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lunes, 29 de mayo de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 121

Capítulo 121. Gruti (6)

Lo que Annette le dio fue el chocolate de alta calidad que había recibido de Railin. En primer lugar, Deltium no producía chocolate. Por lo tanto, todo el chocolate tenía que ser importado del extranjero, y era fácil que se derritiera o se deteriorara durante el camino, por lo que se volvía tan caro que sólo los aristócratas podían comerlo.

Lógicamente, era poco probable que una pr0st!tuta que vendía su cuerpo en Gruti 4 hubiera comido alguna vez chocolate. Cuando comió el chocolate que Annette le había metido en la boca, sus ojos se agrandaron ante el sabor agridulce. Fue frustrante sentir cómo se derretía hasta desaparecer en la punta de su lengua. Se tapó la boca, mirando sorprendida a Annette.

"¿Esto es una nueva dr0g@? ¿Cómo se llama?"

"Nibs."

Annette no los llamó 'nibs de cacao', sino que se limitó a decir la primera palabra.  Por fortuna, la mujer no se dio cuenta de que no era una droga. Tal vez porque el chocolate tenía su propio sabor amargo. Mientras tanteaba su boca, todavía tenía un regusto a chocolate, miró a Annette con decepción.

"Hmm, parece que la nueva dr0g@ es un poco débil, ¿tal vez porque es nueva? No siento que el efecto se extienda. Una sola es insuficiente."

Prácticamente le quiso decir que le diera otra. De todos modos, esto no era una dr0g@. Annette colocó tres chocolates más en la palma de su mano de manera relajada como si fuera una traf!cante de dr0g@s. Al principio pensó en darle todo el paquete, pero en ese caso podría haber levantado sospechas.

"Es un producto de acción lenta, así que no seas demasiado impaciente. Quizás en media hora sientas los efectos. Si te gustan, puedes comprarme en el futuro."

"...Sabes hacer negocios a diferencia de lo que parece. ¡Perfecto! Gracias."

A diferencia de su actitud arrogante, la mujer se dio la vuelta sosteniendo el chocolate con cuidado. Annette se quedó mirando la espalda de la mujer durante un rato hasta que finalmente se dio la vuelta con un suspiro de alivio. Entonces se sobresaltó cuando vio a un hombre frente a ella.

"He venido a buscar a una joven perdida, pero terminé siendo testigo de una maniobra sorprendente."

Railin la miraba fijamente. Sus labios rojos dibujaron una hermosa curvatura. Dijo que había venido a buscarla, pero seguramente había estado observándola todo el tiempo.

Annette no se atrevió a hacerle preguntas obvias como, 'por qué la había dejado sola'. Era un hombre que disfrutaba verla en apuros, así que no quería darle el gusto haciendo las preguntas que quería escuchar. Se limitó a preguntar sobre el casino de forma indiferente.

"Entonces, ¿Has encontrado el casino? No tenemos mucho tiempo ahora."

"Por supuesto. ¿Vamos?"

Annette agarró el brazo que él le tendió como si fuera un escolta. Había llegado realmente el momento de atrapar a Ben March.

***

El casino ubicado en Gruti 4 parecía un gran circo. En lugar de una edificación, era una gran tienda de campaña pintada de color rojo y blanco. El interior estaba tan iluminado como la luz del día, hasta el punto de que hacían daño a los ojos.

Annette frunció el ceño ante el olor a humo. Estaba en una situación terrible, había mucho humo en un lugar que ni siquiera estaba bien ventilado. Sin embargo, a ninguna de las personas en el bullicioso  interior parecía importarle esto. Sus ojos inyectados en sangre miraban fijamente las cartas y sus cabezas giraban con los dados, como si fuera personas a la que le hubieran drenado el alma.

Ella miró a su alrededor pero no pudo encontrar a Ben March. Había mucho humo y demasiada gente. En todas las direcciones había mesas de juego que obstruían su visión. Annette, que suspiró, miró a Railin.

"¿Qué debemos hacer ahora?"

"Por favor, espera un momento. Lo encontraré."

Afortunadamente, parecía que también Railin quería salir de aquí lo antes posible. No actuaba con despreocupación como siempre, pero ahora incluso tenía el ceño fruncido. Estaba evitando hacer contacto con cualquiera.

Su magia servía para distraer a la gente. Sin embargo, en este lugar concurrido no tenía el mismo efecto. Los que no se percataron de la presencia de Railin casi tropezaban contra él o casi lo pisaban. El disgustado Railin sacó inmediatamente una brújula dorada de su bolsillo.