Reciente

sábado, 20 de mayo de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 116

Capítulo 116. Gruti (1)

Sus ojos se agrandaron mucho ante la inesperada pregunta de Raphael. Le había dicho que lo entendía cuando hablaron antes, ¿por qué de repente tenía este comportamiento? Pero Raphael, que tenía la espalda apoyada en la pared al lado del tocador de Annette, parecía desconsolado. Ella le preguntó con una expresión de curiosidad.

"¿Por qué? ¿No quieres que visite la residencia de Celestine?"

"Bueno... no confío mucho en ellos. Podrías estar en peligro."

Raphael contestó sin rodeos barriendo su húmedo cabello negro. Entonces se inclinó en silencio para besar la frente blanca de Annette. Sus profundos ojos azules brillaban como joyas mientras la miraba desde arriba. Susurró en voz baja mientras la miraba como si estuviera cautivado por ella.

"No te vayas, Annette. Quédate aquí."

No fue fácil decirle que se quedara con él. Las manos de Raphael, que tenía una obsesión indescriptible, tomó el dorso de la mano de Annette. Fue tan insistente como una araña atando a su presa. Annette, que parpadeaba mientras lo miraba, terminó sonriendo.

"Crees que no podrás dormir por la noche, ¿verdad? Tengo algo para ti."

Annette le ofreció un pequeño regalo que sacó de un cajón del tocador. Entonces Raphael soltó de mala gana la mano de Annette para poder recibir el regalo. Cuando desenvolvió el arrugado papel de regalo plateado, se reveló una pequeña caja de música.

"¿Qué es esto?"

Raphael lo miró con disgusto. La caja de música de seda negra decorada con oro, se veía bastante glamurosa. Pero no era un regalo para un hombre adulto. Raphael, que miraba la pequeña caja de menos de la mitad del tamaño de la palma de su mano, frunció el ceño. Annette, que notó su reacción, le recomendó alegremente.

"Ábrelo. Vamos."

Era imposible no hacerle caso cuando lo sugería con tal sonrisa. Raphael suspiró y abrió la tapa de la caja de música con la punta de los dedos. Luego una melodía familiar sonó de la misma. Raphael alzó una ceja con una expresión seria, mientras se preguntaba a dónde había escuchado dicha melodía. De repente, recordó algo. Traducción ReinoWuxia

"Esta es... la canción que sueles tararear en ocasiones, ¿no?"

"Sí, es una canción de cuna."

Annette bajó las pestañas, ocultando su mirada complicada. Si se marchaba a Osland, Raphael se quedaría solo. Y cada noche podría tener problemas para dormir de nuevo. Entonces, no podría usar su habilidad para dormirlo, así que le dio esto en su lugar. Por supuesto, como no podía introducir su habilidad en una caja de música, no tendría mucho efecto... pero aún así quería hacer esto por él.

'Pobre hombre'.

Los ojos de Annette, ocultos por las sombras de sus pestañas, se nublaron como si estuviera llorando. La simple idea de abandonarlo causaba que le doliera el corazón. Raphael, que desconocía los pensamientos de Annette, miró la caja con rostro inexpresivo.

Lo que le llamó la atención fue una muñeca que giraba sobre un cristal azul oscuro del color de un lago. La pequeña muñeca hecha de cerámica parecía un hada. La sonriente bailarina, con un delicado cabello rubio y una falda rosa pálido, se parecía curiosamente a Annette. Se preguntó si había sido hecha deliberadamente con esa intención.

Raphael tocó la muñeca, que sólo tenía la mitad del tamaño de su dedo índice, con la punta de sus dedos. Annette le preguntó con una voz tranquila.

"¿Te gusta?"

"Sí. Gracias."

Él cerró la caja de música con un movimiento cuidadoso que no correspondía a su cuerpo. Sospechó sobre el motivo por el qué Annette le había hecho este regalo. Ciertamente era normal que se alegrara porque ella había pensado en él, pero por otro lado también le asustaba. ¿Por qué le regalaba una caja de música cuando ella podía seguir cantando canciones de cuna? Era como si se fuera a otro lugar.

Raphael trató de ocultar su ansiedad colocándola en el tocador. Entonces, como si tratara de contrarrestar esta sensación de malestar, agarró apresuradamente la barbilla de Annette para besarla. El beso, que al principio fue tan tenue como un saludo, pronto se volvió tan pegajoso como si fuera a tragarla. Su mano sujetaba su frágil cuello con fuerza.

Ella jadeó medio atontada por el furioso beso. La punta de su lengua se enroscaba alrededor de la suave lengua de ella, sus labios la atacaban desde muchos ángulos. Fue un beso como si sintiera algo por ella.

Annette, que casi olvidaba todo en este momento, apartó apresuradamente sus hombros. Entonces Raphael, que soltó a Annette con renuencia, se lamió la boca con una mirada impaciente. Sus labios eran muy lujuriosos. Era realmente difícil despedirse de ellos.