Reciente

martes, 21 de febrero de 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 56

Capítulo 56. Mina de Hierro (1)

Pronto llegaría la noche cuando Annette volvió a despertarse. Los musculosos antebrazos del hombre, que abrazaban su cuerpo, pesaban bastante. Annette, que se dio que había dormido hasta tarde, parpadeó. 

De repente, su visión se volvió negra. Un cabello negro le cubrió la visión.

"Despertaste. ¿No tienes hambre?"

La voz del hombre, que yacía lánguidamente a su lado, era muy sexy. Raphael, que hablaba más cariñosamente que de costumbre, la besó en la sien. La suave textura de sus labios despertó por completo a Annette. Le vinieron a la mente las cosas que habían sucedido.

¡Ah! Anoche nos dormimos juntos, y por la mañana...

Annette recordó que se había quedado dormida cuando volvía en el carruaje justo después del baile. No se dio cuenta que él la había llevado a su dormitorio. Debido a esto, por reflejo se acurrucó por la mañana en los brazos de Raphael, queriendo buscar el calor de su cuerpo. Recordando los sucesos, ella se sonrojó. Raphael, que se levantó de la cama, examinó su tez.

"¿Qué te ocurre? ¿No te encuentras bien?".

Raphael miró el rostro de Annette, preguntándose si la había abrazado con demasiada brusquedad. Annette lo miró en silencio. El hombre que había saciado su codicia era ahora bastante generoso.

Ella no estaba muy contenta con las caprichosas acciones de Raphael. Pensó que sería mejor tener una relación física con él. Pero de ese modo, ella no podría irse, por lo que nunca sería feliz. Annette cerró los ojos mientras Raphael le echaba suavemente el cabello hacia atrás.

Annette sabía que aunque lo dejara, habría días en que lo echaría de menos. Habría noches en las que pensaría en su calor. Para deshacerse de este sentimiento, Annette le preguntó a Raphael.

"Tengo una pregunta para ti. ¿Puedo hacerla?"

Sus manos que acariciaban su frente, se detuvieron. Annette esperaba que él la rechazara. Sin embargo, Raphael frunció el ceño y respondió con una mueca.

"...Puedes preguntarme lo que quieras."

'¿Está diciendo que puedo preguntar lo que quiera?'

Annette abrió la boca con la mejilla apoyada en la gran palma de la mano de él.

"He escuchado que la demanda de mineral de hierro se ha disparado estos días. Y por eso tu mina de mineral de hierro ha subido de valor. ¿Estás obteniendo buenos beneficios?"

"¿Por qué? ¿También te interesa mi mina?"

Raphael levantó una ceja. A Annette le preocupaba que pudiera malinterpretar que ella codiciaba su mina. Annette añadió rápidamente su explicación.

"No. No es eso. Es un gran cambio industrial, ¿no? Así que sólo tenía curiosidad..."

"Estaba bromeando. No tienes que ponerte tan nerviosa."

Raphael agarró su cabello rubio entre sus dedos. Seguramente, en el pasado habría acusado sarcásticamente a Annette de haber puesto sus ojos en su mina. Pero como había presenciado a Annette peleándose con su padre la última vez, sabía que ella no quería su mina.

Ya sé lo que quieres padre. Sea lo que sea, ni se te ocurra quitarle nada a Raphael.

En ese momento, Annette luchaba contra su padre mientras temblaba con el rostro pálido. Era demasiado sospechar de Annette después de verlo. Raphael finalmente lo admitió; ya había empezado a creer en ella. Gentilmente le dijo a Annette lo que le causaba curiosidad.

"Así es. Los beneficios han aumentado mucho. Había mucha gente que quería comprar mi mina de hierro. Después de todo, es la mina más grande de Deltium."

"Ya veo. Um... Sabes, Raphael.... Tal vez tu mina tenga algo más que beneficios económicos... ¿Se puede usar como un elemento influyente que pueda usarse en política o diplomacia?"

Raphael no dijo nada por un momento. En lugar de eso, abrazó a Annette por detrás. Luego empezó a lamerle suavemente el cuello. Había rastros de los mordiscos de Raphael en su blanca nuca. Era una pena que su esbelto cuello estuviera estropeado por las marcas de sus mordiscos, pero por otro lado, mirar sus huellas en ella despertaba oscuros sentimientos en su interior. Raphael, que lamió las marcas para calmarla, abrió la boca.

"Sí, puede servir para ejercer influencia diplomática en algunos países. Ha aumentado el suministro de hierro a la gente corriente, pero no todos los países pueden extraer mineral de hierro. Así que también estoy vendiendo una cantidad significativa de mineral de hierro hacia el extranjero."

"Ah, entonces, si alguien compra tu mina de mineral de hierro.... puede obtener beneficios en la diplomacia y el comercio con ciertos países."

Annette, que comprendió las palabras de Raphael, bajó los ojos. Por supuesto, su padre, Allamand, no iba tras la mina de hierro simplemente por el beneficio económico. Después de todo, la familia Bavaria era una de las más ricas de Deltium. Lo que Allamand codiciaba no era la mina de hierro, sino la influencia que podía ejercer sobre otros países a través de ella.

Al verla sumida en sus pensamientos, Raphael la acercó más a él. La delicada Annette cabía perfectamente en sus brazos. Cuando Raphael la miró, sus pequeñas orejas que asomaban ligeramente entre sus largos cabellos rubios, le parecieron muy bonitas. Tenía una idea aproximada de por qué ella le preguntaba por su mina.

De hecho, yo mismo no esperaba que esta mina fuera tan rentable.

Raphael realmente eran afortunado. Su padre biológico, el Rey Selgratis, le dio a Raphael una mina de diamantes y otra de hierro a cambio de sus importantes contribuciones a la guerra. En aquella época, el hierro era muy difícil de fundir, por lo que resultaba bastante costoso, limitando su uso. Por ello, la mina de hierro que recibió Raphael no tenía mucha importante. Pero, ¿Quién diría que las tendencias de la época cambiarían así en unos pocos años?

Probablemente me la dio porque no pensaba que algo así ocurriría.

Pensó cínicamente. Su padre biológico, el Rey Selgratis, parecía preocuparse mucho por Raphael. Pero las cosas que le daba eran como poner una limosna en manos de un mendigo. Raphael se preguntó si el Rey se había equivocado o era realmente lo que él pretendía.

"Raphael."

Annette, que seguía en sus brazos como una muñeca, lo llamó. Parecía muy seria, como si hubiera terminado de pensar en algo. Annette agarró la mano de Raphael, luego susurró.

"Lo sé. Mi padre.... está codiciando tu mina. Y por mi culpa, te está presionando indebidamente."

Al terminar de hablar, Annette bajó la cabeza como si estuviera avergonzada. Raphael observó cómo sus deditos se agarraban dolorosamente a las sábanas. Al mirar este triste gesto, generosas palabras fluyeron de su boca.

"No importa. En realidad no es nada en comparación a lo que te hizo mi tío. Además, mi suegro necesita hacerlo mejor. Actualmente es el segundo en esta carrera."

Annette sonrió ante la inesperada broma de Raphael. Por primera vez, se dio cuenta de que Raphael también tenía preocupaciones similares a las suyas. Al igual que ella estaba preocupada por su padre, Raphael también parecía tener algunos problemas con la familia de su madre. 

Tal vez por eso podía simpatizar con ella.

Ella nunca pensó que sería capaz de construir una conexión con Raphael en su vida. Era una experiencia que nunca había tenido en su vida anterior. ¿Estaba esta vida cambiando poco a poco debido a sus esfuerzos? Annette, que jugueteaba con la mano de Raphael, dijo con voz decidida.

"Raphael, protegeré tus cosas. Nadie puede quitarte lo que es tuyo. Aunque sea mi padre."

Los ojos azules de Raphael se abrieron de par en par al escuchar esas palabras. Raphael, que miraba a Annette sin decir nada, no tardó en soltar una carcajada. Sus ojos afilados se curvaron en dos pequeñas medias lunas. Raphael respondió mirándola con sus ojos azules llenos de gracia.

"Eso me tranquiliza bastante. Gracias a ti, me siento muy seguro."

Annette se calentó ante su respuesta positiva. Estaba decidida a proteger su mina antes de abandonarlo. Su pecho desnudo, sus brazos abrazándola... todo ello le resultaba agradablemente cálido. Era una pena que tuviera que dejar a su apuesto marido, pero era la mejor opción para ambos.

Raphael sólo quería una relación formal, no quería involucrar ningún sentimiento personal. Pero ella no quería vivir así. Como ésta era su segunda vida, tener una relación significativa con alguien. Si Raphael se negaba, Annette no tendría más remedio que dejarlo.

Pero antes de eso, ella quería resolver su problema con la mina.

Los pequeños labios rosados de Annette palidecieron un poco. Honestamente, oponerse a Allamand daba miedo. Sin embargo, ella realmente quería proteger a Raphael. Era su forma de devolverle la amabilidad que tuvo con ella cuando estaba enferma en su vida anterior. Además, era su propia familia la que estaba detrás de su mina.

Afortunadamente, desde joven Annette había algunas cosas que vio desde las sombras. Sabía lo que hacía Allamand para conseguir lo que quería. Ahora, era el momento de dejar de ser una buena hija.