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martes, 24 de mayo de 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 394

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 394. La Desesperación De Rashta (2)



"No importa cuán enojado esté el Duque Tuania, no le hará daño frente al Barón Lant."

"Aún así... ¿no habría sido mejor enviar al Conde Pirnu?"

"El Duque Tuania es un tonto."

"¿Qué?"

'Tan tonto como yo.' Sovieshu sólo respondió en su interior.

El templo nunca anularía su matrimonio con Rashta. Incluso si lo anulara, sería imposible deshacer el divorcio con Navier.

Navier se convirtió en la Emperatriz del Imperio Occidental y llevaba en su vientre al sucesor de ese país. Parecía que no había forma de que Navier volviera a su lado.

Por mucho que la extrañara, por mucho que le importara, por mucho que llorara y suplicara, o incluso si Navier cambiara de opinión, ya no podría ser su esposa.

El hecho de que la Emperatriz Navier volviera a casarse tan pronto como se divorció asombró a todo el mundo, pero si dejara a su segundo esposo para volver con el primero dañaría completamente su reputación.

Más aún ahora con el sucesor del Imperio Occidental en su vientre.

No quería que Navier sufriera el escarnio público por volver a su lado.

Aunque a veces deseaba que Navier volviera sin importar las consecuencias, sabía que era una falsa ilusión.

El Duque Tuania se parecía mucho a él. Perdió a su amada esposa por tonterías.

Sovieshu se enojaba cada vez que veía al Duque Tuania porque se veía reflejado en él.

Dejó en sus manos traer de vuelta a Rashta para sentirse un poco mejor. No había otra razón.

***

Mientras tanto, Delise caminaba con alegría después de salir del palacio imperial por primera vez en mucho tiempo.

Estaba realmente feliz de ser libre de nuevo.

La torre tenía ventanas, por lo que siempre podía ver el cielo de cerca. Sin embargo, ahora el cielo se veía mucho más hermoso.

Además, en la salida del palacio imperial recibió un documento del Marqués Farang que le causó un extraño placer.

Mientras caminaba, escuchó voces airadas en la calle principal.

Delise detuvo sus pasos. '¿Qué ocurre?' 

Era un enorme revuelo.

'¿Acaso es una pelea de pandillas?' Delise ladeó la cabeza mientras pensaba en ir por otro camino si ese era el caso.

"Encierren a la Emperatriz en la prisión!"

"¿Qué emperatriz? Intentó huir después de que se descubriera que había engañado a Su Majestad. ¡¿Cómo puede ser llamada Emperatriz?!"

"¡Miren su miserable rostro!"

"¡La supuesta esperanza de los plebeyos resultó ser una estafadora!"

Cuando escuchó con atención, pudo distinguir algunos de los gritos. En cuanto Delise escuchó la palabra 'Emperatriz', le vinieron a la mente los rostros de dos mujeres.

El revuelo se fue acercando en la dirección de Evely. Unos caballeros sujetaban a una persona por los brazos, mientras que los plebeyos los rodeaban como si estuvieran observando a esa persona. Al mismo tiempo, la maldecían y acusaban sin piedad.

Cuando la curiosa procesión se acercó bastante, Delise vio a una de las emperatrices que tenía en mente. Era la segunda emperatriz.

Una emperatriz muy hermosa con un rostro angelical, cabello plateado puro y ojos negros brillantes llenos de desolación.

La emperatriz que en el pasado quiso y admiró...

Entre la multitud de personas, los ojos de Rashta se posaron increíblemente rápido en Delise. En medio de todo el revuelo, las dos pudieron reconocerse claramente.

Rashta no estaba atada, pero no podía moverse libremente porque los caballeros la sujetaban con fuerza, incluso si consiguiera librarse de los caballeros estaba rodeada de plebeyos que querían agredirla. No tenía escapatoria. 

Sin embargo, el orgullo de Rashta pareció herido cuando vio a Delise. Se quedó mirando a Delise con los labios apretados.

Delise se acercó a Rashta paso a paso. Había demasiadas personas alrededor de Rashta que le resultaba imposible acercarse por completo, pero aun así se acercó lo más que pudo.

Cuando se sintió lo suficientemente cerca. Delise sonrió ampliamente y sacó la lengua.

Su lengua cortada por la mitad apenas estaba unida y sobresalía como si fuera a desprenderse.

***

"¿Rashta fue traída desmayada?"

Sovieshu, que se encontraba trabajando, levantó una ceja ante el informe del Conde Pirnu.

"¿Fue herida por la gente? No. Puede que le sorprendiera que los plebeyos, que siempre la recibían con vítores, la insultaran."

El Conde Pirnu ladeó la cabeza y respondió,

"No parecía eso."

El Conde Pirnu recordó lo que Rashta murmuraba con el rostro pálido mientras estaba inconsciente, "Pégatela. Lo siento. Tienes que pegártela. No, no te la arranques". Estaba claro que había visto algo horrible.

En ese momento, Sovieshu pensó en Delise. '¿Tal vez se encontró con ella?'

Cuando Sovieshu se enteró de que Rashta había ordenado que le cortaran la lengua a Delise, envió rápidamente a alguien a donde estaba encerrada para impedirlo. Pero la mitad de la lengua de Delise ya había sido cortada.

Incluso le pidió a Evely que tratara de curarla cuando supo que tenía magia curativa, pero no pudo unir la mitad de la lengua caída.

"Su Majestad."

El Conde Pirnu preguntó al pensativo Sovieshu,

"Cada vez que Rashta parece recuperar la conciencia, dice el nombre de Su Majestad... ¿qué piensa hacer?"

Al principio, Sovieshu se mostró inflexible, "Olvídalo". No quería ver la cara de Rashta.

Sovieshu se compadecía de Rashta incluso cuando sonreía. Debido a su lamentable vida desde que nació, cada vez que le suplicaba a solas entre lágrimas, Sovieshu sentía una inexplicable presión en su pecho.

Sólo cuando no la veía a la cara o estaba con un grupo de personas podía evaluar sus crímenes con frialdad.

"Sólo infórmame cuando se recupere."

Pero en menos de un minuto, Sovieshu cambió de opinión.

"No. Iré a verla personalmente."

De todos modos, tenía que hablar con ella en algún momento. Todavía quedaba un poco de tiempo antes de que comenzara el juicio, así que sería mejor hablar ahora.

***

La habitación de Rashta estaba decorada con una armoniosa combinación de color crema suave, un púrpura cálido y un dorado espléndido.

Parecía un lugar de cuento de hadas, por lo que todo niño creería que aquí vivía un príncipe o una princesa.

Sin embargo, aquí no estaban ni la princesa ni el príncipe siempre feliz que cualquier niño imaginaba. Hubo un tiempo en que este lugar estaba lleno de felicidad y risas, pero ahora era más sombrío que nunca.

La habitación no estaba fría, pero tampoco cálida. Dentro estaba el médico del palacio, algunos caballeros y sirvientas, carentes de compasión.

"Su Majestad."

Cuando Sovieshu entró, todos los presentes lo saludaron cortésmente.

Sovieshu preguntó inmediatamente al médico del palacio.

"¿Cómo se encuentra?"

"Tiene pequeños moretones por la caída, pero por lo demás está bien. Parece que tuvo un fuerte sobresalto."

Sovieshu hizo un gesto con su mano para que todos salieran de la habitación. Una vez que los caballeros, las sirvientas y el médico del palacio salieron, Sovieshu dijo fríamente mientras miraba a Rashta,

"Deja de hacerte la dormida."

"..."

"Sé que estás despierta."

En cuanto Sovieshu terminó de hablar, los párpados de Rashta temblaron y se abrieron, revelando sus ojos negros.

Rashta se sentó en la cama y miró a Sovieshu con resentimiento. Las lágrimas se acumularon lentamente en sus ojos.


"Huir no fue una buena decisión."

"Fuiste tú quien me puso contra las cuerdas para que no tuviera más remedio que huir."

"¿Yo? Fue tu decisión, Rashta."

"Estaba encerrada aquí, así que no sabía lo que pasaba afuera. Ni siquiera las sirvientas me contaban. No habría escapado si Su Majestad no me hubiera hecho ver el juicio del Vizconde Roteschu y el juicio de los Vizcondes Isqua..."

Rashta hizo una pausa mientras hablaba, se sobresaltó y preguntó a Sovieshu con voz temblorosa.

"¿Lo hiciste a propósito? ¿Querías que me asustara para que huyera?"

"De ninguna manera."

"¡Mientes! ¡Eso lo explica todo!"

"Siempre culpas a los demás. Al menos debes asumir la responsabilidad de tus decisiones, Rashta."

"¿Qué hay de Su Majestad? ¿No me culpa a mí también?"

"¿Yo?"