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jueves, 7 de septiembre de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 533

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 533. Navier En Rwibt (1)



Dos pajaritos perseguían a un pájaro azul. Este último saltaba hacia delante para tomar la delantera. Cada vez que movía las plumas de la cola, los pajaritos le imitaban con entusiasmo. Cada vez que él batía las alas, ellos batían las suyas.

'Es adorable.'

No dejaba de sonreír, incapaz de apartar los ojos del trío. No sólo por lo lindos que se veían, sino también por si los bebés tropezaban. Por supuesto, eso no quería decir que no estuvieran en buenas manos.

"A McKenna se le dan bien los niños."

Dijo una voz familiar. Cuando me di la vuelta, vi a Heinley con un almuerzo en la mano, apartando las enredaderas para unirse a mí en nuestro apartado jardín.

Pétalos de flores adornaban su cabello tras abrirse paso entre la maraña arqueada de vegetación.

"Incluso mi esposo está floreciendo esta primavera."

Bromeé mientras levantaba la mano para sacudirle los pétalos. Heinley me besó la mejilla y se sentó a mi lado. 

"¿Quieres decir que en invierno no me veía apuesto?"

Lo miré juguetonamente con los ojos entrecerrados,

"Hmm. No lo recuerdo. ¿Tal vez?"

Heinley bajó la cabeza, así que le acaricié la mejilla y me incliné para darle un beso,

"Estoy bromeando. No te pongas así."

Escuché un chillido. Recordé demasiado tarde que McKenna estaba aquí. Me di la vuelta rápidamente. Los dos pajaritos nos miraban asombrados, con los picos bien abiertos. Por otra parte, McKenna se había dado la vuelta, con la cola levantada.

Me sonrojé, aunque en realidad sólo sentí un poquito de pena.

***
.
De camino a la reunión del consejo, McKenna nos miró con el ceño fruncido, aún malhumorado,

"Por favor, dejen de ser tan amorosos delante de mí. Me hace hervir la sangre que actúen como recién casados."

"Siempre puedes irte."

McKenna respondió enojado a Heinley,

"¡Yo estaba allí primero, Su Majestad!"

"¿Estabas allí?" 

Heinley no se inmutó,

"Todo lo que recuerdo es un pájaro azul moviendo la cola con demasiado entusiasmo."

"Mira quién habla, cuando estás entusiasmado empiezas a bailar alocadamente."

McKenna resopló.

"Dime, ¿eres un pájaro o un perro?"

"¡Su Majestad!"

Me interpuse entre ellos. 

"Basta ya, los dos." 

'¿Siempre tienen que discutir?'

Hay cosas que nunca cambian. Me preocupaba que fueran una mala influencia para los niños.

Sin embargo, la santa dijo que nuestros hijos podrían llevarse bien. Me aseguraré de que Laurie y Kai no sean como estos dos.

Fuera de la sala de conferencias, encontramos al canciller caminando ansiosamente.

'¿Qué pasa?'

En cuanto nos vio, el alivio inundó su expresión,

"¡Sus Majestades! Tenemos un problema."

Heinley señaló con la barbilla hacia la puerta,

"Hablemos dentro."

En el momento en que entramos en la sala de conferencias, el canciller se abalanzó sobre nosotros,

"¡La Alianza del Continente Wol está tramando algo!"

***

Ángel silbaba mientras leía un libro. Parecía tranquilo, pero su subordinado no paraba de moverse inquieto a su lado.

"Deja de distraerme. Quédate sentado."

Exclamó Ángel. Su subordinado juntó las manos,

"Estoy preocupado. ¿Usted no está preocupado, señor?"

Ángel ni siquiera le miró. 

"¿De qué hay que preocuparse?"

"De la Alianza Imperial."

Ángel pasó una página y siguió leyendo. El subordinado resistió el impulso de agarrar el libro y tirarlo a un lado,

"Estás contratando a todos los magos de hielo. Cualquiera puede adivinar que estás apuntando al Imperio Occidental."

Ángel se encogió de hombros,

"Puede que no lo tomen de esa manera."

"Es poco probable. La Emperatriz Navier y el Emperador Heinley se darán cuenta."

"Bueno, quiero que la Emperatriz Navier se enfade."

'¿La Emperatriz Navier? Yo soy el que está enojado!'

El subordinado fulminó con la mirada a Ángel,

"¿Por qué actúa con tanta calma? ¡Ellos podrían romper nuestra alianza en dos!" 

Dado que Ángel no reaccionó, el subordinado se desinfló,

"Perdóneme. He sido impulsivo porque tengo miedo."

Ángel cerró el libro y sonrió,

"Bueno. Habrá mucho de que temer en el futuro, y debemos actuar con valentía. Los Caballeros Clandestinos planean trabajar con la Alianza Imperial para erradicar a los Bandidos Mil Eternos. Veamos qué podemos hacer para equilibrar la balanza."

El subordinado palideció,

"¿Quieres involucrarte con los infames 'Manos Sangrientas' y el 'Caballero Loco'? ¿Y si nos cortan las manos?"

"Tendrás que manejarlo con cuidado."

Con una sonrisa, Ángel volvió a abrir el libro. Su subordinado se quedó boquiabierto.

"¿Yo? ¿Dónde estará usted, señor?"

"En un sitio donde mi presencia es más necesaria."

***

"Iré a Rwibt."

Tan pronto como esas palabras salieron de mi boca, Heinley, McKenna y el Canciller se sobresaltaron. Yo sorbí tranquilamente mi té, observando. 

'¿Por qué están todos tan sorprendidos?'

Heinley respiró hondo,

"Mi Reina, ¿deseas ir allí tú misma? Ni hablar. Es demasiado peligroso."

"Todavía estamos en las primeras etapas del comercio. Necesitamos minimizar los problemas."

"En ese caso, enviemos un emisario."

"Yo inicié el acuerdo comercial. Es mi deber. Además, soy de los pocos magos de hielo que quedan disponibles."

Ante eso, los tres se quedaron en silencio.

Si bien nuestro primer comercio con Rwibt fue un éxito, todavía estábamos aprendiendo qué productos del Continente Wol se vendían mejor en Rwibt. Hasta ahora, nuestra fruta había sido lo más vendido. Se echaba a perder con facilidad, por lo que solíamos emplear magos del hielo para mantener la fruta fresca durante el viaje.

Pero el canciller acababa de informarnos de que la Alianza del Continente Wol había contratado a casi todos los magos de hielo disponibles. La alianza afirmaba que necesitaban a los magos de hielo para un proyecto importante. 

Yo no me creía eso. Ellos querían sabotear nuestro comercio con Rwibt.

Sólo un equipo de comercio que contaba con magos de hielo había aceptado asociarse con nosotros últimamente. Ahora ellos también se habían echado atrás, tras la presión de la alianza. Claramente, tenía que encargarme yo misma de este trabajo.

El Canciller estudió mi expresión,

"¿No podría ayudarnos el Imperio Oriental?"

Heinley lanzó una mirada fulminante al canciller, pero no tardó en mostrarse de acuerdo a regañadientes,

"Así es, Mi Reina. ¿No tienen algunos magos de hielo?"

"Sí."

El Canciller sonrió,

"En ese caso, con la ayuda del Imperio Oriental—"

Dejé mi taza de té con un tintineo,

"Mi padre y el Emperador del Imperio Oriental no son tontos."

"¿Qué quiere decir?"

"Si les permitimos que nos ayuden, sabrán quiénes son nuestros contactos en Rwibt, qué comerciamos y cómo lo hacemos. No tardarán en establecer su propia ruta. No podemos permitir que eso ocurra. Por eso debo ir. Además, es un lugar que siempre he querido visitar."

Había oído muchas historias de nuestros comerciantes, pero ver Rwibt con mis propios ojos sería completamente diferente.

***