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viernes, 20 de agosto de 2021

agosto 20, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 122

Capítulo 122. Una belleza borracha (1)

CAPÍTULO 2 DE ?? PARA NUESTRO MARATÓN

Momentos antes, los caballeros, que llevaban sus copas y hacían ruidos, la miraban ahora como sorprendidos con los ojos muy abiertos.

Ante el peso de sus miradas, Max sintió que su autoestima disminuía y enseguida bajó la mirada.

Pienso que les pareció que ese tipo de traje tan elegante no le sentaba nada bien, tal y como ella esperaba, y por eso la miraban tan intensamente. Al sentirse curiosamente escudriñada por sus miradas, sintió que un sudor frío le recorría la nuca.

Max se detuvo en sus movimientos y esperó a que el joven la alcanzara. Yurixion la saludó con una amplia sonrisa antes de hablar.

"¡Oh, Dios mío! Su vestido, es realmente maravilloso". La felicitó y los ojos de Max se iluminaron ante su cumplido.

"¿R-realmente es a-así?"

Max miró al chico con una expresión insegura, pero esperanzada en su rostro. Al mirarlo a los ojos, Max concluyó que Yurixion no parecía estar mintiendo.

Yurixion asintió con fuerza, mientras sus grandes y brillantes ojos la miraban fijamente.

"¡Parece un hada antigua! El vestido blanco le sienta muy bien. Antes me deslumbraba su belleza, pero hoy estoy ciego" le dijo Yurixion emocionado y Max se sonrojó ante el exagerado elogio.

El chico procedió a llenarla de elogios con entusiasmo, ella iba a devolverle el cumplido diciéndole que a él también le quedaba bien la ropa que estaba usando.

"Es la esposa del Señor Calipse, el caballero número uno del mundo. Por un momento, ¡me quedé hipnotizado! Incluso el arrogante Nimfish se sonrojaría de celos ante tu belleza".

En un momento de alegría, Max pudo sentir cómo sus mejillas se enrojecían hasta más no poder. Le pareció gracioso porque no era posible que el joven viera una belleza que no existía en el mundo. Yurixion no dejó de hacerle cumplidos mientras caminaban hacia su mesa.

Max se sentó inmediatamente en la silla cuando llegaron, lucho contra el deseo de cerrarle la boca a Yurixion, pero el chico no lo noto y siguió hablando.

"Es un desperdicio. Si hubiera participado en el baile real de esta manera, ¡habría cautivado a todos los caballeros y sus esposas se reunirían furiosamente fuera del palacio!"

"G-gracias..." respondió Max tímidamente.

Miró el plato redondo que tenía delante, murmurando esas palabras con una voz que apenas podía sacar de su boca. A su alrededor, el silencio de los caballeros la hacía sentir muy incómoda y torpe.

Se reía de las exageraciones del chico sobre su aspecto ante los forasteros, pero en su interior, el sudor se derramaba secretamente bajo su vestido.

Yurixion comenzó a darle algo de comida a toda prisa.

"Mi Señora, estaré a su lado para asistirla. ¿Tiene alguna comida favorita? Todas son deliciosas, pero especialmente las asadas" Max se sintió aliviada de que el tema se hubiera normalizado, suspiró y miró alrededor de la habitación buscando la cara de su marido.

"Gracias. Por cierto, ¿dónde está el Señor C-Calipse?"

"El Señor Calipse sigue en la sala de conferencias. Todavía estamos planeando y estamos discutiendo movimientos de los monstruos con algunos caballeros".

"¿Los movimientos de los m-monstruos?" Esto despertó el interés de Max.

"Extrañamente los monstruos del noroeste comenzaron a moverse hacia el sur".

Ante el repentino sonido de una voz que provenía de su espalda, Max giró la cabeza. El Señor Nirta, que iba vestido de campesino, se encontró con su mirada. Estaba de pie justo detrás de ella y la miró de arriba abajo. Max se dio cuenta de que lo hacía con una expresión extraña en su rostro, y no tardó en tumbarse en una silla junto a ella después de haber hecho esto.

"Los trolls están mostrando signos de moverse hacia el Anatorium, así que el líder está discutiendo las contramedidas con el mago. En primer lugar, nos han dicho que comamos juntos porque luego va a ver una larga discusión" Nirta respondió en un tono anticipado e inmediatamente las cejas de Max se fruncieron.

La inesperada historia nubló el rostro de Max.

Nirta continuó su discurso mientras Max procesaba la nueva información, al tiempo que llenaba su copa de vino de una manera que descartaba la formalidad.

Max dejó caer su tenedor y decidió escuchar sus palabras.

"Por eso los duendes eran más grandes de lo esperado. Pasé mucho tiempo explorando las montañas del norte porque parecía que algo había pasado con el hábitat de los demonios". Nirta dijo a la multitud y cuando los caballeros comenzaron a susurrar entre ellos, los jadeos llenaron de repente la sala.

"¿Demonios en A-Anatol? ¿Quieres decir que e-ellos están v-viniendo?" preguntó Max de repente.

"Sería mejor decir que empezaron a moverse hacia el sur que decir que vienen hacia aquí. Es solo una suposición, pero según el testimonio de los cazadores de monstruos que se encontraron con la montaña..."

Max lanzó una mirada sombría a Nirta en ese momento. Cerró bruscamente la boca cuando vio el oscurecimiento de su rostro y decidió dar por terminada la conversación. Se rascó torpemente la nuca y añadió en tono definitivo.

"He dicho muchas cosas inútiles. No hay que preocuparse, Señora. Aunque vengan los demonios, Anatol está tan segura como una lata de hierro, mientras haya Caballeros no pasara nada".

Max apenas podía relajarse incluso con su comentario. Le vinieron a la mente las horrendas imágenes de los guardias y leñadores que resultaron gravemente heridos en el ataque de los hombres lobo. A medida que aumentara el número de demonios, estas cosas ocurrirán con mayor frecuencia.

Max introdujo una mano en el bolsillo de su capa para aferrarse al maná oculto en ella. La determinación que tenía de aprender magia se hizo más fuerte. Sería mejor que nada, aunque no fuera de gran ayuda.

‘Concentrémonos en estudiar para mañana’ se dijo Max con firmeza.

Yurixion comenzó a hablar alegremente de nuevo junto a Max, como si quisiera animar el ambiente apagado.

"Querida Señora, no tenga la cara tan oscura y pruebe estas deliciosas comidas. El jabalí asado del chef es realmente excelente. La piel es crujiente y la carne es jugosa y extremadamente suave y húmeda. Si corta la carne en trozos grandes y la moja en una espesa salsa de camaleón, se sentirá tan seducida que no podrá concentrarse en otras cosas. ¡Me atrevo a decir que ni siquiera notará si uno de nosotros cae muerto en este momento!"

"Gracias. Bueno, se ve r-realmente bien" respondió Max.

"¿Verdad que sí? La paloma con infusión de nuez moscada y las galletas de canela fritas también son increíbles. Pruébelas".

Yurixion llenó su plato de comida. Max se metió la comida en la boca poco a poco ante su sugerencia. Estaba realmente tan bueno como él decía. Max se olvidó de sus preocupaciones y comenzó a deleitarse con su deliciosa comida. Nirta, que la miraba mientras bebía, llenó su vaso de vino.

"Me voy a atragantar bebiendo todo este vino yo solo. Tomemos una copa juntos" le dijo Nirta mientras empujaba su copa hacia ella que ahora estaba llena de vino.

"Gracias". Sintiéndose conmovida por su raro acto de amabilidad, Max se tomó el vino de un solo trago.
agosto 20, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 121

Capítulo 121. La chica del espejo (2)


CAPÍTULO 1 DE ?? PARA NUESTRO MARATÓN

Frente al espejo, Max se giró lentamente, mirándose a sí misma.

Linda la seguía atentamente, sin querer perderse ninguna reacción. Le dio otro vestido y una criada la ayudó a cambiarse.

Max emitió un agradable "oh" al sentir la textura de la tela. Las sirvientas hacían gestos cada vez que se ponía accesorios o nuevos tocados.

"Creo que este vestido es el que mejor le sienta. ¿Qué le parece, Señora?" preguntó Linda después de vestirla con un vestido blanco perla con un cinturón dorado.

Max se miró en el espejo. Una mujer alta, adornada con collares de diamantes en forma de red y anillos de topacio, ataviada con zapatos adornados de oro, se erguía con cierta modestia bajo un elegante traje brillante. Los ojos de Max brillaron de emoción ante su aspecto. Tenía un aspecto estupendo, como cualquier otro miembro de la familia real. Se veía gloriosa.

"M-Me gusta más este".

"Entonces empezaré a trabajar en su cabello. Creo que es mejor trenzarlo. ¿Le ponemos una red con perlas?" preguntó Rudis.

"No, sería mucho mejor hacer dos trenzas finas a cada lado y luego adornarlas con horquillas".

Rudis escuchó atentamente las palabras de Linda, comenzó a trenzar el pelo a ambos lados, y luego clavó una orquilla con una punta del tamaño de una nuez en la parte superior de la oreja. Dejó que sus largos y voluminosos mechones cayeran en cascada sobre su espalda.

Max miró con admiración su pelo rojo enroscado sobre el vestido blanco. ¿Qué clase de magia habían hecho? Su pelo rizado se veía muy elegante e impresionante.

"¡Señora, está usted muy hermosa! "

Las doncellas chillaron encantadas cuando la vieron arreglada.

"¡Es como la Ninfa de la Luz! Seguro que el Señor se sorprenderán al verla, ¿verdad? afirmó una de ellas.

"Estoy segura de que se alegrará. Está más hermosa que nunca" añadió otra.

Max se sonrojó hasta la raíz del pelo por el cumplido. Murmuró en voz baja con timidez.

"Gr-gracias".

"¿Hay algo que no le guste o con lo que no esté satisfecha?" Preguntó Linda, un poco ansiosa.

"¡Oh, no! Oh, es muy c-cómodo, me gusta".

Linda asintió satisfecha ante su respuesta y finalmente se echó una capa de terciopelo color vino oscuro sobre el hombro.

Max estaba disfrutando mucho de la graciosa aparición en este momento. Alegre, dio instrucciones a las criadas para que cuidaran bien del gato, y luego salió de la habitación.

El vestíbulo estaba decorado con las sombras de la oscura noche. Max caminó por el pasillo que los sirvientes habían iluminado brillantemente con Rudis cerca. El mero regreso de Riftan parecía haber dado vida al silencioso castillo.

El olor a comida frita y a dulce licor flotaba en el aire fresco, y bajo las escaleras, una voz fuerte resonaba suavemente.

Max bajó las escaleras pasando por delante de los atareados sirvientes. Vio a los caballeros y a los jóvenes soldados que se sentaban en la larga mesa del comedor, y a las criadas que les servían, mientras salía del amplio vestíbulo y entraba en el comedor.

Miró a los caballeros que estaban ocupados cenando, bebiendo y hablando, de pie en la puerta. En el público, un candelabro desprendía una luz cegadora, y la mesa estaba llena de comida tan amplia que se pensaba que la mesa se partiría.

Entre ellos había un muchacho que estaba cortando un jabalí y colocando las rebanadas en un plato. De repente la miró y levantó la mano. "¡Mi Señora!"

Yurixion, vestido maravillosamente con una túnica blanca, corrió hacia ella con una alegre sonrisa. Max sonrió torpemente. Cuando recordó lo que había hecho ayer con Riftan delante de él, no pudo levantar la cabeza. El chico siguió charlando con facilidad, como si no le importara en absoluto.

"¿Cómo ha estado? Como ya sabe, pasé la primera guerra civil de mi vida con el Señor Calipse. Pasé los 10 días más significativos de mi vida con el bando de mi respetado Señor".

Sonaba como si hubiera estado en un buen lugar para un picnic, no en la guarida de un demonio. Max estaba avergonzada sin saber qué decir.

"C-cuánto tiempo sin verte. ¿T-te has hecho daño? ¿Estás bien?" preguntó.

"Estoy bien, excepto por un ligero moretón". Yurixion sonrió torpemente, señalando sus rodillas.

"Me da vergüenza decir que estaba caminando por la ladera, mi pie se enganchó en las raíces de un árbol y me caí. Afortunadamente, el ungüento que me dio era tan bueno que no tuve que molestar a nadie, pero el señor Nirta se burló de mí".

"Lobar, hablamos luego. Toma asiento primero". Un caballero, que no podía ver a Max, gritó por encima de su hombro.

Yurixion se rascó el cuello con vergüenza y le tendió la mano. "Deja que le ayude. Bien, por favor, por aquí. Le mostraré la comida más deliciosa apilada en la bandeja".

Cuando Max colocó su mano en el brazo del caballero, el chico la condujo hábilmente fuera de la multitud y sacó una silla en un movimiento inesperadamente suave.

"Tomaré su capa".

Max dudó un momento, sujetando el cordón de la capa. Era vergonzoso mostrarse delante de los demás.

"¿Mi Señora?"

Ante la mirada confusa de Yurixion, cerró los ojos con fuerza, se quitó la gruesa capa y se la entregó. El ruidoso entorno se volvió repentinamente silencioso. Max solo pudo encogerse de hombros avergonzado ante sus bajos murmullos.









NOTA: perdón por la tardanza en cuanto a la actualización, por si no siguen nuestra página de facebook me contagie de covid y eso me mantenía dormida la gran parte del día, bueno ustedes comprenderán que no es fácil hacer algo si no te sientes bien. Afortunadamente ya me encuentro mejor y es por eso que decidí regalarles un pequeño maratón para recompensar todo este tiempo sin actualizaciones.
Pronto les traeré un calendario con las fechas de mis próximas actualizaciones y muy posiblemente comience a traducir otra novela, solo que aún no me decido por cual, igual les dejare una pequeña encuesta en facebook para que ustedes voten y en base a eso comenzaré a traducir la nueva novela. En cuanto a la otra novela que traducía "La emperatriz abandonada" la abandonaré por tiempo indefinido ya que es una novela bastante larga y ni que decir de sus capítulos y por lo mismo me cuesta mucho tiempo traducir y editar todo. Por ejemplo si con un capítulo de esta novela tardo una o dos horas para editar y traducir con un capítulo de la otra novela tardo el doble o más y la universidad no me da tiempo para mucho, y sí sé que estoy diciendo que traduciré otra, perooo en mi defensa los capítulos son más cortos.
Bueno, eso es todo, diariamente estaré subiendo capítulos para nuestro maratón los quiero.💛💛

jueves, 24 de junio de 2021

junio 24, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 120

Capítulo 120. La chica del espejo (1)


Un dulce sentimiento de placer y un poco de remordimiento brotaron en su corazón cuando Max le rodeó la cintura con sus brazos. El Castillo Croix y el Castillo Calipse fueron comparados continuamente por Riftan, ansioso de que ella no se sintiera complacida. Riftan se habría relajado si ella hubiera dicho la verdad. Sin embargo, para salvar su orgullo, se quedó callada.

Max murmuró, apretando firmemente su cara contra su pecho, sintiéndose culpable.

"El Castillo de Calipse es un l-lugar maravilloso".

Una sonrisa preocupada apareció en el rostro de Riftan, pero la mujer siguió alabándolo aunque no le creyera.

"Bueno, los m-muros se ven m-magnos y poderosos, así que estoy a-aliviada. El castillo está en la ladera de una colina, con una bonita vista de Anatol mirando por la ventana. Hay muchas montañas, así que todo el paisaje es hermoso. Los sirvientes son a-amables y me t-tratan bien..."

Continuó apresuradamente, dándose cuenta de que las últimas palabras parecían que los sirvientes del Castillo Croix no la trataban amablemente.

"Por encima de todo, los cocineros del Castillo Calipse son excelentes. Es delicioso todo lo que preparan".

Max, que iba a decir que después de llegar aquí había engordado, se calló la boca. Tenía miedo de que cuando él se enterara, pensara que había engordado.

"Es tan delicioso... ¿eso?"

Por un momento, Max hizo una pausa antes de responder "La hora de la comida ¡es divertida! Ha-hay tantos platos diferentes, los postres son geniales también".

"Me alegro de que la comida sea de tu gusto" sonrió y le acarició el cuello, tranquilizadoramente.

Max, sintiéndose mucho más ligera, volvió a enterrar la cara en su hombro y se frotó la cabeza con él.

Riftan gimió. De repente, el ambiente se volvió romántico, sus espaldas se arqueaban cuando el sonido de un golpe en la puerta cortó el aire íntimo que flotaba entre ellos.

En voz baja, Riftan murmuró su disgusto, y luego preguntó en tono contundente "¿Quién es?"

"Es Gabel Raxion. Ahora estamos todos en la sala de conferencias".

Riftan dejó escapar un profundo suspiro. "Estaré allí pronto".

"Entonces, me pondré en camino".

Preocupado, hasta que el sonido de las voces se apagó, Riftan se quedó sentado. Max se sentó en el cojín y lo miró. Incluso los gatos, que dormían profundamente, se arrastraron fuera de la cesta para comprobar si había un poco de bullicio.

"Te veré más tarde en la noche. Cenaremos en el salón, estoy deseando hacerlo" Riftan le miró la cara, que brillaba roja bajo la luz, y le depositó un beso en la mejilla.

"A-adiós... adelante".

Se levantó del suelo, se puso la capa y se marchó. Max se levantó, sacó un poco de leche de cabra y le dio de comer a los gatos que ronroneaban a sus pies. Hasta que los gatos se callaron, enrolló el hilo, y luego abrió el libro que había estado leyendo durante todo el día.

El tiempo pasó mientras estaba sentada hojeando las páginas del libro frente a su escritorio. Contempló el paisaje cada vez más oscuro de la ventana y luego sacó la piedra mágica que había guardado en el bolsillo de su túnica. Siempre la llevaba consigo y la tocaba así, pero no podía sentir ningún cambio especial.

Max cerró los ojos suavemente, sujetando la piedra mágica con ambas manos. No tenía ni idea de qué era diferente entre estas piedras y las ordinarias. Se preguntaba si había que memorizar un hechizo plausible.

Un golpe resonó justo en ese momento; escuchó la voz de Rudis en la entrada.

"Señora, antes de la cena, me gustaría vestirla. ¿Está lista? "

"Está b-bien. Sí, pasa".

"Discúlpeme, entonces".

Tras su permiso, Linda, la esposa de un costurero, Seric, contratado por Rudis y Riftan, y dos jóvenes sirvientas que llegaron hace unas semanas entraron en la habitación en fila india.

Max vio un montón de vestidos en sus manos, sus ojos se abrieron de par en par. Rudis puso sobre la mesa una pequeña caja de adornos y colocó los gatos que rodaban por el suelo en la cesta para que no estorbaran, luego cambió el ángulo del espejo.

Mientras tanto, Linda y las criadas extendieron sus coloridos vestidos sobre la cama.

"He traído su vestido nuevo. Hace mucho tiempo que no tenemos una fiesta, ¡así que debería vestirse bien!" La esposa del costurero habló alegremente y desplegó un hermoso vestido azul marino.

Poniéndose de pie con una expresión de sorpresa, Max exclamó sin darse cuenta.

Un vestido azul marino oscuro, casi negro, parecía iluminarse, saliendo de él un brillo azul. Parecía bastante mágico mientras Linda mantenía la falda brillante abierta de par en par. Luego se desplegó un delicado vestido de color marfil acompañado de otro verde bordado con hilos dorados.

"¿Qué le parece? Hemos hecho estos vestidos con mucho cuidado" dijo una radiante Linda, aparentemente orgullosa de la creación de su marido.

Max murmuró con fascinación "E-es t-tan he-hermoso".

Ishinda, una alegre doncella, le dio un ligero empujón y dijo con mucha emoción

"Pruébeselo, Señora, estoy segura de que todos se quedarán asombrados en la cena. ¿Cuál le gustaría probarse primero? Pruebe primero este vestido verde. Estoy segura de que su color de pelo combinaría con él".

La criada vino con un vestido antes de que Max pudiera responder. No tardó en cambiarse de ropa y así se demostró que las palabras de la criada eran correctas: el vestido verde parecía encajar muy bien con su color de pelo. El largo dobladillo con volantes de la falda parecía elegante, y era indescriptiblemente maravilloso con el bordado con motivos de vid.



junio 24, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 119

Capítulo 119. Lo que deseo (2)


En cuanto Rudis vio a los gatitos, dijo "¡Oh!" con asombro. Inmediatamente puso un paño en una cesta de cañas para hacerles un pequeño nido.

Max colocó suavemente a los gatitos en una pequeña cesta caliente, mientras Riftan calentaba ligeramente la leche de cabra. Vertió un poco en una cuchara y se la acercó suavemente a la boca y ellos se abalanzaron sobre ella.

Max tomó el cojín y lo puso en el suelo. Se sentó y observó cómo Riftan alimentaba a los gatitos con leche tibia. Bebieron hasta saciarse y, una vez satisfechos, ronronearon y acurrucaron sus cabezas bajo sus grandes manos.

"¿Qué nombre les pondrás?" preguntó Riftan a Max, acariciando delicadamente al suave y esponjoso gato con las yemas de los dedos. Ella observó a los gatitos mientras estiraban sus extremidades al contacto de su mano con un poco de envidia. Al poco tiempo se separó de él y lo miró asombrada.

"¿P-puedo n-nombrarlos?"

"Quédate más tiempo en la habitación. Sería mejor para ellos que fueras tú quien los nombrara, ¿no crees?" después de una larga vacilación y de esforzarse por hablar, finalmente abrió la boca.

"E-el gato con r-rayas lo ll-llamaré Ron, el gato b-blanco Rola y el gato n-negro Roy".

"¿Ron, Rola, Roy?"

"S-son los n-nombres de tres hermanos hadas en un c-cuento. L-la historia que me c-contaron cuando era n-niña hace m-mucho tiempo me vino a la m-mente..."

Riftan sonrió débilmente ante su pequeña explicación, y las yemas de sus dedos recogieron el esponjoso gato negro.

"Parece demasiado vulgar para ser un hada, ¿no?"

El gato levantó de repente sus garras y, en señal de rebeldía, blandió sus zarpas. Ante el mínimo ataque, Riftan estalló en carcajadas.

"Parece que este pequeñín sabe ser peleonero".

"No p-puedes m-molestar a los a-animales débiles"

"¿Quién ha dicho que los moleste?"

Riftan se quejó y volvió a dejar al gato en el suelo. Max trasladó la cesta a un lugar que no fuera ni demasiado caliente ni demasiado frío, y luego colocó un pequeño ovillo de hilo junto a ellos. Los gatos empezaron a jugar con el ovillo de hilo, mordiéndolo y arañándolo, hasta que pronto se quedaron profundamente dormidos de tanto gastar energía.

Max miró su pequeña barriga mientras inhalaban y exhalaban con breves respiraciones. Se agachó y frotó con cuidado la parte inferior de la barbilla de uno de ellos. Dio un largo y satisfactorio respiro de felicidad.

Mientras Max miraba con cariño a los gatos, Riftan la agarró de repente de los brazos y tiró de ella hacia él. Max se dio la vuelta y lo miró, preguntándose qué acababa de pasar. Colocó un cojín entre el pilar y él, se inclinó para sentarse y luego le dio un golpecito en el muslo.

"Ven y siéntate aquí".

La cara de Max se puso muy roja. Ella sabía muy bien lo que significaba ese tono de voz bajo y reservado. Los placeres de compartir la intimidad con él se sentían bien, pero ella dudaba porque pensaba que podría ser demasiado en esta situación. Riftan levantó una ceja y sonrió ante su vacilación.

"Solo quiero tenerte en mis brazos. No te pongas nerviosa y ven aquí".

Ella dudó un poco más y luego se acercó lentamente a él. Riftan la levantó, la sentó en sus firmes muslos y apoyó su cabeza en la parte cóncava de su cuello y hombro.

En perfecta armonía, apoyada cómodamente contra él, Max enroscó suavemente los dedos de los pies con satisfacción.

Riftan le rodeó suavemente las rodillas con un brazo y la acercó más. Su otra mano recorrió lentamente la parte posterior de su columna vertebral.

Max, que se sentía como un pollito acurrucado en el abrazo de su madre, soltó una pequeña risa.

"Tu risa es adorable".

Había un inevitable tono de satisfacción en su voz al hablar. Al igual que había acariciado a los pequeños gatitos, rozó ligeramente las yemas de sus dedos por la espalda de ella antes de masajearle suavemente la nuca.

Max apenas se tragó sus suaves gemidos y un fuerte y extático estremecimiento recorrió su cuerpo. Riftan apretó suavemente sus mejillas entre la palma de sus manos y las acarició con delicadeza antes de presionar sus labios contra la frente de ella en un suave beso. Una atmósfera sorprendentemente pacífica y relajada rodeaba a los dos. Ella se sentía completamente cómoda y a gusto. Estaba tan relajada que lo único que oía era el sonido de los latidos del corazón de él, el traqueteo del viento y las llamas lamiendo la leña en silencio.

Después de un rato de mirar fijamente las crepitantes llamas de la chimenea, Riftan abrió la boca y habló.

"¿Te gustó vivir en Anatol?"

Max estaba aturdida por el aire cálido, como si estuviera borracha, y se extrañó de la pregunta, levantando suavemente la cabeza para mirar a Riftan. Riftan la miró sin ninguna expresión en particular, pero en sus ojos pudo ver una pizca de ansiedad escondida.

"¿Realmente no hay nada que te incomode? ¿Algo que te falte?"

"N-no hay nada que me f-falte. Y no hay n-nada que me ha-haga sentir incómoda".

Max movió la cabeza rápidamente de un lado a otro. La vida en Anatol era perfecta. Por primera vez en su vida, parecía haber encontrado por fin el lugar al que realmente pertenecía. Siempre hay alguien que la necesita, está rodeada de amabilidad por todas partes y todos están dispuestos a escuchar su historia. Y, sobre todo, junto a ella estaba esa persona que la abrazaba y la besaba. No puede haber nada más satisfactorio que eso. Como un bebé recién nacido, se apoyó en su pecho y se acurrucó con fuerza en sus brazos.

"Me... me gusta estar aquí".

Dejó de respirar un segundo y luego la abrazó aún más fuerte contra él, lo suficiente como para que le resultara incluso doloroso. Sus costillas se apretaron con fuerza y respirar se hizo un poco difícil, pero no dejó escapar ni una sola queja. Si se trataba de Riftan, no le importaba lo fuerte que la abrazara, aunque sintiera que se le iban a romper los huesos. Sus ligeros toques y caricias a lo largo de su espalda, los sonidos de su corazón rápido y fuerte, y su olor corporal masculino, todo era adorable para ella.
junio 24, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 118

Capítulo 118. Lo que deseo (1)


Siguió caminando entre los caballos que gruñían hacia el interior con una mirada curiosa antes de llegar al caballo de guerra de Riftan, Talon.

Max tenía un poco más de miedo a estos caballos de mayor tamaño que a otros, por lo que siguió de cerca a Riftan, dejando apenas un espacio entre ambos. Para calmarla, Riftan le dio unas palmaditas en la espalda para tranquilizarla y empezó a caminar hacia donde estaba atado Talon.

Max, que había estado trotando nerviosamente, ahora marchaba con confianza, con los ojos bien abiertos y concentrados. Algo había gemido encima del montón de pajas junto al caballo de guerra.

"Lo encontré esta mañana mientras visitaba a Talon".

Riftan se acercó a sus oídos y murmuró. Max miró de cerca a las pequeñas criaturas que yacían encima del montón de pajas. Tres gatitos del tamaño de la palma de la mano yacían acurrucados encima de las pajas secas que había allí. Riftan se arrodilló suavemente.

"No sabemos dónde está la madre. Cuando Talon se apresuró, encontró a estos chicos acurrucados en este montón".

"¡Oh, no! ¿Crees que la m-madre a-abandonó a sus propios hijos?"

"Parece que sí. He preguntado en todos los establos y no hay señales de que los gatos entren o salgan. Parece que una gata callejera dio a luz en secreto y simplemente los dejó. Parece que a Talon le han robado la habitación".

Riftan acarició suavemente el lomo del caballo negro que pateaba el suelo con impaciencia. A Max le sorprendió que Talon no hubiera pisoteado a los gatitos al verlos. El caballo de guerra de Riftan parecía muy enfadado. Max miró a Talon con desconfianza, preguntándose si cambiaría de opinión, y como la curiosidad la invadió, se acercó al montón de pajas para ver más de cerca a los tres gatitos.

Los tres tenían colores diferentes. Uno era blanco con rayas grises por todo su pelaje, y el otro era negro, como si alguien hubiera derramado tinta sobre él. El último gatito era tan blanco que parecía estar cubierto de harina. Max reprimió su deseo de abrazarlos con fuerza y miró a Riftan.

"¿P-puedo... puedo tocarlos?"

"Hazlo si quieres".

Riftan se apoyó suavemente en el pilar y sonrió cálidamente. Una vez que Max recibió el permiso, comenzó a acariciar con cuidado a los pequeños gatitos. Bajo el suave y esponjoso pelaje pudo sentir sus pequeños y frágiles huesos. Max frunció el ceño. Al ver lo delgados que estaban los tres, sintió pena por ellos.

"N-no p-parece que hayan podido c-comer mucho..."

"¿Los llevamos a una habitación y les damos un poco de leche?"

"¿Realmente p-podemos hacer eso?"

Max miró a Riftan con una expresión inocente de esperanza. Él se limitó a sonreír, inclinándose para rozar ligeramente sus labios por las mejillas de ella.

"Puedes hacer lo que quieras. No tienes que pedirme permiso".

"E-entonces... q-quiero llevarlos a mi habitación".

Murmuró con voz tranquila y temblorosa mientras sostenía suavemente a uno de los gatitos en sus brazos. Mientras Max lo llevaba a su habitación, el gatito se retorcía suavemente ante las leves turbulencias. Era tan delicado que parecía que la diminuta criatura podría morir por una ligera presión. Envolvió al gatito en un manto y lo abrazó suavemente. Los otros dos fueron tomados por Riftan y abrazados en sus propios brazos.

"Deberíamos buscar una pequeña cesta para que estos pequeños duerman".

"R-Rudis. Si hablamos con Rudis, seguro que p-podremos encontrar una".

Max temía que los duros vientos del invierno hicieran enfermar al gatito, así que mientras continuaban hacia el establo, abrazó al gatito de forma protectora y muy cerca de su pecho. Mientras escuchaba al gatito inhalar y exhalar suavemente, una súbita tristeza invadió su corazón.

"E-es la p-primera vez que c-cuido de un gato en mi habitación".

"¿De verdad?"

"A mi p-padre no le g-gustaban m-mucho los animales... Ni s-siquiera dejaba que un p-perro guardián entrara en el c-castillo, a-así que s-siempre solía meterlos a escondidas para j-jugar con e-ellos".

Riftan la miró suavemente. Max estaba tan emocionada que no se dio cuenta de la extraña forma en que la miraba. Dijo con una voz suave y gentil.

"¿También te traigo un perro guardián?"

Los ojos de Max se abrieron de par en par y sacudió la cabeza de un lado a otro.

"E-está bien. Con t-tenerlos es suficiente para m-mí".

"Si hay algún perro que quieras, no hay razón para contenerte".

Su voz se volvió repentinamente poderosa. Max notó su repentina apariencia de descontento. Se preguntó qué podría haber causado que su humor cambiara así de repente. Riftan, que miraba al frente, habló con un tono de voz nervioso y tenso.

"Cuando estábamos en el Castillo de la Croix. No, incluso después del día en que viniste por primera vez, dije que te haría vivir más lujosamente. Mientras vivías conmigo, me dijiste que te enfurecías al pensar en todas las cosas que querías, pero que no podías tener".

Max soltó una pequeña risa avergonzada. Parece que su oposición al Duque Croix era mayor de lo que ella pensaba. En un ligero murmullo, respondió, como si se hubiera clavado una gran espina en la garganta.

"D-de verdad estoy b-bien. Si hay a-algo que realmente quiera, te lo haré s-saber e-enseguida".

Insatisfecho, Riftan alzó un poco las cejas antes de suspirar profundamente y seguir caminando con ella. Max siguió detrás de Riftan lentamente mientras ella acariciaba suavemente al pequeño gatito que estiraba sus garras en su cálido y cariñoso abrazo.
junio 24, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 117

Capítulo 117. Un cálido invierno (2)


"Q-quiero v-verlo" su voz susurró con toques de alegría.

"Ahora hace demasiado frío, vamos si hace un poco de calor" su voz también se fue apagando poco a poco. Finalmente sucumbió al cansancio.

Max esperó a que se hundiera en el sueño y se abrazó a su cintura con sigilo. Riftan la abrazó con naturalidad.

El encantador calor pareció llenar el gran vacío de su corazón. Solo entonces se dio cuenta de lo hambrienta que estaba de afecto. Como él la llenaba, se dio cuenta de que estaba vacía.

Max sintió alegría y miedo al mismo tiempo. Ya no podía negar que él ocupaba lo más profundo de su corazón.

Riftan podía haber herido profundamente su alma, o haberla privado por completo de su energía para vivir. Si él ya no la quería, tendría que vivir el resto de su vida en el vacío. Solo imaginar un futuro tan miserable la mareaba. Miró su rostro somnoliento con ojos aterrados. En un rincón de su mente surgió un miedo completamente diferente, como el que nunca había sentido por su padre.

Aunque estaba agotada, Max no podía dormirse fácilmente.

Riftan salió temprano por la mañana para comprobar si había problemas en el castillo. No fue hasta el mediodía que Max se despertó, se lavó la cara y se arregló. La ropa de invierno estaba lista, así que no le quedaba más trabajo que hacer en el Castillo de Calipse.

Max decidió volver al libro que Ruth le había dado para leer y se sentó en su escritorio. Había un desayuno tardío preparado junto a los libros apilados por Rudis.

"He preparado comida que es fácil de comer mientras se lee un libro".

Max sonrió y agradeció a Rudis su atención. La bandeja contenía una pequeña crepa con mermelada de uva, una torta de avena con nueces y leche caliente con miel. Max abrió un grueso libro que había en su escritorio, pasó las páginas y se llevó un pequeño trozo de pan a la boca.

No era muy difícil entender el contenido del libro. Quizá porque Ruth había elegido el libro adecuado para su nivel. Max se afanó en el pergamino, repasando las teorías básicas en su cabeza.

A los pocos días de haber comenzado sus estudios, ya tenía un montón de pergaminos que desperdiciaba de esta manera. Pero no sentía que se estuviera convirtiendo en una maga ni notaba ningún cambio. Se preguntaba si alguien podía hacer magia solo estudiando así. Cuando abrió los ojos por la duda, escuchó un golpe en la puerta. Max cerró el libro y giró la cabeza.

"¿Q-quién e-es?" Ella miró a la puerta y dijo.

"Soy yo. Voy a entrar".

Como era Riftan, se apresuró a dejar a un lado el libro y el pergamino. Abrió la puerta y entró, con una túnica negra que le llegaba a las rodillas. Incluso cuando estaba en el mismo castillo, no era habitual encontrarse con él a plena luz del día, así que se alegró de verlo.

"¿Has dormido bien?" Riftan le besó la frente y le susurró dulcemente.

Max asintió tímidamente. "S-siento mucho haberme despertado t-tarde".

"No te preocupes" viéndola, su mirada era muy suave.

"P-pero, R-Riftan tú te d-despertaste y y-yo aún estaba d-durmiendo..."

"Te dije que no tienes que preocuparte. No tienes que adaptarte a mi estilo de vida".

Max se entristeció un poco al ver que el tono de su voz parecía trazar una línea. Sacudió la cabeza.

Debe estar diciendo eso para demostrar que se preocupa por mí... pensó para sí misma.

Para consolarla, le rodeó los hombros con los brazos y le tocó el dobladillo del vestido con la palma de la mano.

"¿No es tu ropa demasiado fina?" no parecía gustarle.

"E-está bien. Llevo capas gruesas por dentro" lo tranquilizó.

"Ven aquí" se acercó, abrió la puerta y le puso la mano sobre una capa de terciopelo.

Max abrió los ojos "¿A-adónde v-vamos?"

"No quiero salir del castillo. Sígueme. Quiero enseñarte algo".

Riftan le tomó la mano y salió de la habitación. Max lo siguió sin saber qué pasaba. Bajó las escaleras hasta la cocina y luego atravesó la puerta lateral. En el aire fresco, la golpeó. Al notarlo, rápidamente le rodeó el hombro y le puso un gorro en la cabeza.

"Hace frío, ¿verdad? Aguanta un poco" le dijo suavemente.

Max se preguntó a dónde la llevaba. Solo pudo ver árboles desnudos y una pasarela en mal estado. Reprimió su curiosidad y le siguió en silencio por el camino helado.

Giró hacia la parte trasera del castillo y entró en el amplio establo situado entre los árboles. Se quitó el sombrero por el cálido ambiente. El caballo olía fatal, pero el establo estaba bien mantenido y era bastante confortable con un viento fuerte.

"¿V-venimos a v-ver el caballo?"

"¡Shh!" Riftan le puso el dedo índice en los labios.

Una sorprendida Max accedió a callarse.

‘¿Qué demonios está pasando?’ Ella puso los ojos en blanco.

Riftan tiró de su brazo y entró con cuidado en el establo.

martes, 25 de mayo de 2021

mayo 25, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 116

Capítulo 116. Un cálido invierno (1) |+18


"S-Señor, he preparado el baño. ¿Qué debo hacer?"

Max se sintió sumamente avergonzada cuando la joven voz de la criada le llegó al oído.

Ella no estaba escuchando fuera de la puerta, ¿verdad?

Dejándola al borde de la muerte por la vergüenza, se subió tranquilamente los pantalones y abrió la puerta.

Max se escondió rápidamente detrás de la cama y se cubrió con una manta, sin atreverse siquiera a mirar. Las sirvientas llenaron la bañera con agua caliente al cabo de un rato, se dispusieron a cambiar las toallas y la ropa y salieron.

Tras comprobar que habían desaparecido, Max se asomó sigilosamente. Vio a Riftan quitándose el resto de la armadura y la ropa.

"Maxi... ven aquí" le tendió una mano.

Max se quedó mirando su pelo negro, con el agua goteando. Poniendo el brazo sobre la bañera, Riftan sonrió como si estuviera tentando a un gato tímido.

Dijo con voz ronca "Estoy tan cansado que no puedo ni levantar una mano. Por favor, lávame".

"Mentiroso" ella negó con la cabeza, sin creerle un poco.

"Llevo diez días durmiendo en la montaña. Me duele todo el cuerpo y tengo los dedos de los pies entumecidos. Ayúdeme, por favor" refunfuñó.

Max se arrastró fuera de la cama y se acercó a él.

Riftan la bajó fácilmente por el brazo, apretó los labios en la palma de su mano y le frotó la mejilla, sin perder un segundo.

"Quítate la ropa y ven aquí" le ordenó suavemente. Riftan instó con una voz que contenía impaciencia mientras los latidos del corazón volvían a bombear. "Todavía me falta mucho. Date prisa".

Max lo miró con ojos temblorosos. ¿Cómo se atrevería a desobedecer esas palabras?

Max comenzó a desvestirse lentamente. Deshizo el tirante del vestido, lo puso en el suelo, se bajó la ropa interior, se quitó las medias y lo colgó en la silla.

Riftan se quedó mirando la figura con orbes negros y ardientes, sin perderse un solo movimiento. Finalmente se quitó los jirones de la ropa interior y entró con cuidado en la bañera. Se acercó, la agarró por la cintura y enterró sus labios en su seno derecho. Max se agarró instintivamente a su pelo húmedo y brillante y jadeó.

En el estómago, el fuego se disparó de nuevo mientras los labios ardientes se retorcían sensiblemente sobre la piel. La sentó con cuidado en su regazo, y le tocó suavemente la su clavícula.

Max gimió y abrazó a su cara. Cuando un placer casi doloroso le arañó la espina dorsal, no pudo saber si quería arrancarla o acercarla.

"Tú también me quieres, ¿verdad?" Susurró, sujetando su pecho.

Max no dijo nada, solo su cara se puso roja. Eso fue suficiente como respuesta. Los ojos de Riftan estaban contentos y llenos de deseos; excitados por emociones intensas que no se podían describir con palabras. Beso sus labios, le abrió las piernas y entró de nuevo. Ella se disolvió indefensa en los brazos de un hombre insaciable.

Riftan no le permitió ni un momento de respiro, tratando de aliviar todos sus deseos. La besó de pies a cabeza, la mordió suavemente, la saboreó; sus labios estaban al alcance de cada centímetro de su cuerpo. Se introdujo en ella después de tanto ardor, y la poseyó hasta ponerla en apuros.

Max no podía mantener la cabeza ante el interminable clímax. Cuando finalmente despejó todas sus pasiones y se recostó en la cama, ella sintió que quería agradecer al cielo.

"R-Riftan, ¿n-no estás c-cansado?" Max estaba agotado y se recostó sobre su pecho.

Sus dedos acariciaban suavemente su espalda y su rostro estaba satisfecho. Dijo con un suspiro cansado "Maxi, si haces un festín delante de un hombre que lleva días y días pasando hambre, ¿qué crees que pasará?"

Max lo miró con los ojos apagados.

"Estaba a punto de desmayarme por la fatiga, pero ahora estoy bien despierto" le mordisqueó los hombros y el cuello como si quisiera comérsela.

Max encogió la cabeza y lo miró con el ceño fruncido. "No s-soy una c-comida..."

"Pareces tan apetecible" le pasó los labios por los hombros y acarició una parte sensible de su cuello.

Con un verdadero susto, Max se abalanzó sobre el edredón. Riftan se rio y la envolvió estrechamente en él. Cuando un estallido de risa llegó a sus oídos, un temblor estremecedor sacudió su cuerpo. Se frotó la cabeza contra su pecho en un arranque de felicidad. Le pareció una bendición en sí misma, poder compartir un momento tan cercano y afectuoso con alguien.

"Ya que he limpiado la zona de la montaña mientras estaba fuera, no vaciaré más la tierra hasta que pase el invierno" murmuró Riftan con cansancio, acariciando su cabeza con su gran mano.

"Vamos a tomarlo con calma durante un tiempo. Cuando haga un poco de calor, puedes volver a montar a caballo. Podrías ir a ver el lago del oeste. Está bastante bien incluso en invierno".

sábado, 22 de mayo de 2021

mayo 22, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 115

Capítulo 115. La cariñosa bienvenida de una esposa (2) |+18


"Comeré más tarde. Tráeme una muda de ropa" dio las últimas instrucciones y subió las escaleras.

Finalmente, cuando la puerta se cerró a sus espaldas, Riftan la dejó en el suelo y empezó a darle besos de nuevo. Max se colgó de su brazo y jadeó sin aliento.

Saboreó su boca y se quitó los guantes de hierro, acariciando suavemente su cuello.

Con el inusual movimiento de sus ásperos labios, el cuello de ella se entumeció y enterró sus mejillas en las manos de él, de donde emanaba calor. Riftan jugó con sus dedos en su pelo revuelto emitiendo un gemido bajo.

"Cuánto he echado de menos este toque. Oh, cielos".

Bajó la mano y acarició la piel bajo el dobladillo del vestido con avidez. Max metió la mano en su túnica, imitando sus movimientos, y tocó el grueso pecho envuelto bajo su armadura. Entonces Riftan respiró con brusquedad y tiró de la mano de ella y la frotó contra su grueso cuello, como si fuera un gran animal que asomara la cabeza y pidiera que lo tocaran.

"T-Tu c-cuerpo está muy f-frío" dijo ella.

"De ninguna manera" su voz tenía casi un tono metálico. "Creo que mi cuerpo está ardiendo".

"¿D-donde te d-duele? ¿Te has he-hecho daño?" preguntó ella, nerviosa.

"Me duele por tu culpa".

Con la cara borrosa, Max miró su cuerpo y se preguntó si ella había saltado y causado la herida. Entonces Riftan gimió por lo bajo, casi desgarrando la túnica.

"Maldita sea, en toda mi vida esto nunca ha sido tan duro y tedioso".

Entonces Riftan, que se despojó apresuradamente de la coraza y la tiró al suelo, levanto a Max y la empujó a la cama. Ella abrió los ojos de par en par ante el fuerte hombre que le presionaba el bajo vientre.

Riftan frotó su cuerpo caliente y chupó sus labios como una persona muy hambrienta. Un leve gemido se escapó de sus labios, ella se agarró a su cuello con fuerza. El adorable movimiento de un gran perro frotándose fácilmente se convirtió en algo feroz y apasionado. Para hacerla sentir perfecta con su cuerpo excitado, él agarró sus caderas y las juntó. Fiel a sus palabras, su cuerpo estaba ardiendo.

"¡Tengo que entrar en ti ahora mismo!" hablo con voz ronca.

Max miró soñadoramente sus labios húmedos y mojados que se besaban repetidamente. Le quitó el cinturón de un tirón, tirando de la falda y de la ropa interior a la vez. Max le rodeó la cintura con las piernas en armonía con sus manos que rodeaban sus caderas. Se desató los tirantes del pantalón, se arrancó la ropa interior y se la metió de golpe.

Max jadeó y luchó con sus piernas. "R-Riftan..."

Le acarició los muslos y la esbelta cintura bajo el dobladillo de la ropa que había enrollado. Ella se aferró con fuerza, apretando su cintura. Riftan se estremeció como si le hubieran dado una patada y pronto empezó a moverse con rapidez y fuerza.

Max llevó a su hombre al borde de la locura, y cada vez que presionaba con fuerza en la parte más profunda, golpeaba su cabeza contra el poste. Una feroz sensación de no acostumbrarse a ello la sacudía una y otra vez. Pulsaciones eléctricas danzaban a lo largo de los nervios que la recorrían, exigiendo una respuesta urgente.

Max perdió el sentido, y un grito casi se le escapó de los labios cuando él le arrancó el dobladillo de la ropa. Riftan frotó sus labios húmedos contra su frente.

"Maxi... un poco más. Ya casi está. Casi el..."

Max miró su rostro enrojecido por las lágrimas. En medio de su aliento salvaje, Riftan le envolvió la cabeza con una mano y derramó un enjambre de besos voraces. Su lengua y su virilidad llenaron todo su cuerpo. Max gimió. Le preocupaba que Riftan, que había alcanzado su punto máximo, se derrumbara.

Dos veces...Tres veces... Se empujó hasta el final y tembló.

Max estiró los dedos de los pies en un clímax ensordecedor. Riftan le sujetó las caderas y permaneció inmóvil hasta que el frenético calor disminuyó.

"No te he hecho daño, ¿verdad?" Solo cuando el temblor se hubo calmado un poco, levantó la cabeza que tenía pegada al poste de la cama y murmuró con voz ronca.

Max solo lo miró aturdida.

Riftan murmuró con voz áspera. "No quería ser tan brusco..."

La dejó en el suelo y la miró con cara de preocupación. Con sus frágiles piernas, Max apenas aguantó y negó con la cabeza.

"Y-yo e-estoy bien" dijo ella, con las mejillas sonrojadas y los ojos empañados.

"Esa es tu frase favorita".

La agarró por la cintura y la mantuvo erguida. Max se quedó con la mirada perdida mientras le bajaba la falda de nuevo, incapaz de salir del regusto a pico.

El marido tenía derecho a sacárselo a su mujer cuando quisiera. No importaba si la hería o ella lo hería a él porque ella era como su propiedad y le pertenecía.

Sin embargo, siempre se preocupaba por los sentimientos de ella.

Max habló con voz tensa.

"R-realmente no me dolió".

"De acuerdo. Ahora, vamos a hacerlo bien". Justo entonces se oyó un golpe vacilante en la puerta.

viernes, 30 de abril de 2021

abril 30, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 114

Capítulo 114. La cariñosa bienvenida de una esposa (1)


Durante los tres días siguientes, Max se sumergió en el libro que Ruth le dio. Esta dedicada discípula se tomó la tarea muy en serio. No paraba hasta que la cabeza le daba vueltas, o tenía que visitar a Rem en los establos para peinar su melena. Revisar las páginas, memorizar, repasar... esto también actuaba como una agradable distracción ya que ahora era una semana completa después de que Riftan había partido a la cacería de goblins.

Max se sentía un poco nerviosa porque la cacería estaba durando más de lo esperado. En los últimos días se ha producido un brusco descenso de las temperaturas, había que romper el hielo incluso para recoger agua del pozo. Su ansiedad se multiplicó con esta repentina ola de frío.

Era desgarrador solo imaginar a Riftan agazapado y durmiendo en el suelo frío bajo el viento helado mientras ella dormía en una cama suave y cálida. Mientras el responsable se afanaba en las condiciones más duras, ella se sentía culpable por el lujo en el que vivía.

Estaba absorta en el libro, y comprobaba de vez en cuando que no veía a Riftan cabalgando por la ventana en un caballo. En el vasto jardín no había más que una brisa lúgubre, que aumentaba su desolación. Habían pasado dos días más antes de que volviera la fuerza de supresión.

Era el mediodía después de eso, Max sostenía la piedra de maná en sus manos, luchando por sentir el flujo de maná. Estaba tan concentrada en el acto que saltó al oír el anuncio de la llegada del Señor.

Salió de inmediato, vislumbrando a los jinetes que entraban en el jardín, y su paso se aceleró al bajar las escaleras cuando vio a Riftan al frente.

Montado en un espléndido corcel de combate, Riftan saltó del caballo al ver la figura que corría. La sangre de Max se calentó de emoción al acercarse al apuesto hombre.

Llamándolo, se abalanzó hacia sus amplios brazos, enterrándose en la gruesa túnica, sin preocuparse por los que la rodeaban. Encantado, Riftan estalló en carcajadas y la envolvió en sus fuertes brazos con fuerza. La fría armadura le puso la piel de gallina detrás del cuello, pero no tenía la menor intención de querer quitársela de encima.

Con los ojos enrojecidos, lo miró, frotándose la cara contra su holgada túnica. Tenía el pelo revuelto después de casi diez días de acampada, y aunque su cara estaba áspera, seguía teniendo un aspecto increíblemente bueno. Max levantó su mano y acarició su fría y congelada mejilla con suavidad.

"B-bienvenido, ¿te l-lastimaste?" Sus últimas palabras las dijo con ansiedad y preocupación. Max tomó aire con urgencia, temiendo que se hubiera equivocado al hablar.

La sujetó por el cuello y le metió la lengua hasta el fondo de la boca. Max apretó los hombros y dejó escapar un gemido. El calor surgió de su cuerpo, como si sufriera fiebre.

Como un gato, se aferró a él sin querer soltarse.

Justo en ese momento, Hebaron, Gabel, Yurixion, Garow y el resto del equipo de la expedición aparecieron a su vista por encima de sus hombros. Solo entonces Max se apresuró a apartarlo, refunfuñando por su propia audacia. Pero en el abrazo de Riftan, no podía ni siquiera moverse ligeramente. Como un hombre ebrio que aplasta una barbilla áspera en su cuello, él murmuró.

"Si hubiera sabido que me esperaba una bienvenida tan apasionada, habría prendido fuego a la montaña y habría vuelto corriendo" él gimió y luego presionó sus labios en la mejilla de Max.

Ella se puso roja de pies hasta cabeza. No podía soportar la vergüenza de su irreflexiva conducta. ¿Qué estaba pensando al correr hacia su abrazo a la vista de todos? Pero a él no le importó, y salpicó incesantemente sus mejillas y cuello con besos.

Le escocían los ojos y tenía la cara llena de lágrimas.

Susurró "R-Riftan... T-todo el mundo está mirando".

"Lo sé" aun así, él no tenía la menor intención de detenerse.

"S-sabes..."

No la dejó continuar, ahora que era consciente del entorno. El hombre exhaló un profundo suspiro, la sujetó con un brazo y giró la cabeza hacia los caballeros que estaban en la parte de atrás.

"Aquellos que hayan participado en la cacería serán excluidos de todos los deberes durante la próxima semana. Enviaré a alguien para que los atienda, así pueden descansar todo lo que quieran" declaró.

Hebaron sonrió sarcásticamente, frotándose los labios "Gracias por tu preocupación".

"Nos disolveremos por nuestra cuenta, así que puedes apagar el fuego enseguida".

Hacía tanto calor que el vapor surgía de la parte superior de su cabeza. A pesar de la descarada burla de Hebaron, Riftan se dio la vuelta y subió las escaleras sosteniéndola en sus brazos. Max le rogaba que la dejara bajar, pero él ni siquiera intentaba escucharla. Entró de inmediato en el vestíbulo y sacudió la cabeza con impaciencia a Rodrigo y a los demás sirvientes que habían acudido a recibirlo.

Les ordenó "Cuiden bien de mi caballo, y lleven agua para el baño y comida a los que han estado cazando”.

"... Muy bien, mi Señor. ¿Desea usted un baño?"

Rifan frunció el ceño en ese momento, dándose cuenta del desastre de sudor y polvo que era.

"Sí. Trae el agua ahora mismo" Rodrigo inclinó la cabeza con calma y se echó atrás. Los sirvientes que estaban detrás de él mantuvieron la calma y siguieron su ejemplo. Max solo agradeció que no la vieran en brazos de su Señor como si fuera una niña.
abril 30, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 113

Capítulo 113. La determinación de Max (2)


La encantadora ilusión fue rota por Ruth al día siguiente.

Max miró los intrincados diagramas dibujados en una gran tabla de piedra y escuchó una larga conferencia del mago, que estaba muy emocionado. Tras hacer un comentario pedante sobre el concepto de la magia, Ruth comenzó una acalorada explicación de cómo funcionaba la magia. Era como si estuviera escuchando un idioma extranjero.

"¿Cómo es? ¿Lo entiendes?"

Al final de la larga explicación, Max casi sollozó en el acto por la frustración y la decepción.

Ruth frunció el ceño ante el rostro lloroso de Max, inseguro de la razón de su desvanecimiento "¿Hay alguna parte difícil en mi explicación?"



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"No había n-nada que no f-fuera d-difícil" Max murmuró con poca energía. "Como e-esperaba e-era demasiado para mí".

"Esa actitud ya es difícil" Ruth refunfuñó descontento por su actitud pasiva. "Tienes que cultivar el hábito de indagar continuamente. Cuando no puedes entender, tienes que preguntar hasta que puedas entender".

Era demasiada exigencia para alguien que se había acostumbrado a resignarse. Max bajó la mirada y asintió sin más.

Con voz tranquila y suave, Ruth dijo "Te lo repetiré paso a paso. Si no lo entiendes, dímelo. Te lo explicaré desde el principio".

"E-está bien" Max se sintió un poco mejor.

Borró el diagrama de la placa de piedra y comenzó a dibujar de nuevo una imagen sencilla.

"Hay un poder invisible en el mundo natural. Los magos lo llaman «maná»" esta vez habló despacio, pero sus manos se movieron rápidamente.

Inmediatamente lo escribió en el pergamino. Ruth esperó a que terminara de escribir y continuó su explicación.

"Los magos se entrenan para acumular el maná que existe en el mundo natural. Luego, el maná que se enriquece al introducirlo en el cuerpo se llama «hechizo»".

"E-eso... ¿no es lo mismo?" Preguntó ella.

"Es una mezcla, pero es técnicamente diferente. Si el maná es una energía estable que existe en equilibrio en el mundo natural, los hechizos son una energía bastante inestable que se acumula artificialmente dentro de los humanos y los monstruos. El maná tiende a obedecer las leyes del mundo natural, mientras que los hechizos van en contra de ellas".

"Y-yo... realmente no lo e-entiendo" estaba casi a punto de derrumbarse.

"Mira esto" extendió la mano en el aire. "Ahora el maná en este espacio está en perfecto equilibrio. Es una situación muy natural, pero así..."

Él chasqueó su dedo. Entonces, un fuego del tamaño de un puño se elevó en el aire.

"Usé mi hechizo para romper el equilibrio del maná en este espacio. Esto es magia. Desde el punto de vista del mundo natural, es muy poco natural. Originalmente, no debería haber fuego, luz o calor en este espacio. Por lo tanto, la naturaleza ejerce una presión constante sobre este estado antinatural. Los magos llaman a esta fuerza un antihechizo. Excepto, que el hechizo que el mago puso en el mundo natural es un poder para pasar a un "estado que tiene sentido" y volvemos a un "estado natural". Por este poder..."

Las llamas desaparecieron cuando bajó la mano.

"La magia no dura y desaparece así".

"¿N-no dijiste que no podías hacer m-magia sin ha-habilidad mágica el o-otro día?" Ella refutó.

"La llama que acaba de empezar también es causada por las habilidades mágicas. Si el hechizo es un ingrediente, la habilidad mágica es la receta. La explicación específica de cuánto hechizo poner en este espacio es la habilidad mágica. Para convertirse en un mago, hay que acumular constantemente suficiente maná en el cuerpo y aprender a manipularlo según la habilidad mágica".

Se apresuró a anotar su explicación, sin aliento.

Ruth entornó los ojos y preguntó "¿Has entendido hasta aquí?"

"Y-yo entiendo, pero..." Max tenía un aspecto sombrío mientras miraba los libros que tenía apilados en su escritorio.

"Eso es... Tanto el hechizo c-como la habilidad m-mágica son demasiado d-difíciles y c-complicadas de hacer".

"Entonces te lo explicaré uno a uno".

Se rascó la cabeza y enrolló el diseño mágico del libro y lo guardó.

"Primero, practica la recolección de maná y el manejo de hechizos. Ahora, toma esto".

Sacó una piedra transparente de su pequeño bolsillo y la extendió.

"¿Q-qué es?"

"Es una piedra de maná que se utiliza para desarrollar la afinidad del maná. Tiende a atraer el maná cercano y produce un débil calor. Si la sostienes y prácticas para detectar el minúsculo movimiento del maná alrededor de la piedra, te volverás más afín al maná y sensible a su flujo. En primer lugar, practicaremos con ella... Aquí, lee todos estos libros. Para entender la habilidad de la magia, necesitas estudiar geometría y topografía, así como matemáticas".

Le entregó tres gruesos libros que le parecían pesados para sostenerlos en un brazo. Max sintió que se desvanecía un poco de su confianza. Miró el libro de forma hosca. Las densas letras le rompieron el corazón de un solo golpe.

¿Puedo realmente hacerlo?

Max recordó las fantasías del día anterior para revivir su motivación. Riftan, que la miraba con orgullo siendo capaz de usar la magia. Y Maximilian, poniéndose una preciosa túnica que llevaban los magos en sus aventuras.

Al imaginarse a sí misma viajando por las montañas y los campos con Riftan, sintió una gran presión sobre sus hombros. Solo entonces su corazón se hizo más firme y sus dedos se estiraron para tomar la piedra de maná en ella.

martes, 20 de abril de 2021

abril 20, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 112

Capítulo 112. La determinación de Max (1)


Recogió el libro superior de la pila y miró a la chica del otro lado con la ceja levantada.

La confianza de Max al enfrentarse a una mirada meticulosa desapareció. Murmuró una respuesta.

"S-sí p-porque podría pasar… a-aunque sea un poco... p-pensé que sería b-bueno saber más".

De repente, Ruth sonrió alegremente mientras la miraba nerviosa, sin saber si iba a resoplar.

"Es una idea muy admirable" habló como si elogiara a un niño y apartó su silla frente a él.

"¿Empezaste a estudiar ayer? Enséñame lo que hiciste".

Cogió un montón de pergaminos antes de que ella lo permitiera. Max lo miró con desprecio. Algún día le dirá al mago que nunca debe tocar el objeto de una mujer sin pedirle permiso. Mientras tomaba una decisión.

Ruth preguntó inesperadamente "¿Sabes hablar la lengua antigua?"

"La a-aprendí c-cuando era pequeña" dijo torpemente.

Cuando Rosetta creció y se convirtió en una niña perfecta, Max recibió una educación muy rigurosa. Fue una orden del Duque de Croix para corregir las tonterías de su hija. Sin embargo, incluso con un plan de estudios riguroso, sus síntomas no se aliviaron, y no tardó en revelarse la excelencia de Rosetta. De este modo, se vio liberada de la terrible tarea de recitar poesía delante de un profesor de alta intensidad y de su padre una vez al mes.

Por supuesto, nunca recitó un poema que hubiera memorizado durante toda la noche. Su padre la mataba a golpes incluso antes de que terminara el primer verso. Max bajó apresuradamente los ojos para ocultar su rostro lleno de terribles recuerdos.

"No se m-me da b-bien, pero..." comenzó a hablar.

"Cuando miro tu letra, parece meticulosa".

"P-porque me g-gusta l-leer libros. N-no t-tengo problemas con la l-lectura y la escritura. Las palabras d-difíciles, no s-sé..."

Ruth permaneció en silencio durante mucho tiempo. Max desvió la mirada porque el silencio era incómodo. Ruth, mirando el montón de pergaminos que había dejado sin decir nada, dijo de repente "¿Por qué no aprendes magia?"

Max no entendió de inmediato lo que decía y parpadeó. Excitado por su propia sugerencia, Ruth extendió la mano de repente.

"Aprender magia es mucho mejor que aprender a curar. Si pudieras usar la magia curativa, mi carga sería menor" el mago no ocultó una pequeña sugerencia que era puramente para su propio beneficio.

Max frunció el ceño y refutó "La m-magia es muy compleja y requiere cálculos sofisticados. He o-oído que es un a-aprendizaje de alto n-nivel. Es d-demasiado para mí".

"Por supuesto que se necesita mucho tiempo de estudio y entrenamiento para aprender magia avanzada de alto nivel, pero es una historia diferente cuando se trata de magia general. Mientras tengas afinidad básica con el maná, puedes aprender algo de magia con años de educación y entrenamiento".

"¿Q-qué es la m-magia general?" preguntó Max con curiosidad.

"Se refiere a toda la magia curativa. Incluye la magia curativa simple, la magia de recuperación, la levitación, etc." Ruth hablaba con naturalidad, como si la magia de curación, la magia de recuperación o la levitación fuesen una ventaja o una desventaja.

Max esbozó una sonrisa pasiva. "S-si pudiera… s-sería estupendo, pero tardaría años. Es bueno a-aprender lo otro de inmediato".

"Se necesitan años para desarrollar tu afinidad con el maná y aprender matemáticas, lenguas antiguas y estudios básicos. Tienes las habilidades básicas para aprender porque eres débil, pero te interesa la magia y puedes entender lenguas antiguas y matemáticas. Si solo te entrenas durante unos meses, serás capaz de aprender algo de magia sencilla".

Con su continua persuasión, Max sintió que sus expectativas se tambaleaban.

‘¿De verdad puedo hacer magia?’

Ella lo miró con ojos temblorosos. "¿P-puedo aprender r-realmente m-magia?"

"No pierdes nada con intentarlo".

‘¡Así es!’ Max se armó de valor. "S-si tú p-puedes enseñarme... ¡A-aprenderé diligentemente!"

"Bien, entonces ven a la biblioteca mañana por la tarde. Tendré el equipo que necesitas para aprender magia" Ruth habló alegremente, se dirigió a la estantería y tomó dos libros gruesos.

"Estos libros te ayudarán a entender la magia. Léelos cuando tengas tiempo".

Salió de la biblioteca con un libro en la mano y un corazón agitado. Su corazón latía muy rápido. Parecía haber encontrado su potencial por primera vez en su vida.

Un latido desconocido mantuvo a Max despierta hasta el amanecer. Recurrió a las velas y leyó el libro que le dio Ruth hasta que se le oscurecieron los ojos. Uno era un esquema de la magia y el otro una versión simplificada del principio mágico.

No era tan difícil como ella pensaba. La determinación se disparó en su corazón, pensando que podría hacerlo. Por lo que ella sabía, podría ser realmente una maga.

Representó en su mente las escenas en las que lanzaba fuego de sus palmas, creaba el maná y provocaba la lluvia y el viento para aniquilar a los enemigos que intentaban invadir Anatol. La imagen de Riftan abrazándola con orgullo también estaba allí. Solo con imaginarlo orgulloso de ella, sus labios se separaron y una sonrisa surgió en su rostro.

Si pudiera hacer magia, probablemente podría haber acompañado a Riftan en las expediciones. Se olvidó por completo de que se había desmayado al ver al demonio mientras daba pisotones en la cama. Su corazón se llenó de esperanza.
abril 20, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 111

Capítulo 111. Una lenta ola de cambios (2)


Apartó las cortinas para dejar que la luz inundara la habitación y empezó a buscar en las estanterías una por una. Sin embargo, pronto descubrió que el libro que buscaba no era tan fácil de encontrar como esperaba. Sacó los libros de la estantería, comprobó su contenido de uno en uno y los devolvió una y otra vez.

‘¿Tendré que pedírselo a Ruth cuando vuelva...?’

Después de un largo rato de revisar los libros, los hombros de Max cayeron decepcionados. Estaba a punto de darse por vencida y apartarse de las estanterías cuando el título de un libro en una pila precariamente apilada en un rincón apartado de la habitación llamó su atención.

Cuando sacó el libro, a Max se le iluminó la cara. El libro estaba lleno de ilustraciones de hierbas medicinales y remedios tradicionales. Muchas criaturas oscuras vivían en los alrededores de Anatol. Sucesos como el de ayer pueden repetirse en cualquier momento. Para prepararse al menos un poco mejor para un periodo así, pensó que era necesario aprender un poco más sobre la curación.

Sentada junto a la ventana bañada por el pálido sol de invierno, se sentó a leer detenidamente el libro arduamente escrito. Sin embargo, las ilustraciones de las plantas medicinales eran borrosas y difíciles de identificar, y en cuanto al tratamiento. Bueno, estaba lleno de métodos dudosos como espolvorear cenizas sobre los moretones y cubrir el pelo con huevos batidos para bajar la fiebre.

Después de intentar leer durante mucho tiempo, Max finalmente suspiró y lo cerró. Su energía desapareció al comprobar que el libro que tanto había buscado era finalmente inútil y le quitaba energía.

Sería cómodo si sólo hubiera una persona más que pudiera usar la magia curativa aunque fuera un poco. Podría ser fácil, pero...

Podían contratar a otros magos o pedir que les enviaran un sacerdote de alto rango desde el templo principal, pero ninguno de los dos métodos era especialmente fácil. Varios señores celebraban feroces torneos para atraer a grandes magos a su territorio, y además, ‘¿no ha dicho ya Ruth que el templo principal de Osiria nunca enviaría a un mago de alto rango hasta aquí?’

Mientras Max contemplaba qué hacer antes de levantarse, entornó los ojos y decidió explorar un poco más para ver si podía encontrar un libro diferente.

Pero al final, después de pasar una cuarta parte del día y no obtener más resultados, Max se vio obligado a salir con dificultad de la biblioteca.

Al volver a la habitación, Rudis le trajo generosas porciones de ganso crujiente, crepes untados con mermelada de manzana y una rica sopa de calabaza hecha con leche de cabra para su cena. Pero descubrió que tenía poco apetito, así que se sentó frente a la chimenea y hojeó un libro que había traído.

Había una voz en su cabeza que afirmaba que hacer esto podría dar sus frutos en el futuro, pero al final su paciencia se agotó.

Max miraba el fuego ardiente con ojos temblorosos y ansiosos. Innumerables pensamientos la invadieron y sus inseguridades resurgieron. Puede que Riftan la ame por el momento, pero no hay garantía de que se sienta así para siempre. Ella no era la mujer noble y encantadora que él creía. En el momento en que se diera cuenta de la verdad, su afecto podría desaparecer como un espejismo.

Max no podía librarse de esa persistente ansiedad. ¿Qué tenía que hacer para sentirse confiada y segura en su posición?

Un oscuro motivo se escondía detrás de su desesperado intento de ayudar. Si conseguía ser un poco útil, tal vez él le permitiría seguir allí, aunque llegara a odiarla.

Max dejó involuntariamente el libro y enterró su rostro débilmente en sus rodillas. Cada vez que recordaba esta retorcida realidad, su corazón temblaba peligrosamente. Si tan solo él estuviera aquí para rodearla con sus brazos y derretir su angustia.

Ese pensamiento solo la hacía sentir más sola.



Al día siguiente, Max estaba en compañía del libro que había encontrado en un rincón de la biblioteca y que enumeraba antiguos métodos de curación. Aunque la escritura de las tenues páginas amarillas era pequeña, apretada y en un idioma antiguo, pudo leerla sin problemas gracias al tiempo que había pasado escondida en la biblioteca cuando era niña. Pero a medida que el libro continuaba, el número de palabras que nunca había visto antes aumentaba, haciéndole cada vez más difícil la comprensión.

Hojeó lentamente el libro y anotó cuidadosamente el nuevo vocabulario. Parecía un término antiguo para las herramientas médicas y las partes del cuerpo, así que buscó textos relevantes y pronto tuvo una pila entera de libros apilados en el escritorio.

Una arruga apareció en la frente de Max mientras apretaba su pluma. Estaba leyendo el libro como si lo tuviera delante porque esperaba que le sirviera de ayuda, pero sinceramente no entendía ni la mitad de lo que estaba leyendo.

Suspiró con fuerza. Se echó el pelo hacia atrás, impaciente, y se preguntó si podría aprender algo así.

En ese momento, se oyó un sonido de traqueteo y la puerta de la biblioteca se abrió. Una sonrisa de felicidad se dibujó en su rostro cuando vio a la persona que entraba en la sala a grandes zancadas, moviendo los brazos.

"¡Ruth! ¿Cuándo has vuelto? ¿Ya están bien todos los heridos?" Su emoción era evidente en su voz. Parecía que su salvador había aparecido por fin.

"Volví anoche. Y todos los heridos han sido tratados" respondió Ruth con firmeza mientras volvía a su lugar habitual. Entonces, de repente, se fijó en los títulos de los libros que había sobre el escritorio y la miró con curiosidad.

"¿Está tratando de aprender sobre la curación, mi Señora?"