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jueves, 16 de junio de 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 401

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 401. Lágrimas De Sangre (1)




De vuelta a la capital, Kapmen visitó al Canciller y le informó de que el Duque Zemensia apuntaba al Emperador y a la Emperatriz.

Sin embargo, el Canciller lo miró con una expresión de disgusto.

"¿No se refiere al Viejo Duque Zemensia, sino al Duque Zemensia?"

"Sí."

"Gran Duque, el Duque Zemensia se mudó a la casa de un amigo después de que su padre lo expulsó. Odia a su hermana por su situación."

"Sé con certeza que es el Duque Zemensia."

Kapmen recordó la determinación con la que el Duque Zemensia se prometió a sí mismo vengar la muerte de su hermana.

"El Duque Zemensia planea atacar al Emperador y a la Emperatriz en el momento en que vuelvan al Imperio Occidental."

El Canciller frunció el ceño, su orgullo había sido herido.

"Dado que fue una visita no oficial al Imperio Oriental, no se celebrará una gran ceremonia de bienvenida ese día. Regresarán tranquilamente a cumplir con sus deberes. En el camino de vuelta, habrá un control más estricto que nunca para el acceso de los forasteros, con caballeros apostados en todas partes."

Como si no estuviera satisfecho, el Canciller añadió sin ocultar su disgusto,

"No te entrometas en los asuntos de nuestro país, estamos bien preparados."

Incluso si pertenecía a un país aliado, Kapmen era un noble extranjero.

El Canciller no estaba de acuerdo en que un noble extranjero se entrometiera excesivamente en los asuntos del Imperio Occidental.

Además, mientras Kapmen estaba en Compshire, el canciller se sintió ofendido cuando un inspector le informó de que el Gran Duque había estado husmeando en el departamento de investigación. Esto equivalía a menospreciar al Imperio Occidental.

[Parece insinuar que la seguridad del Imperio Occidental es poco fiable.]

Kapmen se sintió incómodo mientras escuchaba la voz interior del Canciller.

La postura del Canciller era correcta. Kapmen también se habría sentido ofendido si un noble extranjero intentara entrometerse en los asuntos de su país.

Sin embargo, lo que importaba ahora no era su orgullo, sino la seguridad de Navier.

"Pero no hay nada malo en aumentar la seguridad por si acaso. Esta es información confiable."

"¿De dónde viene esa información confiable?"

El Canciller suspiró y habló con voz tranquilizadora,

"El Duque, la Duquesa y sus hijos se están quedando con un amigo que vive lejos de aquí. Debido a las estrictas órdenes del Emperador Heinley, hay caballeros que nos mantienen informados de la ubicación del Viejo Duque y la de sus soldados. También tenemos caballeros por todo el Palacio Imperial."

"Aún así..."

"El Duque Zemensia no tiene soldados a su disposición, su padre tiene a todos con él. Además, el Duque Zemensia se marchó de viaje hace unos días a un sitio más lejano."

El Canciller no estaba mintiendo, Kapmen pudo comprobarlo al leer sus pensamientos.

Al final, Kapmen tuvo que marcharse sin éxito. El mal presentimiento que tenía no desapareció, por lo que vigiló el camino de vuelta al Imperio Occidental por si acaso.

También dio instrucciones a sus guardias personales para que detuvieran a cualquier persona que hiciera movimientos sospechosos.

Aunque hizo esto durante unos días, no hubo nada sospechoso como había afirmado el Canciller.

Ni siquiera en el momento en que el Emperador y la Emperatriz entraron en la capital del Imperio Occidental en sus carruajes, ni siquiera en el momento en que llegaron al palacio principal.

'Por lo que había dicho, pensé que atacaría al Emperador y a la Emperatriz en su camino de vuelta al Imperio Occidental. ¿Me habré equivocado? ¿Tal vez se refería a que aprovecharía cualquier oportunidad en la que Heinley y Navier estuvieran solos para atacar?'

Después de que Kapmen siguió la procesión hasta el palacio principal desde la distancia, finalmente se tranquilizó un poco y decidió contar esto a Navier por separado.

En ese momento, pudo oír desde arriba la voz interior de una persona preparada para morir.

[Lamento irme primero, padre. Lo siento, esposa. Los amo, hijos míos. Hermana Christa... iré a acompañarte con un regalo.]

Kapmen levantó la cabeza sorprendido.

Una capa roja revoloteaba en lo alto del techo del palacio. Justo entonces, el Duque Zemensia saltó,

Como si el tiempo se hubiera ralentizado, Kapmen pudo ver claramente este momento fugaz.

Una vez que bajaron de los carruajes en la entrada del palacio principal, Heinley hablaba con McKenna y Navier sonreía feliz mientras los sirvientes sacaban el equipaje.

Navier y Heinley intercambiaban miradas de complicidad como una pareja enamorada.

Todos se dispersaron en la entrada del palacio principal. Y sobre la cabeza de Navier caía el Duque Zemensia...

Lo último que Kapmen supo fue que había protegido instintivamente a Navier con su propio cuerpo.

Una persona cayó sobre ambos de manera estrepitosa.

Después de un breve silencio, estallaron gritos de los presentes.

"Zemensia..."

Ketron, que observó la escena desde la distancia, se desplomó en el suelo al perder la fuerza en las piernas. Se cubrió la boca con sus manos temblorosas y se arrastró hacia atrás.

Hace unos días, el Duque Zemensia fue a pedirle ayuda a su regreso de Compshire.

Le confesó que había descubierto que su hermana no se había suicidado, sino que había sido asesinada después de ser encarcelada, torturada y humillada, por lo que quería suicidarse donde solía vivir su hermana. El remordimiento no le permitía continuar con su vida.

La sombra de la muerte ya se cernía sobre el rostro del Duque Zemensia, que pidió un último favor a su primo.

Por más que el Marqués Ketron trató de disuadirlo, el Duque Zemensia no quiso escucharlo y le gritó que se apuñalaría el corazón en ese instante si no lo ayudaba.

"Está bien, está bien. Cálmate por ahora. ¿Quién cuidará de tu esposa y de tus hijos si mueres? Tienes que resolver eso primero."

El Marqués Ketron accedió. No sólo por cumplir la última petición de su primo, sino también porque sentía cierta culpa por haberse unido al Emperador Heinley poco después de la muerte de Christa.

Así que anoche, el Marqués Ketron utilizó magia ilusoria para ocultar a Zemensia de las miradas de los demás y que pudiera subir al techo del palacio.

Pero sin importar cuánto tiempo pasó, no hubo noticias de la muerte de su primo.

Pensó que tal vez había flaqueado en los momentos finales, así que vino corriendo para intentar persuadirlo por última vez...

"¡Navier!"

El grito desesperado del Emperador Heinley desgarró el cielo azul.