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domingo, 20 de agosto de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 168

Capítulo 168. Fuerza Desmedida (1)

Eucaly estaba desesperada. Había estado encerrada en una prisión subterránea con comida y agua envenenada. Pudo soportarlo durante dos días, pero ahora estaba en su límite. No sabía cuánto veneno había consumido. Ella quería evitar seguir en esta situación.

"En realidad, Su Majestad me ha ordenado algo más."

"¿Cuál fue?"

"Me pidió que observara tu relación con Raphael. Sobre todo, debía informar si los dos no estaban en buenos términos. Por eso deduzco que las intenciones de Su Majestad son…"

Eucaly, que se detuvo, se mordió los labios resecos. Raphael estaba tan concentrado en sus palabras que se olvidó de respirar. Cuando ella dejó de hablar, apretó los dientes los dientes por su ansiedad. Pero entonces Annette habló.

"Creo que sé lo que quieres decir. Después de que muriera por culpa del veneno, probablemente Su Majestad trataría de culpar a Raphael. ¿No?"

"...¿Eh?"

Los ojos de Raphael temblaron. Ya había sido bastante impactante que hubieran envenenado a su esposa, pero además pensaba culparlo cuando ella muriera. Era un complot despiadado que parecía que le provocaba náuseas nada más escucharlo.

Annette le dio unas palmaditas en el dorso de la mano a Raphael porque notó su agitación. Ahora no era el momento de apartar los ojos de Eucaly. La expresión de Eucaly se puso rígida después de sus últimas palabras.

"¿Tengo razón, Eucaly? Después de matarme ibas a decir que Raphael te obligó a hacerlo. Sería más creíble si tuviera una relación problemática con Raphael. De lo contrario, no tiene sentido que Su Majestad te pidiera esa información."

"......"

"Su Majestad pretendía que dieras un falso testimonio. Y ha prometido que fingirá que te meterá en la prisión, pero te sacará más tarde. También recibirás una buena recompensa."

Eucaly se estremeció en silencio. Annette se rió. Parecía que había acertado en la forma de actuar del Rey Selgratis. No sólo era una manera despreciable de cometer un crimen, sino que también culparía a otra persona. Ella lamentó que no supiera esto en su vida anterior. 

"Estúpida Eucaly. Su Majestad te ha engañado."

Los ojos de Eucaly temblaron. No tuvo más remedio que confesar, no parecía que hubiera perdido la esperanza. No sabía qué demonios le había prometido el Rey Selgratis, pero parecía que fue un sueño bastante dulce. Ella sintió la necesidad de romper ese sueño.

"¿Crees que sólo hay una o dos personas como tú? He estado en esta situación antes. Y en aquella ocasión, comprobé cómo Su Majestad trata a sus peones. Si tienes curiosidad, puedo contártelo. Es tu futuro de todos modos."

"¿De qué está hablando… Dama…?"

"Los pobres caballeros cumplieron las órdenes de Su Majestad. Así que luego fueron encerrados tranquilamente en una prisión subterránea, creyendo en las recompensas venideras. Pero en un sombrío amanecer, unos guardias entraron de repente para darles una paliza. Los caballeros, que acabaron convertidos en cadáveres, fueron sacados en bolsas que subieron en una carreta. Finalmente sus cadáveres fueron incinerados. Y sus cenizas enterradas en algún lugar detrás del palacio."

"......"

"Así es exactamente como Su Majestad cumple sus promesas. ¿Lo entiendes ahora?"

Cuando Annette terminó su historia, sonrió tan pura como una flor de camelia. De todos modos, no había mentido. Sólo exageró un poco más lo que Railin le había contado. Eucaly, que estaba seriamente conmocionada, murmuró con sus manos apretando los barrotes.

"No puedo creerlo… Estoy segura de que Su Majestad cumplirá su promesa..."

"Entonces dime, ¿Qué te prometió Su Majestad a cambio de envenenarme?"

Eucaly cerró la boca como si fuera muda. Parecía que no tenía el valor de decir en presencia de Annette lo que le habían prometido a cambio de matarla. Pero no importaba. Ella podía pedirle a Railin que lo investigara.

Pero Raphael no parecía dispuesto a esperar hasta entonces. Había estado conteniendo sus ganas de matarla, pero finalmente estalló. Estaba harto de soportar la actitud descarada de Eucaly. El furioso Raphael golpeó los barrotes con el puño de golpe.

Crack

Unos de los barrotes de los que colgaba Eucaly se abolló. Su fuerza fue realmente explosiva. Eucaly se sobresaltó tanto que se quedó en blanco. Por un momento sintió que su corazón se detuvo, como si una bestia se precipitaba hacia ella.