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viernes, 28 de mayo de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 72

Capítulo 72. El Puño del Amor


Todo el mundo en la escena se quedó paralizado ante el inesperado arrebato. ¿Mami? ¿Estaba aquí la madre de ese dragón? 

Todos los ojos recorrieron la sala de audiencias, pero naturalmente, no pudieron encontrar ningún otro dragón. Mientras tanto, otra luz que había aparecido en el aire, atrapó las alas restantes de Girgantia.

"¡Gaaargh!"

Girgantia yacía en el suelo con sus alas inmovilizadas como un espécimen en exhibición. Pronto se agitó, provocando que se levantara otra espesa nube de polvo. El dragón desgarró el suelo con su frenético forcejeo, haciendo que salieran disparados fragmentos de mármol hacia Cecile.

"......!" Cerrando los ojos con fuerza, ella se preparó para el impacto de los escombros que se acercaban, pero en ese instante, un par de brazos robustos la agarraron por su cintura y la empujaron hacia atrás. La fuerza del tirón hizo que el libro que llevaba en la mano cayera al suelo.

Los fragmentos de mármol apenas rozaron el cabello de Cecile y se estrellaron contra la pared con un fuerte estruendo. La visión de la pared, ahora en ruinas, destruida por la colisión, le produjo escalofríos a ella. Si Estian hubiera tardado un poco en tirar de ella hacia atrás, su cabeza habría sido destruida.

Justo cuando Cecile se dio cuenta del peligro del que había escapado, un suspiro de alivio salió de la boca de Estian. 

Cecile se giró al oírlo y pudo darse cuenta en el momento en que sus miradas se encontraron, '¡Estoy muerta!'

Estian levantó la mano. 'De ninguna manera va a golpearme, ¿Verdad?' Nunca había hecho algo como eso. Sobresaltada, Cecile cerró los ojos con fuerza. Sin embargo, él sólo levantó la mano para sacudir suavemente el polvo del cabello de Cecile. Dijo, "Creo que necesito tener una larga charla contigo después de acabar con ese dragón."

"¿Te vas a enfadar?"

"Obviamente", respondió Estian, y su tono evidentemente enfadado hizo que Cecile se encogiera hasta que vio una herida en una de sus mejillas. Como sólo ahora brotaba la sangre, parecía haber sido infligida cuando él la protegió de los fragmentos de mármol que volaban hacia ella hace unos momentos.

"¡Su Majestad, está sangrando!" exclamó Cecile y extendió la mano hacia su rostro, pero Estian retrocedió. En cuanto escuchó la palabra 'sangre', evitó apresuradamente su mano, como si no quisiera sentir su contacto. La mano de Cecile quedó suspendida en el aire, perdida y vacilante. 

"No me toques con la mano", pronunció Estian, haciendo que la expresión de Cecile se congelara debido al desconcierto. Justo cuando estaba a punto de volver a hablar, ella se abalanzó repentinamente hacia delante y lo abrazó por el cuello. 

Se sorprendió por su acción completamente inesperada. Cuando le iba a preguntar qué estaba haciendo, los labios de ella pasaron por su mejilla. Cuando ella se apartó, sus labios estaban manchados con la sangre y la suciedad que había en su mejilla.

"¡Qué has hecho!" gritó Estian, atónito.

"¡Como me pediste, no lo he tocado con la mano! Sólo con los labios."

"......"

"¡Tenía que limpiarlo! Luego puedes regañarme más fuerte."

"......"

"Eh... ¿Más fuerte?"

El continuo silencio de Estian hizo sudar a Cecile. Mientras líneas de sudor frío recorrían su frente, Estian la tomó en sus brazos y le susurró: "No me enfadaré."

"¿......?"

"Haré como si no hubiera pasado nada."

Tania, que los había estado observando desde un lado con ojos brillantes, pensó, 'No esperaba menos de estos dos. Tan apasionados, incluso en esta situación'.

Al notar la mirada de Tania, Cecile se dio cuenta de lo que estaban haciendo frente a un dragón y recuperó el sentido. "¡Déjame bajar por favor!"

"¿Piensas seguir caminando con un pie herido? Quédate quieta un momento. Voy a acabar con esto de una vez por todas". Sosteniéndola, Estian volvió a tomar su espada de acero negro. 

Obligado a caer al suelo por el hechizo de Cecile, Girgantia sólo podía retorcerse como una bestia atrapada en una red. Sin embargo, matar a un dragón no era una hazaña fácil. 

Cuando Estian se acercó a la bestia, Tania también se acercó con los puños cerrados con fuerza. Pero cuando los dos se acercaron, el cuerpo de Girgantia fue cubierto de repente por una luz azul. El dragón soltó un grito. "¡Gaaargh! ¡Duele! ¿Qué es esto?"

La desconocida volvió a gritar desde el otro lado de las nubes de polvo. "¡El Último Bang es lo que es!"

***

Girgantia quería llorar. La luz que restringía cuatro alas del dragón se dispersaron en el aire y luego azotaron poderosamente su espalda.

"¡Ack!"

Una ferocidad que inducía al llanto y que recordara a su mamá... Debido a la naturaleza de la raza de los dragones, Girgantia tenía conciencia desde que era un huevo. Naturalmente, hablaba más con su madre, lord dragona.

—Girgantia. ¿Cuánto es 1 más 1?

—¡11!