo, aquí no estaban ni la princesa ni el príncipe siempre feliz que cualquier niño imaginaba. Hubo un tiempo en que este lugar estaba lleno de felicidad y risas, pero ahora era más sombrío que nunca.

La habitación no estaba fría, pero tampoco cálida. Dentro estaba el médico del palacio, algunos caballeros y sirvientas, carentes de compasión.

"Su Majestad."

Cuando Sovieshu entró, todos los presentes lo saludaron cortésmente.

Sovieshu preguntó inmediatamente al médico del palacio.

"¿Cómo se encuentra?"

"Tiene pequeños moretones por la caída, pero por lo demás está bien. Parece que tuvo un fuerte sobresalto."

Sovieshu hizo un gesto con su mano para que todos salieran de la habitación. Una vez que los caballeros, las sirvientas y el médico del palacio salieron, Sovieshu dijo fríamente mientras miraba a Rashta,

"Deja de hacerte la dormida."

"..."

"Sé que estás despierta."

En cuanto Sovieshu terminó de hablar, los párpados de Rashta temblaron y se abrieron, revelando sus ojos negros.

Rashta se sentó en la cama y miró a Sovieshu con resentimiento. Las lágrimas se acumularon lentamente en sus ojos.


"Huir no fue una buena decisión."

"Fuiste tú quien me puso contra las cuerdas para que no tuviera más remedio que huir."

"¿Yo? Fue tu decisión, Rashta."

"Estaba encerrada aquí, así que no sabía lo que pasaba afuera. Ni siquiera las sirvientas me contaban. No habría escapado si Su Majestad no me hubiera hecho ver el juicio del Vizconde Roteschu y el juicio de los Vizcondes Isqua..."

Rashta hizo una pausa mientras hablaba, se sobresaltó y preguntó a Sovieshu con voz temblorosa.

"¿Lo hiciste a propósito? ¿Querías que me asustara para que huyera?"

"De ninguna manera."

"¡Mientes! ¡Eso lo explica todo!"

"Siempre culpas a los demás. Al menos debes asumir la responsabilidad de tus decisiones, Rashta."

"¿Qué hay de Su Majestad? ¿No me culpa a mí también?"

"¿Yo?"

sábado, 21 de mayo de 2022

mayo 21, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 393

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 393. La Desesperación De Rashta (1)



"¿Cómo está Arian?"

"Hice lo mejor que pude para tratarla, pero... su estado es delicado porque fue apuñalada en los pulmones."

"Tienes que salvarla."

"Lo haré, Su Majestad."

"Por si acaso, busca a Evely. Escuché que esa chica posee magia curativa."

"Entendido."

El médico del palacio se fue al terminar su reporte. Poco después, Sovieshu salió de su oficina. El Marqués Karl y unos caballeros le siguieron.

De esta forma, Sovieshu se dirigió a una torre situada a un lado del Palacio Imperial.

La estrecha escalera de caracol hacía un ruido sordo con cada escalón que subían. A mitad de camino, la voz del Marqués Karl se mezcló con el sonido de sus pasos.

"Su Majestad, qué bueno que decidió mantener vigilado al Barón Lant."

Sonaba aliviado. Sovieshu no respondió, pero el Marqués Karl suspiró y volvió a murmurar,

"No esperaba que Arian intentara salvar a Rashta al final."

***

El tercer equipo de comercio también llegó con éxito a Rwibt desde otra dirección, e informó por medio de una paloma mensajera que había empezado a comerciar.

Con esto, todos los equipos que partieron de tres direcciones diferentes y llegaron a tres puntos distintos, comenzaron a comerciar correctamente.

Aunque en esta primera carta no se sabía cómo le fue al tercer equipo en el comercio, tanto el primero como el segundo equipo obtuvieron buenos resultados. Se esperaba que el tercer equipo de comercio obtuviera resultados similares, salvo sorpresas.

Kapmen cerró los ojos, dobló la carta y se la guardó en el bolsillo. Su deseo de establecer un comercio entre el Continente Wol y el Continente Hwa fluía como una vela con viento a favor.

'Pero, ¿por qué mi corazón se siente tan vacío? ¿Por qué mi alegría no es mayor cuando todos los que han trabajado en esto se acercan a mí con una sonrisa a felicitarme? A decir verdad, no tiene sentido que todavía me pregunte 'por qué'. Ya sé la razón, pero no encuentro una solución. Hay momentos en los que pienso si sería mejor que me fuera, pero eso tampoco solucionaría el problema. La última vez que me alejé de Navier, no cambió nada. Por el contrario, sólo me causó más dolor.'

Kapmen había aprendido por el incidente de la boda lo que podía pasar si el dolor crecía demasiado. Incluso comenzó a pensar recientemente que mientras siguiera con vida podría volver a lastimar a Navier.

Con un suspiro, Kapmen se levantó del asiento y se dirigió al amplio jardín situado en la parte más externa del palacio imperial.

'Tal vez pueda disminuir un poco este dolor si camino por un rato mientras tomo aire fresco...'

[Maldición. ¿Quién diablos salvó a la Emperatriz con magia de hielo?]

Los pasos de Kapmen se detuvieron. Miró hacia atrás con una expresión rígida.

A diferencia del palacio principal de Rwibt, cuyo acceso estaba estrictamente controlado, el acceso al palacio principal de los diferentes países del Continente Wol era relativamente libre.

Por lo que Kapmen vio a su alrededor, aunque había ciertas diferencias de un país a otro, en general los espacios donde se trataban los asuntos importantes de estado y los espacios donde residía la familia gobernante estaban estrictamente custodiados, mientras que los amplios jardines exteriores eran de fácil acceso.

En este amplio jardín, los visitantes podían acceder con relativa facilidad.

En pocas palabras, este jardín era casi como un parque, con todo tipo de personas que entraban y salían de este extenso espacio.

[¿La Emperatriz tendrá un niño o una niña?]

[¿Hay alguna posibilidad de que Nian deje al Vizconde Langdel por mí...?]

[Espero que el Imperio Oriental sea destruido por los conflictos internos...]

[Aunque el viejo Duque Zemensia está acabado, todavía actúa con arrogancia]

Kapmen oía la voz interior de muchas personas desde todas las direcciones. Era difícil saber quién fue la persona que se preguntó quién salvó a la Emperatriz Navier.

Kapmen salió apresuradamente del jardín y se dirigió al departamento de investigación para hablar con el inspector que llevaba el caso del sirviente cuyas piernas fueron congeladas cuando intentó acercarse a la Emperatriz Navier.

"Quisiera reunirme con el inspector que lleva el caso en el que se vio envuelta la Emperatriz Navier."

Aunque consiguió reunirse con el inspector, no pudo escuchar de él cómo avanzaba la investigación.

"Gran Duque, espero que no se sienta ofendido. El Gran Duque no es del Imperio Occidental, así que no puedo revelar información sobre este caso. Si tanto desea saber sobre esto, puede traer a una persona que esté en posición de asumir la responsabilidad."

A pesar de ser un invitado distinguido, ningún inspector querría mostrar los resultados de una investigación que podría ser una deshonra para el país a un extranjero, ni siquiera a Kapmen, que es de otro continente.

"Lo entiendo."

Kapmen asintió tranquilamente y se marchó. 

El inspector finalmente se sintió aliviado. Aunque se negó rotundamente, estaba secretamente nervioso por el alto estatus de la otra parte.

Sin embargo, el inspector no se habría sentido aliviado si hubiera podido leer la mente de Kapmen.

'No ha descubierto nada.'

Esto se debe a que Kapmen ya había confirmado hasta qué punto avanzó la investigación a través de la información que obtuvo de los breves pensamientos de otros inspectores.

El sirviente todavía afirmaba que aceptó el dinero, pero no con la intención de hacer daño a la Emperatriz. Lo vio como una forma de tener dinero extra. Nunca lo habría aceptado si esa persona hubiera mostrado malas intenciones. La persona que le dio el dinero tenía la cara cubierta con la capucha de su capa larga, por lo que no sabía quién era.

'Creo que sería mejor reunirme personalmente con el sirviente...'

[Él no sabe nada al respecto, ¿cierto?]

En ese momento, volvió a escuchar aquella voz interior del jardín.

La voz se detuvo al mismo tiempo que Kapmen detuvo sus pasos.

'No es seguro. Pero es bastante similar a esa voz.'

Kapmen giró lentamente la cabeza hacia atrás.

***

Sovieshu se detuvo al final de la escalera de la torre. Ahí había una sólida puerta de hierro.

Sovieshu, que se acercó a la puerta, tocó en vez de abrirla.

Poco después, la puerta se abrió desde dentro y salió una mujer.

Era Delise. (Es la sirvienta a la que Rashta ordenó encarcelar y cortar la lengua)

"Su Majestad."

Ella lo saludó cortésmente, se veía delgada y demacrada. Aunque no parecía enferma, habló con la boca entrecerrada de forma poco natural.

"Sufriste mucho."

Sovieshu habló a Delise con voz compasiva. Luego hizo una señal a uno de los caballeros.

Al recibir la señal, el caballero extendió rápidamente la bolsa que sostenía a Delise.

"Esto es..."

Delise se sobresaltó cuando tomó la bolsa y revisó su interior. Estaba llena de brillantes monedas de oro.

Cuando miró a Sovieshu con los ojos bien abiertos, él asintió,

"Ya no podrá hacerte daño. Llévate eso a casa."

Delise vaciló por un momento.

"Sí... Sí..."

Pero pronto, Delise apretó la bolsa entre sus manos y se inclinó en agradecimiento con una expresión compleja.

"Gracias. Por salvarme. Por esconderme."

Delise descendió por la torre junto a Sovieshu con pasos tambaleantes.

Una vez afuera, Sovieshu trató de hacer que un caballero la acompañara, pero sacudió sus manos repetidamente y se marchó sola.

Mientras permanecía en la torre, incluso cuando daba un paseo por los alrededores al anochecer, un caballero de Sovieshu siempre estaba a su lado para protegerla.

Aunque estaba agradecida, también se sentía agobiada. Parecía querer estar sola para disfrutar de su libertad.

Sovieshu observó la espalda de Delise mientras se alejaba y ordenó a un caballero en voz baja,

"Asegúrate de que vuelva a casa a salvo, síguela desde la distancia para no molestarla."

"Sí, Su Majestad."

El caballero, que a menudo tenía la tarea de escoltar a Delise, asintió y la siguió discretamente.

Una vez que los dos se alejaron por completo, Sovieshu volvió a su oficina.

El Marqués Karl, que permaneció en silencio durante todo el camino de vuelta a la oficina, le hizo una pregunta cuando faltaba poco para llegar,

"Su Majestad, ¿por qué informó al Duque Tuania del escape de Rashta? Es posible que el Duque Tuania intente hacer daño a Rashta antes del juicio."

miércoles, 18 de mayo de 2022

mayo 18, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 392

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 392. Alguien En Quien Confiar (2)



Arian intentó disuadirla de nuevo, pero Rashta respondió entre lágrimas,

"¡Dices eso porque no estuviste en la Corte Suprema, no sabes lo indignados que están todos! ¡No me escucharán!"

Arian miró a Rashta en silencio por un momento, luego suspiró y dio un paso atrás.

"Entonces márchese rápido, Su Majestad. Haré como si no la hubiera visto."

Rashta se secó las lágrimas mientras miraba a Arian con asombro.

"¿Qué quieres decir?"

"Haré como si no hubiera visto huir a Su Majestad. ... Márchese rápido."

Rashta se quedó mirando a Arian sin palabras. 

'¿En serio? ¿Lo dice en serio?'

Encontró extraño que Arian, quien acababa de decirle que no debía huir, de repente dijera, 'haré como si no la hubiera visto, así que huya'.

Rashta se alejó vacilante, pero no apartó la mirada de Arian.

"Gracias, gracias."

Rashta murmuró y caminó hacia la puerta. Aunque no sabía por qué la sirvienta cambió repentinamente de opinión, se sintió aliviada...

'No.'

Sin embargo, Rashta se detuvo con los ojos entrecerrados en cuanto agarró el pomo de la puerta. 

'Arian sólo actúa así para salvar su propio pellejo.'

Rashta recordó a quienes la traicionaron. Todas las personas que consideró 'diferentes' la defraudaron. Desde Alan, a quien creía bondadoso, hasta Sovieshu, su salvador.

Arian, con quien ni siquiera tenía una relación cercana, ¿ahora quería ayudarla?

'Por supuesto que no. En cuanto me marche, irá directo a decirle a Su Majestad que me escapé. Es por eso que actúa tan obediente ahora.'

Después de pensarlo, Rashta sacó cautelosamente la daga que traía escondida y la sujetó con fuerza detrás de su espalda.

"Arian... muchas gracias."

Luego se acercó lentamente a Arian con lágrimas en los ojos.


***

Cuando llegó a la puerta principal del Palacio del Oeste a la hora indicada por el Barón Lant, ciertamente no vio a los caballeros.

A juzgar por el bullicio que venía de no muy lejos, parecía que el Barón Lant había utilizado algún truco para forzarlos a perseguir a otra persona.

En cuanto Rashta salió del Palacio del Oeste, se puso la capa holgada que había preparado de antemano y ocultó su rostro con la capucha.

Una vez que entró en el corredor cercano a la entrada del Palacio del Oeste, la luz del sol sobre su cabeza fue bloqueada y los alrededores se volvieron silenciosos en un instante.

Mientras caminaba en línea recta a un paso rápido, vio un pequeño carruaje estacionado al final del corredor.

"Por aquí."

El Barón Lant la llamó en voz baja desde el interior del carruaje. Rashta corrió rápidamente, abrió la puerta del carruaje y se sentó para recuperar el aliento.

Le temblaban las manos. La sensación de atravesar la carne aún permanecía en sus dedos.

"¿Su Majestad?"

"¿Si? ¿Sí?"

"Desprende un olor a sangre, ¿se encuentra bien?"

"Me descubrieron de camino aquí, así que tuve una pequeña pelea..."

Cuando Rashta habló con los labios temblorosos, el Barón Lant no hizo más preguntas. En cambio, quitó la cubierta del asiento de enfrente.

Rashta observó las acciones del Barón Lant mientras todo su cuerpo temblaba con los brazos envueltos alrededor suyo. En medio de esto, sintió un poco de curiosidad sobre por qué había quitado la cubierta del asiento.

"Su Majestad. Por favor, entre aquí."

"¿Aquí?"

Cuando Rashta preguntó sorprendida, el Barón Lant respondió con un rápido "sí".

"Navier debió utilizar este método para escapar. Parece sencillo, pero nadie busca aquí a menos que se realice una inspección exhaustiva del carruaje. Además, la mayoría de los carruajes no tienen el interior de los asientos huecos porque los asaltantes podrían atacar los carruajes por debajo."

"Está bien."

El espacio interior del asiento parecía estrecho e incómodo, pero Rashta se metió rápidamente y se acurrucó.

El Barón Lant volvió a poner la cubierta del asiento. Al cabo de un rato, el carruaje comenzó a sacudirse levemente.

No era fácil permanecer encerrado solo en un espacio oscuro. Cada vez que el carruaje traqueteaba o escuchaba voces cerca, a Rashta se le encogía el corazón y se abrazaba con más fuerza a sus rodillas.

Para deshacerse de sus temores, se forzó a pensar en cosas divertidas y esperanzadoras.

'Si salgo de aquí... al menos no volveré a ser una esclava, venderé las joyas que traje para comprar una casita. ¿Qué más puedo hacer...? Supongo que cualquier cosa. Eso si, no volveré a enamorarme. Tampoco confiaré en otras personas.'

¿Cuánto tiempo he estado así?

"¿Ya salimos de la capital?"

El Barón Lant le informó en voz baja,

"Sí, hemos salido de la capital. Estamos a mitad de camino de nuestro destino. Puedes estar tranquila."

Rashta suspiró aliviada. Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas y mojaron el piso del carruaje.

"Cuando lleguemos al próximo pueblo, me aseguraré de encontrar un cochero que lleve a Su Majestad a otro país y volveré enseguida. Si permanezco demasiado tiempo fuera de mi puesto, levantaré sospechas."

Rashta se acurrucó aún más y agradeció al Barón Lant varias veces.

'¿Puedo realmente... confiar en el Barón Lant? Es el secretario de Su Majestad Sovieshu. ¿No acabará sintiéndose culpable y le contará lo sucedido?'

Aunque la situación se volvió un poco más segura, comenzó a sentirse intranquila de nuevo.

'Sovieshu confiaba en el Barón Lant. Si el Barón Lant era una persona en la que podía confiar, ¿está bien que sea una persona en la que Sovieshu también puede confiar?'

En ese momento, se oyó un repentino traqueteo y el carruaje se detuvo bruscamente.

'¿Qué está pasando?'

Rashta se quedó en silencio con los ojos bien abiertos. Pero los latidos de su corazón eran tan fuertes que no podía oír lo que ocurría afuera. Aunque parezca absurdo, así es como se sentía Rashta.

Lentamente, las voces circundantes se volvieron claras. El nombre del 'Barón Lant' y el nombre del 'Duque Tuania' salieron a relucir en medio de la multitud de voces.

'¿Duque Tuania?'

No tuvo tiempo de sorprenderse por el inesperado nombre, ya que de repente sintió como si el carruaje se hubiera volcado. Sobresaltada, Rashta quitó las manos de sus rodillas y trató de sostenerse al interior del asiento con sus extremidades.

El carruaje, que se había volcado completamente hacia un lado, se detuvo tras un fuerte golpe. Rashta no pudo mantenerse firme y cayó de lado.

Se esforzó por utilizar ambas manos para quitar la cubierta del asiento. Sin embargo, había quedado en una posición más incómoda para moverse después de que el carruaje se volcara.

Aunque la cubierta del asiento estaba alta, abrirla no era difícil. El problema era salir.

Tenía que subir un poco para llegar a una altura en la que pudiera salir por su cuenta, pero el interior del asiento era tan estrecho que no tenía espacio para moverse.

Sin embargo, había demasiado alboroto afuera como para quedarse en el carruaje.

"¡He dicho que no hay nadie dentro!"

"¿No hay nadie? ¿Quieres decir que puedo atravesar todo el carruaje con una lanza?"

"¡No puedes tocar el carruaje de otra persona sin su permiso!"

"¿Desde cuándo se volvió tan ingenuo, Barón Lant? ¿Eh?"

"¡No puedes hacerlo! ¡No puedes hacerlo!"

"Te pagaré por el carruaje. ¡Soldados, atraviesen todo el carruaje con sus lanzas!"

""¡Entendido!""

Rashta trató nerviosamente de salir del espacio estrecho con ambas manos, pero seguía resbalándose.

Le temblaban las manos... entró en pánico.

En ese momento, la afilada punta de una lanza atravesó la parte superior del asiento con un sonido chirriante.

"¡Aaah!"

Rashta gritó aterrorizada. No hubo la más mínima piedad en la lanza que atravesó el carruaje.

Tan pronto como esa lanza atravesara la parte inferior del asiento, estaba segura de que sería apuñalada.

Sin tiempo para calmar su asombro, varias lanzas atravesaron el carruaje desde diferentes direcciones con una fuerza similar.

"¡Sáquenme! ¡Sáquenme! ¡Hay alguien dentro! ¡Sáquenme!"

Rashta gritó aterrorizada. Tan pronto como lo hizo, las lanzas que atravesaban el carruaje se detuvieron.

Rashta lloraba con la cara cubierta de lágrimas. Su cabeza estaba hecha un lío, no podía ni pensar en lo extraño que había sido que atravesaran el carruaje con sus lanzas, en vez de inspeccionar primero el interior del mismo.

Poco después, la puerta se abrió con un estruendo y varias manos grandes la sacaron del interior del asiento.

Cuando Rashta vio la situación afuera, todo su cuerpo se estremeció.

Soldados la rodeaban por todos lados.

El Barón Lant se encontraba tendido en el suelo. Por la forma en que se retorcía, parecía haber sido golpeado mientras intentaba detener a los soldados.

Pero el más llamativo de todos fue el Duque Tuania con una sonrisa cruel en su rostro.

"Perdí a mi esposa por tu culpa. He estado esperando el día en que pudiera vengarme desde que descubrí lo que hiciste, Rashta."

Rashta se puso pálida y retrocedió tambaleándose.

"Déjame ir... ¡Déjame ir!"

***

viernes, 13 de mayo de 2022

mayo 13, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 391

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 391. Alguien En Quien Confiar (1)



De vuelta al Palacio del Oeste, las manos de Rashta temblaban mientras tiraba de su cabello.

Nunca imaginó que los Vizcondes Isqua la traicionarían al final de esta manera.

El intento de engañar al emperador era un crimen sumamente grave, que no podía compararse con el intento de matar a Evely.

Por esa razón, el Juez de la Corte Suprema los sentenció a muerte en el acto.

Más adelante, la sentencia podría ser anulada en función de los resultados de la prueba de paternidad del templo.

'No será anulada.'

Rashta sacudió la cabeza. No era su verdadera hija, así que el resultado de la prueba de paternidad era obvio. La sentencia definitivamente no sería anulada.

Ahora que esto había sucedido, sólo había un escenario posible. Morirían como malvados y miserables nobles caídos que se aliaron con la concubina del emperador para engañarlo, por otro lado Rashta...

"¡No! ¡No!"

Rashta gritó y rompió el juego de té. Hubo un estruendo, pero no lo encontró tan fuerte.

Rashta respiraba con dificultad. No podía creerlo. Sus crímenes se agravarían debido a la escandalosa confesión de los Vizcondes Isqua.

Una parte de su vida se había convertido rápidamente en una farsa. 

'¡Por las mentiras de personas despreciables!'

Ya era un crimen grave hacer creer al emperador que Glorym era su hija, pero ahora era como si el propio matrimonio hubiese sido una artimaña.

"¡No! ¡No es así! ¡Ese bastardo de Sovieshu fue quien me pidió que me casara con él!"

Rashta gritó, empujando la mesa y pateando la silla.

"¡Y el Duque Elgy fue quien trajo a los Vizcondes Isqua!"

Apretó el puño, pateó la cama con furia, mordió una almohada y la tiró al suelo.

"¡Vizconde Roteschu, maldito bastardo! ¡No estaré satisfecha incluso si lo torturo hasta la muerte! ¡Debí matarlo primero! ¡Debí matarlo primero!"

A pesar de desahogarse, su ira no disminuyó. Rashta gritaba, se retorcía, tiraba de su cabello y sollozaba.

'El Vizconde Roteschu. El Vizconde Roteschu siempre fue una maldita basura, pero a los Vizcondes Isqua realmente los quería. Incluso llegué a desear que fueran mis verdaderos padres.'

La última traición de los Vizcondes Isqua se convirtió en una lanza enorme que se clavó en su corazón.


Rashta sollozaba de rodillas.

'¿Por qué todos me traicionan? ¿Por qué todos me atacan? ¿Por qué nadie me apoya?'

Rashta recordó a las personas que lanzaban huevos y frutas a Alan mientras maldecían. Junto con las horribles voces que pedían a gritos que la Emperatriz Rashta fuera arrastrada con ellos de una vez...

Eventualmente, el miedo se hizo más fuerte que la ira.

"Debo, debo huir."

Rashta murmuró nerviosa,

"La propuesta de huir del Barón Lant no es un disparate. No puedo permanecer aquí por más tiempo. ¡Todos me culpan!"

Rashta llamó desesperada a Arian, la sirvienta más experimentada. Aunque Rashta tampoco confiaba en ella, no podía abandonar el Palacio del Oeste por su cuenta.

Sólo el Barón Lant podía ayudarla a huir, así que tenía que pedirle a Arian que lo llamara.

"¿Su Majestad?"

Arian se sobresaltó al ver cómo Rashta había puesto la habitación patas arriba.

Rashta pidió a Arian con ojos llenos de lágrimas,

"El Barón Lant... Llama al Barón Lant. Por favor, ¡date prisa!"

Arian dudó un momento antes de salir.

Rashta no estaba segura de que Arian le haría este favor, pero al cabo de un rato el Barón Lant sí apareció.

En cuanto Rashta indicó a Arian que saliera de la habitación, se aferró al Barón Lant y le suplicó entre lágrimas,

"Tengo miedo. Tengo miedo, Barón Lant. Todos me culpan de sus propios errores. Exageran mis errores para tratar de salvarse. A este paso definitivamente me condenarán a muerte. No quiero morir. ¡No quiero morir! Por favor, ¡ayúdame a escapar!"

El Barón Lant levantó las manos torpemente con una expresión complicada.

Le había propuesto huir en un impulso momentáneo, ya que pensó en la inocente Rashta de los días de concubina, pero ahora estaba entrando lentamente en razón.

Todavía se compadecía de ella, pero había demasiados factores a tener en cuenta como para actuar sólo por compasión.

Además, la situación era peor que cuando le propuso huir. El Vizconde Roteschu se declaró culpable, y los Vizcondes Isqua soltaron una bomba que nadie previó.

"Su Majestad..."

"Por favor, Barón Lant. Por favor."

Mientras el Barón Lant dudaba, Rashta lo miró con ojos suplicantes como un cachorro.

Se veía tan lamentable que haría estremecer el corazón de cualquier persona. Sus ojos negros parecían los de un animal acorralado en un momento de desesperación.

"No puedo ayudarte del todo, pero... te ayudaré a salir de la capital."

Al final, el Barón Lant cedió. Aunque podía hacer oídos sordos a la petición de Rashta, sentía que tendría pesadillas el resto de su vida si no la ayudaba.

"¡Gracias! ¡Muchas Gracias!"

"Debemos salir de aquí de inmediato."

"Pero los caballeros me impiden salir del Palacio del Oeste."

"Puedo distraer a los caballeros por un tiempo. No es fácil hacerlo muchas veces, pero una sola vez es suficiente para tener éxito, así que date prisa y toma todo tu dinero."

A Rashta no le quedaba mucho dinero. Esto debido a que cuando les pidió a los Vizcondes Isqua que se fueran de este lugar, les dio la mayoría de las joyas que tenía porque se sintió apenada.

Nunca tuvo acceso directo a los fondos de los que disponía la emperatriz, así que no podía utilizarlos.

"Espera unos minutos."

Aun así, Rashta comenzó a buscar en cada centímetro de la habitación. En un sitio donde no tendría conexiones, identidad ni parientes, lo único que podía ayudarla era el dinero. Así que decidió tomar todo lo que pudiera ser usado como dinero.

"Me adelantaré para hacer los preparativos..."

El Barón Lant recordó el carruaje que había preparado para Rashta hace unos días, confirmó su reloj y dijo,

"En 30 minutos haré que los caballeros abandonen sus puestos en la puerta principal del Palacio del Oeste. Sal por ahí, dirígete al corredor y sigue en línea recta."

"De acuerdo."

"Vístete como lo harías normalmente hasta llegar a la puerta principal del Palacio del Oeste. Una vez afuera, ponte inmediatamente una capa para cubrir tu ropa y tu cara."

El Barón Lant salió de la habitación después de que le dio algunas explicaciones. Rashta todavía se movía afanosamente por la habitación, recogiendo joyas y objetos de valor. Al mismo tiempo, no se olvidaba de comprobar la hora.

Rashta dejó la habitación cuando faltaban 15 minutos. Consideró que sería mejor irse antes que quedarse sin tiempo.

Sin embargo, cuando pasó por el salón se encontró con Arian, que parecía estar esperándola. Rashta se detuvo sorprendida.

"¿No dijiste que... que ibas a lavar la ropa?"

Rashta tartamudeó y examinó a Arian. La expresión de Arian era firme, no su habitual expresión obediente e indiferente.

En cuanto Rashta vio esa expresión, supuso que Arian había tomado una decisión importante.

'Es evidente que quiere delatarme.'

Rashta miró amenazadoramente a Arian mientras su rostro palidecía.

Arian le aconsejó como si estuviera preocupada,

"Su Majestad, huir solo empeoraría su situación. En vez de huir, es mejor enfrentarse a las acusaciones."

Pero a Rashta, estas palabras le sonaron falsas.

'¿Desde cuándo ella se preocupa por mí?'

Incluso cuando las sirvientas dejaron de obedecerla, Arian, la más experimentada de las sirvientas, no las disuadió.

Si no hubiera sido por el artículo sobre que sustituía a sus sirvientas con demasiada frecuencia, Rashta habría asignado inmediatamente a Arian a otro lugar o simplemente la habría despedido.

Le resultaba sorprendente que ahora hablara así.

"Su Majestad, si ha hecho algo malo, debe pagar el precio, y si no es así, debe defenderse. Huir no es lo correcto."

martes, 10 de mayo de 2022

mayo 10, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 390

Capítulo 390. Testamento (2)



Como Evely vivía en el Palacio del Sur, pudo enterarse en pocas horas del escandaloso juicio contra los Vizcondes Isqua.

Se enteró de que los Vizcondes Isqua, que tanto protegían a la Emperatriz Rashta, revelaron por su propia cuenta que Rashta era una hija falsa.

Evely chasqueó la lengua tan pronto como el mago de la corte le contó lo sucedido,

"Tienen personalidades tan parecidas que no puedo creer que sean una familia falsa. Es bastante sospechoso. ¿Son realmente padres falsos? ¿No será parte de un plan de los tres?"

El mago de la corte también chasqueó la lengua,

"No lo creo, ¿cómo puedes ser tan negativa?"

"Maestro, eso es porque no vivió lo mismo que yo. Si viera el mundo desde mis ojos, se daría cuenta de que es un lugar retorcido."

"¿Qué hay de mí? ¿También parezco una persona retorcida a tus ojos?"

"Te lo diré cuando me dejes tu posición como mago de la corte."

Cuando los ojos del mago de la corte comenzaron a entrecerrarse, Evely dejó de hablar y salió rápidamente del laboratorio con un frasco.

Una vez afuera, asomó la cabeza hacia el laboratorio a través de la puerta abierta. Dentro, el mago de la corte murmuró, "Mañana estarás en problemas."

Aunque el mago de la corte la amenazó, Evely lo encontró divertido. Luego, se alejó con una sonrisa.

El mago de la corte había sido la persona que más la cuidaba últimamente, a pesar de que a menudo la reprendía.

No podía decir que la cuidaba como un padre, pero sí como un amigo cercano de sus padres. A veces incluso como un pariente.

Ese nivel de atención era lo suficientemente bueno para Evely.

La Emperatriz Navier había sido su benefactora y todavía la consideraba como tal, pero había una inevitable sensación de distancia debido a su posición como emperatriz.

En cambio, el mago de la corte no era un benefactor, sino alguien cercano. Aunque no eran miembros de su familia, ambos eran muy importantes para ella.

En este momento, su estado de ánimo era realmente bueno porque la Emperatriz Rashta y los Vizcondes Isqua, a quienes tanto odiaba, iban en picada.

Ella bajó felizmente las escaleras y recorrió el pasillo hasta su habitación, sólo para encontrar a una mujer con traje delante de la puerta.

Era la primera vez que la veía, así que preguntó con cautela. 

"¿Quién es usted?"

La mujer no respondió, en cambio se acomodó los lentes y preguntó,

"¿Es usted la Señorita Evely, la asistente del mago de la corte?"

"... Sí, soy yo."

Evely miró con atención la puerta cerrada. La mujer no parecía una ladrona, pero todavía levantaba sospechas. ¿No habrá robado algo mientras estuve en el laboratorio? 

La mujer habló con calma a pesar de que sabía que Evely estaba en guardia,

"Soy la administradora de los bienes de los padres de la Señorita Evely."

"¿Qué? ¿Mis... padres?"

Evely preguntó desconcertada mientras daba un paso atrás con más cautela.

"¿Eres una estafadora?"

Después de pasar toda su vida como huérfana, ahora aparece de repente una mujer que afirma ser la administradora de los bienes de sus padres. Era una estafadora a todas luces.

La mujer le mostró su pase de acceso al palacio imperial y su licencia de administradora de bienes acreditada por el Estado.

Evely le echó un vistazo, pero no tenía forma de saber si era falsa o real porque no conocía ese campo.

Aun así, fingió reconocerla y preguntó con los ojos bien abiertos,

"¿A qué has venido?"

La mujer le explicó,

"Señorita Evely, sus padres la estuvieron buscando todo este tiempo. Por fortuna, ahora ha sido encontrada."

"¿Pero por qué en vez de venir mis padres... vino una administradora de bienes? ¿Acaso mis padres quieren que asuma sus deudas? Todavía me pareces una estafadora."

"No son deudas, es su patrimonio."

"¿Su patrimonio?"

Evely frunció el ceño. Si la administradora de bienes hubiera venido a decir que debía asumir sus deudas, sin duda sería una estafa, pero esto también resultaba sospechoso.

"¿Por qué mis padres me dejarían su patrimonio?"

"Porque han fallecido."

"... Han.. fallecido... ¿ambos?"

"Así es. En su testamento pidieron encontrar a su hija y darle su patrimonio."

Evely se quedó aturdida por las noticias inesperadas. Una administradora de bienes le habló de repente de sus padres, del patrimonio que le habían dejado y de que habían muerto...

"Es una suma enorme. Si no me cree, puede llevar a otra persona con usted para los trámites de la herencia."

"¿De verdad estás hablando de mis padres?"

Evely preguntó tardíamente con los bordes de los ojos enrojecidos. Los padres que nunca tuvo. Los padres que odió toda su vida porque pensaba que la habían abandonado. Los padres que no creía necesitar.

Sus padres habían muerto mientras la buscaban, e incluso después de su muerte pidieron que la búsqueda continuara. Evely sintió un vacío y una tristeza en un rincón de su corazón.

Ni siquiera podía pensar en la herencia. Sus ojos naturalmente se llenaron de lágrimas.

La mujer miró a Evely con una expresión complicada y asintió en silencio.

Evely preguntó mientras se limpiaba los ojos.

"¿Cómo se llaman mis padres? ¿Cuándo murieron? ¿Son del Imperio Oriental? ¿Qué hay de sus familiares? ¿Fueron enterrados cuando murieron? ¿Puedo visitar sus tumbas?"

Aunque nunca sintió la necesidad de saber sobre sus padres, estas preguntas surgieron espontáneamente.

Pero la mujer sacudió la cabeza y no respondió una sola pregunta,

"Lo siento, Señorita Evely. Sus padres me pidieron que no revelara sus nombres."

"Por qué..."

"No fueron buenas personas. Se sentían tan avergonzados que me pidieron que no revelara sus nombres a la Señorita Evely."

Evely parpadeó incrédula y exclamó con voz llorosa,

"¡Es absurdo! ¡No me importa si fueron malas personas! Me dijiste que mis padres pasaron toda su vida buscándome, ¡pero ni siquiera puedes decirme sus nombres!"

Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. Cuando recobró el sentido, el frasco que sostenía con fuerza ya estaba inclinado, y el líquido de su interior caía al suelo.

"Está escrito en el testamento."

"¡Tonterías!"

"... Aunque no fueron buenas personas, siempre amaron a la Señorita Evely. Nunca perdieron la esperanza de encontrarla."

Evely sacudió la cabeza, sus ojos le ardían,

No puede ser. Ahora que lo pienso, ¿qué clase de padres dicen que aman a su hija, le dejan su patrimonio, pero no revelan sus nombres?

"No están muertos, ¿verdad? Sólo me dejaron una parte de su patrimonio porque temen que me convierta en una molestia. ¿Acaso soy la hija ilegítima de algún noble?"

Cuando Evely preguntó entre lágrimas, la administradora de bienes respondió con una sonrisa amarga,

"No, no lo eres."

De hecho, a excepción de que le dejaron su patrimonio y de que nunca dejaron de buscarla, todo era mentira.

Los padres de Evely seguían vivos. Sus padres fueron los protagonistas del juicio que hoy causó un revuelo en todo el país.

Sin embargo, no querían que sus nombres se asociaran con el de Evely. Sólo querían que su hija recibiera un caudal de riquezas, en vez de convertirse en la heredera de una familia llena de deshonra. Además de las palabras que deseaban decirle.

"También te dejaron estas últimas palabras."

Evely aceptó el papel y lo leyó con un nudo en la garganta. 

— Realmente te amamos, te amaremos por siempre. Nunca te abandonamos, por lo que si pensaste eso, te pedimos que lo olvides. No pudimos cuidarte mientras estuvimos vivos, pero prometemos cuidarte desde el cielo.

Evely levantó la mirada mientras derramaba lágrimas en silencio. La administradora de bienes le extendió un pañuelo con una sonrisa de dolor. 

***

viernes, 6 de mayo de 2022

mayo 06, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 389

Capítulo 389. Testamento (1)



Una vez que acepté la propuesta de Heinley, nos preparamos para partir hacia el Imperio Oriental.

Mis padres también querían acompañarme porque habían pasado mucho tiempo fuera de casa. Ellos no asistirán al juicio, sino que aprovecharán la ocasión para ir a su territorio.

De hecho, mis padres podrían testificar contra Rashta en la corte. Rashta había contratado a un asesino para acabar con sus vidas. Un crimen grave.

Sin embargo, lo que dificultaba hacer esto público en la corte es que fue un informante secreto de Heinley quien lo descubrió. 

Heinley les dijo a mis padres que podía hacer de su informante secreto un testigo si así lo deseaban, pero mis padres sacudieron las manos.

"No es necesario. Una vez que Rashta sea depuesta, no podrá intentar nada parecido de todos modos."

"Sólo el caso de la princesa falsa es suficiente para que sea depuesta, sería en vano mencionar este caso sin motivo. No nos beneficia en nada."

"No sería bueno revelar que hay informantes secretos del Imperio Occidental ocultos en el Imperio Oriental. Así que es mejor dejarlo pasar, Su Majestad."

A pesar de eso, mis padres parecían muy felices de que Heinley fuera tan considerado.

Yo también...

Poco después, partimos hacia el Imperio Oriental. En el camino, Heinley se acercó a caballo al carruaje en el que iba con mis damas de compañía, y me preguntó a través de la ventana.

"Reina. ¿Cuántos puntos crees que tengo ahora con mis padres?"

Habría preferido que no me preguntara esto en presencia de otras personas.

"¿Por qué no les preguntas tú mismo?"

"Cierto, no puedo confiar en ti."

"¿No puedes confiar en mí?"

"Desde que Reina palmeó mi trasero sin mi consentimiento, he perdido la confianza."

"Heinley, tu voz."

"Sé que te gusta mi voz."

Quise decir que bajara la voz. Antes de que pudiera volver a hablar, Heinley susurró con voz dulce,

"Te amo."

Es un... zorro. No, es una mezcla entre un perro zorro y un pájaro zorro. Así es, es un perro pájaro zorro. ¿Es esto último demasiado ofensivo?

Heinley no sabía qué pasaba por mi mente. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sonreí inocentemente.

Heinley deslizó su cabeza por la pequeña ventana del carruaje para darme un beso. Luego fingió no haber hecho nada y enderezó su postura sobre el caballo.

Era tan lindo como travieso, así que extendí mi mano para pellizcar su muslo. Heinley se rió ante el leve dolor y agarró mi mano.

"Reina, ¿recuerdas este camino?"

"¿Cómo no voy a recordarlo?"

"Aquella vez, atravesamos este camino a caballo para llegar al Imperio Occidental. A veces recuerdo ese día. Sin duda, nunca lo olvidaré."

Yo tampoco lo olvidaré...

Pero si estuviera de acuerdo con sus palabras, Heinley podría preguntar si era porque me había abrazado fuertemente mientras montábamos juntos a caballo.

Por supuesto, ese momento fue inolvidable, pero cambié deliberadamente el enfoque de la conversación.

"En mi caso, lo que recordaré por siempre es cómo tuve que escapar incómoda en el espacio secreto dentro del asiento de un carruaje."

Eso era cierto.

Heinley dijo entre risas, "Por supuesto que también recordaré eso por el resto de mi vida."

Él se reía fácilmente.

Después de mirar un rato por la ventana, la cerré y dirigí mi atención al interior del carruaje.

Si continuaba abriendo la ventana, Heinley sólo se enfocaría en mí en vez de en el camino por delante.

Las palabras de Heinley me hicieron recordar vívidamente ese día.

Aunque no me sentía bien y temía que nos atraparan, nuestra huida estuvo llena de esperanza.

Heinley me envolvió cariñosamente entre sus brazos y avanzamos en una sola dirección, con nuestros cuerpos presionados el uno contra el otro.

Aunque no quería volver a pasar por lo mismo, Heinley definitivamente había dado color a mi pasado. Ahora podía recordar los momentos difíciles que pasé con una sonrisa.

"Reina. Reina. Se me ocurrió una buena idea."

Incapaz de resistirse, Heinley volvió a llamar a la ventana del carruaje.

En cuanto abrí la ventana, Heinley propuso emocionado mientras igualaba el paso de su caballo con el del carruaje.

"Reina, cuando nuestro hijo crezca un poco, ¿qué te parece si montamos a caballo juntos?"

"Suena divertido."

"McKenna cuidaría a nuestro hijo, que montaría un potro, mientras nosotros dos montaríamos a caballo juntos por la pradera. ¿No crees que lo disfrutaríamos?"

"Sí."

¿Pero McKenna también lo disfrutaría?

McKenna, que montaba a caballo al lado de Heinley, no parecía feliz en absoluto.

Cuando los ojos de McKenna se posaron en mí, metí la cabeza y cerré la ventana. Unos cinco segundos después, oí a McKenna quejarse ante Heinley.

Una sonrisa apareció naturalmente en mi rostro.

¿Cómo podía ser esto tan divertido?

Laura, que estaba sentada en silencio frente a mí, murmuró con las manos entrelazadas,

"Nunca me interesaron los hombres, Su Majestad. Pero cuando la veo junto a Su Majestad Heinley, siento que me gustaría casarme también."

"¿En serio?"

"Sí."

"¿Entonces la Señorita Laura piensa comprometerse pronto?"

La familia de Laura no quería que tuviera un matrimonio político demasiado pronto. Incluso la propia Laura no estaba interesada en las relaciones amorosas.

Pero si Laura lo deseaba, había muchos jóvenes nobles de familias respetables preparados para casarse con ella.

Cuando salió el tema del compromiso, Laura pensó seriamente, 'Hmm...'. Luego sacudió la cabeza.

"No es así."

"¿No dijiste hace un momento que te gustaría casarte?"

"Está bien si es un hombre como Su Majestad Heinley, pero si por mala suerte me toca un hombre como el esposo de la Condesa Jubel o Su Majestad Sovieshu— ¡Ay! ¿Por qué me pellizca, Condesa?"

***