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sábado, 24 de diciembre de 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 52

Capítulo 52. Fiesta De Pareja (2)


¿Estará bien vestirme así?

Annette miró detenidamente su vestido. El vestido, de tela azul de alta calidad salpicado con polvo de diamantes, brillaba como una estrella en el cielo nocturno. Llevaba el cabello rubio trenzado a un lado y decorado con un ramillete de rosas azules. Los tonos eran suaves, pero los detalles le daban un aspecto bastante colorido. Parecía un vestido adecuado para reunirse con el benefactor de Raphael.

Le dije que fuera primero.

Aunque había aceptado asistir a la fiesta a petición de Raphael, le resultaba incómodo estar sola con él en el carruaje. Ella siempre se volvía débil cuando se trataba de Raphael, con quien había estado casada durante cinco años en su vida anterior. Si él no la hubiera cuidado cuando estuvo enferma en su vida anterior, ella lo habría dejado hace mucho tiempo. Ella temía que si volvía a acercarse mucho a Raphael, se enamoraría de él.

Por eso Annette le sugirió que fueran por separado. Afortunadamente, Raphael no tenía experiencia en asistir a una fiesta de pareja, así que aceptó con agrado su petición. 

Seguramente ya había llegado al baile. Pero ella no podía ver a Raphael. Un hombre con un aspecto tan prominente como él debería ser fácil de encontrar.

"¿Annette Bavaria?"

Justo entonces, alguien gritó su nombre. Ella parpadeó al mirar al extraño caballero. El hombre, que vestía un traje azul oscuro y llevaba un bastón de caoba en una mano, parecía bastante mayor. Pero su barba bien cuidada y su sólida complexión corporal le daban un aspecto muy sofisticado.

"Oh, puedo notar que no sabes quién soy. Suelo estar mucho tiempo en el extranjero. Soy el Conde Harold Evans. Es un placer conocer a una gran dama como usted."

El caballero que se presentó fue muy cortés a pesar de su edad. Annette tuvo una impresión muy positiva de Harold por eso. Ella agarró suavemente las manos de Harold.

"Oh, así eres el Conde Evans. He escuchado hablar mucho de usted. Soy Annette Bavaria Carnesis."

Harold Evans era considerado como el hombre más misterioso entre la generación anterior de Annette. Nadie sabía exactamente sobre su vida en detalle o qué asuntos hacía en el extranjero. Pero todos los rumores sobre Harold eran asombrosos. Había perseguido a traidores, atrapado a muchas personas que habían escapado a otros países tras cometer delitos graves, entre otros.

Aunque Harold ya estaba retirado, el misterio que le rodeaba no se desvanecía. Así que Annette miró a la vieja leyenda con ojos brillantes. Al ver esto, a Harold casi se le escapa una risita de la boca.

"Eres más encantadora de lo que pensaba. Si fuera veinte años más joven, le habría hecho competencia a Raphael. Desgraciadamente no es el caso. Es bastante desafortunado."

"¿Conoces a mi esposo?"

"Sí, lo conozco. Te contaré un secreto."

Harold le dijo con voz baja, mirando a su alrededor. Annette quedó cautivada por su misterioso comportamiento y, sin darse cuenta, se inclinó más hacia él para escucharle. Entonces Harold, con semblante serio, le susurró al oído.

"Es un secreto que nunca he contado a nadie. Yo cambié las mantas en las que él se orinó."

"Raphael se orinó en la cama. ¿Perdón?"

"Era bastante adorable en aquel entonces. Ni siquiera podía decir que se había orinado, pero lloraba y se agarraba los pantalones. En aquellos tiempos, me esforzaba mucho para que no se me levantaran las comisuras de los labios. ¡Ja! No esperaba que esa cosita tan adorable se convirtiera en un tipo tan malo y aburrido. ¿Quién lo iba a decir?"

Harold fingió estar decepcionado. Al principio, Annette se alarmó ante la chocante revelación de Raphael. Pero pronto una sonrisa apareció en su rostro. En la memoria de Annette, Raphael siempre había sido un hombre grande, violento y egoísta. No podía creer que Raphael se hubiera orinado en las mantas cuando era joven. 

Annette, que había escuchado la historia de Harold, se dio cuenta de algo.

"Señor Evans, usted debe de ser el benefactor de Raphael, ¿verdad?"

En lugar de contestar, Harold se puso un dedo en los labios sonrientes. Annette se sintió rápidamente más cómoda con él. De algún modo, acabó encontrándose primero al benefactor de Raphael, de todos modos había asistido a una fiesta para conocer a Harold. Annette sintió que había cumplido pronto con la tarea de hoy, así que se relajó mentalmente. Harold, que estaba analizando las expresiones de Annette, cambió repentinamente de tema.

"¿No es una persona muy mala?"

"¿Qué?"

"No es honesto, es muy orgulloso y demasiado arrogante. Es casi como un erizo. Primero hace daño a los demás para que no le hagan daño a él. Es un tipo malo. "

Annette no sabía qué decir, así que se limitó a sonreír. De repente, el propio benefactor de Raphael empezó a hablar mal de él. Pero ella no podía refutar nada porque todo era cierto. Harold, que miró las pupilas temblorosas de Annette, se encogió de hombros.

"Si te hace enfadar, divórciate de él. Aún eres joven. No tienes por qué vivir con un tipo tan desagradable. Si estuviera en tu lugar, lo abandonaría sin mirar atrás. Así él entrará en razón."

Annette no sabía que la especialidad de Harold era exagerar deliberadamente sus declaraciones y poner a prueba las reacciones de la gente. Harold observó cómo la expresión facial de Annette cambiaba en cuestión de segundos mientras maldecía a Raphael. Vio cómo sus delicadas cejas se fruncían un poco. Pronto, Annette habló en defensa de Raphael.

"No es una mala persona. Sólo es.... un poco testarudo."

Ella se sentía mal cuando escuchaba a otras personas hablar mal de Raphael. Annette recordó la cara sincera de Raphael cuando le dijo: 'Quiero presentarte a mi benefactor'. Harold era tan importante para Raphael que incluso había doblegado su orgullo y le había dicho 'por favor'. Sin embargo, cuando conoció a Harold, éste habló muy mal de Raphael. Así que Annette estaba muy disgustada.

Pero pelearse con Harold aquí tampoco era una buena opción. Después de todo, Raphael lo consideraba su benefactor, así que se sentiría herido si ella peleaba con él. Ella decidió terminar rápidamente con esta incómoda conversación para alejarse de Harold. Le preguntó en tono suave con una sonrisa.

"¿Por casualidad sabes dónde está mi esposo? Quiero saludarlo."

Harold no contestó inmediatamente. Annette sabía cómo evitar conflictos innecesarios sin dejarse influir por sus propias emociones. Era una actitud que no correspondía en absoluto a su edad. Al menos eso le pareció a Harold. Él se acarició lentamente la barbilla y señaló a alguna parte. Era un balcón cubierto con gruesas cortinas.

"Gracias."

Annette respondió cortésmente y se dio la vuelta para ir hacia allí. Justo cuando estaba a punto de moverse, un consejo de Harold llegó desde atrás.

"Si yo fuera tú, no entraría ahí ahora."

¿De qué está hablando ahora? Annette le devolvió la mirada, pero Harold se limitó a sonreír vagamente. No parecía que preguntándole fuera a obtener respuestas. Annette se dirigió hacia el balcón donde acechaba una bomba.

Normalmente, en estas fiestas la gente salía al balcón, por lo que los anfitriones ponían cortinas para darles algo de intimidad. Y a veces en esos lugares solían producirse apasionados encuentros secretos entre una pareja o amantes secretos.

Por supuesto, era poco probable que Raphael hiciera algo así, pero también era algo que ella no podía asegurar completamente.  Después de todo era un hombre muy atractivo. Un hombre con un físico que llamaba la atención de muchas mujeres. Annette se sintió más decidida a ir al balcón que Harold le había indicado. Al escuchar el sonido de la conversación que se filtraba a través de la cortina, estaba claro que Raphael estaba allí dentro.

Sin embargo, lo estaba pasando era muy distinto a lo que Annette esperaba.

"...Ahora es mi mujer. Así que, por favor, quita tus ojos de mi esposa. Cada vez que Su Alteza se pasea alrededor de ella como un perro en celo, mi lealtad hacia usted vacila."

La voz de Raphael que venía del interior era tan fría como el acero. La boca de Annette se abrió sola al escuchar sus comentarios. Alguien a quien Raphael llamaría Su Alteza y le diría que apartara los ojos de su mujer... Sólo había una persona en todo Deltium que reunía esas dos condiciones.

¿Está con Su Alteza, el Príncipe Ludwig?

Annette palideció de asombro.