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sábado, 30 de septiembre de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 179

Capítulo 179. Sirvientas (1)

Annette caminó con naturalidad detrás de Celestine que entró en palacio real. Normalmente, ella habría atraído la atención de los demás. Pero hoy nadie le prestaba atención. Esto se debía a que ahora iba vestida como una sirvienta.

Su cabello rubio que brillaba como hilo de oro estaba cubierto con una peluca negra. Además, sus delicados rasgos faciales fueron alterados con cera derretida y maquillaje. El resultado fue asombroso. Annette mientras se tocaba su enorme nariz de cera derretida.

Ni siquiera mi hermano Arjen me reconocería.

Pero ella se preguntó si su esposo tampoco la reconocería. Raphael tenía un extraño instinto salvaje, así que quizás no podría engañarlo fácilmente. Cuando los pasos de la pensativa Annette se ralentizaron un poco, otra sirvienta se colocó a su lado.

"Concéntrate, Netty. Estás en el palacio real."

"Lo siento, Lari."

Annette miró a su colega que estaba a su lado con una sonrisa avergonzada. La sirvienta de cabello azul oscuro, piel blanca y un lunar cerca de la boca, tenía un aspecto muy seductor. Resultaba especialmente atractiva con sus grandes pechos sobresaliendo en su pulcro uniforme de sirvienta. Annette inconscientemente se preguntó.

¿Cómo demonios los hizo?

La verdadera identidad de la inocente sirvienta Lari era Railin Mosley. El Maestro del Gremio Secreto, sorprendentemente tenía un gran conocimiento sobre uniformes de sirvientas. Esto significaba que probablemente era un pervertido. Annette, que apartó su mirada de sus amplios pechos falsos, pensó.

Es como magia.

Annette se encogió de hombros sin saber que Railin era uno de los pocos magos que quedaban en el mundo. Lo importante era que pudieran entrar juntos al palacio real, vestidas a la perfección como si fueran sirvientas de Celestine. Ella simplemente estaba asombrada porque las habilidades de Railin parecían ilimitadas.

Mientras tanto, Celestine caminaba con la cabeza erguida como una futura Princesa Heredera. Su postura mostraba un fuerte sentimiento de orgullo. Ni siquiera parecía nerviosa en esta situación. Annette admiró interiormente su audacia.

Celestine dijo de repente después de asegurarse que no había nadie cerca.

"Mi corazón late con fuerza. No puedo creer que esté haciendo esto en el palacio real. ¡Las cosas malas son muy emocionantes! Me dan ganas de volver a hacerlo."

Celestine, que se había detenido, apretó los puños de alegría. ¡Maldita sea la familia real de Deltium! ¡Merecen un castigo por ignorar la desgracia que afectó la prosperidad de la familia Keers! Los pies de Celestine se tensaron mientras pisaba el suelo del pulcro pasillo del palacio real. Railin habló en voz baja como una verdadera sirvienta.

"No deseo que una preciosa dama como usted siga por ese camino. Es muy peligroso."

Celestine quedó conmocionada por la repentina intervención de Railin. Aunque ella lo conocía, sólo habían intercambiado unas cuantas palabras. Lo único que sabía sobre Railin era que trabajaba para Annette.

Annette contempló la situación con una sonrisa vacía desde detrás. Sólo había un pensamiento en su cabeza en este momento.

Quiero irme a casa.

Ni siquiera podía bajar la cabeza por miedo a que se le cayera la cera pegada a la cara. También le dolía el cuero cabelludo a causa de los alfileres que sujetaban la peluca a su cabello. Pero hoy ella tenía que asegurarse de algo.

"Ya casi hemos llegado. Allí está el palacio del Príncipe Heredero."

Celestine, que reanudó sus pasos vacilantes, susurró. Annette bajó la mirada mientras la seguía. Era un lugar que conocía tan bien como su propia casa, aunque no se atreviera a decírselo a Celestine. Porque el dueño de este palacio le había prometido a Annette un futuro juntos.

"Por cierto... Netty, ¿No tienes curiosidad?"

Celestine, que se detuvo bruscamente, se tapó la boca con su abanico. Aunque ella se aseguró de que no había nadie cerca, parecía preocupada de que las paredes tuvieran oídos. Annette respondió como si fuera una sirvienta.

"¿A que se refiere, mi dama?"

"¿Será capaz de reconocerte Su Alteza el Príncipe Heredero?"

Al escuchar las juguetonas palabras de Celestine, Annette volvió a reflexionar sobre su aspecto. De repente, ella también sintió curiosidad por la reacción de Ludwig. Había sido el prometido de Annette durante más de diez años. ¿Podría realmente descubrir su disfraz?