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martes, 27 de junio de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 142

Capítulo 142. La Otra Cara de Raphael (1)

Si el Rey no le hubiera pedido que lo cuidara, no habría hecho algo tan problemático. Hamilton chasqueó la lengua. Y rasgó un trozo de su camisa para detener la hemorragia del hombro de Raphael. Luego examinó la condición de Bella, que estaba en el suelo.

Bella había sido consumida por las dr0gas, por lo que le quedaba poco tiempo de vida. Era imposible que sobreviviera al haber sido atravesada por su espada. Una mujer valiente, que alguna vez tuvo como objetivo comer tres veces al día, había acabado su vida como drogadicta. Hamilton le preguntó a Raphael tras confirmar su muerte.

"¿Me odias por haber matado a tu madre?".

No le importaba si así fuera. Hamilton estaba dispuesto a recibir todo su resentimiento, mientras Raphael pudiera esforzarse más con la voluntad de vengarse. No lamentaba haber matado a Bella. Hamilton quería matarla desde el día en que, Raphael a los cuatro años, casi perdió la visión de un ojo porque ella lo había golpeado.

"Eh..."

Raphael se mostró conmocionado cuando él mencionó la muerte de Bella. Miró el cuerpo inerte de Bella. Hamilton esperó en silencio la siguiente reacción de Raphael. Había matado a su madre delante de sus ojos, así que no podía objetar nada.

Pero Raphael actuó en contra de sus expectativas. Se levantó tambaleándose y agarró el brazo de Hamilton con su mano temblorosa. Tras apretar repetidamente su agarre, como si no supiera qué debía hacer, Raphael susurró con una voz tensa. 

"...Gracias."

Hamilton cerró los ojos en silencio al escucharlo. Sintió una opresión en el pecho. Tenía que admitirlo. Se había encariñado más de lo que pensaba con el hijo ilegítimo del Rey.

Había cuidado a Raphael desde que era un bebé. También fue testigo de lo difícil que fue la vida de Raphael desde corta edad. A pesar de que se tambaleaba porque no se alimentaba bien, se esforzó al máximo en su entrenamiento con la espada. En los ojos de Raphael podía percibir un carácter inquebrantable parecido al de un Rey. Su mirada era tan feroz que fascinaba incluso a alguien experimentado como Hamilton.

No pudo evitar que sus sentimientos se mezclaran en su trabajo. Quiso trasladar a Raphael a su propia residencia inmediatamente. Aunque todavía no pudiera entrar en el palacio real.

Pero no podía hacerlo sin obtener el permiso del Rey. Desafortunadamente, el Rey quería mantener a Raphael en manos de su madre. Simplemente por su propia conveniencia.

No hagas nada. Será más relevante si lo salvo en las peores circunstancias. Si tú le tiendes la mano primero en esta situación, estará menos agradecido cuando le permita entrar en el palacio real. Eso es contraproducente para mí.

No sólo Bella había cambiado. Lo mismo ocurrió con el Rey Selgratis. Había desaparecido el hombre que le pidió a Hamilton que cuidara de su primer hijo. Sólo quedó un hombre sin corazón que pensaba en cómo utilizar a su hijo ilegítimo que tenía talento para las espadas.

Hamilton, que se mordió el labio inferior, abrazó con fuerza al joven. Menos mal llegó a tiempo para evitar la muerte de Raphael. Sintió lástima por Raphael, que sólo sufría las consecuencias de las crueles acciones de los adultos.

"Vámonos. Ya no necesitas estar aquí más tiempo."

Hamilton envolvió a Raphael con su capa. Por supuesto, al Rey no le habría hecho ninguna gracia escuchar esto. Pero había ocurrido un incidente desafortunado, y si Hamilton no hubiera intervenido, Raphael habría muerto. El Rey tampoco hubiera querido que eso sucediera, así que seguramente no lo castigaría.

Y así fue como Raphael escapó del infierno de la mano de Hamilton.

***

Annette se quedó muy sorprendida por el pasado de Raphael. Su madre lo había maltratado casi hasta la muerte. Nunca lo hubiera imaginado, sobre todo por su fuerte apariencia.

Por eso... mantiene la boca cerrada sobre su pasado.

De repente, Annette tuvo ganas de llorar al recordar la actitud severa de Raphael. Pensó en las profundas cicatrices en la parte superior de su cuerpo. Ella supuso que eran gloriosas heridas que recibió en batalla. Pero quizás, algunas de esas cicatrices…

El inflexible Raphael no podía curar su doloroso pasado. Era de los que ocultaban la herida hasta que se pudre. Sin importar lo doloroso que fuera, mantenía la boca cerrada por miedo a que le tuvieran lástima. Moriría solo como un animal salvaje solitario con la cabeza erguida. Para que nadie supiera cuánto sufrió, o el dolor que sintió.

Annette estaba desconsolada por su testarudez. Hubiera sido mejor que simplemente fuera un hombre malo. Pero ahora ella había descubierto la otra cara de Raphael.