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martes, 13 de abril de 2021

Padre, No Quiero Casarme - Capítulo 29

Capítulo 29. Viviendo Juntos En Secreto

***

Acto 3. ¿Por qué lo hice?

Miré fijamente al discípulo de mi padre. '¿Por qué es tan desagradecido?' Le había dado un lugar para dormir y le había despertado a tiempo, pero seguía hablándome de forma descortés. Me recordaba a alguien de mi vida anterior que nunca se había sincerado conmigo, a pesar de que yo le había tratado muy bien.

'En serio, por qué es tan perverso... Transmite una sensación familiar...' Rememoré por un momento al ser similar de mi vida pasada, y luego recordé lo que me había estado molestando. 'Eso no es importante ahora. Tengo que preguntarle por qué vuelve a hablarme de forma descortés'. 

"¿Qué estás mirando?", preguntó agresivamente.

De repente olvidé lo que iba a decir y me eché a reír. 

"¿Por qué te ríes?" El hombre estaba disgustado, pero no pude contenerme. La forma en que se comportaba era muy parecida a alguien que conocía de mi vida pasada. 

Me fulminó con la mirada. "No te rías", dijo ferozmente.

Me sentí mal por reírme de él, pero no podía controlarme. 'Como pensaba, se parece al agresivo gatito negro que veía a menudo cerca de mi casa'. 

El hombre frunció el ceño, pareciendo no estar contento con mi cara sonriente. "Deja de reírte", me ordenó. 
 
Me costó controlarme, sobre todo porque no estaba en una situación apremiante. Entonces escuché la voz de Merilyn al otro lado de la puerta. "¿Se ha despertado, Dama Floyen?"

Inmediatamente me dejé de reír y fruncí el ceño. 'Debería mantener la calma', pensé para mis adentros. Primero tenía que hacer algo con el hombre que tenía encima. 

"Oye, ¿Puedes moverte?" le pregunté. Max frunció el ceño ante su petición, pero se levantó.

"Tienes que ayudarme a levantarme", dije. Le extendí mis manos, pero me miró con desprecio y se dio la vuelta, sin dejarme otra opción que levantarme por mi cuenta. Fruncí el ceño y me quité el polvo de la ropa.

'En serio, ¿Qué le pasa?' Parecía que este hombre testarudo no escucharía mi plan.

'Supongo que no se puede evitar'. Imprudentemente agarré su mano. 

"¿Qué estás haciendo?" No se movió cuando intenté arrastrarlo. No tuve más remedio que engañarlo. 

"Ven aquí. Tengo algo que enseñarte", mentí. 

Frunció el ceño pero no opuso resistencia cuando lo arrastré a mi vestidor, que estaba conectado a mi dormitorio. 'Debería estar seguro aquí'. 

"Si no quieres que haya malentendidos, quédate aquí y no hagas ruido", dije mientras abría la puerta de mi armario.

"¿Malentendidos?" 

"Ya sabes, algo como que pasamos la noche juntos. Bueno, lo hicimos, pero de una forma diferente."

"¿Una forma diferente?", preguntó con curiosidad. 

Me sorprendió tener que explicarle esto, pero intenté hacerlo de forma refinada. "Como la forma en que los animales se aparean. "

"¿Qué? ¡Qué clase de...!", gritó en cuanto terminé de hablar. 

Rápidamente cubrí su boca con mis manos. '¡Cómo puede alzar la voz cuando Merilyn podría escuchar! No puedo creer que sea tan descuidado'. Cuando parecía que se había calmado, retiré las manos. 

"No quieres que alguien piense eso, ¿Verdad? Genial. Yo tampoco."

Su apuesto rostro se retorció ante mis serias palabras. 'Bien, ahora me está escuchando'.

Sonreí. "Sólo te pido que cooperes puesto que te has quedado en mi habitación."

El hombre me miró fijamente y luego asintió lentamente. Me sentí algo desanimada ahora que el hombre rebelde se había convertido de repente en alguien obediente. 

"Qué bien te ves ahora que me haces caso", murmuré inconscientemente.

Vi que él volvía a fruncir el ceño. "Tú..." Intentó decir algo, pero me apresuré a cerrar la puerta del armario antes de que pudiera terminar. 

"¿Está todo bien, Dama Floyen? ¿Por qué está cerrada la puerta?" Al escuchar nuevamente la voz de Merilyn, me dirigí rápidamente hacia la puerta de mi habitación y la abrí. 

'Podría haberme metido en un gran problema si no lo hubiera hecho'. Suspiré aliviada y abrí la puerta. Merilyn me miró desconcertada. 

"¿Ha pasado algo? Nunca habías cerrado la puerta con llave...", ella preguntó con expresión preocupada.
 
"Oh, um..." Me apresuré a inventar una excusa. "Tenía miedo de que alguien entrara a robar."

"¿Eh?" preguntó Merilyn con sorpresa, y luego sonrió. "¡Dama, no existe una persona en el mundo que intente entrar en la mansión del Duque Floyen! Si la hay, debe estar loca. Se sabe que ni los asesinos ni los ladrones se atreven a acercarse a la mansión."

Suspiré. Seguramente no lo haría ningún asesino, tampoco un ladrón, pero un loco estaba en mi armario ahora mismo. 'Merilyn nunca pensó en esa posibilidad'.

No podía hablarle del intruso que se escondía en mi armario, así que me apresuré a añadir, "Nunca podemos estar demasiado seguros, sobre todo porque papá no está aquí."

La expresión de Merilyn se volvió más rígida al escuchar mis palabras, como si de repente se diera cuenta del peligro en el que estabamos. Agarró mis manos con las suyas. "DamaFloyen", dijo con una expresión sombría. "El señor volverá a casa sano y salvo. "

"Sí, lo sé", respondí. Aunque no entendía por qué lo decía de repente, estaba de acuerdo con ella. Después de todo, ¿Cómo volverían los demás a casa sanos y salvos si el espadachín más fuerte del imperio no podía hacerlo? 

Merilyn siguió mirándome con una expresión de preocupación. "Hace un día maravilloso, Dama. ¿Qué le parece si damos un paseo?", preguntó. 

Una vez más, no entendí por qué lo sugería. Si fuera cualquier otro día, habría aceptado con alegría, pero no podía por el hombre que se escondía en mi armario. 'No tengo más remedio que mentirle', decidí.