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jueves, 18 de febrero de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 16

Capítulo 16. Afrodisíaco


'Pero no me equivoco'.

Seguro que había gente de ese tipo en el mundo. No, seguro que había montones de ellas. Sólo que resultaba difícil encontrarlas porque las candidatas a Emperatriz solían elegirse entre Princesas que tenían una vida confortable. Si buscaran aspirantes a Emperatriz entre las mujeres que estaban un poco más desesperadas, podrían encontrar la mejor opción. ¿Quién sabe si realmente hay muchas Princesas como ella, nacidas fuera del matrimonio?

Puede que haya algunas que pensaran que en lugar de vivir con la preocupación perpetua de ser vendidas a dios sabe quién, sería mejor recurrir al mayor poder del continente. Mientras Cecile estaba encerrada en sus pensamientos, la mirada de Estian había cambiado. Reanudó su interrogatorio. "¿No parece que tengas esos deseos?"

"Sí, quería vivir una vida tranquila y larga."

"...Ya veo". Su respuesta instantánea hizo que Estian guardara silencio por un momento, y luego preguntó: "¿Qué piensas de mí?"

"Eres el mayor tirano de esta época. Después de todo, formaste ríos de sangre y construiste montañas de cadáveres."

"...No, ese tipo de cosas no."

"¿Entonces qué? Si puedo preguntar..."

"Sólo quiero tu primera impresión de mí. Lo que quiero preguntar es... Digamos que no me conoces como Emperador. ¿Cómo me considerarías como un posible esposo?"

Cecile tuvo la sensación de que Estian había tartamudeado un poco, pero su boca siguió respondiendo sin siquiera darle tiempo a reflexionar sobre ello. "Espléndido. Tu rostro es llamativo por sí mismo, pero tu cuerpo es mortífero. Tu piel no es demasiado blanca, ni está quemada por el trabajo, es el tono de bronceado ideal. Además, cuando te vi lanzando dagas hace un rato, me di cuenta de que tienes más fuerza que cualquier protagonista masculino de los que siempre he leído en los libros. Se supone que a las personas le faltan músculos si tienen una cara bonita o si tienen músculos tendrán una cara patética... ¡Pero quién hubiera soñado que tuvieras ambas cosas! Una cara maravillosa y un cuerpo maravilloso. Te doy 10.000 puntos sobre 10. Y añado otros 1.000 puntos por tener una buena voz. Si no fueras el Emperador, te juro que te habría atraído a mi lado y te habría dado una vida de confort, aunque tuviera que trabajar veintidós horas al día. Incluso en este mismo momento, si no estuviera en esta situación, me hubiera gustado tumbarte a mi lado y contemplarte durante horas. Ah, por supuesto, y sin la camisa."

'Maldito suero de la verdad... maldita boca. ¿No hay alguna manera de salir por la ventana?' Se preguntó. Sentía que encontraría más tranquilidad flotando junto a los cadáveres de afuera.

La boca de Estian se curvó en una sonrisa mientras Cecile sufría por sus propias palabras. 

"¿Pe, pero por qué preguntas algo así...?"

La sonrisa de Estian se hizo más pronunciada. "Creo que... tenemos que hablar un poco más."

Abrió la botella que estaba al lado de la que había bebido Cecile y vertió su contenido en una copa, diciendo, "Bebe. Este es el antídoto".

"¡Deberías habérmelo dado desde el principio!" Cecile se quejó y bebió apresuradamente de la copa que Estian le llevó a la boca. No podía permitir que su boca hiciera más locuras de las que ya había hecho. En poco tiempo, se sintió igual que cuando había bebido el suero de la verdad por primera vez. La fuerza abandonó su cuerpo y se balanceó en su silla.

'Debería comenzar a controlar mi boca'.

Cecile intentó desesperadamente levantar su cuerpo desplomado. En cualquier caso, estaba ante el Emperador. Al menos debía permanecer sentada... "¿Eh?"

Sus ojos se agrandaron cuando fue levantada repentinamente. De repente se encontraba en la misma situación que antes, como cuando el Emperador la cargó en sus brazos antes de la boda.

"¿Querías hablar...?"

"Lo haremos". La voz de Estian hizo cosquillas en los oídos de Cecile. "Después de que atienda algunos asuntos pendientes."

'¿Asuntos pendientes? ¿Qué asuntos?'