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miércoles, 17 de febrero de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 14

Capítulo 14. Algo Va Mal


Sabía que era demasiado tarde para arrepentirse, pero aún no estaba muerta; sentía la necesidad de al menos intentar salir con vida. Cecile permanecía quieta con la cabeza en el suelo, con diversos pensamientos en su mente, cuando escuchó una voz desagradable desde arriba.

"Qué visión tan desagradable."

"Le ruego que me perdone. ¿Debo bajarme un poco más?" Dicho esto, Cecile pegó sus extremidades al suelo. Como su vestido se había destrozado un poco sin que ella se diera cuenta, parte de su pecho descubierto rozaba el suelo y sus muslos estaban expuestos, pero en ese momento a ella no le importaban esas cosas.

"Lo que quiero decir es..."

Ella escuchó un suspiro. El sonido incitó a Cecile a reflexionar sobre cómo podría tumbarse aún más. ¿Debería pegar la cara a la alfombra? El Emperador se puso en pie tras suspirar profundamente. La sujetó por la cintura con sus robustos brazos, levantándola con facilidad.

"¡Uah!" exclamó Cecile y se puso tensa, su mente recordó el destino de aquellos cadáveres arrojados por la ventana. ¿La arrojaría viva por la ventana? Pero al contrario de lo que Cecile imaginaba, el Emperador sentó cuidadosamente a Cecile en la silla que tenía enfrente. '¿No es esto como la vez que me cargó antes de la boda?'

Antes de que pudiera cuestionar las acciones del Emperador, éste recogió la sábana del suelo y envolvió a Cecile con ella.

"Mucho mejor". El Emperador murmuró satisfecho viendo a Cecile envuelta como una oruga. '¿Tan mal me veo?' se preguntó ella. 'Entonces, ¿Por qué ha dejado mi cara al descubierto?' Aunque envolvió el resto como si no quisiera verlo.

"Por fin estamos listos para conversar. El estado en el que te encontrabas hace un momento... parecía poco apto para la conversación."

"Cuando dices conversación..."

"Por supuesto, una conversación en la que yo pregunto y tú respondes".

'¿No es eso lo que normalmente se llamaba interrogatorio?' Cecile apartó el pensamiento mientras asentía fervientemente. Tenía que obedecer por el momento.

***

Estian miraba a Cecile, que estaba envuelta como un capullo.  No pudo evitar preguntarse si esta persona aterrorizada que tenía delante era la misma mujer que había hecho peticiones muy atrevidas antes de la boda. Estian observó sus ojos que se movían de un lado a otro con aparente nerviosismo, pero entonces notó la hinchazón en la frente de Cecile.

'Qué débil es'.

A juzgar por la coloración roja de la hinchazón, resultaba evidente que a la mañana siguiente tendría un feo moretón con un abultamiento. Sintió un repentino malestar al pensar en ello y murmuró, " Después de todo, debería haberles cortado la cabeza antes de lanzarlos."

Cecile emitió un grito ahogado al escuchar su murmullo. Estian la vio acurrucarse con aprensión dentro de las sábanas.

'Eso parece doloroso'.

Hacía un rato, había masajeado deliberadamente los hombros y el cuello de Cecile para engañar a los asesinos. Sintió la rigidez de sus músculos, probablemente debido a la tensión, por lo que Estian se centró a propósito en esas zonas. El resultado fueron los gemidos que había previsto.

Cecile no se había dado cuenta en ese momento, pero en el momento en que gimió, el cuerpo de Estian se estremeció ligeramente. Le invadió una sensación indescriptible. ¿Era por la suavidad de la piel bajo sus ásperas manos? Además, Cecile había sido preparada por los asistentes para la primera noche de la boda, sus sentidos captaban una sutil fragancia de su cabello cada vez que Cecile se retorcía de dolor.

'Nunca me había gustado el perfume, y sin embargo...'

Estian siempre había sentido rechazo por los perfumes. Después de todo, esas cosas adormecían la nariz. Como alguien que necesitaba estar constantemente en guardia contra su entorno, eran cosas que debía evitar absolutamente. En ese momento, Estian movió un poco más las manos. De tanto cortar y matar en su vida, había adquirido conocimientos sobre la ubicación de los músculos. Estian utilizó sus conocimientos, presionando los puntos en los que más le dolería a Cecile. Los gemidos estallaron una vez más.

En aquel momento, pudo percibir un movimiento oculto más allá de la pared de la habitación. Estaba seguro de que los sonidos de la respiración pesada y los gemidos les habían hecho creer que ambos se estaban entregando a la noche. Había estado esperando a que hicieran un movimiento, pero no le pareció en absoluto bienvenido.

'¿Si no fuera por esos tontos, ahora mismo yo...'

Pensando hasta ese punto, Estian se sorprendió a sí mismo. ¿Si no hubiera habido asesinos? ¿Qué pasaría entonces? En aquel momento, miró a Cecile, que jadeaba bajo él. Los gemidos salían de sus labios mientras su cuerpo se retorcía y se enroscaba. Su ropa estaba desordenada y su respiración era intensa. Las lágrimas colgaban de las esquinas de sus ojos ligeramente enrojecidos.

Su cabello rubio se extendía por la cama, brillando en la oscuridad de la habitación, y sus ojos verdes parecían cristales bajo la luz de la lámpara. Estian no pudo apartar los ojos de ella mientras pensaba en quién era aquella mujer.

Era la mujer que había venido de un país lejano para casarse con él. Su esposa. Y, según el compromiso oficiado por el pontífice, la mujer que sería para siempre su compañera de vida. En el momento en que sus pensamientos llegaron a este punto, por primera vez en mucho tiempo, sintió que la sangre se le subía a la cara. 'Algo va mal', pensó.