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martes, 2 de febrero de 2021

Bajo El Roble - Capítulo 73

Capítulo 73. Miedos familiares (1)


Max, que tenía la cabeza enterrada en su hoja de pergamino, anotando la lista de materiales de Rudis, levantó la cabeza y miró hacia la puerta. Allí estaba Rodrigo, con un aspecto muy preocupado y urgente.

"¿Q-qué pasa?"

"Un hombre que dice ser Rob Midahas, Señor del Sur de Libadon, ha marchado a la entrada del pueblo con otros treinta caballeros. Pero no tiene nada que pruebe su identidad, lo que ha causado un problema".

"¿R-Rob Midahas?" Max frunció el ceño ante el nombre desconocido. Libadon formaba parte de los países aliados del Oeste y resultaba ser el país que Anatol intercambiaba con más frecuencia de los demás. Sin embargo, eso no significaba que conociera todos los nombres de los señores de Libadon. Además, era imposible que Maximilian, que había estado aislada de los nobles desde una edad temprana, fuera capaz de identificar a una persona solo por un nombre.

"¿Q-qué hace el señor de Li-Libadon en A-Anatol?"

"Dice que ha hecho el largo viaje para un encuentro amistoso".

"P-pero no podemos d-dejarlos e-entrar”.

"No podemos permitir que un grupo de hombres armados entre en nuestro territorio sin una identidad clara" coincidió Rodrigo con su sentir en un tono decidido, poco habitual en su amable personalidad.

"Aunque es frecuente que comerciantes y soldados de fuera soliciten la entrada, ya que muchos espíritus malignos residen cerca de Anatol, es necesario presentar algún tipo de identificación que acredite su condición, sea cual sea. Esto es para evitar que cualquier ladrón o fuerza saquee la aldea durante la ausencia del Señor Calipse".

Toda la sangre se drenó del rostro de Max. Pudo sentir como las doncellas detrás de ella contenían la respiración en medio del silencio. Su cabeza se quedó en blanco ante la situación que era totalmente nueva para ella, pero Max pronto recuperó la compostura y habló.

"¿Q-quién se a-atrevería a s-saquear una tierra c-custodiada por los Caballeros de R-Remdragon?

"No podemos estar seguros".

Max giró la cabeza al oír la nueva voz. Era Ruth, que corrió hacia el interior de la habitación desde el otro extremo del pasillo tras escuchar la noticia.

"Todo el mundo sabe que los Caballeros Remdragon están asistiendo al banquete del Rey. Sospecho que han venido a socializar mientras el Señor está ausente".

Max se puso pálida. "R-Ruth, ¿t-también crees que han venido a i-invadir Anatol?"

"Hay una posibilidad. El Señor Calipse es el principal caballero que ha logrado suprimirlos. En reconocimiento a su contribución, se le entregó la mayoría de los tesoros del Dragon Lear. No es del todo extraño que alguien codicie este tesoro y decida atacar a los Remdragones".

"E-entonces, ¿l-luchamos?"

"Si se hacen los duros, es conveniente que los suprimamos por la fuerza. Pero como dijo Rodrigo, son treinta caballeros..." dijo y frunció el ceño con molestia.

"Si este hombre, Rob, realmente tiene treinta caballeros a sus espaldas, va a ser una batalla difícil. Un caballero de clase baja puede fácilmente con diez guardias. Y si hay un caballero de clase alta, entonces es innecesario decirlo".

Al escuchar a Ruth suponer una batalla total, Max tragó con fuerza, ansiosa.

"Y si este hombre es realmente lo que dice ser, entonces es un problema mayor. Podrían echarnos en cara el hecho de que los hayamos rechazado a la fuerza y tomar represalias políticas. Aunque formamos parte de los siete países aliados de Occidente, el conflicto entre señores siempre ha estado presente”.

"E-entonces, ¿q-qué hacemos?"

"¿Qué cree que debemos hacer, Señora?" preguntó Ruth.

Max se estremeció y encorvó la espalda. Ahora, sin Riftan alrededor para guiarla, Max, la Señora del territorio, tenía la responsabilidad de mantener a su pueblo a salvo.

"Y-yo..." Max tartamudeó y rechinó los dientes. Se mordió frenéticamente el labio y trató de mantener la calma. "I-iré a la p-puerta y h-hablaré. N-necesito s-saber q-qué c-clase de p-personas son".

"Es un punto razonable. Hay que mirarlos para saber quiénes son" dijo Ruth de acuerdo con Max.

"Permítame prepararla, Señora. Deberá estar protegida en caso de un conflicto físico repentino. Rodrigo, avisa a Sir Ovaron y a Sir Sebrick, inmediatamente".

"¡Si, señor!" dijo Rodrigo mientras salía corriendo de la habitación.

"Y Señora, sígame si quiere" dijo Ruth mientras giraba rápidamente su cuerpo.

Max entregó el papel que llevaba en la mano a una criada y caminó tras él. Cuando llegaron al jardín, el viejo Kunel conducía dos caballos por el campo. Ruth los tomó al instante por las riendas.

"¿Sabe montar a caballo?"

"S-sí..."

Para ser sincera, era la primera vez que montaba un caballo tan grande, pero aun así asintió. Max se puso delante de la esbelta yegua y Kunel le tendió la mano para ayudarla a subir al caballo. Cuando se subió a la silla, agarró con fuerza las riendas y apretó los muslos para encontrar el equilibrio. Tras examinar a Max y ver que realmente sabía montar a caballo, Ruth se subió al suyo.

"Los soldados estarán alineados en el gimnasio. Síganme".

Y con eso, corrió por el jardín. Cuando Max lo siguió a través de una puerta, vio a unos treinta soldados en fila. Un viejo caballero de pelo blanco, que parecía ser el líder del grupo, alzó la voz al ver a Ruth.

"Así que hay un tipo en la puerta principal exigiendo que se le conceda la entrada, ¿eh?" dijo mientras montaba en un caballo y golpeaba ligeramente su espada ante la promesa de sed de sangre. "Bueno, el pobre debe estar listo para probar algo de sangre".