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viernes, 6 de mayo de 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 389

Capítulo 389. Testamento (1)



Una vez que acepté la propuesta de Heinley, nos preparamos para partir hacia el Imperio Oriental.

Mis padres también querían acompañarme porque habían pasado mucho tiempo fuera de casa. Ellos no asistirán al juicio, sino que aprovecharán la ocasión para ir a su territorio.

De hecho, mis padres podrían testificar contra Rashta en la corte. Rashta había contratado a un asesino para acabar con sus vidas. Un crimen grave.

Sin embargo, lo que dificultaba hacer esto público en la corte es que fue un informante secreto de Heinley quien lo descubrió. 

Heinley les dijo a mis padres que podía hacer de su informante secreto un testigo si así lo deseaban, pero mis padres sacudieron las manos.

"No es necesario. Una vez que Rashta sea depuesta, no podrá intentar nada parecido de todos modos."

"Sólo el caso de la princesa falsa es suficiente para que sea depuesta, sería en vano mencionar este caso sin motivo. No nos beneficia en nada."

"No sería bueno revelar que hay informantes secretos del Imperio Occidental ocultos en el Imperio Oriental. Así que es mejor dejarlo pasar, Su Majestad."

A pesar de eso, mis padres parecían muy felices de que Heinley fuera tan considerado.

Yo también...

Poco después, partimos hacia el Imperio Oriental. En el camino, Heinley se acercó a caballo al carruaje en el que iba con mis damas de compañía, y me preguntó a través de la ventana.

"Reina. ¿Cuántos puntos crees que tengo ahora con mis padres?"

Habría preferido que no me preguntara esto en presencia de otras personas.

"¿Por qué no les preguntas tú mismo?"

"Cierto, no puedo confiar en ti."

"¿No puedes confiar en mí?"

"Desde que Reina palmeó mi trasero sin mi consentimiento, he perdido la confianza."

"Heinley, tu voz."

"Sé que te gusta mi voz."

Quise decir que bajara la voz. Antes de que pudiera volver a hablar, Heinley susurró con voz dulce,

"Te amo."

Es un... zorro. No, es una mezcla entre un perro zorro y un pájaro zorro. Así es, es un perro pájaro zorro. ¿Es esto último demasiado ofensivo?

Heinley no sabía qué pasaba por mi mente. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sonreí inocentemente.

Heinley deslizó su cabeza por la pequeña ventana del carruaje para darme un beso. Luego fingió no haber hecho nada y enderezó su postura sobre el caballo.

Era tan lindo como travieso, así que extendí mi mano para pellizcar su muslo. Heinley se rió ante el leve dolor y agarró mi mano.

"Reina, ¿recuerdas este camino?"

"¿Cómo no voy a recordarlo?"

"Aquella vez, atravesamos este camino a caballo para llegar al Imperio Occidental. A veces recuerdo ese día. Sin duda, nunca lo olvidaré."

Yo tampoco lo olvidaré...

Pero si estuviera de acuerdo con sus palabras, Heinley podría preguntar si era porque me había abrazado fuertemente mientras montábamos juntos a caballo.

Por supuesto, ese momento fue inolvidable, pero cambié deliberadamente el enfoque de la conversación.

"En mi caso, lo que recordaré por siempre es cómo tuve que escapar incómoda en el espacio secreto dentro del asiento de un carruaje."

Eso era cierto.

Heinley dijo entre risas, "Por supuesto que también recordaré eso por el resto de mi vida."

Él se reía fácilmente.

Después de mirar un rato por la ventana, la cerré y dirigí mi atención al interior del carruaje.

Si continuaba abriendo la ventana, Heinley sólo se enfocaría en mí en vez de en el camino por delante.

Las palabras de Heinley me hicieron recordar vívidamente ese día.

Aunque no me sentía bien y temía que nos atraparan, nuestra huida estuvo llena de esperanza.

Heinley me envolvió cariñosamente entre sus brazos y avanzamos en una sola dirección, con nuestros cuerpos presionados el uno contra el otro.

Aunque no quería volver a pasar por lo mismo, Heinley definitivamente había dado color a mi pasado. Ahora podía recordar los momentos difíciles que pasé con una sonrisa.

"Reina. Reina. Se me ocurrió una buena idea."

Incapaz de resistirse, Heinley volvió a llamar a la ventana del carruaje.

En cuanto abrí la ventana, Heinley propuso emocionado mientras igualaba el paso de su caballo con el del carruaje.

"Reina, cuando nuestro hijo crezca un poco, ¿qué te parece si montamos a caballo juntos?"

"Suena divertido."

"McKenna cuidaría a nuestro hijo, que montaría un potro, mientras nosotros dos montaríamos a caballo juntos por la pradera. ¿No crees que lo disfrutaríamos?"

"Sí."

¿Pero McKenna también lo disfrutaría?

McKenna, que montaba a caballo al lado de Heinley, no parecía feliz en absoluto.

Cuando los ojos de McKenna se posaron en mí, metí la cabeza y cerré la ventana. Unos cinco segundos después, oí a McKenna quejarse ante Heinley.

Una sonrisa apareció naturalmente en mi rostro.

¿Cómo podía ser esto tan divertido?

Laura, que estaba sentada en silencio frente a mí, murmuró con las manos entrelazadas,

"Nunca me interesaron los hombres, Su Majestad. Pero cuando la veo junto a Su Majestad Heinley, siento que me gustaría casarme también."

"¿En serio?"

"Sí."

"¿Entonces la Señorita Laura piensa comprometerse pronto?"

La familia de Laura no quería que tuviera un matrimonio político demasiado pronto. Incluso la propia Laura no estaba interesada en las relaciones amorosas.

Pero si Laura lo deseaba, había muchos jóvenes nobles de familias respetables preparados para casarse con ella.

Cuando salió el tema del compromiso, Laura pensó seriamente, 'Hmm...'. Luego sacudió la cabeza.

"No es así."

"¿No dijiste hace un momento que te gustaría casarte?"

"Está bien si es un hombre como Su Majestad Heinley, pero si por mala suerte me toca un hombre como el esposo de la Condesa Jubel o Su Majestad Sovieshu— ¡Ay! ¿Por qué me pellizca, Condesa?"

***