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lunes, 21 de agosto de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 525

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 525. Volviendo Con Una Sonrisa (2)



Quería pedirle detalles sobre la situación del Duque Elgy, pero al ver la expresión de Heinley cambié de opinión. Además, no era asunto mío. Era su vida personal. Sería de mala educación entrometerme en sus cosas.

Así que, en vez de pedir más detalles, le hice cosquillas en el pie a Laurie mientras estaba acostada en el moisés. Mientras el traqueteante carruaje avanzaba, un dulce aroma llegó desde el exterior.

***

El viaje fue sorprendentemente tranquilo. En el camino, le conté a Heinley sobre los Caballeros Transnacionales.

"Una vez que el Vizconde Langdel vuelva al Imperio Oriental, necesitaré encontrar un nuevo guardia personal."

"¿Has considerado a alguien más, mi reina?"

Sacudí la cabeza. Nuestra conversación cambió a los hábitos de Kai,

"Kai no deja de intentar comerse su pie, y el de su hermana."

"Kai se parece a su mamá, ¿verdad?"

Heinley le hizo cosquillas a Kai, y luego palideció al ver mi expresión,

"Sólo era una broma, mi reina. Lo siento."

Se inclinó para hacerme cosquillas a mí también.

"No te molestes."

Finalmente, continué con los ojos entrecerrados,

"Y Laurie no deja de golpear a Kai. ¿No deberíamos parar eso, antes de que crezcan?"

Heinley sacudió la mano con despreocupación.

"Los hermanos siempre se golpean de pequeños. Yo golpeaba a mi hermano todo el tiempo, y de adultos nos llevábamos bien."

"Ya veo. Así que es culpa tuya..."

Ahora era mi turno de meterme con Heinley...

***

Más tarde, mientras el carruaje traqueteaba, apoyé la cabeza en su hombro. Él me acarició el cabello,

"Mi Reina, ¿qué te gustaría para tu cumpleaños este año?"

"Quiero a Reinita de vuelta."

Al pájaro que me regaló Ángel le había puesto de nombre Reinita. Pero en cuanto volvimos, un celoso Heinley lo sacó de mi habitación. Ahora estaba en otra zona del palacio, lejos de mí.

Mientras tanto, Heinley actuaba como si me hubiera pillado teniendo una aventura,

"Si lo traes de vuelta, me buscaré un pájaro que se parezca a ti. A ver si te gusta."

"Estupendo. Estaría bien que Reinita tuviera una amiga."

Respondí con una sonrisa.

"Mi Reina..."

Pero él no pudo permanecer enojado conmigo por mucho tiempo. Mientras charlábamos y reíamos, el carruaje finalmente cruzó la frontera hacia el Imperio Oriental.

Después de pasar varias ciudades y pueblos, entramos por la puerta principal de la capital. Una vez dentro, vi un camino que me resultaba familiar. Levanté a Laurie para mostrárselo por la ventana,

"¿Ves esto, mi bebé? Es precioso, ¿verdad?"

***

Cuando cruzamos la entrada principal del palacio, una extraña sensación me invadió.

'¿Sovieshu saldrá a recibirnos?'

Si todavía fuera la Emperatriz del Imperio Oriental, habría salido a recibir al Emperador y a la Emperatriz que venían de visita. Especialmente en la víspera de fundar nuestra alianza. No obstante, el estado de salud de Sovieshu era delicado...

También tenía curiosidad por saber qué pensaría de Laurie y Kai. Al mismo tiempo, me daba igual. En cualquier caso, lo sabría tarde o temprano.

El carruaje se detuvo y la puerta se abrió. Suavicé mi expresión y salí. Fuimos recibidos por muchos funcionarios.

Eran más personas de las que esperaba. Pero tenía sentido, ya que estábamos a punto de formar una nueva alianza. Vi muchas caras conocidas... y también muchas desconocidas. Eso demostraba cuánto tiempo había pasado.

Recorrí con la mirada a la multitud, pero no vi a Sovieshu. No sabría decir si me sentí aliviada o no.

Entonces mi padre se acercó a nosotros.

"Padre."

Heinley fue hacia él primero, un paso por delante de mí.

Mi padre sonrió torpemente al saludar a Heinley. Los funcionarios del Imperio Oriental se miraron entre sí, claramente sorprendidos por el afectuoso saludo. Nunca antes habían visto cómo Heinley trataba a mi madre y a mi padre.

"Padre..."

Me acerqué, con los brazos abiertos.

Padre me abrazó suavemente, dándome unas palmaditas en la espalda.

"Navier."

Cuando nos separamos, observó mi rostro detenidamente.

"Dios mío. ¿Por qué estás tan demacrada?"

"No lo estoy, padre."

Di un paso atrás, haciendo mi mejor esfuerzo por parecer saludable.

'Mi padre no me cree.'

Pero era verdad; estaba bien. En realidad, fue Heinley quien adelgazó. Sufrió mucho bajo el cautiverio de Ángel. Aunque ahora comía mucho, aún no había recuperado su peso.

Tal vez pasó demasiado tiempo volando como Reina. Batir esas pequeñas alas debía requerir mucha energía.

'Oh no. Mi padre está a punto de llorar.'

Saqué un pañuelo y se lo ofrecí,

"Tienes que guardar las apariencias, padre."

Visiblemente afectado por las emociones, refunfuñó y se secó los ojos,

"Me contenta que seas la misma de siempre."

Entonces miró por encima de mi hombro y sus ojos se abrieron de par en par.

'¿Qué está mirando?'

Cuando me di la vuelta, vi a mis damas de compañía con los bebés.

"Esos angelitos..."

'Ah, cierto. Es la primera vez que mi padre los ve.'

Incluso los funcionarios comenzaron a susurrar.

"Aquí está tu nieta, padre."

Levanté a Laurie y se la entregué.

Los susurros de las personas se transformaron en conversaciones llenas de emoción.

"Se parece mucho a la Emperatriz Navier..."

"¿Aportó el Emperador Heinley algún gen?"

"Madre mía. ¿Cómo pueden ser tan parecidos?"

Escuchando sus conversaciones, me reí. Todos tuvieron la misma impresión de Laurie. Pero mi padre parecía totalmente hipnotizado mientras la mecía.

Al cabo de un rato, pasé Laurie a Heinley y le di a Kai a mi padre. Se le humedecieron los ojos. Se quedó mirando a Kai durante un buen rato y luego a mí.

"Ambos se parecen a ti, Navier."

Me hizo feliz oír eso. Pero en ese momento, una extraña sensación me invadió. Me di la vuelta.

'¿Estoy imaginando cosas?'

Seguramente. Todo lo que vi en la dirección a la que miré fue una numerosa multitud. No destacaba nada en particular. Los funcionarios me observaban, pero también lo hacían las demás personas presentes aquí.

'Debo estar delirando.'

Estaba a punto de darme la vuelta cuando una persona en particular me llamó la atención. Un caballero, con el rostro parcialmente oculto por una gorra ceremonial. En cuanto nuestras miradas se cruzaron, se dio la vuelta.

'¿Sovieshu?'

***