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jueves, 2 de marzo de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 58

Capítulo 58Mina de Hierro (3)

Su vestido dorado brillante, centelleaba como las alas de una mariposa bajo el sol otoñal. Mirando sólo la tela, el conjunto no parecía muy lujoso, pero sí un poco excesivo. Sin embargo, los detalles del vestido estaban confeccionados con un tejido de terciopelo rojo oscuro, que le confería una fuerte sensación de frivolidad. Los guantes de terciopelo rojo oscuro, del mismo material, le llegaban hasta los codos. De algún modo, tenía un aspecto hechizante.

Raphael pensó que Annette tenía hoy el mismo aspecto que un durazno maduro en otoño. Se le hizo la boca agua al imaginar su sabor. En ese momento, todos los pensamientos sobre su mina desaparecieron de su mente. Sólo quería bajar el vestido de Annette, que brillaba como el envoltorio de un regalo de alta gama. Sentía que se estaba volviendo loco. 

Completamente ignorante de los furiosos pensamientos en la cabeza de Raphael, Annette miró fuera del carruaje con nerviosismo. El destino estaba cada vez más cerca. Ella abrió la boca como si de repente hubiera recordado algo y sujetó ambas manos con ansiedad.

"Gracias por dejarme ver al gerente de tu mina, Raphael..... El hecho de que confíes en mí lo suficiente como para dejarme hacer esto... te lo agradezco. Lo digo con sinceridad."

"De nada."

Raphael se sintió culpable. De hecho, estaba realmente arrepentido por no haber confiado antes en Annette. Pero aun así Annette le dio las gracias y lo trató bien sin ningún resentimiento.

Su expresión se endureció. Quería tratar mejor a Annette, pero no sabía qué hacer, ya que nunca se había portado bien con ninguna mujer en su vida. En medio de esto, el carruaje siguió avanzando y finalmente se detuvo frente a la oficina de la mina de Raphael. 

"Oh, llegamos antes de lo que pensaba."

Ella apretó sus manos. Annette siempre había llevado una vida pasiva, como una flor en el invernadero. Quién iba a decir que ahora iba a engañar a los demás para proteger a alguien.

Mi corazón late con fuerza.

Annette respiró hondo. Si dijera que no tenía miedo, estaría mintiendo. Pero ahora no tenía más remedio que confiar en sí misma y seguir adelante. Después de agarrar la mano de Raphael, bajó del carruaje y se despidió de él. La voz de Annette era tan dulce como la miel. Estaba realmente agradecida de que Raphael la acompañara hasta su destino.

"Ahora vuelvo. Por favor, deséame suerte."

Raphael asintió. Para evitar la posibilidad de ser descubierto aquí, Raphael había decidido ir a casa para esperarla. Pero no se fue inmediatamente, siguió mirándola como si tuviera algo que decirle. Los ojos azules de Raphael se oscurecieron un poco. Sus palabras salieron torpemente de su boca.

"Buena suerte."

"Gracias."

Annette sonrió alegremente con los ojos curvados como medias lunas. Ella iba a darse la vuelta para ir a la oficina de la mina. Pero Raphael no le soltó la mano. Mientras agarraba las pequeñas manos de ella con las suyas grandes, una sensación desconocida surgió en su interior. 

"¿Raphael...?"

Annette inclinó ligeramente la cabeza. Sin embargo, Raphael se limitó a mirarla. Parecía que no se había dado cuenta de que aún estaba sosteniendo las manos de Annette. Cuando la mirada de Annette bajó hasta sus manos entrelazadas, Raphael sorprendido rápidamente la soltó.

"Bueno, adiós."

Raphael se dio la vuelta rápidamente después de decir eso. Parecía disgustado de sus propias acciones. Sin embargo, Annette ya conoció a ese Raphael en su vida anterior. Si realmente no le gustara, no la habría cogido de la mano ni se habría despedido de ella.

Sobre todo, no habría confiado en mí, ni me habría dejado encargarme de esto.

Annette estaba muy contenta. La mina de hierro era ahora el mayor activo de Raphael. Y la persona que aspiraba a ella no era otra que su propio padre, Allamand. En esta situación, era obvio lo difícil que debía haber sido para Raphael dejarle esto ella. Raphael, que no se fiaba de nadie, creía en ella...

Cuanto más pensaba en ello, más ganas tenía de llorar, así que decidió centrarse en lo que debía hacer ahora. Apresuró sus pasos hacia la oficina sin mirar atrás. Sólo quería concentrarse en lo que tenía por delante. Así que Annette no vio con qué expresión la miraba Raphael, que se había quedado atrás.

"¡Oh, dama! Has venido como prometiste. ¡Es un honor tenerte aquí! ¡¡Me hace sentir que esta mina oscura se ha iluminado!! Mi nombre es Thomas Bradley. Es un placer conocerla."

El hombre de mediana edad, que salió a recibirla, se inclinó de forma excesivamente aduladora. Annette, que sonrió, lo miró detalladamente. Tenía la cabeza brillante porque no tenía mucho cabello, pero su barba era tan espesa como la de un joven, lo que era realmente impresionante. Pero habría sido mucho mejor si la condición de la parte superior e inferior de su cara se invirtiera. ¡Qué desafortunado!

Annette conocía su cara. Por supuesto, había visto algunas cosas sobre él en el informe de Railin, pero ella conocía a Thomas desde antes. Era imposible que no recordara con un cabello tan triste.

Sí, es uno de los sirvientes de mi padre. Recuerdo haberlo visto en de la mansión antes.

Fue una suerte que Allamand hubiera subestimado a su hija. No le contó públicamente a Annette sus negocios, pero tampoco los ocultó. En primer lugar, no sentía la necesidad de hacerlo. Allamand sólo consideraba a su obediente hija como su posesión. Gracias a eso, ella sabía más de lo que él pensaba.

¿Thomas Bradley? Probablemente no sea su verdadero nombre.

Annette se preguntó si él sería precavido por ser la hija de Allamand. Pero Thomas tampoco era un oponente fácil. No podía leer nada en su cara sonriente. Así que Annette sonrió alegremente.

"Encantada de conocerle, señor Bradley. He escuchado que es muy bueno en su trabajo. Me alegro de tener hoy una conversación informativa con usted sobre la dirección de los negocios de la mina. Ahora que le he visto en persona, ¡es usted tan varonil y maravilloso!"

La actitud de Annette para tratar con los empleados era demasiado amistosa. Miró a Thomas como si estuviera viendo a su primer amor en diez años. Thomas se sintió un poco avergonzado, pero pronto recuperó la compostura.

"¡Claro que sí! Debo hacerlo bien por el marqués, que me confió esta mina. Es un honor este trabajo."

Thomas tampoco era un hombre fácil. Era el hombre que Raphael había contratado para dirigir la mina poco después de recibirla. No sería exagerado decir que la mina de hierro de Raphael estaba ahora en manos de Thomas.

Raphael era un hombre que se había ganado un título de noble por sí mismo, pero los problemas de esta situación sólo surgieron después. Convertirse en noble era mucho más difícil de lo que él pensaba. Sobre todo porque era un noble emergente que acababa de crear un nuevo nombre familiar. 

Raphael tuvo que tomar muchas decisiones como nuevo aristócrata: dónde construiría su mansión, cómo de grande debería ser, cuántos empleados debería contratar, cómo se gestionarían las tierras, entre otros. Además, también tenía que gestionar las minas que había recibido. 

Era literalmente imposible gestionar todo esto solo. 

Él sólo había empuñado la espada durante toda su vida, así que no podía gestionar los asuntos relacionados con el volumen diario de extracción de la mina y la rentabilidad del negocio.

Así que Raphael decidió contratar a un gerente para que se ocupara de la mina de diamantes y de la mina de hierro que recibió. Y el problema empezó a partir de ahí.

Desde entonces, mi padre ya ha infiltrado a su gente.

Annette, que fingía no saber nada delante de Thomas, le sonrió. En aquella época, los diamantes eran mucho más valiosos que el mineral de hierro. Así que Raphael sólo se centró en la mina de diamantes. Por eso, seleccionó adecuadamente un 'encargado' para la mina de mineral de hierro . Thomas, que fue elegido de esa manera, no era otro que el sirviente de Allamand.

"¡Vamos, entremos! He preparado un té muy rico para la conversación especial de hoy. También tenemos varios tipos de aperitivos para acompañarlo. Espero de verdad que sea de su agrado."

"¡Oh, qué amable! Entonces aceptaré agradecida la invitación."

Annette sonrió al ver la calva de Thomas brillando bajo el sol. Quizá debido al resplandor de la superficie reflectante, las comisuras de sus ojos se curvaron con más naturalidad. Thomas, que no sabía nada, se relajó al ver la amable expresión de Annette.

Annette lo siguió hasta su salón privado. El despacho, anexo a la sala de recepción, era bastante espacioso. Por su decoración, Thomas parecía una persona organizada. Sin embargo, Annette miró con atención por el lugar y encontró una puerta al fondo. Sus ojos brillaron al verla.

Si quisiera esconder algo, sin duda lo escondería allí.

Annette, que fingía ser inocente, charlaba con Thomas de forma siempre amistosa. Al ver su comportamiento sutil, Thomas casi le preguntó, ¿Te intereso?. Tras intercambiar algunas palabras entre ellos, Thomas entró por fin en el tema principal.

"Por cierto, dama, ¿por qué tiene tanta curiosidad sobre el negocio minero del hierro? Le pido disculpas si esta pregunta es descortés. Pero la mayoría de la gente como usted, generalmente no está interesada en minas como esta..."

Por fin surgió la pregunta que Annette había estado esperando. Lo importante empezaba a partir de ahora. Annette, que se encogió de hombros, se recostó en el sofá y puso una cara inusualmente arrogante. Las comisuras de sus ojos se curvaron un poco, causando que su mirada pareciera astuta.

"Oh, no, en realidad estoy muy interesada. Sobre todo cuando se trata de las minas de Raphael."

Annette, que bajó la voz, susurró con avidez. Como una mujer que codicia las minas de su esposo.