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martes, 2 de febrero de 2021

febrero 02, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 73

Capítulo 73. Miedos familiares (1)


Max, que tenía la cabeza enterrada en su hoja de pergamino, anotando la lista de materiales de Rudis, levantó la cabeza y miró hacia la puerta. Allí estaba Rodrigo, con un aspecto muy preocupado y urgente.

"¿Q-qué pasa?"

"Un hombre que dice ser Rob Midahas, Señor del Sur de Libadon, ha marchado a la entrada del pueblo con otros treinta caballeros. Pero no tiene nada que pruebe su identidad, lo que ha causado un problema".

"¿R-Rob Midahas?" Max frunció el ceño ante el nombre desconocido. Libadon formaba parte de los países aliados del Oeste y resultaba ser el país que Anatol intercambiaba con más frecuencia de los demás. Sin embargo, eso no significaba que conociera todos los nombres de los señores de Libadon. Además, era imposible que Maximilian, que había estado aislada de los nobles desde una edad temprana, fuera capaz de identificar a una persona solo por un nombre.

"¿Q-qué hace el señor de Li-Libadon en A-Anatol?"

"Dice que ha hecho el largo viaje para un encuentro amistoso".

"P-pero no podemos d-dejarlos e-entrar”.

"No podemos permitir que un grupo de hombres armados entre en nuestro territorio sin una identidad clara" coincidió Rodrigo con su sentir en un tono decidido, poco habitual en su amable personalidad.

"Aunque es frecuente que comerciantes y soldados de fuera soliciten la entrada, ya que muchos espíritus malignos residen cerca de Anatol, es necesario presentar algún tipo de identificación que acredite su condición, sea cual sea. Esto es para evitar que cualquier ladrón o fuerza saquee la aldea durante la ausencia del Señor Calipse".

Toda la sangre se drenó del rostro de Max. Pudo sentir como las doncellas detrás de ella contenían la respiración en medio del silencio. Su cabeza se quedó en blanco ante la situación que era totalmente nueva para ella, pero Max pronto recuperó la compostura y habló.

"¿Q-quién se a-atrevería a s-saquear una tierra c-custodiada por los Caballeros de R-Remdragon?

"No podemos estar seguros".

Max giró la cabeza al oír la nueva voz. Era Ruth, que corrió hacia el interior de la habitación desde el otro extremo del pasillo tras escuchar la noticia.

"Todo el mundo sabe que los Caballeros Remdragon están asistiendo al banquete del Rey. Sospecho que han venido a socializar mientras el Señor está ausente".

Max se puso pálida. "R-Ruth, ¿t-también crees que han venido a i-invadir Anatol?"

"Hay una posibilidad. El Señor Calipse es el principal caballero que ha logrado suprimirlos. En reconocimiento a su contribución, se le entregó la mayoría de los tesoros del Dragon Lear. No es del todo extraño que alguien codicie este tesoro y decida atacar a los Remdragones".

"E-entonces, ¿l-luchamos?"

"Si se hacen los duros, es conveniente que los suprimamos por la fuerza. Pero como dijo Rodrigo, son treinta caballeros..." dijo y frunció el ceño con molestia.

"Si este hombre, Rob, realmente tiene treinta caballeros a sus espaldas, va a ser una batalla difícil. Un caballero de clase baja puede fácilmente con diez guardias. Y si hay un caballero de clase alta, entonces es innecesario decirlo".

Al escuchar a Ruth suponer una batalla total, Max tragó con fuerza, ansiosa.

"Y si este hombre es realmente lo que dice ser, entonces es un problema mayor. Podrían echarnos en cara el hecho de que los hayamos rechazado a la fuerza y tomar represalias políticas. Aunque formamos parte de los siete países aliados de Occidente, el conflicto entre señores siempre ha estado presente”.

"E-entonces, ¿q-qué hacemos?"

"¿Qué cree que debemos hacer, Señora?" preguntó Ruth.

Max se estremeció y encorvó la espalda. Ahora, sin Riftan alrededor para guiarla, Max, la Señora del territorio, tenía la responsabilidad de mantener a su pueblo a salvo.

"Y-yo..." Max tartamudeó y rechinó los dientes. Se mordió frenéticamente el labio y trató de mantener la calma. "I-iré a la p-puerta y h-hablaré. N-necesito s-saber q-qué c-clase de p-personas son".

"Es un punto razonable. Hay que mirarlos para saber quiénes son" dijo Ruth de acuerdo con Max.

"Permítame prepararla, Señora. Deberá estar protegida en caso de un conflicto físico repentino. Rodrigo, avisa a Sir Ovaron y a Sir Sebrick, inmediatamente".

"¡Si, señor!" dijo Rodrigo mientras salía corriendo de la habitación.

"Y Señora, sígame si quiere" dijo Ruth mientras giraba rápidamente su cuerpo.

Max entregó el papel que llevaba en la mano a una criada y caminó tras él. Cuando llegaron al jardín, el viejo Kunel conducía dos caballos por el campo. Ruth los tomó al instante por las riendas.

"¿Sabe montar a caballo?"

"S-sí..."

Para ser sincera, era la primera vez que montaba un caballo tan grande, pero aun así asintió. Max se puso delante de la esbelta yegua y Kunel le tendió la mano para ayudarla a subir al caballo. Cuando se subió a la silla, agarró con fuerza las riendas y apretó los muslos para encontrar el equilibrio. Tras examinar a Max y ver que realmente sabía montar a caballo, Ruth se subió al suyo.

"Los soldados estarán alineados en el gimnasio. Síganme".

Y con eso, corrió por el jardín. Cuando Max lo siguió a través de una puerta, vio a unos treinta soldados en fila. Un viejo caballero de pelo blanco, que parecía ser el líder del grupo, alzó la voz al ver a Ruth.

"Así que hay un tipo en la puerta principal exigiendo que se le conceda la entrada, ¿eh?" dijo mientras montaba en un caballo y golpeaba ligeramente su espada ante la promesa de sed de sangre. "Bueno, el pobre debe estar listo para probar algo de sangre".
febrero 02, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 72

Capítulo 72. Una extraña afinidad por la magia (2)


Observando este encantador espectáculo, Max toco discretamente la luz que brillaba con un cálido resplandor. Entonces, el globo de luz empapó sus manos como si fuera miel. Sobresaltada, Max apartó las manos y Ruth abrió los ojos ante el espectáculo.

"Qué raro" dijo, bajando las manos a su lado. Después de que toda la luz se hubiera filtrado en el árbol, Ruth acarició las ásperas ramas como si quisiera comprobar algo y se volvió para mirar a Max.

"Señora, parece que tiene usted afinidad[1], aunque solo un poco, con el maná".

"¿A-afinidad con el m-maná?"

"Es el talento más básico requerido para practicar magia".

Max se quedó mirando con asombro. ¿Tenía lo necesario para convertirse en hechicera? Perdida en sus profundos pensamientos, miró sus propias manos cuando Ruth se encogió de hombros.

"Es solo la habilidad más básica. Es igual que tener un poco de agilidad, que puede ayudarte a convertirte en espadachín. No puedes convertirte en una hechicera o en un mago por tener solo eso".

"Ah... ya veo..." Max bajó los hombros ante sus palabras, inesperadamente abatida por sus palabras que la trajeron a la realidad. Desde luego, era imposible que ella tuviera alguna habilidad especial.

Ruth sonrió suavemente ante su cara de decepción. "Aun así, es una habilidad muy valiosa. Hay muchas facetas sorprendentes en ti".

Ella ladeó la cabeza hacia él, inquisitiva "¿F-facetas s-sorprendentes?"

"Puedes estar sorprendentemente llena de rabia, no quieres perder, y tienes afinidad con la magia..."

Su rostro se sonrojó ante las inesperadas descripciones. No parecía que fuera ella en absoluto. Sin embargo, el hombre continuó con la impresión que tenía de ella, a pesar de la vergüenza que había en su rostro.

"La primera vez que te vi, pensé que eras una dama tranquila y débil. Pero cuanto más tiempo pasamos juntos, más aprendo de la tímida Señora, llena de algo nuevo e interesante cada vez".

Al ver su cara seria pronunciando cumplidos, Max solo pudo responder "N-no s-suena como un c-cumplido".

"Pero es un cumplido" dijo Ruth con una cara desvergonzada.

Pero el hombre era siempre tan cínico. Incluso los cumplidos los hacía con un encogimiento de hombros y un tono impasible. Max hizo un mohín con los labios y pateó ligeramente las oscuras raíces del árbol que sobresalían del suelo.

"D-de todos modos... ¿Está v-vivo?" intentó cambiar de tema, sintiéndose consciente de sí misma.

"No hay forma de saberlo".

"¿Q-qué quieres d-decir?"

Cuando ella lo miró con los ojos entrecerrados, él se encogió de hombros despreocupadamente.

"Lo que he hecho es inyectar el maná de la naturaleza en el árbol. Podremos ver los resultados cuando llegue la primavera. Si brotan hojas verdes, es que se ha recuperado, pero si no, probablemente esté muerto. Supongo que puedes arrancarlo entonces si es lo segundo".

Miró hacia las ramas desnudas y densas y asintió. Sus ojos miraron entonces alrededor del jardín, imaginando el complicado plan que ya había hecho con el jardinero de antemano. Max se decidió a retirar el árbol si no brotaban hojas nuevas en primavera y a sustituirlo por flores coloridas y nuevos árboles.

💜💜💜

Terminada su renovación, el Castillo de Calipse se preparaba para el invierno. Los sirvientes colocaron gruesas tablas alrededor del pozo para evitar que el agua se congelara, repararon el cobertizo de los caballos y reabastecieron el almacén con una amplia cantidad de forraje y leña. Todos se esforzaban por hacer su parte para los próximos meses de frío.

Las criadas también estaban ocupadas. Se agazapaban en el lavadero y lavaban la ropa con sus dedos rojos e hinchados, barrían diligentemente el suelo y revolvían hilos de tela para confeccionar prendas prácticas en la sala de tejido. No les sobraba tiempo, ya que tenían que preparar la ropa de invierno para los guardias antes de que hiciera demasiado frío.

Rudis, perdiendo la paciencia ante la cantidad de tareas que se delegaban, sugirió cuidadosamente a Max. "Señora, me temo que simplemente nos falta mano de obra y tiempo para preparar todo para el invierno. ¿Qué tal si compramos la tela a un comerciante?"

Max aceptó de buen grado la idea, ya que también había visto a sus criadas trabajar en exceso.

"¿Cuántas n-necesitamos?"

"Hemos preparado la mitad de lo que necesitamos. Si podemos pedir la otra mitad..."

Max escudriñó una pila de telas dobladas prolijamente en un rincón de la sala de tejido. Ya podía oír al mago entrometido dándole un sermón por haber hecho un pedido descuidado. Sus dedos rozaron cuidadosamente el pergamino mientras escribía la cantidad que necesitaban y examinaba de cerca la cantidad de tela preparada por las criadas.

"¿E-esto es suficiente?"

"Sí, será perfecto, Señora". Rudis asintió, y luego continuó enumerando todo lo demás que necesitaba atención. "También necesitamos algunas correas de cuero e hilo para mantener la ropa en forma. Ah, y más agujas para..."

"Señora, siento interrumpir, pero la necesitamos inmediatamente. Ha habido un incidente".





[1]Afinidad significa proximidad, analogía, semejanza, parecido o parentesco de una cosa con otra. Por ejemplo, la afinidad entre dos lenguas como el portugués y el español.

miércoles, 27 de enero de 2021

enero 27, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 71

Capítulo 71. Extraña afinidad por la magia (1)


Pasaron los días y la construcción por fin había llegado a su fin. Max y su fila de sirvientes dieron una vuelta por el gran salón, transformado en una sala irreconociblemente bella.

Una araña dorada colgaba del techo, brillando con un sutil, pero impresionante resplandor. Iluminaba la antigua sala sumida en una oscuridad perpetua, y bajo ella había una alfombra bordada en hilos rojos y dorados. Una larga y suave cortina se extendía sobre la escalera, que conducía al gran y elegante Salón de Banquetes.

Max admiró el salón en todas las direcciones. El frío suelo de piedra había sido sustituido por suaves baldosas de mármol, y tres magníficos candelabros de plata decoraban el techo arqueado de la sala. En una de las paredes colgaba una alfombra bordada con Uigru remontando el cielo en el lomo de un dragón, y las cortinas de color vino cubrían las ventanas. En el podio había sillas cubiertas de seda y pieles y una estatua de unicornio hecha de mármol se encontraba en la terraza, fuera de la ventana.

"¿Qué le parece, Señora?"

Aderon preguntó cuidadosamente para asegurarse de que la Señora del Castillo de Calipse estuviera satisfecha. Max movió lentamente la cabeza hacia arriba y hacia abajo mientras tocaba la ventana de cristal transparente y brillante. El cálido rayo de sol se coló a través del cristal e iluminó la zona.

"E-es increíble".

La satisfacción se extendió por el rostro de Aderon y Max sonrió con su genuina sonrisa llena de felicidad. Aunque a veces fuera un poco hablador, no era un embaucador, eso estaba claro. Ofrecía materiales de alta calidad y a un precio adecuado, así como trabajadores fieles y esforzados. Para mostrar su agradecimiento, Max invitó a Aderon a un banquete en el castillo. Con el estómago lleno de vino caro y el plato especial del chef, carne de ciervo asada, Aderon salió del castillo por última vez como un hombre satisfecho.

"Oh, vaya. No reconozco este lugar en absoluto. Sir Calipse seguro que se sorprenderá cuando vuelva".

De pie junto a la puerta principal, viendo cómo el diván del mercader desaparecía en la distancia, Max giró la cabeza al oír la voz. Era Ruth, rascándose el desordenado pelo gris, bajando las escaleras. Max preguntó con un dejo de incertidumbre.

"¿L-le gustará?"

"Bueno, pidió una renovación, así que no hay duda de que se alegrará al verlo".

Su apática respuesta no ayudó en absoluto a que Max se sintiera segura. Miró al descuidado hombre, que bostezaba perezosamente, y respondió con frustración.

"¿T-te d-dolerá si haces un c-cumplido?"

"Ah, es hermoso. Está tan bien arreglado que no puedo abrir los ojos. Mi mente está completamente alucinada por el brillante espectáculo" recitó sin alma mientras estiraba la espalda.

Max volvió a mirarlo con desdén, pero Ruth la ignoró y se dirigió hacia la puerta. Cuando estaba a punto de salir, recordó algo y se detuvo para girarse y mirar a Max y su séquito de sirvientes.

"Mmm... ¿es este el momento adecuado?" murmuró para sí mismo y sacó de su bolsillo interior del pecho un pequeño frasco con un líquido desconocido en él.

"La poción para devolver la vida al árbol está lista. ¿Quieres probarla ahora?"

"¿Ya?" Sus ojos se abrieron discretamente, consciente de las miradas a su alrededor.

"He sacrificado mi sueño para tener esto listo" dijo Ruth aunque era obvio que acababa de despertarse de una buena y larga siesta. Habiéndolo visto dormir en el suelo de la biblioteca un par de veces, Max quiso dar una respuesta sarcástica, pero al final no pudo resistirse a asentir. Era cierto que había hecho un esfuerzo extra para ayudarla con el libro de cuentas y hacer la poción.

Giró sus pasos y salió al jardín y se situó junto al roble sin vida que había junto al jardín. Max se quedó junto a él mientras lo veía descorchar la botella y verter el misterioso líquido sobre las raíces del árbol.

"Oh, poderoso espíritu de la naturaleza. Toma a este pobre en tus brazos y concédele tu aliento de vida" cantó.

Max puso los ojos en blanco al escuchar su voz. Ella misma fue tratada con frecuencia con hechizos después de ser golpeada por su padre a menudo a una edad temprana y estaba lo suficientemente familiarizada con los procedimientos para saber que la brujería puede ser utilizada con órdenes simples. Estaba segura de que su elaborado monólogo era para presumir.

Justo cuando se preguntaba por qué Ruth estaba exagerando, Max vislumbró a los sirvientes detrás de ella, llenos de asombro, y se dio cuenta de su intención. Era para demostrarles que estaba haciendo todo lo posible por devolver la vida al árbol.

Ruth abrió los brazos y miró al cielo como si recibiera el vigor de los dioses de arriba, luego juntó las manos junto al corazón y cerró los ojos solemnemente. Max se mordió los labios para tragarse la risa, pero pronto se quedó boquiabierta cuando vio que salían tenues ondas de luz de la línea exterior de su cuerpo. La luz comenzó a acumularse a su alrededor y Max exclamó con asombro. Además de ser objeto de brujería, nunca había presenciado un hechizo en acción de frente. La suave luz que manaba de sus manos giró una vez alrededor de su cuerpo y rodeó lentamente el árbol, y el feo roble muerto absorbió suavemente la luz, como si se la estuviera bebiendo.
enero 27, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 70

Capítulo 70. Los Primeros Compañeros Amables (2)


Max estaba incómodamente parada en la entrada preguntándose si debía entrar o no. No esperaba ser testigo del desmantelamiento de los peces. El cuerpo del pez medio cortado la horrorizó, así que se dio vuelta lentamente para salir. Sin embargo, antes de que pudiera dar un paso para alejarse, sus ojos se encontraron con los de Garow, que había estado girando su rígido cuello para estirarlo. Ella se quedó de pie en su lugar. El chico agitó su mano con una sonrisa alegre.

"Buenos días, Madame Calipse". Garow la llamó.

"¡Oh, hola, Señora!"

Yurixion agitó ambas manos hacia ella también como un perro que mueve la cola. No podía actuar como si no los viera, así que Max tímidamente les devolvió el saludo.

"B-buenos días" los saludó.

"¡Llega justo a tiempo! Atrapé a estos chicos como agradecimiento por contarnos esa divertida historia ayer. ¡Son los peces más deliciosos del Whedon!" Yurixion le dijo emocionado mientras gesticulaba con los peces que estaban ocupados cortando.

"Por favor espere un minuto, Señora. Lo prepararé rápidamente y lo pondré en la mesa" dijo Garow, después de cortar la cabeza del pescado.

Max miró fijamente la cabeza del pescado que rodaba por el suelo. Podía ver una lengua saliendo de ella, la vista le hizo perder el apetito.

"Mientras preparamos el Oakley, ¿le importaría contarnos la historia de los hombres lobo?" Yurixion la miró expectante mientras se ocupaba de los peces. Garow, que estaba a su lado, pareció haber leído la incomodidad pintada en su cara y rápidamente se volvió para regañar a Yurixion.

"La Señora podría estar sintiendo molestias por toda la sangre, no la mantengamos aquí".

Yurixion le dio a Garow una mirada de incredulidad "¿De qué estás hablando? ¡Madame Calipse es una mujer valiente que incluso presenció la fuerte lluvia de sangre de Ogros! ¡Es la esposa del caballero más valiente del mundo, Sir Calipse!"

Los muchachos la miraron como si esperaran oír su acuerdo.

Max apenas consiguió hacer una sonrisa en respuesta cuando la cabeza de otro pez fue cortada y rodada en el suelo de nuevo, estropeando el suelo con su sangre. Conscientemente trató de no mirarlo y respondió "P-por supuesto. E-esto no es nada para mí".

"¿Ves? ¡Eh, que alguien traiga una silla para la Señora!" Yurixion exclamó con placer e hizo un gesto para que uno de los sirvientes de la cocina trajera una silla para que Max se sentara.

No había salida ahora. Miró sombríamente la silla que el sirviente de la cocina le había traído.

Parecía que tenía que inventar inmediatamente una historia sobre los hombres lobo mientras los chicos cortaban el pescado. Se sentó en el borde de la silla sintiendo que estaba a punto de llorar.

En medio de su angustia interna, Yurixion había logrado agarrar y pelar la piel gruesa y masticable del Oakley, quitó las aletas de su espalda y estómago, y tiró el filete blanco suavemente rebanado en el plato. El esqueleto del pescado quedó rápidamente expuesto y fue dejado de lado para deshacerse de él más tarde. Hizo una pausa en su corte para compartir orgullosamente con el grupo lo que sabía de los hombres lobo.

"También he visto un hombre lobo una vez. Su cabeza es la de un lobo vicioso y el cuerpo es similar al de un humano. ¡Y salta rápidamente de árbol en árbol con sus dos pies!

Yurixion sonrió satisfecho cuando vio la atención de sus compañeros sobre él "También tiene largas muelas que sobresalen de la boca como un jabalí. Escuché que rellenan la cabeza y la cuelgan en la pared de la habitación en Valto".

"¿Por qué colgarían una cosa tan viciosa en sus paredes? No puedo entender las preferencias estéticas de los norteños". Garow les dijo.

"Los lobos son un símbolo de valentía para ellos". Yurixion simplemente respondió.

Max miró la carne rosada de los filetes de pescado apilados en el plato que ahora empezaba a parecerse a una pequeña torre. Sus sentimientos de asco ante la vista parecían desvanecerse a medida que las formas del pescado desaparecían lentamente.

Max sacudió su cabeza para descartar los pensamientos del pez y secretamente respiró hondo para recuperar la compostura, sus compañeros esperaban una historia de ella, por eso querían que cenara con ellos. Usaron ese pez como cebo.

Justo cuando ella dejó escapar un suspiro notó que Yurixion la miraba y se limpiaba el agua de sus manos con un paño blanco.

"¿No es gracioso que estén mostrando lo valientes que son atrapando y rellenando a un hombre lobo enclenque? ¡Los Caballeros de Remdragón pueden deshacerse de docenas de hombres lobo en un abrir y cerrar de ojos!" Yurixion se jactó y Garow, que estaba a su lado, también se rio de corazón.

"También tengo mucha curiosidad por saber cómo el Señor Calipse luchó contra ellos". Garow hizo un gesto al agitar el cuchillo que usaba para cortar el pescado en un intento de imitar cómo Sir Calipse debió luchar con los hombres lobo.

Max les lanzó una sonrisa temblorosa a los dos.

No pudo evitarlo porque sabía que nunca estarían satisfechos hasta que alimentara su curiosidad. Así que Max empezó a exprimir una historia con pequeñas lágrimas en sus ojos.

Los niños la escucharon con alegría, con las mejillas enrojecidas por la emoción. Max inventó un cuento en el que Riftan cortó las cabezas de tres hombres lobo en un abrir y cerrar de ojos y en el que las cabezas de los monstruos caían como granizo negro mientras avanzaba hacia ellos. Max hizo todo lo posible para parecer entusiasta y se aseguró de que los chicos estuvieran entretenidos. Parecía que lo estaban porque la escuchaban con entusiasmo.

Max pronto olvidó lentamente la incomodidad de ver el desmembramiento del pez por las reacciones de los chicos ante su historia. Nunca en su vida imaginó un día en el que pudiera hablar alegremente delante de tanta gente. Y parecía que a ellos les gustaba mucho que les contara su historia.

"Señor, la salsa está lista." La discusión del grupo se cortó debido a que el chef les informó de sus progresos en la cocina.

"Date prisa y cocínala entonces. ¡Me muero por comer!" Yurixion respondió. Cuando eso ocurrió, su atención se centró una vez más en la historia de Max.

Mientras la historia se acercaba a su fin, el jefe de cocina tiró la carne de pescado recortada en un bol y comenzó a mezclarla con una salsa oscura. Por un lado, calentaba una sartén cubierta de aceite y por otro lado, hacía una ensalada con cebollas en rodajas finas y hierbas. Así, los sentimientos de repugnancia de Max desaparecieron, como si nunca hubieran existido en primer lugar y se convirtieron en hambre. Justo cuando terminó su historia el chef les informó una vez más del estado de su próxima comida.

"Sabe increíble cuando se asa a la parrilla y se sirve con ensalada. Por favor, espere un momento". El jefe de cocina habló con confianza y comenzó a asar el sazonado Oakley en la sartén caliente.

Un delicioso olor comenzó a esparcirse en el aire mientras el pescado se cocinaba con sonidos chispeantes provenientes de él.

Se sentaron cómodamente en una mesa cuidadosamente preparada para ellos por los sirvientes y se sentaron uno al lado del otro en la pequeña mesa. Se sentaron al otro lado de la cocina, y a pesar de la distancia podían oír al jefe de cocina discutiendo con uno de los empleados de la cocina.

Poco después de escuchar la ligera discusión, se sirvió una ensalada fresca y un delicioso plato de roble. Los dos aprendices le dieron a Max con entusiasmo un gran plato de pescado a la parrilla y su olor la deleitó.

Max alcanzó su cuchillo y tenedor de plata y comenzó a cortar un pequeño trozo de pescado caliente y lo probó.

Tan pronto como se metió el pescado en la boca no pudo evitar soltar un jadeo excitado. La carne suave, llena de salsa dulce, se derritió en su boca. Los ojos de Max se abrieron de par en par, asombrado por su sabor.

"¡Es d-delicioso!" Exclamó y los dos chicos la miraron con orgullo.

"¿Verdad? Nada se puede comparar con la temporada de otoño de Oakley!" Yurixion dijo cuando también comenzó a cortar su pescado y comió su comida felizmente.

Estaba delicioso, Max no pudo evitar exclamar estas palabras en su cabeza cada vez que daba un bocado. La carne suave y tierna no sabía en absoluto a pescado, sino que liberaba jugos dulces cada vez que la masticaba.

No tuvo problemas para terminar dos grandes trozos de pescado en su plato.

Mientras tanto, los dos chicos parecían haber sido más rápidos que ella porque ya habían vaciado tres porciones de pescado.

Ella tomó otra rebanada y se la comió con la ensalada crujiente.

"E-es realmente d-delicioso". Les dijo con gratitud ya que la comida era excepcional.

"Me alegro de que estén satisfechos". Yurixion, que ya había vaciado sus platos y los había dejado limpios, le sonrió después de decirle su respuesta. Luego, con una sonrisa orgullosa, le dijo "La próxima vez, le atraparé otra delicia para usted".

Max se dejó llevar por su sonrisa amistosa y se rio a lo largo de la conversación. La buena voluntad de los dos chicos la hizo sentir eufórica y se sintió honestamente conmovida por su regalo.

"L-lo esperaré con ansias, entonces". Les dijo mientras daba otro mordisco.

Max no olvidará el sabor de Oakley a la parrilla, eso era seguro.
enero 27, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 69

Capítulo 69. Los Primeros Compañeros Amables (1)


"Señora, el conocimiento es más valioso que el oro."

Ruth anunció descaradamente.

El mago entonces se bajó para tomar asiento. El retroceso que se produjo debido a su repentino movimiento hizo que los libros que antes había apilado temblaran y se desplomaran en el suelo. El conocimiento que él decía que era más valioso que el oro estaba ahora casualmente bajo sus pies.

Max, que había estado observando el intercambio, tenía la boca ligeramente abierta, preguntándose si debía hacer un comentario, pero en cambio terminó suspirando fuertemente. No podía adoptar una actitud terca, quería ayudar porque ella también estaba recibiendo mucha ayuda de él.

"Les pediré que i-intenten adquirirlos". Max dijo que mientras se preparaba para salir de la habitación.

"Se lo agradecería".

El mago respondió tímidamente a su comentario y abrió otro libro que acababa de alcanzar. Ella sacudió su cabeza ante la gratitud del mago y dejó la biblioteca en silencio para no perturbar su trabajo.

Al alejarse de la biblioteca, notó que los pasillos estaban bien iluminados, blancos por la luz brillante que entraba por las nuevas ventanas. Las ventanas habían permitido que la luz del sol entrara en los muros del castillo.

‘El clima ha sido inusualmente claro en los últimos días’, Max pensó esto mientras miraba hacia afuera y observaba el cielo azul sin nubes desde las ventanas. Se deleitó con su calor y bajó las escaleras con energía. Al final de los escalones, un robusto riel de diseño antiguo estaba uniformemente unido, y una suave alfombra saludaba sus pies.

Cuando le pidieron por primera vez que decorara el castillo, se sintió abrumada, pero ahora había una inexplicable sensación de logro en el castillo que vio cambiar lentamente ante sus ojos.

Ella felizmente se dirigió al Salón de Banquetes para darle su lista a Rodrigo. Cuando llegó, lo vio supervisando cuidadosamente su trabajo que estaba a punto de terminar. Se acercó a él cuidadosamente.

"R-Rodrigo, ¿estás ocupado?

"Ah, señora, está usted aquí". Rodrigo la miró, con su rostro arrugado pintado con una brillante sonrisa.

Con su propia sonrisa como respuesta, Max le entregó el pergamino lleno de órdenes.

"Y-yo recorrí las instalaciones interiores y comprobé si hay algo que necesitemos. ¿P-puedes pedir lo que escribí? P-Por favor".

"Por supuesto". Rodrigo respondió.

"Ah, sí. D-diles que traigan los libros que escribí al final". Max añadió.

"Sí, señora, lo haré." El mayordomo dobló cuidadosamente el pergamino y lo puso en el bolsillo del pecho.

Se volvió con una sonrisa, sintiéndose mareado por haber completado una de sus tareas. Estaba a punto de abrir la puerta y salir de nuevo, cuando Rodrigo la llamó a toda prisa.

"Señora, los aprendices, Yurixion y Garow, salieron al valle temprano en la mañana de hoy y capturaron cuatro Oakleys. Se están preparando en la cocina ahora mismo, si no han comido todavía..."

"¿O-Oakley?"

Rodrigo miró su cara de confusión con sorpresa.

"¿Nunca lo ha probado? Es un pez de agua clara que vive en el valle. Es muy jugoso y suave. No hay nada en el mundo que sea tan apetitoso como un Oakley recién pescado y cocinado sobre un fuego de carbón".

Max tragó.

La comida en el Castillo de Calipse era muy sabrosa, pero tendía a ser bastante orientada a la carne. Su afinidad por la carne era bastante extrema, ya que no había comido pescado desde que llegó aquí, aunque la zona estaba al lado del mar. Ella había estado anhelando tanto el pescado que su estómago repentinamente retumbó al mencionarlo.

"P-pero los aprendices son los que lo atraparon así que no puedo..." Max empezó a protestar, pero no pudo completar lo que quería decir porque Rodrigo la interrumpió.

"Dijeron que los trajeron para usted, Señora. Se alegrarán de que vaya a cenar con ellos".

Max, que se sorprendió al oír que el pescado había sido capturado para ella, se sonrojó al pensar en su consideración y solo pudo asentir con la cabeza.

No entendía por qué lo hacían y francamente no le importaba averiguar su motivación para hacerlo, solo quería comer algo de pescado.

Así que Max salió corriendo del Salón de Banquetes y se dirigió a la cocina con entusiasmo, la idea de pescado recién pescado la emocionaba.

Tan pronto como llegó cerca de la cocina, escuchó a la gente hablando entre sí, así que se asomó para ver qué estaba pasando.

Max vio a los dos chicos colgando cuatro enormes peces, del largo del brazo de un hombre adulto, sobre el desagüe y cortándolos. El chef que estaba a su lado sudaba mucho, sin saber qué hacer con los dos aprendices que habían empezado a cuidar el pescado.

"S-Señor, yo... Yo lo haré. Por favor. ¡Por favor, déjeme hacerlo!" exclamó el chef en un tono avergonzado.

"Está bien, está bien. También es como nuestro entrenamiento para tener una idea de cómo se siente cortar algo vivo". Yurixion ingenuamente le dijo al chef, quien estaba al borde de estallar en lágrimas.

A su lado, Garow, que estaba recogiendo sangre colocando un cubo bajo la cola cortada de uno de los peces, se levantó y dijo "Este pez también ha perdido toda su sangre".

"Dámelo. Desmantelaré éste también" Yurixion hizo un gesto ansioso para el siguiente pez.

"Yo no puedo dejar que sus honores hagan, hagan este tipo de..." el chef exclamó en protesta, pero Yurixion le dio una mirada aguda. Esto efectivamente lo silenció.

"Eres demasiado ruidoso. ¿No dijimos que esto también es un tipo de entrenamiento?" Garow se lo dijo al chef en un tono de finalidad y esto hizo que este último diera un paso atrás.

Yurixion asintió con la cabeza y añadió: "Sí, sí, no podemos dejar el pescado para ofrecerlo a la dama en manos de los sirvientes".

"¿Pero por qué el pescado? ¿No hubiera sido mejor cazar zorros o ciervos como regalo?" Garow preguntó repentinamente a Yurixion.

"¡Garow! ¡No puedes dañar a una criatura tan hermosa!" Yurixion respondió.

Garow agitó la cabeza, aturdido por lo que Yurixion había dicho. "¡Ah! Entonces, ¿este pez terminó así porque no era hermoso?" "No es solo que no sea hermoso sino que también es sabroso, por eso terminó así". Yurixion sólo respondió alegremente.

lunes, 25 de enero de 2021

enero 25, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 68

Capítulo 68. Instalándose lentamente (2)


Habiendo completado sus rondas por el castillo interior, Max volvió a su habitación para ordenar los artículos que tenía que pedir. Así, el resto del día lo pasó tranquilamente en compañía de papeles y comida.

Al día siguiente, justo al amanecer, corrió a la biblioteca con los papeles, entregándoselos a Ruth para asegurarse de que no había problemas. El mago, que estaba tumbado en una alfombra gastada y dormía usando libros como manta, frunció el ceño al ser molestado. Aun así, se enderezó rápidamente y empezó a revisar la hoja de pedido sin quejas.

Revisando la lista desde el principio, mojó un bolígrafo en tinta y tachó algunas cosas.

"El mayordomo ya ha preparado suficiente aceite y velas. Estoy seguro de que tenemos cubiertos y platos guardados en el almacén. Además, ¿en qué diablos vas a usar todos estos jabones y aceites de fragancia?"

"P-pensé que los c-caballeros disfrutaban de un b-baño y una s-sauna, así que..."

"¿Qué? ¿De verdad crees que esos hombres usarían esos lujosos jabones y fragancias? Todos fruncirían el ceño si se acercaran a algo con aroma floral. Es suficiente con pedir la cantidad que necesitas".

Ruth tachó implacablemente los artículos de la lista. Luego, dándole una oportunidad, habló como si le estuviera haciendo un favor.

"El resto parece correcto".

"¿D-debería o-ordenarlos a-ahora mismo?"

"Vamos a añadir unos cuantos artículos más".

Los ojos de Max se abrieron de par en par, ya que era la primera vez que quería comprar algo. Miró con curiosidad lo que Ruth estaba escribiendo y vio una lista de nombres. Max se sorprendió cuando pensó que estaba planeando comprar algunos esclavos.

"¿Q-qué es e-exactamente lo que estás e-escribiendo?"

"Nombres de eruditos. Por favor, pida a los sirvientes que compren escritos con estos nombres tal y como están".

Max lo miró en blanco.

"¿E-estás t-tratando de c-comprar algo que p-personal a-ahora mismo? A-además, es un a-artículo de l-lujo muy c-caro..."

"Señora, el conocimiento es algo incomparable".

Habló con absoluta seriedad y solemnidad.

"Estos escritos no son para satisfacer mis deseos. Son lo que esta biblioteca necesita, lo que intento decir es que cualquiera puede entrar y leerlos libremente".

La mandíbula de Max cayó ante sus descaradas palabras. Este mago odiaba absolutamente que alguien, que no fuera él mismo, estuviera en la biblioteca. Incluso le insinuó a ella, la Señora del castillo, que estaba molesto cuando ella venía a la biblioteca. Francamente hablando, ocupar la torre del castillo no era suficiente para Ruth, sin autorización también se había apoderado de la biblioteca.

"N-nunca he v-visto a n-nadie e-excepto a ti y a mí u-usar la b-biblioteca antes".

"Habrá más gente usándola de ahora en adelante."

Habló mucho. Max entrecerró los ojos, dudando de sus palabras. Los caballeros estaban ocupados entrenando todo el día y rara vez caminaban excepto para cenar en el Gran Salón, así que qué más gente. Max estaba muy molesta con Ruth, que era extremadamente quisquilloso y entrometido con los artículos que ella planeaba comprar, pero era muy torpe cuando se trataba de cosas que él quería. Max le arrebató el bolígrafo a Ruth y tachó su lista. Ruth enloqueció y le quitó el pergamino de las manos.

"¡Soy el mago de este castillo! ¡Mejorar mis habilidades no solo es beneficioso para mí, sino también para Anatol!"

"¡C-como era de e-esperar! ¡E-estás t-tratando de o-ordenarlas p-porque las n-necesitas! Y-y e-estos l-libros, ¡no s-son ni s-siquiera l-libros de m-magos!"

"¿Cómo lo sabes?"

"D-durante 22 años... b-básicamente v-viví en una b-biblioteca c-como t-tú. ¡A-al m-menos p-puedo r-reconocer a los f-filósofos como Ge-gerad y Ka-kazaham!"

Los ojos azul-grisáceos de Ruth se agitaron violentamente, él estaba agitado. Había claramente una mezcla de libros que no tenían nada que ver con la magia. Max sonrió a sabiendas.

"E-entrégalo. E-escuché que h-habrá una c-construcción de u-una c-carretera el a-año que v-viene! N-no p-podemos comprar esto”.

"Entonces... ¿te parece bien que tu hijo crezca como un tonto que no sabe más que manejar una espada?" Exclamó con urgencia.

Max, que estaba estirando los brazos para quitarle papel, se puso roja como si alguien le hubiera echado agua hirviendo en la cabeza. Sentía como si el vapor le saliera de la parte superior de la cabeza.

"¡Hi-hijo... ¡Q-qué… q-qué estás... q-qué estás diciendo!"

A la extremadamente agitada Max, Ruth le dijo

"¿De qué te avergüenzas? Es natural que las parejas tengan hijos. A menos que el Señor Calipse vaya a otra expedición, en uno o dos años, el castillo se llenará con los gritos de un niño".

"N-niño, niño…"

Estaba ardiendo tanto que toda el área alrededor de sus ojos estaba roja. Se coloco las manos alrededor de la cara y después de mucho esfuerzo se refrescó. Su corazón empezó a latir cuando pensó en abrazar a su bebé de pelo negro. Ruth agarró la mano de la mujer.

"¿No quieres criar a tu hijo para que sea listo e inteligente?"

"E-el n-niño n-no ha n-nacido t-todavía ni siquiera…"

"¡Será demasiado tarde después de que haya nacido! ¡Un niño se alimenta de la sabiduría para crecer! ¡Necesitamos establecer el entorno de antemano!"

No sabía por qué sería demasiado tarde, pero el impulso del mago le impidió hacer cualquier contraargumento. Ruth rápidamente escribió una lista en el pergamino mientras estaba distraída.

"Bien, terminado".

Le entregó el pergamino con la cara llena de satisfacción después de haber rellenado casi cinco líneas. Max lo tomó con una mirada hosca.

"S-si c-compramos t-tantos l-libros y s-si R-Riftan se e-enfada..."

"Al Señor Calipse no le importan unos míseros centavos".

Max lo miró atónita. Aunque no era tan frívola, sabía lo caros que eran los libros. Si no fueran tan caros, ¿por qué su padre guardaba ciertos libros en el armario para que nadie los tocara? No solo requería mucho esfuerzo y tiempo escribir cuidadosamente línea por línea en el caro papel, sino que también costaba mucho coserlo todo junto, sin mencionar el cubrirlo con cuero.

Además, no era fácil conseguir libros que no fueran narraciones heroicas sobre caballeros, como poemas o novelas románticas llenas de canciones de juglares, ya que fueron escritas por un pequeño número de autores e incluso cuando se conseguía de alguna manera el vendedor podía fijar cualquier precio. Protestó con una voz fuerte.

"Tú eres el que dijo que debíamos de a-ahorrar".

"Señora, ¿sabe qué es más valioso que el oro? El conocimiento".
enero 25, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 67

Capítulo 67. Instalándose lentamente (1)


Cuando giró la cabeza, vio a Ruth en cuclillas bajo un árbol raspando cuidadosamente el musgo de las raíces. Poco después, agarró su saco y se puso de pie.

"Mi ropa y armadura están tan manchadas de negro, que me pregunto si debería cambiar el nombre a Caballeros del Dragón Hume (Negro) en lugar de Dragón Rem (Blanco)" dijo con cara agria.

"¡Señor Ruth!"

Yurixion, visiblemente contento de verlo, corrió hacia él.

"¿Qué está haciendo aquí?"

"Estoy haciendo reactivos a petición de la Señora Calipse, para revivir los árboles del jardín," dijo él mientras levantaba un saco. Fijando su mirada en ella, continuó. "Parece que estabas contando la feroz batalla que tuviste durante tu viaje".

Max se sonrojó de pies a cabeza. Había sido sorprendida fanfarroneando, con las manos en la masa, y de entre toda la gente, por el mismo que la vio vomitar y desmayarse. Todo lo que deseaba era convertirse en polvo y desaparecer.

Sin embargo, el humor de su público no se vio afectado en lo más mínimo. Los chicos temblaban de excitación, sin notar su vergüenza en absoluto.

"¡Sí! Nos contaba cómo el Señor Calipse mató a diez ogros gigantes en un abrir y cerrar de ojos".

"Diez ogros gigantes dices…"

Mientras cada palabra se pronunciaba, el corazón de Max latía diez veces más con ansiedad. Se preguntaba si debía cortar sus pérdidas y salir de aquí con el pretexto de tener algo urgente que hacer. Sus ojos se lanzaron como una presa que busca escapar.

¡Como si Ruth no supiera lo que estaba pensando! Le lanzó una sonrisa maliciosa y, aunque sonaba completamente natural, le dijo "¿Solo has llegado hasta aquí? También hubo una batalla en las montañas".

"¡¿Una batalla en las montañas?!" Yurixion exclamó.

"Estábamos cruzando la montaña Anatorium cuando nos encontramos con una manada de hombres lobo. ¿Cuántos... cuántos eran en total? ¿Sra. Calipse? Mi memoria está un poco borrosa por la tarde".

"Y-yo tampoco…"

"Comprensible, quiero decir que había tantos que era difícil de contar. Toda la montaña estaba cubierta con su oscuro pelaje, así que probablemente parecía como si alguien hubiera puesto una alfombra sobre la montaña".

"¿Había tantos hombres lobo en la Montaña del Anatorium...?" Yurixion lloró de asombro.

Max estaba sudando excesivamente, ya que no podía estar de acuerdo o negar lo que Ruth decía.

Con una amable sonrisa, el mago continuó. "¿Qué tal si les cuentas la historia de lo que pasó ese día con detalle, Sra. Calipse?"

Las miradas de los chicos, impregnadas de anticipación, se fijaron en ella. La cara de Max estaba al rojo vivo, no tenía el rostro tan grueso como para inventar una historia delante de alguien que estuvo realmente allí cuando todo sucedía. Tal vez compadeciéndose de su estado actual, Ruth le tendió una mano amiga.

"No podemos quitarle el tiempo a nuestra Señora así como así, ya que está muy ocupada".

"S-sí... e-estoy un p-poco ocupada..."

Ni siquiera parpadeó antes de tomar la mano amiga.

Sin embargo, ¿pensó que la dejarían salir tan fácilmente? Ruth la detuvo de nuevo...

"Oh, ahora que lo pienso, tengo noticias para usted, Señora. Estaba tan concentrada en su historia que casi me olvido de contarla.

"¿N-noticias?"

Ella lo miró cuidadosamente, sospechando, preguntándose si era otra de las bromas del mago. Pero cuando vio que tenía una pequeña hoja de pergamino desplegada para que ella la viera, se relajó un poco.

"Este es un telegrama que el Señor Calipse envió a mi torre a través del dispositivo de hechicería del palacio. Dice que va a salir para Anatol tan pronto como la ceremonia termine. Tomaría alrededor de quince días como mucho.... No, considerando la movilidad de los caballeros, deberían llegar en diez".

Ante la inesperada noticia, Max se olvidó instantáneamente de su vergüenza y se puso en marcha. Se acercó a él y rápidamente echó un vistazo al pergamino, vio la fecha de salida y un resumen de la ruta.

Ruth sacudió su cabeza y dejó escapar un profundo suspiro como si estuviera indefenso.

"Parece que realmente va a pasar por aquí y luego regresar".

"¿Q-qué hay de m-malo en e-ello?"

"No hay nada malo en ello, pero... también podría ganar la gracia del rey mientras está allí, ¿sabes?"

"Sir Ruth, estoy seguro de que Sir Calipse está preocupado por la seguridad de nuestra ciudad. Una cantidad colosal de hombres lobo ha aparecido cerca de nuestra tierra; ¿cómo no va a estar preocupado?" Yurixion defendió apasionadamente a Riftan.

Mientras la conversación fluía en una dirección que no le gustaba, Max se puso notablemente nerviosa y rápidamente terminó la conversación.

"D-de t-todas f-formas g-gracias por d-decírmelo. B-bueno, d-debería ir con el he-herrero, tengo a-algunos a-asuntos que a-atender".

"Oh, sé muy bien que es una dama ocupada, Señora".

Max se alejó, dejando atrás a Ruth y su tono sarcástico. Sus pasos fueron tan ligeros que se sorprendió a sí misma. Quería canturrear, pero se contuvo al darse cuenta de que los chicos la seguían.

domingo, 17 de enero de 2021

enero 17, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 66

Capítulo 66. El Cuentacuentos y los Caballeros en Entrenamiento (2) 


"¡Señora, no solo es excepcional!" El chico la miró como si ella describiera a Riftan con los términos más simples. Luego se lanzó a una charla de los logros más sobresalientes de Riftan que lo llevaron a tener su actual reputación. 

"El Señor Calipse es el caballero más grande del continente. Hay una razón por la que se le llama el sabio de Uigru! En todo el continente, solo hay cinco caballeros que son venerados como Rossem Uigru! Dos de los cinco caballeros fueron superados por el Señor Calipse. Hace solo seis años que venció al mejor caballero de Libadon, Sejour Aren, pero también venció a la espada sagrada de Osiria, Kuahl Leon en la competición de espadachines de La Unión Occidental...!" 

Max solo sonrió vagamente a cambio. Había oído hablar muchas veces del comandante de la División Paladín, un hombre elogiado por su excelente esgrima; sin embargo, nunca se le ocurrió que su marido podía superar con creces a un hombre considerado un caballero de élite en el continente. 

"Decidí ser un caballero después de ver la actuación del Señor Calipse durante esa competición de espada. Lo he admirado desde entonces" el muchacho finalmente terminó su apasionado discurso con su devoción a Riftan. 

"Y-ya veo..." 

Max respondió sin palabras. Esto, a su vez, provocó una mirada severa en la cara alegre del chico. 

"Señora" comenzó sombríamente "No tiene ni idea de lo increíble que es el Señor Calipse ¿verdad?" 

Contestó apresuradamente con su poco conocimiento sobre Riftan, "Y-yo sé s-sobre el d-dragón". 

"Aunque no haya participado en la expedición, el Señor Calipse sigue siendo un gran caballero. ¿Nunca lo ha visto blandir una espada antes?" 

"¡S-sí!" Intervino inmediatamente, sintiéndose bastante a la defensiva. "Lo vi l-luchando contra un monstruo". 

Sus palabras se convirtieron en un susurro silencioso. No estaba segura de sí su revelación del fiasco de su viaje había contado como un espectáculo. Era la primera vez que Riftan había empuñado su espada frente a ella, pero ella se había desmayado, incapaz de ver el espectáculo. Y la segunda vez que ocurrió, la pelea terminó antes de que ella se diera cuenta. Pero Max no podía soportar que los chicos descubrieran su falta de familiaridad con las hazañas de su marido. 

Por lo tanto, comenzó a contar una historia exagerada. 

"Yo también sé", comenzó, enderezando su espalda, y su nerviosismo, mientras relataba una versión exagerada de la pelea. "Y-yo vi a Riftan c-cortar a un ogro g-gigante tan g-grande como la m-mitad de este f-fuerte! Ha-había un t-total de d-diez g-gigantes, p-pero l-los derrotó a t-todos en un a-abrir y cerrar de o-ojos". 

Estaba describiendo el evento descaradamente, aunque en realidad no podía recordar cuántas de las temibles bestias habían aparecido. Presumía que, como mínimo, serían diez. Su historia tuvo éxito, ya que el chico la miró con renovado entusiasmo. 

"¿De verdad? ¿¡Diez ogros gigantes!? ¡Qué historia! ¿Puedes contarnos más?" 

Max se estremeció ante su entusiasmo. El increíble entusiasmo del chico por la historia tomó a Max con la guardia baja. Sin embargo, en este punto, no pudo decirle la verdad de que no podía recordar porque se había desmayado. Rápidamente recordó un cuento que había escuchado de un juglar e inventó una historia escandalosa, su tartamudeo se hizo cada vez más evidente con la profundización de la mentira. 

"M-mientras e-estábamos en el c-carruaje, de r-repente o-oímos un fuerte ch-chillido. F-fue t-tan f-fuerte que pensé que el c-cielo s-se e-estaba d-desgarrando. M-mi c-cuerpo entero se congeló p-porque estaba t-tan asustada; n-ni siquiera me di cuenta de que R-Riftan había t-tomado su e-espada. Y p-para el m-momento en que me di c-cuenta, R-Riftan ya ha-había s-salido a p-pelear". 

"¡La esgrima del Señor Calipse es la más rápida del mundo! Sus enemigos siempre terminan con la cabeza decapitada y sus cuerpos partidos por la mitad, sangrando por todo el suelo antes de que se den cuenta de que está sacando la espada". 

El chico gritó con alegría. Aunque le desconcertaba cómo los chicos disfrutaban al oír un cuento tan morboso, continuó a pesar de todo. 

"¡A-afuera, ha-había diez ogros g-gigantes tan g-grandes como un f-fuerte! ¡T-todos los caballeros s-sacaron sus e-espadas! ¡R-Riftan se a-adelantó a e-ellos y b-balanceo su e-espada hacia el g-gigante más g-grande! E-entonces el g-gigante..." 

Max levantó la vista, tratando de recordar lo que el chico había dicho antes. 

"¡L-la c-cabeza del gigante fue decapitada, y su t-torso cortado por la mitad y l-la s-sangre brotó c-como una f-fuente! E-entonces c-cayó al s-suelo". 

El chico asintió con la cabeza, convencido "Mmm. ¡Un ogro es solo un pedazo de pastel para él!" 

Max despertó la euforia de los chicos con su historia. A pesar de su molesto tartamudeo, los chicos no mostraron ningún signo de molestia y esperaron pacientemente, con los ojos brillantes, mientras ella seguía con la historia. Sus reacciones de asombro puro sirvieron para alimentar a Max, y su historia se animó cada vez más cuando empezó a imitar al gigante. 

"O-otro g-gigante vio lo que había s-sucedido y-y gritó t-tan fuerte que m-mis o-oídos estallaron y b-balanceó un enorme p-palo con un ligero z-zumbido. R-Riftan s-saltó tan a-alto como una golondrina y e-esquivó como si e-estuviera j-jugando un j-juego de n-niños". 

Sonrió, y le gustó mucho su descripción de él como una ágil "golondrina". 

"El g-gigante era t-tan l-lento que no p-podía seguir el r-ritmo de R-Riftan y s-seguía g-golpeando el s-suelo con su p-palo. ¡Boom! ¡Bam! ¡T-tan f-fuerte que se s-sentía como la t-tierra t-temblaba!" 

Imitaba al gigante que golpeaba el suelo con su palo. Los hombros de los chicos también temblaban como si se estuvieran muriendo por saber qué pasaría después. Max también empezó a sentirse incontrolablemente emocionada, ya que era la primera vez que alguien estaba tan involucrado en algo que ella contaba. 

"¡E-entonces R-Riftan movió su e-espada. Hu-hubo un s-súbito d-destello y luego vi el b-brazo del o-ogro cortado. E-entonces c-cayó al s-suelo con un f-fuerte golpe". 

Notó que cada vez que se mencionaba algo sangriento, el brillo de los ojos de los chicos se volvía aún más deslumbrante. Levantó los brazos y gritó. 

"¡Ll-llovía mucha s-sangre! C-cada vez que el g-gigante s-sacudía su b-brazo c-cortado la s-sangre n-negra se d-derramaba por t-todas partes c-como una f-fuerte ll-lluvia! T-tuve que b-bañarme durante m-medio d-día solo para l-lavar la s-sangre que t-tenía e-encima". 

Max, que estaba balanceando su brazo, tratando de imitar al ogro con su brazado mutilado, se congeló de repente.
enero 17, 2021

Bajo El Roble - Capítulo 65

Capítulo 65. El Cuentacuentos y los Caballeros en Entrenamiento (1) 


La repentina voz sacó a Max de sus pensamientos. Se volvió y vio a dos chicos vestidos de pies a cabeza con túnicas negras que la miraban con curiosidad. Ante su mirada, se enderezó instantáneamente, dándose cuenta de que eran aprendices que había visto varias veces con Riftan antes. Los dos chicos inclinaron educadamente sus cabezas como saludo, con las manos sobre sus pechos en reverencia, como uno esperaría de un caballero en entrenamiento. 

"Lamentamos haberla tomado por sorpresa. Estábamos preocupados porque la Señora estaba sola, así que tuvimos que venir a hablar con usted" explicó el chico. 

"E-está bien. G-gracias por preocuparse por mí, yo..." 

Sus ojos se desviaron a un lado, su lengua inexplicablemente encontró dificultad para hablarles a los jóvenes que estaban delante de ella. Un chico con un impresionante pelo plateado se dio cuenta rápidamente de esto, y se presentó apresuradamente. 

"Nos disculpamos por la tardía presentación. Soy Yurixion Lobar. Somos caballeros en entrenamiento esperando nuestro título de caballeros el próximo año". 

El chico más alto a su lado también abrió la boca para decir "Soy Garow Livacon. Voy a ser nombrado caballero el mismo día que mi amigo aquí" le hizo un gesto al chico de pelo plateado. 

Max tanteó con sus manos "Y-yo soy Max, Maximilian Calipse" y en su introducción salió un vergonzoso tartamudeo. A pesar de conocer su identidad, Yurixion le mostró una sonrisa amigable, como para tranquilizarla. 

"Debe haber estado dando un paseo sola" continuó después de que el intercambio de nombres se hubiera terminado. 

"N-no, y-yo estaba recorriendo las i-instalaciones del interior" respondió con cierta vacilación, temiendo la reprendiera. 

La cara del chico se volvió fea después de escuchar su respuesta. 

"Es peligroso para la Señora viajar sola aunque sea dentro del castillo. Ha habido frecuentes visitantes externos estos días y si de alguna manera ocurre un accidente...” 

"¿A-accidente?" Preguntó en estado de shock, encontrando la situación bastante angustiosa. 

Sintiendo la aprehensión de su Señora, el chico añadió rápidamente en pánico "No estaba tratando de asustarla. Solo estaba preocupado por la Señora de la casa" y luego añadió "¡Ah! Si no le importa, ¿podemos acompañarla, Señora?" 

Max se negó a toda prisa con un ferviente movimiento de su cabeza, "N-no. No puedo tomarme su p-precioso tiempo". 

"¡Por favor no diga algo así! Es un honor para un caballero servir a la Señora. Nosotros, puede que no hayamos sido oficialmente nombrados caballeros, pero arriesgaríamos nuestras vidas solo para salvarla de cualquier peligro" expresó con entusiasmo el muchacho. 

Ante la sorprendente cantidad de pasión en sus palabras, Max dio un paso atrás inconsciente. Al ver que la Señora retrocedía, el chico de al lado lo golpeó en las costillas como advertencia. 

"Yuri, ¡deja de exagerar tus palabras!" 

"¡¿Exagerar?! Hablo muy en serio, de verdad..." 

Tal vez al darse cuenta de su descaro, el chico se calló rápidamente la boca con algo de vergüenza. La siguiente vez que se enfrentó a Max, estaba un poco más tranquilo. 

"De todas formas, no puede ir por ahí sola. Puedo llamar a un guardia si es específicamente mi servicio el que no le gusta" dijo gentilmente. 

Por mucho que Max apreciara sus esfuerzos, le pareció exagerado ser vigilada dentro de las instalaciones seguras del castillo. "Está d-dentro del castillo p-para llegar tan lejos..." 

"¡Señora, no hay garantía de que el castillo sea seguro! Si algo le sucediera, Señora, estaría demasiado avergonzado para enfrentarme al Señor Calipse a su regreso". 

La cara del chico se volvió azul con la idea de que su Señor los desprecie. Tan pronto como Max vio de la cara del muchacho que expresaba como si el mundo se acabara, inmediatamente sintió el sudor brotar de sus poros. 

"B-bueno s-si te preocupa t-tanto... entonces hazlo, por favor" finalmente aceptó. 

Con su consentimiento, la cara del chico se iluminó instantáneamente. Sintió un mareo por el rápido cambio de expresión. 

"¿Adónde debo acompañarla, Señora?" 

Resignada a sus dos nuevos compañeros, dijo en voz baja "I-iba d-de camino al herrero". 

"¡Qué coincidencia! Nosotros también íbamos camino al herrero. La acompañaré allí". 

Con eso, Yurixion tomó la delantera con pasos enérgicos, un Garow más plácido lo siguió con un encogimiento de hombros. Solo después de un momento de vacilación, Max comenzó a seguirlos, sintiéndose muy incómoda. La apasionada actitud del muchacho era algo refrescante para Max, y contrastaba con el insensible y taciturno semblante de su marido, la brusquedad de Ruth y de la indiferencia del resto de caballeros hacia ella. 

‘Probablemente tenga 16... ¿quizás alrededor de 17 años?’ 

"¿Tiene algún asunto especial con el herrero?" El chico la hizo alejarse de sus pensamientos. 

"E-el asunto es que cuando llegué el invierno los comerciantes dijeron que vendrán con menos frecuencia, así que e-estoy comprobando si necesitan a-algo". 

Los ojos del chico brillaron, "¡Ya veo! Iba de camino al herrero porque rompí mi espada mientras entrenaba" señaló alegremente la hoja puntiaguda que colgaba de su cintura. 

"Es un poco embarazoso, pero es la segunda vez que se rompe este mes. La rompo tan a menudo que el herrero empieza a regañarme en cuanto me ve". 

Una ligera sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios. Se dio cuenta de que Yurixion estaba avergonzado por el leve tono rojo de sus mejillas, y aunque su simpatía era abrumadora, Max pudo ver que era una persona amable y despreocupada. 

"No sé cuándo podré llegar a la punta de los pies del Señor Calipse con mi trabajo. No, más bien, si pudiera llegar aunque sea a la punta más lejana de los pies del Señor ya sería un inmenso alivio para mí". 

El chico que estaba a su lado y que había permanecido en silencio durante todo el tiempo, dijo de repente "Seremos reclutados por los Caballeros de Remdragón el año que viene. ¿No es tu meta demasiado baja?" 

"Garow, todavía no entiendes la grandeza del Señor Calipse". Respondió con un leve movimiento de cabeza. "Ya es un tremendo logro alcanzar solo la punta de la punta de sus pies. ¡Olvídate incluso de llegar a la punta de la punta de sus pies!" 

"Oh, de verdad". 

Este último respondió con un tono resignado y una mirada ligeramente harta en su cara. Mientras tanto, Max se sentía entusiasmada por la ciega devoción del chico hacia Riftan y no pudo evitar unirse a su conversación. 

"R-Riftan... ¿Es tan sobresaliente como caballero?"

viernes, 8 de enero de 2021

enero 08, 2021

Bajo El Roble- Capítulo 62

Capítulo 62. Ayuda no oficial (2) 


Al oír que Max quería cancelar la mayoría de las órdenes, Aderon se preocupó e intentó persuadirla con labia[1]. Casi se lo creyó, pero recordando a Ruth y cómo la trató como a una mujer extravagante, Max pudo mantenerse firme. Al darse cuenta de que no había nada que pudiera hacer, Aderon suspiró y entregó una nueva declaración escrita. 

Max intentó estimar cuánto valía el precio que Aderon escribió en su cabeza. Imaginando las monedas de oro y plata que Ruth le mostró así fue que pudo comprender que el precio que estaba pagando nunca era una pequeña cantidad de dinero. Firmó devotamente el papel y salió de la habitación. 

Cuando le dijo que las cosas habían ido bien, Ruth relajó un poco las cejas. 

"¿Puede mostrarme la declaración?” 

Ella se la entregó. 

"Bueno, este hombre no es completamente inescrupuloso" dijo finalmente el mago después de leer el papel de arriba a abajo. 

"P-puede t-tratar de f-forzarte a c-comprar, pero n-no es una m-mala persona". 

"Nadie es malo delante de su víctima de sacrificio". Escupió un frío comentario que contrastaba con su gentil pensamiento y sacó una silla delante de él para sentarse. 

Max también se sentó sobre él y puso los ojos en blanco. Ella ya lo sabía, pero este hombre era extremadamente malhumorado y le gustaba hacer comentarios mordaces, lo que hacía un contraste con su cara suave y amable. Su forma torcida de ver las cosas era algo similar a la de Riftan, aparte de su lado hablador y entrometido. 

"Le echaré un vistazo. Intenta escribirlo en el libro de cuentas." 

"E-está bien". 

No preguntó cómo se había convertido en su supervisor y se limitó a seguir lo que él le indicaba. 

"Aquí, el cálculo está equivocado otra vez". 

"Oh, l-lo s-siento mucho". 

Él miró sus números y golpeó la esquina del papel de pergamino de nuevo, masajeando en medio de sus cejas. Ella corrigió rápidamente su error. Luego señaló la sección de abajo. 

"Aquí, la unidad está equivocada." 

"Y-yo". 

"Ayudará tener sus declaraciones escritas en detalle. De esa manera, puede evitar cualquier confusión cuando cuente las cuentas en el futuro". 

"E-está bien". 

"Aquí, tienes un error ortográfico. Este será un documento que quedará para las siguientes generaciones, así que por favor absténgase de cometer errores". 

El tutor que su padre le había asignado no había sido tan estricto. Tampoco era paciente. Escribió las cartas con claridad, temiendo que él las señalara de nuevo. Cuando terminó, 

Ruth revisó el libro de cuentas como si estuviera haciendo sus deberes. 

"Esto es suficiente" dijo arrogantemente mientras cerraba el libro de cuentas. Su cara se veía cómoda y relajada. 

"Con esto, todos los problemas se han resuelto. Ahora, te agradecería que dejaras de venir a la biblioteca e interrumpir mi sueño". 

Max puso los ojos en blanco. 

‘¿Pensaba seguir durmiendo aquí? Riftan dijo claramente que este hombre estaba usando la torre del patio trasero... No, no es algo en lo que pueda interferir’. Después de pensar un rato, abrió lentamente los labios. 

"D-decidimos a-arreglar el j-jardín en la próxima p-primavera". 

“…” 

Ruth arrugó horriblemente su rostro. Max sacó la desvergüenza que ella no sabía que tenía y le suplicó. Las horas que pasó tratando de resolver cosas que nunca antes había hecho sola pasaron ante sus ojos. No quería volver a tirarse del pelo, incapaz de distinguir cara o cruz. Como ya estaba avergonzada, pensó que no habría más daño si pedía más ayuda. 

"Y-y el m-mantenimiento del anexo". 

“…” 

Ruth se agarró la cabeza con pesar. 

💜💜💜

Después de ese día, Ruth se convirtió oficialmente en la ayudante de Max en la organización del libro de contabilidad. Cuando ella se acercó silenciosamente a él durmiendo en el suelo de la biblioteca, él se despertó murmurando de cómo se arrepiente de haberla ayudado en primer lugar, pero sin embargo revisó el libro a fondo. Además, la aconsejó sobre las compras para el castillo. Fue más un fastidio que un consejo, pero fueron palabras valiosas. Desde entonces, Max empezó a pedir consejo incluso en pequeñas cosas. 

"Creo que es mejor que no les órdenes a los sirvientes que saquen el árbol que está junto al cenador" dijo Ruth después de escuchar en voz baja su plan de redecorar el jardín. Inclinó la cabeza hacia un lado. 

"E-está muerto y-y ya n-no le b-brotan ho-hojas". 

"La gente de Anatol cree que los espíritus yacen en los árboles. Por esa razón, la gente aquí no arranca los árboles simplemente porque están muertos y consideran la tala como un trabajo sagrado. Los sirvientes se sorprenderán de su orden de quitar el árbol solo porque se ve mal”. 

"P-pero..." Max estaba confundida. Nunca había sabido de tal costumbre en Croix. 

"S-si les d-decimos q-que se usará para el f-fuego, ¿entonces s-será a-aceptable? Q-quiero decir, es ho-horrible..." 

"Puede que lo acepten". Frunció el ceño y se tocó la barbilla. 

"Pero me preocupa que el árbol junto al cenador sea un roble". 

"¿Qué hay de los r-robles?" 

"La gente de aquí cree profundamente en la leyenda del primer caballero que montó un dragón y voló al cielo. La colina donde Uigru saltó sobre el dragón es la colina de allí".

Nota: Labia[1]
En México usamos la palabra labia para describir a alguien que tiene una gran habilidad de persuadir y convencer a las demás personas con unas cuantas palabras. Comenten si en su país también usan esta palabra o hay alguna palabra equivalente en sus países, me interesaría mucho saberlo. 😀
enero 08, 2021

Bajo El Roble- Capítulo 64

Capítulo 64. La leyenda del roble (2)


"Señora, los nuevos faroles y los brasero acaban de llegar. ¿Le gustaría verlos?" Rodrigo dijo con gusto, llevando una caja de madera dentro con otros sirvientes. Cuando ella asintió, Rodrigo colocó la caja en el suelo del salón y la abrió con un atizador de madera. Dentro de la caja había nueve brillantes faroles de pared.

"Hay un total de quince cajas de estos, Señora".

"A-abra todas las c-cajas y b-busque los p-productos d-defectuosos, y luego -iinstálelos en el S-Salón de B-banquetes y en el-p pasillo".

"¿Y el brasero, Señora?"

"D-dos el c-comedor y el r-resto en el d-dormitorio de los caballeros y en el c-cuartel general”.

"Muy bien, Señora".

Una fila de sirvientes con cajas caminaban por el pasillo. Max giró sus pasos y dejó el Gran Salón.

La temperatura estaba bajando, lo que significaba que el invierno estaba cerca. Sopló su aliento en el aire para ver si podía verlo, y se dirigió al establo, dando la vuelta al jardín a través del sendero. Iba a visitar el establo, el anexo y la sala de la herrería para comprobar si había algo que necesitara reponerse. Cuando revisó los libros de contabilidad del pasado, se dio cuenta de que la señora mayor de la casa recorría el castillo una vez al año y llevaba un registro de las cosas almacenadas.

Reflexionando sobre cómo puso todo su esfuerzo en la decoración del Gran Salón, decidió pasar el día cuidando las otras instalaciones. Empezó por visitar el establo. Cuando apareció, los jinetes que transportaban el forraje saltaron, se quitaron el sombrero y se inclinaron.

"¡Señora! ¿Qué la trae por aquí? Podría haber enviado a un sirviente".

Fue Kunel Osban, una de las primeras personas que le presentaron en su primer día en el castillo. Corrió hacia delante al verla. Max respiró profundamente y con calma separó sus labios.

"T-todos están m-muy o-ocupados. E-estaba p-preparándome para el i-invierno y me p-preguntaba si el e-establo n-necesitaba algo. O-oí que hay m-menos comercio cuando l-la t-temperatura b-baja".

"Oh, gracias por su preocupación, Señora. Estaba a punto de informar a Rodrigo sobre esas cosas, así que es el momento perfecto".

La cara de Kunel se iluminó al instante. Abrió la puerta e hizo brillar una lámpara para que viera el interior. Max frunció un poco el ceño por el hedor y metió solo la parte superior de su cuerpo en el edificio. Dentro, había veinte caballos masticando heno en un establo limpio que acababa de terminar de barrer. Señaló hacia el extremo más alejado de la habitación mientras continuaba.

"El tabique necesita ser cambiado, Señora. La madera es vieja y no hay suficiente, así que ha sido un problema durante algún tiempo".

"E-entonces, ¿debo p-pedir más m-madera?"

"¡Sí! Ah, y puede que necesitemos más heno seco para el invierno".

"S-seguro. ¿Ha-hay a-algo más?"

"Eso es más que suficiente, Señora. Gracias por su preocupación".

El anciano sonrió. Max sonrió con él. La gente que antes temblaba de miedo a su alrededor ahora la miraba a los ojos y le hablaba sinceramente.

Su lengua estaba rígida como siempre, pero gracias a las frecuentes conversaciones de los últimos días, sentía que tartamudeaba menos que antes. Orgullosa de su mejoría, salió del establo y entró en el gran campo. La sombra de la muralla añadió un frío extra al aire. Se apretó el chal alrededor de los hombros.

Una brisa que llevaba un olor a hierba pasaba por su pelo. Se cepilló unos cuantos mechones de pelo sueltos de su cara y pronto dejó de caminar cuando recordó cómo Riftan había dicho que le gustaban sus mechones, que parecían como una nube. Cuando levantó la cabeza, vio la cima de la montaña que él habría escalado cuando se fue.

‘¿Riftan ya habría llegado a Drakium?’

Había ido a la Capital del Reino para asistir a un gran banquete que se celebró para felicitarlo. Se imaginó a Riftan, vestido con una armadura de plata, de pie, mientras le daban las alabanzas los nobles. Se vería maravilloso, como el héroe de la leyenda. Ella estaba segura de que nadie iba a ignorarlo o a mencionar sus antecedentes ahora. Incluso las mujeres nobles que alguna vez lo miraron con desdén quedarían cautivadas.

Cuando Max terminó de pensar, se sintió triste. Mientras se imaginaba a Riftan en un elegante salón de banquetes, rodeada de bellas mujeres vestidas con ropa elegante, la ansiedad se deslizó desde el fondo de su estómago. Debería haber mujeres más jóvenes y bonitas allí. Riftan ya se había dado cuenta de su error, al recibir las miradas de admiración de las damas, y empezó a arrepentirse de haber aceptado seguir con el matrimonio.

"¿Qué estás haciendo aquí sola?"