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martes, 4 de julio de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 502

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 502. Te Extrañé (1)



Rivetti estaba de pie detrás de una pared, asomando sólo la cabeza. Observó al Duque Elgy sentado en las escaleras. Tenía una expresión de profunda reflexión mientras jugueteaba con su collar.

No había nadie más alrededor. Ni siquiera guardias. Pero ella no había venido buscándolo deliberadamente.

Hace unos días, la Emperatriz Navier abandonó el palacio para asistir a la Ceremonia de Año Nuevo. Rivetti supuso que sería positivo, pero a juzgar por el sombrío estado de ánimo de Navier, pronto se dio cuenta de que no era así. Algo malo ocurría.

Preocupada, fue al templo a rezar,

"Por favor, no permita que le pase nada a Su Majestad. Protégela de cualquier desgracia."

Tras volver, jugó con Laurie y Kai. Luego pensó en Ahn. Alan siempre había presumido de Ahn como si fuera el niño más hermoso del mundo. Actuaba como si Ahn fuera un ángel que había perdido temporalmente las alas y se había convertido en humano.

Cada vez que Rivetti oía esto, hacía como si fuera a vomitar. Desde un punto de vista objetivo, Ahn era un niño encantador. Pero ella odiaba lo mucho que se parecía a Rashta. Cada vez que su hermano se comportaba como un tonto con Ahn, le irritaba.

Pero ahora, lo extrañaba. Aunque tuviera que escuchar a su hermano adulando diez veces más a Ahn, seguiría deseando volver a aquellos días. Alan le parecía tonto y desesperante, pero ahora le dolía saber que no volvería a presenciar sus tonterías. Cada vez que él tenía en brazos a Ahn, su padre les chasqueaba la lengua...

Las lágrimas corrieron por su rostro, sobresaltando a las damas de compañía. Le preguntaron si le pasaba algo.

"No, se me metió algo en los ojos."

Probablemente se dieron cuenta de que era una excusa poco convincente, pero lo disimularon. Finalmente, Rivetti dijo que saldría a tomar aire fresco y se marchó.

Caminó, caminó y caminó. Caminó sin cesar, tratando de encontrar un sitio donde estar sola. Eventualmente, se encontró con el Duque Elgy en unas escaleras remotas.

'Mi enemigo.'

Apretó los puños. Si él no hubiera llevado a Ahn al templo aquel día, su hermano no habría sido implicado junto con Rashta.

Después de convertirse en la amante de Sovieshu, Rashta no volvió a ponerse en contacto con Alan. Aun así, este hombre llevó a Ahn al templo y enredó a su hermano en los planes de Rashta.

'¡Ojalá te caigas por las escaleras!'

Rivetti maldijo internamente y se dio la vuelta.

'No soporto ni verle.'

De repente, se detuvo y miró a su alrededor. No había nadie más.

Tragó saliva. Estaban solos. Se dio la vuelta lentamente. El Duque Elgy estaba sentado, jugueteando con su collar. Sumido en sus pensamientos, no parecía prestar atención a su alrededor.

Lentamente, Rivetti se quitó los zapatos y caminó de puntillas hacia él, con cuidado de no hacer ruido. Examinó su ancha espalda, balanceándose precariamente en lo alto de las escaleras. Su espalda indefensa.

Rivetti extendió ambas manos. Él permaneció inconsciente, incluso cuando ella se acercó. Sus dos manos estaban a escasos centímetros. Se le llenó la boca de saliva, pero esta vez no la tragó.

Lentamente, Rivetti se inclinó hacia el Duque Elgy.


***

Heinley se dejó caer sobre su trasero dentro de la jaula. Debió de parecer gracioso, ya que todos los que estaban pasando por allí se rieron al verlo. Sus sonrisas estaban llenas de buena voluntad, pero Heinley no estaba nada feliz.

No dejaba de pensar en la cara de asombro de Navier. Sus ojos tristes y preocupados.

'Mi Reina.'

Le habían atrapado en la última localización. Justo cuando estaba a punto de recuperar todas las piedras de maná. Se arrepintió de haber ido solo, pero en ese momento, pensó que así evitaría llamar la atención. Si varios miembros de su tribu lo hubieran acompañado, habría sido más sospechoso.

'Sólo necesito encontrar una forma de salir de aquí. ¿Cómo puedo escapar?'

Heinley tiró de la cinta púrpura que llevaba alrededor del cuello con un pie. Había intentado escapar varias veces, pero ahora lo pensaba seriamente.

Justo entonces, oyó gritos.

'¿Qué es eso?'

Al concentrarse, captó el ruido de unos pasos apresurados. Se acercaban cada vez más.

Entonces alguien gritó,

"¡Atrápenlos! ¡Atrápenlos!"

'¿Atrapar a quién?'

Escuchó más de una voz y muchos pasos. Mientras miraba atentamente, vio a un grupo de personas correr por el pasillo.

Los ojos de Heinley se abrieron por completo. Eran caballeros. Pero... sus rostros estaban cubiertos por máscaras. Y cada uno llevaba un uniforme distinto, todos de países diferentes. Un caballero llevaba un uniforme del Imperio Occidental. Otro llevaba uno de la 4ª División.

'¿Quiénes son estos tipos?'

De repente, los extraños caballeros se acercaron a su jaula.

'¿Qué les pasa? ¿Por qué vienen a mí?'

Agarraron la jaula antes de que tuviera tiempo de sentirse debidamente sorprendido. Heinley batió las alas y gritó confundido.

- ¡Gu!

Estaba conmocionado, temeroso de que estos extraños hombres le impidieran volver a ver los rostros de su esposa o de sus hijos.

"Soy yo, Su Majestad."

Susurró uno de los enmascarados.

Heinley se calmó. No reconoció la voz, pero el hecho de que le hubiera llamado 'Su Majestad' significaba que era un miembro de su tribu. El alivio lo inundó.

Mientras tanto, el caballero salió corriendo con la jaula. Los otros caballeros lo rodearon y corrieron a su lado. Dentro de la jaula, Heinley chocaba de un lado a otro. Mientras su cuerpo era zarandeado, se agarró a los barrotes con las alas y se tragó un chillido.

Escapar era lo más importante ahora.

De repente, el caballero que lo llevaba se detuvo bruscamente. Heinley cayó al fondo de la jaula. Con el orgullo herido, se levantó y sacudió la cabeza.

"Oh, vaya."

Heinley se giró para ver a Ángel riéndose. Bloqueaba el pasillo, con los brazos cruzados, mientras los Caballeros de la 4ª División inundaban el pasillo detrás de él. En un abrir y cerrar de ojos, aparecieron más caballeros formando un muro. Sus uniformes se parecían a los de la 4ª División, pero Heinley vio marcas distintivas que indicaban que eran caballeros del cuartel general de la alianza.

Heinley tragó saliva. En un instante, quedaron atrapados entre los caballeros. ¿Serían capaces de escapar con las dos salidas, delantera y trasera, bloqueadas? Además, ¿a ese zorro, Ángel, no le parecería extraño que los caballeros de la emperatriz se arriesgaran tanto por un pájaro?

Tal como Heinley sospechaba, Ángel ya estaba devanándose los sesos.

'Robaron a propósito uniformes de cada país, no para evitar que yo me diera cuenta, sino para evitar que la realeza de los otros países se diera cuenta. ¿Hicieron todo esto pensando que así salvarían a su pájaro?'

Ángel reflexionó. Con el tiempo suficiente, supuso que descubriría la verdad. Ángel sonrió mientras miraba a los ratones atrapados en el pasillo.

"Si querían probarse nuestros uniformes, podían haberlo pedido. No hay necesidad de robarlos."