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domingo, 24 de septiembre de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 178

Capítulo 178. Una Vez Más

¿Qué hora es? Annette abrió los ojos con dificultad, ella había gastado todas sus energías antes de quedarse dormida. Ella miró el perfil de la cara de Raphael. Él tenía buen aspecto a pesar de lo sucedido anoche. Se veía muy guapo.

Tenía la frente cuadrada, las cejas densas, la nariz perfilada y unos labios carnosos. Su largo cabello negro estaba recogido. Y la parte superior de su musculoso cuerpo no estaba cubierta por la manta. Se veía seductor, como el hombre soñado. 

Ella no lo pensaba sólo porque él fuera su esposo.

Parecía que Raphael estaba concentrado en algo. Annette se sorprendió cuando descubrió lo que él estaba mirando. Eran los guantes que ella había tejido. 

Raphael lo estaba mirando con cara seria. Giró los guantes repetidamente con la punta de sus dedos. Era como un cachorro que recibía un juguete por primera vez.

Después de un rato, finalmente Raphael los colocó en la mesilla de noche.

Entonces extendió su brazos para abrazar a la adormecida Annette. Sus cálidos labios la besaron en la frente. Annette, que estaba en sus brazos, le preguntó perezosamente.

"¿Pudiste decírselo a Su Majestad? ¿Salió bien?"

"Sí."

Raphael añadió como si lo recordara de repente.

"Y luego me reuní con el Príncipe Heredero Ludwig."

"¿Qué?"

Las hermosas cejas de Annette se fruncieron. Le preocupaba que Ludwig no le hubiera dicho nada extraño a Raphael. Era natural que sospechara puesto que había sucedido antes. Pero Ludwig había cumplido la promesa que le había hecho a ella la última vez.

"Él ha elegido nuestro lado. Al menos eso es lo que él dijo. Fingirá que se ha unido a Su Majestad para saber lo que le ocurre. Nos podrá avisar de inmediato si estás en peligro."

"¿Así que Su Alteza… te dijo eso? No lo esperaba."

"¿Podemos confiar en el Príncipe Heredero? ¿Qué piensas, Annette?"

Annette guardó silencio. Honestamente, no estaba segura en ese momento. En el peor de los casos, Ludwig podría estar con el Rey, pero fingir que estaba de su lado. Un espía doble siempre estaba en una posición en la que podía traicionar en cualquier momento.

Annette conocía a Ludwig, pero no podía estar segura. Claramente él la apreciaba porque la consideraba su primer amor y su apoyo emocional, pero su padre también era importante para él. No era fácil saber a quién elegiría.

Ludwig siempre ha querido que Su Majestad lo reconozca. Él podría tomar la elección opuesta debido a esa terrible falta de afecto.

Tal vez sería mejor si Annette estuviera soltera. ¿Realmente Ludwig se esforzaría al máximo ahora que ella era la esposa de otro hombre?

A pesar de que Ludwig dijo que estaría de su lado, a Annette empezó a dolerle la cabeza. De todos modos, sólo había una manera de aclarar este problema.

"Raphael, creo que debería visitar a Su Alteza."

"¿Qué?"

Una expresión de disgusto apareció inmediatamente en el rostro de Raphael. Su mandíbula apretada reflejaba su feroz rechazo. Quería reprocharle 'por qué ella quería encontrarse con él'. Pero él suponía que Annette no lo hacía porque le gustara. Así que Raphael, cuyo corazón estaba hirviendo, inventó otra excusa.

"Es demasiado peligroso. Su Majestad puede enterarse..."

"No te preocupes, Raphael. No me descubrirán."

Annette respondió con determinación. Raphael abrió la boca para decir otra excusa. Pero antes de que pudiera hacerlo, ella lo besó suavemente en los labios.

"Gracias por preocuparte por mí, Raphael."

Raphael se quedó sorprendido porque era muy raro que Annette lo besara primero. No podía desaprovechar una oportunidad tan importante. Cuando sus pequeños labios tocaron los de él, su corazón se volvió blando como un pastel bañado en miel. Por el contrario, la parte inferior de su cuerpo comenzó a ponerse muy dura.

"¡Díos mio!"

"Una vez más, Annette. Sólo una vez."

De inmediato se colocó sobre Annette. Su blancos sen0s, al que le quedaban las marcas de antes, parecía nieve con unas cuantas hojas de cerezo sobre él. Raphael, que había frotado su endurecida virilidad contra sus sen0s, le abrió las piernas.

***