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jueves, 27 de mayo de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 315

Capítulo 315. Amo Cualquier Lado Tuyo (2)



¿Cómo lo supo? Mientras miraba sorprendida a Heinley, escuché un leve gemido a mi lado.

Al girar la cabeza, vi a McKenna guardando apresuradamente los retratos dispersos en la caja con una expresión llorosa. ¿Qué le ocurre?

"McKenna, ¿estás bien?"

Cuando le pregunté extrañada, McKenna se apresuró a responder, "Por supuesto. Por supuesto", abrazó la caja, se levantó y salió corriendo por la puerta trasera.

Heinley habló con naturalidad mirando a su espalda.

"McKenna. Hasta luego. Te quiero."

Aunque era claramente una voz afectuosa, por qué parecía tan lúgubre. Pude escuchar a McKenna, que se había perdido de vista, resoplando y emitiendo sonidos extraños.

¿Esas palabras afectuosas significaban en realidad una advertencia?

Mientras ladeaba la cabeza, pude sentir una mirada ardiente detrás de mí. Ah, ¡yo también fui atrapada indagando en el pasado de Heinley!

"¿McKenna?"

¡Llévame contigo!

"Olvidé algo."

Después de levantarme tranquilamente, perseguí a McKenna con pasos rápidos, esforzándome por mantener la dignidad de la emperatriz.

"¿A dónde vas, Reina?"

Aunque fui detenida de inmediato.

Cuando me di la vuelta torpemente, Heinley me miraba con una expresión de ridículo.

"De repente recordé algo."

Al inventar rápidamente una excusa, los ojos de Heinley se abrieron completamente, se acercó y estiró mis mejillas.

"No seas atrevido."

Traté de sonar fría a propósito, pero Heinley sonrió casualmente.

"Aprendí algo sobre Reina. ¿Sabes qué es? Reina es más digna y fría cuando está en una posición embarazosa."

¿Cómo se dio cuenta? Era un método secreto que utilizaba para ocultarlo.

Debido a la embarazosa situación, mostré una expresión más decidida. Heinley puso sus manos sobre mis mejillas, besó tres veces la punta de mi nariz y sonrió.


"Qué adorable. Qué preciosa. Amo cada vez que Reina actúa así."

Cuando evité su mirada, movió su cuerpo para hacer contacto visual conmigo y cuando bajé la mirada, esta vez se inclinó para mirarme a los ojos.

¡Detente!

En esa postura, Heinley preguntó en voz baja con sus ojos sonrientes,

"Reina, ¿de qué hablabas con McKenna?"

"Sólo... quería escuchar sobre tu infancia."

Confesé con sinceridad. Aunque mantuve oculta la intención detrás de esto.

No, él lo había escuchado todo, ¿por qué fingía que no?

"Quiero saber más sobre ti."

Cuando respondí, ocultando mis intenciones, Heinley sonrió con los ojos aún más entrecerrados. Parecía estar de buen humor. ¿Debería seguir...?

"Mientes."

"!"

"Reina no pierde la elegancia ni siquiera al mentir."

Heinley apartó sus manos de mis mejillas y enderezó su espalda. Entonces, lo miré a los ojos. ¿podría estar enojado?

"¿Estás enojado?"

Cuando pregunté cuidadosamente, Heinley negó con la cabeza.

"No, no es eso. Es sólo que me da vergüenza."

"¿De qué te avergüenzas?"

"De pequeño fui un poco travieso. No quería que Reina supiera de esto."

"Yo también te contaré de mi infancia. ¿Qué te parece?" 

"Reina parece haber crecido bien sin causar ningún problema, ¿cierto?"

"..."

"Lo ves."

Heinley se rió entre dientes, frotando su frente contra la mía. Después, recogió un pequeño retrato que McKenna había dejado.

Heinley levantó el retrato del pequeño Heinley, que tenía las mejillas abultadas, y lo miró con una sonrisa.

En cierto modo, se veía encantador. La madre de Heinley... la madre de Heinley, que pedía que se le hiciera un retrato cada vez que causaba problemas, probablemente pensaba lo mismo.

Heinley, aunque travieso, había sido encantador. ¿Por eso cada uno de los retratos había sido guardado a pesar de ser un castigo?

En cuanto pensé en esto, me di cuenta de que me había preocupado inútilmente hasta ahora. Ya fuera un niño travieso y alborotador, o tranquilo y de pocas palabras, amaría a mi hijo. ¿De qué servía tener miedo a estas alturas?

"Creo que estaría bien tener gemelos."

Murmuré sin pensarlo.

Heinley, que estaba sacando el retrato del marco, preguntó sorprendido,

"¿Qué?"

"Un niño que se parezca a ti y otro que se parezca a mí. Creo que sería lindo tener gemelos así. ¿O cada uno con un poco de los dos?"

"Reina..."

"Y dame el retrato. Ni siquiera pienses en destruirlo."

En cuanto levanté la mano, Heinley me lo entregó hoscamente como en sus días de niño.

Sostuve con fuerza entre mis brazos el retrato de Heinley y sonreí triunfalmente.

***

"¿Lo has escuchado? Lo del bebé..."

"Sí, escuché que Su Majestad la Emperatriz y Su Majestad el Emperador están tomando una medicina que ayuda a la concepción."

"¿Eh? Es un poco diferente de lo que he oído. Tenía entendido que se estaban sometiendo a un tratamiento de fertilidad."

"¿Es eso cierto?"

"Puede que lo de la medicina también sea cierto. Lo escuché del primo del médico del palacio."

"Entonces, ¿la Emperatriz es infértil como se rumorea?"

"Shh."

''No, si ese es el caso, ¿no es realmente un punto delicado? Su predecesor tenía un hermano menor sano durante su reinado, así que estaba bien, ¡pero Su Majestad Heinley ni siquiera tiene un hermano menor!"

***

Parece que las semillas que Heinley y yo sembramos estaban brotando poco a poco. Mientras mis damas de compañía me contaban los rumores que circulaban, bebía un té que no dañaría al bebé.

Se trataba de un té traído directamente por el médico de palacio, y la supuesta medicina de la que se hablaba en los rumores.

La razón por la que se rumoreaba que se trataba de una medicina para la fertilidad o para ayudar a la concepción era probablemente porque había pedido al médico del palacio que lo trajera envuelto de esa manera.

Heinley y yo fingimos que nos habían recetado en secreto una medicina desconocida, y cambiábamos de tema cuando alguien intentaba hablar del sucesor.

Debido a esto, aparte de los crecientes rumores, nadie a mi alrededor había sacado el tema del bebé o del sucesor recientemente. No sólo los que me apoyaban, sino también los que quedaban del bando de Christa.

Afortunadamente, todo iba según lo previsto. Sin embargo...

"Es extraño."