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miércoles, 19 de mayo de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 68

Capítulo 68. ¡Odio A Los Lagartos!


"¿Todos huyeron tan rápido?"

Las personas aterrorizadas habían desaparecido sin dejar rastro. Sólo había una puerta abierta en donde solían estar, que se agitaba con el viento. Fue en ese momento.

¡Shwwk!

Una intensa luz carmesí se precipitó hacia el cuerpo del dragón acompañada del sonido de algo que se abría paso a través del viento, y en el momento en que chocó contra la bestia...  "¡Gaargh!"

Se produjo una estruendosa explosión que hizo retroceder a Girgantia. El dragón extendió sus alas y clavó sus garras ante el repentino ataque para intentar frenarse. Por otra parte, Richard que estaba bajo las patas de Girgantia, salió rodando a un rincón de la sala de audiencia.

"¡Cómo te atreves, como un humano!" El dragón rugió.

"Demasiado tarde para quejarse". Estian volvió a blandir su espada contra el dragón que lo miraba. El aura de espada era un poder que incluso los caballeros comandantes tenían dificultades de utilizar, pero se materializaba con suma facilidad cada vez que Estian movía su espada. Se produjo el sonido de otro golpe, Girgantia fue empujado hacia atrás y terminó estrellándose con la pared.

El suelo y el techo comenzaron a resquebrajarse con un crujido audible. En primer lugar, la edificación había estado temblando desde el momento en que aquel enorme dragón se posó en el suelo. Estian frunció el ceño hacia Girgantia cuando éste volvió a levantar la cabeza entre los fragmentos que cayeron del techo.

'¿Cómo voy a acabar con eso?' reflexionó el Emperador.

Nunca se había encontrado con un enemigo semejante. Estian había escuchado que los dragones eran inmunes a la magia. Se desconocía si la fuerza física resultaba eficaz contra la criatura de la antigüedad. Estián se miró la mano que empuñaba su espada y vio lo que parecía ser un humo rojo que circulando a su alrededor. "Maldita sea."

Sabía lo que estaba pasando. La Sangre de Eugendiph, que se vio obligado a ingerir hace tanto tiempo, había percibido una crisis y trataba de salir. Su aparición no se debía al miedo, sino simplemente a la alegría de encontrarse con un enemigo digno de destrozar. Estian giró la cabeza hacia la puerta por la que habían salido todos los demás. Había confiado Cecile a Kane y le había ordenado que se la llevara rápidamente, junto con las demás personas también.

'Siendo ese el caso...'

Ya que no había nadie que lo viera... ¿No estaría bien usar el poder dentro de la Sangre de Eugendiph? Pero mientras Estián se encerraba brevemente en sus pensamientos, algo que se movía llamó su atención.

"¡Vete!"

Había pensado que todos habían huido, pero una persona permanecía en la esquina, temblando. Se trataba de una cara conocida. Tania, la dama de compañía elegida por Cecile, temblaba en el rincón mientras miraba al dragón.

'Maldita sea. ¿Por qué se ha quedado atrás cuando los demás han corrido por sus vidas?'

A juzgar por sus temblores, parecía que ella ni siquiera podía moverse por el pánico. En realidad, a Estian no le importaba lo más mínimo si alguien más vivía o moría, pero... 'Estoy seguro de que Cecile se entristecerá si esa mujer muere'. Cecile se llevaba bien con Tania, diciendo que había encontrado una amiga con una afición en común.

'¿O simplemente la ignoro?'

Cuando recordó en cómo Tania había comido fruta de la mano de Cecile, no sintió muchas ganas de salvarla, pero sacudió la cabeza un momento después. Aunque a Estian no le agradaba la mujer, no podía permitir que alguien que le agradaba a Cecile muriera. Podía imaginar cuánto lloraría Cecile con la muerte de Tania. Había llorado todo el día porque él había tirado una joya, así que seguramente lloraría durante un mes si ella muriera. Estian no soportaría eso.

Girgantia abrió sus fauces viendo a Estian distraído. Chispas de llamas comenzaron a surgir en el interior de la boca dragón. El dragón pensaba liberar el aliento de dragón, la especialidad de su especie. Sin embargo, hasta ahí llegó.

¡Pum!

De repente, alguien se subió a una de las alas de Girgantia y le cerró la boca de una patada mientras intentaba exhalar fuego.

"¡Egh-peh-peh!"

Gracias a eso, el dragón tuvo que cerrar la boca emitiendo sonidos bochornosos.

"¡Kane!" gritó Estian. Era Kane quien había pateado al dragón. "¡Por qué has vuelto!"

El caballero comandante había regresado preocupado por Estian cuando debería haberse quedado quieto y proteger a Cecile después de llevársela.

"Me he mordido la lengua". Girgantia escupió saliva ensangrentada, luego enroscó su cola alrededor de la pierna de Kane y lo arrojó hacia un lado, haciéndolo chocar contra el suelo. Ahora que se había encargado del estorbo, el dragón volvió a centrar su atención en Estian. 

Esperaba que él hubiera huido, pero vio que se había dirigido a la mujer humana del rincón. El gran cuerpo de la bestia se movió con premura y el suelo se hundía con cada pesado paso que daba. Pero justo cuando Estian estaba a punto de ponerse delante de Tania porque Girgantia se acercaba furiosamente, Tania gritó por detrás de él, "¡Ahhhhh! Aléjate!" Como si eso hiciera que el dragón se detuviera.

En el instante en que Estian contemplaba si debía arrojarla por la ventana hacia el foso, Tania volvió a gritar. "¡Odio a los lagartos más que a las cucarachas!"

Y entonces... ella pasó corriendo por un lado de Estian para golpear con sus puños al dragón.