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lunes, 7 de junio de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 320

Capítulo 320. Creer (1)



"No."

Hablé con la mayor firmeza posible.

"En ese caso, Navier—"

"Dije que no."

"Puedes volver cuando quieras."

Pero Sovieshu continuó diciendo lo que quería.

"Escúchame. Dije que no. Que no."

A pesar de hablar un poco molesta, Sovieshu se mantuvo en la misma línea. 

"No tienes por qué herir tu orgullo."

"Sovieshu."

¿Por qué de repente volvía a actuar de esta manera? Antes me había confesado que me amaba... pero lo dijo como si aceptara que fuera feliz, ¿no es así? 

Las palabras se atascaron en mi garganta como un nudo. Era sofocante y hormigueante. Me lamí los labios varias veces.

"Me iré ahora." Pero al final me tragué todas esas palabras, di un paso atrás y me despedí, "Parece que no hay nada más que decir."

Pero Sovieshu aún tenía cosas que decir,

"Lo escuché."

¿Ahora qué?

"¿De qué hablas?"

"Tu esposo te ha hecho sentir triste."

"¿Quién te dijo eso?"

"Muchas personas."

"No sé quién realmente te lo dijo, pero deberías echarlo. Maneja muy mala información o tiene un pobre discernimiento."

"Navier. Esto no es algo de lo que sentirse orgullosa."

Ahh... Dios mío. Sovieshu.

Reprimiendo las ganas de arrancarle el cabello con mis manos, le dije, trazando otra línea.

"Sovieshu. Su Majestad. Ahora soy más feliz que nunca. No sé lo que escuchaste, pero no es asunto de Su Majestad. Eres mi ex-esposo. Desde el momento en que nos divorciamos, dejaste de estar involucrado en mis asuntos."

"¿Eres más feliz que nunca? ¿Más feliz que cuando teníamos una buena relación?"

El tono de Sovieshu y el mío cambiaba naturalmente entre amigos que crecieron juntos, una pareja que se separó, un emperador y una emperatriz.

Lo miré, mordiéndome los labios.

¿Era más feliz que en mi infancia? Por supuesto, los momentos más felices fueron en mi infancia, antes de que me hicieran daño. Nunca pasé por nada malo. La esperanza en el futuro brillaba con fuerza. Sólo estaba rodeada de personas que me querían. Una época en la que no había luchas políticas, en la que no sufrí ni una sola traición, en la que mi hermano vivía con mis padres, los padres de Sovieshu me adoraban, Rashta no existía, y Sovieshu era mi mejor amigo.

Mis padres eran más sanos y jóvenes que ahora. Cuando volvía a casa después de un duro día de clases, me aferraba a mis padres lo más fuerte que podía, para así olvidar el cansancio.

Sí. Fue una época muy feliz. Pero, ¿no fue el hombre que tenía delante quien se encargó de destruir esos días?

"Mi infancia con Su Majestad también fue feliz."

La expresión de Sovieshu se iluminó claramente.

"Pero sólo fui feliz por mi infancia, no porque Su Majestad estuviera a mi lado. ¿Lo entiendes? Si pudiera cortar con unas tijeras los momentos en los que estuve junto a Su Majestad en esos días, los habría cortado todos hace mucho tiempo. ¿Lo entiendes?"

Sin embargo, se volvió a oscurecer en cuanto escuchó mis últimas palabras.

¿Es suficiente? Lo miré directamente con una expresión fría. ¿Puedo irme ahora? ¿Me dejará de retener?

"Me enteré de lo que pasó entre el Emperador Heinley y la anterior reina Christa."

Supongo que aún no había terminado. No obstante, al escuchar lo que acababa de decir, pude entender por qué Sovieshu insistía tanto hoy en que volviera.

Temía que esta vez Heinley me abandonara en el Imperio Occidental.

"Es sólo un rumor."

"¿Estás segura?"

"Sí. Y aunque fuera cierto, no es asunto de Su Majestad."

Incluso intercambiar palabras así con Sovieshu fue mentalmente agotador. Me di la vuelta, sacudiendo la cabeza con una expresión verdaderamente disgustada.

"Me retiro."

"Te acompañaré."

"No es necesario."

"Emperatriz."

No sé qué palabras saldrían de mi boca si siguiera siendo cortés. Dejando de lado la cortesía por un momento, seguí adelante en silencio.

"Por cierto, Emperatriz."

Pero Sovieshu volvió a llamarme, acercándose a mí desde atrás.

¿Por qué no intentó hablar así antes del divorcio? Quería golpear esos labios con un abanico. 

"¿Qué te trae por aquí?"

"Su Majestad no tiene por qué saberlo."

"Si hubiera venido 'Navier', tendrías razón. Pero siendo la Emperatriz del Imperio Occidental quien vino, debería saberlo."

Finalmente, tuve que detenerme de nuevo. Al darme la vuelta con el ceño fruncido, estaba de pie con una expresión inusual que no parecía la de alguien que se estuviera aprovechando hábilmente de su posición.

Aunque fruncí el ceño, estaba en lo cierto. Aunque se decía que Wirwol funcionaba como una región autónoma, el emperador mantenía los ojos cerrados para que los magos pudieran actuar libremente. Wirwol era definitivamente territorio del Imperio Oriental.

"Vine a ver al decano."

A regañadientes, le mencione un poco del objetivo de mi visita. No me importaba decirle esto.

"¿Por qué al decano?"

"¿También tengo que decírtelo?"

"¿Es un secreto?"

"Sí."

Pero esta vez, la expresión de Sovieshu se volvió realmente oscura. Fue un cambio de expresión tan repentino que temí haberme expresado mal.

¿Por qué de repente se puso así? Mientras lo miraba sorprendida, preguntó cuidadosamente.

"¿También estás involucrada en este asunto?"

"¿Qué asunto?"

Su expresión era tan seria como si estuviera en una reunión discutiendo un tema complicado. No sé de qué estaba hablando, pero parecía grave.

"El fenómeno de la disminución del maná."

"¿Qué quieres decir?"

El fenómeno del aumento del maná... si fuera el caso, podría tener algo que ver conmigo. Pero no creo que sea eso lo que está preguntando.

"¿No lo sabes?", murmuró Sovieshu en voz baja. Y en lugar de esperar una respuesta añadió,

"Si realmente no lo sabes, te aconsejo que tengas cuidado con el Emperador Heinley."

***

Finalmente, pude separarme de Sovieshu e ir a la oficina del decano, pero dejó mi mente confundida y se marchó.

Sus palabras todavía me atormentaban.

¿Qué quiso decir con eso? ¿Preguntando si tenía alguna conexión con el fenómeno de la disminución del maná y luego diciéndome de repente que tuviera cuidado de Heinley? 

Mi inquietud empeoró cuando me reuní con el decano.

El decano, a quien no veía desde hace tiempo, tenía una expresión peor de lo habitual. Solía ser amable y alegre. Sin embargo, esa imagen había desaparecido, y en su frente se formaron tres profundas líneas de arrugas.

Ahora, me vinieron a la mente las extrañas palabras de Sovieshu, y me sentí preocupada.

Aún así, fingiendo no darme cuenta, saludé al decano de forma amistosa.

"Perdón por la visita repentina."

"Está bien..."

Sin embargo, el decano parecía no querer cuidar su expresión. Evidentemente, se inclinó levemente de forma incómoda.

Estaba segura de que la expresión del decano no era mala simplemente porque estaba de mal humor. Creo que estaba disgustado conmigo.

Pero volví a fingir no darme cuenta, le di un presente y saque a relucir el motivo de mi visita.

"En realidad, Decano. Vine a pedir su ayuda."

"¿Ayuda?"

"Tiene que ver con el maná..."

En ese momento, incluso antes de que pudiera terminar mis palabras, el decano me interrumpió y dijo rotundamente,

"Lo siento, Su Majestad la Emperatriz. No puedo ayudarle en este momento."

Como imaginaba, estaba disgustado conmigo. De repente, me sentí deprimida. No éramos lo suficientemente cercanos como para pasar tiempo juntos, pero pensé que teníamos una relación de respeto mutuo. La actitud fría del decano fue decepcionante. 

Para no expresar un sentimiento tan íntimo, pregunté casualmente.

"¿Es porque me fui al Imperio Occidental?"

Excepto por esto, el decano no tendría una actitud fría hacia mí.

Pero el decano lo negó.

"Eso no tiene absolutamente nada que ver, Su Majestad. Por favor, no me malinterprete. Di la bienvenida al segundo matrimonio de Su Majestad con los brazos abiertos."

¿Entonces?

"¿Por qué de repente...?"

"Soy un mago y un ciudadano del Imperio Oriental."

¿Qué relación tenía eso? ¿No le agrada que me convierta en maga y contribuya al poder del Imperio Occidental? Pero ya había ayudado un poco a Heinley, ¿no es así? Además, el decano ni siquiera sabía que podría convertirme en maga.

"Hasta que se demuestre que las sospechas actuales son falsas, no tenemos otra opción que permanecer alejados del Imperio Occidental."

"¿Sospechas?"

"... Lo siento."

Cada vez se volvía más confuso. ¿Qué estaba pasando?

"No está relacionado con Su Majestad la Emperatriz. Aunque podría, no creo que la Emperatriz sea esa clase de persona."

El decano añadió, mirándome con sentimientos encontrados.

"... Espero que no."





***

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